INTRODUCCIÓN
La Organización Mundial de la Salud 1 estima que cada año se producen 3.3 millones de muertes en el mundo debido al uso nocivo de alcohol, lo que representa un 5.9% de todas las defunciones. Además, representa un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos mentales. Datos mundiales muestran que el 5.1% de la carga mundial de morbilidad y de lesiones son atribuibles al consumo de alcohol, esto, calculado en términos de la esperanza de vida ajustada en función de la discapacidad (EVAD). Las implicaciones que tiene el consumo de alcohol en la vida del bebedor, su familia y la sociedad, incluida en esta última los servicios de salud, son cada vez más alarmantes, ya que ocasiona una alta defunción y discapacidad a edades relativamente cada vez más tempranas, además de los costos en la atención de la salud 2. Se ha identificado una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y una serie de trastornos mentales comportamentales, además de las enfermedades no transmisibles y los traumatismos 3.
En México se reporta que la prevalencia total de consumo de alcohol en los estudiantes de secundaria y bachillerato es de 53.2% (54% en los hombres y 52.5% en las mujeres). Por su parte, el 35.5% de los estudiantes consumieron alcohol en el último año. En los hombres este consumo fue de 24.3% en secundaria, y de 56.5% en bachillerato; en las mujeres fue de 24% en secundaria y 52.1% en bachillerato. El consumo excesivo de alcohol es del 14.5% en los estudiantes (15.7% para los hombres y 13.3% para las mujeres). La bebida de mayor consumo es la cerveza, seguida de los destilados, las bebidas preparadas en lata y el vino de mesa 4. En este mismo sentido, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) identificó una prevalencia actual de consumo de alcohol del 25% en adolescentes de 10 a 19 años. Además, identificó que menos del 1% de los adolescentes abusa del alcohol a diario, el 2.3% lo hace de manera semanal, el 5.8% mensual, y el 7.2% ocasionalmente 5.
Aunado a lo anterior, debe considerarse que la adolescencia es una de las etapas más críticas durante la vida de todo ser humano. Esta etapa transcurre entre los 12 y los 17 años, e incluye dos etapas: la adolescencia temprana, que abarca de los 12 a 14 años, y la adolescencia tardía, entre los 15 y los 17 años 6. En cada una de estas etapas se presentan múltiples cambios a nivel fisiológico, anatómico, psicológico, social y de personalidad, de manera que representa una etapa vulnerable 7,8. Un aspecto sociocultural que se vincula con la adquisición de conducta saludable o no saludable durante la adolescencia es la familia. Esta puede considerarse el principal agente que guía el proceso de socialización del adolescente, a través del cual las personas interiorizan las normas que les permiten establecer determinadas formas de interacción social: en el hogar se adquieren los valores, las creencias, las actitudes y los hábitos que influirán en el pensamiento y el comportamiento de las personas a lo largo de su vida 9.
Además, en el entorno familiar se genera y consolida una identidad, lo que otorga una determinada imagen y un concepto sobre quién se es y qué lugar se ocupa con respecto al mundo en el que se habita 10,11. El sistema familiar desempeña un papel fundamental para explicar la aparición de numerosas conductas en los hijos; los padres, intencionadamente o no, tienen mayor influencia sobre las conductas de sus hijos y la influencia de otros contextos sociales pasa normalmente por el tamiz de la familia, que puede tanto amplificar como disminuir su influencia, bien sea esta positiva o bien negativa 12.
La familia ha sido uno de los contextos en los que se han identificado numerosos factores de riesgo y protección en relación con el consumo de sustancias de los adolescentes, dado que la mayoría de la conductas saludables y no saludables se adquieren y fortalecen en este ámbito 13. Además, es necesario considerar que las pautas de interacción familiar, como, por ejemplo, la comunicación deficiente, los frecuentes conflictos, la baja cohesión, el excesivo castigo o el consumo de los propios padres, repercuten de forma directa en el consumo de los hijos/as.
