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Lenguaje
Print version ISSN 0120-3479
Leng. vol.42 no.1 Cali Jan./June 2014
Significados no intencionales en la comunicación*
Unintentional Meanings in Communication
Significations non-intentionnelles dans la communication
José María Gil
Universidad Nacional de Mar del Plata-CONICET, Mar del Plata, Argentina
Profesor en Letras y Doctor en Filosofía. Actualmente es profesor de Lógica y Lingüística en la Universidad de Mar del Plata e investigador adjunto del CONICET.
E-mail: josemaria@gilmdq.com
Fecha de recepción: 07-05-2013
Fecha de aceptación: 13-11-2013
* Este trabajo es uno de los resultados fundamentales de una investigación lingüísticofilosófica titulada "La falacia intencional: De las limitaciones de la pragmática a una teoría general de la comunicación y los procesos cognitivos". La realización del proyecto ha sido posible gracias a que el autor es investigador de planta permanente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), de Argentina, con lugar de trabajo en el Departamento de Filosofía de la Universidad Nacional de Mar del Plata, también de Argentina. El período del proyecto se extiende desde el 1° de enero de 2012 hasta el 31 de diciembre de 2013.
Resumen
Un enunciado puede evocar, entre muchos otros, significados que no dependen de la intención del hablante. Por ejemplo, juegos de palabras no buscados, actos fallidos o errores conceptuales, evocan significados que, aunque sean independientes de la intención del hablante, terminan siendo reconocidos por el oyente. Trataré de mostrar que los significados no intencionales deberían ser objeto de estudio de una teoría general de interacción verbal y que la teoría de redes relacionales (Lamb 1999, 2004, 2005, 2006) permite explicar cómo son los sistemas lingüísticos que hacen posible la producción de dichos significados no intencionales.
Palabras claves: enunciados, evocación, significados, intención, redes relacionales.
Abstract
An utterance may evoke, among many others, certain meanings that do not depend on the speaker's intention. For example, unintended puns, lapsi linguae, or conceptual errors evoke meanings that, although independent from the speaker's intention, are recognized by the hearer. This article aims to show that a general theory of verbal interaction should be concerned with unintentional meanings, and that relational network theory (Lamb 1999, 2004, 2005, 2006) allows us to explain how the linguistic systems are able to produce those unintentional meanings.
Key words: utterances, evocation, meanings, intention, relational networks.
Résumé
Un énoncé, parmi d'autres, peut provoquer des significations qui ne dépendront pas de l'intention du locuteur. Par exemple, les jeux de mots sans intention, les actes manqués ou les erreurs conceptuels, évoquent des significations qui ne dépendront pas de l'intention du locuteur, mais sont enfin reconnus par l'auditeur. Mon objectif est de montrer que les significations non-intentionnelles doivent faire l'objet d'étude d'une théorie générale de la interaction verbale et que la théorie des "connexions relationnelles" (Lamb 1999, 2004, 2005, 2006) permet d'expliquer comment les systèmes linguistiques peuvent produire ces significations non intentionnelles.
Mots clés: énoncés, évocation, significations, intention, connexions relationnelles.
Introducción: La pragmática lingüística y el significado intencional
La pragmática de tradición griceana se ha dedicado de lleno al estudio de la "conversación", entendida como la comunicación en general (Grice 1967, 1982), y, junto a la comunicación, a "los procesos cognitivos" (Sperber y Wilson (1995, 2002, 2005).
Dentro de esta corriente teórica, es parte del núcleo duro la idea de que la comunicación verbal consiste no sólo en la transmisión voluntaria de significado intencional por parte del hablante, sino también en el reconocimiento de ese significado intencional por parte del oyente. Por supuesto, los filósofos y lingüistas de esta corriente saben que hay procesos cognitivos involucrados en la interpretación de enunciados que no tienen que ver con el reconocimiento del significado intencional. Lo explica muy bien Marcelo Dascal:
Algunos aspectos implícitos de la acción lingüística (…), aunque inferibles de la acción del hablante, no son propiamente significados comunicados por el hablante (por ejemplo, su acento revela involuntariamente su país de origen, su tono de voz puede revelar su grado de interés en la conversación, etc.) (Dascal 1999b, p. 26).
