INTRODUCCIÓN
Podocnemis vogli Müller, 1935 (conocida como galápaga sabanera) es una especie distribuida en la Orinoquía colombo-venezolana que habita principalmente ecosistemas de aguas lénticas y que es muy poco común en grandes ríos (Pritchard y Trebbau, 1984). En general, para la especie se registran nidadas en su mayoría en zonas bajas y bancos de la sabana, por lo cual el área en donde ubican sus nidos es bastante amplia (Ramo, 1982).
Se ha encontrado que los nidos de P. vogli, son: i. más estrechos en la entrada que en la cámara de huevos (Mondolfi, 1955; Alarcon-Pardo, 1969; Ramo, 1982); ii. el tamaño de la cámara depende de la cantidad de huevos depositados, con una profundidad del nido de siete a diez cm (Alarcon-Pardo, 1969; Ramo, 1982), aunque puede llegar a ser un poco más profundo (Martínez-Fuentes y Forti, 2015); y, iii. con frecuencia se encuentran en promedio 14 huevos (Ramo, 1982). Como se puede esperar, esta especie de tortuga hace parte de la alimentación de diferentes depredadores, los cuales aprovechan sus nidos, como es el caso del mato (Tupinambis teguixin Linnaeus, 1758), el zorro (Cerdocyon thous Linnaeus, 1766) y el carraco (Caracara cheriway Jacquin, 1784), así como los seres humanos, quienes consumen sus huevos como fuente de proteína (Rueda-Almonacid et al., 2007; Martínez-Fuentes y Forti, 2015; Morales-Betancourt et al., 2015; Rodríguez, 2019). De igual forma, los nidos son aprovechados por otros grupos como los insectos, que en otras especies de tortugas -incluidos los podocnemídidos-toman papeles importantes en su manejo o conservación (Baena et al., 2015; Erickson y Baccaro, 2016).
A partir de lo anterior, se hace evidente que los nidos de galápaga sabanera se convierten en un punto crítico en la cadena trófica para las especies que se alimentan de ella. Es por lo anterior que se vio en la necesidad de establecer una estrategia de protección de los nidos, y al evaluar su efectividad se pusieron en evidencia otros actores ecológicos que no habían sido registrados en esta especie de tortuga de la Orinoquía.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio se llevó a cabo en el sector de Caño Chiquito, municipio de Paz Ariporo-Casanare, en la Reserva Natural de la Sociedad Civil (RNSC) La Esperanza. El trabajo de campo se realizó en las temporadas de aguas bajas (noviembre a febrero) de los años 2016 a 2018, correspondientes a las temporadas reproductivas de P. vogli. Se realizaron recorridos en los diferentes cuerpos de agua con el fin de detectar las galápagas sabaneras que salieron a desovar. Los desoves se presentaron en playas y lugares cercanos a los cuerpos de agua dentro del área de estudio; una vez detectado el nido, este se protegió con una malla metálica de 30x40 cm que se aseguró con puntillas de 7,6 cm . Los sitios de reproducción se visitaron periódicamente para continuar con la búsqueda de nuevos nidos. El cierre de la temporada seca -marcado por las primeras lluvias fuertes de finales de marzo e inicios de abril-determinó generalmente el término de la intervención sobre los nidos de P. vogli.
Durante la recolección se registraron el número de nidos protegidos, el número de huevos, el número de neonatos y otros tipos de observaciones. En el caso de encontrar organismos en los nidos o en los neonatos -en particular insectos-, estos se recolectaron con pinzas de punta fina y se depositaron en alcohol 70 % para su posterior identificación, principalmente con el apoyo de claves taxonómicas de hormigas (Palacio, 1999; Palacio, 2003; Palacio y Fernandez, 2003) y dípteros (Papp y Darvas, 2000; Brown, 2010).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se cubrieron con malla metálica 145 nidos (2016: 37 nidos, 2017: 65 nidos, 2018: 43 nidos). En total se recolectaron 328 huevos (mantenidos en cajas de poliestireno expandido) y 532 neonatos de los nidos, estableciéndose un porcentaje de eclosión del 96 %, para un total 843 juveniles con una supervivencia del 99,6 % hasta la liberación. Los nidos que se recolectaron se encontraron en zonas con suelos arcillosos y zonas de vegetación rasante de banco, aunque en algunas ocasiones el nido se registró bajo cobertura arbustiva (<10 %).
Del total de nidos protegidos, 32 presentaron algún tipo de depredación o deterioro, siendo el depredador más frecuente la hormiga legionaria Labidus coecus Latreille, 1802 (Fig. 1), que se encontró en neonatos en cinco nidos. Estas hormigas se encontraron cubriendo en elevados números aquellos neonatos de P. vogli que habían logrado romper el cascarón del huevo, mientras que sobre los huevos intactos no se registró la presencia de hormigas. Estos huevos pudieron extraerse y recolectarse.
Además, se recolectaron ejemplares de neonatos infestados por larvas de dípteros (Diptera: Phoridae) del género Cataclinusa sp. (Fig. 2) en dos nidos. En cada ocasión se registró un individuo de galápaga sabanera infestado por elevados números de larvas (mayor a 50 larvas por organismo), que al extraer al neonato del nido empezaron a abandonar al organismo. El deterioro evidente de los neonatos, tanto aquellos afectados por hormigas como los parasitados por moscas fóridas, permite suponer que dichos ejemplares no estaban en condiciones de abandonar el nido.
