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Universitas Humanística
Print version ISSN 0120-4807
univ.humanist. no.74 Bogotá July/Dec. 2012
Cuatro aportes desde la antropología para comprender la emigración1
Four Contributions from Anthropology for Understanding Emigration
Quatro contribuições desde a antropologia para compreender a emigração
Gregorio Hernández Pulgarín2
Universidad de Caldas, Manizales, Colombia3
gregorio.hernandez@ucaldas.edu.co
1Artículo de investigación en el que son presentados los resultados de tres investigaciones: Aproximación antropológica a la migración internacional de colombianos a Europa. Los casos del AMCO (Colombia), Sevilla (España) y Bordeaux (Francia), adelantado desde el Grupo de Investigación Territorialidades, con el apoyo financiero de la Vicerrectoría de Investigaciones y Postgrados de la Universidad de Caldas, entre junio de 2010 y enero de 2012. Esta investigación se basa en dos investigaciones sobre migración internacional y aspectos culturales, adelantadas con el apoyo del Centro de Estudios Andaluces, la Red Alma Máter y la Universidad Bordeaux 2 en el AMCO, Sevilla y Bordeaux entre los años 2007 y 2009.
2Magíster en investigación en Antropología. Antropólogo y administrador de empresas.
3Investigador del Grupo de Investigación Territorialidades, profesor del Departamento de Antropología y Sociología, Coordinador de la Maestría en Estudios Territoriales, Universidad de Caldas (Colombia).
Recibido: 9 de abril de 2012 Aceptado: 22 de junio de 2012
Resumen
En el presente articulo pretendo poner en discusión la idea según la cual fenómenos relativos a lo que en antropología se asocia con la noción de cultura son importantes para comprender algunas razones que le dan lugar a la emigración internacional. A propósito empleo tres conceptos: identidad, estructuras locales del deseo y geografías imaginarias, a través de los cuales pretendo ofrecer un complemento comprensivo a otras aproximaciones investigativas sobre la migración centradas en el estudio de causas económicas o macrosociológicas. El cuarto aporte que busco ofrecer versa sobre el papel de la etnografía en tres de sus versiones: experiencial, densa y mutilocal, como un medio idóneo para conocer la migración internacional. Esta reflexión se basa en el trabajo de investigación adelantado por cerca de cinco años sobre la migración internacional en la ciudad de Pereira -y su área metropolitana-, reconocida en Colombia por sus altas cifras de emigración al extranjero.
Palabras clave: Emigración, Ideología, Representaciones, Estatus, Símbolo, Identidades, Etnografía.
Palabras clave descriptores: Antropología cultural, Antropología social, Etnología, Identidad, Filosofía.
Abstract
This paper aims to discuss the idea that certain phenomena, which relate to the notion of culture in anthropology, are paramount in understanding some of the causes of international emigration. In order to achieve this I will use three concepts: identity, local structures of desire and imaginary geographies. With these I intend to complement comprehensively other research approaches on migration based on the study of economic or macro-sociological causes. The fourth contribution I wish to outline regards the role of ethnography in its three types - experiential, thick description and multi-sided - as a suitable means for studying international migration. This reflection is based on the results of nearly five years of research on international migration in the city of Pereira -and its metropolitan area-, known in Colombia for its high rates of emigration.
Key words: Emigration, Ideology, Representations, Status, Symbol, Identities, Ethnography.
Key words plus: Anthropology, cultural, Social anthropology, Ethnology, Identity, Philosophy.
Resumo
Neste artigo pretendo pôr em discussão a ideia de que os fenómenos relacionados com o que em antropologia se associa à noção de cultura, são importantes para entender algumas das razões que dão origem à emigração internacional. Ao respeito emprego três conceitos: identidade, estruturas locais do desejo e geografias imaginárias, através dos quais pretendo oferecer complemento abrangente para outras abordagens de pesquisas sobre migração, focados no estudo de causas económicas ou macrossociológicas. O quarto aporte que pretendo oferecer versa sobre o papel da etnografia em três das suas versões: experiential, densa e multilocal, como meio idóneo para conhecer a migração internacional. Esta reflexão baseia-se no trabalho de pesquisa adiantado por perto de cinco anos sobre a migração internacional na cidade de Pereira -e a sua área metropolitana-, reconhecida na Colômbia por suas altas cifras de emigração ao estrangeiro.
Palavras-chave: Antropologia Cultural, Antropologia Social, Etnologia, Identidade, Filosofia.
Palavras-chave descritores: Antropologia Cultural, Antropologia Social, Etnologia, Identidade, Filosofia.
Introducción
La antropología ha orientado su mirada a un hecho tan característico de las sociedades contemporáneas como la migración internacional. Una gran parte de los aportes realizados por esta disciplina tienen como objeto de reflexión la inmigración y se inspiran en las contribuciones de Park y de otras luminarias de la Escuela de Chicago para abordar temas como la multiculturalidad, el racismo, el mestizaje cultural, el conflicto étnico y la integración. Aportes no muy divergentes versan sobre el lugar del otro extranjero en las políticas de acogida (Chapoulie, 2002; Cingolani, 2005; Delgado, 2006; Dô, 2005; Provansal, 2000; Santamaría, 2000). Otros ensayan, por ejemplo, marcos analíticos más sofisticados y transgresivos para conocer las representaciones y discursos sobre la experiencia política y cultural que tiene lugar en los desplazamientos que desembocan en la conformación de diásporas (Clifford, 1994).
