El éxito de los programas de actividad física en educación física (EF) depende en gran medida de la motivación experimentada por los estudiantes, la cual puede ser modificada en cierta medida por los docentes y su forma de impartir contenidos (Aelterman, Vanteenkiste, Van den Berghe, De Meyer y Haerens, 2014; Hein, 2015). En este sentido, la motivación tiene un papel fundamental en la adolescencia en las clases de EF ya que puede contribuir a la práctica de actividad física (AF) fuera del contexto escolar, tal y como establece el modelo transcontextual de la motivación (Hagger y Chatzisarantis, 2016). Por ello, el clima de aula generado por el docente a través de una determinada metodología puede tener una gran relevancia respecto a la existencia de experiencias positivas durante las clases de EF y, por tanto, sobre la motivación de los estudiantes, pudiendo llevar a determinadas consecuencias tanto a nivel cognitivo, como afectivo y conductual.
Una de las principales teorías que trata el funcionamiento motivacional es la Teoría de la Autodeterminación (TAD) (Deci y Ryan, 1985), la cual explica la motivación como el grado en el que las personas realizan sus acciones de una forma voluntaria, por propia elección, pudiendo ser categorizada desde la regulación controlada a la autónoma. Paralelamente, los estilos interpersonales del docente que participan en las regulaciones motivacionales de los estudiantes pueden conceptualizarse como apoyo a la autonomía (Reeve, 2016), transmitiendo un clima, tarea que aumenta la motivación intrínseca del alumnado, y controlador, definido por ofrecer incentivos extrínsecos y transmitir un clima ego. Ambos estilos, más que dos extremos de un continuo, constituirían dos dimensiones separadas (Bartholomew et al., 2018; Bartholomew, Ntoumanis y Thorgensen-Ntoumani, 2010; Jang, Kim y Reeve, 2016). Estas investigaciones se apoyan en la idea de que la ausencia de apoyo a la autonomía no tiene por qué estar relacionada con la existencia de un estilo controlador, pudiendo darse también prácticas de carácter neutro que no interferirían en el funcionamiento volitivo de los estudiantes ni frustrarían sus necesidades psicológicas básicas.
De esta forma, la investigación que se ha venido apoyando en un modelo dual señala que el apoyo a la autonomía se asocia con el funcionamiento positivo de los estudiantes. Por ejemplo, una mayor percepción de autonomía en la práctica favorecería la motivación intrínseca por la satisfacción que supone la experimentación del sentido propio de voluntariedad (Ryan y Deci, 2017). Además, desde la TAD, se asume que existen tres necesidades psicológicas básicas para el desarrollo y mantenimiento de la salud psicológica y el bienestar personal (Ryan y Deci, 2017): competencia (necesidad de sentirse capaz de realizar acciones con la seguridad de que el resultado sea aquel que se espera o desea), autonomía (necesidad de ser capaz de elegir aquella decisión que parezca más apropiada sin presiones externas), y relación con los demás (necesidad de sentir que se puede contar con la colaboración y aceptación de las personas consideradas importantes). En la medida en que estas necesidades psicológicas sean satisfechas por el estilo motivacional del docente, se desarrollarán formas de motivación más o menos autodeterminadas (Cheon, Reeve y Song, 2016) que estarían asociadas a resultados adaptativos a nivel educativo como el compromiso, el aprendizaje y el bienestar (Vansteenkiste et al., 2012). Por ejemplo, la diversión, referida al grado de bienestar experimentado por los estudiantes en las clases se presenta como relevante en la investigación en el ámbito de la EF, demostrando ser un excelente predictor sobre la participación en actividades físico-deportivas (Jang et al., 2016). En esta misma línea generada por el interés de avanzar en la comprensión de las variables que participan en la optimización de resultados positivos para el estudiante, respecto a la práctica de actividad físico-deportiva, la medida de las actitudes que presenta el estudiante a través de la importancia que le concede a la EF resulta de especial relevancia. Así pues, a partir de uno de los estándares de aprendizaje en la materia de EF durante la etapa de la secundaria, se recomienda: "Analizar la importancia de la práctica habitual de actividad física para la mejora de la propia condición física, relacionando el efecto de esta práctica con la mejora de la calidad de vida" (RD 1105/2014). Numerosos estudios avalan la existencia de una relación positiva entre la motivación intrínseca y la importancia dada a la EF (e. g., Moreno-Murcia, Zomeño, Marín, Ruiz y Cervelló, 2013). Como resultado, parece que los estudiantes con una motivación más autodeterminada realizan más actividad física y manifiestan actitudes más positivas hacia la práctica de actividades físico-deportivas. Así, la predisposición hacia la AF se presenta como una consecuencia contextual que puede incrementar la probabilidad de que los jóvenes se adhieran a la práctica de AF adoptando estilos de vida saludables (Abós, Sebil, Julián, Abarca-Sos y García-González, 2016). En este sentido, el papel del docente de EF se sitúa como fundamental por su influencia sobre la motivación de sus estudiantes (Haerens, Aelterman, Vansteenkiste y Soenens, 2015).
