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Universitas Humanística

Print version ISSN 0120-4807

univ.humanist.  no.69 Bogotá Jan./June 2010

 

Construyendo espacios de exclusividad: una aproximación etnográfica al papel y la experiencia de mujeres indias y colombianas en las comunidades locales de Software Libre1

Building Spaces of Exclusivity: An Ethnographic Approach to Indian and Colombian Women's Role and Experience in Local Free Software Communities

Construindo espaços de exclusividade: uma aproximação etnográfica ao papel e à experiência de mulheres indianas e colombianas nas comunidades locais de Software Livre

Tania Pérez Bustos2
Universidad Pedagógica Nacional
Universidad del Valle
Universidad Distrital
Bogotá, Colombia3
tpbustos@gmail.com


1Este artículo se inscribe en el marco de una investigación doctoral sobre la popularización de la ciencia y la tecnología en países periféricos, financiada por el programa de apoyo a doctorados nacionales de Colciencias-2006.
2Magíster en Estudios del Desarrollo, Institute of Social Studies (ISS), Holanda. Antropóloga, Universidad Nacional de Colombia. Comunicadora social, Pontificia Universidad Javeriana. Investigadora del Grupo Interdisciplinario de Estudos de Género (Universidad Nacional de Colombia).
3Candidata a Doctora en Educación.

Recibido: 23 de diciembre de 2009, Aceptado: 11 de marzo de 2010, Documento final recibido: 22 de marzo de 2010



Resumen

El objetivo central de este trabajo es dar cuenta de los modos en que mujeres integrantes de la comunidad de Software Libre en dos países del Sur global negocian con los paradigmas feminizadores que sobre ellas se han impuesto dentro de estos colectivos interesados por la popularización de las tecnologías libres. A través de un acercamiento etnográfico a las experiencias vitales de mujeres integrantes del colectivo Linux-Chix en India, y en diálogo con las experiencias de mujeres no organizadas en la comunidad de Software Libre en Colombia, el artículo propone que estas negociaciones principalmente se van a materializar en la constitución de estrategias de sobrevivencia desde las que se reivindican ciertos proyectos civilizadores en particular, algunos de los cuales parecen promover un paradigma occidental de la subjetividad femenina.

Palabras clave: Software Libre, mujeres, feminismo.


Abstract

This paper aims to account for the ways women integrating the free software community in two countries from the global South negotiate with feminizing paradigms imposed to them by the collectives interested in popularizating free technologies. Through an ethnographic approach to vital experiences of women in the Indian collective Linux-Chix, and holding a dialog with the experiences of non-organized women in the free software community in Colombia, this paper suggests these negotiations are going to be materialized primarily in the constitution of survival strategies from which certain civilizing projects are particularly vindicated, some of which seem to promote a Western paradigm of female subjectivity.

Key words: Free Software, women, feminism.


Resumo

O objetivo deste trabalho é abordar os modos pelos quais integrantes da comunidade ligada ao Software Livre em dois países do Sul global negociam paradigmas de feminilidade que sobre elas tem sido impostos dentro desses coletivos interessados na popularização das tecnologias livres. Por meio de uma aproximação etnográfica com as experiências vitais de mulheres integrantes do coletivo Linux-Chix na Índia, e em diálogo com as experiências de mulheres não organizadas na comunidade Software Libre na Colômbia, o artigo propõe que estas negociações irão se materializar principalmente na constituição de estratégias de sobrevivência a partir das quais se reivindicam certos projetos civilizadores particulares, alguns deles parecendo promover um paradigma ocidental de subjetividade feminina.

Palavras chave: Software Livre, mulheres, feminismo.


Introducción

En los últimos años, varios han sido los análisis que se han hecho de las comunidades de Software Libre como un ejemplo paradigmático de formas más democráticas y participativas de construir conocimiento tecnológico, en comparación con modelos clásicos en los que este tipo de desarrollos son principalmente gestionados por comunidades cerradas y jerárquicas de expertos (Blondeu, 2004; Rodríguez y Sánchez, 2004; Hess y Ostrom eds., 2007; Barrio Alonso, 2008). Estos análisis, sin embargo, se han centrado en visiones homogéneas de la comunidad a escala global y han pasado por alto las relaciones cotidianas e intersubjetivas que le caracterizan en los diferentes escenarios locales. Un aspecto que ha sido particularmente poco considerado a la hora de realizar estas lecturas ha sido la limitada diversidad cultural y de género que caracteriza a estos colectivos y las implicaciones que ello tiene en la construcción de una tecnología que se presenta como libre y democrática.

El presente artículo busca problematizar estas lecturas homogeneizantes de las comunidades de Software Libre a escala global, a partir de una aproximación etnográfica a las comunidades locales de India y Colombia. Como punto de entrada para situar la discusión este ejercicio se centró en las experiencias de vida de mujeres partícipes de estos colectivos. Desde allí, fue posible identificar los mecanismos de negociación que ellas movilizan para hacerse a un lugar de enunciación propio y exclusivo, dentro de unas comunidades que promueven un sentido de desarrollo tecnológico autónomo y distribuido, pero también altamente competitivo y excluyente.

Me interesa sostener aquí que aunque estas negociaciones tienen un carácter reivindicatorio para las mujeres concretas que las abanderan, éstas no siempre logran transgredir ciertos paradigmas civilizadores en relación con la ciencia y la tecnología y que, en muchas ocasiones, tampoco pretenden deliberadamente descolocar discursos dominantes entorno a la subjetividad femenina, desde los que se reivindican nociones de mujer que responden a ciertos ideales de clase social globalizados, los cuales son performados de maneras específicas en cada contexto y que van a marcan relaciones de poder entre mujeres.

Para desarrollar este argumento, me sumerjo aquí en las experiencias de mujeres integrantes del colectivo Linux-Chix en India, en diálogo con las experiencias de mujeres no organizadas en la comunidad de Software Libre en Colombia. Metodológicamente, la etnografía que orientó el acercamiento a estos colectivos y que respalda los resultados aquí presentados se realizó entre octubre del 2007 y febrero del 2009. Durante este período se realizaron observaciones participantes de actividades y encuentros presenciales y virtuales de las comunidades locales en las que se insertan los grupos de mujeres estudiadas. Esto permitió documentar las dinámicas intersubjetivas de iniciación y socialización que están a la base de las redes de colaboración que sostienen el Software Libre en los contextos locales de cada país. La observación participante fue complementada desde la realización de entrevistas a profundidad a un total de 8 mujeres en cada país. El objetivo de este ejercicio fue recoger y analizar conjuntamente con ellas sus experiencias vitales como integrantes de las comunidades de Software Libre a escala local. Estas experiencias individuales fueron luego analizadas buscando identificar patrones y tendencias comunes entre los diferentes contextos del estudio.

En los siguientes apartados presento los cruces y conexiones entre las experiencias vitales de estas mujeres en ambos países. Inicialmente, doy cuenta del contexto de las comunidades locales de Software Libre y del lugar que en ellas ocupan las mujeres con las que se realizó la etnografía. Me interesa detenerme allí sobre quiénes son ellas y sobre los modos en que se organizan. Luego de esto, problematizo los objetivos que respaldan estas búsquedas por asociarse. En primer lugar, traigo a colación los desencuentros que existen entre sus miradas en relación con la igualdad y la diferencia entre hombres y mujeres, las cuales propenden por alcanzar una mayor participación femenina dentro de sus comunidades locales de Software Libre. En segundo lugar, analizo el tipo de proyectos civilizadores que respaldan estas iniciativas de organización y trabajo colectivo entre mujeres como una manera de comprender los modos en que desde allí se respaldan ciertas nociones de tecnología libre y de subjetividad femenina en particular. Cierro el artículo recogiendo los principales hallazgos de la investigación, enfatizando en las reificaciones que se consolidan, así como en las grietas que se abren desde estas apuestas organizativas de mujeres, para tensionar las lógicas competitivas e individualistas que caracterizan localmente estas comunidades de usuarios y desarrolladores de tecnologías libres.

