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Forma y Función

Print version ISSN 0120-338X

Forma funcion, Santaf, de Bogot, D.C. vol.34 no.1 Bogotá Jan./June 2021  Epub Oct 31, 2020

https://doi.org/10.15446/fyf.v34n1.81256 

Artículos

Estudio de espacialidad del español rural de Santander (Colombia): contextualización teórica y conceptual*

Study of the Spatiality of Rural Spanish of Santander (Colombia): Theoretical and Conceptual Contextualization

1Texas A&M University, Texarkana, Estados Unidos. lrincon@tamut.edu


Resumen

Por décadas, las relaciones espaciotemporales fueron esenciales en propuestas teóricas que sustentaban la variación lingüística histórica, desplazando el espacio euclidiano, el social y el perceptible. La nueva geografía humana, al validar la incorporación de la dimensión espacial en el estudio de la lengua, dio paso a la geolingüística, una corriente interdisciplinaria caracterizada por el eclecticismo científico y el énfasis en procesos y estructuras espaciales de la lengua. Este trabajo examina el referente teórico y conceptual de un estudio en curso sobre espacialidad del español de Santander (Colombia), en concordancia con los cometidos teóricos de la geolingüística. Los planteamientos teóricos y conceptuales que son el enfoque de la presente discusión incluyen aspectos relacionados con los conceptos de espacio y espacialidad: el espacio euclidiano, el social y el perceptible, y aspectos relacionados con la difusión de fenómenos lingüísticos: centros de articulación y difusión, redes, naturaleza y estructura de la dispersión.

Palabras clave: comunidad lingüística; espacio; espacialidad; geolingüística; redes de difusión

Abstract

For decades the spatial-temporal relation was fundamental in theories that supported variability in historical linguistics, while downgrading the Euclidian, social, and perceptible spaces. By incorporating the concepts of space and spatiality to the study of language, the new human geography gave way to the development of geolinguistics, an interdisciplinary subject characterized by scientific eclecticism and the emphasis on processes and spatial structures of language. This paper examines the theoretical and conceptual referents of a study of the spatiality of Santander Spanish (Colombia), following the basic theoretical principles of geolinguistics. The theoretical and conceptual referents that constitute the focus of the present article include aspects related to the concepts of space and spatiality: the Euclidian, social, and perceptible space, as well as aspects related to the diffusion of linguistic phenomena: centers of articulation and dispersion, networks, and the nature and structure of the dispersion.

Keywords: diffusion networks; geolinguistics; space; spatiality; speech community

1. Introducción

El artículo que se presenta a continuación desarrolla el referente teórico y conceptual que fundamenta un estudio en curso sobre espacialidad del subdialecto santandereano (departamento de Santander, Colombia). Con el fin de determinar y explicar la distribución espacial de fenómenos lingüísticos observados, la investigación se apoya en principios básicos de la geolingüística. El primer apartado busca ubicar al lector en el contexto dialectal, por lo que destaca aspectos relevantes de la geografía física y socioeconómica del departamento. La siguiente sección trata de los antecedentes lingüísticos. Aquí se presenta una reseña de las generalidades del español rural de Santander a partir de datos compilados a mediados del siglo pasado para el Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia (en adelante ALEC) (Flórez, 1981-1983). El aparte principal del artículo examina el referente teórico y conceptual, así como principios asociados con ruralidad e incidencia en el innovantismo o conservadurismo lingüístico. Esta sección hace un análisis del concepto de comunidad lingüística, de la confluencia entre el espacio euclidiano, social y perceptible, y de la incidencia en la naturaleza endocéntrica o exocéntrica de las comunidades y los procesos lingüísticos. Otros conceptos relacionados con espacialidad abordados en el estudio son población, migración y movilidad, centros de transmisión y de recepción de patrones, redes de difusión de la innovación o de preservación de formas conservadoras, naturaleza y estructura de la difusión.

2. Santander andino

El área dialectal del subdialecto santandereano coincide con el trazo geográfico y geopolítico del departamento de Santander. El departamento está localizado sobre una zona que ocupa el último tramo de la Cordillera Oriental y una región baja a lo largo del valle del río Magdalena. Ocupa el 2.6% del territorio nacional sobre una extensión aproximada de 30 000 km² en el nororiente del país. Se distingue por un relieve de topografías variadas y paisajes claramente diferenciados por dos macrounidades: una zona baja con paisajes de humedales en el oeste y una zona montañosa que alberga ecosistemas de páramo y bosque alto-andino en el oriente y sur oriente, paisajes de serranías en la provincia de Mares, paisajes de cañones, un paisaje subandino en la provincia de Vélez, así como mesas y bosques secos en las provincias de Soto, Guanentá y Comunera (Gobernación de Santander & Universidad Santo Tomás de Aquino [USTA], 2014).

Ramírez y de Aguas (2016) identifican tres asentamientos provinciales en el territorio colombiano: provincia urbana, intermedia y rural, distinguidas entre sí por factores de densidad poblacional y proximidad a cabeceras urbanas o intermedias. La provincia urbana es caracterizada por el alto nivel de urbanización y población, así como el gran tamaño de las cabeceras municipales. La provincia intermedia tiene un rango de urbanización y población significativamente menor que la provincia urbana. La provincia rural conforma «el rango más bajo en urbanización, baja densidad de población y un bajo tamaño relativo y absoluto de las cabeceras» (Ramírez & de Aguas, 2016, p. 6). Para propósitos de planificación, zonificación y administración, Santander está divido en siete provincias administrativas que albergan los 87 municipios del departamento. Aunque la mayor parte de la extensión territorial está conformada por provincias rurales, la zona rural alberga únicamente el 24.4% de la población santandereana (Gobernación de Santander & USTA, 2014). El 75.6% de la población departamental se encuentra conglomerada en el casco urbano de las provincias intermedia y urbana (el puerto petrolero de Barrancabermeja y el Área Metropolitana de Bucaramanga -AMB-, que constituye el mayor centro urbano de Santander [Gobernación de Santander & USTA, 2014]). La zona urbana tiene una tasa anual de crecimiento del 1.49%, mientras que las provincias rurales de las zonas altas del departamento muestran un decrecimiento poblacional crítico (Gobernación de Santander & USTA, 2014). Los aspectos poblacionales son esenciales en la delimitación del carácter identitario de las comunidades e incidencia en el nivel de conservadurismo o innovantismo lingüístico.

Tal y como lo afirma Estébanez-Álvarez (1992), el relativo aislamiento del contexto rural trae consigo el predominio de las relaciones primarias que son «eminentemente locales» y caracterizadas por «estrechos vínculos con el entorno» (p. 256); el autor atribuye la diferenciación del «sistema de valores» (p. 256) (tradicionales, locales, nacionales) a las formas de sociedad (clase media, agraria, industrial) y a su influencia en el comportamiento espacial, que en las zonas rurales es típico de valores «localistas» y de un tipo de «comportamiento mucho más restringido» (p. 257).