Dentro de este contexto se admite entonces que algunos enunciados evocan significados que son independientes del "significado del hablante", es decir, independientes del significado intencional. Así y todo, el objeto de estudio de la pragmática es "el conjunto de mecanismos relacionados directa y específicamente con la transmisión del 'significado del hablante'" (Dascal 1999b, pp. 27-28). En esta misma línea, y para volver a las serviciales palabras de Dascal (1999b, p. 32), "hay que mantener la exclusión de Grice, atribuyendo a la pragmática solamente las significaciones vehiculadas intencionalmente" (las bastardillas son mías). Esto es así porque la intencionalidad marca un tipo de causalidad voluntaria y deliberada, diferente de la causalidad natural que conecta, por ejemplo, el bostezo con el cansancio, con el aburrimiento o con el sueño. Un bostezo es, en forma natural, un índice de cansancio; pero "expresa" el cansancio "involuntariamente". Puedo fingir un bostezo para informar que tengo cansancio, pero si tengo en verdad la intención de comunicar que tengo cansancio, habrá comunicación si, y sólo si, esa intención comunicativa es reconocida e interpretada como tal, no si el destinatario interpreta la relación bostezo-cansancio como una relación natural: en este último caso, la interpretación no pertenece a la pragmática, sino a otras disciplinas como la semiótica o la psicología.
De acuerdo con la concepción ortodoxa, la interpretación pragmática se fija el objetivo de determinar la intención comunicativa, y por ello tiene que distinguirse de otras formas de interpretación. Algunas ramas de la semiótica, la psicología y aun de la lingüística efectúan un tipo de interpretación distinto de la interpretación pragmática, que se circunscribe a las intenciones comunicativas conscientes, controladas por el comunicador. Así, la decodificación de los significados de las oraciones parece tener algo en común con el significado natural de Grice (1957) porque hace abstracción de las intenciones del hablante, y se ajusta sólo a las reglas semánticas (es decir, naturales). Dicho de otro modo, para la tradición de Grice las reglas semánticas son "naturales" porque ellas establecen un vínculo convencional entre una expresión lingüística y su referente, mientras que las reglas pragmáticas son "no-naturales" porque interviene la intención del comunicador.
El nicho ecológico que ocupa la pragmática se inserta en un espacio razonablemente bien definido, entre lo codificado semánticamente, por una parte, y lo determinado causalmente, por otra; entre esos dos extremos, lo que se "expresa" no está estrictamente bajo el control del sujeto hablante (y oyente), que no es por lo tanto -rigurosamente hablando- autor o agente de lo que "hace"; la pragmática, por el contrario, enfoca aquellos aspectos del significado vehiculado por la actividad lingüística en que el sujeto es tratado como agente intencional pleno (Dascal 1999b, p. 33).
En este sentido, y como también señala Dascal (1999a, p. 15), el estudio de la pragmática de la comunicación en términos de Grice le sirve a la teoría de la relevancia como trampolín para llegar a principios cognitivos generales. Dichos principios generales se relacionan directamente con el modelo representacional/computacional de la mente según el cual los procesos cognitivos constituyen procesos inferenciales de representaciones, por ejemplo supuestos, formas lógicas, objetos sintácticos, etc. (Fodor 1983, 1984, 1988; Sperber 1994; Pinker 1997; Ariew 1999; Sperber y Wilson 2002; Borg 2004; Barrett 2005; Barrett y Kurzban 2006; Ramus 2006; Robbins 2007).
Las definiciones de Dascal permiten entender buena parte del acuerdo que hay dentro de la pragmática griceana: la producción y la comprensión de enunciados dependen del reconocimiento de la intención del hablante por parte del oyente.
Desde una perspectiva algo distinta, Jeff Verschueren (1999, p. 48) pidió que la pragmática volviera a considerar el significado en toda su complejidad y que permitiera el estudio de todas las fuerzas que participan en la producción y en la comprensión de enunciados. En los últimos años, la idea misma de intención ha sido objeto de debate en la pragmática (Arundale 2008, Danziger 2006, Davis 2007, 2008, Duranti 2006, Green 2007, 2008; Jaszczolt 2005, 2006, Keysar 2007, Levinson 2006a, 2006b, Németh T. 2008, Richland 2006, Thompson 2008, Gil 2011).
