INTRODUCCIÓN
En el pensamiento latinoamericano y las epistemologías del sur surge la Sistematización de Experiencias (SE) 1 como opción investigativa y metodológica que reivindica la construcción de saberes, prácticas y formas de conocer, situadas en las realidades de grupos y comunidades 2,4. La SE permite reconstruir la historia a través de la reflexión sobre las experiencias, activando la memoria personal y colectiva, posibilitando aprender, comprender, recordar y potenciar lo vivido.
La SE nace junto a otro tipo de metodologías y formas de investigar propias de la Latinoamérica de los 70. Oscar Jara, uno de sus principales exponentes, menciona que dentro de las áreas de saber y corrientes de pensamiento que han aportado al desarrollo de la SE se encuentran el trabajo social, la educación popular de Paulo Freire, la educación para adultos, la teología de la liberación, la comunicación popular, el teatro del oprimido, la teoría de la dependencia y la Investigación Acción Participativa (IAP) 5, las cuales traspasaron las fronteras de la región y aportaron en el desarrollo de otros enfoques como la Community-Based Participatory Research (CBPR) 6.
La SE, la IAP y la educación popular tienen puntos de encuentro, así como particularidades. Los aspectos comunes son la reivindicación de compromisos sociales con sectores populares 7 y la apuesta compartida por recuperar la voz y experiencia de las personas para construir conocimientos propios desde las realidades del Sur, así como deconstruir conocimientos impuestos 8.
También desde estas perspectivas se reiterará la importancia de ubicar a las personas de las comunidades y los/as investigadores/as como sujetos senti-pensantes, es decir, que actúan, sienten y piensan sobre los aconteceres propios de la vida 7,9 y con quienes es posible construir conocimiento horizontal y participativo, propiciando la transmisión de aprendizajes, además de habilidades para la acción en las comunidades 3,10,11.
Como parte de las diferencias se encuentra que la IAP, al ser una propuesta de investigación desde y para la transformación de la realidad social, implica para los/as profesionales procesos permanentes de aproximación, negociación e interrelación entre quienes investigan y las comunidades, mientras que en la SE estos procesos pueden estar o no presentes y en algún punto se deberá generar el "distanciamiento" del equipo sistematizador para lograr reconstruir la experiencia 3.
Aunque la SE tiene innumerables ventajas, se destacan tres principales: los procesos de construcción de conocimiento desde abajo - incluyentes y participativos-, donde se visibiliza lo diferencial, local y particular, posibilitándose el aprendizaje colectivo para los actores involucrados; el reconocimiento de personas y comunidades como protagonistas de sus propias experiencias, decisiones, saberes y prácticas; y, por último, la transformación social respondiendo a los deseos y necesidades de los grupos, procurando eliminar el carácter impositivo y exógeno que tienden a tener estos procesos 3,4,12,13.
Conectado con el párrafo anterior, cuando se sistematiza una experiencia también se abre la posibilidad de contar con elementos para formular e implementar respuestas y políticas públicas pertinentes y nutridas desde las voces comunitarias y locales en ámbitos diversos como la salud 14-17, la educación 18-30, el trabajo social 8,31-33, la participación comunitaria 34-36, la reconciliación en el marco del conflicto armado 37-39 y la equidad de género 40-43, entre otros 5.
Profundizando en algunos de los usos de la SE, en la educación popular los/as docentes han sistematizado sus experiencias para cuestionar paradigmas tradicionales, pensarse desde la diversidad, aprender de las relaciones establecidas con los entornos sociales y analizar la pertinencia de la labor educativa en la construcción de propuestas acordes con los contextos para la construcción de otros mundos 3.
En el caso de la investigación en salud pública, entendida como el campo multi- e interdisciplinar que busca generar conocimientos para comprender y explicar determinantes y condiciones culturales, medioambientales, políticas y socioeconómicas que potencialmente estén asociadas a los procesos de salud/enfermedad 1 y las formas en que los grupos actúan frente a los mismos 44,45.