La zona dialectal santandereana se ubica eminentemente en un entorno natural donde el espacio funciona casi esencialmente alrededor del sector primario, con gran influencia sobre el sector terciario. Son grupos con una baja movilidad espacial y estratificación social (características resaltadas por Estébanez-Álvarez [1992] en relación con los asentamientos rurales). Las prácticas económicas de una comunidad transmiten información de importancia sobre aspectos sociales e idiosincráticos. Varios apartes de este trabajo abordan la influencia de la ruralidad y aspectos relativos a la idiosincrasia de los hablantes como algunas de las variables determinantes del cambio lingüístico. Es así como un entendimiento sobre la idiosincrasia del hablante de la zona rural no puede dejar de lado aspectos de vida diaria y aquellos relacionados con la actividad económica de estas comunidades rurales.

La economía del AMB, el mayor centro urbano de Santander, depende en gran parte del sector terciario, especialmente servicios educativos, salud, comercio, hotelería y finanzas. Hasta hace poco, el AMB, que incluye cuatro municipios (Bucaramanga, Girón, Floridablanca y Piedecuesta), se había distinguido por su economía agrícola tradicional y el nivel rudimentario de su industria (Universidad Industrial de Santander, Programa Nacional de Desarrollo Humano, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Colombia, & Acción Social de la República de Colombia, 2015). Actualmente, es reconocida como el mayor centro de negocios del nororiente colombiano (Gobernación de Santander, 2016) en contraste con la actividad económica de la zona rural.

Durante el trabajo de campo se puede observar que el desarrollo sostenido de las provincias rurales se basa en la agricultura, la agroindustria y la producción pecuaria. Abunda el ganado bovino y caprino, la siembra de cultivos como café, tabaco, cacao, caña de azúcar, fique, maíz, fríjol, papa, yuca, plátano, cebolla, y gran variedad de hortalizas y frutas, particularmente cítricos. En el contacto con las comunidades, es evidente que el campesino se acomoda al cultivo que le favorece según el terreno, clima e insumos. Muchos trabajan como jornaleros, mientras el campesino adulto y las mujeres se dedican a la cría de animales y cultivan productos de pancoger.

En el casco urbano, son comunes los negocios familiares de servicios como tiendas, restaurantes o misceláneas y la pequeña empresa, principalmente fabricación de artesanías. Otra fuente de ingresos posicionada y en crecimiento es el turismo, que toma varias formas dependiendo de la región; son atractivos para el visitante el turismo gastronómico, artesanal, religioso, histórico, de deportes extremos acuáticos o contemplativo. No obstante su diversidad, la economía primaria a pequeña escala que caracteriza la región acentúa sus niveles críticos de pobreza. El Índice de Pobreza Multidimensional [IPM] muestra el gran contraste entre la pobreza de la vereda (con un índice de pobreza de 77.2%) y la pobreza la zona urbana (con un índice de pobreza de 45%) (Gobernación de Santander, 2016).

3. Antecedentes Lingüísticos

Santander es una división político-administrativa, al igual que un área lingüística. El subdialecto santandereano forma parte del gran dialecto andino colombiano que, junto con el superdialecto costeño, conforman los dos macro-dialectos de la Colombia hispana. En su conjunto, el subdialecto santandereano está caracterizado por hablas con rasgos del dialecto costeño en las zonas bajas a lo largo del valle del río Magdalena y hablas propias de la región montañosa en el tramo central y oriental del departamento.

El español hablado en Santander (Flórez, 1965) es el único estudio completo reportado hasta el momento sobre esta variedad y a partir del cual han surgido trabajos menos exhaustivos. El trabajo es parte del proyecto del ALEC (Flórez, 1981-1983), concebido quizás como la investigación más amplia de dialectología colombiana. Los datos de ALEC para la zona de Santander provinieron de un corpus recogido a partir de unas mil ochocientas preguntas que arrojaron información sobre la pronunciación, la gramática y el vocabulario referente a la industria agrícola y ganadera, familia, ocupaciones, cultura y otros aspectos del vivir en la región. La muestra fue conformada por campesinos letrados e iletrados, en su mayoría hombres entre los 32 y 75 años, y residentes en las cabeceras municipales de dieciocho localidades del departamento. En notas publicadas con antelación a la obra, y en congruencia con el objeto del proyecto y metodología del atlas, Flórez (1964) señala la aplicación de una técnica de análisis con la que el autor trata «con un criterio sincrónico todos los fenómenos observados» (p. 74).

En el nivel fonológico, las notas destacan la alta variabilidad vocálica y, en particular, las alteraciones de las vocales. Una característica sobresaliente del vocalismo es el alargamiento de las vocales tónicas; las vocales átonas en sílaba inicial y media presentan la mayor divergencia y frecuencia de alternancias morfofonémicas. El fenómeno se observa principalmente en las alternancias /i/ ~ /e/ y /e/ ~ /i/ (e. g., encontrar ~ incontrar; cabecera ~ cabicera). Los datos destacan la tendencia de reducción silábica en el contexto de fonemas vocálicos contiguos en frontera de palabra (e. g., para allá > pallá), al igual que la asimilación vocálica con eliminación de frontera de palabra (e. g., de ahí > diahí). Se destaca, además, la frecuencia de la transposición de los grupos vocálicos, que conlleva a la inducción del diptongo (e. g., trastear ~ trastiar) o su disolución (e. g., reumatismo > romatismo).

Los datos resaltan variaciones alofónicas de /d/, /f/, /s/, junto con la distinción /y/ - /ɭ̬/. Sobresale la frecuencia del ceceo, al igual que la fricción bastante perceptible de /s/. Aparecen algunas instancias de la fricativa sorda faríngea en las zonas altas del departamento, al igual que el alófono [h] ante consonante o su total elisión, común de las zonas bajas. La variabilidad de /f/ es notable. Esta se realiza corrientemente como una fricativa bilabial sorda, pero puede tener una leve aspiración y algunas pronunciaciones hasta el punto labiodental. El alófono velar es bastante común en la zona rural (e. g. afuera > ajuera). Por su parte /d/ comúnmente desaparece en posición intervocálica en frontera de palabras (e. g., toro de candela > tóroe candela) y en comienzo o final de palabra (e. g., donde > onde; usted > usté). Las notas también indican que el final de palabra se percibe como el contexto apropiado para la elisión de la consonante, y de manera particular cuando es parte de las combinaciones «-ada, -ado, -ida, -ido, -uda» (e. g., paluda > palúa; pelada > pelá). También es perceptible la distinción entre la palatal lateral y la fricativa en la mayoría de las poblaciones estudiadas, aunque se reportan algunas instancias de fusión alofónica a favor del yeísmo [ɭ̬] > [y]. En general, los grupos consonánticos se alteran frecuentemente (e. g., columna > coluna; examen > esamen; doctor > dotor).

