Introducción
Desde 1999 se han documentado y analizado algunos de los problemas de las ciencias sociales en Bolivia relacionados con la formación y la investigación, a partir de esto se ha sugerido la hipótesis de que estas disciplinas no han logrado instituirse como tradiciones y que son altamente dependientes de la dinámica política del Estado. A lo anterior, se suma que la universidad y las carreras de sociología han sido incapaces de generar programas propios de formación e investigación científica. Mientras tanto, las tendencias internacionales en ciencias sociales circulan aceleradamente y provocan abordajes teóricos inconclusos en el desarrollo de estas disciplinas. Estas tendencias coadyuvan a la emergencia de nuevos temas, que conducen a la fragmentación disciplinaria o especializaciones que paradójicamente hoy se acompañan de discursos interdisciplinarios y transdisciplinarios.
En este contexto, el presente artículo se concentra en describir y discutir la emergencia de la sociología en Bolivia, asumiendo como punto de partida la asignatura ofertada desde principios del siglo XX en la carrera de derecho de la Universidad San Francisco Xavier (USFX), hasta llegar a la creación en 1940 del primer Instituto de Sociología Boliviana (Isbo). El Instituto se propuso institucionalizar la sociología, pero su evolución fue muy compleja y tomó más de setenta años concretar la creación de la Carrera de Sociología, que se dio en el 2006. De ahí surge el interés por abordar el sentido de la institucionalización como un hecho político interno a la universidad en el que intervienen diversos actores, factores sociales y económicos, y el entorno de la sociedad como elemento constitutivo de la universidad y la sociología como disciplina.
Contextualización institucional de las carreras de sociología y elementos de análisis
Emergencia de las carreras de sociología
Con el propósito de contextualizar la evolución del Isbo, a continuación se resaltan algunos aspectos de las distintas carreras de sociología en Bolivia, que permiten comprender el desarrollo de las instituciones y disciplinas, así como situar el tema respecto al desarrollo de otros centros e institutos de sociología en América Latina en la década de 1940 (Blanco, 2005; Blanco y Jackson, 2015); como el caso de Brasil que contó con el aporte de Florestán Fernández y el de Argentina con el de Gino Germani (Maioli, 2011; Reyna, 2004; Blois, 2015), que coinciden con la evolución del Isbo, pero no con la creación de las carreras de sociología en Bolivia.
Mientras que la creación de los primeros institutos de sociología en América Latina se dio en la década de 1940, en Bolivia la primera carrera fue creada en 1967, varios años después de la revolución nacional de 1952 y de la reforma educativa de 1955, en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, como una sección de la Facultad de Derecho (Paz, 2017, p. 34). Al año siguiente se creó en esta misma institución la revista Temas Sociales, que pública actualmente su número 44. La evolución de esta revista desde su momento fundacional refleja la interacción entre la universidad y la dinámica política nacional, y dentro de ella la posición de la Carrera de Sociología, este proceso es descrito por Paz (2017).
El desarrollo del programa de sociología estuvo sujeto a limitaciones en cuanto a profesores por su formación-inicial que, en general, eran abogados o periodistas con tradiciones intelectuales ensayísticas o políticas1, los objetivos cambiaban según las tendencias político-nacionales y carecían de una definición clara del perfil del sociólogo, lo que afectó también los planes de estudio. Finalmente se creó el Instituto de Investigaciones Sociales (IDIS) en 1987, como una instancia de desarrollo para la investigación.
La segunda carrera de sociología fue creada en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS) de Cochabamba en 1976, como resultado de una iniciativa de estudiantes y docentes de las diferentes asignaturas de ciencias sociales de la universidad, cuyo plan de estudios se basó en el de la Carrera de la UMSA. Este programa nació como un Departamento de Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Sociales, que se convirtió en pregrado oficialmente en 1979. Ese mismo año se creó el Centro de Investigaciones Sociales (Ciso) como una unidad dependiente de la nueva carrera (Ascarrunz, Komadina, Calisaya y Zegada, 2014, pp. 4-5); sus inicios coincidieron con el fin de los años de dictadura del General Banzer y un proceso democrático inestable de fines de los años setenta.
Ya en el periodo neoliberal de la década de 1990, se fundó la tercera carrera de sociología en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) de Santa Cruz, el 13 de agosto de 1992. Santa Cruz es la región oriental más próspera del país que tiene diversas particularidades: una población mayoritaria de inmigrantes extranjeros e interregionales, una economía con crecimiento constante y superior respecto a los otros departamentos, tiene el índice más elevado de población alfabetizada y una demanda estudiantil creciente para las universidades públicas y privadas. Esta universidad pública cuenta con cien mil estudiantes, aproximadamente. El Programa de Sociología funciona desde 1992 como parte de la Facultad de Humanidades, ofrece una formación de cuatro años -a diferencia de las otras carreras que se realizan en cinco años-, y un enfoque académico que enfatiza en el carácter aplicado de la sociología; además, cuenta con un instituto de investigación perteneciente a la Facultad, creado en el 2002.