Así, Michael Haugh (2008, p. 102) sugiere que ya es abundante (si no abrumadora) la evidencia que permitiría descartar la hipótesis según la cual las intenciones griceanas están en el núcleo de la teoría pragmática. Sin embargo, dicha refutación no es suficiente en sí misma, porque (como admite también Haugh) "todavía hace falta caracterizar los procesos cognitivos que subyacen a la comunicación".
En las secciones que siguen se intentará mostrar, por medio de varios ejemplos, que en efecto hay enunciados que evocan significados no intencionales y que esos significados son reconocidos por los oyentes, más allá de lo que el hablante haya querido decir. También se intentará mostrar, a medida que se estudian los ejemplos, que la consideración de esos significados no es desdeñable para el mejor entendimiento de lo que Grice llamaba "conversación", esto es, de las interacciones verbales en general.
Un primer ejemplo de evocación de significados intencionales: un "acto fallido"
Después de haber escuchado que la maestra de Matemática de sexto año iba a estar ausente por tres meses, uno de los padres que estaba en una reunión escolar dijo este enunciado:
(1) Necesitamos ya mismo una prostituta.
El papá de la reunión dijo prostituta en lugar de sustituta, probablemente condicionado por la rima y ciertas asociaciones conceptuales de las que ya hablaremos. Puede justificarse que el enunciado es un caso de "lapsus linguae" porque el hablante se mostró sorprendido y aun incómodo cuando los oyentes se rieron y cuando se le señaló su desliz. Esta evidencia permite creer que el enunciado (1) evocó significados que se vinculan con la prostitución y el sexo sin que el hablante haya tenido esa intención.
El ejemplo (1) debería entrar en el conjunto de los "excluidos de Grice". De acuerdo con una interpretación pragmática ortodoxa, no constituye un caso de comunicación verbal simplemente porque el hablante no quiso decir nada acerca de alguna prostituta. El hablante transmitió información sobre sus propios sentimientos o pensamientos, pero esta transmisión se corresponde con un síntoma y no se deriva de su intención consciente. Por lo tanto, debería ser objeto de estudio de la semiótica o la psicología, mas no de la pragmática lingüística. Haber dicho prostituta es, en este caso, una conducta comparable al temblor de la voz o al hecho de sonrojarse: estas conductas transmiten información, pero lo hacen de un modo "natural" en términos de Grice (1957).
Para la teoría de la relevancia el ejemplo (1) resulta difícil (si no inconveniente). El acto fallido que se genera por medio de este enunciado no constituye un caso de conducta ostensiva; por lo tanto no es producto de la intención comunicativa. En palabras de Sperber y Wilson, el hablante de (1) no quiso hacer mutuamente manifiesto para él y para sus oyentes que tenía la intención de hacer manifiesta cierta información sobre la necesidad de una prostituta.
Con todo, Sperber y Wilson admiten que la pragmática no tendría que ocuparse únicamente de la recuperación de un conjunto discreto de supuestos transmitidos de forma intencional por parte del hablante (1995, p. 201). Pero la interpretación de significados independientes de la intención del hablante no se ve guiada por el Principio Comunicativo de Relevancia. Recordemos que este principio establece que todo acto de comunicación abierta conlleva la presunción de relevancia óptima, es decir, que el enunciado no sólo es lo bastante relevante, sino que también es lo más relevante que pudo haber dicho el hablante en función de sus intenciones.
Por otro lado, algunos de los oyentes de (1) tienen que haber elaborado hipótesis sobre los pensamientos del hablante. Por ejemplo, algún oyente pudo haber entendido que el emisor de (1), que dijo prostituta en lugar de sustituta, en efecto tenía representaciones mentales no-intencionales o no-conscientes sobre el deseo sexual. Esta interpretación se basa en la atribución de significados no intencionales y, además, parece revelar la organización de alguna parte del sistema lingüístico del hablante. Las evidentes asociaciones fonológicas entre sustituta y prostituta contribuyeron a activar las conexiones con el significado prostituta, el cual, a su vez, se conecta con otros significados, como sexo. (Más adelante se explican las convenciones para usar distintos tipos de letra).