Investigaciones realizadas en México concuerdan en que los individuos con historia familiar de alcoholismo son más vulnerables a padecer cuadros severos de alcoholismo y otras desventajas neuropsicológicas 8,11. Además, predispone, en general, tanto a hombres como a mujeres a un amplio rango de problemas, uno de los cuales es el propio alcoholismo. Algunos factores que afectan la gravedad de esta adicción son: el sexo del descendiente, la presencia de consumo en ambos progenitores y el inicio temprano del consumo de alcohol, tabaco y otras drogas 12.
Con base en lo anterior, el objetivo del presente estudio es determinar la relación de la historia familiar del consumo de alcohol y el consumo de alcohol de los adolescentes. Se espera que los resultados permitan, por una parte, conocer el perfil del consumo de alcohol en adolescentes de Ciudad del Carmen (dado que existen escasas investigaciones sobre esta temática), y, por otra, conocer la relación de estas variables a fin de estar en capacidad de diseñar e implementar intervenciones de enfermería que contemplen el fortalecimiento de factores de protección dentro del ambiente familiar, lo cual, a su vez, contribuya a retardar o disminuir el consumo de alcohol en los adolescentes.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se llevó a cabo un estudio descriptivo correlacional 14,15 en una institución pública de educación básica de Ciudad del Carmen, Campeche. La población estuvo constituida por 392 adolescentes de secundaria. El muestreo fue aleatorio, estratificado con asignación proporcional al tamaño del estrato, y se consideró como estrato el grado escolar cursado por el adolescente. El tamaño de la muestra se determinó a través del paquete estadístico nQuery Advisor Versión 4.0 16, la cual se estimó con base en la prueba de correlación con una potencia del 90% y un nivel de significancia de 0.05, por lo que se obtuvo una muestra de n = 156. Sin embargo, se consideró una tasa de no respuesta del 10%, de modo que quedó una muestra final de n = 191 adolescentes.
En la recolección de datos se utilizó una cédula de datos personales y de consumo de alcohol, constituida por dos secciones. La primera evalúa características sociodemográficas, y la segunda indaga sobre la prevalencia y los antecedentes del consumo de alcohol. También se utilizó el Inventario de Historia Familiar de Consumo de Alcohol 17, el cual indaga sobre el consumo de alcohol del padre y la madre en términos de frecuencia, embriaguez y las circunstancias bajo las que consumen alcohol; examina también si los adolescentes están presentes cuando los padres ingieren bebidas alcohólicas.
Cada pregunta se evalúa por separado con un puntaje que oscila entre cero y seis. Para su interpretación, puntuaciones entre cero y dos indican una historia familiar negativa, y de tres a seis se considera una historia familiar positiva al consumo de alcohol. Este cuestionario ha sido utilizado en población adolescente y universitaria de México 18,19, y reporta una consistencia interna aceptable; en este estudio muestra un coeficiente de fiabilidad general de a 0.75.
Se contó con la aprobación del estudio por los directivos de la institución en la que se realizó trabajo de investigación. Asimismo, con la aprobación del Comité de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma del Carmen, México, bajo el registro FCS/1ER2018/03. Cabe mencionar que se solicitaron las listas de alumnos legalmente inscritos, a fin de que, posteriormente, se seleccionaran de manera aleatoria. A los participantes seleccionados se les hizo entrega de un consentimiento informado para padres o tutores, y el asentimiento informado para que lo firmaran. Una vez autorizada su participación se hizo entrega de los cuestionarios y se dio lectura a las indicaciones para el llenado de estos. En todo momento, el estudio se apegó a lo dispuesto en el Reglamento de la Ley General de Salud (LGS) en Materia de Investigación para la Salud en Seres Humanos en México 20.
La captura y el análisis de los datos se llevó a cabo en el paquete Statical Package for the Social Sciences (SPSS) Versión 21. Se obtuvieron frecuencias y proporciones para las variables categóricas, así como tablas de contingencia complementadas con la Prueba de ji cuadrada. Además, se realizó análisis inferencial por medio del coeficiente de correlación de Spearman.