Casi diez años después, en la confluencia entre el crecimiento demográfico2 de la ciudad de El Alto (departamento de La Paz) y la crisis política de los gobiernos neoliberales de principios de los años dos mil, se creó la Universidad Pública de El Alto (UPEA) en 2003 y su carrera de sociología en 2004. Esta universidad fue inicialmente una unidad académica técnica de la UMSA de La Paz, pero la demanda de los jóvenes por la educación superior dio lugar a la creación de la universidad y de las carreras de ciencias sociales, fruto de las luchas estudiantiles en alianza con las organizaciones sociales que apoyaron a los jóvenes. La UPEA cuenta con el Instituto de Investigaciones Zarate Villca y dos revistas: Yati amauta y Qhananchawi (en lengua aymara).
En la USFX de la ciudad de Sucre, la creación de la carrera de sociología parece haberse gestado en un acuerdo común entre las autoridades del Isbo, de la Carrera de Derecho y otras personalidades, en 2005, pero el Isbo no fue el principal promotor de esta creación. La Comisión Académica de la universidad dio finalmente por aprobado su funcionamiento como parte de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, en abril del 2006. Desde entonces esta Carrera funciona en un edificio que comparte con el Isbo, la Hemeroteca y el Centro Documental Juana Azurduy (USFX, 2016).
Actualmente, la Carrera cuenta con 34 profesores, de los cuales ocho son sociólogos y el resto proviene de distintas disciplinas como derecho, historia, economía, trabajo social, idiomas, pedagogía, agronomía, entre otras. Entre estos docentes, solo seis son titulares, lo que genera dificultades en la gestión y desarrollo académico de los 721 estudiantes registrados en el 2018 (USFX, 2018).
Institución e institucionalización
Lo que antecede refleja la institucionalización de la sociología en sus dimensiones formal y legal. Corresponde al nivel empírico-descriptivo, pero no cubre la dimensión de las creencias y conductas instituidas por los grupos sociales, no connota la institución en su sentido global ni la institucionalización como el proceso de asimilación de normas, discursos y prácticas que logran repetirse y regularse en las carreras y las universidades (Durkheim, 2012). Lo que interesa aquí es ver cómo esta idea general de institución e institucionalización se manifiesta en el campo educativo, que involucra conocimientos, formación de personas -o sujetos- y decisiones políticas, según los contextos históricos que configuran estructuras particulares de acción, producto de las relaciones sociales, económicas y políticas entre el Estado y la sociedad civil. En otras palabras, se sugiere analizar la institución dentro del campo social y educativo, como lo propuso Bourdieu (1980, 1987) y la evolución histórica como genealogía (Foucault, 2004) en la que se instalan e identifican ciertos paradigmas (Kuhn, 1991) o tradiciones (Laudan, 1985), con el fin de ofrecer un marco de interpretación de la emergencia y evolución del Isbo: un instituto universitario de documentación con proyección de ser un centro académico de formación, que enfrentó muchas dificultades en su trayecto.
Para discutir este problema se retoman brevemente los aportes de Durkheim (2007, 2012) sobre el estudio de las instituciones, en los que se resalta que las universidades no solo tenían una tarea científica sino que también eran instituciones educativas, es decir, espacios de vida moral, de valores, y debían contribuir a la formación de la conciencia nacional a partir del cultivo de una conciencia colectiva en la sociedad (Álvarez-Uría, 2007, p. 91). Estos elementos destacan las creencias y códigos implícitos que guían las prácticas institucionales y complementan los criterios formales de análisis, señalados previamente, y constituyen las bases del enfoque institucional funcionalista en la sociología de la educación y en las universidades, pero es insuficiente para el análisis institucional cuando se incluye la dimensión conflictiva de la universidad pública, ya que estas acogen grupos sociales diversos en pugna.
Ahora bien, abordar los factores conflictivos en la institución, esto es, en la universidad, requiere tomar en cuenta otros aportes, entre los clásicos, de Marx y Weber (Álvarez-Uría, 2007) o como ya se mencionó, de autores recientes como Bourdieu, Foucault o Young. Siguiendo a Foucault (2004) y a Young (1971), interesa retomar la institución académica desde el punto de vista genealógico que incluya los saberes y conocimientos, es decir, la universidad como un espacio y un proceso que compromete el encuentro de la formación de personas (los sujetos), políticas de conocimientos y estructuras político-institucionales. En este sentido, se recogen los aportes del neoinstitucionalismo en sociología que enfocan las organizaciones en su estructura, sus bases culturales y simbólicas, como habitus, y las relaciones de poder que les son constitutivas (Powell y DiMaggio, 1999).
Tradiciones en el ámbito científico
Las tradiciones envuelven a las instituciones como espectros mentales, discursivos y prácticos, cuyos movimientos son lentos y variables. Así planteada la idea, la universidad presupone su dependencia a un pasado que se hace vigente en rutinas o habitus y en su entorno societal. En Bolivia, la USFX es la universidad más antigua, fundada en la Colonia (1624) y anclada en una ciudad colonial, capital de la república, situada en el centro-sur del país, que con el correr del tiempo ha perdido su hegemonía, pero que mantiene una concepción peculiar de lo político-institucional, la ciencia y los científicos profesionales.