Flórez (1959) destaca prácticas que concuerdan con el uso culto y formal de la lengua, aun entre los grupos más jóvenes e iletrados. Este tratamiento coincide con la claridad y nitidez de la pronunciación del español santandereano destacada por el autor. Asimismo, resalta el alargamiento de las vocales acentuadas que influyen igualmente en la lentitud típica de la conversación y sugiere que la baja frecuencia de los diminutivos podría ser atribuida a la formalidad en el trato del santandereano. Sobre el vocabulario, Flórez (1959) señala como nota interesante que aún «siguen vivas muchas formas “de decir” que en España son anticuadas» (p. 13).

4. El contexto del estudio

Con el fin de obtener mayor representatividad lingüística del subdialecto, el estudio se vale de la noción de provincia histórica sobre la división político-administrativa. Para la Gobernación de Santander, las provincias fueron concebidas como entidades de orden histórico desde inicios de la colonización española, con el fin de designar los grupos étnicos que eran descubiertos. Como lo indican la Gobernación de Santander y USTA (2014), las provincias históricas hoy son percibidas como «reliquia identitaria» (p. 55) y, aunque no tienen existencia político-administrativa real, «siguen existiendo como realidad cultural y recurso de las identidades inmediatas de los santandereanos» (p. 55).

El atributo de la provincia como ente de carácter histórico más que político-administrativo es importante en la interpretación de la cultura popular e identidad regional. De hecho, Ramírez y de Aguas (2016) indican que la ya mencionada caracterización es un criterio fundamental en el entendimiento del desarrollo de la cultura popular e identidad regional. Para la investigación, es además una consideración determinante en la interpretación del grado de adherencia e identidad de los grupos con su espacio. El estudio propone que la identificación del habitante con la cultura y forma de vida de su provincia incide en el grado de adherencia con su espacio y, estos en conjunto, con la tendencia conservadora de estas comunidades lingüísticas. La referencia teórica y conceptual que apoya esta propuesta es revisada en detalle más adelante.

El señalamiento de las provincias históricas según estándares de ruralidad y urbanismo propuesto por Ramírez y de Aguas (2016) sirve al estudio en la identificación del contexto rural, objeto de la investigación. De igual forma, este concepto brinda elementos esenciales en la interpretación de identidad regional, que a su vez son claves en el entendimiento del carácter lingüístico de estas comunidades. Estándares de ruralidad y urbanización (Ramírez & de Aguas, 2016) del territorio colombiano son aplicados con el fin de determinar de manera más exacta el contexto de trabajo. Así, se identifican las zonas de cabecera o vereda de localidades rurales en las siete provincias del departamento:

  • Provincia urbana de Soto: municipio de Rionegro y veredas en los municipios urbanos de Girón y Piedecuesta.

  • Provincia intermedia de Mares: Zapatoca y San Vicente de Chucurí, localidades rurales de zona alta.

  • Provincia rural de Soto Norte: su capital Matanza, al igual que California y Charta; provincia rural de Vélez: su capital Vélez y Güepsa; provincia rural de Guanentá: su capital, San Gil, Charalá, Curití y Valle de San José; provincia Comunera: su capital Socorro, al igual que Oiba y Confines; provincia rural de García Rovira: su capital Málaga, junto con Cerrito, Concepción y Capitanejo.

Como se observa en la red de encuesta (Figura 1), el estudio selecciona un total de veintiún municipios en las provincias rurales e intermedias y veredas de dos municipios en la provincia urbana de Soto. La mayoría de estas localidades formaron parte de la recolección de datos para el ALEC en la zona dialectal de Santander. Las localidades identificadas fueron Aratoca, Capitanejo, Charalá, Girón, Guaca, Málaga, Onzaga, Piedecuesta, Puerto Wilches, Rionegro, San Gil, San Vicente, Simácota, Suaita, Suratá, Tona, Vélez y Zapatoca (Flórez, 1964).

El equipo de trabajo para la presente investigación estuvo conformado por el investigador principal y sociolingüista, un comunicador social, encargado de recolectar material etnográfico y audiovisual, y un tercer miembro conocedor de primera mano de las diferentes regiones y del carácter del habitante de la zona. Para la selección de los participantes, se utilizó la técnica de red cerrada networking (Silva-Corvalán, 2001). En cada municipio se identificaron hablantes con conocimiento amplio de la comunidad: director de la biblioteca, la casa de la cultura, funcionario o líder comunitario, con quienes iniciaba la red, que era constituida por familiares, amigos o vecinos.

Con el fin de completar la cuota establecida de 10-15 participantes en cada población, se invitaron participantes de una diversidad de profesiones (artesanos, tenderos, maestros, vendedores informales) y una diversidad de contextos (microempresas, escuelas, tiendas y misceláneas). No podía faltar la plaza, el sitio predilecto de interacción social en los pueblos. Los participantes, hombres y mujeres mayores de 18 años, debían ser nativos de la localidad estudiada (cabecera municipal o vereda), o provenientes de otras zonas altas del departamento y con residencia en la región desde la niñez. El acopio de los datos se hizo en dos lapsos en los años 2016 y 2018.

Figura 1. Red de encuesta propuesta para el estudio del español de Santander 

5. Fundamentación teórica y conceptual

García-Mouton (2016, p. 31) identifica el origen de la dialectología hispanoamericana en la filología románica europea de la segunda mitad del siglo XIX, la cual produjo los primeros trabajos dialectológicos y estudios empíricos de naturaleza principalmente descriptiva. La insistencia de la dialectología en «fijar fronteras y límites dialectales» y cartografiar formas lingüísticas de alguna manera impulsó el interés por cuestiones espaciales. Esta tendencia, que promulgaba una noción diatópica del lenguaje, trajo consigo un nuevo enfoque que dominó el estudio de los dialectos (esencialmente rurales) en los años cincuenta. Trabajos de la época se apoyaban en modelos teóricos que concebían el lenguaje como un sistema estático, regido por una normativa homogénea y en el que «el espacio era un mero continente de variación lingüística» (Hernández-Campoy, 2002, p. ix). En este contexto nacieron los más importantes atlas nacionales en Europa y uno de los primeros en Latinoamérica, el ALEC, y subsecuentes estudios incluyendo El español hablado en el departamento de Santander (Flórez, 1965).

El auge del momento de modelos que seguían analizando el lenguaje desde una perspectiva diacrónica lleva a investigadores como Bunge (1962) a lanzar una crítica la inhabilidad de las teorías prevalentes en explicar y predecir fenómenos de manera científica. Así, la carencia de un movimiento capaz de cuantificar el espacio natural, que al igual diera prioridad a consideraciones del escenario social en los procesos lingüísticos, da lugar al surgimiento de la «nueva» geografía humana (Hernández-Campoy, 2002). Inspirada además por «una reacción antihistoricista» (Capel-Sáez, 1981, p. 394), la geografía humana es una geografía cuantitativa, que como toda ciencia utiliza un método científico al intentar proponer leyes y explicar científicamente temas relativos al espacio (Britain, 2002).