No obstante, ante la inexistencia en los trabajos previos de un modelo que integre la participación de estas variables de manera conjunta sobre la actividad físico-deportiva de los estudiantes, el objetivo de este estudio fue el de comprobar el poder de predicción del apoyo de autonomía del docente sobre la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas, la motivación autodeterminada, la diversión, la importancia concedida a la EF, la intención de ser físicamente activo y la tasa de AF habitual. Se espera que el apoyo a la autonomía del docente prediga positivamente la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas y, a partir de aquí, la predicción positiva del índice de autodeterminación, la diversión, la importancia concedida a la educación física, la intención de ser físicamente activo y, por último, la conducta de AF habitual.
Método
Participantes
La muestra estuvo compuesta por 718 estudiantes de los cuales 346 eran chicos y 372 chicas, de entre 13 y 19 años (M = 15,76, DT = 1,20) de tercero y cuarto de educación secundaria obligatoria y primero y segundo curso de bachillerato, pertenecientes a siete centros educativos españoles de carácter público.
Medidas
Apoyo a la autonomía. El apoyo a la autonomía por parte del profesorado de EF se midió a través del The Learning Climate Questionnaire (LCQ) (Ntoumanis, 2005) en su versión corta de 5 ítems (e. g. "Me transmite confianza para hacer las cosas bien en la asignatura"), validado al contexto español (Núñez, León, Grijalvo y Martín-Albo, 2012). La frase previa de esta escala es "Mi docente de educación física..." y las respuestas son recogidas en una escala tipo Likert de 1 (totalmente en desacuerdo) a 7 (totalmente de acuerdo). Se obtuvo un valor del alfa de Cronbach de ,95.
Necesidades psicológicas básicas. Se empleó la Psychological Need Satisfaction in Exercise Scale (PNSE) de Wilson, Rogers, Rodgers y Wild (2006) validada en el contexto español por Moreno-Murcia, Marzo, Martínez-Galindo y Conte (2011) y que mide la satisfacción de las tres necesidades psicológicas básicas en clases de EF. Consta de 18 ítems englobados en tres factores de seis ítems cada uno: competencia (e. g. "Yo creo que puedo completar los ejercicios que son un reto personal"), autonomía (e. g. "Siento que puedo hacer ejercicios a mi manera") y relación con los demás (e. g. "Creo que me llevo bien con los que me relaciono cuando hacemos ejercicios juntos"). Hemos adaptado la frase introductoria al contexto de nuestra investigación "En las clases de educación física.". Se utilizó una escala tipo Likert de (1) a (5). La fiabilidad de cada una de las variables de la escala fue de ,92 para la competencia; ,83 para autonomía, y ,73 para relación con los demás.
