INTRODUCCIÓN
La parasitosis intestinal es una problemática de salud pública a nivel mundial 1,2, sin embargo, debido a su carácter oportunista, los países en vía de desarrollo se consideran de mayor foco para estas enfermedades, ya que poseen características sociodemográficas, económicas e higiénico-sanitarias que favorecen su alta prevalencia 3,4, por resaltar: la mala disposición de excretas, el tratamiento de aguas residuales, la contaminación, la mala manipulación de alimentos, convivencia con animales, malas condiciones sanitarias y bajos estratos socioeconómicos 5-9.
Los infantes son una de las poblaciones más vulnerables a esta problemática debido principalmente al poco discernimiento de hábitos higiénico-sanitarios adecuados y su poco desarrollo inmunológico 10.
Las infecciones parasitarias representan un factor de morbilidad importante cuando se asocian a la desnutrición. Algunas parasitosis intestinales interfieren en la salud del menor debido a que afectan directamente la mucosa intestinal y alteran la absorción de nutrientes lo cual conlleva a una alteración del estado general del infante 1,2,5. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 3 millones de niños en el mundo mueren por enfermedades entéricas cada año causadas por parásitos como Trichuris trichura, Entamoeba histolytica y Giardia lamblia, seguidos de Ascaris lumbricoides, el cual tiene la mayor prevalencia de infección 2,3,5,6. En términos clínicos, estas infecciones pueden generar pérdida del apetito, mala absorción intestinal, lesiones en la mucosa intestinal, desequilibrio de minerales y vitaminas; lo que conlleva finalmente a una mala condición nutricional del infante, con severas repercusiones sobre el crecimiento y desarrollo de los niños 11.
En Colombia, según la Encuesta nacional de parasitismo intestinal en población escolar 2012-2014 8, cerca del 30 % de la población infantil está infectada con algún geohelminto, y en algunos departamentos alcanzan prevalencias superiores al 70 % 12,13.
En este sentido, en esta investigación se planteó medir la prevalencia de parasitosis intestinal y establecer posibles asociaciones con el estado nutricional y las condiciones sanitarias de un grupo de infantes que asisten a la fundación Remanso de Amor de la ciudad de Cartagena de indias; fundación sin ánimo de lucro que ofrece educación formal y formación en valores a niños, niñas, adolescentes, madres gestantes y familias, habitantes de algunas zonas de la ciudad que se encuentran en riesgo de vulnerabilidad física y social.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se diseñó un estudio de tipo cuantitativo, observacional, analítico y de corte transversal. Se llevó a cabo en la fundación Remanso de Amor entre agosto de 2019 y marzo de 2020, antes del inicio de la cuarentena nacional obligatoria por COVID-19. Se realizó muestreo no probabilístico por conveniencia y la muestra estuvo conformada por los infantes vinculados a la fundación durante ese periodo de tiempo, cuyos responsables legales aceptaron participar en el estudio previa presentación del proyecto y firma del consentimiento informado; y que cumplieron al final del proceso con la totalidad de requisitos: 1) muestra fecal del infante para examen coprológico, 2) medidas antropométricas del infante, 3) diligenciamiento de instrumento de recolección de información por parte del cuidador del infante.
Se diseñó un instrumento de recolección de información basado en la encuesta nacional de parasitismo intestinal en la población escolar Colombia, 2012-2014 8 y fue aplicado por los investigadores a cada cuidador. Se tuvieron en cuenta: características sociodemográficas, características de la vivienda y del entorno, disposición final de excretas, fuente de suministro de agua para uso en el hogar y practicas sanitarias del cuidador y el infante.
Para la determinación de la parasitosis intestinal se recolectaron muestras fecales de cada infante según lo establecido por el Instituto Nacional de Salud 14. Se realizaron exámenes coprológicos por concentración utilizando previamente el kit comercial Mini Parasep ® SF, de acuerdo con las especificaciones del fabricante 15-17. Fueron preparados montajes húmedos con solución salina al 0,85 % y Lugol parasitológico para una lectura por un primer y segundo microscopista, y así identificar las estructuras parasitarias correspondientes a huevos, larvas, trofozoítos, quistes y ooquistes, a través del microscopio óptico en objetivos de 10X y 40 X. Adicionalmente, extendidos finos de materia fecal fueron coloreados con la técnica de Ziehl-Neelsen modificada para la detección de ooquistes de coccidias 18,19.
A cada infante se le tomaron medidas de talla y peso, con balanza digital y tallímetro mecánico de pared, respectivamente. Con estos datos se calcularon los siguientes indicadores de dimensión corporal, que permitieron situar al infante según la intensidad de la malnutrición tanto por déficit como por exceso, comparados con las tablas la OMS para la evaluación nutricional con valores de referencia y distribución percentilar 20:
Peso para la edad (P/E): relación entre el peso de un individuo a una edad determinada y la referencia para su misma edad y sexo. Se utiliza para diagnosticar y cuantificar desnutrición actual o aguda.