Estos aportes de valor significativo han sido sobre todo producidos por antropólogos localizados en el primer mundo -en los países que, en la jerga utilizada en esta área de estudios, serían los países receptores-. No es aventurado, entonces, afirmar que los estudios sobre las consecuencias ocasionadas por los arribados de otros países suelen ser los más prolíficos y preponderantes en la literatura disciplinar sobre la migración, algo explicable por las condiciones geopolíticas de la producción del conocimiento (Mignolo, 2005; Quijano, 2000; Restrepo, 2007a y 2007b; Restrepo y Escobar, 2005), dado que se basan en investigaciones financiadas y publicadas por universidades de países metropolitanos, cuyos resultados suelen reconocerse como canónicos en el tema en contextos académicos de diferentes partes del mundo. Estas agendas de investigación, asociadas en algunos casos a un aparato institucional experto -constituido por agentes públicos y privados- que ejecuta ciertas acciones paliativas o de tratamiento del tema migratorio, se centran en la faceta que refiere lo que suele llamarse el problema de la inmigración.
Por su parte, hay una obvia tendencia a que investigadores de países de la periferia aborden la manera en que los inmigrantes del sur reconfiguran su experiencia en los países de destino. Simultáneamente estudian, aunque con menos acuciosidad, fenómenos sociales del ámbito de la emigración de aquellos que se van. Las remesas económicas y sociales, la condición de género, las transformaciones familiares, las redes sociales y los derechos relativos a los emigrantes son algunos de los tópicos de abordaje más significativos (Ardila, 2006). Objetos de investigación en torno a la cultura son usuales en el estudio antropológico de las migraciones, aunque es menos frecuente hallar estudios en los que la cultura, en su proximidad con la identidad o las representaciones, se explore como causa de la emigración internacional. Se podría especular que las razones para esta marginalidad de la cultura en los estudios sobre las causas de la emigración son de diverso orden. Una de ellas podría derivarse de la devaluación de las ciencias sociales y de los estudios cualitativos frente a las ciencias duras o segmentos de las ciencias sociales que emplean métodos cuantitativos: las agendas teóricas de las investigaciones que abordan la emigración se centran en aspectos económicos, dispuestos en representaciones que obedecen a "enfoques mecánicos funcionalistas" o "estructuralistas" (Salcedo, 2006), en los que los parámetros de análisis son el desempleo, el tráfico de mano de obra (Sassen, 1999) inherente al sistema capitalista en su estado actual o simplemente la fuerza ejercida por las economías nacionales y locales sobre individuos que toman decisiones4. Otra razón podría ser simplemente el poco crédito del que gozan opciones culturalistas para ser empleadas, en concordancia con Sahlins (2001), como fuentes de comprensión o de explicación de fenómenos del mundo de la economía o propios de la globalización.
Sin embargo, más allá del esquema simplista que incluye estudios antropológicos sobre inmigración o emigración, hay apuestas teóricas, metodológicas y conceptuales que se han dado a la valiosa tarea, por ejemplo, de construir una perspectiva analítica, reconocida como transnacional (Appadurai, 2001; Fabregat, 2001; Fassin, 2005; Gupta, 1992; Gupta y Ferguson, 1992; Welz, 2004), la cual implica un replanteamiento del supuesto según el cual existe simetría entre lugar y cultura, identidad y territorio, e identidad y nación. Este nuevo enfoque responde a los retos inherentes al análisis de los flujos de "transmigrantes" que interconectan experiencias a través de fronteras internacionales (Glick-Schiller, Basch y Blanc, 1995).
Con el panorama incompleto expuesto hasta ahora, no me arrogo la pretensión de ofrecer un inventario del quehacer de la antropología en relación con ese hecho multidimensional y característico de las sociedades modernas y tardomodernas que es la migración internacional centrada en los intereses propios de la economía capitalista. Lo que pretendo es hallar un resquicio de entrada a mi propuesta concreta: abordar tres conceptos y una perspectiva de método de investigación, próximos a la antropología, los cuales empleo para hacer más comprensible la emigración generada en una región de Colombia: el Área Metropolitana del Centro Occidente -AMCO, que comprende los municipios de Pereira, La Virginia y Dosquebradas-, caracterizada por experimentar durante los últimos diez años las tasas de migración y de experiencia migratoria internacional más altas del país (Mejía, Ortiz, Puerta, Mena y Díaz, 2009). La migración en este territorio paradójico, a la vez receptor de migración interna y expulsor de población internacional, ocurre por razones económicas en más de un 85% de los casos (Mejía et al., 2009). Estados Unidos y España son los destinos que históricamente han fascinado a los pobladores de esta región de Colombia. Los trabajos que suelen desempeñar los migrantes del AMCO en esos destinos son principalmente los asociados a los servicios de cuidado a personas, los servicios domésticos, el sector turismo, la construcción y la agricultura; otros se desempeñan en actividades relacionadas con campos ilegales o no regulados. La mayoría de esos oficios son apropiados para una población de sectores populares, clases medias-bajas que normalmente carecen de niveles elevados de once años de escolaridad.
Un presupuesto sustancial en el tratamiento de los conceptos que ofrezco como alternativa de comprensión de la migración de esta población descrita es el siguiente: una parte esencial de la cultura de pueblos occidentales -si es que se puede entender algo por esto- y otros afectados por Occidente, se fundamenta en un conjunto de valores inherentes al capitalismo, los cuales se expresan no solamente en niveles macro de la vida social -ordenamiento político y económico del mundo-, sino en prácticas y representaciones cotidianas de estos pueblos. Autores como Louis Dumont (1978), Marshall Sahlins (1997), Maurice Bloch (1994), Pierre Bourdieu (2000), Karl Polanyi (1994) o Alain Caille (1989) conciben la economía como parte de un sistema cultural que condiciona los esquemas de percepción, pensamiento, emoción y acción locales, en los territorios occidentales donde ha tenido vigencia. Dado lo anterior, propongo que las identidades, las estructuras locales del deseo y las geografías imaginarias -que en el contexto local de estudio intervienen en la dinámica de emigración- se organizan según principios de la economía capitalista, como sistema cultural.