Regulación de conducta en el deporte. Se utilizó el Behavioral Regulation in Sport Questionnaire (BRSQ) de Lonsdale, Hodge y Rose (2008), validado en el contexto español por Moreno-Murcia et al. (2011), y por Viladrich, Torregrosa y Cruz (2011). Esta escala, que mide los diferentes tipos de motivación en el deporte, está compuesta por un total de 36 ítems agrupados en nueve dimensiones: motivación intrínseca general (e. g. "Porque lo disfruto"), hacia el conocimiento (e. g. "Por el placer que me da el conocer más acerca de este deporte"), hacia la estimulación (e. g. "Porque me encantan los estímulos intensos que puedo sentir mientras practico este deporte"), hacia la consecución (e. g. "Porque disfruto cuando intento alcanzar metas a largo plazo"), regulación integrada (e. g. "Porque es parte de lo que soy"), identificada (e. g. "Porque los beneficios del deporte son importantes para mí"), introyectada (e. g. "Porque me sentiría avergonzado si lo abandono"), externa (e. g. "Porque si no lo hago otros no estarían contentos conmigo") y desmotivación (e. g. "Sin embargo, no sé por qué lo hago"). El encabezamiento de los ítems es "Cuando realizo alguna actividad físico-deportiva lo realizo.". Las respuestas se puntúan mediante una escala tipo Likert que oscila entre 1 (muy falso) y 7 (muy verdadero). La consistencia interna de cada dimensión fue de ,88, ,91, ,89, ,86, ,91, ,79, ,77, ,81 y ,76, respectivamente. Para un mejor análisis de las relaciones causales, calculamos el Índice de Autodeterminación (IAD) de la motivación tal como es propuesto por Vallerand (2007) con la ecuación, sin incluir la motivación intrínseca general: (((MI conocimiento + MI logro + MI estimulación)/3) x 3) + (ME integrada x 2) + ME identificada -((ME introyectada + (ME externa x 2) - (Desmotivación x 3))).
Diversión. Se empleó el Cuestionario de satisfacción intrínseca en el deporte (SSI) de Duda y Nicholls (1992) en su versión en castellano (Balaguer, Atienza, Castillo, Moreno y Duda, 1997; Castillo, Balaguer y Duda, 2002). Se utilizó la dimensión diversión que consta de cinco ítems (e. g. "Normalmente me lo paso bien haciendo deporte"). Las respuestas se recogen en una escala tipo Likert de cinco puntos que oscila desde muy en desacuerdo (1) a muy de acuerdo (5). El valor de la consistencia interna obtenida en este estudio fue de ,90.
Importancia de la educación física. Se midió la variable importancia y utilidad concedida por el estudiante a la EF (Moreno, González-Cutre y Ruiz, 2009) compuesto por 3 ítems (e. g. "Considero importante recibir clases de educación física") que respondían en una escala tipo Likert con un rango de puntuación que oscilaba desde 1 (totalmente en desacuerdo) a 4 (totalmente de acuerdo). La consistencia interna fue de, 78.
Intención de práctica física. Se utilizó la Medida de la intencionalidad para ser físicamente activo (MIFA), que es la versión adaptada y traducida al español por Moreno y Llamas (2007) de la Intention to be Physically Active Scale (Hein, Müür y Koka, 2004). Está compuesta de cinco ítems para medir la intención de la persona de ser físicamente activa (e. g. "Después de terminar el instituto, me gustaría mantenerme físicamente activo/a"). Los ítems van precedidos de la frase "Respecto a tu intención de practicar alguna actividad físico-deportiva...". Las respuestas corresponden a una escala tipo Likert que oscila de 1 (totalmente en desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). El análisis de la consistencia interna reveló un alfa de Cronbach de ,82.
Actividad física habitual. Se utilizó la versión al español (Sarria et al., 1987) del Cuestionario de actividad física habitual de Baecke, Burema y Frijters (1982) para medir el nivel de práctica de AF habitual de los practicantes. El ejercicio físico en el tiempo libre se evaluó mediante cuatro preguntas. La primera se refería al tipo de deporte o deportes realizados, la frecuencia semanal y los meses en los que se desarrollaba. El resultado de esta primera pregunta se calculó con la siguiente fórmula: modalidad 1 (intensidad x tiempo x proporción) + modalidad 2 (intensidad x tiempo x proporción). Los diferentes coeficientes fueron destinados a calcular esta fórmula, dependiendo del deporte realizado, las horas semanales y los meses en los que se realizaba (Florindo y Latorre, 2003). Las otras tres preguntas evaluaron el nivel de ejercicio físico en el tiempo libre (e. g. "Durante el tiempo libre realizo deportes o ejercicios físicos") utilizando una escala que fue de 1 (nunca) a 5 (con mucha frecuencia). Para calcular la puntuación del PEL se reconvierte la puntuación de la primera pregunta en valores del 1 al 5 y se calcula la media de las cuatro preguntas. Para calcular la puntuación del LLA se calcula la media de las otras 4 preguntas que valoran el nivel de actividades físicas de ocio y locomoción (e. g. "Durante el tiempo de ocio camino") por medio de una escala Likert del 1 (nunca) al 5 (con mucha frecuencia). La consistencia interna del instrumento ha sido de ,92.