Sobre las comunidades locales de Software Libre y las mujeres que allí se encuentran

    ¿Por que no hay tantas linuxeras en Colibrí? No es nuestra culpa, ellas están bienvenidas, ahora ¿cuántas son y quiénes? Mmm no sé, de las que hay no se saca más de una. Si acaso Patricia, ella si es una dura desarrollando y todo (voluntario programador y desarrollador, 24 años, integrante de Colibrí. Notas de campo, 18 de agosto de 2007).

    Geet: "In India there are almost no women involved in Foss".

    Tania: "In Colombia there are few, most of them doing documentation, localization and educational activities".

    Geet: "Ah! In those fields there are more" (voluntario programador y desarrollador de Software Libre, 45 años, comunidad en India. Notas de campo, 30 de agosto de 2008).

Característico de la comunidad de Software Libre a escala global ha sido su tendencia a subordinar actividades relacionadas con la popularización (como la documentación, la localización y la enseñanza) a tareas más cercanas al desarrollo tecnológico de software (como la programación y la escritura de código fuente, las cuales son concebidas más cercanas a la naturaleza de este colectivo) (Pérez-Bustos, 2008a, 2008b). Esta relación jerárquica entre actividades más o menos especializadas se encuentra generizada en dos sentidos al menos. En primer lugar, las dinámicas de iniciación y socialización que consolidan la comunidad están soportadas sobre lógicas individualistas, solitarias, competitivas y elitistas que enfatizan en un quehacer tecnológico de carácter androcéntrico y que invisibilizan otros valores también relacionados, filosóficamente, con el Software Libre, como la diversidad, la democracia, la equidad y la mutualidad (Lin, 2006, 2007). En segundo lugar, estas dinámicas están relacionadas con una división sexual del trabajo, desde la cual el quehacer voluntario que realizan las pocas mujeres que hacen parte de estos colectivos está asociado a tareas que son consideradas como menos importantes y que se encuentran más cercanas al ejercicio de popularización hacia públicos no expertos4.

Una de las principales estrategias que han seguido las mujeres que participan de las comunidades de Software Libre, para refutar estas lógicas excluyentes y estigmatizantes ha sido organizarse. En Colombia, por ejemplo en el 2007, cuando yo iniciaba mi trabajo de campo con Colibrí, la comunidad de Software Libre en este país, algunas mujeres tomaron la iniciativa de proponer la discusión sobre su papel dentro de este colectivo en unas Jornadas de Software Libre (JSL) que reunieron a la comunidad nacional en Medellín. Como fruto de este encuentro surgió un grupo de chicas5 bogotanas que se reunió y trabajó durante el 2008 con la premisa de generar entre ellas dinámicas de trabajo colaborativo que tensionaran los modos de operación competitivos e individualistas de la comunidad. Su objetivo era desarrollar actividades educativas usando Software Libre para diferentes eventos que ocurrieron durante ese año en el país. Algunas de ellas participaban de grupos de mujeres a escala global (Debian Women y Chicas Linux), pero no consideraban necesario formalizar una iniciativa similar en Colombia. A pesar de ello, para inicios del 2009 dos de las tres mujeres integrantes de este pequeño grupo, junto con otras dos integrantes de Colibrí, con quienes yo había conversado en diferentes oportunidades, habían decidido retirarse de la comunidad, arguyendo que sentían que sus apuestas colectivas y personales no tenían allí acogida, dadas las lógicas «infantiles» y «machistas» de la comunidad (Notas de diario de campo, 17, 19, 23 y 24 de enero de 2009).

En India, por su parte, sí existe desde el 2005 un colectivo de mujeres llamado Linux-Chix India (http://linuxchix.org.in), que surge como capítulo local de la agrupación global con el mismo nombre (http://www.linuxchix.org/). Su objetivo central es priorizar y apoyar la participación de mujeres en el Software Libre y lo hace a través de mecanismos similares a los que la comunidad en general usa para constituirse; principalmente a través de listas de correo y wikis en donde se discuten problemas técnicos, se difunden eventos y se comparte información en general. A pesar de usar los mismos mecanismos, el subgrupo de Linux-Chix India asume una premisa de trabajo no competitivo ni excluyente, como piedra angular para garantizar el éxito de esa acción afirmativa en relación con el género que les convoca. El wiki de Linux-Chix India recoge a cerca de 16 mujeres miembros de los grupos de usuarios y desarrolladores de Software Libre locales de diferentes regiones del país, y su lista de correo tiene registrados 163 personas de las cuáles casi la mitad (76) son hombres.

A pesar de que son muchas las particularidades de cada una de las experiencias de estas mujeres en el interior de las iniciativas y colectivos en uno y otro país, también hay algunos puntos en común. Si bien la mayoría de ellas tiene formación en ingeniería de sistemas o en áreas afines, algunas pocas, se han acercado al Software Libre más desde una experiencia personal de uso de tecnologías de la información que por su formación profesional. Así, entre estas mujeres, hay una matemática, una física, una abogada, una comunicadora y dos administradoras de negocios. Entre todas las mujeres con las que tuve contacto, tres de ellas, todas indias, están vinculadas laboralmente con compañías que apoyan el fortalecimiento de estos desarrollos tecnológicos; dos de éstas en empresas de carácter multinacional (IBM y RedHat) y una en una pequeña empresa de desarrollo de software de nivel nacional. Las demás son voluntarias de la comunidad que destinan su tiempo libre a contribuir en la organización de eventos de promoción de Software Libre, en general o sobre temas específicos: el reporte de errores de software en proceso de desarrollo, la localización de distribuciones o aplicaciones en lenguas locales, la administración de listas de correo, canales de comunicación y servidores, así como la documentación de procesos. Estas mujeres se encuentran entre los 23 y los 38 años, todas tienen educación a nivel universitario, de clase media, viven en grandes ciudades y la mayoría de ellas son solteras y sin hijos. Entre todas, el tiempo promedio de participación en la comunidad es de 5 años.

En términos generales, las características de estas mujeres no se distancian mucho del perfil de los integrantes de estos colectivos en cada contexto, que es semejante a lo que ocurre a escala global. Según Robles et ál. (2001), los integrantes de la comunidad de Software Libre a escala global están en un 80% vinculados al sector de las tecnologías de la información. Sólo el 20% de quienes participan de estos colectivos reciben una remuneración salarial por trabajar en estos temas, siendo la mayoría de ellos voluntarios. Este estudio deja abierta la pregunta por el estado civil, el número de hijos que estos individuos tienen y no aborda preguntas por su procedencia socioeconómica. Sin embargo, mi acercamiento etnográfico a las comunidades de India y Colombia me permite afirmar que en su mayoría éstas se encuentran conformadas por individuos que se asumen de clase media6, que habitan zonas urbanas y que en su mayoría son solteros, cuando son voluntarios y sólo casados cuando trabajan para una compañía relacionada con el desarrollo de estas tecnologías libres. Lo anterior va de la mano con su edad promedio: si bien en la escala global la media estaba para el 2001 entre los 22 y los 27 años, ésta parece mantenerse para el momento en que realicé este estudio. Aquí es donde está la principal diferencia entre los hombres y mujeres que participan de la comunidad de Software Libre: siendo menos mujeres en número son mayores en edad que sus compañeros.