La protección de los nidos por medio de mallas metálicas que cubren su entrada es una estrategia eficiente y ampliamente utilizada en procesos de conservación de nidos. (Restrepo et al., 2007) llevaron a cabo la protección de nidos de hicotea (Trachemys callirostris callirostris Gray, 1856) en Isla León (Magdalena: Colombia) con mallas plásticas cilíndricas de 40 cm de diámetro, que los depredadores más grandes lograron remover, perdiendo su función protectora.
Como se señaló, los daños más notables provinieron del aprovechamiento de los neonatos por otros grupos faunísticos, como fueron las hormigas legionarias y los dípteros. En este sentido, es de resaltar que para el género Podocnemis no se encontraron registros en la bibliografía de hormigas legionarias como depredaroras de sus nidos, pero si de hormigas del género Solenopsis (Mittermeier et al., 2015; Erickson y Baccaro, 2016). De igual manera, se han reportado ejemplares del género Labidus depredando nidos de hicotea en el norte de Colombia, lo que sugiere la afectación potencial que pueden ejercer estas hormigas, que además son voraces y están ampliamente distribuidas en el territorio nacional (Palacio, 1999).
La razón por la cual estas hormigas se ven atraídas a los nidos no ha sido objeto de una investigación ad hoc, aunque para Restrepo y colaboradores (Restrepo et al., 2007) la infestación de los nidos por hormigas coincide con el momento de la eclosión, probablemente debido a que cuando los neonatos rompen la cáscara se producen fuertes señales olfativas asociadas al olor del vitelo y de la albúmina dentro del huevo, que pueden atraen a las hormigas. Este proceso de ecología química concuerda con los resultados obtenidos en los nidos protegidos en este estudio, donde la infestación fue notable en los neonatos y prácticamente nula en los huevos sin eclosionar.
En el caso de los cucarrones del género Omorgus (Coleoptera: Trogidae) en nidos de tortugas marinas (Lepidochelys) en México, los atrayentes volátiles son distintos (e.g. indol, amonio, entre otros) (Cortez et al., 2017) y se presenta una notable diferencia en el proceso depredatorio, ya que las especies de Omorgus poseen la capacidad de atravesar la cáscara del huevo, en especial en el estado larval del insecto (Baena et al., 2015).
Por su parte, aunque se ha registrado en diversas ocasiones la ocurrencia de miasis de moscas en nidos de tortugas de diversas especies, tanto marinas (McGowan et al., 2001) como continentales (Iverson y Perry, 1994), su identificación taxonómica es compleja, ya que normalmente se requiere la recolección de ejemplares adultos que es complicada o que no suelen ser el objetivo del estudio. Dicha condición fue evidente en el presente estudio, en el que solo se logró la recolección de dos ejemplares adultos a partir de un centenar de larvas que emigraron del cuerpo del neonato una vez se extrajo del nido.
Aunque se encontraron las larvas de moscas en el momento de la eclosión de los neonatos y no se registraron larvas en ninguno de los neonatos que emergieron de los huevos intactos, para el presente estudio no se conoce cuál es la señal química que reconocen los dípteros para detectar los nidos o los neonatos. En este sentido, Bolton y colaboradores registran para la familia Sarcophagidae que la moscas se asocian con el momento específico de la postura de las tortugas, durante la cual hacen la oviposición en la superficie de la arena y son las larvas las que migran en dirección al nido (Bolton et al., 2008), el cual puede ser un proceso similar al que ocurrió en el presente estudio. A su vez, en nidos de otras especies de Podocnémididos se ha registrado parasitismo por moscas sarcofágidas, como es el caso de Podocnemis sextuberculata (Pezzutti y Vogt, 1999) y P. lewyana (Correa-H et al., 2010). Particularmente, en esta última especie los autores desconocen si los insectos presentes en los nidos fueron los agentes causales del fallecimiento de los embriones o fueron necrófagos oportunistas, como igualmente se sugiere para tortugas de Norte América (Bolton et al., 2008). A pesar de que en el presente estudio los neonatos se encontraron vivos y con las miasis en el saco vitelino, no se puede descartar por completo que los fóridos parasíticos fuesen oportunistas.
Por su parte, el grupo de moscas fóridas (principalmente el género Megaselia) provocan miasis en diversos reptiles a nivel mundial (Silva et al., 1999; Vanin et al., 2013) y parasitan nidos de otras especies (Holcomb y Carr, 2011), con registros incluso en Colombia en nidos de Iguana iguana (Muñoz et al., 2003) e hicotea (Restrepo et al., 2007). Aunque hasta el momento no se han encontrado otros reportes de esta familia de dípteros en nidos del género Podocnemis, su amplia distribución y su gran diversidad (Brown, 2010; Ament y Brown, 2016) les da un potencial importante como depredadores, por lo que es muy probablemente que a medida que se incrementen los estudios, emerjan más ejemplos.
CONCLUSIONES
En la anidación y eclosión de la galápaga sabanera estudiada se destacó la depredación de los neonatos por hormigas y miasis de moscas, organismos que probablemente se han visto enmascarados en los registros previos por la depredación más evidente ocasionada por la megafauna. Los presentes registros muestran que existen más actores que presionan los procesos reproductivos de esta tortuga de río, los cuales probablemente son igualmente perjudiciales para otras tortugas en la región.