Procedimiento
En primer lugar, el estudio contó con la autorización del comité de ética de la institución del investigador principal. Además, se obtuvo autorización para realizar la investigación por parte de los órganos de dirección de los centros educativos y los estudiantes así como sus padres/tutores fueron informados del propósito del estudio y de sus derechos como participantes en él, a partir de la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2008), firmando estos últimos el consentimiento informado proporcionado al tratarse de menores de edad. Los cuestionarios fueron realizados en la hora correspondiente a la clase de EF, tras previo acuerdo con el profesor de dicha asignatura y sin la presencia de él. Cada participante tuvo 20-30 minutos para completar los cuestionarios. La participación fue voluntaria y se preservó el anonimato de las participantes.
Análisis de datos
Se calcularon los estadísticos descriptivos de todas las variables objeto de estudio (medias y desviaciones típicas), se analizó la consistencia interna de cada factor mediante el coeficiente de alfa de Cronbach, los análisis factoriales confirmatorios de los instrumentos utilizados y se analizaron las correlaciones bivariadas de todas las variables. Posteriormente, se realizó un análisis mediante el modelo de regresión estructural. Los datos fueron analizados mediante el paquete estadístico SPSS 25.0 y AMOS 25.0.
Resultados
Propiedades psicométricas de los instrumentos
Para el análisis confirmatorio de las distintas medidas utilizadas se ha mantenido la estructura original de los instrumentos. Respecto al apoyo a la autonomía, se realizó un análisis factorial confirmatorio (AFC), cuyos índices de ajuste fueron adecuados (Hu y Bentler, 1999; Χ2 (5, 718) = 139,24, p < ,01; Χ2/d. f. = 27,85; CFI = ,96; NFI = ,97; TLI = ,93; RMSR = ,02). Para las necesidades psicológicas básicas el AFC también obtuvo índices de ajuste adecuados: Χ2 (127, 718) = 463,08, p < ,01; Χ2/d. f. = 3,65; CFI = ,95; NFI = ,93; TLI = ,93; IFI= ,95; RMSR = ,05. Para la regulación de la conducta en el deporte: Χ2 (548, 718) = 1941,60, p < ,01; Χ2/d. f. = 3,54; CFI = ,92; NFI = ,90; TLI = ,91; IFI = ,92; RMSR = ,06.
Respecto a la diversión, los índices de ajuste fueron excelentes: Χ2 (5, 718) = 17,87, p < ,01; Χ2/d. f. = 3,56; CFI = ,99; NFI = ,99; TLI = ,98; RMSR = ,01. Para la importancia concedida a la EF los resultados del AFC fueron asimismo excelentes: Χ2 (3, 718) = ,05, p = ,67; Χ2/d. f. = 0,45; CFI = ,99; NFI = ,99; TLI = ,99; RMSR = ,00. Y para la intención de práctica física se obtuvieron también buenos índices de ajuste en el AFC: Χ2 (5, 718) = 22,92, p < ,01; Χ2/d. f. = 4,58; CFI = ,99; NFI = ,98; TLI = ,97; IFI = ,98; RMSR = ,03.
Análisis descriptivo y de correlación de todas las variables
El apoyo a la autonomía por parte del docente de EF obtuvo una puntuación media de 4,27 sobre una escala de 7 puntos. La satisfacción de las necesidades psicológicas básicas obtuvo una media de 4,10. La media de la motivación fue de 17,28, a través del índice de autodeterminación. Indicar que el rango observado fue entre 3,50 y 25,54, mientras que el rango potencial estuvo entre 2 y 41. La media de la diversión fue de 4,09 sobre una escala de 5 puntos. Las medias obtenidas respecto a la importancia concedida a la EF, la intención de práctica y la tasa de AF fueron de 2,85, 3,83 y 12,67, respectivamente. Como se puede observar en el análisis de correlación, podemos destacar que existe una correlación positiva y significativa entre todas las variables (Safrit y Wood, 1995) (tabla 1).