A diferencia de sus compañeros, la mayoría de estas mujeres tiene una participación marginal en los canales de comunicación de la comunidad local a la que pertenecen y no conciben que ésta pueda considerarse como un aporte al Software Libre7. Sin embargo, todas señalan que esta tecnología las ha empoderado a nivel profesional y personal. Conocer, usar, participar de proyectos con Software Libre les ha permitido conseguir trabajo o desempeñarse mejor en lo que hacen, les ha mostrado cuan grande es su capacidad y esto les ha generado confianza, ampliando incluso su círculo de amigos a una extensa red de personas ubicadas en diferentes partes del mundo. Este empoderamiento deja ver a estas mujeres en proceso permanente de aprendizaje, las muestra reflexivas, críticas, comprometidas, sin ser fanáticas, pero así mismo cotidianas y, nunca solas, siempre parte de un colectivo. Lugar de enunciación que se distancia de la lógica individualista y competitiva que es propia de los mecanismos de iniciación a la comunidad de Software Libre que ya he mencionado.

A pesar de que los objetivos de Linux Chix India, así como de las apuestas del grupo de mujeres ya disuelto en Colombia y de algunas de las otras mujeres que en este país se preguntan por su participación en la comunidad de Software Libre, emulan el propósito de acción afirmativa en términos de género de otros grupos de mujeres a escala global, existen diferentes percepciones entre ellas, en uno y otro contexto, sobre lo que implica lograr una mayor participación femenina en la comunidad de Software Libre ¿qué me dicen sus experiencias sobre esto? ¿A qué tipo de proyectos civilizadores se adscriben? Sobre estas preguntas se centran los apartados siguientes.

Habitando la frontera entre la igualdad y la diferencia

    Ese es mi problema con Antonio ... yo siempre he discutido con él ... en donde siempre entro a defender a Tania. No es por defenderte ... él piensa que esto es feminismo. Por ejemplo una vez que nos reunimos en el bar ... y dijo ... ya que estamos en todo esto de la era feminista ... Patricia dijo, «no no no ... nosotras no somos feministas» ... no lo somos (C1, voluntaria desarrolladora de Software Libre, ex-integrante de Colibrí).

Las mujeres de la comunidad de Linux Chix en India y las integrantes de Colibrí con las que realicé mi trabajo de campo, en su pluralidad y singularidad, parecen debatirse entre la igualdad frente a los hombres, la negación como colectivo frente a las potenciales discriminaciones y el reconocimiento a lo que podría considerarse como el aporte femenino al Software Libre. Y digo debatirse en un sentido positivo, en tanto que ello no implica la creación de bandos dentro de estos colectivos locales, sino más bien posturas que conviven entre diferentes mujeres que se reconocen allí como tales8. Sin embargo, es prudente notar que estas diversas posiciones casi nunca implican una claridad en términos de género, mucho menos feministas, sobre el por qué promover una mayor participación femenina en el Software Libre. En este sentido, las iniciativas formales por organizarse y las preguntas recurrentes aunque a veces aisladas que se hacen mujeres en India y Colombia sobre este tema, emergen más como una búsqueda por garantizarse un lugar propio y acogedor, dentro de grupos más amplios, que por inquietudes deliberadamente políticas en relación con el género. Esto por su parte, parece estar mediado por saberse integrante de una clase media global y de los privilegios que estar allí les confiere.

    Igual nosotras seguimos insistiendo que no hay tantas diferencias en términos de oportunidades o de espacios. Insisto en que sigo sin sentirlo, de que me cierren las puertas por que soy niña, que digan que yo no desarrollo, que yo no hago ... o cosas así (C2, voluntaria coordinadora de eventos de popularización, exintegrante de Colibrí, entrevista personal, 1 de junio de 2008).

    There are only few women contributing to foss, I do not know why. To me the community is friendly and encouraging and not at all aggressive. In my case for example I do not feel that because I am a woman I have been discouraged to post, to document, to contribute, however some of my friends think I have been lucky (I1, desarrolladora de Software Libre, IBM-Linux India, entrevista personal, 13 de septiembre 13 de 2008).

Algunas mujeres de la comunidad de Linux-Chix India y otras en Colibrí señalan que a pesar de la notable diferencia numérica entre hombres y mujeres dentro de estos colectivos9, ellas no se sienten discriminadas en términos de género; desde su experiencia afirman que, por el contrario, han sido bien recibidas, lo que las lleva a sentirse iguales a sus compañeros. En relación con esto coinciden en afirmar que las diferencias demográficas no son responsabilidad de la comunidad sino un problema externo a ésta. En Colombia, la mayoría de mujeres con las que trabajé plantean que lo que ocurre en Colibrí es producto de la baja representación femenina en las facultades de ingeniería y que una transformación en la distribución demográfica de este escenario se constituye en garantía suficiente para que la proporción de hombres y mujeres sea más equitativa dentro del Software Libre. Con esto, las mujeres colombianas parecen retomar los planteamientos de la reflexión feminista en torno a la ciencia y la tecnología sobre la «tubería que gotea» (Schiebinger, 1999; Blickenstaff, 2005) que cuestionan los diferentes obstáculos que las mujeres deben enfrentar a lo largo de su proceso de formación dentro de los sistemas formales de ciencia y tecnología, en donde la educación escolarizada es un escenario clave y que se constituyen en las principales causas de su deserción en dicho territorio. Es importante notar aquí, que este tipo de reflexiones hacen alusión a un sentido de mujer científica en particular o a una mujer con el potencial o interés de entrar dentro del grupo social de los científicos o los expertos. En esta línea, el argumento presentado por las mujeres de Colibrí para explicar que son las desigualdades del sistema educativo especializado -aquel que forma en ciencia y tecnología- las causantes de la diferencia demográfica en el Software Libre, ratifica una idea: quienes ingresan al Software Libre, en todo caso, son personas con cierto perfil y capital cultural.

Las mujeres indias, por su parte, atribuyen la responsabilidad de esta diferencia demográfica a los condicionamientos que las mujeres de su sociedad tienen para posicionarse en la esfera pública, asunto que es visto por ellas como anterior a su ingreso al sistema educativo. Al respecto, señalan que sus oportunidades de socializarse con las tecnologías libres son menores que las que tienen sus compañeros. Por un lado, consideran que tienen que cumplir con tareas propias del escenario doméstico que les quitan tiempo para poder realizar el trabajo voluntario que demanda participar en la comunidad. "So women are worried because they never get the opportunity, so it is important to support women who want to do it, who want to take a chance. You cannot have a career in foss and have a child ..." (I4, entrevista personal, 10 de septiembre de 2008). Por otro lado, señalan que socialmente es bien visto que las mujeres en India asuman un rol pasivo en los escenarios públicos, más cuando éstos están mayoritariamente ocupados por hombres. Esto va a justificar que ellas no participen activamente en las dinámicas y espacios de interacción de la comunidad de Software Libre. "It is not about men being aggressive, but about Indian women being quiet, not being ready to take the criticism positively, which does not help them to get involved with foss" (I2, entrevista personal, 21 de septiembre de 2008).