RESULTADOS
Características sociodemográficas
Los participantes presentaron una media de edad de 13.48 años (DE = 1.13). El 50.8% de la muestra corresponde al sexo masculino, y el 49.2% al femenino. El 44% de los adolescentes están cursando el primer año, el 14.1% el segundo, y el 41.9% el tercer año. En cuanto con quién viven los adolescentes, el 78% vive con ambos padres, el 12.6% solo con la mamá, y el 2.6% solo con el papá.
Historia familiar del consumo de alcohol
El 57.6% de los adolescente manifestó que alguna de las personas con las que vive consume bebidas alcohólicas. Es el padre la persona que consume con frecuencia, con un 24.6%, seguido de ambos padres (13.1%), hermanos (10.5%), y familiares (10%); llegan a consumir hasta 12.6 (DE = 8.5) bebidas alcohólicas por ocasión de consumo.
En cuanto a la frecuencia del consumo de alcohol por parte del padre, se destaca que el 19.4% lo realiza más o menos una vez a la semana, el 18.3% unas cuantas veces al año, el 11% una o dos veces al mes, el 8.9% dos o tres veces a la semana, y el 3.1% más o menos a diario. En cuanto al consumo de alcohol por parte de la madre, el 65.4% de los adolescentes manifestó que no bebe, el 12.6% consume unas cuantas veces al año, el 11% una vez al año, y el 6.3% una o dos veces al mes. El 12.6% señaló que su padre bebe hasta acabar ebrio, más o menos una vez a la semana. En relación con el consumo de la madre, el 6.3% bebe hasta llegar a un estado de embriaguez una vez al año. Cabe mencionar que el 22.5% manifestó que solo uno de sus padres bebe, y el 35.1% de los adolescentes estaba presente en ocasiones cuando su padre o madre bebía.
Historia familiar y consumo de alcohol de los adolescentes
En relación con las prevalencias de consumo de alcohol de los adolescentes por historia familiar de consumo de alcohol, se muestran diferencias significativas. Aquellos adolescentes que han consumido alcohol alguna vez en la vida (X 2 = 18.7, p= 0.001), en el último año (X 2 = 17.3, p = 0.001), y en el último mes (X 2 = 10.1, p = 0.001), presentan mayor proporción de historia familiar de consumo de alcohol (véase la Tabla 1).
Historia familiar | Sin historia familiar | Con historia familiar | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Consumo de alcohol | f | % | f | % | Valor de p | |
Alguna vez | ||||||
No | 46 | 50 | 20 | 20.3 | 18.7 | 0.001 |
Sí | 46 | 50 | 79 | 79.8 | ||
En el último año | ||||||
No | 46 | 50 | 21 | 21.2 | 17.3 | 0.001 |
Sí | 46 | 50 | 78 | 78.8 | ||
En la última mes | ||||||
No | 78 | 84.8 | 64 | 64.6 | 10.1 | 0.001 |
Sí | 14 | 15.2 | 35 | 35.4 | ||
En la última semana | ||||||
No | 86 | 93.5 | 89 | 89.9 | 8.6 | 0.371 |
Sí | 6 | 6.5 | 10 | 10.1 |
Nota. X 2 = Prueba de chi cuadrada de Pearson n = 191
Con la finalidad de dar respuesta al objetivo planteado y profundizar en el estudio de la historia familiar del consumo de alcohol y el consumo de alcohol en los adolescentes, se realizó la prueba del Coeficiente de Correlación de Spearman (véase la Tabla 2). Los resultados muestran una relación positiva y significativa entre la historia familiar y el número de bebidas alcohólicas consumidas en un día típico por los adolescentes (rs = 0.329, p = 0.001).
Variables | Numero de bebidas alcohólicas consumidas en un día típico (2) |
---|---|
Historia familiar del consumo de alcohol 1 | 0.329 0.001* |
Nota. *p < 0.01, n1 = 191, n2 = 125.