En ese contexto, la SE ha sido implementada en el análisis de propuestas pedagógicas en instituciones de salud para identificar su incidencia y replicabilidad en otros contextos 44; para el fortalecimiento y visibilización de la participación comunitaria en estrategias de Atención Primaria en Salud 45,46; al igual que en la implementación de modelos de atención en enfermería 47) para tratamientos de enfermedades crónicas 48, entre otras.
Estos y otros ejemplos reafirman las potencialidades de la SE como medio para el aprendizaje y conocimiento profundo de la vida cotidiana, que al re-pensarla crítica y reflexivamente permite la transformación de realidades, personas y comunidades 49.
Este artículo presenta los resultados de la revisión narrativa sobre la SE: objetivos, apuesta metodológica, usos, ventajas y limitaciones. Concluye con una reflexión sobre sus posibles aportes en el ejercicio investigativo y metodológico en la salud pública para el contexto colombiano y Latinoamericano.
METODOLOGÍA
Artículo de revisión narrativa que permite tener un panorama sobre conceptos y discusiones en temas o áreas específicas 50, en este caso sobre la SE. A continuación se presentará la pregunta de investigación, identificación de estudios relevantes y extracción de datos.
1. Pregunta de investigación
Partimos de tres preguntas: ¿qué es la SE?, ¿cómo se realiza? y ¿cuáles son las ventajas y limitaciones referidas por los/las autores/as?
2. Identificación de estudios relevantes
La primera etapa de búsqueda, en mayo del 2019, se llevó a cabo usando las siguientes palabras claves en inglés y español: "sistematización de experiencias", "experience systemat", "customer experience", "salud", "health", "educación", "education", incluyendo como criterio de inclusión artículos publicados entre 1990 a 2017.
De lo anterior, se contó con 79 referencias bibliográficas, entre libros, revistas y tesis de pregrado, maestría y doctorado. Estas fueron revisadas con la lectura de los resúmenes y se identificó que la mayoría correspondía a resultados de procesos de implementación de SE en diferentes ámbitos, por lo que no había suficiente información sobre la SE en sí misma. El equipo decidió hacer una nueva búsqueda y evaluar posteriormente la pertinencia de integrar algunas referencias captadas de esta primera etapa. Al final del proceso se decidió incorporar dos referencias que ilustran los usos de esta investigación-metodología.
En la segunda etapa, realizada en junio del 2019, se realizó la búsqueda usando los siguientes operadores booleanos: "sistematización de experiencias" AND "metodología" OR "investigación" OR "salud" OR "educación popular" OR "trabajo social" OR "Latinoamérica" OR "Investigación Acción Participativa", en las bases de datos MedLine y Scielo, complementada con la búsqueda en el catálogo general de las bibliotecas de la Pontificia Universidad Javeriana y la Universidad Nacional de Colombia. Esta vez se decidió dejar abierta la fecha y el idioma para captar la mayor cantidad de literatura.
En simultáneo fueron revisados los resúmenes y se iban incluyendo de acuerdo con su pertinencia; en total se seleccionaron 104 referencias, entre artículos, libros, literatura gris, tesis (pregrado, maestría o doctorado) y material audiovisual. Para organizar las referencias se creó una matriz de identificación en una hoja de Excel (Microsoft, Redmond, Washington) en la cual se registró el material por título, autor/a, año, editorial o revista, formato del material (físico, PDF o URL).
Posterior a la lectura de las 104 referencias se excluyeron 16 que correspondían a material audiovisual (conferencias); nueve referencias que no tenían relación con la investigación-metodología de la SE, ni en su genealógica, epistemología, enfoques teórico-metodológico o práctico; y seis referencias a las que no se tuvo acceso al material físico.
A continuación se describen los criterios de inclusión y exclusión que se tuvieron en cuenta.
Criterios de inclusión:
- Documentos que hicieran referencia a la SE como investigación y metodología.
- Literatura acorde a los buscadores booleanos, planteados anteriormente.
- El año de publicación e idioma se dejó abierto para captar la mayor cantidad de información.
Criterios de exclusión:
- Material audiovisual y aquel que no se pudo acceder de forma física.
- Referencias que no tenían relación con la investigación y metodología de la SE.