Lo que llama la atención en relación con estas experiencias que abogan por la igualdad es que ellas, al tiempo que asumen que existen discriminaciones de género propias de su sociedad, señalan que éstas no se encuentran presentes o no son transversales a las dinámicas culturales y políticas de la comunidad de Software Libre en cada contexto. Al igual que lo que plantean las mujeres en Colombia, en India la diferencia demográfica es vista como causada por factores externos a estos colectivos de usuarios y desarrolladores de tecnologías, los cuales son en buena medida vistos como neutrales en términos de género.

Esta postura, que abogaría por garantizar el acceso de la mujer a la tecnociencia en condiciones de igualdad al hombre, tiene diferentes matices. Por un lado, las experiencias de algunas de las mujeres que entrevisté señalan que no es necesario ni discutir, ni tomar medidas frente a cómo estas situaciones externas (educativas o culturales) permean las dinámicas de la comunidad, arguyendo que esa es una tarea que debe asumir individualmente cada mujer, del mismo modo que ellas lo han hecho, y que no es de responsabilidad del colectivo de usuarios y desarrolladores de Software Libre en general.

Aunque pueda sonar contradictorio, esta posición está a la raíz tanto de la negativa de muchas de las chicas colombianas por conformar un grupo que las reúna en Colibrí, como de las motivaciones de las mujeres indias por suscribirse a un grupo de Linux-Chix. En primer lugar, en Colibrí las linuxeras entrevistadas señalan que hablar de mujeres en el Software Libre es una manera de legitimar, retóricamente, una brecha que no existe entre ellas y los hombres dentro de la comunidad, pero también es una forma de desviar esfuerzos hacia iniciativas que no son propias de lo que a ellas las convoca; que es el compartir información y aportar colaborativamente en el fortalecimiento de estos desarrollos. Por su parte, en India, las mujeres al ser conscientes de los condicionamientos sociales que les preceden y que marcan su actitud frente a la comunidad, consideran oportuno generar grupos en los que otras mujeres como ellas se sientan más cómodas participando y puedan entrenarse para ingresar en ágoras más abiertas.

    I found something different, she said that in this free software group, people are not bother about anyone, they are neutral, the problem is ours ... if you say something and they do not like it, they will answer to you as they always do ... If there is a lady involved she gets upset because she feels insulted. There is a tendency of getting insulted very quickly, it does not happen with men (I3, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 13 de octubre de 2008).

    ... one really does not need to pay attention to that behaviour, you know, these are boys, and boy do not care about that, they just get over it, while women, they do care. They do not like it. They step aside when they see that type of reaction (I1, desarrolladora de Software Libre, IBM-Linux India, entrevista personal, 13 de septiembre de 2008).

    Maybe they need a little initial hand rolling to some extent, because not every one is outgoing ... women tend to be very shy and do not want to speak. It creates an environment where you can't talk freely, now this is not about people making you stop talking, the problem is that you do not know how to start talking.

    That was the thinking that was driving me, maybe we could get people (women) to start talking (I2, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 21 de octubre 2008).

Por otra parte, en contraste con esta suerte de negación de la discriminación, las experiencias de algunas otras mujeres dentro de estas comunidades señalan una preocupación expresa por las dinámicas agresivas que caracterizan la comunicación entre usuarios y desarrolladores de Software Libre. Al respecto, plantean que ellas restringen la participación de más mujeres. Lo interesante aquí es notar que cuando ellas se refieren a esta discriminación no están aludiendo a su propia experiencia sino que hablan de situaciones que ocurren a una idea de mujer en general que ellas no siempre conocen. Las siguientes citas son ejemplo de ello:

    It has not happen to me here, but any women any where gets discouraged by the "show-me-the-code attitude". It is disappointing (I4, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 12 de julio de 2008).

    I feel privileged in the community, but I belief that is just my case ... there is a need to promote major access of women into technology and specially Foss, principally because it is empowering (I6, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 3 de octubre de 2008).

    A mí me recibieron muy bien ... pero a las chicas del grupo les da pánico trabajar con los muchachos, sobre todo por que ellos siempre las tratan mal por que no saben lo suficiente (C3, coordinadora de eventos de popularización, integrante de Colibrí, entrevista personal, 15 de enero de 2009).

    Ellos al final siempre terminan destrozándote toda la idea que tenías, yo por eso no participo (C5, promotora de software de diseño, integrante de Colibrí, entrevista personal, 17 de enero de 2009).

Frente a esto plantean que existen aportes muy concretos desde su quehacer como mujeres que contribuyen a constituir una comunidad más democrática. En este sentido, se han preguntado, por ejemplo, por lo que implica generar proyectos de uso, promoción y desarrollo de Software Libre más colaborativos e incluyentes. Y en relación con éstos señalan, como oponiéndose a una idea predefinida de lo que ocurre con la comunidad, que sus propuestas no están sólo centradas en la producción de código como fin último, sino que operan en función de reconocer las sinergias entre usuarios y desarrolladores, haciendo conscientes los ritmos que implica un proceso de trabajo entre sujetos tan diversos y buscando complementar el trabajo virtual con la generación de ambientes de aprendizaje en torno a proyectos que tengan un impacto social.

    Lo que yo siempre he querido hacer con Chicas Linux es intercambio de experiencias, intercambio cultural, conocernos las unas a las otras ... hacer cosas que sirvan ... es mejor trabajar con mujeres, así ahí por lo menos no hay que estar alimentándole el ego a nadie (C1, voluntaria, desarrolladora de Software Libre, ex-integrante de Colibrí, entrevista personal, 23 de enero de 2009).

    ... nosotras pedimos que nos traten diferente porque no aprendemos igual. Porque no somos metódicas. Somos asociativas. Ese era el tipo de cosas que queríamos hacer con el grupo el año pasado y con los talleres en el Flisol ... que haya un trabajo colaborativo en realidad (C2, voluntaria coordinadora de eventos de popularización, ex-integrante de Colibrí, entrevista personal, 17 de enero 2009).

    I went to a red-hat conference, and out there I had asked a question that it was very detailed and the answer of that was RTFM10 ... Then was when I started finding for women in the community which would be more polite to me, that also motivated me to propose the idea of creating labs for women as a Linux-Chix initiative" (I4, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 8 de septiembre de 2008).

    I feel to create these labs for women is a good idea, because if some women are willing to learn how Linux work and try it out, but there is not a space to do it, then it is really bad. ... I think initially it would be mostly technical women and besides it would help to enhance the core values foss has: sharing, building together (I7, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 8 de septiembre de 2008).

Si bien la lectura de estas experiencias deja ver unas mujeres que reconocen que las dinámicas comunicativas de la comunidad son excluyentes y que se sienten con potestad de generar espacios de interacción alternativos, es importante señalar que éstas no siempre han derivado en la consolidación de propuestas diferentes a las de sus otras compañeras, quienes afirman que la discriminación es un problema de actitud personal y no del colectivo. Por el contrario, éstas también se materializan en la generación de grupos de trabajo en los que hay una mayor participación femenina, aunque no siempre en Colombia esto implique que estos grupos se consideren y asuman como grupos de mujeres. Lo que llama la atención en relación con esta coincidencia es que entre estas diferentes maneras de posicionar su lugar dentro de la comunidad, se legitima un escenario de exclusividad que no siempre es más incluyente con otro tipo de mujeres diferentes a ellas mismas. Un escenario para ellas, que en el caso de India reproduce la división sexual de la esfera pública socialmente legitimada y que en Colombia, al no estar organizado formalmente, quizás explique el que muchas de las mujeres de la comunidad hayan optado en los últimos años por retirarse11.