En general, existen tendencias políticas, culturales e históricas de la sociedad que trascienden las perspectivas curriculares, por ende, están más allá de la universidad, en la historia social-estructural. Así, por ejemplo, es posible sostener la hipótesis de que en Bolivia, desde fines del siglo xix hasta la revolución de 1952, el debate educativo y del país estuvo centrado en los indígenas y en los temas de la raza, la nación y el territorio3, los cuales no tuvieron una influencia significativa del marxismo. En cambio, es más notoria su presencia desde los años cuarenta, durante el periodo de la posguerra del Chaco en Bolivia, cuando los movimientos obreros y los partidos políticos asumieron claramente discursos y acciones ligados a la "izquierda", tendencia que también incidió en diversas políticas sociales y educativas, entre ellas la creación del Isbo promovida por José Antonio Arze, un intelectual y político destacado de la primera mitad del siglo xx. En este contexto, el paradigma discursivo ya no tenía por centro lo indígena sino las clases sociales, la lucha de clases y la revolución social. En cuanto a lo educativo y curricular, Goodson (1991) vincula las tradiciones con los conflictos sociales siguiendo el análisis de Hobsbawn.
Se entiende por tradición inventada un conjunto de prácticas, normalmente gobernadas por normas aceptadas abierta o tácitamente, de naturaleza ritual o simbólica que intentan divulgar ciertos valores y normas de comportamiento por medio de la repetición, lo que automáticamente implica continuidad con el pasado. De hecho, en la medida de lo posible, normalmente intentan establecer una continuidad con un pasado histórico adecuado. (Hobsbawn y Ranger, 2015, p. 8)
Goodson (1991) concreta la idea de tradición en sus estudios históricos de los currículos, clasificándola en tres niveles: la historia individual, la historia grupal o colectiva de profesiones o comunidades según materias y disciplinas, y la historia de relaciones entre grupos sociales (p. 17). En este sentido, el análisis microinstitucional no debe descuidar el contexto estructural de las instituciones universitarias4.
En cuanto a las ciencias específicamente, Laudan sugiere que las:
"tradiciones de investigación" están constituidas por un grupo de teorías específicas, un cierto compromiso metafísico y metodológico, además de haber recorrido un número diferente pero detallado de formulaciones en una larga historia en un periodo significativo. Las tradiciones de investigación dan pauta para el desarrollo de teorías específicas basándose en concepciones ontológicas del mundo y utilizando métodos de investigación dentro de la propia tradición. (Laudan, 1985, p. 81)
Estas dos citas ofrecen criterios útiles para el análisis del proceso de institucionalización de la Carrera de Sociología a partir del Instituto, como una disciplina científica con supuestos ontológicos, construcción de teorías, metodologías, etc., y también con modos de comportamiento de los científicos, esto es, el ethos de la actividad científica, según Merton (1980, pp. 64-78). Obviamente, este artículo no pretende cubrir todos estos elementos, que requieren otros métodos de estudio, pero en cuanto sea posible tratará de mostrar los aspectos internos y externos, sus dimensiones simbólicas y materiales, niveles micro y macro, así como sus posibles tensiones de resistencia (Bourdieu, 2001).
Notas metodológicas
Para responder al enfoque genealógico e institucional se recurre a los aportes de la sociología y la historia, a la documentación primaria y secundaria de información que permite construir ciertos elementos de argumentación acerca de la institucionalización como un proceso complejo y conflictivo que va más allá de la dimensión formal y jurídica. Basados en datos primarios y secundarios se identificaron ciertos periodos marcados por hitos que no son eventos simples, sino, más bien, momentos con desfases y solapamientos entre periodos como resultado de los desajustes en los ritmos evolutivos según niveles: nacional-estructural, intermedio y micro-institucional. Así, los cambios que se dan a nivel nacional no coinciden necesariamente con las políticas locales ni universitarias.
Estos datos sirven para identificar las tensiones y decisiones institucionales que muestran repeticiones, como, por ejemplo, las solicitudes-reclamos o las constancias del déficit financiero, signos de una situación particular dentro de una tendencia o tradición universitaria. Con todo, lo que se busca es ofrecer información para tener "razones suficientes" de creer en la propuesta, la evolución y el destino del Isbo, y sus vínculos con la Carrera de Sociología de la USFX. En ese mismo sentido, los avances y estancamientos del Instituto no se explican únicamente por los factores internos ni coyunturales sino por otros, externos y estructurales, de la universidad, razón por la que se ha tratado de visibilizar el contexto histórico, más allá de las universidades. En esta tarea se utilizaron principalmente datos secundarios.
De manera puntual, el análisis se basó en:
Revisión de documentos, archivos y correspondencias.
Consulta de la revista de la universidad y la Revista del Isbo.
Entrevistas a informantes claves del Isbo y de la Carrera de Sociología actual.
Observaciones informales, casi diarias, del centro de documentación del Isbo, edificio compartido con la Carrera de Sociología (donde trabajan los autores de este artículo).
