Introducción
La desnutrición es una condición frecuente en las personas mayores de 65 años. Varios estudios estiman un riesgo mayor a 40% a presentar desnutrición en pacientes mayores hospitalizados 1,2, el cual tiende a aumentar con la edad logrando incluso a duplicarse en la octava década de la vida 3. La desnutrición en pacientes adultos mayores está directamente relacionada con la presencia de síntomas depresivos 4,5, una mayor estancia hospitalaria, mayores complicaciones durante la hospitalización y el aumento significativo de comorbilidades, peor función cognitiva, atrofia cerebral, sarcopenia, alteración funcional y mortalidad 2,4,6,7,9.
Adicionalmente, diversos estudios demuestran que la prevalencia de demencias en la población adulta mayor va en aumento hacia los próximos años, hallazgo de gran importancia debido a que su presencia aumenta considerablemente el riesgo nutricional en dichos pacientes 3.
Uno de los principales determinantes de desnutrición en la población adulta es el aislamiento social que tiende a aumentar hasta 2.5 veces el riesgo de presentar desórdenes alimenticios 1 y está estrechamente relacionado con la presencia de trastornos depresivos 5. Desde el punto de vista de los sistemas de salud, diversos estudios afirman que, al realizar una valoración nutricional adecuada, los costos hospitalarios disminuyen considerablemente, siendo más relevante en la población mayor a 55 años a pesar de su asociación con un mayor número de comorbilidades 11.
El objetivo de este estudio es describir la relación entre el estado nutricional de pacientes mayores hospitalizados y variables como la red de apoyo, la funcionalidad y la presencia de demencia.
Material y métodos
Se llevó a cabo un estudio descriptivo de corte transversal cuantitativo usando los registros de la base de datos de pacientes hospitalizados por el Servicio de Geriatría del Hospital Universitario San Ignacio (HUSI) de Bogotá, D.C. para el periodo comprendido entre el 1°. de enero de 2014 hasta el 30 de abril de 2016.
Se incluyeron un total de 887 pacientes luego de excluir 132 registros de los análisis estadísticos al no contarse con los datos completos necesarios para el análisis de los datos.
La información registrada incluyó variables sociodemográficas como nombre, edad, sexo, fecha de ingreso y egreso de la hospitalización, tiempo de estancia hospitalaria (TEH) y reingreso. Además, variables como estado funcional, estado mental (demencia), redes de apoyo social, presencia de comorbilidades y aparición de síndrome confusional agudo (delirium) durante la hospitalización.
La variable dependiente se usó en el estado nutricional como una variable cualitativa ordinal, evaluado por medio del Mini-Nutritional Assessment ® (MNA)12. Los resultados fueron clasificados en dos grupos para el análisis estadístico: "normal" (24-30 puntos en el MNA) y "desnutrición", que incluía a la población clasificada en las categorías de riesgo de malnutrición y malnutrición según el puntaje del MNA (0-23.5 puntos). Para la valoración del estado funcional se utilizó el resultado de la escala de Barthel 13, medida al ingreso y al egreso. En cuanto al estado mental se consideró el diagnóstico previo de demencia. Las redes de apoyo fueron evaluadas como parte de la valoración geriátrica integral, clasificándose en cuatro categorías: buena red de apoyo, riesgo social, mala red de apoyo y paciente institucionalizado.
Este estudio fue aprobado por el comité de ética e investigación de la Pontificia Universidad Javeriana y el Hospital Universitario San Ignacio.
El análisis estadístico de los datos se realizó por medio del paquete estadístico STATA 12. Para las variables cuantitativas se calcularon promedios y desviaciones estándar. Se utilizó el análisis univariado para explorar los valores extremos y la distribución normal para ajustar y categorizar las variables. Las variables categóricas se expresan como frecuencias y porcentajes, mientras que las medias y las desviaciones estándar se utilizaron para las variables continuas. Se analizó la asociación entre las dependientes y las independientes categóricas, utilizando pruebas de chi-cuadrado para las variables categóricas y t-test para las continuas. Se realizó un modelo de regresión logística multivariada en el cual la variable resultado fue desnutrición y considerando como variables independientes edad, sexo, puntaje de la escala de Barthel, presencia de demencia, red de apoyo social, presencia de delirium, TEH y comorbilidades, las cuales se incluyeron dentro del modelo en orden ascendente según significancia clínica y estadística.
Resultados
La edad promedio fue de 85.43 (±7.02) con una proporción de hombres del 43.07% (n=382), demencia de 71.25% (n=632) y delirium del 55.13% (n=489) y finalmente una mortalidad intrahospitalaria del 10.48% (n=93). Setecientos sesenta y cinco pacientes fueron clasificados como poseedores de una buena red de apoyo, mientras que 72 y 50 tenían una red regular o mala respectivamente. Además, el Barthel promedio al ingreso fue de 45.99 (±34.46) y la estancia hospitalaria promedio fue alrededor de una semana; 7.16 (±7.12) (Tabla 1).