3. Extracción de datos
Para la revisión a texto completo de las referencias seleccionadas (n=88) se decidió usar el software N-vivo versión 12 para codificar el material a partir de seis categorías conceptuales: 1) definición de la SE, 2) metodología de la SE, 3) instrumentos para la realización de SE, 4) objetivo de las SE, 5) límites-tensiones SE y 6) ventajas SE.
De cada categoría fue generado un reporte, del cual se procedió a escribir un informe descriptivo, analítico y sintético de la información, trabajo del cual deriva este artículo.
RESULTADOS
Antecedentes y definición
La SE surge en la segunda mitad del siglo XX 13, época de intensos cambios sociales, económicos y políticos en América Latina, como la Revolución cubana; el surgimiento y fortalecimiento de opciones y gobiernos de izquierda (inicios siglo XXI); los golpes de estado, gobiernos autoritarios y revoluciones 51. A mediados de los 80 países como Chile, Colombia, Costa Rica, México y Perú comenzaron a conceptualizar la SE de acuerdo con sus realidades poblacionales y territoriales, sus aportes delimitan contextos, intencionalidades y tendencias 33. Para algunos/as autores/as, la SE es un tipo de investigación; para otros/as, una metodología, y para otros/as, ambas cosas.
La definición más referenciada de SE es la de Oscar Jara, quien afirma que es "un proceso de reflexión e interpretación crítica sobre la práctica y desde la práctica, realizada con base en la reconstrucción y ordenamiento de los factores objetivos y subjetivos", lo cual incorpora condiciones del contexto y acciones de las personas involucradas (percepciones, sensaciones, emociones e interpretaciones), sumadas a las relaciones personales y sociales que en ella emergen, con el fin de extraer aprendizajes y compartirlos 14. Jara enfatiza que la recuperación histórica, narrativa o de documentación de la experiencia deben acompañarse de la interpretación crítico-reflexiva, lo cual es esencial para generar aprendizajes que promuevan su fortalecimiento y transformación 52,53.
Cifuentes, complementando la anterior definición, señala que la SE es un proceso de construcción social del conocimiento orientada a reflexionar, conceptualizar y aprender desde la práctica, permitiendo revalorizar y "dotar de contenido, claridad, profundidad, relevancia social y proyección política a las intervenciones y diálogos sociales" 3. Romero 4, Mejía y De Souza 54 comentan que la SE, en tanto investigación sobre la acción, posibilita articular y discutir lo aprendido desde el quehacer cotidiano con los conocimientos teóricos existentes sobre el tema, poniendo la teoría al servicio de la práctica 55-59.
Otros/as autores/as enfatizan en la utilidad de la SE para la construcción de conocimientos orientados a la transformación 44,56,60-62, promoviendo procesos reflexivos para identificar lecciones aprendidas -avances, problemas claves, cuestionamientos, tensiones y contradicciones 63,64- y retornar a la práctica con el ánimo de mejorarla 33. Resaltan que la SE posibilita compartir e intercambiar aprendizajes con experiencias similares, contribuyendo a la reflexión teórica e incidencia política a través de las enseñanzas que emergen directamente de las vivencias 65,66.
En la SE importa tanto el producto como el proceso, ya que busca la transformación de las personas y colectividades vinculadas con la experiencia 67; por ello, es frecuente la articulación de diferentes estrategias pedagógicas durante un proceso de SE y así: "nos formamos para sistematizar y sistematizando nos formamos" 56.
Respecto a lo anterior, tanto las personas como las colectividades tienen un papel protagónico en la SE porque sus reflexiones posibilitan la comprensión profunda de la experiencia 4,12,13,63,68, ellos/as participan de la vivencia y se vinculan al proceso como investigadores/as 7,10, privilegiando sus perspectivas y voces 67. Esto posibilita re-conocer la propia experiencia y la de los demás 49, compartir el proceso de recuperación de la memoria histórica 60, valorar y visibilizar a las personas protagonistas 69, además de promover el empoderamiento 26.
