Por un gobierno popular revolucionario que siente las premisas para una Colombia Soviética donde la juventud obtenga la totalidad de sus derechos y de sus libertades.1
Introducción
Desde su origen, la clase se erigió en el comunismo como la principal categoria de identidad y agencia política, al tiempo que el internacionalismo hermanó a los obreros por encima de las fronteras de los países. Esto generó una tensión entre "clase" y "nación" ya que ambas categorías buscaban delimitar un sujeto político moderno. Hubo, sin embargo, un momento en la historia de la Internacional Comunista (IC) en que dicha tensión tuvo que ser afrontada por los partidos comunistas nacionales. En este artículo examinaremos el trabajo de definición del sujeto político en la ideología del Partido Comunista de Colombia (PCC) entre 1930 y 1938. Desde la fundación del partido en 1930, la clase fue el concepto utilizado para definir la sociedad y los conflictos políticos, pero con la política del Frente Popular, promulgada por el VII Congreso de la ic en 1935, el concepto de nación pasó a competir por su representación.
La reflexión intelectual de América Latina sobre el problema nacional a comienzos del siglo XX está atravesada por el afán modernizador y el afán identitario. Después del debate arielista de la década de 1910, en el decenio de 1920 irrumpen nuevos actores sociales -como el campesino, el indígena y el negro- que cuestionan el orden oligárquico basado en los principios de "pueblo soberano", "ciudadano" y "propietario". En estos años aparecen también temas como la unidad continental, el pueblo como sujeto político y la preocupación por la raza y la civilización (los cuales se van a profundizar, especializar y politizar en la década siguiente) y se presenta un "nacionalismo (o continentalismo económico)" que busca concienciar sobre la penetración del capital de los países poderosos.2 Patricia Funes ve el problema nacional como un examen de las relaciones entre la sociedad y el Estado, a través de la triada reforma/revolución/contrarrevolución a fines de la década de 1920. Las categorías totalizantes y esencializantes, como la de pueblo, van a ser útiles para expresar a la vez el afán de orden y de cambio de la década de 1930.3
En Colombia, con el Partido Liberal en el poder, la ampliación de la ciudadanía política se conectó con el intervencionismo económico que buscó unificar lo social. Las apelaciones nacionalistas del liberalismo buscaban estimular la industria nacional y el consumo interno. La acción obrera se estructuró a partir de las dicotomías entre proletariado y burguesía, pueblo y oligarquía, y fuerzas nacionales e imperialismo hasta entrada la década de 1940.4 Al ser observadas con detalle, esas oposiciones expresan la tensión entre los conceptos de clase y nación por fijar el sujeto político dentro de las izquierdas. La oposición proletariado/burguesía corresponde al primero, mientras que la de pueblo/oligarquía y fuerzas nacionales/imperialismo corresponden al segundo. En el discurso ideológico de los comunistas colombianos, el concepto de nación pasó de una posición marginal a una nuclear con la adopción del Frente Popular. Este cambio semántico se expresó como un reordenamiento en el sistema de relaciones entre conceptos dentro de la ideología comunista, en virtud de los cambios de los significados de "democracia" y "pueblo".
Los conceptos políticos pueden ser considerados como la unidad básica del pensamiento político. Los significados políticos se construyen en relación con las luchas políticas, es decir, con un contexto en el que interfieren grupos sociales con intereses y valores distintos. Según Reinhart Koselleck, "una palabra se convierte en un concepto si la totalidad de un contexto de experiencia y significado sociopolítico, en el que se usa y para el que se usa esa palabra, pasa a formar parte globalmente de esa única palabra".5 Como el lenguaje político es socialmente compartido, un concepto nunca es propiedad exclusiva de una postura; es polisémico y sirve de condición para los conflictos políticos. Los conceptos, además, no son solo los términos políticos más relevantes en que se expresa la política de un periodo, sino que tienen una "estructura temporal interna". "No hay experiencia sin conceptos ni conceptos sin experiencia".6 Los conceptos son tanto índices del cambio social como sus factores.7 En este orden de ideas, un desplazamiento conceptual da cuenta de cambios sociales, y a su vez los propicia.
Las ideologías, por su parte, son patrones de "pensamiento-acción" que disponen un orden particular de relacionamiento de los conceptos políticos, de acuerdo con Michael Freeden, quien propuso el procedimiento del "análisis morfológico de las ideologías". El sentido de una ideología se desprende del análisis de la articulación específica que hace de los conceptos políticos. Así es como las ideologías restringen la incertidumbre y la ambigüedad semántica, que es la causa de los conflictos políticos. Esto quiere decir que los significados de un concepto como el de nación, en una ideología como la comunista, responden a la relación de este concepto con otros dentro de ella.8
Nuestro interés no es evaluar al PCC por su grado de "madurez ideológica". Esto es, sancionar la acción de estos agentes por no adscribirse a la tradición comunista o a la de la política nacional y, a partir de allí, explicar su condición minoritaria para el caso colombiano.9 Siguiendo la petición de Elvira Concheiro y Aldo Agosti sobre restituir la complejidad del comunismo como un proyecto político de pretensiones universales que abarcó una multiplicidad de manifestaciones locales, abordaremos lo enunciado por los comunistas desde un punto de vista positivo y aprovecharemos las posibilidades de la documentación disponible, así como las categorías de la teoría social.10
Esta investigación recopila y analiza prensa comunista, fuentes inéditas de archivos colombianos y documentos soviéticos ya publicados.11 En la primera mitad presentaremos la reflexión del partido sobre sus objetivos revolucionarios, la cual fue determinada por el análisis clasista de la sociedad colombiana. Aquí la clase define el significado de la democracia, el Estado y la nación como productos burgueses. En la segunda mitad explicaremos cómo la irrupción del Frente Popular provoca la reorganización de tales conceptos.