Análisis del modelo de regresión estructural
Este análisis consistió en testar el modelo de ecuaciones estructurales (figura 1), donde el apoyo a la autonomía aparece como variable exógena y el resto de variables que componían el modelo actuaban como variables endógenas. El modelo fue reducido para mantener unos grados de libertad razonables. Así los ítems que componían cada una de las diferentes dimensiones fueron divididos homogéneamente en dos grupos, exceptuando las necesidades psicológicas básicas, puesto que las medidas observadas fueron las tres dimensiones. La tasa de actividad física fue una medida observada directamente. De esta manera, el modelo señala el apoyo a la autonomía concedido por parte del docente de EF en sus clases como variable predictora de la satisfacción de las tres necesidades psicológicas básicas, estas de la motivación autodeterminada, la cual actuaba a su vez como predictora de la diversión, que seguidamente predecía la importancia concedida a la EF, la cual se establecía como variable predictora de la intención de ser físicamente activo, que, en último lugar, aparece como variable predictora de la tasa de AF habitual. Se empleó el método de estimación de máxima verosimilitud y la matriz de covarianza entre los ítems como entrada para el análisis de datos. Los resultados del modelo hipotetizado fueron aceptables: Χ2 (53, N = 718) = 1231.41, p = ,00; Χ2/d. f. = 4,98; CFI = ,91; NFI = ,90; TLI = ,90; RMSEA = ,06. Todas las relaciones fueron significativas.
Discusión
El objetivo de este estudio consistió en comprobar la capacidad de predicción del apoyo a la autonomía del docente de EF durante sus clases, las necesidades psicológicas básicas y la motivación autodeterminada sobre la diversión, la importancia y utilidad concedida por el estudiante a la EF y la AF habitual. Trabajos previos (Cheon et al., 2016) han comprobado que el apoyo a la autonomía percibido en el docente predecía positivamente la satisfacción de las necesidades de competencia, autonomía y relación con los demás, la cual a su vez predecía positivamente la motivación autodeterminada. Además, la motivación autodeterminada predecía positivamente el esfuerzo y la persistencia del alumnado en clase (Perlman, 2015; Standage, Duda y Ntoumanis, 2006). Como novedad, en el presente estudio se incluyen en un único modelo las variables intención y conducta hacia la práctica de actividad física.
Los resultados muestran evidencia que apoya el modelo teórico propuesto inicialmente, señalando que la percepción de apoyo a la autonomía ofrecido por el docente predice de forma positiva la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas. Estos resultados están en la misma línea que los encontrados en numerosos estudios (Cheon, Reeve, Yu y Jang, 2014; Reeve, 2016), destacando con ello el importante papel que adquiere la figura del docente a la hora de fomentar un contexto de aprendizaje caracterizado por plantear tareas y actividades con las directrices adecuadas de forma que se facilite en los estudiantes una adecuada satisfacción de sus necesidades de autonomía, competencia y relaciones sociales. Así pues, en la medida en que los docentes desarrollen estrategias motivacionales para provocar estos condicionantes, se facilitará que los estudiantes se sientan más autónomos, con una mejor percepción de habilidad, y además, con un mejor sentimiento de afiliación al grupo, lo que determinará finalmente una motivación más autodeterminada entre los estudiantes, desarrollando las actividades por motivos inherentes a la propia actividad y generando consecuentes relacionados con el bienestar, tales como la diversión, el placer o la satisfacción personal (Deci y Ryan, 2000).