Metodología para realizar una Sistematización de Experiencias
Inicia con la recuperación histórica de una práctica concreta (proyecto, iniciativa, actividad, entre otras) y continúa con el análisis e interpretación hasta llegar a reflexiones, aprendizajes y propuestas de mejora. Como parte de ello se recuperan, organizan, analizan e interpretan ideas o datos críticamente hasta comprender cómo y por qué la experiencia sucedió de determinada manera 2,69.
Al tener un carácter participativo y comunitario requiere de la participación de las personas o comunidades que han hecho parte del proceso, permitiendo recuperar datos (descriptivos, orales o escritos) 70 de quienes conocen su realidad y que expresan su visión sobre problemas o fenómenos 71. Precisamente, el éxito de esta forma de investigar dependerá de la disposición del grupo encargado de la sistematización para aprender de su práctica, transformarla y transformarse a sí mismos 13,72. En la tabla 1 se sintetizan algunos puntos a tener en cuenta.
Varios autores/as coinciden en que la SE incluye tres grandes momentos, descritos sucintamente en la figura 2.
El primer momento, punto de partida, implica la conceptualización de la sistematización. Responde a las preguntas sobre qué entendemos por SE y las implicaciones para el grupo de investigadores/as 53,59,62,73. Aquí se debe precisar el objetivo, lo que se busca, así como personas e instituciones involucradas, recursos necesarios, periodo de tiempo de la experiencia por sistematizar, fuentes de información existentes y requeridas para su comprensión. En esta etapa se definen los ejes de la sistematización, que corresponden al enfoque con que se abordará la experiencia 8,31,60, la definición de los aspectos que más interesan de la vivencia evitando "perderse" en la multiplicidad de elementos que la conforman.
Todo lo anterior se plasmará en la planeación de la sistematización, en la cual se organizan acciones y métodos en función de objetivos y ejes definidos 53,74. En este plan debería acordarse la forma en que se incluirán las voces de los sujetos participantes de la experiencia, tanto de cara a las herramientas metodológicas como en relación con sus deseos y expectativas 75. La planeación también implica clasificar y jerarquizar los problemas; formular objetivos y estrategias; diseñar marcos lógicos con actividades, metas insumos y recursos; enunciar riesgos potenciables; definir un calendario de trabajo y establecer compromisos 76.
Durante la organización de las actividades es deseable involucrar a la mayoría de actores participantes en la experiencia. Para esto, se podría consolidar un equipo central 60) encargado de coordinar el proceso de sistematización, que promueva la división del trabajo 53.
El segundo momento, recuperación del proceso, es la reconstrucción histórica de la experiencia y su interpretación crítica 53,77. Esto requiere recabar, ordenar y describir los principales momentos de la experiencia centrados en el eje de sistematización definido, visualizando hitos, rupturas, retrocesos, avances y tensiones acontecidos, que permitan dar cuenta de dinámicas y cambios en la experiencia 62. Autores/as recomiendan abrir espacios de participación colectivos para intercambiar visiones y opiniones de la vivencia sin sentirse presionados 13, permitiendo recrear y reconstruir conscientemente la memoria histórica basada en situaciones objetivas y subjetivas. Estos diálogos facilitan observar la experiencia desde otro lugar e incluso ampliar o cambiar la mirada frente a la misma 76, siendo todo esto indispensable para la reflexión crítica 53.
Una vez se ha reconstruido históricamente, ordenado y descrito la experiencia, se pasa a la interpretación y análisis crítico 13,53 para comprender lo vivido, sentido y pensado, también para entender acciones, sentimientos, contextos (cultural, histórico y político) que permiten otorgarle sentido a la experiencia 13. El análisis de cada componente de la experiencia posibilita establecer relaciones y a medida que se indaga por las causas de lo sucedido, y se analizan las interrelaciones entre los elementos objetivos y subjetivos, es posible comprender la lógica de la experiencia: ¿por qué pasó lo que pasó?, para finalmente confrontar dichas reflexiones con planteamientos o formulaciones teóricas 66.