Me interesa notar que las posiciones ambiguas que ocupan estas mujeres en uno y otro contexto, son en sí mismas estrategias de sobrevivencia desde las que se actúa a dos bandos: excluyendo no deliberadamente a otros y otras, desde un ejercicio de auto-inclusión, en tanto que su apuesta está en legitimar dentro de las comunidades de Software Libre un lugar para ellas mismas. Estas estrategias son ejemplos de los modos en que se configura la subjetividad femenina de unas mujeres en concreto, no de manera monolítica sino con múltiples matices y contradicciones. Para el caso indio, estas mujeres buscan integrarse a estas comunidades que les abren oportunidades, pero simultáneamente buscan cuidar el seguir siendo socialmente aceptadas en su contexto. Con ello presente, justifican su baja participación en las ágoras virtuales y hacen invisibles las posibles discriminaciones que ellas mismas reproducen hacia otras mujeres, cuyas condiciones de posibilidad para entrar a estos escenarios, sin ocupar la condición privilegiada que tienen quienes ya están adentro, son limitadas. Para Colombia, de manera homóloga, las mujeres que se organizan, sin autodenominarse grupos de mujeres, parecen guardar para sí, como un secreto compartido, aquellas discriminaciones que identifican en la comunidad, sin enunciarlas públicamente, pues al hacerlo estarían autoexcluyéndose.

Quisiera resaltar cómo el ejercicio de reunirse, en ambos casos, se constituye en una manera de conformar grupos de apoyo, sin identidad colectiva, que se limitan a garantizar el bienestar de cada una de sus integrantes en un grupo más grande, de manera individual. Esto, por su parte, configura sentidos de solidaridad entre mujeres que no llegan a ser contra-hegemónicos, en tanto que cuestionan limitadamente una dicotomía de género fundamental, pero, simultáneamente, no reconocen y por tanto no de-construyen aquellas articuladas al lugar de enunciación establecido de cada una frente a otras. Como lo he apuntalado aquí, este tipo de estrategias respaldan ciertos proyectos civilizadores en particular desde los que se reproducen a escala local discursos en torno a la exclusión de género que emulan paradigmas exógenos. Sobre esto me centro en el siguiente apartado.

Proyectos civilizadores

Hasta aquí he buscado mostrar que, a pesar de que las mujeres que participan de las comunidades de Software Libre en India y Colombia tienen diferentes percepciones acerca de su condición como mujeres y de las dinámicas de la comunidad, éstas se traducen en posturas muy similares que abogan por la constitución de un lugar de enunciación propio dentro de este colectivo. En este apartado argumento que estas posturas configuran un proyecto educativo en particular, desde el que se ratifica un paradigma esencialista en torno al sujeto femenino y que legitima una idea de mujer de clase media-alta como guardiana de la cultura, en este caso de aquella que representaría genuinamente lo que el Software Libre es. Me interesa señalar aquí que este posicionamiento, de un sujeto mujer que ratifica (y reproduce) modelos occidentalizados de lo femenino similares a los discutidos por Mohanty (1988, 2003), tiene un carácter estratégico desde el que se confabulan apuestas popularizadoras que apelan al rescate de cierto tipo de valores en torno a estos desarrollos tecnológicos, como una manera de contestar las lógicas androcéntricas de la comunidad que se encuentra a su base12.

Las siguientes citas son ejemplos de este tipo de enunciación en donde se resalta el aporte femenino a la comunidad, el cual está asociado con dimensiones afectivas y domésticas muy particulares:

    I came to know about Linux Chix at my office. I wanted to join in because I found that encouraging other women to participate in the development of FLOSS, can make it better (I5, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 15 de septiembre de 2008).

    Yo creo que la filosofía de la libertad y la colaboración del Software Libre tiene que re-vitalizarse, al menos eso es lo que yo intento hacer o pensar desde lo que hago, ser más flexible, generar más puentes, reconocer que en contextos como el nuestros este tipo de desarrollos necesitan construir comunidades de práctica más sinérgicas con lo que originariamente se ha propuesto (C4, voluntaria promotora de cultura libre, integrante de Colibrí, entrevista personal, diciembre 7 de 2008)

Durante el 2008, los sábados por la tarde los reservé para reunirme con las chicas de la comunidad con las que venía trabajando desde el 2007. Nos veíamos siempre en la casa de Patricia, llegábamos a las 2:00pm y salíamos de allá a las 8:00pm, a veces más tarde. Nunca era muy claro qué se haría cada jornada, pero mientras el grupo iba llegando se conversaba y se iba definiendo el objetivo del día. Cada una con su portátil buscaba información, trabajaba en alguna actividad para desarrollar en los talleres del Flisol o de la Campus Party (un evento de tecnología y cultura digital que se realizó por primera vez en Colombia en el 2008). En el proceso cada una mostraba a las demás lo que iba haciendo y entre todas discutían sobre lo que buscaban con cada actividad propuesta. En conjunto se resolvían problemas técnicos o dudas que se tenían en relación con el desarrollo, por ejemplo respecto al manejo de la aplicación que se estaba usando. Para ello se valían de la documentación disponible en la internet o consultaban con otra gente de la comunidad que estaba en línea en ese momento. Esos días también compartían noticias sobre la comunidad local y global relacionada con las aplicaciones con que trabajaban, las opiniones sobre lo que estaba aconteciendo iban y venían, algunas más acaloradas que otras. De vez en cuando ellas invitaban a alguien más de Colibrí para que les ayudara a pensar en alguna idea que tenían sobre sus propuestas educativas. Así se pasaban las 4 o 6 horas que estábamos juntas. Unos días se avanzaba más; otros no tanto. Entre semana permanecíamos conectadas por chat y de vez en cuando se organizaban encuentros virtuales en los canales de la comunidad; allí se tomaban decisiones más prácticas sobre las tareas que habían quedado de la reunión del sábado.

Durante ese tiempo, tanto las chicas como yo estuvimos activas en los blogs de la página de Colibrí (http://el-directorio.org). Era interesante notar que mientras los demás miembros de la comunidad ingresaban a este espacio para documentar procesos técnicos principalmente, las chicas siempre lo hacían para dejar plasmadas sus opiniones sobre lo que estaban haciendo como grupo. Incluso en sus blogs personales, aquellos que estaban por fuera de este espacio colectivo, se las notaba mucho más reflexivas respecto a las cosas que ocurrían con Colibrí y con el Software Libre y más cotidianas, en tanto que allí se referían de modo abierto a los aspectos mundanos de su participación de esta comunidad, al mismo nivel que dejaban ver cómo su día a día a veces se entrecruzaba y a veces no con ese territorio tecnológico. Además de ello, siempre aparecían buscando conectar sus inquietudes tecnológicas con dinámicas sociales a pequeña escala o en relación con comunidades globales. En una ocasión se propuso que este escenario físico y virtual se incluyera dentro del directorio de los hacklab a nivel mundial, como representante colombiano de estos espacios colaborativos de reunión de hackers y geeks de las comunidades locales para experimentar y probar conjuntamente ideas sobre la tecnología libre. Sin embargo, Patricia siempre se resistió: «esta es mi casa», decía; «y quiero que lo siga siendo ... la gente está bienvenida a venir, las puertas están abiertas, pero no quiero que pierda la naturaleza de mi hogar, para volverse un espacio en donde todos pueden llegar y salir como si no fuera de nadie ... esta es mi casa», insistía.