Estudio de "caso" en su función confirmatoria.
Análisis que busca construir ciertos núcleos temáticos más significativos y recurrentes, esto es, que tengan un peso hermenéutico y un sustento de evidencia (datos).
Cabe precisar que investigaciones mediante estudio de casos son numerosas y no están exentas de críticas (Ragin y Becker, 2008; Schriewer y Kaelble, 2010). En este artículo el análisis del caso del Isbo no cumple la función exploratoria, al menos, no por completo, sino que más bien forma parte de un proceso de sustentación de una hipótesis cuyas ideas se discuten en la parte conceptual y las conclusiones. Precisamente, se trata de una herramienta conceptual que, examinada sistemáticamente en sus cualidades internas y vínculos empíricos externos, puede tener una capacidad comparativa y ser sustento de una teoría.
Evolución del Isbo
Contexto y antecedentes
Durante la década de 1930 Bolivia vivió diversos fenómenos al mismo tiempo: la Guerra del Chaco ante Paraguay entre 1932-1935; las reformas en la educación a favor de los indígenas de manera casi experimental, como la escuela indigenal de Warisata, con repercusión internacional (Pérez, 1992); la formación de maestros rurales y la conquista de los derechos sociales y laborales, con la aprobación de la Ley General del Trabajo en 1939 y 1942. En el plano político, el periodo de la posguerra estuvo signado por la inestabilidad de gobiernos militares y la emergencia de nuevos actores (partidos políticos y Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia) y nuevos discursos políticos que enfatizaron en las clases sociales y la revolución social y nacional. En las elecciones nacionales de 1940 José Antonio Arze (fundador del Isbo) se presentó como candidato de los partidos de izquierda y fundó el Partido de Izquierda Revolucionaria (PIR) (Klein, 1996, pp. 219-220). Los resultados fueron favorables para los republicanos-conservadores que expresaban casi los últimos alientos del viejo sistema.
En el plano universitario, durante las décadas de 1930 y 1940, Bolivia sintió el impacto de los movimientos sociales, políticos y juveniles de la reforma universitaria de Córdoba, Argentina, en 1918 (OEI, 2017, 2018)5, puesto que después de diversas movilizaciones y las convenciones de 1928-1929, liderados por Arze (1989), la autonomía universitaria se concretó en el referéndum de 1931 y fue incluida en la Constitución en 1938, en los siguientes términos:
Las universidades públicas son autónomas e iguales enjerarquía. La autonomía consiste en la libre administración de sus recursos, el nombramiento de sus rectores, personal docente y administrativo, la facción de sus estatutos y planes de estudio, la aprobación de sus presupuestos anuales, la aceptación de legados y donaciones, la celebración de contratos y obligaciones para realizar sus fines y sostener y perfeccionar sus institutos y facultades. Podrán negociar empréstitos con garantía de sus bienes y recursos, previa aprobación legislativa. (Trigo, 2002, p. 499)
La autonomía universitaria es un tema aparte que sobrepasa los objetivos de este artículo. Sin embargo, se puede decir que fue un hecho político cuyo discurso reivindicó la tierra para los campesinos y la nacionalización de las minas y, en lo estrictamente universitario, fue la liberación respecto a la intervención de los gobiernos de turno y la Iglesia. Desde el análisis institucional propuesto, fue un evento que jurídicamente cierra la universidad colonial y abre otro horizonte que supone nuevos aprendizajes político-institucionales, financieros y académicos. Como las autoridades universitarias expresaban a fines de los años treinta, sus preocupaciones se orientaban hacia la consolidación de la autonomía y, en particular, de la distribución financiera porque las universidades son diversas regional, social y demográficamente. En concreto, las autoridades de la USFX señalaban deficiencias financieras (USFX, 1937, p. 3), pero, pese a ello, pretendían crear diversos centros académicos: escuelas, institutos, carreras y facultades.
Santa Cruz pide autonomizarse añadiendo a su Facultad de Derecho un Instituto de Comercio; Potosí, aumentando a Derecho, un Instituto Tecnológico y Oruro sumando a la Facultad de Minas la de Derecho. Sin negar las justas aspiraciones de cada distrito apresura la conveniencia de confrontar la Unidad Universitaria Boliviana, consultando el medio ambiente [...]. (USFX, 1937, p. 6)
Es decir, la autonomía provocó la creación de nuevos centros académicos en las universidades, lo cual generó a su vez la necesidad de determinar criterios de clasificación y priorización de las áreas de formación. Así, en 1941, cuando el Isbo ya había sido creado, una autoridad escribe:
Dediqué vivo interés, por motivos que bien se comprenden y por razones que en su oportunidad indiqué, a la fundación de una Escuela de Comercio en esta Capital [...]. El Rectorado ha de sostener, y con mejor empeño la Academia de Idiomas, no permitiendo por ningún motivo su desorganización y por el contrario dándole todos los elementos de vitalidad que precise. (USFX, 1941, p. 347)
La cita no hace referencia al Isbo, pero sí a las áreas de Comercio e Idiomas, que a la postre llegarían a ser facultades y carreras. En este contexto, ¿qué rol jugó el fundador del Isbo, José Antonio Arze? La respuesta es que fue más el símbolo de un intelectual y político que un administrador efectivo dentro de la universidad, por las siguientes características (Arze, 1968, 1981):
Hombre político. Fue promotor de movimientos sociales y políticos, fundó el Partido de Izquierda Revolucionario (PIR), fue candidato a la presidencia y exiliado varias veces.