La emigración, sobre todo aquella orientada por la búsqueda económica, es decir, la mayoritaria en la sociedad contemporánea, a la vez que por un motor económico, está condicionada por la cultura, al menos por algunas expresiones de ésta que, de igual modo, se fundamentan en principios, no naturales o inherentes a los humanos, sino culturales, como el afán de lucro, el interés por un estatus elevado o los sueños de progreso material, que cuestionaba Polanyi (1989) en su libro La gran transformación, al analizar su falaz naturalización dentro del sistema capitalista prevaleciente en Occidente y de innegable expansión.
Por último, propongo que la etnografía se ofrece como recurso metodológico apropiado para conocer esas particularidades de esta versión de la cultura como causante de la migración. Algunos elementos de sus vertientes experiencial, densa (Clifford, 1998) y multilocal (Marcus, 2001), se expondrán superficialmente en el documento como parte de la propuesta metodológica empleada en este intento por conocer desde la antropología la emigración internacional.
Relación identidad y emigración en el AMCO
El concepto de identidad es sumamente problemático y controversial en la antropología contemporánea; lo es por la misma razón que la etnografía multilocal o multisituada empieza a ganar peso: las sociedades tienden a ser cada vez más inestables y a fijar con menos rigor la concepción de sí mismo y del otro. Por esta razón, no deja de ser razonable la posición de Restrepo (2007a), quien sugiere la noción de identidades, la cual a su vez tomo como punto de partida conceptual, citando algunas cualidades que me interesan dentro de mi esquema analítico:
Las identidades remiten a una serie de prácticas de diferenciación y marcación de un 'nosotros' con respecto a unos 'otros'. Identidad y alteridad, mismidad y otredad son dos caras de la misma moneda (...) Las identidades son construcciones históricas y, como tales, condensan, decantan y recrean experiencias e imaginarios colectivos (...) Las identidades son discursivamente constituidas, como cualquier otro ámbito de la experiencia, de las prácticas, las relaciones y los procesos de subjetivación (pp. 25-30).
Así las cosas, las identidades de carácter regional del contexto de emigración estudiado, se construyen, en gran medida, a partir de prácticas y de representaciones que demuestran la posesión de atributos que contribuyen en la definición de diferencias y similitudes. Estas identidades regionales, sustentadas en discursos y representaciones cambiantes, aunque sirven estratégicamente para identificar a los sujetos de un territorio determinado, no son esenciales y tampoco suponen la simetría entre territorio e identidad, menos en el contexto de globalización de identificaciones múltiples (Gupta y Ferguson, 1997), lo que al menos compartimos algunos investigadores de lo social.
Pero más allá del carácter desesencializado con el que se quiera aprehender el asunto de las identidades, es evidente que los colectivos hacen de éstas recursos que abrevan en representaciones de autenticidad y de reforzamiento de la apreciación y sentido del sí mismo individual y colectivo. Una de las facetas de estas identidades se fundamenta en la elaboración de discursos que fungen de matriz simbólica para orientar la identificación con un territorio y con un colectivo.
En el caso de los emigrantes del AMCO, el nodo de sentido de la posesión de atributos que definen la identidad regional, como herramienta esencial de autenticidad y de reforzamiento de la apreciación individual y del sentido del sí mismo, se organiza en torno a la figura discursiva de "verraco" (Hernández, 2007). Esta figura sintetiza hechos históricos, sentidos míticos e ideologías económicas. Su connotación más importante refiere una conducta culturalmente determinada, la cual supone la posesión de cualidades excepcionales para llevar a cabo algunas prácticas, particularmente de la esfera de la economía.
Según los discursos que suelen esencializarse como parte de las identidades regionales en Colombia, ser "paisa"5 implica el reconocimiento colectivo de la condición de "verracos", es decir, sujetos normalmente exitosos en las actividades que realizan. La valorización de los sujetos paisas o verracos contemporáneos como portadores de cualidades excepcionales, se fundamenta en la grandeza atribuida a sus ancestros migrantes, los colonizadores que partieron desde finales del siglo XVIII del hoy departamento de Antioquia a poblar los territorios del ahora "Triángulo del café". Durante casi dos siglos han sido creados múltiples discursos de carácter mítico, en los cuales se concibe a los hombres y mujeres colonizadores como héroes, como sujetos que encarnan cualidades excepcionales para el negocio, para la empresa, para el comercio, como sujetos que pueden sobreponerse a las dificultades del clima y de la selva para crear nuevos territorios.
Uno de los hechos que han refrendado la exaltación de este sujeto regional es la consolidación de esa región como una de las más ricas del país. La estructura económica capitalista de esta región empresarial y cafetera, sumada al reconocimiento de un cierto "carácter emprendedor', han servido de sustento a la creación/asignación de la identidad regional con los rasgos heroicos. Un antecedente de las particularidades de esta configuración económica e ideológica se asocia al proceso de poblamiento: la llamada "colonización antioqueña", la cual fue consecuente con un modelo de estructura capitalista que logró configurarse en este territorio colombiano, a diferencia del modelo feudal imperante durante el siglo XIX en otras regiones del país.
