SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.39 issue92Word and Silence. Anthropological Categories to Enravel the Phenomenom of Revelation and Faith author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Cuestiones Teológicas

Print version ISSN 0120-131X

Cuest. teol. vol.39 no.92 Bogotá July/Dec. 2012

 

EL GIRO TEOLÓGICO

The theological turn


No es fácil hablar de Dios. ¿Cómo hacerlo sin transgredir? Pero, ¿cómo no hacerlo? Definitivamente el acontecer cristiano precisa aprender a convivir con el oxímoron: ver el invisible, hablar del inefable. Es una tarea de escalofrío.

No obstante el ser humano está destinado a experimentar esta paradoja, incluso por propia iniciativa divina: Dios se somete al abajamiento. Asume ser Palabra, incluso vaciado en palabra humana; se deja pensar, incluso asumiendo el riesgo de ser encerrado en conceptos; se deja soñar, aún a riesgo de convertirse en ilusión infantil o "pasión inútil". Dios es así. Tan decible en categorías humanas, tan distinto de todo lo humano.

Este número de Cuestiones teológicas asume este riesgo: el intento por decir a Dios y decir el mundo desde Dios. Esto implica afrontar cuestiones fundamentales: ¿cómo hablar de Dios? ¿Qué lenguaje emplear?

La filosofía ha sido bastante sugerente al respecto. Los más recientes fenomenólogos franceses han dado qué pensar. Su lectura de la Revelación cristiana desde la fenomenología ha permitido incursionar en nuevos horizontes que, desde un renovado lenguaje, permiten repensar a Dios. Se les conoce como los pensadores del "giro teológico". Occidente ya habituado a la palabra "giro", desde Copérnico y Kant hasta Heidegger y los filósofos del análisis lógico, sabe bien que esta palabra encierra el sentido de una revolución, y en este caso, efectivamente lo es. Desde Heidegger y su crítica a la ontología occidental se han venido tejiendo nuevas posibilidades de acceso a Dios. El lenguaje tradicional de la teología, sin demeritar el esfuerzo por hacer comprensible y creíble el hecho revelado, necesita ser actualizado ante nuevos hechos que reclaman nuevas interpretaciones, pues el acontecer de Dios que supera lo humano pide ser siempre releído.

Bellamente se ha pensado que parte de esta renovación consiste en volver a las fuentes, priorizando relecturas de los textos sagrados y focalizando el estudio en una comprensión exegética y hermenéutica de los textos vétero y neotestamentarios. Seguidamente se le ha dado campo a la relectura de los antiguos místicos, que bien desde la filosofía como Plotino o desde la teología como Dionisio, hacen asible lo divino sin por ello agotarlo. Junto a ellos se lee con especial auge a Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Meister Eckhart. Todos ellos revelan que las experiencias místicas permiten convivir con el misterio sin herirlo.

Además de este retorno a las fuentes aparece también una renovada valoración de los lenguajes mito-poéticos. Poesía, metáfora, alegoría, oxímoron, parábola, mito son expresiones siempre profundas en las cuales pueden hallar morada las experiencias significativas de la vida. Estos lenguajes revelan ocultando y, en esa medida, son sumamente valiosos cuando de hablar de Dios se trata. Por eso hoy toman fuerza las lecturas de Ricoeur, Lévinas, Derrida, Pareyson, Panikkar, Henry, Chretien, Marion y muchos otros, quienes precisan cómo estos lenguajes abren a la trascendencia y reflejan con sentido las experiencias límite del hombre.

Crece así, pues, la comprensión de que si la vía de acceso a Dios es un lenguaje que diga sin decir, se sigue entonces que entre palabra y silencio se cuece la Revelación de Dios. Tal constatación implica también una manera de creer y, por ende, un modo particular de hacer teología. Con motivo de la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales del presente año, el Papa Benedicto XVI pronuncia este sugestivo mensaje: "Si Dios habla al hombre también en el silencio, el hombre igualmente descubre en el silencio la posibilidad de hablar con Dios y de Dios. Al hablar de la grandeza de Dios, nuestro lenguaje resulta siempre inadecuado y así se abre el espacio para la contemplación silenciosa... Palabra y silencio. Aprender a comunicar quiere decir aprender a escuchar, a contemplar, además de hablar".

Reflexiones de tal calibre evidencian tiempos de giro. Algo nuevo está llegando. Si es el camino adecuado o no es una cuestión que permanece abierta. Este número de Cuestiones teológicas aspira justamente a contribuir a tal discusión. Al fin y al cabo, la decisión última de si decir o callar, en qué lenguaje decir o qué decir de Dios, es asunto que se resuelve en otra categoría que supera en mucho cualquier reflexión: la experiencia. Será la experiencia de Dios la que determine, en última instancia, cómo comunicar dicho acaecimiento. Será ella la que elija en justeza palabra o silencio. En palabras de Álvaro Mutis:

    Pienso a veces que ha llegado la hora de callar,
    pero el silencio sería entonces
    un premio desmedido,
    una gracia inefable
    que no creo haber ganado todavía.
    Pbro. Dr. Edward A. Posada Gómez