Reyes y Córdoba-Henao (2009) consideran que la partida de la geografía de su tradicional enfoque descriptivo hacia «una teoría social crítica» (p. 133), caracterizado por el estudio de temas como el poder, la cultura, la historia, es resultado de su transformación metodológica y conceptual. Su nueva propuesta científica valida el dinamismo del lenguaje en el planteamiento de dispersión geográfica de formas lingüísticas y diseño de modelos de dispersión. Hernández-Campoy (2012) no deja de cuestionar su preferencia por determinar las relaciones entre los espacios, más que el estudio de los espacios mismos, y por identificar los procesos, más que los factores que inciden en estos. Además, critica el afán de estudiosos de la época por definir las causas del fenómeno, mas no por el fenómeno en sí, ni por descubrir qué fenómenos hay y dónde se dan.

Es hacia finales de los años setenta que el espacio físico gana más relevancia en el estudio de la lengua. Es entonces cuando sociolingüistas como Trudgill (1989, 1999), Chambers y Trudgill (1998), Milroy y Milroy (1985) y Britain (1991) empiezan a dar cuenta de factores pertinentes al espacio físico y social en su interrelación con procesos lingüísticos (Hernández-Campoy, 2002). El empirismo científico que caracteriza la sociolingüística y el énfasis en la regularidad y en lo general continúan estando a la vanguardia de estudios de la época, aunque investigadores como Chambers (1982) notan la brecha del tratamiento científico en la interpretación de los procesos espaciales y patrones de difusión.

En su evaluación del estado de los dialectos (urbanos, rurales), Britain (1991, 2002) resalta la crítica que, en su momento, Foucault (1980) había hecho sobre el enfoque dinámico del tiempo, [quizás] a expensas del tratamiento «inerte» del espacio: «Space was treated as the dead, the fixed, the undialectical, the immobile. Time on the contrary was richness, fecundity, life, dialectic» (Britain, 2002, p. 603). Es así como el cuestionamiento de la percepción estática del espacio, el énfasis en el desarrollo histórico de las lenguas, junto con el reconocimiento del lento avance en la inclusión de la espacialidad en los procesos lingüísticos, traen consigo el desarrollo de un nuevo modelo de estudio de la lengua: la geolingüística.

Los investigadores colombianos Reyes y Córdoba-Henao (2009) definen la geolingüística como una forma de dialectología moderna que tiene como objeto «espacializar fenómenos relacionados con la lengua» (p. 146). Este concepto posiblemente tiene sus raíces en Trudgill (1999), quien aborda esta nueva ciencia como: «a synthesis of the methods and objectives of traditional dialectology with those of secular linguistics and other forms of macro-sociolinguistics, together with some input from human geography» (p. 3). Para Chambers y Trudgill (1998), es una disciplina investigativa sobre «las características espaciales del lenguaje y cuya naturaleza se gesta en la confluencia de tres áreas: la geografía lingüística (Dialectología Tradicional), la dialectología urbana (Sociolingüística Laboviana) y la geografía humana (Geografía)» (citado por Hernández-Campoy, 2002, p. 121).

Ahora el espacio logra un lugar prominente en el estudio de procesos de difusión lingüística. Se convierte en el escenario donde interactúan las formas lingüísticas, donde interaccionan las comunidades lingüísticas y donde adquiere gran importancia su vinculación con la realidad espacial (geográfica, social y cultural). En este punto es pertinente resaltar la propuesta de Britain (1991, 2002) en referencia a tres tipos de espacio: el euclidiano, el social y el perceptible. El espacio euclidiano es el espacio objetivo, el físico, el que se puede cuantificar; el espacio social es aquel manipulado por el hombre; el espacio perceptible es aquel donde interactúan los grupos sociales, el de la vida cotidiana. Los espacios exhiben un alto nivel de codependencia, y el tratamiento de uno implica la adopción o transformación del otro. Un ejemplo del espacio social o físico, son las actitudes y formas de sentir del individuo con respecto a su entorno. En el nivel del lenguaje, entonces, la confluencia de los tres espacios es esencial en el entendimiento de la dispersión de innovaciones lingüísticas y el desarrollo de las diferencias dialectales.

Con el fin de proyectar la actividad lingüística del subdialecto santandereano, el estudio aplica la tipología espacial adelantada por Britain y plantea una distribución de los espacios en el contexto del estudio de esta manera: (1) espacio físico natural: la variedad topográfica de la zona montañosa andina, región árida, bosques secos, vertientes topográficas y zona escarpada árida; (2) espacio estructural: vías y condiciones viales, distancias entre centros de influencia y centros receptores, distancias a centros urbanos, zona de cabecera y zona de vereda; (3) espacio social: idiosincrasia e identidad cultural, estadísticas poblacionales, patrones de migración y actividad económica. En lo que sigue del documento, se exponen aspectos teóricos y conceptuales adicionales que apoyan la propuesta de espacialidad para esta zona dialectal, en concordancia con esta distribución espacial.

5.1. Ruralidad: ¿resistencia o innovación lingüística?

Comúnmente, los fenómenos sociopolíticos o económicos son atribuidos a la idiosincrasia del grupo social. El estudio propone que los fenómenos lingüísticos podrían también ser el resultante del carácter identitario de los miembros de una comunidad. En esta sección se analiza la incidencia de la ruralidad en características identitarias individuales y grupales, sociales, actitudinales y aptitudinales, así como la interrelación entre estas variables y la naturaleza conservadora o innovadora del habla de una comunidad. Esta valoración sirve para presentar proyecciones sobre la tendencia conservadurista o innovacionista de las hablas estudiadas.

El perfil del santandereano es el resultado de la conjunción de elementos étnicos y culturales, así como de factores asociados con la ruralidad. El santandereano de las tierras altas forma un grupo con un carácter casi uniforme. Para las instituciones regionales, su idiosincrasia tiene raíces en el proceso del mestizaje (la conjunción de elementos de carácter del europeo y las etnias guanes). Dicha transformación ha contribuido a la formación del arquetipo santandereano como un habitante recio y tajante, responsable, disciplinado y constante frente al trabajo, pero mesurado y ahorrador (Gobernación de Santander & USTA, 2014). Además, se distingue por la timidez, la franqueza, la humildad y sencillez, aunque también por antivalores como la intolerancia, el egoísmo y el individualismo (Mora, Lozano, Ramírez, Espejo & Duarte, 2004).

Como sugieren la Gobernación de Santander y USTA (2014), su carácter es también el resultado de la configuración de las élites políticas en el periodo de la colonización, junto con elementos que provienen del indigenismo, el hispanismo y el criollismo, así como de movimientos económicos (comercio, mercantilismo y la especialización laboral de los nativos y criollos). Sambarino (1980) sintetiza estos vínculos al proponer que «toda identidad humana es histórico-social, o sea cultural» (pp. 19-20, citado por Mora et al., p. 14). En el santandereano, este paradigma se manifiesta en el tipo de modos de producción, constitución de los grupos y redes sociales, y en expresiones de la cultura popular, tanto individual como regional (aprecio por la herencia histórica, religiosidad, expresiones del folclor, creencias y valores, entre los cuales se encuentran el apego a las tradiciones y un fuerte arraigo por su terruño).