Las actividades que históricamente se hicieron emblemáticas de ese proceso civilizatorio y de expresión de los valores capitalistas implicados en la figura discursiva que sustenta la identidad de los verracos, son la arriería, la venta de mercancías baratas y misceláneas en los pueblos y territorios recién fundados, donde antes había una agreste selva (Hernández, 2007).
La asociación de la figura del verraco con discursos sobre los orígenes, y su empleo como fundamento explicativo de la civilización paisa y como modelo arquetípico, evocan la noción de mito como arquetipo moral defendida en parte por Eliade (1991). Una cualidad particular de esa construcción mítica en torno a la figura del verraco, es que destaca las aptitudes propias de una racionalidad económica capitalista: refiere prácticas que expresan la sagacidad, la intrepidez y el entusiasmo codificados en Occidente como necesarios para el éxito.
A pesar del cambio de las condiciones socioeconómicas experimentadas a lo largo de varias décadas en la región, la estructura del mito sigue sustentando un arquetipo clave en la configuración de la identidad de los pobladores actuales. En ese contexto, la emigración contemporánea aparece como una suerte de reproducción de las epopeyas mitificadas de los colonizadores del siglo XIX. Emigrar al extranjero implica metafóricamente reproducir el acto trashumante de civilizar un territorio incógnito, de obtener éxito y riqueza con la realización de esa empresa tan bien ponderada socialmente. Rememora los actos del siglo XIX en que colonizadores civilizaron, a través de fundación de poblaciones, la región donde se hizo este estudio; con su acto civilizatorio los antioqueños, los ancestros, incluso han llevado consigo "el progreso" a muchos lugares de la geografía nacional, no sólo a través del proceso de la llamada "colonización antioqueña hacia el sur", sino por medio de otras empresas migratorias emprendidas a diferentes territorios de la geografía nacional a lo largo de más de dos siglos. Estas han funcionado para refrendar los discursos que justifican la encarnación de los valores propios de un héroe del capitalismo en su versión local: la condición identitaria representada en "ser verracos".
Los viejos emprendedores que representaban la antigua burguesía regional que ha sido mistificada en los relatos históricos, han sido sustituidos por otros practicantes económicos que encarnan cierto heroísmo, en función de su supuesta habilidad para un lucro seguro y, en lo posible, rápido. A pesar del cambio, es perceptible una cierta continuidad en el sistema de representaciones que organiza buena parte de la vida de la ciudad de Pereira y, en general, de varios contextos urbanos de esta región paisa, como Medellín o Armenia, dado que en la actualidad persiste la idea de la existencia de héroes arquetípicos que encarnan las condiciones asociadas al sujeto regional "verraco", aquel que se sobrepone rápidamente a la pobreza y a la adversidad. La diferencia es que ya no son los arrieros ni comerciantes cacharreros los prominentes en la representación; ahora son los emigrantes internacionales, aunque también los narcotraficantes llamados "traquetos" y algunos paramilitares o delincuentes organizados urbanos, quienes gozan de prestigio como resultado de un ascenso social y económico vertiginoso.
En los relatos que refieren la emigración es común encontrar la idea de aventura y dificultad que hace más importantes los logros del "verraco" emprendedor del viaje. La idea de un territorio desconocido constituye un reto para el espíritu aventurero. Esa aventura se objetiva en una serie de trabajos de diversa índole que los futuros emigrantes potencialmente realizarán, aunque no existe un interés por saber con precisión a qué se dedicarán; basta con saber que se trata de una aventura que se supone les proveerá el éxito. La indeterminación, la inexactitud de saber qué es lo que harán, ayuda a magnificar la empresa por realizar. Existen frases que sirven de estribillos para responder al interrogante sobre el futuro en los lugares desconocidos; una de las más enfáticas es emblemática: "un paisa no se vara" o "uno es verraco, uno se rebusca". Algo que no carece de importancia es que estos rasgos discursivos y la figura de verraco son incorporados en algunos discursos que funcionan como referentes de identificación nacional, los cuales son expresados frecuentemente por algunos sujetos, sobre todo en los contextos de inmigración de colombianos en el extranjero (Hernández, 2010).
En los últimos años, el AMCO ha mostrado índices superiores de desempleo a la media nacional, situación adversa que funciona como prueba de la condición de verracos que supone sobreponerse a la dificultad. No obstante, el trabajo asalariado no parece la mejor alternativa para sobresalir demostrando la reproducción del sujeto regional. Las ideas locales de progreso están asociadas al rápido ascenso social, algo que, según la creencia local, es proporcionado por las tres actividades señaladas atrás: narcotráfico, paramilitarismo o emigración.
En particular, los viajes al extranjero implican la construcción de un escenario en el que se ponen en juego las habilidades inherentes a "ser verraco". Los territorios distantes de la migración contemporánea son representados de manera similar a la gesta colonizadora, en la que la adversidad representada por las condiciones de pobreza y la fiereza del monte dieron lugar a la civilización y al logro personal. Los territorios distantes de las actuales gestas individuales emprendidas por los emigrantes, hombres y sobre todo mujeres del AMCO, se erigen como el reto y el escenario que posibilita la demostración de la posesión de las cualidades heroicas de los sujetos regionales que reproducen un modelo cultural.
A manera de conclusión de este acápite, señalo que la emigración, fundada en una categoría reiteradamente utilizada por los emigrantes, obedece a ese modelo simbólico organizado en torno a los valores del capitalismo -para usar palabras de Sahlins (1997)-, en el que destacan dos momentos: uno relativo a un pasado colectivo próspero que se evoca, y el otro a un futuro pleno de promesas de progreso económico individual o familiar. Pero el progreso personal logrado por los "verracos" requiere ser objetivado en contextos sociales locales donde los bienes y servicios consumidos sirven de prueba de éste, pero a su vez suelen incentivar la migración, como se leerá a continuación.