En una línea muy similar a esta, cuando llegué a India me encontré con la propuesta de la comunidad de Linux-Chix de montar unos laboratorios para mujeres que permitieran generar espacios de aprendizaje más asociativos. Las chicas de la comunidad, liderando el tema, argumentaban que para las mujeres de su país no siempre era fácil aprender y contribuir en solitario con el Software Libre, lo que era el paradigma de colaboración con el que muchos novatos se iniciaban dentro de la comunidad. Por una parte, señalaban que sumarse a procesos y proyectos macro, con miras a contribuir en el fortalecimiento de una aplicación en particular, implicaba entrar a negociar tiempos, intereses y expectativas con un colectivo de personas que se comunicaba a través de lenguajes y dinámicas que aparecían muchas veces cifrados, para quienes no siempre contaban con la formación requerida o no habían tenido oportunidades de socialización con estas tecnologías. Por otra parte, no encontraban mucho sentido en sumarse a proyectos que no tenían apuestas sociales claras y que parecían operar sobre agendas personales y privadas, articuladas a los intereses de corporaciones multinacionales por consolidar un mercado de consumidores y un producto más eficiente.

La idea de los laboratorios para mujeres en India, al igual que las apuestas del trabajo del grupo de chicas en Colombia con el que trabajé en el 2008, se fraguan con la intención de generar ambientes de aprendizaje desde los cuales se propicie la interacción y la colaboración directa entre personas, en donde la posibilidad de conocer al otro no sólo esté mediada por ambientes virtuales. Allí, la naturaleza del espacio doméstico, representado en la casa de Patricia, cobra relevancia en el caso colombiano, pero también la búsqueda por que los laboratorios para mujeres en India puedan constituirse en espacios físicos que viabilicen el encuentro, más aún el acompañamiento en el aprendizaje. En relación con este punto me interesa resaltar que cuando estas mujeres proponen la generación de estos espacios aluden a dos aspectos en particular. Por una parte, en el caso de la India, a la división sexual de la esfera pública a la que me refería anteriormente, en donde un espacio para mujeres es visto como más apropiado y confiable que uno mixto. En este caso, estos laboratorios están pensados para otras mujeres que son vistas como vulnerables y en riesgo, no para las que movilizan la iniciativa, quienes no se ven afectadas por esa tensión. Por otra parte, y esto aplica para India y Colombia, se refieren a un modelo de aprendizaje en donde la relación entre sujetos es importante como facilitadora de un progreso individual. En este caso ellas sí están refiriéndose a sus propias experiencias de aprendizaje en ambientes pequeños, en el que fue determinante ese acompañamiento de un amigo o amiga como potenciador de procesos autónomos en el acercamiento al Software Libre. Esta suerte de cofradía que se gesta desde este segundo aspecto, común a ambos contextos, otorga un matiz femenino, un polo a tierra, a la noción abstracta de colaboración como trabajo distribuido en red, a través de ágoras virtuales, que es característica de la retórica de la popularización de estas tecnologías como iniciación de usuarios expertos (Pérez-Bustos, 2010).

Esta comprensión de la colaboración, mediada por el espacio físico y por el conocimiento del otro está a su vez acompañada por componentes emocionales y altruistas que sitúan la filosofía libertaria de esta desarrollos, o mejor, se encarnan en ciertos paradigmas sobre lo femenino. Por una parte, estas mujeres valoran el componente afectivo que estos espacios físicos propician y que se construye en paralelo al aprendizaje sobre el Software Libre. En relación con esto señalan que acercarse a estos desarrollos afectivamente, consolidando relaciones de amistad y compañerismo es algo que potencialmente se revierte sobre el tipo de desarrollo en sí, generando un ethos de trabajo más distribuido y por tanto más eficiente, desde el que se afianza y reconoce la importancia de la socialización y del capital social en el desarrollo técnico del Software Libre (Lin, 2007).

    Para mí lo más importante del grupo es que nosotras éramos sobre todo un grupo de amigas, eso ayudó a que nuestro objetivo fuera más claro, a que los talleres salieran mejor, a que nos animáramos a hacer cosas juntas y a contribuir con Debian Women por ejemplo. Eso si es colaboración de verdad (C2, voluntaria coordinadora de eventos de popularización, ex-integrante de Colibrí, entrevista personal, 17 de enero de 2009).

    What happens is that we are friends, we know each other personally. There are times where people hang out for the sake of hanging out ... so we know that we can talk to each other when we have problems. So if I have a technical problem with my task, I know someone can and will help me. Besides we trust each other's suggestions, we discuss them, we come up with solutions that fit all of our interests. So we do not have that hierarchy that if someone is coding he has a higher position (I2, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 21 de octubre de 2008).

Junto con este componente afectivo, para estas mujeres es importante considerar también que estos espacios de aprendizaje tienen una dimensión social clara. Al respecto argumentan que desde allí el Software Libre, no sólo potencialmente, se constituye en un desarrollo más democrático, en tanto que diversifica en términos de género la participación de quienes lo desarrollan, teniendo en cuenta que estas apelan por que hombres y mujeres tengan iguales oportunidades de participar, sino también por que para ellas el Software Libre debe pensarse en función de garantizar el acceso a grupos menos favorecidos e impactar contextos y realidades concretas. Como se puede ver en las citas que traigo como ejemplo, esta noción de lo social, lo vulnerable, la realidad concreta, se enuncia desde paradigmas abstractos que no refieren a la experiencia directa de estas mujeres, menos aún a las condiciones materiales del contexto en el que se encuentran situadas.

    Es que el Software Libre no puede ser sólo para los geeks y para los expertos, también tiene que servirle a la ciudadanía, puede aportar en la educación (C3, coordinadora de eventos de popularización, integrante de Colibrí, entrevista personal, 15 de enero de 2009).

    Without foss it would not have been possible for any common man to access technology. With this kind of projects, like the labs, now foss can make technology accessible to the poorest sectors of society (I7, voluntaria Linux-Chix India, entrevista personal, 8 de septiembre de 2008)

Estas apuestas educativas y sociales son enunciadas desde una suerte de neutralidad por parte de sus promotoras. Allí ellas se asumen como emisarias legítimas de los ideales libertarios del Software Libre (movilizados por el compartir y el colaborar), los cuales tienen resonancia en un paradigma de lo femenino, que se contrapone a las lógicas androcéntricas de la comunidad y se performa bajo una noción homogénea entorno al sujeto mujer. Retomando a Braidotti (2000), tenemos aquí una defensa de lo femenino como lo no-varón que va a ser propio de los modelos feministas de la primera y segunda ola, en especial de aquellos construidos desde Occidente. Desde este lugar, ellas abogan, no siempre deliberadamente, por una idea de mujer altruista, socialmente responsable y afectuosa y lo hacen independientemente de que sus apuestas, por consolidar proyectos educativos en Colombia o laboratorios para mujeres en India, emerjan en contextos cuyas necesidades y problemas locales en relación a lo tecnológico y al género reclamen otro tipo de propuestas13. Marco que explica el que estas mujeres apelen a la necesidad de reconocer la dimensión social y democrática de la tecnología en su desarrollo e implementación, y en algunos casos sus propuestas lleguen incluso a orientarse hacia grupos vulnerables de mujeres o hacia sectores como el educativo, pero que lo hagan, como lo señalé hace un momento, desde una noción abstracta de ese otro al que se dirigen, pero con la certeza de que éste precisa, requiere, de su ayuda. Con lo que vuelven a encarnar implícitamente, desde el sur, un paradigma feminista construido sobre nociones de mujer que les son propias sólo parcialmente.