Antes de entrar a determinar el prototipo de las comunidades santandereanas como exocéntricas o endocéntricas en la propuesta de la caracterización conservadora o innovadora de estas hablas, es preciso identificar el concepto de comunidad lingüística que sea más aplicable al estudio. Para esto, la investigación toma como punto de partida la definición clásica de speech community de Lyons (1970) como toda la gente que usa una lengua o dialecto determinado («all the people who use a given language or dialect» [p. 236]). En su intención de reconocer la tendencia a la preservación de la normatividad entre estas comunidades rurales, el estudio acoge la definición de Fishman (1971) como un subtipo de comunidad, aquella en donde todos sus miembros comparten al menos una variedad de habla y las normas apropiadas de uso («all of whose members share at least a single speech variety and the norms for its appropriate use» [p. 28]).

Si bien Andersson y Trudgill (1990) dicen que el dialecto y el acento son símbolos de identidad social y regional («dialect and accent are important badgets of social and regional identity» [p. 158]), el estudio no podía dejar de lado la interrelación que existe entre las comunidades y su espacio. De este modo, esta definición se complementa con la planteada por el Comité de Seguimiento de Declaración Universal de Derechos Lingüísticos (1998), que define una comunidad lingüística como:

Toda sociedad humana que, asentada históricamente en un espacio territorial determinado, reconocido o no, se autoidentifica como pueblo y ha desarrollado una lengua común como medio de comunicación natural y de cohesión cultural entre sus miembros. La denominación lengua propia de un territorio hace referencia al idioma de la comunidad históricamente establecida en este espacio. (p. 23)

Aspectos idiosincráticos (al igual que otros aspectos relacionados con espacialidad) intervienen en la identificación de una comunidad lingüística como un grupo que puede ser propenso a la aceptación y adopción o al rechazo de formas innovadoras desde otras áreas dialectales. A este respecto, Andersen (1998) establece que el endocentrismo o exocentrismo que caracteriza a un grupo lingüístico también «influye considerablemente en el posible desarrollo de un cambio lingüístico» (p. 289). El autor propone una distinción entre comunidades dialectales cerradas (endocéntricas) y las comunidades dialectales abiertas (exocéntricas), al diferenciar las variedades lingüísticas conservadoras de las innovadoras. Sostiene que, por su carácter conservador, los grupos endocéntricos se caracterizan por vínculos fuertes entre sus miembros y actitudes psicosociales que promueven una sólida identidad local. Comparativamente, los grupos exocéntricos mantienen lazos más débiles y actitudes aperturistas. En el nivel lingüístico, las comunidades endocéntricas son más resistentes a influencias lingüísticas externas, mientras que las comunidades exocéntricas son más receptoras y abiertas al cambio y, por lo tanto, a la innovación.

La cohesión de los lazos sociales que caracteriza las comunidades rurales fomenta lo que Chambers (1995) denomina «micro-level social clusters» (p. 6). En el caso de las comunidades de que trata este estudio, estos vínculos están conformados por vecinos del barrio y organizaciones vecinales, familias, grupos económicos (tejedoras, paneleros o ganaderos), socioculturales (miembros de la tercera edad o comunidades religiosas) y otros grupos o gremios, dependiendo de la actividad económica de la región. El carácter de la cohesión social se apoya en la teoría de sistemas de redes sociales de Milroy y Milroy (1985) inspirada en el modelo web of ties, un mecanismo abstracto bajo el cual los individuos se relacionan con otros dentro de su grupo social. Esta interrelación se basa en el principio de actos de identidad que traen consigo una identidad lingüística. El estudio presupone que el alto grado de adherencia regional genera redes sociales fuertes y cerradas que promueven el carácter homogéneo, identitario de estas comunidades. Estilos de vida, valores grupales, conductas o actitudes hacia los miembros del mismo grupo social pueden mediar tendencias conservadoras en las comunidades. De la misma manera, el tipo de sistema social condiciona la capacidad de resistencia o aceptación de la innovación.

5.2. Hacia una propuesta de redes de difusión lingüística en Santander

Todo análisis de la dispersión del habla debe contemplar aspectos de distribución espacial de la población; la dispersión de la población, análisis de concentración poblacional y aspectos de movilidad son determinantes en la difusión de las innovaciones (Hernández-Campoy, 1998). Indicadores de poblamiento, migración y movilidad, junto a factores estructurales (condiciones geográficas, redes viales, de comunicación y el entorno sociopolítico), son tenidos en cuenta en la propuesta de redes de difusión en Santander. Tareas planteadas por la investigación en cuanto al análisis de distribución espacial de la población y factores estructurales incluyen análisis de patrones de migración, medición de concentración, movilidad y dispersión de la población y cálculo de distancias desde y hasta los centros de articulación lingüística propuestos.

5.2.1. Migración

Uno de los objetivos primordiales de la geografía humana es la búsqueda de leyes que ayuden a interpretar aspectos relacionados con la organización de la actividad del hombre en su entorno espacial y social. La geografía de la población, una de las ramas de la geografía humana y en la que se apoya la investigación, se ocupa del dinamismo espacial del hombre-habitante, en referencia a procesos relacionados con movimientos naturales y migratorios (Estébanez-Álvarez, 1990). Los patrones migratorios en el departamento y crecimiento o decrecimiento poblacional pueden jalonar el grado de conservadurismo o innovantismo de las hablas estudiadas.

El fenómeno de migración en Colombia es casi en su totalidad atribuido a la migración doméstica; la inmigración desde el exterior históricamente ha representado porcentajes por debajo del 0.5% (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas [DANE], 2003). Estos datos excluyen el éxodo presente desde el país vecino de Venezuela. En Colombia la migración interna se refiere a la movilidad intermunicipal o interdepartamental. Típicamente, los departamentos se clasifican según su condición de receptores, expulsores o de flujo balanceado. Los departamentos atractores reciben mayores flujos de población que los que ellos mismos expulsan, mientras la ecuación es invertida para los departamentos expulsores. Hay un equilibrio entre la recepción y expulsión poblacional en los departamentos que presentan un flujo balanceado (Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, 2019).

Los movimientos migratorios dentro el territorio nacional son jalonados por las zonas que parecen ofrecer ventajas principalmente en el ámbito económico y social, como es el caso de la zona urbana: «más del 50% de la migración del país tiene como destino las áreas metropolitanas» (DANE, 2003, p. 4). La expulsión a nivel departamental puede ser atribuida a una variedad de factores, siendo los más comunes el de orden familiar, económico/laboral o el desplazamiento por razones de violencia sociopolítica. La región andina oriental muestra «los mayores niveles de expulsión de población» (DANE, 2003, p. 10) con la proporción de población nativa más alta por fuera de su territorio (21.9%). Con respecto a la migración de toda la vida, el Censo General 2005 identifica a Santander como un departamento expulsor de sus nativos, con un índice de expulsión (IE) 0.56 (DANE, 2019). Por otra parte, las proyecciones al 2020 muestran a Santander con un flujo migratorio negativo (-50 062 en el quinquenio 2015-2020), y quizás el más bajo desde el año 2000. Estos datos apoyan los señalamientos reportados arriba sobre niveles de decrecimiento poblacional crítico en el departamento.