Educador y promotor de proyectos. Fundó el Isbo en la USFX de la ciudad de Sucre en 1940, con una visión latinoamericana de la sociología porque era conocedor del desarrollo de las ciencias sociales en la región, y propuso la creación del Instituto de Sociografía de América Latina (ISAL) y la Universidad Panamericana; dio clases y conferencias en diversas universidades de América Latina; promovió la creación de la Sociedad Boliviana de Sociología y organizó el Primer Congreso de Sociología de Bolivia, entre otras actividades.
Académico y ensayista. En 1941 fundó la Revista del Isbo como un medio de desarrollo de la sociología científica, cuyas características están dadas en uno de sus libros póstumos: Sociología marxista (Arze, 1963 citado en Yapu, 2014). Arze nació en 1904 y como muchos jóvenes, recogió el designio del siglo XX y llevó consigo la lucha por los grandes ideales y el espíritu ensayístico, pero, a su vez se esforzó por contribuir a la teoría marxista basada en un materialismo descriptivo que hace prevalecer la taxonomía y habla con frecuencia de sociografía (del país o del inkario) (Arze, 2012).
En este escenario, el Isbo y la Revista formaban parte de un proyecto intelectual vinculado a las redes universitarias emergentes en la sociología latinoamericana, tal como Blanco (2005) y Blanco y Jackson (2015) describen para aquellas décadas; una sociología con un proyecto regional que debatía sus principales dilemas entre profesionales intelectuales y científicos, entre sociólogos de cátedra y los que defendían la acción o la investigación empírica, los sociólogos que veían la disciplina como instrumento político o como una disciplina científica autónoma. La descripción de Blanco (2005) ilustra un movimiento casi simultáneo de institucionalización de las ciencias sociales y sociología en diversos países de América Latina, entre 1939 y 1950, y señala el aporte de Arze en Bolivia con la creación del Isbo, su revista y la Sociedad Boliviana de Sociología (pp. 27, 30), a la par que se creaban instituciones en Argentina, Colombia, México y Venezuela (pp. 23-25). En este movimiento, la Asociación Latinoamericana de Sociología (Alas), creada en 1951, jugó un papel central como medio de conexión interinstitucional para el desarrollo de la sociología con alcance regional. Otros estudios reflejan también tensiones entre las personalidades de líderes políticos y académicos, la institucionalización de las ciencias sociales en la universidad y los vaivenes del contexto económico, político y social, las cuales se ilustran en casos como el de Gino GermaniJosé Enrique Miguens o Arze (Reyna, 2004, p. 491; Blois, 2015; Aramburu y Giorgi, 2013; Páez, Clavijo, Narváez, Salazar y Urra, 2019).
Momentos significativos del Isbo
Según el primer director accidental, Rafael Gómez, la sociología es una "síntesis filosófica, investigación científica y realización práctica", por esa razón el Instituto se convertiría en un "auténtico núcleo de capacitación política" (Isbo, 1941, p. 3); pues luego de realizar un estudio científico y técnico de la realidad boliviana, estaría en condiciones de proponer soluciones a los problemas que atravesaba el país. En este sentido, el Isbo se fundó con los siguientes objetivos:
1) Efectuar el estudio documentado de la realidad social boliviana, desde sus orígenes hasta el presente; 2) realizar el estudio comparativo de las características sociales de Bolivia con las de otras naciones, y en especial con las vecinas y latinoamericanas; 3) promover con criterio de estricta objetividad científica, la organización de la opinión pública boliviana respecto a lo que Bolivia podría y debería ser [...]; 4) preparar un cuerpo de investigadores especializados en diversos aspectos de la cultura boliviana y en diversos aspectos de la técnica de investigación sociográfica [...]; 5) ligar el estudio teórico de los problemas de la sociología boliviana a los estudios de las diversas facultades e institutos especiales de enseñanza de la Universidad [...] y al esquema de organización práctica de la administración nacional; 6) auspiciar la formación de la Academia de Sociología Boliviana [...]; 7) cultivar los problemas de la sociología como una ciencia teórica y encarar el estudio de la historia de las doctrinas sociológicas, para lo cual entrará en conexión regular con las instituciones sociológicas similares del extranjero [...]. (Isbo, 1941, pp. 179-180)
Infortunadamente, estos objetivos no fueron cumplidos a lo largo de los 78 años de vida. A pesar de que las autoridades entendían que el Instituto provocaría "una profunda renovación cultural en el país", al mismo tiempo reconocían que existían dificultades para su desarrollo (USFX, 1941, p. 346); entre las cuales se podría mencionar una visión institucional y política inestable, prioridades académicas secundarias dadas a la sociología, deficiencias financieras y ausencia de Arze desde los primeros meses y años de haberse creado el Instituto. Sobre este último aspecto, es evidente que, de 1940 a 1955, cuando Arze falleció, su presencia fue mínima porque después de haber redactado el estatuto, el reglamento y el fichero sociográfico, que sería "la representación gráfica y objetiva del Isbo", se ausentó (Isbo, 1941, p. 166) y, desde entonces, la evolución del Instituto ha tenido un trayecto complejo e instable.