Cabe en este punto volver a preguntarnos por quiénes son estas mujeres en concreto y por cómo esa condición y los discursos que las han constituido hasta el momento configuran sus propuestas y sus paradigmas esencialistas en torno a una idea en particular de lo femenino. Como lo he señalado, estas mujeres, indias y colombianas, son todas urbanas, educadas y se asumen pertenecientes a una clase media privilegiada. Más aún, la mayoría de ellas en el caso Indio integran la casta de los intelectuales y los sacerdotes, poseedores del saber legítimo y encargados de transmitirlo a los demás grupos sociales. Por su parte, las mujeres Colombianas aunque no se enuncian católicas si expresan una moral judeo-cristiana en sus propuestas, lo cual permite suponer que hay allí ciertos valores en relación a un trabajo educativo y de servicio a los otros que deben hacer las mujeres. Junto con esto, para ambos países la socialización inicial y la experiencia personal de estas mujeres con el Software Libre, ha estado mediada principalmente por su participación en una comunidad local que tiende a centrarse en promover un paradigma de desarrollo tecnológico permeado por referentes de neutralidad y estandarización desde los que se busca fortalecer el código fuente de estas tecnologías libres, principalmente desde la gran escala, antes que desde las aplicaciones y desarrollos locales. Este paradigma, por su parte, también está mediado, en el caso de los proyectos de popularización con el público no-experto, en donde estas mujeres principalmente se sitúan, por modelos altruistas movilizados desde empresas de Software de origen primordialmente norteamericano que se han posicionado en cada uno de los contextos locales y desde las que se ha orientado el rumbo de estas tecnologías libres. En este marco, estas mujeres conforman una clase media urbana de naturaleza global y es en diálogo con este referente que parte de su subjetividad femenina se configura.

En este sentido, prima más en los procesos de socialización con el Software Libre de estas mujeres, esa naturaleza global y distribuida de la comunidad y sus consecuentes estandarizaciones, que las variables culturales locales en la configuración de las propuestas educativas y sociales que estos pequeños grupos de mujeres abanderan, para con otros sujetos distintos a ellas. Lo cual puede estar mediado, en parte, por la propia condición privilegiada que ellas encarnan y que les ha permitido encajar en estos colectivos. Pero que así mismo, no les ha posibilitado percibir en ellos, o las ha llevado a no considerar oportuno enunciar y/o denunciar pública y abiertamente, posibles discriminaciones de género, y de otro tipo, que allí se gestan para consigo mismas; menos aún identificar aquellas que se refieren a otras mujeres y sujetos que ocupan una condición social o cultural diferente a la suya.

Aspectos como estos permiten explicar, por ejemplo, que a pesar de que algunas de las mujeres entrevistadas no hayan sentido la discriminación o la exclusión en carne propia, sí consideren oportuno que se generen estrategias para que otras mujeres, que serían vistas por ellas como posibles víctimas, no sufran una potencial agresión. Discurso que, como he señalado, parece reproducir a escala local los esquemas feministas occidentales, promovidos por élites intelectuales de mujeres ubicadas en el primer mundo, que construyen a la mujer desde categorías analíticas que reproducen y homogeneizan estereotipos de subordinación de lo femenino en contraposición a lo masculino (Mohanty, 2003).

Ahora bien, siempre es posible pensar que este esencialismo puede tener un carácter estratégico, que se constituye en un mecanismo para entablar solidaridades de género de carácter global desde las que sea posible repensar el rumbo de estos desarrollos tecnológicos. La pregunta que en todo caso continua sin responderse es hasta qué punto estas estrategias desde las que se negocia un posicionamiento de ciertos grupos, con un pretexto educativo, no terminan por invisibilizar otras tensiones de género que de algún modo también globalizan condiciones de subordinación de sujetos que continúan al margen, ¿de qué solidaridad estamos hablando entonces? ¿Cuál es el espectro libertario de lo que estas mujeres defienden y hasta dónde éste aboga sólo por un posicionamiento personal?

A modo de cierre

En este artículo he mostrado los matices que tienen las iniciativas de organización entre mujeres en el interior de la comunidad de Software Libre, como estrategias para sobrevivir en un territorio que privilegia ciertas dinámicas de interacción y socialización sobre otras; en especial aquellas ancladas a valores competitivos propios de una cultura del desarrollo tecnológico dominada por hombres y en buena medida androcéntrica. Me interesó resaltar que las experiencias de vida de las mujeres partícipes de esta comunidad global-local, aunque provenientes de diferentes contextos culturales, tienen muchos puntos en común; en particular en lo que refiere a la manera como materializan sus resistencias; más a aún en los modos en que las camuflan para lograr posicionarse dentro de una comunidad de naturaleza elitista, que se asume neutral en términos de género y en relación con el conocimiento. Estas conexiones entre contextos permiten pensar que las experiencias de estas mujeres están entramadas por configuraciones de carácter global en torno a la subjetividad femenina; que a su vez se tejen desde contradicciones en la escala local y que posicionan a estas mujeres en una condición de frontera entre una escala y otra, la cual en todo caso no se asume deliberadamente.

En relación con lo anterior busqué mostrar aquí que las mujeres de la comunidad de Software Libre en India y Colombia, encarnan simultáneamente discursos, no siempre conscientes, sobre la igualdad y la diferencia entre hombres y mujeres, desde los que explican la existencia o no de exclusiones en este colectivo. Me interesó resaltar que esta convivencia de perspectivas es central a su búsqueda por hacerse a un lugar en este territorio y sostiene apuestas por la consolidación de espacios de exclusividad dentro de la comunidad. Con esto en mente, exploré los modos en que este posicionamiento configura las apuestas popularizadoras de tecnologías libres de estas mujeres reivindicando un paradigma de mujer como cancerbera legítima de la filosofía libertaria de estos desarrollos tecnológicos; en especial de su naturaleza mutual, abierta y democrática, que es fortalecida por factores de tipo afectivo y altruista. Mostré al respecto, sin embargo, que estas apuestas políticas mediadas por la amistad y el cuidado y protección del otro, al mismo tiempo que tensionan las dinámicas androcéntricas de la comunidad, reproducen un imaginario de lo femenino estandarizado que se sostiene en contraposición a un ideal hegemónico de lo masculino y que opera en función de ratificar la posición privilegiada de ciertas mujeres sobre otras. Esto agrieta el carácter feminista de estas mediaciones y deja abiertas preguntas sobre el papel de los procesos de concientización en la constitución de apuestas pedagógicas críticas que son performadas por estos sujetos sexuados.