La clase como criterio de distinción del sujeto revolucionário, 1930-1935
El análisis de clase de la sociedad debía marcar la pauta de acción de cada partido comunista. Así, el PCC debía conocer el tipo concreto de dominación del país y preparar el proletariado como vanguardia revolucionaria. Esa especificidad de la dominación se refería al arreglo concreto en que las clases dominantes se disponían, sus relaciones entre sí y los mecanismos por los que se imponían a las clases oprimidas. Colombia, en particular, era vista como un país con "atraso técnico-económico",12 cuyo régimen era "feudal-burgués imperialista", en el que las clases dominantes eran terratenientes y burgueses, afectados y dependientes del imperialismo. La burguesía colombiana era "comercial, industrial y terrateniente", pero no financiera, mientras que el imperialismo estadounidense proveía el capital financiero circulante. Por esos motivos, el camino a la revolución socialista era diferente.13
Los países de América Latina fueron considerados semicoloniales,14 con independencia nominal, pero sujetos al imperialismo. A estos países les correspondía una revolución por etapas, en la que la revolución democrático-burguesa antecedía a la revolución socialista.15 Esto fue elaborado en el VI Congreso de la IC en 1928 y difundido en la región en la primera Conferencia Comunista Latinoamericana, realizada en junio de 1929 en Buenos Aires. Lo primero era decir que una revolución democrático-burguesa no sería efectuada por burgueses para quitarle el poder a los terratenientes.
La revolución democrático-burguesa tiene una misión económica: quebrar la dominación del feudalismo, del imperialismo, de la Iglesia, de los grandes terratenientes; liberar a la América Latina de las empresas imperialistas, solucionar la cuestión agraria, entregando la tierra a los que la trabajan [...]. Su finalidad es, pues, la nacionalización de las tierras, del subsuelo, del transporte y de las grandes empresas imperialistas; la anulación de las deudas del Estado, la creación del gobierno obrero y campesino, sobre la base de soviets de obreros, campesinos y soldados.16
Esta revolución, también llamada "revolución agraria antiimperialista" por el PCC,17 consideraba a obreros y campesinos su "fuerza motriz", hasta la creación de una "dictadura democrática de los obreros y los campesinos".18 Para el caso colombiano, sin embargo, la colectivización de la propiedad no fue considerada adecuada dado su nivel de desarrollo industrial.19 El camino apropiado pasaba por confiscarla y distribuirla entre los sin tierra.
El PCC perfiló su comprensión histórica sobre la formación de la dominación clasista en Colombia gracias a la carta de la IC de febrero de 1929 y el Pleno fundador de julio de 1930, que dejó atrás al Partido Socialista Revolucionario (PSR).20 De las comunidades indígenas prehispánicas se asumió que solo producían lo que iban a consumir. Los espanoles sometieron a estos pueblos a través de una "conquista de vandalaje" e impusieron el feudalismo, en el que la propiedad de la tierra definía las relaciones de dominación.21 La independencia de Espana, por su parte, fue un ejemplo de revolución pequenoburguesa apoyada por el capital inglés para atacar el dominio espanol y por abrir nuevos mercados. La economía agrícola del periodo posterior en Colombia dependió de este capital.22
El imperialismo implicaba la búsqueda de mercados y mano de obra por las naciones desarrolladas en un periodo de decadencia del capitalismo.23 Para Ignacio Torres Giraldo, el ingreso del imperialismo estadounidense al país moldeó el inicio del capitalismo en Colombia, aportó el capital financiero "en vista de la explotación de las riquezas naturales del país"24 y promovió la industria ligera, no la pesada, signo de los países independientes.25 "El país pasa rápidamente de un régimen de producción agrícola mercantil, semifeudal, casi esclavista, a una forma de producción capitalista moderna estrechamente incorporada al sistema del imperialismo más desarrollado".26
El imperialismo intervenía en la formación de clases del país: dividía la burguesía en agraria y comercial e industrial27 y empobrecía a la pequeña burguesía por la competencia de los productos imperialistas; pero, sobre todo, creaba al proletariado, originado en la mano de obra atraída por las ofertas de mejores salarios ofrecidas por las empresas.28 Para Ignacio Torres Giraldo, el joven proletariado se quedaba rezagado con sus viejos métodos "mutualistas, corporativistas y anarco-sindicalistas" ante el voraz avance del imperialismo. "Colombia es todavía un país en donde el artesanado es una fuerza, en donde los intelectuales liberales y las masas estudiantiles tienen el sitio de 'avanzadas', es decir, en donde la pequeña burguesía dirige todos los movimientos 'progresivos'".29
El cuadro general era variopinto, pues expresaba una simultaneidad de tipos de dominación: la feudal y la de las burguesías rural e industrial, signadas por el imperialismo. "Colombia presenta toda una serie de sistemas económicos superpuestos que van de la 'trata de indios' a la empresa moderna racionalizada, sistemas que se penetran, se combinan, se combaten y están en continua evolución", se advertía en una carta de febrero de 1929.30
Para los comunistas, las relaciones entre la burguesía, el feudalismo y el imperialismo eran contradictorias. El objetivo de la primera era desarrollar un mercado interno y abastecerlo con la industria, para lo cual tendría que vencer las barreras feudales. A su vez, el imperialismo impedía que este desarrollo fuera autónomo.31 Por su parte, el feudalismo dependía del imperialismo por los créditos bancarios y por ser su comprador de mercancías. Como clases dominantes de un país dependiente, los feudales y burgueses eran vasallos de la burguesía imperialista. Sin embargo, los tres agentes actuaban en bloque movidos por el miedo a las masas.32