Es plausible sugerir que, justo en el momento del enunciado, en el sistema mental del hablante se activaron los significados sexo y prostituta, pero no de un modo intencional y consciente. Por eso el padre de la reunión escolar dijo prostituta en lugar de decir sustituta. En este caso, el significado intencional no nos sirve para entender cómo o dónde se busca la relevancia: si los oyentes entienden que la palabra prostituta se conecta con los significados prostituta y sexo, hacen su propia interpretación, sin tener en cuenta las intenciones del hablante. No hay acá "explicaturas" ni "implicaturas" cuando el oyente infiere que en el sistema lingüístico del hablante hay significados que no se han comunicado intencional u ostensivamente.
Es bien sabido que la pragmática de tradición griceana se respalda en el concepto de intención. Los actos fallidos, los juegos de palabras no buscados, los errores del habla, quedan como fuentes de "significado natural" y, en definitiva, como instancias marginales del uso del lenguaje.
Desde un enfoque ortodoxo de la pragmática ni siquiera son objeto de estudio de la disciplina. La consecuencia es extraña o decepcionante, porque un buen número de manifestaciones verbales quedan fuera (o, en el mejor de los casos, en la periferia) de la teoría que se ocupa de la comunicación.
Por el contrario, la lingüística neurocognitiva nos permite mostrar que un acto fallido como el que se desliza en (1) constituye una clave para entender la estructura y el funcionamiento del sistema lingüístico de un individuo (Lamb 1999, p. 181; 2004, p. 243). En efecto, la elección de prostituta involucra relaciones semánticas, léxicas y fonológicas. Veamos: El estudio de ejemplos como éste brinda respaldo a la hipótesis de que el sistema lingüístico es una red de relaciones, y no un inventario de objetos (Saussure 1916, Hjelsmlev 1943, Lamb 1999). Sobre la base de esta hipótesis, la emisión del fallido por parte del papá que asistió a la reunión se explica de la siguiente forma: En la producción del enunciado, el nodo semántico sexo recibió más activación que escuela. El nodo semántico de sexo activa otro nodo semántico, el de prostituta, que a su vez activa el nodo léxico que le corresponde a prostituta. Por contrapartida, el nodo de sustituta recibió menos activación del nivel semántico.
También es pertinente que los nodos de prostituta y sustituta se conectan "hacia abajo" con las sílabas /ti/, /tu/ y /ta/. El ejemplo (1) se explica muy claramente en términos de las redes relacionales, porque las conexiones y las activaciones son bidireccionales (van del significado a la fonología y viceversa) y porque las conexiones pueden tener diferentes grados de fuerza según la situación (Lamb 2005, p. 170).
En otras palabras, la activación que venía desde los nodos semánticos sexo y prostituta fue más poderosa que la proveniente de escuela y maestra, precisamente porque (en ese momento) las representaciones de sexo y prostituta se estaban activando en el sistema semántico del hablante.
La interpretación de otros casos de significados no intencionales puede explicarse muy bien en términos de las redes relacionales. De eso se tratan las secciones en las que se estudian (más adelante) un juego de palabras no buscado y un error conceptual. Pero antes, en la sección inmediatamente posterior, podemos ver algunos aspectos del sistema de notación de las redes relacionales, gracias al cual advertimos que la información lingüística está en las relaciones y la conectividad.
Representación de la estructura lingüística por medio de redes relacionales
La lingüística neurocognitiva ha desarrollado un sistema de notación que permite representar la información lingüística, la que reside en la conectividad. Las fuentes de inspiración para este sistema de notación están en las obras de Saussure (1916), Hjelmslev (1943) y Halliday (1967a, 1967b, 1968). En este sentido, el reconocido lingüista danés Louis Hjelmslev hizo explícita la idea de que el sistema lingüístico es un complejo en el que no hay unidades estáticas:
The recognition [...] that a totality does not consist of things but of relationships, and that not substance but only its internal and external relationships have scientific existence [...] may be new in linguistic science. The postulation of objects as something different from the terms of relationships is a superfluous axiom and consequently a metaphysical hypothesis from which linguistic science will have to be freed (Hjelmslev 1943, p. 61).
En efecto, un constituyente del sistema lingüístico es lo que es no sólo porque ocupa una posición particular en una red de relaciones, sino porque depende de los otros nodos con los cuales está conectado. Así, el "valor" saussuriano toma una dimensión adicional: un nodo lingüístico es "lo que los otros no son".