Finalizado el análisis y la interpretación, se llega al último momento de la SE, el punto de llegada. En esta etapa las reflexiones previas deberán conducir a la formulación de conclusiones tanto teóricas como prácticas, así como a los principales aprendizajes y recomendaciones, dando paso a aprendizajes y transformaciones futuras en la práctica 8,53,66. En este momento es necesario volver a los objetivos y ejes de la sistematización para hacer un balance sobre su alcance 53.
A partir de las conclusiones teóricas generadas en el proceso se podrán construir afirmaciones conceptuales e hipótesis que apunten a generalizaciones de mayor alcance. De las conclusiones prácticas se pueden construir aprendizajes que deben tomarse en consideración para mejorar o enriquecer futuras experiencias, tanto propias como ajenas 53. Las conclusiones terminan cuando los/as participantes logran un alto nivel de abstracción, aprendizaje y comprensión del proceso; esto podría orientarlos/as a futuras acciones 31,59.
Para concluir el proceso de SE es indispensable difundir los resultados pues solo así otros/as podrán aprender de los mismos 53,66,78; para ello se deberá formular una estrategia de comunicación que tenga en cuenta diversas formas de difusión del conocimiento 8,53, para compartirlo con distintos actores: protagonistas de la experiencia, otras personas u organizaciones con experiencias similares, entidades que trabajan con proyectos en áreas semejantes, organismos que apoyaron la experiencia, tomadores de decisión, etc. 53,69.
La socialización de resultados es esencial en la SE. A nivel interno con los/as participantes de la sistematización potencia su apertura 60 a la reflexión, decisión y transformación de sus realidades 10, así como para su empoderamiento y para la apropiación social del "conocimiento libre" 79. Cuando se difunde y comparte el conocimiento hacia afuera se generan reflexiones y aprendizajes con personas que no estuvieron directamente implicadas con la experiencia sistematizada. En la tabla 2 se presenta una síntesis de aspectos metodológicos por tener en cuenta al realizar una SE.
DISCUSIÓN
En el campo de la salud, a partir de la declaración de Alma Ata 80 y posteriormente con la Carta de Ottawa 81, se ha insistido en la necesidad e importancia de la participación de personas y colectividades en la identificación de sus necesidades en salud, así como en el planteamiento, el desarrollo y la evaluación de iniciativas. También se ha identificado los profundos retos que implica el diseño e implementación de políticas públicas y estrategias pertinentes para las poblaciones y contextos 82.
En este contexto llama la atención que propuestas investigativas y metodológicas como la SE hayan tenido poco desarrollo en la salud pública. Es por ello que la presente discusión se orientará a analizar las posibilidades y retos de la SE en este campo del saber.
Como se ha presentado en este artículo, la SE a nivel de investigación aporta a la construcción de conocimientos 3,12,31 y propuestas situadas desde los actores involucrados para transformar los problemas que afectan a las comunidades analizando las prácticas y la vida cotidiana 2. En el caso de la salud pública, lo anterior podría ser una oportunidad para aprender lo que las personas, comunidades e instituciones están realizando para promover salud y bienestar; desafortunadamente, muchas acciones y experiencias no son documentadas por el "afán" y terminan por perderse, por lo cual dificulta la incidencia en políticas públicas y estrategias en salud.
Sumado a lo anterior, también se ha reconocido que la SE permite fortalecer habilidades, capacidades personales y colectivas 33 y también el trabajo comunitario 12,56 por medio de la reconstrucción, reflexión y conciencia crítica de la experiencia sistematizada para plantear propuestas frente a las necesidades identificadas. Lo anterior podría aprovecharse en la salud pública con el fin de potenciar procesos de interiorización que permitan, por ejemplo, comprender el papel activo de personas y colectivos en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, al mismo tiempo que se avanza en el fortalecimiento del tejido comunitario esencial para el bienestar de las comunidades 83.