Peso para la talla (P/T): relación que puede existir entre el peso obtenido de un individuo de una talla determinada y el valor de referencia para su misma talla y sexo. Es más específico para el diagnóstico de desnutrición actual en niños de 2 a 10 años.
Talla para la edad (T/E): relación entre la talla de un individuo y la referencia para su misma edad y sexo. Se emplea para el diagnóstico de desnutrición crónica.
Se creó una tabla de datos con el programa Microsoft Excel 2016™ y se desarrolló el análisis estadístico con el programa SPSS Statistics™ versión 23. Se reportaron estadísticos descriptivos para las variables evaluadas y las variables categóricas se compararon usando la prueba de hipótesis de independencia ji al cuadrado y el Odds ratio (OR) con intervalos de confianza al 95 % y valor de p < 0,05 como nivel crítico de significancia.
La información recolectada se manejó de forma privada y confidencial, ajustado a lo establecido por el comité de ética de la Corporación Universitaria Rafael Núñez y la normatividad nacional (Resolución 8430 de 1993 del Ministerio Nacional de Salud) e internacional (International Guidelines for Ethical Review of Epidemiological Studies en 1991).
Los reportes del laboratorio y el estado nutricional de cada infante se entregaron de manera individual a cada cuidador, utilizando un instrumento de devolución de resultados, en conjunto con valoración médica a cada uno de los participantes, además de las recomendaciones para la prevención de las parasitosis intestinales.
RESULTADOS
Un total de 34 infantes cumplieron con la totalidad de requisitos para ser incluidos en la investigación. Las características sociodemográficas del grupo de estudio se presentan en la tabla 1.
La prevalencia de parasitosis intestinal en los infantes fue de 38,2 % (IC95 % = 21,0 - 55,4), siendo Giardia lamblia y sus quistes los más prevalentes (26,3 %, IC95 % = 8,5 - 38,6). Además, fueron encontrados en menor medida: quistes de Blastocystis hominis, Endolimax nana, Entamoeba coli, Ascaris y Iodamoeba bütschlii. No se encontró diferencia estadísticamente significativa (p>0,05) entre la parasitosis intestinal y las variables de la tabla 1.
Al preguntar a los cuidadores sobre síntomas de los infantes relacionados a parasitosis intestinal en las tres semanas previas al estudio, estos aseguraron que se presentó diarrea en el 20,6 % de los casos (IC95 % = 6,3 - 24,9), vómito en el 14,7 % (IC95 % = 2,2 - 27,2), dolor abdominal en el 32,3 % (IC95 % = 15,8 - 48,9) y/o fiebre en el 35,3 % (IC95 % = 18,4 - 52,2).
Con relación al estado nutricional, la tabla 2 muestra los resultados encontrados según los indicadores de dimensión corporal evaluados en el estudio. Se observó que 41,2 % (IC95 % = 23,8 - 58,6) de los infantes se encuentran en condiciones inadecuadas de P/E, 64,7 % (IC95% = 47,8 - 81,6) en condiciones inadecuadas de T/E y 32,4 % (IC95 % = 15,8 - 48,9) en condiciones inadecuadas de P/T. No se encontró asociación estadísticamente significativa entre los indicadores evaluados y la parasitosis intestinal (p>0,05).
Entre las características más relevantes de las viviendas, se encontró que en todos los casos el suministro de agua para consumo provenía del acueducto de la ciudad, en el 88,2 % (IC95 % = 76,8 - 99,6) la disposición final de las excretas se realizaba en inodoro conectado al alcantarillado; en el la mayoría de las viviendas (91,2 %, IC95 % = 81,1 - 98,9) el piso predominante fue cemento o baldosa, en el 76,5 % (IC95 % = 61,4 - 91,5) no existían basureros cerca, pero 67,6 % (IC95 % = 51,2 - 84,2) de los cuidadores aseguró que sí había presencia constante de insectos y roedores en las viviendas. El estudio no reveló asociación estadísticamente significativa entre la parasitosis intestinal y cada una de las características de las viviendas aquí descritas (p>0,05).
A través del instrumento de recolección de información se evaluaron algunas prácticas sanitarias del cuidador y del infante que podrían estar asociadas a parasitosis. La tabla 3 presenta cuáles de ellas mostraron ser un factor de riesgo estadísticamente significativo.
Algunas prácticas sanitarias, como el lavado con cloro de frutas y verduras, el uso de calzado por parte del infante, el lavado de manos del infante después de defecar, no presentaron asociación estadísticamente significativa con la parasitosis intestinal en los infantes.