Debe destacarse que las inscripciones junto a nodos y conexiones no son parte de la red relacional. La red consta sólo de nodos y conexiones. Los rótulos de las redes sirven para entender el diagrama. Cada nodo y cada conexión dentro del sistema se definen a partir de su relación con los demás.
A modo de ejemplo, veamos la Figura 1, que representa parte de la estructura y del funcionamiento del sistema lingüístico del papá que emitió el enunciado (1).
El sistema de notación de las redes relacionales tiene su complejidad. Las explicaciones que siguen acaso sirvan para entender mejor la información que aquí se representa:
- La red consta de nodos y relaciones. Los rótulos para significados, palabras o fonemas no son parte de la red, sino rótulos que facilitan la comprensión de la red.
- La producción lingüística se representa "de arriba hacia abajo", es decir, desde los significados (con mayúsculas), pasando por el nivel léxico-gramatical (lexemas y morfemas, con bastardillas) hasta el nivel fonológico (sílabas, fonemas, rasgos del fonema).
- La comprensión lingüística se representa "de abajo hacia arriba", es decir, desde la fonología hasta la semántica.
- Los semicírculos representan umbrales de activación de los nodos semánticos. El símbolo n se refiere al número de conexiones entrantes que tienen que activarse para que se active el nodo. Ese número puede variar de una ocasión a otra.
- Los corchetitos representan nodos "O", es decir, relaciones paradigmáticas en términos de Saussure: una sola de las conexiones entrantes se activa, pero las otras están dentro del sistema.
- Los triangulitos representan relaciones "Y", es decir, relaciones sintagmáticas en términos de Saussure: todas las conexiones se activan en la emisión.
- Las líneas que salen de un mismo punto representan conexiones no ordenadas, por ejemplo, el nodo de la sílaba /ti/ se conecta con prostituta Y sustituta.
- Las líneas que salen de distintos puntos representan conexiones ordenadas, por ejemplo, las sílabas de prostituta se activan de forma ordenada, una después de otra.
- Las redes relacionales representan de forma muy simple relaciones como la sinonimia y la polisemia. La sinonimia se representa por medio de un nodo "O" descendente no ordenado: un significado se conecta con varios lexemas. Por su parte, la polisemia consiste en un nodo "O" ascendente no ordenado: un lexema se conecta con varios significados.
- Las líneas negras representan los nodos y las conexiones que se activaron con más fuerza y motivaron la emisión de prostituta.
- Las líneas grises representan sólo algunos de los nodos y las conexiones que se activaron con menos fuerza y no llegaron a motivar emisión alguna.
Con este sistema de notación también se evitan los problemas que surgen cuando se usa una lengua natural como el español para representar una lengua natural como el español. Según Lamb (1999, p. 274), "necesitamos un sistema de notación tan distinto del lenguaje ordinario como sea posible" para no confundir el objeto que se describe con los medios de la descripción.
En conclusión, una red relacional nos ayuda a entender que en el sistema lingüístico del hablante, durante la emisión del enunciado, la activación de los significados trabajo, sexo y prostituta hizo que se activara más fuertemente el nodo léxico correspondiente a prostituta que el nodo de sustituta. La activación de los nodos fonológicos correspondientes a las sílabas también tiene una importancia crucial y constituye una evidencia muy interesante: a pesar de que la producción lingüística va de la semántica a la fonología ("de arriba hacia abajo"), los nodos de la fonología ya están activos cuando se están procesando los significados.
Lamb sugiere que las redes relacionales tienen plausibilidad neurológica (2005, p. 169). Los nodos y las conexiones (por ejemplo los representados en la Figura 1) se implementan a nivel neurológico como columnas corticales y conexiones neuronales respectivamente. En efecto, las propiedades de los nodos de la red coinciden con las propiedades de las columnas corticales reales, mientras que las propiedades de las conexiones coinciden con las de las conexiones neuronales. Por ejemplo, los nodos de las redes relacionales y las columnas corticales tienen umbrales de activación; tanto los umbrales de un nodo como los de una columna cortical pueden variar a lo largo del tiempo. De un modo análogo, las conexiones de las redes relacionales y las conexiones neuronales tienen fuerzas variables y se fortalecen por medio del uso exitoso, lo que da cuenta del proceso de aprendizaje (Lamb 2005, p. 170).