La clase, al relacionar la explotación con la propiedad de los medios de producción, ofrecía una comprensión totalizante de la sociedad y definía la única frontera política válida. Por ello, ocupaba una posición central dentro de la ideología comunista. La lucha de clases atravesaba la sociedad en su conjunto y distinguía entre "opresores y oprimidos" en una línea sencilla pero franca:
En el combate de las elecciones nos ponemos frente a frente dos enemigos irreconciliables: el obrero frente al patrón; el campesino frente al terrateniente; el pequeno empleado frente al potentado y al alto manzanillo oficial; el inquilino frente al casero; el necesitado frente al usurero; el artesano y el pequeno comerciante e industrial frente al tratado Colombo americano y a los grandes comerciantes e industriales extranjeros y "nacionales".33
La mención entre comillas a los industriales nacionales destacaba, irónicamente, la impertinencia de los límites territoriales para definir el dominio burgués. El concepto de nación no tendría sentido para explicar la dominación de los duenos del capital. La burguesía nacional se dividía según su relación con el imperialismo, siendo la gran burguesía la que dominaba con este, y la pequeña -los artesanos, por ejemplo- la afectada por él.
Los partidos liberal y conservador eran los representantes de la burguesía. Cuando Enrique Olaya Herrera reunió en su gabinete en 1930 a miembros de ambos partidos y bautizó su creación como "concentración nacional", los comunistas respondieron llamándola "concentración de todos los ricos, liberales y conservadores, contra el pueblo trabajador, para enriquecerse y reducir las masas ya demasiado pobres al hambre perpetua".34 Por su parte, el gobierno de Alfonso López Pumarejo en 1934 fue anunciado por el PCC como el cambio "de un lacayo del imperialismo por uno nuevo".35
El PCC vendría a ser entonces el auténtico representante de la clase proletaria. No se permitían alianzas de ningún tipo con los partidos burgueses, porque eso significaba la claudicación a los principios, tal como advertía la política de "clase contra clase" del VI Congreso de la ic. El PCC advirtió de la demagogia de liberales y conservadores.36 Los comunistas rechazaban también a los socialistas y liberales de izquierda, como Jorge Eliécer Gaitán, a quienes veían como oportunistas y reformistas, encubridores de la burguesía.37
Para los comunistas, el Estado y la democracia liberal eran creación y soporte del dominio burgués, ya que la "clase desvalida" no tenía acceso a los cargos públicos.38 El PCC pretendía educar a los proletarios, mostrándoles que tanto los representantes como el sistema de representación burgueses solo perseguirían sus propios intereses a cambio de votos y silencio. La "república burguesa" se basaba en mentiras como la del sufragio universal, que permitía a la burguesía utilizar "en su provecho la fuerza de la opinión popular" y la ignorancia de las masas.39 La enemistad de clase se materializaba en la represión oficial a los trabajadores, valiéndose de las leyes, el ejército y la policía.40
En 1930, el uso indistinto que liberales y conservadores hacían de los términos "concentración patriótica" y "concentración nacional" equiparaba a la patria con la nación como fundamento de la contienda política, que incluía el espacio en el cual esta se establecía y el conjunto de población que los partidos buscaban representar. La adscripción nacional era, para liberales y conservadores, condición y motivación para la democracia. Para los comunistas, sin embargo, el discurso patriótico era vacuo, útil para reforzar la dominación, haciendo que las masas votaran por los burgueses. Muchos militantes del PSR abandonaron al recién nacido PCC, atraídos por la figura de Olaya Herrera como "salvador de la patria":
CAMARADAS DEL COMITE CENTRAL EJECUTIVO: [...] YO SOY UN SOLDADO DISCIPLINADO DE LOS EGÉRCITOS DEL CAMARADA LENIN, PERO COMO LA PATRIA ESTA EN PELIGRO Y YO SOY UN GRAN PATRIOTA Y LOS GODOS AUN-QUE NOSOTROS TRIUNFÁRAMOS NO NOS ESTRAGARÍAN EL PUESTO, POR ESO VOY A VOTAR POR EL DOCTOR OLAYA HERRERA, EMINENTE DIPLOMÁTICO Y HOMBRE QUE NOS IRA A SALVAR A TODOS LOS COLOMBIANOS. YO CREO COMO USTEDES QUE EL PUEDA ESTAR DE ACUERDO CON LOS YANQUIS, PERO PRECISAMENTE POR ESO LO DEBEMOS DE AYUDAR, PORQUE LOS YANQUIS TRAERAN ORO, PROGRESO Y FELICIDAD A TODOS LOS COLOMBIANOS.41
El comunista Servio Tulio Sánchez lamentaba que el movimiento obrero no hubiese podido eliminar el sentimiento de nacionalidad, siempre invocado para movilizar las aspiraciones colectivas. Así como el entramado republicano se imponía a las masas a partir de argumentos falaces como "la soberanía del pueblo", también la patria se revelaba como una "farsa" que encubría la colaboración entre las clases.42
La "clase trabajadora" no podía identificarse con la patria porque no era duena del territorio que habitaba. "Esto que nosotros llamamos nuestra patria no es otra cosa que una extensión territorial perteneciente a los grandes latifundistas y usureros amigos del imperialismo".43 La nación no era válida como unidad política colectiva porque, como una línea perpendicular, sus fronteras atravesaban verticalmente a la dominación, toda vez que separaban entre extranjeros y nacionales a los burgueses explotadores y además encubrían en un mismo campo a los burgueses y latifundistas con los obreros y campesinos.
