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Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura
Print version ISSN 0120-2456
Anu. colomb. hist. soc. cult. vol.42 no.1 Bogotá Jan./June 2015
https://doi.org/10.15446/achsc.v42n1.51361
http://dx.doi.org/10.15446/achsc.v42n1.51361
Germán Rodas Chaves.
Eloy Alfaro y Cuba en el siglo XIX
La Habana: Fondo Editorial Casa de las Américas, 2013. 218 páginas
A propósito de que la República del Ecuador fuera el país invitado de honor a la XXIII Feria Internacional del Libro de la Habana, numerosas ediciones relacionadas con la literatura, el arte, la historia, la política y, en general, sobre la rica cultura del país andino vieron la luz en febrero de 2014. A una de ellas dedico este comentario. Se trata de Eloy Alfaro y Cuba en el siglo XIX, del historiador ecuatoriano Germán Rodas Chaves, publicada con excelente factura dentro de la colección investigaciones del Fondo Editorial de la Casa de las Américas.
Es justo indicar que su autor, reconocido docente e investigador de la patria de Manuela Sáenz, no se acerca a los temas cubanos de manera coyuntural o fortuita. Partiendo del hecho de que una etapa de su formación posgraduada la realizó en la Universidad de La Habana, Rodas Chaves, cuenta en su producción historiográfica con varios títulos que dan fe de su ancestral interés por la isla, sus habitantes y, sobre todo, por su historia. Basta solo citar tres de sus publicaciones más conocidas: Centenario de la Guerra hispano-cubano (1998) Fidel y Ecuador (2001) y José Martí: aproximación a sus primeros veinte años (2001).
Esta vez, en Eloy Alfaro y Cuba en el siglo XIX, el académico ecuatoriano optó por indagar un tema para nada inédito dentro de las historiografías de ambos países: las relaciones entre el líder de la revolución liberal ecuatoriana y presidente (1895-1901 y 1906-1911) de aquel país, Eloy Alfaro, y el proceso de luchas por la independencia en Cuba durante la segunda mitad del siglo XIX. Teniendo en cuenta que, desde las primeras décadas de la pasada centuria, en varias obras y monografías sobre Ecuador y Cuba ha quedado fundamentado el vínculo entre el prócer liberal y la causa emancipatoria de la isla. Se destaca, desde entonces, la identificación política, ideológica y personal que se estableció entre Alfaro y connotadas figuras del independentismo cubano, tales como José Martí, Antonio Maceo y Máximo Gómez.
En esa línea historiográfica no puedo dejar de destacar tres obras indispensables, la primera publicada en 1929, del cubano Emeterio Santovenia y titulada: Eloy Alfaro y Cuba. La segunda, también de este historiador, que salió al público en 1942 con el nombre de Vida de Alfaro. Y la tercera, editada en 1944, bajo el rótulo de: La hoguera bárbara, vida de Eloy Alfaro, de autoría del ecuatoriano Alfredo Pareja Díez Canseco. Estas obras se constituyeron, desde entonces, en referencias obligadas sobre el tema, tanto para los investigadores cubanos como para aquellos procedentes del país situado en la mitad del mundo.
Sin embargo, Germán Rodas se propuso nuevas problemáticas para aproximarse a dicho tema, sin caer en redundancias excesivas de los datos y aportes que lo han precedido. Con tal propósito, estructuró una seria investigación, cimentada en documentos de archivos y bibliotecas de ambas partes. La que hoy nos presenta está estructurada en 14 pequeños capítulos, que por su pluma amena y sugerente pueden leerse a vuelo de pájaro. A este rasgo, se añade la evidente intención del autor de dirigir su obra hacia a un público general, para lo cual incorporó un amplio aparato crítico y referativo, con numerosas notas aclaratorias al pie de cada página, a fin de desbrozar el camino de los neófitos en el tema.
Desde el principio, el investigador ecuatoriano nos aporta elementos importantes. Uno de ellos se refiere a la demostración documental de la adhesión de Eloy Alfaro a la causa solidaria y de apoyo a la liberación de Cuba. Rodas Chaves no solo expone la pertenencia de su compatriota, desde 1873, a la filial panameña de la Sociedad de Amigos de Cuba que funcionaba en Nueva York, sino que, con autoridad y rigor científico, trabaja sobre el documento original que da prueba de tal acontecimiento, incluido, por lo demás, en el cuerpo de los anexos.