Para comenzar, por las ausencias del propio proyectista, la gestión del Instituto comenzó con una sucesión de directores accidentales cuyos cargos y obligaciones en el Isbo se los consideraba casi como una "colaboración universitaria" (Correspondencia, 1942, 13 de enero); lo que permite pensar que no había una garantía salarial. Sin embargo, a pesar de las dificultades financieras, la Universidad apoyaba al Isbo, bajo un discurso bastante abstracto del conocimiento científico ligado a la universidad y universalidad, hecho que permitiría a los directores que tuvieron a su cargo el Instituto, buscar alternativas para conservarlo mediante diversas estrategias institucionales y académicas. Así, en 1943 el Consejo Universitario puso el Isbo bajo la conducción del decano de la Facultad de Derecho, redujo el personal y los gastos a lo mínimo (Correspondencia, 1943, 22 de febrero; 1941, 11 de septiembre). En otra correspondencia el rector Solares afirmaba que el Consejo Universitario resolvió anexar el Instituto a la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, por lo que dejaría de depender directamente de la administración central de la Universidad (Correspondencia USFX, 1942, 6 de febrero). En 1945 se reiteró que por motivos económicos el Isbo debía integrarse a los Seminarios de la Facultad de Derecho, bajo la dirección del catedrático de sociología de la Facultad y contaría con la colaboración de los funcionarios del seminario y los estudiantes de la Facultad (USFX, 1945, p. 327). Al final, casi todos los reportes (García, 1948, pp. 16-25; Isbo, 1953) describían que el trabajo del Isbo se había debilitado por completo y no había cumplido varios de sus objetivos.
parecía virtualmente clausurado al reducir sus tareas a las de mero depósito de fichas de investigación para muy eventual servicio de la cátedra de sociología. Sin personal administrativo ni auxiliar [...] con criterio bibliotecológico, debían acumular, indefinida y universalmente, transcripciones y resúmenes de libros, recortes de prensa, etc., material de encuesta y estadística -tal como una biblioteca corriente acumula y clasifica libros- en espera de que algún investigador eventual de la calle pudiera interesarse por sus datos [...] Pero ocurre que, en nuestras demográficamente pequeñas ciudades, hasta las bibliotecas tienen muy escasos visitantes [.]. (Isbo, 1953, p. 1)
El único hecho positivo registrado fue la publicación de tres números de la Revista del Isbo, fundada en 1941 (USFX, 1942), que para el cuarto número proyectó la participación de los Seminarios de Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho, lo que permitió reactivar el Isbo mediante la incorporación de estudiantes universitarios que elaborarían los ficheros bibliográficos para fortalecer la formación de investigadores. De esta manera, el Isbo se convertiría en un centro de estudios documentados de la realidad boliviana, tal como se propuso desde su fundación (Isbo, 1953, pp. 2-3).
En la década de 1950 Bolivia vivió la revolución nacional que duró hasta el golpe de Estado de 1964. En 1955 se aprobó el nuevo Código de Educación que dejó pendiente la universidad porque su artículo 187 solo establece la creación de un Consejo Nacional Universitario, y en la USFX lo más significativo fue la propuesta de una Escuela Superior de Sociología por Rafael García, director del Instituto, en 1960, aunque el proyecto no prosperó (Isbo, 1992, pp. 6-7).
[...] en el estado actual de tanteos y arreglos de intereses, nuestra Universidad ha formado: a) con los estudios de Sociología, un "Instituto de Sociología Boliviana" (Isbo) en el que se viene trabajando precariamente, sin local adecuado y sin recursos; b) una "Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Políticas" de muy antigua tradición, y, c) una otra Facultad, autónoma, de Ciencias Económicas y Financieras. (Isbo, 1961, p. 261)
Dos décadas después, en la dictadura de García Meza en 1980, la Comisión Nacional de Reordenamiento de la Universidad Boliviana (Conrub), a través de la Subcomisión Regional de la USFX, llegó a proponer la creación de las carreras de Periodismo y Sociología. Esta última se fundamentó con la afirmación según la cual en todo el mundo y en cada profesional era indispensable la formación sociológica y económica, el interés radicaba en el alcance universal de estas disciplinas en el campo de la cultura. Se esperaba que la sociología diera respuesta a los problemas del mundo moderno "desde la perspectiva teórica y práctica". Su diagnóstico criticó la enseñanza de la sociología porque contenía materias retóricas y verbalistas. Por eso esta propuesta enfatizó en que la sociología permitiera responder a los problemas políticos, económicos y sociales a partir de una preparación científica y especializada (USFX, 1980).