Pie de página

4Como lo señala Lin "in a world of volunteers, we clearly see that men and a competitive worldview are more present in all forms of media. Many women participating in the FLOSS development are invisible: their labour in fields such as NGOs that help implement and promote FLOSS, documentation translation, book editing, teaching and tutoring (e.g. E-Riders) are less visible than men's dominated coding work" (2005: 3). Esta lectura de la comunidad hecha por Lin, basada en su tesis doctoral sobre las prácticas de hackeo y de desarrollo de Software Libre (2004), tiene resonancia con la aproximación etnográfica que yo realicé a las comunidades locales en India y Colombia y en especial al papel de las mujeres en ellas.
5Al llamar a estas mujeres como chicas retomo lo planteado por las comunidades de Linux-Chix, llamadas Chicas-Linux en español. Desde allí se busca apelar directamente a la condición sexuada de los sujetos a los que se dirigen y al espíritu jovial que se espera desde allí transmitir tanto a la comunidad de Software Libre en general como a nuevas mujeres que quieran involucrarse con el proyecto. Antes que ser un término peyorativo por su alusión a la minoría de edad, busca contrarrestar el estereotipo de la mujer geek como un sujeto asexuado y sin sentido del humor (Sulamita García, administradora Linux-Chix Brasil y comunidad global, conversación virtual, 14 de enero de 2008).
6No me interesa aquí definir esta noción de clase media en términos sociológicos, sino, retomando a Upadya (2009), la asumo como una categoría identitaria. Es decir como aquello que cada uno de estos hombres y mujeres concibe de si mismo. En este sentido se es de clase media en tanto que para participar del uso y el desarrollo de tecnologías libres es necesario tener una serie de recursos económicos particulares, que difícilmente podrían ser adquiridos por un grupo social de menor estatus, pero también, se es de clase media al identificarse con un imaginario que se tiene sobre esta categoría, el cual es performado en un escenario global y en este caso particularmente mediada por ágoras virtuales. Ejercicio performativo que se consolida gracias a procesos de liberalización económica en donde las tecnologías de la información cumplen un papel central.
7De las mujeres entrevistadas sólo dos de ellas, una en India y otra en Colombia, son reconocidas por la comunidad como sujetos que aportan en el fortalecimiento del Software Libre. El lugar invisible que las otras mujeres ocupan dentro de cada comunidad local, hizo difícil que se estableciera contacto con ellas para recoger sus experiencias. Dado que estas comunidades se encuentran en escenarios virtuales, tanto en India como en Colombia, mis primeras comunicaciones para identificar estas mujeres fueron enviadas a las listas de correo en las que ellas participan (listas nacionales o locales). En primera instancia, sin embargo, recibí muy pocas respuestas; en India solo una de ellas se mostró interesada. Fue necesario entonces identificar a estas mujeres a través de otros contactos establecidos con la comunidad y comunicarse con ellas directamente (no a través de la lista). Muchas de ellas señalaron que no habían respondido pues no veían cómo su experiencia podía servir para entender lo que pasaba en la comunidad en general con la popularización de estas tecnologías.
8Usualmente los hombres de la comunidad no ven a sus compañeras como mujeres sino como uno más de ellos, ignorando que están presentes cuando hacen bromas sexistas o tienen comportamientos excluyentes sin darse cuenta cuando se dirigen a ellas o cuando trabajan con ellas (por ejemplo, invisibilzando su participación, desconociendo sus esfuerzos colectivos, no mencionando sus aportes).
9Según Robles et ál. (2001), el porcentaje de mujeres que participan de estos desarrollos llega sólo al 1,4% en la escala global. La etnografía virtual realizada en Colombia permite estimar que en Colibrí el porcentaje de mujeres que asiste o se inscribe en los espacios de encuentro de la comunidad oscila entre el 5% y el 8% (entre 20 y 30 mujeres). Sin embargo, en mi seguimiento a las listas de correo de esta comunidad, pude encontrar que entre el 2007 y el 2008 el porcentaje de participación visible de mujeres en estos espacios y eventos (enviar correos, colgar información en el wiki, hacer las veces de conferencista en los encuentros) es mucho menor al estimado internacional no llegando al 1%. Considerando que en India no hay plataformas que convoquen a la comunidad en pleno no es posible hacer estimados similares para este país.
10Esta sigla es un acrónimo que en inglés significa "Read The Fucking Manual", o en español «Lee el maldito manual». Ésta suele ser la respuesta que recibe cualquier pregunta que según los usuarios expertos de la comunidad pudiese haber sido fácilmente respondida leyendo el manual correspondiente. Como señala la Wikipedia, «también puede indicar (no obligatoriamente) que quien responde se siente ofendido y considera una falta de respeto que la persona que pregunta no se tome el trabajo de leer y buscar por su cuenta, caso en el cual, encontraría fácilmente la solución a su interrogante» (http://es.wikipedia.org/wiki/RTFM).
11Como lo señalé al inicio, estas mujeres tienen perfiles profesionales similares, pertenecen a un grupo socioeconómico de clase media, todas ellas viven en zonas urbanas, y se encuentran en un rango de edad que las ubica como jóvenes profesionales. Más aún, así como en India, la gran mayoría de ellas son hindúes, en el caso colombiano estas mujeres tienen referentes católicos en su vida familiar. Este referente religioso, y en general su capital social y cultural, media su percepción del mundo, así como su papel como personas privilegiadas en él, lo que reproduce las críticas de los feminismos de frontera hacia los feminismos norteamericanos y europeos (Sandoval, 1991; Mohanty, 1998), que señalaban que éstos últimos en su búsqueda por posicionar luchas políticas sobre la igualdad y en contra de la discriminación contra las mujeres, lo hacían desde un paradigma hegemónico de mujer, en donde una vez se da esa inclusión se olvida que existen «otras mujeres» que son victimas de otras formas de desigualdad y discriminación no contempladas inicialmente. En este sentido, las mujeres de estas comunidades centran sus apuestas en generar mecanismos de inclusión en términos de género en un modelo hegemónico de conocimiento, pero no llegan a cuestionar el modelo de vida que se está gestionando desde estos colectivos en torno al Software Libre y en general al mundo tecnológicamente mediado.
12Algunas personas de la comunidad en Colombia han denominado estos valores femeninos, inmanentes al Software Libre, como de tipo matrístico, retomando a Humberto Maturana (1996). Señalan, sin mayor elaboración, que los sentidos de compartir, de acoger la participación de todos, de no controlar, son movilizadores de la cultura en torno al Software Libre y, por tanto, están a la base de la filosofía y del ethos hacker (Aztelk-Hacker Matrísticos, 20 de abril 2008-http://eldirectorio.org/aztlek/Escritos/HackersMatristicos). Lo interesante de estas elaboraciones es que ellas se asumen sobre una idea en abstracto de comunidad y de sus principios filosóficos que no está articulada a una reflexión sobre el tipo de dinámicas de socialización que en la cotidianidad caracterizan a estos colectivos.
13Sobre esto dice Mohanty (2003) "The distinction between Western feminist representation of women in the Third World and Western self-representation is a distinction ... made on the basis of the privileging of a particular group as the norm of referent ... Western feminists who sometimes cast Third World women in terms of 'ourselves undressed', construct[ing] themselves as the normative referent in such a binary analytic". Lo que quisiera traer a colación aquí en relación con Mohanty es que su propuesta sobre el feminismo occidental opera, en el caso presentado, desde contextos no occidentales y que ello es producto de las redes globales que atraviesan la subjetividad de estas mujeres. Más aún, que en este ejercicio performativo la noción misma de conocimiento local que podría movilizarse desde estas apuestas femeninas, tampoco sea tenida en cuenta a la hora de popularizar una tecnología libre. En otras palabras, que vuelva a plantearse una noción universal de Software Libre cuyo referente local no es otro que el consumo de desarrollos producidos en un lugar exógeno.

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