Estructuras locales del deseo
La emigración del AMCO en parte podría explicarse en función de los intereses, deseos y posiciones sociales que se ponen en juego en los contextos de emigración. Este juego se rige por lo que Friedman (2002) llamó estructuras locales del deseo, es decir, aquellas fuerzas sociales que orientan la satisfacción del deseo, casi siempre a través del consumo de objetos y experiencias o de la obtención del prestigio en un contexto local.
Existen en Occidente principios inherentes a la ideología capitalista que construyen sistemas de valores y, por lo tanto, de pensamiento y actuación. El orden simbólico del mundo obedece a representaciones en las que, por ejemplo, la competencia, las leyes del mercado, el afán de poseer o de consumir bienes, son naturalizados. Como lo señala Simon (1978), los individuos se pliegan a la ideología de un "patrón liberal que se ha comenzado a proyectar en el espíritu de iniciativa y de empresa, en el valor de la competencia, en la idea de una jerarquía natural entre los seres" (p. 162)6. Los objetos, las cosas, aquello que se compra, lo que se consume, han devenido cada vez más importantes en la sociedad de consumo, hecho que justifica la competencia entre individuos, y se convierten en parámetros de clasificación social y en motores de la vida cotidiana (Heilbrunn, 2005).
La definición de estilos de vida y la organización de prácticas migratorias se enmarcan en los contextos locales estudiados en sistemas de búsqueda de diferencias sociales. Estos sistemas "nos permiten entender que el individuo se representa a sí mismo en relación con otros sujetos, imagina su posición social y proyecta su movilidad y la de los suyos" (Oso, 2005, p. 112)7; dicho de otra manera, permiten hacer comprensibles los sistemas de posicionamiento social de los emigrantes y de su contexto social inmediato.
Vale la pena mencionar que en el AMCO, aunque se supone que son las remesas y su uso lo que permite el ascenso, el hecho de poder llegar a realizar parte de la empresa de la emigración -recoger los millones de pesos para el viaje y obtener un visado son parte de las dificultades que se valorizan- otorga alta estima social al emigrado, al retornado y a sus familiares. Por esto, los familiares tratan de ocultar el fracaso de sus parientes en el extranjero, llegando hasta el extremo de endeudarse para ostentar gastos exagerados y no evidenciar signos de una inadmisible derrota de su pariente. Es corriente también la ostentación verbal por parte de los familiares, además de la exhibición orgullosa de fotos del emigrante en el extranjero, con las cuales se pretende refrendar el triunfo. El viaje es codificado socialmente como un acto de diferenciación; el solo hecho de "estar allá" es una fuente de reconocimiento, su sola realización es parte de las acciones anheladas por muchos en los barrios, es decir, es bien ponderada al hacer parte de las "estructuras locales del deseo" (Friedman, 2002, p. 236).
La definición de estilos de vida y la organización de prácticas migratorias se enmarcan en los contextos locales estudiados en sistemas de búsqueda de diferencias sociales. Las diferencias se organizan en sistemas de posiciones que involucran migrantes, vecinos, allegados y familiares de los migrantes. Estos sistemas de posiciones a su vez objetivan la posesión de bienes o el goce de algunas experiencias o servicios asociados con estilos de vida deseados.
Otra forma de acceder a una posición favorable, complementaria al hecho de emigrar, en los sectores estudiados del AMCO, se da a través del acceso -por parte del migrante o de manera vicaria por sus familiares y allegados- a algunos bienes codiciados: un taxi, una casa nueva, accesorios para una vivienda vieja, motos para miembros de la familia y regalos de diversa índole -relojes, ropas, perfumes o accesorios personales de marcas reconocidas: Swatch, Lacoste, Nike, D&G, por sólo mencionar algunos-.
Otras formas habituales de exhibición de prestigio tienen lugar cuando los emigrados retornan por un corto lapso de tiempo -muchas veces endeudándose en el país de acogida- y llevan a cabo fiestas en las que tiene lugar el derroche de licor, comidas y muestras de excesiva generosidad con parientes, allegados y vecinos; fiestas de derroche, estatus y redistribución que evocan los rituales kwakiutl del potlatch8, que tanta fascinación han producido en los estudios antropológicos.
Pero los objetos asociados a la emigración -una motocicleta, perfumes, accesorios de lujo para las modestas viviendas de los barrios de clase baja y media baja, las ropas de marca, los perfumes caros, las joyas, los potlatches mismos- hacen parte de un consumo conspicuo o de ostentación (Veblen, 1978) eficaz para dotar de estatus y para convertir a la emigración en un hecho deseable. Se constituyen en los signos de la "lógica de diferenciación estatutaria" (Baudrillard, 2009, p. 79), aquello que demuestra el éxito, el progreso material y por lo tanto la eficacia del viaje, y en consecuencia el deseo de emigrar, de acuerdo con las expectativas sociales locales.
En cierta medida, el ánimo de buscar el reconocimiento a través del acceso a los objetos o prácticas deseables en contextos locales podría ser analizado como expresión de una cierta irracionalidad o, al menos, de una racionalidad fundada sobre percepciones codificadas culturalmente en los contextos específicos de desempeño económico (Castaingts, 2002). Dicha irracionalidad se expresa en los casos de personas que dejan un empleo en el que ganan dinero suficiente como para vivir cómodas allí o que se endeudan en montos de cifras extraordinarias para cumplir con su sueño migratorio.