La base neurobiológica viene muy al caso. En este sentido, el eminente neurólogo Vernon Mountcastle descubrió y caracterizó cómo la corteza cerebral se organiza por medio de columnas corticales. En su libro de 1998 Perceptual Neuroscience: The Cerebral Cortex, Mountcastle explica que la unidad básica de la corteza madura es la minicolumna cortical, una fina cadena de neuronas que se extiende de forma vertical entre las capas II y VI. Cada minicolumna tiene entre 80 y 110 neuronas de diferentes funciones y consta de la mayoría de los fenotipos de las células neuronales. La hipótesis general de Mountcastle es que la columna cortical funciona como la menor unidad de procesamiento en la corteza cerebral y señala al respecto que "todos los estudios hechos en la corteza auditiva de gatos y monos ofrecen evidencia directa sobre la organización en columnas" (1998, p. 181).
Por último, la lingüística neurocognitiva parece ofrecer una buena base para el estudio empírico de los actos fallidos. En este sentido, podrá advertirse que un fenómeno cognitivo o neurológico puede existir sin necesidad de que se requiera una ubicación concreta en el cerebro. Por ejemplo, los significados intencionales y no intencionales, las conexiones conscientes e inconscientes, deben tener existencia cognitiva y neurológica en tanto funciones. En otras palabras, los significados no intencionales o inconscientes no están en lugares fijos, sino que son el resultado de ciertos tipos de activación en el sistema lingüístico del hablante y se realizan por medio de estructuras neurocognitivas concretas y estables: conexiones entre nodos semánticos, léxicos y fonológicos. Esta hipótesis ha sido de algún modo planteada en el análisis relacional de errores del habla y de juegos de palabras no buscados (Dell 1979; Dell & Reich 1977, 1980a, 1980b; Reich 1985; Lamb 1999, 2004, 2005).
Un segundo ejemplo de evocación de significados no intencionales: un juego de palabras no buscado
En el próximo ejemplo se da un juego de palabras no buscado, un caso de lo que en la bibliografía anglófona se denomina unintended puns. Le debo el ejemplo (2) al filósofo Manuel Comesaña, que estuvo presente en el momento del enunciado. Héctor Ávila, respetado y querido profesor de Filosofía en varias universidades argentinas, contestó lo siguiente después de que le hicieran una consulta sobre la obra de Hegel:
(2) Yo a Hegel le tengo idea.
El Profesor Ávila quiso decir (quiso comunicar) que tenía reparos con la obra de Hegel en general. Pero no quiso que las palabras Hegel e idea aparecieran juntas de forma inesperada para crear un efecto humorístico. Es otra vez la conducta del hablante un indicador decisivo para mostrar que estamos ante significados no-intencionales: buena parte de la audiencia rió y la risa de los oyentes le causó sorpresa al Doctor Ávila.
Valga una aclaración. Alguien podría objetar razonablemente que no contamos con la debida información contextual del ejemplo (2), y que el Profesor Ávila bien pudo haber buscado con plena intención consciente ese juego de palabras y que, por gracia o humildad, simuló que su pun había sido accidental. Pero si así fuera, se seguiría mostrando que los significados evocados por el enunciado (2) son fundamentales para la comprensión: si derivan o no de la intención no parece ser un criterio definitivo para elegir qué significados se estudian o se dejan de estudiar. En otras palabras, ¿puede una teoría de la producción y comprensión de enunciados descartar la interpretación de significados fundamentales tan sólo por saber (o suponer) que no son intencionales?
Por medio de su sistema de notación, la teoría de redes relacionales también puede explicar el juego de palabras no intencional del enunciado (2). En la Figura 2 se representa cómo el lexema idea se conecta con varios significados, entre ellos el de IDEA HEGELIANA. Por otro lado, el lexema tenerle idea es uno de los varios nodos que, desde la léxico-gramática, se conecta con el significado DESAGRADAR. Desde la fonología, por su parte, la secuencia i-d-e-a mantiene conexiones con los lexemas idea y tenerle idea.