DISCUSIÓN
Las características del consumo de alcohol por parte de los padres son similares con las encontradas en otras investigaciones 21,22, las cuales reportan cómo el 56% de los participantes refirió que alguno de sus padres tenía consumo de riesgo o dependencia al alcohol, seguido de sus hermanos (46%), tíos (44%), abuelos (12%), pareja (5%) y, finalmente, primos e hijos (1%). Esto muestra que mientras más cercana es la relación familiar, mayor es la frecuencia de trastornos por abuso y dependencia del alcohol.
Los resultados del estudio permitieron determinar la relación de la historia familiar del consumo de alcohol y el consumo de alcohol de los adolescentes. Los datos muestran cómo aquellos adolescentes que presentan antecedentes de consumo de alcohol por parte del padre, madre o ambos, presentaron un mayor consumo de alcohol. Estos resultados concuerdan con investigaciones nacionales 18,19,23 realizadas en adolescentes y jóvenes, las cuales señalan que, dentro del escenario familiar, el modelado parental de consumo influye en el consumo de alcohol entre los adolescentes, en el sentido en que hay una mayor probabilidad de consumo abusivo en los hijos conforme aumenta la frecuencia de consumo de alcohol en sus padres. Por tanto, el modelado de los padres es, en consecuencia, un factor relevante para entender el comportamiento de los adolescentes en relación con el consumo de alcohol y otras sustancias 24.
En este sentido, Ramírez y De Andrade 25 señalan que es necesario considerar también la mediación de tres elementos importantes: la familia, la escuela y el medio social (elementos estos del sistema social que están en constante comunicación, pues cualquier incidencia en alguno de ellos tendrá repercusión en el conjunto del sistema). El primero y mejor agente de socialización lo constituye la familia, ya que a partir de ella se desarrollan normas de conducta en su relación con los demás, así como costumbres, valores dominantes de la sociedad, modelos en general y la interpretación de los modelos en función a la clase social cultural y la subcultura a los que pertenece, lo cual hace que los adolescentes aprendan y asuman roles, hábitos, normas, costumbres, actitudes en general y tradiciones de la sociedad, comunidad o grupo a través de una evolución del aprendizaje creciente denominado "proceso de socialización".
Musito y Pons 26 establecen que el modelado parental de consumo es un factor familiar que demuestra influencia en el consumo de alcohol entre los adolescentes. Así, pues, el consumo de alcohol en los padres predispone en los hijos una actitud favorable hacia esta conducta, incluso cuando los padres emiten mensajes verbales explícitos en contra de su uso. Por tanto, es importante entender el modelado de los padres a fin de comprender el comportamiento de los niños y los adolescentes. No se trata de que los padres anulen su consumo de bebidas alcohólicas, sino de ofrecer un modelado de consumo controlado y razonablemente prudente -si es que fueran consumidores-. Esto es importante, dado que los adolescentes que beben de manera abusiva no han alcanzado un aprendizaje de la ingesta moderada de esta sustancia, puesto que su consumo ocurre, fundamentalmente, con el grupo de iguales y no con la familia.
CONCLUSIONES
El rol familiar juega un papel primordial en la adquisición de conductas saludables o no saludables de los adolescentes, dado que la adolescencia representa una etapa de vulnerabilidad en la que se definen aspectos biopsicosociales de la edad adulta. De ahí la importancia de fomentar estilos de vida saludables dentro del núcleo familiar que repercutirán en la salud integral de los adolescentes. Esta situación representa un punto de partida para que los profesionales de la salud diseñen e implementen programas educativos que incluyan la participación de los padres e hijos, al ser la familia la formadora principal de los hábitos, de las costumbres y de las conductas, a través del fortalecimiento de los factores de protección individuales y colectivos. Se debe tomar en cuenta la dinámica familiar, la estructura, los roles que desempeñan cada uno de sus integrantes, las actividades que realizan como miembros y partícipes de una familia y una sociedad para la implementación de intervenciones de enfermería enfocadas en la reducción del consumo de alcohol, el tabaco y otras drogas.