5.2.2. Comunicación y movilidad

Otra rama de la nueva geografía es la geografía de las comunicaciones, cuyo objetivo es el análisis de la organización y distribución comunicacional, bien sea como reflejo de la actividad humana o de la incidencia del accionar del hombre (Estébanez-Álvarez, 1990). Aspectos físicos y estructurales del espacio como accidentalidad geográfica, extensiones territoriales y condiciones viales intervienen en las concentraciones poblacionales y el nivel de movimiento poblacional, los cuales en su conjunto se interrelacionan con los procesos lingüísticos. A continuación, se da una mirada al sistema de carreteras y acceso entre los municipios seleccionados para el estudio, una variable que tiene una incidencia significativa en espacialidad lingüística. Por concreción, otros aspectos relacionados con el espacio estructural no son evaluados en este documento.

La red de carreteras de Santander está conformada por 10 850 kilómetros disponibles de red primaria, secundaria y terciaria (Instituto Nacional de Vías, 2018). La red de acceso entre las localidades participantes en el estudio del español de Santander, en la Figura 2, muestra la conexión vial entre los centros participantes: la red primaria y las redes secundarias que conectan las capitales de provincia con las localidades seleccionadas (con base en Mapas Carreteras de Santander, [Instituto Nacional de Vías, 2018]). Con un 56.9% del sistema, la red está constituida en gran parte por vías terciarias que unen las cabeceras municipales con sus veredas o a las veredas entre sí. Las vías secundarias constituyen el 31.9% de la red vial y comunican las cabeceras municipales entre sí. La red primaria tiene como eje la Troncal Central, que comunica a Bucaramanga con Rionegro hacia el norte, y municipios como San Gil, Socorro y Barbosa (punto intermedio hasta Vélez) hacia el sur del departamento.

Figura 2. Red de acceso entre las localidades participantes 

La red secundaria es el sistema que comunica las capitales de provincia con localidades bajo su jurisdicción en las provincias rurales; por ejemplo, San Gil-Valle de San José, San Gil-Charalá; Matanza-Charta, Matanza-California; Málaga-Cerrito, entre otros. Estas vías tienen una alta movilidad, en gran parte por el papel administrativo de la capital de provincia y su indiscutible influencia sobre los municipios a su cargo: administrativa-política, jurídica, educativa, cultural y económica. El acceso desde los municipios hasta sus veredas se hace a través de vías terciarias. Este puede ser bastante irregular y tardío. Las vías suelen ser pavimentadas solo en algunos fragmentos cortos. En su mayoría, constituyen placas huellas para el afianzamiento de las ruedas de vehículos, muchos de los cuales ya han salido de circulación como medios usados otrora para el transporte público municipal.

A causa de las lluvias, largos tramos de carretera en las vías secundarias y terciarias están expuestos al derrumbamiento y a su reducción por la erosión de las montañas. Caminos destapados son a menudo temporalmente adecuados para transitar mediante el uso de niveladoras y retroexcavadoras. Este fenómeno puede incrementar ostensiblemente la duración del trayecto entre municipios y veredas, de veredas entre sí o entre los municipios. El trayecto por la Transversal (Ruta Nacional 66) entre Bucaramanga con Málaga es un ejemplo de las dificultades y el distanciamiento que enfrentan los santandereanos de los principales centros urbanos en la zona rural. Por la combinación de causas como las inclemencias de la geografía, la tectónica y políticas administrativas, un desplazamiento entre estos dos municipios puede demorar desde diez hasta doce horas en época de invierno, en un trayecto de solo 127.3 km. A pesar de su mayor distancia y condiciones geográficas, el recorrido por la Troncal Central (red primaria) tiene un avance más rápido; por ejemplo, el trayecto Bucaramanga-Vélez que cubre unos 230.8 km, se recorre en un poco más de 5 horas, incluyendo un desvío en Barbosa al sur del departamento.

Aspectos del espacio físico y estructural en la mayoría de los casos incrementan la separación entre las comunidades y el aislamiento de las regiones con implicaciones lingüísticas. El estudio propone que el cambio impulsado desde el eje promotor del departamento es más débil en zonas con relativo aislamiento por accidentes geográficos y estado de las vías (como la zona de García Rovira) o regiones más lejanas del núcleo (como la zona alrededor de Vélez). Estas podrían estar influenciadas por dialectos en contacto de regiones colindantes por fuera del departamento. La separación por barreras estructurales y distancias puede aumentar el grado de cohesión lingüística a nivel local. Estos supuestos están apoyados por consideraciones teóricas y conceptuales expuestas en el aparte que sigue.

5.3. Difusión de patrones lingüísticos en Santander

5.3.1. Centros de difusión, recepción y cruce de patrones

Para la geografía de la población, los estudios sobre la distribución de la población, análisis de concentración y desplazamiento son decisivos para detectar la localización de los núcleos poblacionales (Estébanez-Álvarez, 1990). Estos, a su vez, son indicadores de distribución de las lenguas, desde dónde se dispersan y cómo se concentran. El estudio examina indicadores de poblamiento, migración y movilidad junto a factores físicos y estructurales, con el fin de identificar los centros difusores y receptores y de evaluar la manera como se transmite la innovación o el mantenimiento de formas conservadoras en esta zona dialectal.

La propuesta de redes de difusión en el estudio se basa en los modelos de difusión geográfica (geographical diffusion models) desarrollados por Trudgill (1999). El teórico propone que, una vez se han establecido dónde están y cómo son las fronteras dialectales, la geolingüística debe asignar herramientas científicas para determinar cómo se dispersa el cambio. Trudgill (1999) aplica su propuesta de modelos de difusión geográfica, con el fin de tratar de explicar y predecir la difusión de la innovación (al igual que la localización de las isoglosas dialectales). Indica, además, lo siguiente:

To be successful, such diffusion models would seem to require at the very least measures involving a demographic factor - the populations of different centers or areas - and a geographical factor - the distance between them. (p. 5)

A través de sistemas de medición tanto demográfica (población de los centros involucrados) como geográfica (distancia entre estos centros), el estudio evalúa la viabilidad de explicar y predecir la dispersión de patrones de innovación lingüística o de aquellos que promueven las formas conservadoras en esta zona dialectal.

La capital de provincia constituye el centro administrativo, de infraestructura y desarrollo de las comunidades bajo su competencia, alrededor de la cual se dinamizan los procesos políticos, económicos y sociales. Es el foco urbano que mantiene el sentido histórico-cultural del poblamiento de la provincia (Gobernación de Santander & USTA, 2014, en referencia a lineamientos y directrices para el ordenamiento territorial del departamento). Como consecuencia de la centralización administrativa y regionalización de la provincia, el estudio establece que existe un alto nivel de asociación y dependencia por parte de los municipios de la región con las capitales de provincia (y de algunos centros urbanos menores con influencia a nivel local, como es el caso de los centros de cruce de patrones propuestos más abajo).