Por cierto, es plausible que la secuencia tenerle idea sea un lexema en el sistema lingüístico real de un individuo, pues se entiende que lexema es todo aquel nodo del nivel léxico-gramatical que un individuo aprende e incorpora como totalidad. Ejemplos relativamente análogos son tener en poco, colmar la paciencia, máquina de cortar pasto, bueno para nada, y muchísimos más.
En la Figura 2 los círculos representan significados con el único fin de señalar que hay conexiones entre ellos: de esta forma se muestra que el enunciado (2) evoca que en el sistema lingüístico del Profesor Ávila hay una fuerte conexión entre los significados hegel, idea hegeliana y desagradar. Digámoslo otra vez: la activación de nodos y conexiones en diferentes niveles (el semántico, el léxico-gramatical y el fonológico) le permite a una persona producir o entender un enunciado.
Un tercer ejemplo de evocación de significados no intencionales: Un error conceptual
Veamos ahora un ejemplo de los tantísimos casos que podrían considerarse un "error del habla". El martes 2 de diciembre de 2008, Cristina Fernández de Kirchner (la presidenta de Argentina) presentó en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires un programa de repatriación de científicos. En un pasaje de su discurso la Señora de Kirchner dijo que no sabía casi nada de química, y luego agrego lo siguiente:
(3) Nunca pude aprenderme más allá del hache-dos-cero del agua.
La intención de la Presidenta fue en efecto comunicar que sabía muy poco o nada de química. Sin embargo, sus palabras dieron lugar a que los oyentes infirieran que su ignorancia en la materia era todavía mayor que la que ella había querido comunicar. Podemos decir que en ese momento el sistema lingüístico de la Presidenta de Argentina se organizaba por medio de representaciones diferentes de las de los científicos que la estaban escuchando, e incluso diferentes de las representaciones de buena parte de sus compatriotas.
La Figura 3(b) representa los lexemas agua y H2O en el sistema lingüístico de un oyente que percibió el error de la presidenta de Argentina. La fórmula química de la molécula de agua es un lexema más en el sistema del usuario que maneja esa secuencia y sabe que su significado se conecta con AGUA y MOLÉCULA DE AGUA.
- El corchetito hacia abajo representa un NODO "O" DESCENDENTE ORDENADO. Obsérvese que las líneas conectoras descendentes salen desde diferentes puntos. Los lexemas agua y H2O son sinónimos en el sentido amplio del término. Sin embargo, la opción por H2O es la opción marcada o con precedencia, esto es, se trata de la opción en la que interviene un factor adicional, a diferencia de la otra, que es la opción por defecto, y por eso se representa con una línea que sale de un punto que es el mismo del cual sale la línea hacia arriba.
- Del triangulito con la base en la parte superior salen dos líneas desde el mismo punto. Aquí se representan significados con los que se conecta un lexema, puesto que los significados se activan todos juntos, de forma simultánea, es decir, de forma "no ordenada" (a diferencia de las sílabas de un lexema o de los fonemas de una sílaba, que se activan de forma secuencial, ordenada). Por ello tenemos aquí un NODO "Y" ASCENDENTE NO ORDENADO.
En resumen, la Figura 3(b) representa de qué forma un hablante sabe que agua y H2O son sinónimos parciales (como todos los sinónimos). El lexema H2O está conectado con significados que no se conectan (directamente) con su sinónimo no-marcado agua. Por su parte, la Figura 3(a) muestra cómo en el sistema lingüístico de Cristina Fernández de Kirchner la secuencia hache-dos-cero es un lexema que tiene precedencia sobre agua en el caso de que active el significado DEFINICIÓN-QUÍMICA.
Estos ejemplos nos sirven además para ilustrar cómo pueden diferir los sistemas lingüísticos de diferentes individuos.
Representación del significado intencional en las redes relacionales
Vale la pena destacar que las redes relacionales también sirven para la representación del significado intencional. Consideremos uno de los ejemplos del célebre trabajo de Grice, "Logic and conversation" (1967). Para ilustrar la violación ostensible de la sub-máxima de modo que pide evitar la ambigüedad, Grice hace referencia al general británico que, tras capturar la provincia india de Sind, envía el siguiente mensaje:
(4) I have Sind (Grice 1967, p. 729).