Aunque los dineros de las remesas constituyen un medio de ingresos que permite la supervivencia en condiciones de otro modo más paupérrimas de una parte importante de la población del AMCO (Garay, 2005), es significativo el énfasis encontrado en el consumo y en el afán por adquirir estatus a través de marcas y el derroche, como una motivación para la emigración. Así las cosas, la emigración en el AMCO no se puede reducir en el análisis a una decisión personal, al producto de la aplicación por parte de los migrantes de una lógica racional fundada en el cálculo de ganancias y pérdidas en sentido estrictamente monetario, ni como la materialización de un acto de desesperación de individuos desempleados que buscan la subsistencia. Desde la cultura, aparece como una compleja apuesta en la que se entremezclan las presiones sociales ejercidas a través de discursos y prácticas por la familia y los allegados. Puede además entenderse como un conjunto de prácticas asociadas a la fascinación por obtener objetos y servicios emblemáticos del capitalismo moderno en su versión local; prácticas motivadas por el imperativo de poseer o usar aquello que hace parte de la codificación estructurada del deseo que, en una consensuada lógica de exceso, funcione para adquirir la posición social que demuestre la potencialidad de la realización de un ideal de progreso.
Geografías imaginarias
Los discursos y las representaciones son medios a través de los cuales se conoce el mundo en la cotidianidad. Estos sirven, por ejemplo, para asignarle cualidades al territorio y a la cultura a través de lo que Said (2004), en otro contexto de conceptualización -político, postcolonial-, llamó geografía imaginaria. Una geografía imaginaria sería un conjunto de representaciones creado por un grupo a partir del conocimiento parcial de la cultura de otro geográficamente localizado.
Las geografías imaginarias funcionan para generar formas de orden del mundo, a partir de atributos discursivos sobre lugares que devienen atractivos o repulsivos para diferentes grupos que los representan. Así, se asume que países como Estados Unidos y España han sido representados por las gentes del AMCO como destinos donde es posible adquirir los recursos que promueven el éxito, el progreso, el bienestar o la felicidad para los inmigrantes y sus familias.
La abundancia otorgada en la representación de los países del Primer Mundo en la geografía imaginaria, contrasta con la escasez asignada al territorio de donde se parte. Esta valoración, a su vez, está intrínsecamente relacionada con la posibilidad o la creencia sobre el acceso a bienes o servicios que son considerados de élite y, en consecuencia, propios de los países que hacen parte de la representación favorable. En virtud de lo anterior, encontré en el AMCO emigrantes con salario y posición social aceptables para la mayoría de la población en Colombia, quienes, no obstante, prefirieron dejar todo de lado para salir a la conquista de los bienes que buscaban obtener en los territorios de esa geografía imaginaria a través de la que se representa el Primer Mundo.
Los relatos obtenidos en los contextos de emigración estudiados reflejan la creencia de que viajar a España o a los Estados Unidos, aun con la crisis -hasta mediados de 2011 al menos-, sería suficiente para acceder abundantemente a consumos de objetos y experiencias poco asociados en la representación con Colombia. Esto demuestra la correlación existente entre las especificidades asignadas a las geografías imaginarias y los destinos hacia donde se han orientado en los últimos diez años los flujos migratorios del AMCO.
El énfasis concedido a España en esa representación, que funciona como polo de atracción, evoca la fascinación que producía entre los europeos del siglo xvi la América mítica traslucida en la representación de El Dorado. La transformación del sistema mundial capitalista, en términos de Wallerstein (1984), ha hecho que el lugar privilegiado en la representación en la actualidad sea el centro, el Primer Mundo, y ya no la periferia, por lo menos no en lo concerniente a la migración internacional.
Los objetos que dan forma a ese nuevo El Dorado, invertido, ya no son los metales y piedras preciosas, como cuando la representación de unos recaía sobre los territorios de otros. El Dorado actual, para los individuos de los contextos de estudio en Pereira, implica objetos y servicios necesarios o codiciados, y su obtención a través de la migración garantiza la realización de los ideales capitalistas que sustentan esta versión transformada del mito.
Los mecanismos para el mantenimiento de la ficción que incentiva los deseos de emigrar, actualmente tienden a ser diversos. Uno de los más frecuentes está constituido por los discursos de otros emigrantes que tratan de ocultar todo hecho negativo concerniente al viaje, resaltando o construyendo narrativamente un viaje con problemas mínimos o fáciles de resolver para un hombre o mujer procedente de un territorio como el AMCO, que es representado, paradójicamente, como cuna de sujetos emprendedores.
Es necesario señalar, no obstante, que recientemente, con los retornos más frecuentes acarreados por la crisis desatada en 2008, la idea del fracaso empieza a tener un papel más real; sin embargo, potenciales migrantes, sobre todo jóvenes del AMCO, continúan representando el territorio distante como un lugar privilegiado para alcanzar el éxito y el progreso personal. Esto se debe en gran medida al efecto que tienen sobre la representación de la migración y del territorio distante, las remesas tanto económicas como sociales9 que aún son significativas en la economía de las familias del AMCO y en la definición de formas de vida orientadas por los usos y deseos trasnacionales asociados a la migración experimentada masivamente durante los últimos diez años.
Las tecnologías de la comunicación constituyen otros medios de información que incentivan la creación de representaciones sobre territorios distantes y que indirectamente inciden sobre las decisiones de emigrar. Posibilitan flujos de imágenes y de ideologías que configuran el orden social de la modernidad actual (Appadurai, 2001).