A nivel político, se ha identificado que la SE permite reposicionar a las personas y grupos como protagonistas del cambio 33. Desde hace cuarenta años en el campo de la salud pública se viene hablando de la importancia de la participación comunitaria y social en salud, pero su materialización sigue siendo escasa y en muchos casos reducida a instancias institucionales o al desarrollo de actividades específicas 84,85. Lo anterior relacionado con posturas en las que los gobiernos e instituciones encargadas de construir y materializar políticas públicas en salud frecuentemente instrumentalizan a las comunidades y confunden participación con presentación de propuestas y resultados en reuniones puntuales a las que son convocadas las personas para su "validación" o para que "ayuden" a que la comunidad las acepte 86,87.
Quizás parte de las dificultades para materializar la participación en salud radica en el lugar subalterno en que se ubican a las personas y comunidades 2,60,88,90, sumado a la poca importancia dada a las iniciativas surgidas a nivel comunitario y local, de las cuales por medio de la SE se podría aprender, revalorizar y promover una relación más horizontal y menos instrumental con la comunidad.
Entre los límites y tensiones de la SE se distinguen algunas dificultades con la aplicación de la metodología, referidas a la selección de lo que se va a sistematizar 8,91, al establecimiento del eje de la sistematización 92, así como dificultades para definir quién debería hacer este proceso: algún externo, alguien involucrado en la experiencia o ambos 53,92. Por esto, en necesario trabajar con los actores para delimitar de manera precisa la problemática en salud de interés y dejar claro el objetivo y el rol de cada investigador/a.
A pesar que en la SE existe el propósito implícito de deconstruir las lógicas de producción de conocimiento 93, esto requiere cambios en la valoración de saberes y relaciones entre comunidades e investigadores/as, lo cual es un propósito ambicioso, y que para el caso de la salud pública implica generar procesos de transformación profunda que no todos los que ejercen en este ámbito estarían dispuestos a hacer.
Varios autores/as también han señalado que no es sencillo generar apertura e interiorización en las personas y comunidades para reflexionar profunda 94 y críticamente 9 sobre la experiencia sistematizada, ni explicitar los aprendizajes obtenidos en esta 95. Tampoco es fácil generar relaciones horizontales que permitan dar el mismo valor y relevancia a las distintas versiones 63, perspectivas y conocimientos 2, de lo cual depende directamente que las distintas voces y sentires sean incorporados al análisis 96,97.
La logística para llevar a cabo una SE es otro aspecto que genera dificultades, pues resulta complejo organizar las sesiones para que todas las personas asistan, así como conseguir los recursos, materiales y locaciones para su desarrollo 98. Varios/as autores/as reportan que a medida que son requeridos mayores procesos analíticos e interpretativos de la información, disminuye la motivación y vinculación de las personas, generándose falta de regularidad y deserción 98. Estas situaciones pueden estar directamente relacionadas con 1) la valoración de utilidad dada al proceso, 2) la percepción de que era un ejercicio más sencillo, 3) el temor a participar por condiciones poco favorables del contexto (violencia, coerción, relaciones jerárquicas y de poder entre los participantes de la SE) y 4) la disponibilidad de tiempo para participar en la sistematización 9,60,97,98,99.
Estas dificultades deben tenerse en consideración en el campo de la salud pública a la hora de optar por una SE, las cuales alertan sobre la importancia de garantizar los recursos económicos, de infraestructura y el tiempo para la sistematización. Generar incentivos que permitan mantener la motivación de los/as participantes a lo largo de todo el proceso, así como buscar mecanismos para contrarrestar situaciones del contexto que puedan afectar a los involucrados en la misma.
Concluimos que la SE es una metodología que puede ser estratégica para la salud pública al posibilitar la generación de aprendizajes del quehacer cotidiano y local sobre necesidades y respuestas de las comunidades frente a procesos de salud/enfermedad/atención; también por favorecer el desarrollo de procesos críticos y reflexivos indispensables para la participación social y comunitaria en materia de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, así como para la generación de políticas públicas e intervenciones pertinentes para los territorios y comunidades que se orienten a transformar las injusticias e inequidades en salud. No obstante, al elegir esta metodología se debe estar dispuesto a cambiar las formas tradiciones del quehacer de la salud pública, procurando el relacionamiento horizontal, la revalorización de saberes, así como el respeto por los tiempos y dinámicas del trabajo comunitario.