Otro de los aspectos novedosos que nos ofrece el texto en cuestión es la contextualización histórica que realiza de cada uno de los personajes, procesos y países implicados en su análisis. Con ello establece la explicación, antes diluida o débilmente justificada, del peso que tuvo la situación política y personal de Alfaro en su actitud hacia el proceso nacional liberador de la mayor de las Antillas. Rodas, se mueve por la acertada exposición de los acontecimientos que se desarrollaron en torno al estallido y entronización del proceso de reformas liberales en el Ecuador y el papel desempeñado por su líder. Asimismo, analiza el complejo escenario en que se desenvolvió la presidencia alfarista y las condicionantes internas que impidieron que él tuviera actitudes mucho más radicales, como jefe de estado, hacia la lucha de los cubanos.
No falta, a la vez, el estudio de la situación en Cuba, y sobre todo la disquisición concerniente al proyecto emancipatorio, ideado por José Martí, así como la visión táctica y estratégica del Apóstol sobre la guerra y la función política de su creación más acabada: el Partido Revolucionario Cubano (PRC). En este sentido, y para justificar algunos de los criterios que luego desarrolla, Rodas Chaves se remonta a la formación ética, patriótica y moral del héroe nacional cubano y la influencia que en él ejerció el pensamiento precursor del padre Félix Varela, al cual llegó a través del maestro Rafael María de Mendive.
Es también atractiva la forma en que el autor se acerca a la polémica oposición de Martí al proyecto de independencia de Cuba con el apoyo de fuerzas militares procedentes de varios países latinoamericanos, ideado por Alfaro y secundado por Antonio Maceo. Aunque a mi juicio, Germán pasó por alto que el delegado del PRC contaba, además de lo que argumenta, con un agudo y profundo conocimiento de los vaivenes de la política y de los políticos de nuestra América. Experiencia que lo llevó también a desconfiar de esfuerzos dependientes a otras circunstancias y personas ajenas a las cubanas. Sin embargo, en este apartado el autor esgrime importantes criterios y valoraciones que merecen todo el reconocimiento.
Rodas, culmina su estudio con una temática poco abordada: el cambio de rumbo del PRC en el plano de las relaciones exteriores tras la muerte de Martí. Mutación que se expresó, entre otras cuestiones, en el aparataje internacional que desplegó Tomás Estrada Palma para recaudar fondos y apoyo político en varios Estados del continente, perdiéndose con ello la precursora visión valeriana y martiana de una independencia centrada en los esfuerzos de Cuba. Para esbozar el particular asunto, el autor ecuatoriano trabajó la papelería de la delegación del PRC y de ella se centró en el intercambio epistolar entre Estrada Palma y Alfaro, y entre el primero y su representante en Quito, el también cubano Arístides Agüero. A partir de tales documentos, Rodas Chaves nos ofrece la situación creada en relación con el reconocimiento de la beligerancia cubana y, sobre todo, la posición adoptada por sectores conservadores y católicos del país andino en contra de que esta fuera proclamada por parte del presidente Alfaro.
Para completar, el libro nos ofrece 18 anexos, entre los cuales podemos encontrar numerosos documentos históricos, algunos de ellos inéditos o muy poco conocidos, que más que ayudarnos a comprender el sentido de la obra nos abren nuevas interrogantes.
Del valor de las páginas que Germán Rodas Chaves ha puesto a disposición de todos no cabe duda alguna. Pero del material historiográfico que, desde ahora, circula entre nosotros podrán derivarse nuevas investigaciones, marcadas por las latentes interrogantes y vacíos documentales que aún existen sobre los encuentros entre Martí y Alfaro, o la necesidad de profundizar entre las relaciones de este último con Maceo y Máximo Gómez. Algunas de ellas serán emprendidas por este inquieto autor ecuatoriano amante de Cuba o seguramente por muchos otros que anhelan que siempre el viejo luchador ecuatoriano regrese a Cuba.
RENÉ VILLABOY ZALDIVAR
Universidad de la Habana, La Habana, Cuba
rene@ffh.uh.cu.