Los comunistas denunciaron el llamado patriótico a apoyar al Estado colombiano en la guerra con el Perú (1932-1933). Este conflicto bélico por la soberanía de Leticia, en la frontera amazónica, era la expresión de la competencia interimperialista por el control de los países semicoloniales. Los obreros y campesinos colombianos no tenían nada que ganar enfrentándose a sus hermanos obreros y campesinos peruanos, de modo que el PCC instó a los soldados a abandonar la lucha.44
El artificioso concepto de nación, vacío de contenido real, se encontraba en los márgenes de la ideología comunista. Por eso, el PCC fue crítico de las izquierdas que le daban a la nación un significado positivo, tanto predicando la adaptación del socialismo a la realidad colombiana como defendiendo un programa de nacionalismo económico.45 "Hablar de nacionalismo, en un programa político para Colombia, sin plantear al mismo tiempo la cuestión de saber quién es el que puede afirmar la nación frente al imperialismo, es sencillamente enganarse a sí mismo o pretender enganar a los demás".46 Por ello, era preciso buscar un sujeto político en otro lado. El término que solía denominar al conjunto de los explotados era las "masas". El "Manifiesto del Partido Comunista a las masas trabajadoras del país", con ocasión de las elecciones de 1935, se dirigía en su proemio a "Obreros, campesinos laboriosos, indígenas, empleados de comercio, soldados, estudiantes revolucionarios, artesanos, escritores independientes, industriales en pequeno, vendedores y en general pequenos negociantes".47 Este orden mostraba las prioridades de los comunistas y dejaba al final a la pequeña burguesía.
El término "masas" aludía a una base indeterminada políticamente. Por definición, la conciencia de clase solo podía corresponder a la pertenencia de clase, por lo que únicamente los proletarios podían tener conciencia de clase proletaria. Las masas requerían tutela pues, analfabetas y dependientes de sus patronos, eran pasivas y conformes. "Las masas en Colombia solo habían recibido las emanaciones de la burguesía, así ellas han sido componentes de los partidos burgueses desde que éstos existen".48 Había que hacer emerger de entre las masas al proletariado, encargado de la dirección política de las clases trabajadoras. Solo el PCC, depositario de la conciencia de clase del proletariado, podía representarlo, y era su responsabilidad formarlo como clase obrera consciente.49
El genérico "obreros y campesinos" fue una fórmula común en los primeros años del PCC. "Ya se oyen las protestas! La insurrección estalla! / OBREROS, CAMPESINOS, POLICÍAS Y SOLDADOS, / Uníos como un solo hombre para la gran batalla: / Por PAN, TRABAJO Y TIERRA, ¡PARA SER LIBERTADOS!".50 Los artesanos y campesinos ricos -llamados "kulaks"- se encontraban en los límites de definición de las clases obrera y campesina, por lo que fueron calificados con ambigüedad. Los campesinos ricos eran una clase vacilante, pues podían estar a favor de la revolución o de la contrarrevolución.51 La mayor conciencia de clase, entonces, permitiría gradar al proletariado sobre las demás clases.
Los comunistas disputaron el significado liberal del concepto de democracia y negaron que esta existiera en los regímenes burgueses de las sociedades capitalistas. Una democracia favorable al capital era "palabrejas vacías, sin contenido". Postularon, en cambio, el significado de democracia como el dominio de obreros y campesinos. "La única democracia económica que es posible, será la que establecerán los trabajadores -acaudillados por el partido del proletariado- cuando hayan hecho pedazos el régimen de explotación y posibilitado, primero, la democracia proletaria y después la sociedad sin clases".52 El propósito real de la revolución democrático burguesa no era generar una democracia liberal, sino la "dictadura democrática de obreros y campesinos". Para el orden republicano, una dictadura significaba el ataque a las libertades democráticas. Pero desde el punto de vista comunista, la noción de dictadura democrática era posible porque se refería al dominio incontestable de los obreros y campesinos. "La libertad no es nada sin los medios necesarios para utilizarla, y en la sociedad capitalista, sólo los burgueses tienen el dinero necesario para el usufructo de la misma".53
La revolución democrático burguesa, sin embargo, trajo aparejadas varias implicaciones para los usos del concepto de nación. La "nacionalización" de las empresas imperialistas y la confiscación de los latifundios pueden entenderse como maneras de asegurar el dominio de obreros y campesinos sobre la propiedad de los principales medios de producción en los países semicoloniales. Tanto el imperialismo como el feudalismo fueron vistos como impedimentos para el desarrollo capitalista, los que se subsanarían con la propiedad obrera y campesina sobre la producción "nacional". ¿Querrá esto decir que los marcos nacionales conservaban algo de validez en la etapa de la revolución democrático-burguesa? Como sea, por medio de este modelo revolucionario para América Latina, el concepto de nación para los comunistas va a terminar asociándose a la alianza de clases contra el imperialismo y a la búsqueda de desarrollo en un marco territorial considerado, como una etapa anterior al socialismo. Creemos que esta elaboración sobre el carácter de la revolución latinoamericana, aunque contradictoria con el desprecio a los límites nacionales, más adelante va a favorecer la adopción de las consignas del Frente Popular por parte de los comunistas.