La Figura 4 capta la ambigüedad intencional de este ejemplo: La secuencia de (4) es homófona con I have sinned [He pecado]. En otras palabras, al decir (4) el general fue intencionalmente ambiguo porque comunicó que había capturado la provincia de Sind y que había tenido que pecar para ello.
El punto clave es que las redes relacionales nos permitirían dar cuenta tanto de los significados intencionales como de los no intencionales.
Un breve balance antes de las conclusiones, con algunos ejemplos adicionales
La Tabla 1 ofrece un resumen del análisis efectuado en las secciones anteriores. Se retoman en dicha tabla los ejemplos (1), (2) y (3) y se brinda una información sucinta acerca del contexto general de emisión (columna 2), una paráfrasis de los significados no intencionales que evocaría el enunciado (columna 3) y una explicitación del significado presumiblemente intencional (columna 4).
A continuación se presentan diez ejemplos nuevos para poder ilustrar un poco más la variedad de enunciados que evocan significados no intencionales. Para ganar en espacio y precisión, los ejemplos se consignan en tres tablas que tienen la misma estructura de la Tabla 1 (y no se bosquejan las redes relacionales correspondientes). La Tabla 2 ofrece cuatro ejemplos de actos fallidos, la Tabla 3 presenta tres casos de juegos de palabras no buscados y, por último, la Tabla 3 recoge tres instancias de errores conceptuales de la actual Presidenta de Argentina,
Conclusiones
Espero que la siguiente lista de enunciados sirva para resumir la argumentación de este trabajo:
1. Una teoría de la comunicación y los procesos cognitivos puede querer explicar los significados no intencionales que se evocan por medio de algunos enunciados.
2. Estos significados no intencionales no se derivan de la intención comunicativa del hablante.
3. Sin embargo, los significados no intencionales que evoca un enunciado cualquiera pueden tener mucha importancia en la interpretación que efectúa el oyente.
4. Hay una muy amplia variedad de significados no intencionales. Además de los significados evocados por los actos fallidos, los juegos de palabras no buscados o los errores conceptuales, podrían consignarse la elección de palabras determinada por la pertenencia sociocultural, los tonos de voz, los malentendidos, etc.
5. La transmisión y la interpretación de significados no intencionales son fenómenos muy comunes en el uso diario del lenguaje.
6. Los enunciados que evocan significados no intencionales ofrecen información muy valiosa sobre el sistema lingüístico del hablante. (Tal vez no haya enunciado que no evoque algún tipo de significado no intencional).
7. La interpretación de esos enunciados revela información muy valiosa sobre el sistema lingüístico del oyente.
8. La lingüística neurocognitiva, por medio de las redes relacionales, permite explicar tanto los casos de comunicación intencional como los casos de transmisión y reconocimiento de significados no intencionales.
9. Por lo tanto, la lingüística neurocognitiva se presenta como un candidato plausible para constituirse en una teoría general de la comunicación y los procesos cognitivos.
Hace ya algunas décadas, John Austin advirtió que la filosofía del lenguaje había aceptado dogmáticamente la "Falacia Descriptiva": en efecto, predominaba a mediados del siglo XX la tendencia a creer que los estudios sobre el lenguaje tenían que dedicarse exclusivamente a los enunciados que fueran candidatos a portadores de verdad.
Después del trabajo del mismo Austin, de Grice y de muchos otros, los filósofos del lenguaje y los lingüistas comenzaron a prestarles especial atención a una amplia variedad de significados que están más allá del problema del valor de verdad, y así surgió el estudio de temas como los actos de habla, las presuposiciones, las implicaturas conversacionales, las estrategias de cortesía, la deixis, etc.
Hoy en día, gracias a la lingüística neurocognitiva, advertimos que la rica tradición de Austin, Grice y Sperber-Wilson pudo habernos llevado a aceptar una nueva falacia: la falacia intencional. Esto se debe a que la pragmática de tradición griceana identificó la comunicación con la transmisión y el reconocimiento de intenciones.
Sin necesidad de prescindir de las contribuciones de la pragmática, la lingüística neurocognitiva puede ayudarnos a entender que la interacción verbal es mucho más compleja e interesante que la transmisión y el reconocimiento de intenciones. Tal vez con ella podamos empezar a poner los cimientos de una teoría general de la comunicación y los procesos cognitivos, en la que también habrá lugar para los significados no intencionales.
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