Teniendo en cuenta la relación positiva del apoyo a la autonomía con la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas de los estudiantes, las relaciones encontradas entre estas últimas y la motivación autodeterminada también se ajusta a los postulados de la TAD (Moreno-Murcia, Belando, Huéscar, y Torres, 2017), apoyando los numerosos estudios que explican cómo los docentes que nutren las necesidades psicológicas de sus estudiantes fomentan así la regulación de la motivación autónoma (e. g. Ryan y Deci, 2017). Además, tal como mostraron estudios previos, la motivación más autodeterminada se relaciona con las consecuencias de carácter más positivo, como la diversión experimentada durante las clases (Méndez-Giménez, Fernández-Río y Cecchini, 2013; Vallerand, 2007). Este hallazgo corrobora los beneficios de fomentar el apoyo a la autonomía en EF para generar diversión y disfrute en el alumnado y disminuir el aburrimiento (Barkoukis y Hagger, 2013; Reeve y Cheon, 2016). Efectivamente, cuando el docente como modelo social adopta una actitud abierta y receptiva a través de un estilo de apoyo a la autonomía, le resulta más fácil empatizar con sus estudiantes y nutrir sus intereses y preferencias (Aelterman et al., 2018). De esta forma, la existencia de un ambiente de expansión y disfrute en las clases de EF puede ser una variable importante para acercarnos a la meta de que los adolescentes sigan practicando deporte fuera del horario escolar. Por tanto, los docentes que fomenten un clima de apoyo a la autonomía (Lochbaum, y Jean-Noel, 2016), podrían llegar a alcanzar una motivación más autodeterminada en sus estudiantes (Méndez-Giménez et al., 2013).
Como indicaban Deci y Ryan (2000) y coincidiendo con los resultados de nuestro estudio, los estudiantes con mayor motivación intrínseca se relacionan con otras consecuencias positivas como la importancia concedida a la EF, la intención de ser físicamente activo en el futuro y, lógicamente, con mayores índices de práctica físico-deportiva (Ryan y Deci, 2017). En este sentido, pueden encontrarse evidencias de que los estudiantes que creen que la EF merece la pena, tienen más posibilidades de continuar realizando la práctica de AF fuera del aula (Green, 2014), ya que las experiencias positivas en las clases de EF representan un aspecto fundamental respecto al compromiso de los estudiantes con hábitos de vida saludables y activos (Peiró-Velert, Pérez-Gimeno, y Valencia-Peris, 2012).
Respecto a la puesta en práctica de estrategias que apoyan el apoyo a la autonomía, Reeve (2016) sugiere: utilizar un lenguaje informal, flexible y no controlador, permitir la crítica y fomentar el pensamiento independiente, razonar con los estudiantes el respeto y valor de los sentimientos, pensamientos y comportamientos de los demás, estar abierto a modificar las exigencias impuestas y las actividades y estructuras poco interesantes, adoptar una actitud de escucha "empática", fomentar los recursos motivacionales intrínsecos del estudiante ("quiero hacer esto"), proporcionando retos y opciones, teniendo en cuenta sus preferencias e intereses y estimulando la curiosidad, ayudar a los estudiantes a comprender la contribución del trabajo escolar para el logro de sus metas personales, plantear actividades interesantes y relevantes, dar tiempo a los estudiantes para trabajar de forma independiente y a su propia manera y permitirles tomar la iniciativa en las actividades de aprendizaje.
Como conclusión, este estudio señala a partir del modelo teórico testado la importancia del estilo interactivo de apoyo a la autonomía docente y su contribución en la generación de un clima motivacional con consecuentes positivos que vienen siendo apoyados por la literatura actual (Cheon, Reeve, Lee y Lee, 2018; Jang et al., 2016).
Respecto a las limitaciones del estudio, cabe destacar que la metodología utilizada ha sido de tipo correlacional, factor que no implicaría necesariamente la existencia de una relación causa-efecto entre variables. El modelo de regresión estructural sugerido es el que mejor ajuste presentó, pero debido al problema de modelos equivalentes que presenta la técnica de ecuaciones estructurales (Hershberger, 2006) se asume que el modelo planteado no sería más que uno de los posibles. Por lo que son necesarios más estudios en esta línea que contrasten los resultados obtenidos y sigan aportando datos que ayuden en la comprensión de las variables implicadas. Además, se recomienda ampliar el modelo propuesto con otros elementos del clima motivacional como la estructura y el apoyo a la relación (e. g. Aelterman et al., 2014), así como con otras medidas relacionadas con la frustración de las necesidades psicológicas básicas y la práctica de estilos motivacionales docentes de carácter controlador (e. g. Bartholomew et al., 2018).