Hacia la integración del concepto de nación: democracia y reforma, 1935-1938
La política de Frente Popular quedó ratificada en el VII Congreso de la ic en agosto de 1935 y adoptada en Colombia en la II Conferencia Nacional del PCC en noviembre de ese ano.54 El "viraje" implicaba la alianza con los rivales previos, como el Partido Liberal o las izquierdas, para detener el fascismo, que en Europa amenazaba a la Unión Soviética. Las bases del partido se resistieron al cambio,55 frente a lo cual la dirección argumentó los peligros que acechaban a la democracia. El frente popular se expresaría por parte del PCC no solo como apoyo al gobierno del presidente López,56 sino también como aceptación de los significados liberales de los conceptos de democracia y nación, lo que transformaría el ordenamiento ideológico comunista.
La "reacción" era un término anterior a la República Liberal57 y se había extendido entre la prensa gobiernista para referirse a la oposición. Haciendo una lectura de clase, los comunistas lo acogieron para referirse a la unidad de las clases dominantes. La "reacción clerical conservadora fascista" estaba conformada por los terratenientes o senores feudales y la burguesía favorable al imperialismo como los grandes comerciantes y banqueros, y era apoyada por la Iglesia Católica y el Partido Conservador, del cual recordaban la represión de los conflictos obreros y la entrega de Panamá.58 A "las "derechas" se sumaba la derecha liberal que defendía el legado olayista.
Al comienzo, el llamado de los comunistas fue por la constitución de comités de Frente Popular de Liberación Nacional, o solo Frente Popular, los cuales implicaban una alianza de cuatro clases -"proletariado, pequeña burguesía urbana, campesinado y burguesía ligada al mercado interior"- que lucharían en contra del imperialismo como principal amenaza. Se había "volteado así toda la cara del partido hacia un amplio trabajo de masas; hacia la organización y dirección de las batallas de clase, hacia la lucha por la defensa de las libertades democráticas y los derechos del pueblo" y "hacia la defensa de la paz".59
"Voltear la cara a las masas" implicaba realizar amplias convocatorias que rebasaban la clase como criterio de identificación. Además de las apelaciones a la "clase trabajadora", se encontraban llamados a "las fuerzas vivas del país" y a las "fuerzas democráticas". Estas incluían "empleados y trabajadores independientes", "estudiantes e intelectuales honrados" y "todas aquellas personas que deseen evitar a Colombia la vergüenza de una dictadura cavernaria".60 El Frente Popular debía estar compuesto por "todas las masas, todos los sectores progresistas" de organizaciones de trabajadores, así como de los partidos políticos.61
Las fuertes denominaciones de clase del periodo anterior se fueron diluyendo para ablandar las reticencias de aquellos que no se reconocían como obreros, como la pequeña burguesía, ahora llamada "clase media", que incluía a empleados y "profesionales sin clientela". Hubo mensajes específicos para atraerla y peticiones para que dejara su apoliticismo.62 El PCC tendió lazos con la burguesía en pos de un objetivo común: de los industriales y empleados se dijo que si la burguesía nacional estaba afectada por el imperialismo, no se la podía considerar un enemigo.63
El PCC insistía en que el Frente Popular no significará el trasplante de modelos extranjeros.64 Si su objetivo era proteger la democracia por medio de alianzas con las fuerzas liberales y socialistas, su contenido debía establecerse de acuerdo con ellas. Esto hacía del Frente Popular una táctica indeterminada a priori, que solo tomaría cuerpo dentro de contextos nacionales.65 La apertura llegaba incluso hasta las regiones, donde los comités de Frente Popular debían formular sus propias necesidades.