En adición, se encontró que las personas con malnutrición tienen una mayor prevalencia de delirium (57.45% vs 37.25%), demencia (73.63% vs 52.94%) y un peor estado funcional según la escala de Barthel (43.46 (±33.07) vs 65.49 (±33.85)). Además, presentan una mayor mortalidad (11.48 vs 2.94%), número de comorbilidades (5.18 (±2.66) vs 4.54 (±2.20)) y días de estancia hospitalaria (7.3 (±7.32) vs 5.6 (±5.01)). El valor p para estas variables fue <0.05 (Tabla 2).
Además, en el modelo de regresión logística multivariada se encontraron como factores independientes asociados a desnutrición la presencia de delirium con OR 2.27 (IC 1.48-3.48, p= 0.00), diagnóstico previo de demencia con un OR 2.48 (IC 1.63-3.77, p=0.00), el mayor tiempo de estancia hospitalaria con OR 1.05 (IC 1.008-1.100, p=0.018), y una mayor funcionalidad medida con el Barthel al ingreso con un OR=0.98 (IC 0.97-0.987, p=0.00) (Tabla 3).
Discusión
En el estudio se encontró que los pacientes mayores con estado de desnutrición tuvieron una mayor estancia hospitalaria, mayores comorbilidades, así como una menor puntuación en el Barthel al ingreso con respecto a los pacientes clasificados con un estado nutricional normal, lo que coincide con lo encontrado en la literatura 2,4,6.
En adición, la desnutrición y el bajo peso en edades avanzadas se relacionan con deterioro de las funciones cognitivas de los individuos, sarcopenia y atrofia cerebral, resultando en una marcada afectación de la funcionalidad de la persona 8,9. La capacidad funcional de los pacientes estudiados en estado de desnutrición difirió sustancial-mente de los que pertenecían al grupo de pacientes con un estado nutricional normal, creando una diferencia de 22.03 puntos en la escala de Barthel. Así, la funcionalidad (Barthel promedio) fue la variable cuantitativa continua con mayor diferencia entre los dos grupos de pacientes estudiados (Figuras 1-2, Tabla 2).
De igual manera, se ha descrito cómo el estado nutricional de las personas mayores influye en la mortalidad de estos mismos al aumentar el número de comorbilidades y sus complicaciones 6. Esto explica la relación estadísticamente significativa que se encontró entre el estado nutricional y la mortalidad de los pacientes mayores (Tablas 2 y 3).
Paralelamente, sorprende el hecho que no se haya encontrado una relación estadísticamente significativa entre la desnutrición de los pacientes del estudio y la calidad de la red de apoyo que tenían (OR=1.73 (0.85-3.54); como se encontró en otros estudios 1,5,7. No obstante se observó que tener buena red de apoyo fue la característica cualitativa más común de todo el estudio al presentar una proporción entre 91.18 y 85,61% en la población con un estado nutricional normal y estado de desnutrición respectivamente (Tabla 3).
Otro punto a tener en cuenta es el estado mental de los pacientes, el cual se ha visto relacionado con la elevada prevalencia de la desnutrición en los pacientes mayores. En la literatura se encontró una alta prevalencia de pacientes mayores desnutridos con déficits cognitivos, delirium y demencia 1-5, lo cual explica la asociación estadísticamente significativa entre la presencia de demencia (OR=22.48 (IC 1.63-3.77, p= < 0.001) y delirium (OR=2.27, IC 1.48-3.48, p= < 0.0001) en pacientes desnutridos del presente estudio. Sin embargo, es importante resaltar que la prevalencia de demencia en este grupo es superior a la población general (71.25 vs 21.7%) 14, puesto que el trabajo fue realizado en un centro reconocido de atención al adulto mayor con demencia.
Cabe resaltar que la única discrepancia en cuanto al valor de p entre los dos tipos de análisis fue en la variable de egreso vivo-mortalidad, donde en la tabla de significancia estadística (Tabla 2) correspondió a < 0.001 y en el bivariado (Tabla 3) a 0.015; diferencia que no afecta significativamente el análisis.
Adicionalmente, las características metodológicas de este trabajo no permitieron hacer un análisis prospectivo de la muestra estudiada lo que dificulta inferir una relación causal entre las variables. Así, el tipo de estudio realizado impide obtener información de interés como lo es el aumento de costos hospitalarios a causa de la desnutrición en los pacientes mayores hospitalizados 12.
No obstante, el presente es de los pocos estudios que caracteriza la prevalencia de la malnutrición en pacientes adultos mayores hospitalizados en Bogotá D.C. gracias a sus características metodológicas. Esto puede dar pie a la creación de políticas para el manejo de la población estudiada; un ejemplo sigue siendo uno que haga énfasis en el adecuado soporte nutricional de los hospitalizados teniendo en cuenta que la desnutrición en pacientes mayores acentúa los síntomas y patologías causantes de la hospitalización 8,9.
Finalmente, las características metodológicas de este estudio permiten plantear la creación de nuevas políticas en salud para la atención integral y apropiada de esta población. Se necesitan más estudios que brinden mayor información al respecto de esta problemática