En consideración de la función neurálgica en su región, el trabajo sugiere que los municipios capitales constituyen los centros de cohesión y difusión lingüística para Santander. El nivel de influencia de Bucaramanga sobre las provincias y subregiones próximas llevan al trabajo a proponer este centro urbano como el eje lingüístico y difusor del departamento. Plantea igualmente que las capitales de provincia constituyen los centros receptores de este influjo, a la vez que actúan como núcleos de articulación lingüística en cada una de sus regiones y áreas adyacentes. La investigación sugiere, además, la existencia de centros de cruce de patrones de difusión desde otras áreas de influencia. Este es el caso de municipios como Oiba y Socorro en la provincia Comunera o Rionegro, y Girón en la provincia de Soto, que a la vez de ser receptores, actúan como dispersores. Estos son núcleos urbanos menores localizados en zonas de cruce esencial desde y entre provincias.

5.3.2. Naturaleza y estructura de la difusión

Con el fin de explicar el proceso de desplazamiento espacial de la innovación desde los centros promotores, Trudgill (1983) plantea la aplicación del modelo de gravedad (gravity model). Este concepto ya había sido usado por la geografía social para explicar fenómenos como el préstamo lingüístico. Para la disciplina, los modelos de gravedad enfatizan la importancia del contacto social, a la vez que ejercen un papel importante en la promoción y adopción de innovaciones culturales (Nerbonne, Gemet, & Heeringa, 2005). El modelo es capaz de demostrar la propagación de la espacialidad como reflejo del alcance del contacto social. Siguiendo a los autores, la dependencia del contacto social no es por sí sola una condición necesaria para la transmisión de la innovación: la frecuencia del contacto determina el potencial de adopción y, eventualmente, la dispersión del cambio. Los autores entienden el proceso de gravedad aplicado a la lingüística de esta manera:

According to the «gravity» model of linguistic dynamics, large population centers exert a force on smaller ones in proportion to the production of their populations, just as the presence of large heavenly bodies exerts a force on smaller ones in proportion to the product of their masses. (Nerbonne, Gemet, & Heeringa, 2005, p. 4)

Las ecuaciones matemáticas propuestas por los modelos de gravedad dan cuenta de las causas que motivan la difusión lingüística y del potencial de influencia o recepción de un centro determinado. Este modelo cuantitativo puede ser aplicado a factores como la distancia y nivel poblacional, con el fin de determinar el grado de influencia entre dos centros (la influencia del uno sobre el otro), o a factores como el movimiento poblacional y la distancia de separación entre dos asentamientos para establecer el nivel de interacción entre ellos.

Hernández-Campoy (2002) considera que un análisis del proceso de difusión debe tener en cuenta tres factores fundamentales: (1) el tamaño de la población de los núcleos estudiados, (2) la distancia geográfica entre los núcleos y (3) la distancia lingüística (actitud de los hablantes frente a la innovación). Con respecto al potencial de población, los modelos de gravedad han demostrado, por ejemplo, que cuanto mayor sea el tamaño de la población de un centro, mayor es la probabilidad de movilidad y difusión de las innovaciones. Este podría ser el caso de Bucaramanga. Nuestra presunción debe ser corroborada usando datos que cuantifiquen el potencial de la población de las áreas dialectales identificadas en las provincias. Por concreción y enfoque del estudio, no se procede a abordar este análisis.

El planteamiento sobre la forma como se lleva a cabo el proceso de difusión en Santander se basa en las propuestas teóricas y conceptuales de Trudgill (1983) y trabajos varios de Hernández-Campoy (1998, 1999, 2012). El proceso de transmisión desde el foco innovador hacia las áreas receptoras sigue unos patrones predecibles que dependen de aspectos como el nivel de influencia/dependencia entre las áreas involucradas, factores demográficos, estructurales, distancias, actitudes hacia las formas lingüísticas y migración o movilidad (comunicaciones). Así, la dispersión se puede distinguir tanto por su naturaleza como por su estructura. La naturaleza de la difusión depende de cómo se efectúa la transmisión de un grupo a otro y de un lugar a otro; en el proceso, las formas lingüísticas pueden propagarse y permanecer en el foco de origen, intensificarse o perderse al ser transmitidas. Ahora bien, aspectos como la proximidad y el contacto entre los grupos determinan la estructura de la difusión y esta, la manera como se transmite un fenómeno desde el eje de cohesión hacia centros inferiores y de allí a zonas de confluencia más lejanas.

La distribución adquiere dos tipos de estructura dependiendo del espacio y los niveles de contacto. La difusión en contextos urbanos de alto nivel poblacional tiene una estructura epidémica y está ligada al concepto de vecindad o proximidad (Hernández-Campoy, 1998, p. 315). La difusión que se transmite desde focos urbanos moderadamente grandes hasta otros menores bajo su influencia se da por estructura jerárquica (Hernández-Campoy, 2012, p. 90). En este tipo de estructura, el cambio se origina desde el foco de influencia y procede de modo gradual hacia otros más pequeños hasta alcanzar las áreas menos pobladas. Este es el caso del contexto del trabajo.

Observemos la propuesta de la distribución de la transmisión lingüística con estructura jerárquica para Santander en la Figura 3. El mapa muestra el planteamiento de dispersión desde el foco dominante hacia centros urbanos del AMB y hacia las capitales de provincia rural, como también desde estas hacia poblaciones de influencia en la provincia y zonas adyacentes. Estudios relacionados sugieren que el núcleo de difusión del cambio lingüístico se localiza en el centro de dominio económico, demográfico y cultural (Hernández-Campoy, 1998, 1999, 2012); el amplio dominio de la ciudad sobre el campo tiene consecuencias en la estructura misma de las redes de comunicación (Hernández-Campoy, 1998, citando a Trudgill, 1983).

Con respecto a la forma como se transmite el cambio entre los centros, Hernández-Campoy (1998) propone lo siguiente:

El proceso de transmisión del fenómeno se da a través de un sistema ordenado de centros y de forma escalonada, de tal manera que la innovación que surge primeramente en un lugar central grande se difunde horizontalmente a otros del mismo nivel y verticalmente a otros inferiores en la jerarquía. (pp. 315-316)

El nivel de jerarquización varía de contexto a contexto y es relativa al tamaño de los centros urbanos, la cercanía desde y hasta centros adyacentes, el tamaño de la población y su funcionalidad. Este tipo de jerarquización podría aplicarse a los asentamientos urbanos del AMB. La transmisión de la innovación desde Bucaramanga hasta los otros centros urbanos del área metropolitana se podría caracterizar como una jerarquía de red urbana regional, siendo este municipio el núcleo con el más alto nivel de jerarquización. En este nivel de jerarquía urbana, la difusión inicia en el centro urbano más denso, Bucaramanga (con 528 572 habitantes), hacia centros urbanos en la vecindad inmediata: Girón (206 005 habitantes), Piedecuesta (166 971 habitantes) y Floridablanca (267 936 habitantes) (DANE, 2020). En este caso, la transmisión urbana regional presentaría una estructura horizontal.