La televisión, el cine y el video sirven como medios para la reproducción de imágenes y de estereotipos sobre los países incrustados en las geografías imaginarias a donde gentes del AMCO quieren emigrar. Relatos de hombres y mujeres entrevistados allí, discurrían frecuentemente por evocaciones a lugares emblemáticos de las geografías imaginarias.
Así, pues, las geografías imaginarias definen fronteras mental y socialmente construidas sobre lugares a los que les atribuyen cualidades particulares. Estas propiedades están en sintonía con las ideologías occidentales del capitalismo. De ahí se derivan múltiples efectos de atracción o de repulsión que, en general, han jugado un papel muy significativo en la generación de la emigración.
Etnografía y migración
En los últimos lustros la etnografía ha sido incluida en los encuadres metodológicos de muchas disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades. Esa proximidad con otras disciplinas refleja hasta cierto punto "la revaluación de ciertas ideas dominantes en las ciencias humanas" (Marcus y Fischer, 2000, p. 27), conocida en antropología como "crisis de la representación". La crisis es una suerte de desazón extendida que diluye las fronteras disciplinares expresadas en la adopción monolítica de marcos epistemológicos, teorías, métodos y de los géneros de escritura.
Es en este contexto en el que me confronté con la etnografía sobre la migración. El conocimiento canónico de maestros que se inspiraban en Malinowski, llamado por Clifford (1991) etnografía experiencial o realista, se proyectó, hasta cierto punto, como un medio idóneo para orientar mis cortas estancias de trabajo de campo -de cerca de una semana cada una-, realizadas entre 2010 hasta 2012, y sobre todo en periodos de investigación previos, adelantados en 2006 y 2007, en el marco de aproximaciones que sirvieron de antecedente.
La fortaleza de esta forma un poco rígida de concebir la etnografía, se objetivó en la posibilidad de sistematizar elementos propios de la cultura -como era concebida en esta investigación-, luego de recabar información a través de entrevistas con migrantes, potenciales migrantes, familiares de migrantes y representantes de instituciones; consultas de archivos históricos, de diario e informes sobre la migración, y de la observación participante y directa en tres barrios de clases populares en Pereira y Dosquebradas. La intención primera era develar ciertas regularidades constitutivas de la estructura social, las concepciones locales sobre la migración, el territorio, los objetivos del viaje, entre otros aspectos importantes para definir la migración en el AMCO.
Esta apuesta de método tenía el propósito final, claramente canónico malinowskiano, de comprender el funcionamiento del núcleo de una sociedad o al menos de un segmento de esta, el de los asociados a la migración. Esta búsqueda, sin embargo, fue en cierta medida infructuosa, dado el carácter dinámico, significativo, inestable y fluido de la migración. La pretensión de conocer las motivaciones culturales de la migración en el AMCO, necesariamente implicaba aprehender los diversos estratos de sentido que ligaban, por ejemplo, una figura histórica como la del colonizador o la del cacharrero con la del "traqueto" contemporáneo y más enfáticamente con la del emigrante. En ese momento, donde ya se esbozaba la entrada en crisis de la pretensión de llevar a cabo un modelo "puro" de etnografía clásica, fue vital el aporte de una apuesta etnográfica centrada en el ejercicio de traducción hermenéutica de los códigos generados por pobladores locales que toman las decisiones de emigrar y de otros actores sociales que han producido discursos que han dotado de un sentido particular a la migración en el AMCO. La descripción densa (Geertz, 1994), o al menos una práctica centrada en la inscripción del discurso social y de las intencionalidades significativas, constituyó parte del derrotero de la investigación, centrado en una aproximación microscópica de los tres barrios de indagación (Camilo Torres en Dosquebradas y El Parque Industrial y Cuba en Pereira), en la inscripción en el diario de campo y en una búsqueda de conexiones de sentido. En los momentos en que la investigación se inclinaba hacia esta perspectiva hermenéutica, procuraba traducir, decodificar los sentidos de los discursos sociales sobre el territorio de acogida que deseaban, sobre el "otro" emigrado, sobre el "otro" que se queda, sobre el éxito y el fracaso del proyecto migratorio.
A diferencia de la apuesta experiencial, la apuesta hermenéutica me generó menos ansiedad -que no se vio traducida necesariamente en falta de rigor-; al fin y al cabo no existe un corpus procedimental que explicite la manera de capturar los diferentes niveles de sentido o de significación del discurso social (Reynoso, 1998), más allá de la recomendación de desplazarse constantemente del conocimiento del más particular de los hechos a la más general de las estructuras para regresar a la comprensión de los hechos particulares (Geertz, 1994).
El mencionado carácter de la migración no del todo aprehensible, a pesar de la apuesta por aproximarme a ella desde una perspectiva "clásica" y otra enfática en la interpretación, me invitó a centrarme en otra apuesta de método, la etnografía multilocal propuesta por Marcus (2001), la cual, según este mismo autor, resulta apropiada para ir detrás de significados, objetos, identidades y experiencias que se desplazan interconectados en el sistema mundo y, de esta forma, mapear el carácter fluido de las sociedades actuales, evidenciar ciertas regularidades, pero también mutaciones que definen dicho sistema mundo.