La lucha "contra la reacción feudal y clerical" se debía hacer por medio de la defensa y ampliación de las "libertades democráticas" del "pueblo", como libertad de palabra, organización, prensa y huelga. También estaba la lucha por "la soberanía y la independencia de Colombia", es decir, la defensa de la industria nacional ante el capital extranjero que encontraba resonancia en la consigna lopista de "Colombia para los colombianos". El Frente Popular debía respaldar al gobierno López y a las reformas que impulsaba. Medidas como la limitación al derecho de propiedad según su función social y a la injerencia del clero en el Estado fueron vistas como democráticas toda vez que podían atacar el predominio de "las clases opresoras".66
El apoyo del PCC al gobierno no fue automático. En el tránsito hacia el Frente Popular, desde finales de 1935 hasta comienzos de 1936, estas medidas hicieron que el gobierno mereciera la calificación de "nacional-reformista", a diferencia del comunismo, que sería "nacional-revolucionario". El PCC dijo que el gobierno aún apoyaba al imperialismo y dependía de la derecha liberal.67 Sin embargo, la separación entre revolución y reforma no soportaría mucho tiempo, debido a la necesidad de privilegiar la democracia liberal como objetivo superior. En mayo de 1936 Gilberto Vieira, secretario del partido, salvó las distancias entre este y el gobierno al reconocer el talante democrático de las reformas.68
El PCC fue cediendo terreno en sus antiguos postulados para ganarse la confianza de los liberales, a quienes querían atraer a los comités de Frente Popular. Su mensaje fue que el PCC no les robaría las masas, sino que se las quitaría a la reacción. El partido pasó a apoyar a políticos antes denostados, como Gaitán, alcalde de Bogotá desde 1937,69 y mantuvo la legitimidad del gobierno identificando a los verdaderos responsables de la explotación clasista. El PCC apoyó el proyecto de ley de tierras de 1936 y denunció las irregularidades de la política de créditos a campesinos, advirtiendo que podían pasar de siervos de los senores feudales a esclavos de los bancos, por lo que atacaron al "capital usurario".70
En el Congreso Sindical de Medellín de agosto de 1936 se creó la Confederación Sindical de Colombia. Antes del Frente Popular, el PCC era implacable con los sindicalistas amarillos y "oportunistas",71 pero ahora defendía la unidad del movimiento obrero. En el congreso se afianzó la unión de las izquierdas y el apoyo a la política democrática de López. La nueva organización se transformó en la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC) en el congreso sindical de Cali de 1938. Allí el PCC llegó a plantear la defensa de la industria y del trabajo,72 difuminando así la frontera clasista que otrora ensalzó a los obreros.
El cambio en el concepto de democracia, que transformaría el discurso de los comunistas con el Frente Popular, se dio por la aceptación del significado liberal del concepto como sistema político basado en el poder civil. El uso de un lenguaje de derechos y libertades civiles, como las de pensamiento, expresión y reunión, había sido útil a los comunistas para defenderse de los procesos abiertos en su contra por subversión. En el pasado se había hecho un uso instrumental de este lenguaje, pues se consideró que encubría un poder burgués. Ahora, "las libertades populares y derechos del pueblo" resultaban indispensables para la existencia de las organizaciones de masas. La confianza en los poderes ejecutivo y legislativo se alimentó con las reformas emprendidas por el gobierno y de la victoria electoral que iban obteniendo candidatos comunistas, lo que les hacía motivar a sus bases a que ejercieran sus deberes como "ciudadanos".73
La aceptación del principio de mayorías, que los comunistas vivieron en los congresos sindicales, también hizo parte de los nuevos significados que atribuyeron a la democracia. El PCC reconoció la mayoría electoral del Partido Liberal y aceptó renunciar a una mayor figuración. Ante la desconfianza que producían en los jefes liberales, incluyendo el mismo López, los comunistas sacrificaron el nombre de Frente Popular por Frente Liberal Democrático.74 Dijeron que el nombre era lo de menos si lo que importaba era la creación de un bloque contra la reacción (aunque, como se ha descrito, el viraje fue posible gracias a una transformación del discurso comunista). Sin embargo, para la dirigencia del partido de gobierno no había necesidad de un frente liberal porque jese ya era su partido!
López fue definido como el "presidente demócrata", y su partido, como el de la tradición democrática. Los comunistas examinaron la historia y se apoyaron en el cúmulo de experiencias que poblaban el significado liberal de democracia. Trajeron a colación las reformas liberales del siglo XIX como la abolición de la esclavitud, la pena de muerte y los monopolios, así como la adopción de las libertades civiles. Los comunistas elogiaron a figuras históricas del liberalismo, como Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera, para fijar los valores democráticos a la identidad liberal. Entroncar con el pasado les permitía legitimarse en el espacio político, así como presionar al liberalismo a no salir del camino reformista ante la pausa que ofrecía Eduardo Santos.