En el contexto de Santander rural, el proceso de difusión se llevaría a cabo de manera organizada y con jerarquía escalonada. Así, los patrones se difunden desde Bucaramanga hasta las capitales de provincia y desde estas a los municipios de menor población hasta sus veredas (y zonas de influencia aledañas). Si asumimos que la transmisión se da entre centros inferiores, propondríamos una estructura vertical. Un caso particular es la red de difusión desde Málaga en la Provincia de García Rovira, en el externo oriental, hasta sus centros de influencia: Cerrito, Concepción y Capitanejo.

En contextos de difusión jerárquica, no es extraño observar la dependencia del foco dominante de los centros menores en el rango de la jerarquía. Esta desigualdad se manifiesta en «las actividades del sector terciario (comercios, servicios, administración, bancos, enseñanza, investigación, equipo médico, transporte, etc.)» (Hernández-Campoy, 1998, p. 297, citando a Lacoste & Ghirardi, 1983). En Santander, este fenómeno se observa en la ya mencionada centralización de la administración por parte de la capital de provincia y, en especial, a nivel del departamento, con relaciones de dominio sociopolítico, administrativo y económico. Las incidencias de esta distribución funcional en el nivel de vida de las comunidades rurales ya habían sido abordadas en apartados anteriores.

Figura 3. Propuesta de difusión lingüística por estructura jerárquica 

Miremos ahora la manera como se distribuye un fenómeno lingüístico durante el proceso de la transmisión y las incidencias en la propuesta sobre la naturaleza de la dispersión de la variabilidad en Santander. Los valores de distancia entre las áreas receptoras y transmisoras, y los valores de población transmisora y receptora, pueden surtir un efecto en la influencia que dos núcleos puedan tener entre sí, en la capacidad de transmisión y de adopción, e incluso en factores actitudinales y aptitudinales de las comunidades involucradas y su potencial de adopción. Las ecuaciones propuestas por los modelos de gravedad apoyan la interpretación de la manera como podría afectarse un fenómeno lingüístico durante el proceso de dispersión (el potencial de transmisión, extinción o sustitución). Apoyan al mismo tiempo el planteamiento de predicciones (nivel de aceptación, afectación y adopción).

La propuesta teórica del cambio lingüístico por ondas (the wave theory) adelantada por J. Schmidt (citado por Wolfram & Schilling-Estes, 2003) ha servido de fundamentación al modelo de difusión por expansión sugerido por Hernández-Campoy (1998). El autor expone que, durante la dispersión de un fenómeno, las áreas adyacentes alcanzan el «máximo efecto» de las ondas portadoras del cambio, que van perdiendo su intensidad a medida que se van alejando del núcleo hasta llegar más débilmente a las zonas más remotas del centro de expansión. Este tipo de transmisión ha sido corrientemente asociado con la difusión entre las variedades rurales.

El estudio propone un tipo de dispersión por onda expansiva desde los focos dominantes hacia las zonas más lejanas. Esta representación se expone en la Figura 4. De dicha dispersión, participa no solamente Bucaramanga, sino los centros de influencia menores (las capitales de provincia rural): Matanza, Vélez, Málaga y San Gil. Estas capitales tienen un dominio tanto administrativo como económico y sociocultural importante en cada una de las regiones. Desde allí, la onda se expande hasta las poblaciones menores y veredas hasta alcanzar progresivamente las regiones más remotas, donde la influencia lingüística se va perdiendo. Obsérvese igualmente el cruce de ondas por proximidad entre focos menores. El efecto de la onda desde Bucaramanga puede incluso alcanzar tenuemente las regiones más remotas, como es el caso de Vélez, o por condiciones físicas, como es el caso de García Rovira, que podrían recibir la influencia de ondas desde fuera de Santander.

Figura 4. Propuesta de difusión lingüística por ondas 

6. Consecuencias para estudios posteriores

La geolingüística ha traído consigo un avance en estudios de espacialidad de la lengua. Para la disciplina, son primordiales consideraciones del entorno y estructura del espacio en la exploración y explicación de causalidad, predicción del cambio y, más concretamente, en la estructura y naturaleza de la dispersión. Es un modelo cuantificable que resalta la observación, descripción, interpretación y predicción en el proceso de investigación de fenómenos lingüísticos. Todo trabajo que se guíe por estos preceptos de la geolingüística debe «establecer predicciones sobre el futuro de las lenguas, dialectos, o determinadas formas lingüísticas» (Mackey, 1988, citado por Hernández-Campoy, 1999, p. 73).

Con el fin de lograr este propósito, el estudio de espacialidad del subdialecto santandereano se ajusta a la fundamentación teórica y conceptual propuesta por este enfoque y disciplinas precedentes: la dialectología y la nueva geografía. Aunque estas ciencias manejan perspectivas diferentes en cuanto al tratamiento de la lengua, son complementarias dado su aporte de criterios sobre variabilidad y cambio (Trudgill, 1999). Para la investigación, es un enfoque práctico en el momento de examinar el variacionismo de las hablas estudiadas y de alcanzar su objetivo de presentar generalizaciones sobre la difusión lingüística en un contexto rural.

Un estudio de esta naturaleza debe, además, adherirse al rigor metodológico que promueve la sociolingüística variacionista (Reyes & Córdoba-Henao, 2009), que para el presente trabajo se define como la aplicación de modelos estadísticos, matemáticos y modelos de gravedad (el potencial poblacional, de interacción y de influencia), al igual que el análisis de las condiciones de carreteras, frecuencia y calidad de medios terrestres entre los focos dominantes y los receptores.

La aplicación de este proceso de análisis, siguiendo los parámetros teóricos y conceptuales presentados en este escrito, puede ofrecer una perspectiva global de la espacialidad del español de esta zona dialectal y, en particular, de cómo se lleva a cabo el proceso de difusión. Así, es imperante que estudios subsecuentes den evidencia de la aplicación de los referentes teóricos y conceptuales aquí presentados: del efecto de la ruralidad en el conservadurismo lingüístico, de la propuesta sobre la estructura jerárquica y dispersión por ondas, de las razones por las cuales las innovaciones emergen en unos espacios geográficos específicos y no en otros; también es esencial presentar evidencia sobre la propuesta de predicciones del futuro de determinados fenómenos del habla en la zona dialectal santandereana.

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*El proyecto de grado doctoral sobre el español de Bucaramanga que mereció la distinción Distinguish Dissertation Award 2004, otorgada por Ball State University (Muncie, IN, USA), puede señalarse como el antecedente de esta investigación. Esta tesis sirve de base para un estudio continuado sobre el español de esta zona dialectal y que ahora se extiende a las hablas rurales del departamento.

Cómo citar este artículo: Rincón, L. M. (2021). Estudio de espacialidad del español rural de Santander (Colombia): contextualización teórica y conceptual. Forma y Función, 34(1). https://doi.org/10.15446/fyf.v34n1.81256

Recibido: 23 de Julio de 2019; Aprobado: 29 de Mayo de 2020

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