DISCUSIÓN
La prevalencia de parasitosis intestinal fue de 38,2 % (IC95 % = 21,0 - 55,4); resultado un poco mayor que el 29,6 % reportado en la última encuesta nacional de parasitismo intestinal en Colombia 8; aunque es mucho menor que lo reportado en un estudio en infantes de hogares comunitarios en Cartagena, en donde alcanzó un 70,5 % 5. Este resultado fue el esperado, debido a que es bien conocido que estas infecciones afectan principalmente a la población de estratos socioeconómicos bajos 3,4,21, tal como el 91,2 % de los sujetos de estudio que provenían de barrios de estrato 1 de la ciudad, caracterizados por condiciones inadecuadas de higiene y saneamiento ambiental.
De los parásitos encontrados, el más prevalente fue Giardia lamblia (26,3 %, IC95 % = 8,5 - 38,6). Este es un parásito con altas prevalencias en otros estudios sobre población infantil, tanto en la costa atlántica 5) como en otros departamentos a nivel nacional 8,22. Giardia lamblia afecta en mayor medida a los niños menores de 5 años 23,24, y en casos agudos de infección puede producir síntomas 25 similares a los que manifestaron los cuidadores habían presentado los infantes en las tres semanas previas al estudio: diarrea (20,6 %), vómito (14,7 %), dolor abdominal (32,4 %) y/o fiebre (35,3 %).
Aunque en todos los casos la fuente de agua para uso del hogar provenía del acueducto de la ciudad, esto podría no ser garantía absoluta de eliminación de los quistes de Giardia lamblia; estos son muy resistentes a las condiciones del ambiente, a los procesos de cloración, e inclusive, por su tamaño, pueden pasar a través de los filtros de las plantas de tratamiento de aguas 26,27. Esta alta resistencia del parásito lo hace muy prevalente; se estima que aproximadamente 200 millones de personas alrededor del mundo han padecido síntomas de giardiasis 22.
Los quistes infectivos de Giardia lamblia que se eliminan en las heces de humanos y otros mamíferos se diseminan por las manos, alimentos, aguas u otros elementos, que producen la infección al ingerirlos 8. Esto sugiere que las prácticas sanitarias del cuidador y el infante relacionadas con el lavado de manos y la manipulación de alimentos presentadas en la tabla 3, sí aumentan la probabilidad de adquirir la infección. Esto se apoya en otros estudios en los que se evidenció que la deficiente manipulación de alimentos para niños aumenta el riesgo de padecer giardiasis 28-31. De la misma manera, aunque el piso predominante de las viviendas fue en su mayoría de baldosa y cemento, el hecho de que el infante juegue en el suelo también sugiere ser un factor de riesgo, como se muestra en la tabla 3; este hecho podría estar relacionado con el alto porcentaje (67,6 %) de cuidadores que aseguró la presencia constante de roedores en las viviendas.
En este mismo sentido, el mayor OR se presentó para el consumo por parte del infante de carne cruda o a medio cocinar. Esto concuerda con otros estudios en los que se asegura que esta práctica tiene una alta relación con la presencia de parásitos intestinales 32.
Con relación a la calidad de la vivienda, diversos estudios aseguran que esta se relaciona estrechamente con la salud de quienes la habitan 33,34. En este estudio, en la mayoría de casos las condiciones de las viviendas de los infantes eran adecuadas, por lo que no se encontró una asociación estadísticamente significativa con la parasitosis.
Por otro lado, ninguno de los indicadores de dimensión corporal evaluados (P/E, T/E, P/T) mostró asociación estadísticamente significativa con la parasitosis intestinal. Este resultado es similar a los reportado en otros estudios realizados en países suramericanos 35,36. Esto sugiere que las cifras de malnutrición encontradas en el grupo de estudio (tabla 2) pudieron deberse a múltiples factores, siendo la parasitosis un factor contribuyente, pero no exclusivo 11.
Entre los factores de riesgo para malnutrición más importantes se reportan el empleo, la educación, la salud y los ingresos del hogar; siendo este último uno de los que mayor relación muestra con los problemas de nutrición 12,37,38. Llama la atención que en este estudio cerca del 97 % de los hogares tenían ingresos inferiores a 1 millón de pesos, a pesar de que, en Colombia, según cifras del DANE, para 2019 la canasta básica familiar para un hogar de 4 personas fue de $ 3 488 577 mensuales 39.
CONCLUSIÓN
La prevalencia de parasitosis intestinal en los infantes de la fundación Remanso de Amor fue de 38,2 %, siendo Giardia lamblia el más prevalente. El estado nutricional no estuvo asociado a la parasitosis intestinal, aunque un porcentaje importante de infantes se encontró en condiciones de malnutrición. El no lavado de manos del cuidador antes de cocinar o después de ir al baño, el no lavado de manos del infante después de defecar o antes de consumir cualquier alimento y el consumo por parte del infante de carne cruda o medio cocinar estuvieron asociados a la parasitosis intestinal.