La democracia ya no se presentaba solo como un objetivo a cumplir en el futuro, cuando obreros y campesinos llegaran al poder, sino como un legado para mantener firme en el presente.75
No todos los significados anteriores de democracia desaparecieron con el viraje. Este fue el caso del centralismo democrático, principio que atravesaba las jerarquías internas del partido para la toma de decisiones y que salió a la luz cuando el PCC pasó a verse como un organismo democrático, para lo cual también expuso el trabajo de masas constante. Esto se combinó con experiencias nuevas, como la del Frente Popular, que agregó la búsqueda de acuerdos armónicos. Todo esto contrastaría con el Partido Liberal, al que se le notaba la división entre los jefes y las masas, solo vistas como medio para llegar al poder. El PCC se consideró a sí mismo como un "partido popular", es decir, más democrático que el liberal.76
El PCC se desempenaría como "vigía" en defensa de la democracia. Gilberto Vieira era consciente del giro semántico del concepto. Según él, "el contenido real de la palabra democracia ha cambiado radicalmente", pues ya no era "base de la reacción", sino su "barrera", debido a que las clases dominantes se habían refugiado en el fascismo. Lo democrático pasó a dividir la sociedad y ocupó un lugar central en el discurso comunista: de este lado estaban las fuerzas "progresivas", el "frente del trabajo", el de la "democracia laborante"; del otro, "el frente parasitario" de la "aristocracia reaccionaria". Solo reconociendo a la democracia como un atributo de la mayoría trabajadora fue que ese concepto pudo entrar y mantenerse en la inteligibilidad comunista. La lucha por la democracia, así entendida, debía preceder a la victoria de las clases oprimidas.77
Esas fuerzas opuestas no eran simétricas. Si los comunistas eran capaces de que la mayoría trabajadora se uniera en pos de la democracia, podían vencer a la minoría reaccionaria. Las alusiones a las alianzas de clase, predominantes en los inicios del Frente Popular, dieron paso a apelativos que desdibujaron las divisiones clasistas para resaltar su rasgo común como trabajadores, como "las masas" y "el pueblo".78
El concepto de clase perdió protagonismo. "Las masas" volvieron a acoger en toda su extensión a las clases subalternas precisándolas con adjetivos como "laboriosas" o "productoras nacionales". El PCC llegó en ocasiones a dejar de aludir al mundo del trabajo como recordatorio clasista para reconocer a las "masas liberales" como fuerza de "liberación nacional", en tanto que podían hacer que el liberalismo se comprometiera con el antiimperialismo.79 No solo era suficiente con apelar a la multitud para que las masas se sintieran poderosas, sino que había que promover su unión y cohesión para que su potencial pasara a ser efectivo. El "pueblo" fue el nombre singular que concretó la unidad deseada de las masas trabajadoras y que las asoció con la democracia a su servicio, delimitándolas en el suelo colombiano como su pertenencia territorial. Los comunistas se adscribieron a este término, compartido con el liberalismo, para referirse al sujeto político titular de la democracia.
La alianza política del PCC con el Partido Liberal nunca cristalizó, pero las menciones al Frente Popular sí permitieron la integración de las cuatro clases convocadas a este: el proletariado, la pequeña burguesía urbana, el campesinado y la burguesía "nativa", en el sujeto llamado "pueblo trabajador". La constante búsqueda de la unidad sindical va a ser un trasunto de la pretendida unidad popular. Se esperaba que los congresos sindicales pudieran orientar ideológicamente al pueblo trabajador en defensa de la democracia.80
Otros factores movilizadores de la unidad retórica del pueblo eran Alfonso López y el Partido Liberal. En 1938, Tierra, el periódico comunista, lo nombró como "el jefe del pueblo colombiano", con el ánimo de afincar su papel como líder demócrata. La unidad del liberalismo también aseguraba la unidad del pueblo. Eso explica el reconocimiento de los comunistas a Eduardo Santos como candidato único del liberalismo.81
La dimensión democrática de la soberanía del pueblo va a ser asociada a la resistencia ante el imperialismo. El pueblo estaba ávido de regir sus propios destinos, pero la patria se encontraba en riesgo por la agresión del capital extranjero. "Pueblo" y "patria" van a ser sinónimos en el conflicto político fundamental: "o con el pueblo y en defensa de la patria, o con los enemigos del pueblo y los traidores a la patria".82 En el sujeto pueblo confluían así las luchas de clase, las democráticas y las nacionales en tanto antiimperialistas. El "pueblo" recibió el apelativo de "trabajador", pero luego apareció solo como "el pueblo de Colombia" o el "pueblo colombiano". En su bienvenida a Eduardo Santos como presidente del país en agosto de 1938, Tierra celebró su política de respeto internacional advirtiendo que "nunca como hoy todo el pueblo de Colombia necesita estar compactado y unificado para defender su nacionalidad".83
Para los políticos e intelectuales de la República Liberal, el pueblo también integró en el lenguaje a los sectores sociales en un sujeto digno de representación política. Para los liberales, el pueblo también estaba asociado a esas mayorías que presionaban por tierra, instrucción y trabajo. Además, era útil para afincar simbólicamente la ciudadanía a través de la identificación, estudio y realce de las tradiciones y expresiones culturales populares. Los estudios etnográficos y del folclor regionales y nacionales legitimaron al pueblo como actor político a partir de la fijación de una identidad cultural, de un "alma nacional" a la cual aferrarse.84
Los comunistas acompanaban este anhelo liberal recurriendo a la historia patria para alimentar la unión simbólica del pueblo colombiano. Recordaron a figuras heroicas de la Independencia85 para forjar la identidad nacional a partir de los principios de su interés, como la independencia nacional, la defensa de los derechos de los pueblos y en especial la "justicia social" frente a los privilegios feudales de la Colonia. Este relato de lucha por la democracia que extendía sus raíces hasta el origen de la nación sirvió para pergenar una especie de nacionalismo liberal, pretendidamente popular, opuesto al relato identitario del nacionalismo conservador.86 Los comunistas se insertaron así en la historia nacional, se sintieron pertenecientes a la nación colombiana conformada por el pueblo trabajador de tradición democrática y pelearon por su derecho a representarlo. Luis Vidales redefinía ese nuevo sujeto político:
Tierra es la casa de "todos". "Todos" son aquellos para los que nuestra hermosa tradición nacional es sagrada e intocable; aquellos que mantienen viva la "independencia" de Bolívar en la lucha de hoy contra el invasor imperialista, y que levantan con un gesto de arrogancia y honor la bandera de las libertades democráticas que en cien acciones de sangre nos legaron Uribe Uribe, Herrera.87
El PCC fue consciente de toda la serie de cambios que produjo el "viraje" del Frente Popular e intentó explicarlos para ajustar su propia identidad en el camino. Según ellos, los tiempos que se vivían requerían que la realidad se interpretara de acuerdo con los hechos concretos, y no a dogmas inmutables.88 Aunque la meta de una sociedad sin clases seguía siendo su faro, los comunistas hicieron conciencia de que las condiciones colombianas necesitaban primero otras respuestas.