En la década de 1990, el ambiente era favorable para la creación de una carrera de sociología con un discurso de especialización y ligado a los posgrados. Así, en 1992 las autoridades expresaban que
la creación de una Carrera de Sociología debe considerarse como una necesidad, para la formación de Sociólogos especializados, cuya participación en el campo de la Investigación Social; y en todo caso, el Instituto de Sociología Boliviana constituiría, una unidad de apoyo académico especializado. (Isbo, 1992, p. 7)
En cambio, la formación posgradual llegaría recién en 2005 con la creación de una Maestría en Sociología como preámbulo a la fundación del pregrado de Sociología en 2006, bajo la coordinación de la Universidad del Oriente de Cuba y con la participación de docentes y autoridades de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales (Correspondencia, 2005).
Actualmente el Isbo es un espacio académico que depende de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales, y cuyo objetivo es el "estudio documentado y sistemático de la realidad social boliviana" (USFX, 2018, p. 30), lo que representa una ínfima parte respecto a sus propósitos iniciales. Físicamente comparte el mismo edificio con la nueva Carrera de Sociología, tiene convenio con ella y los estudiantes asisten a su centro documental. Su actividad principal se reduce al servicio de hemeroteca que para el 2017 indicaba haberse consultado 13.385 veces. Según esta fuente los usuarios son universitarios, estudiantes y profesionales interesados en información documentada o la ejecución de estudios de investigación social (USFX, 2018, p. 30).
El otro componente del Instituto fue la publicación de la Revista del Isbo, cuyo último número data del 2014. En sus 77 años de vigencia llegó hasta el número 13. Las décadas en las que se publicó con mayor frecuencia fueron 1940 (3), 1970 (4), 1950 (2) y 1980 (2). En estas publicaciones los temas abordados recurrentemente eran derecho e historia, seguidos de política, cultura e indígenas. Los artículos relacionados con sociología fueron escasos, así como los de educación, economía, literatura o autonomía universitaria. Los autores son profesores de la USFX, escriben en un estilo ensayístico casi filosófico y no abordan problemas empíricos de su entorno, cualidades que tanto reclamaba su fundador.
Algunas conclusiones
El proceso de institucionalización del Isbo puede ser explicado en tres dimensiones: la concepción de conocimientos, saberes y disciplinas en torno a la sociología; la definición de metas o la posición de los actores, y el conjunto de decisiones y normas que regulan la institución.
La concepción de conocimientos y sus características no es unívoca ni transparente. En el discurso de Arze hay varios tipos de conocimientos: uno abstracto, ligado al materialismo dialéctico, un conocimiento humano universal y, según sus admiradores, habría incluso un conocimiento mítico y utópico; desde una perspectiva política, el Isbo conlleva también el conocimiento como instrumento de transformación de la realidad, un conocimiento práctico; y desde el conocimiento científico, se ha insistido en los conocimientos fijados en las fichas y datos bibliográficos, como conocimientos descriptivos o empíricos. Por otra parte, en torno a la sociología como tipo de conocimiento, el discurso no logró situarla como una disciplina concreta y específica con sus métodos y técnicas, apareció más bien como parte del entendimiento de otras disciplinas y dependiente de ellas. La sociología como una disciplina independiente fue impensable y el perfil del sociólogo estuvo relacionado con el conocimiento en economía, derecho, cultura y política, de modo que la sociología se asumió como una cultura general de otras disciplinas o como una "ciencia madre". Esta idea holista de la sociología como ciencia de la sociedad impidió el avance de la ciencia sociológica en Bolivia entre 1940 y 1960, como sucedió en otros países de América Latina. Si bien Isbo tenía vínculos con Alas, al final quedó aislado. La idea de "especialización" surgió en los años ochenta, pero en la USFX se mantuvo hasta la actualidad la perspectiva holista de la sociología, aunque influenciada por las tendencias internacionales que hablan de una ciencia interdisciplinaria o transdisciplinaria.
En cuanto a los actores o sujetos, se ha sugerido que su posición ha sido contradictoria (sujeto/objeto; proyectistas y ejecutores). Por un lado, ellos generan ideas, utopías, proyectos, como lo hizo Arze, pero una vez ingresados a la institución que les preexiste, son también ellos quienes materializan dichos ideales, en los que las libertades se reducen y ellos responden más a estas condiciones restrictivas. Tampoco es evidente la relación entre los que proyectan y los sujetos-meta. Por ejemplo, cuando Arze habla en los años cuarenta de transformar la realidad, no se sabe exactamente a quiénes o a qué tipo de relaciones se refiere. Ahora bien, ¿qué posición o función cumplen los actores del Isbo en la institucionalización? Uno de los actores es el fundador que, aquí, juega un papel de hecho, pero sobre todo simbólico, porque perdura en la memoria de los miembros de la institución. En efecto, cuando se conversa actualmente con el responsable del Isbo, de inmediato cita el nombre de Arze, aunque se sabe que él estuvo muy poco en el Instituto. La posición de los estudiantes y jóvenes es aún más difícil, porque el Isbo no contempló en sus inicios la idea de involucrarlos en el desarrollo de sus labores. Luego, fue la necesidad de vinculación del Instituto con los Seminarios de Ciencias Sociales de Derecho, la que permitió tomarlos en cuenta, pero ocuparon un lugar marginal. Los estudiantes se involucraron como trabajadores-fichadores, su tarea se medía por la cantidad de fichas y no así por los resultados propios de investigación. El haber descuidado el rol de los estudiantes y jóvenes fue un factor negativo para transitar hacia la formación porque, como sucedió en otras áreas, ellos podían haber impulsado la creación de la carrera o escuela. Finalmente, el rol marginal y técnico dado a los jóvenes se constata en que ninguno de los estudiantes logró publicar algún estudio en la Revista del Isbo, quienes publicaron fueron los profesores y las autoridades institucionales.