El carácter multilocal de la práctica investigativa que fundamenta este artículo reposó en tres estrategias. La primera, centrada en una apuesta por llevar a cabo las prácticas de campo no intensivas en tres barrios en dos municipios del AMCO y conocer allí las historias y sentidos en torno a la migración, considerablemente diferentes en cada contexto por resultar de discursos provenientes de migrantes con trayectorias particulares. La segunda se concretó en haber "seguido" a dos inmigrantes de Pereira en Bordeaux, Francia, y dos más en Sevilla, España, lugares donde pude acceder a informaciones claves para comprender la presión social ejercida por sus contextos en el AMCO, que los llevaba a endeudarse para regresar temporalmente a ejecutar los potlatches, o que la identidad, asociada a la categoría de verracos, había incidido en la toma de la decisión de salir del país a "rebuscarse". La tercera estrategia estaba orientada a seguir la trayectoria de los objetos y las marcas que despiertan el deseo de posesión y uso en los barrios donde la migración se inscribe en luchas estatutarias, dada su alta valoración social y la manera en que se la relaciona con algunos consumos; dichos objetos hacen parte de circuitos de bienes y de ideas relativas al consumo que se instalan en lugares particulares y dotan de un sentido específico la existencia de sujetos de un país del Tercer Mundo que deciden viajar al Primero.
Las tres estrategias empleadas develan que el hecho migratorio implica múltiples itinerarios de sujetos desplazados. Implica, a su vez, la movilización de conjuntos de hechos, de ideas y de objetos que viajan interconectados en el sistema mundo (Wallerstein, 1984).
La etnografía multilocal, en conjunto con las otras expresiones de método integradas en el ejercicio investigativo que sustenta este artículo, pareciera ser una humilde expresión más de la crisis de la representación que invita, entre otras cosas, a la proliferación de las formas impuras en términos de la teoría y los métodos. Y a pesar de no hacer -se expresa en este artículo por encarnar otro propósito, la crisis mencionada tiene como sustrato una serie de reflexiones epistemológicas, políticas y éticas sobre la antropología misma y sobre su capacidad y legitimidad para conocer fenómenos tan complejos como la migración.
Conclusiones
La etnografía y algunos conceptos antropológicos aportan elementos para responder al interrogante ¿por qué los pobladores de un área con condiciones socioeconómicas similares a las de otra, no emigran, como sí lo hacen, para el caso, los del AMCO? La respuesta ensayada en este artículo no se deja esperar: por fenómenos próximos a eso que en antropología se entiende por cultura.
La identidad, en el caso del AMCO, aparece como un medio para explicar el papel de la configuración histórica de un "sujeto regional", poseedor de cualidades que favorecen la decisión de emigrar. Los discursos que desde hace más de un siglo valoran positivamente la proclividad a viajar, la búsqueda aventurera y la imperiosa necesidad de sobreponerse a las dificultades, constituyen parcialmente la identidad y generan un cierto efecto performativo en los emigrantes contemporáneos que reproducen las gestas obligadas al éxito de sus ancestros.
Pero la búsqueda del éxito a través de un proyecto migratorio se ve permeada también por luchas simbólicas por el prestigio en contextos sociales donde a éste se lo asocia con la exhibición de un estilo de vida que gira en torno al consumo y a la posesión de bienes codificados como deseables. La migración aparece como un conjunto de medios eficaces para estos logros. Pero la migración no se orienta hacia destinos azarosos; se concreta hacia aquellos lugares distantes e imaginados que a través de las representaciones aparecen como polos de atracción, donde es posible acceder a los recursos que posibilitan el éxito que deberían obtener por su origen histórico y social.
El análisis de estos aspectos culturales implicados en la migración, se ofrece como alternativa de explicación de un fenómeno como la migración que, en términos de las razones que lo generan, tiende a ser reducido a la economía y a factores macrosociológicos. La concreción del análisis propuesto aquí apeló a una versión "impura" de la etnografía que refleja el carácter también móvil y cambiante de los métodos propios de la antropología, los cuales no pierden su vigencia y utilidad para decir cualquier cosa sobre la cultura.
Pie de página
4Cabe destacar que gran parte de los estudios sobre la emigración en Colombia se enmarcan en dos enfoques teóricos propios del área de estudio que presentan un carácter eminentemente economicista: la Teoría clásica de las migraciones y la Nueva economía de las migraciones. La primera de ellas expresa una postura centrada en los postulados de la economía neoclásica que ven en los emigrantes individuos racionales que toman la decisión de emigrar, porque resulta ser la óptima en un conjunto de opciones disponibles. Vale la pena señalar la crítica que de estos postulados han llevado a cabo autores como Pierre Bourdieu (2000) o Karl Polanyi (1994). Contrario a la anterior postura, la Nueva economía de la migración centra el debate en términos de que las decisiones sobre migración no las toman actores individuales aislados, sino unidades más grandes vinculadas a través del parentesco o la filiación. En las familias y los grupos parentales, los individuos actúan colectivamente no sólo para maximizar los ingresos esperados, sino también para minimizar los riesgos y para reducir las limitaciones asociadas con una variedad de fallas del mercado, incluyendo aquellas del mercado de trabajo, a través de la diversificación de las fuentes de ingresos (Bean y Stevens, 2003; Davis, 1991; Massey, 1998; Mooney, 2003; Stara y levhari, 1982; Stara, 1984; Taylor, 1986,como se citan en Massey, 2001).
5Es decir, nacido en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío o Antioquia, en el centro-occidente de Colombia.
6La traducción es mía,
7La traducción es mía,
8Los kwakiutl son un pueblo amerindio de la Columbia Británica canadiense, reconocido en la antropología del siglo XX por las celebraciones de intercambio de bienes por prestigio que terminaban a veces en manifestaciones de derroche, los llamados potlatch
9Las remesas sociales se definen como "el conjunto de valores, estilos de vida, pautas de comportamiento y capital social que se da entre las comunidades de origen y destino" (Zapata, 2009, p. 1753).
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