Conclusión
El significado de los conceptos dentro de una ideología está dado por el lugar específico que ocupan en la red semántica que la ideología ordena y dispone. En este estudio se analizó el cambio ideológico del PCC, ocurrido con ocasión del viraje del VII Congreso de la ic, como un reordenamiento de las relaciones entre conceptos, en lo que tiene que ver con el trabajo de definición del sujeto político.
La polisemia de los conceptos es condición para el debate político, y lo que busca cada ideología es gobernar la ambigüedad, siendo ella misma una red que organiza los conceptos en una narrativa clara. Entre 1930 y 1935 el concepto de clase ocupó un lugar central en la ideología del PCC. Allí, estructuró los sujetos políticos a partir de su papel en la producción capitalista y arbitró el sentido de los demás conceptos políticos. Para comprender la sociedad y ofrecer alternativas, los comunistas ofrecieron análisis de clase de la dominación capitalista en Colombia, en las que discernían con detalle las clases y su comportamiento, para proponer después al proletariado como vanguardia de las clases oprimidas en la lucha antiimperialista. Al concepto de clase se supeditaron otros conceptos, como el de nación y democracia, lo que les permitió cuestionar el discurso de sus adversarios políticos enmarcado en un lenguaje republicano de estirpe liberal. El significado de la nación fue el del espacio de la dominación imperialista, delimitado por fronteras que reunían a dominantes y dominados, y por un sistema político arreglado para beneficiar los intereses burgueses. Esto hacía que la nación como concepto se asentara en los márgenes de la ideología comunista.
El camino que lleva al concepto de nación de la periferia al centro del entramado ideológico del PCC se relaciona expresamente con la plasticidad del concepto de democracia. Antes del viraje antifascista, los comunistas entendían por democracia al dominio de obreros y campesinos, alcanzable con la revolución democrático-burguesa, y rechazaban el significado liberal del concepto que se asentaba en el respeto a las libertades civiles y a la competencia partidista por la representación política. Sin embargo, priorizar la democracia como objetivo inmediato desde 1935 tuvo como consecuencia la densificación del sujeto político que la legitimaba. La aceptación del sistema de representación burguesa al significado de democracia comunista se expresó en la asociación del principio de mayorías al mundo del trabajo que identificaba al PCC.
El concepto de clase primero se ensancha, partiendo de aludir a burgueses y proletarios a "clases medias" o "productoras" y "clases trabajadoras", hasta disolverse en el continente que antes le albergaba, las masas trabajadoras.
Al ubicarlas en la lucha antiimperialista, el pueblo tomará forma en un espacio-tiempo reconocible, la nación, identifiable por su territorio y por su tradición histórica. Si el concepto "clase" dividía y categorizaba, definiendo al sujeto político revolucionario como un sujeto "élite" -el proletariado-, la operación que hace el concepto "pueblo" es sumar, integrar los componentes del sujeto político democrático, cuya fuerza descansa en las mayorías y en la memoria colectiva.
El cambio ideológico como reorganización de las relaciones entre los conceptos se aprovecha de las oportunidades dispuestas de la ideología del PCC. La proclama de una revolución democrático-burguesa de los inicios allanó el camino para el reconocimiento de la nación como espacio de legitimidad comunista. Planteada para los países dependientes del imperialismo, lo que presumiría una clase obrera débil, la revolución democrático-burguesa requería una alianza de clases para distribuir la propiedad imperialista y latifundista entre obreros y campesinos. Estos serían los principios de una lucha de "liberación nacional", en las que el concepto de nación va a asociarse internamente con una alianza de clases y externamente en resistencia al imperialismo. Este punto de partida, considerado necesario para los países semicoloniales, facilitaría la adopción de los comunistas colombianos a la política de Frente Popular.
El viraje ideológico descrito, entonces, no debe ser entendido como un cambio interesado que solo requirió del apoyo al gobierno liberal, sino como un reordenamiento conceptual que se apoyó tanto de los enunciados previos -como el de la alianza antiimperialista de las clases-, así como de puntos en común con la ideología del liberalismo. El lenguaje político que sustentó tanto al comunismo como al liberalismo se caracterizó por una temporalidad inclinada al futuro, de donde provenían la revolución y la reforma. Con el cambio conceptual, los comunistas desaceleraron: el "progreso" y el "desarrollo" daban la sensación de que la sociedad se seguía moviendo "hacia adelante". Los comunistas sacrificaron la fuerza del futuro socialista por la intervención del pasado histórico, a través de la selección de episodios y personajes de la historia nacional a quienes se les podía endilgar una pertenencia "popular".