La universidad como un sistema de ideas instituido o una tradición, con estructuras y procedimientos regulados, deja pocos márgenes de libertad a los actores. Desde la Colonia, la USFX se caracterizó por la enseñanza del derecho y la teología, lo que marcó su valor institucional. El discurso, los temas y los enfoques de análisis reflejados en las publicaciones de la Revista del Isbo tienen poco que ver con los problemas sociales, culturales o económicos locales de la ciudad de Sucre o del país. Los temas conciernen a la nación y al mundo, muestran que la universidad piensa la ciencia, la cultura, la política o el derecho, de manera abstracta y escolástica. Por otro lado, el Isbo adoptó dos tipos de ideologías: la ideología política, que estuvo en el espíritu y proyecto del fundador, cuya fuente fue el marxismo, y la ideología científica, que separa la realidad y los conceptos para darle prioridad a los datos. Así mismo, cabe señalar el aspecto financiero, al que aluden casi todos los reportes anuales del Isbo, como un problema recurrente en la Universidad. Sin embargo, este hecho, tratado a menudo como un factor técnico, debería ser analizado desde el valor de la producción de conocimientos y la investigación en la Universidad, especialmente dentro de un modelo universitario transmisor de conocimientos: ¿qué valor tenía el conocimiento en 1940 y qué representaba entonces ser investigador? Interrogantes como este son poco estudiados en América Latina y, particularmente, en Bolivia. El hecho de recurrir a archivos, microdiscursos y microdecisiones para la elaboración de este artículo no significa que los niveles estructurales no intervengan en el proyecto. Al contrario, es posible que algunos factores que obstaculizaron la institucionalización del Isbo en su plenitud se relacionen con la dinámica estructural del país, porque en la década de 1940 Bolivia vivió un periodo prerrevolucionario en el que muchos proyectos particulares o reformas ya no eran pertinentes y tuvieron que subsumirse bajo las olas revolucionarias nacionales.
Acerca de la relación del Instituto con la Carrera de Sociología de la USFX y de esta con las de otras universidades. El ejemplo estudiado muestra que no existe una relación de consecuencia directa entre la institución madre y sus posibles vástagos. Es decir, el Isbo y la Carrera de Sociología actual carecen de estos vínculos institucionales, tal como se ha definido e ilustrado en este artículo. Aparecen como dos instituciones independientes que tienen convenios para las prácticas de grado de los estudiantes y sus metas nunca son puestas en común. Además, como se ha sostenido, el Isbo no fue la institución promotora de la creación de la Carrera de Sociología de la USFX, sino más bien esta se benefició del aporte de las autoridades de la Facultad y de otras personalidades externas a la Universidad; aunque el personal del Isbo afirma que se dio un apoyo administrativo y logístico en los primeros años de funcionamiento de la Carrera. Esta relación es aún menor con respecto a las otras carreras de sociología del país, que probablemente ignoran incluso su existencia, pese al intento de alcance nacional con el que nació, pues, según Arze, el Isbo debió haber sido una institución que acoja investigadores de toda Bolivia. De hecho, la creación de las demás carreras ha sido totalmente independiente del Isbo y ha respondido a coyunturas políticas y condiciones específicas del país. Por último, las cinco carreras de sociología mantienen reuniones cada dos años, en las que discuten aspectos normativos generales, pero todas son muy distintas y nunca llegan a profundizar en la estructura interna de cada una de ellas.
A nivel metodológico, el estudio de caso, como el del Isbo, es un instrumento teórico y práctico de comparación, siempre y cuando se establezcan los indicadores válidos por niveles micro, meso y macro institucionales; las dimensiones según los aspectos cognoscitivos, la estructura de actores, sus perspectivas y metas, y la estructura y dinámicas institucionales. Obviamente, estos elementos responden al enfoque teórico propuesto y al abordaje analítico por casos a las tradiciones, con ventajas y desventajas: la ventaja es que, como sugería Kuhn, el investigador puede estudiar en profundidad hasta llegar a determinar y/o refutar las "cuestiones cruciales" del conocimiento y las hipótesis; la desventaja radica en que los casos lleguen a confundirse con tipos ideales como simples constructos mentales sin suficiente asidero histórico.