Introducción
El mediastino es un compartimento anatómico intratorácico extrapleural, situado en el centro del tórax, entre ambos pulmones, detrás del esternón y las uniones condrocostales y delante de los cuerpos vertebrales y las costillas. En su aspecto inferior se encuentra limitado por el músculo diafragma y en su aspecto superior por el estrecho cervicotorácico.
En la radiografía de tórax, las referencias mediastinales pueden ser producto de la continuidad de las estructuras mediastinales, pulmonares o vertebrales cuando son atravesadas de forma tangencial por el haz de rayos x o pueden ser un efecto visual como las bandas Mach de las que se hablará más adelante. Estas siluetas pueden dividirse en líneas, bandas o interfaces (fig. 1)1,2.
La ausencia, engrosamiento o desplazamiento de una o varias de las líneas, bandas o interfaces mediastinales puede significar una lesión mediastinal; sin embargo, las condiciones técnicas de la radiografía y las variaciones anatómicas, también modifican la frecuencia y la forma en la que son observadas estas siluetas mediastinales o sus alteraciones. Las líneas que más se visualizan son la banda paratraqueal y la línea paraespinal del lado derecho2. El resto de las referencias mediastinales son visualizadas en porcentajes variables en la radiografía de tórax (tabla 1).
El primer paso para abordar las masas mediastinales en la radiografía de tórax, es sospechar su origen mediastinal. Las características radiográficas de una lesión que orientan a un origen mediastinal son: la relación íntima de la masa con las estructuras mediastinales, las márgenes lisas y nítidas y la formación de ángulos obtusos entre la masa y el campo pulmonar1,3 (fig. 2).
El efecto íntimo con las estructuras mediastinales se infiere a partir de la alteración y desplazamiento de las estructuras mediastinales adyacentes a la lesión, como la tráquea, los bronquios principales o el corazón (fig. 3). Todas las lesiones mediastinales tienen características individuales, sin embargo, algunas de ellas, se pueden solapar, especialmente en la radiografía de tórax, la cual presenta gran limitación respecto a la tomografía al tratarse de una proyección única, la mayoría de veces, solamente anteroposterior (tabla 2).
Metodología
Se realizó una revisión de las referencias radiológicas mediastinales, con énfasis en sus características por imágenes y su contexto epidemiológico. Se realizó una búsqueda detallada de la literatura en las bases de datos médicas disponibles según términos «MeSH» y filtros específicos. Los artículos que resultaron de esta búsqueda fueron analizados y seleccionados para efectuar la revisión. Se utilizaron casos representativos de nuestra institución y se diseñaron esquemas para ejemplificar las referencias mediastinales.
Efecto Mach
El efecto Mach representa un fenómeno de realce de los bordes de las estructuras mediastinales en la radiografía. En este efecto los bordes de los objetos más radiopacos (blancos), aparecen más radiolúcidos (negros) por lo que se crea una sombra falsa4. De esta forma, alrededor de los objetos más radiopacos, como las vértebras y el corazón, que se encuentran junto a objetos más radiolúcidos, como los campos pulmonares, aparece una sombra oscura (radiolúcida). Este efecto se presenta con más frecuencia adyacente a las estructuras cóncavas como el corazón. El efecto Mach permite visualizar las líneas paraespinales, ya que la presencia de éstas no se da por la interfaz del pulmón con los tejidos paraespinales, puesto que los cuerpos vertebrales son más radiopacos que los campos pulmonares adyacentes5 (fig. 4). El efecto Mach también explica el pseudoneumomediastino, el cual es la falsa impresión de pneumomediastino alrededor de la silueta cardiaca6.
Compartimientos y anatomía mediastinal
La anatomía mediastinal se puede dividir en partes basándose en su relación con el pericardio fibroso. El mediastino superior se encuentra por encima del nivel superior del pericardio y plano de Ludwig, el cual se define como una línea horizontal que va de la articulación manubrioesternal al platillo vertebral inferior de T47. El mediastino inferior se encuentra por debajo del plano de Ludwig. El mediastino anterior es el compartimiento anterior al pericardio. El mediastino medio se encuentra dentro del pericardio y el mediastino posterior es el compartimiento posterior al pericardio (tabla 3). Cada uno de los compartimientos mediastinales contiene estructuras propias, las cuales son susceptibles de alteraciones.
Existen distintas clasificaciones radiológicas para dividir los compartimientos del mediastino, cada una con variaciones discretas en los límites entre cada uno de ellos. Las clasificaciones más utilizadas son los modelos de tres y cuatro compartimientos. Están el modelo Felson, que es el mismo que la clasificación de Zylak8, el modelo de Fraser y Paré9, la clasificación de Burkell10, el modelo propuesto por la Asociación japonesa para la investigación del timo (JART)10 y el modelo anatómico. El modelo de la JART y la clasificación anatómica dividen el mediastino en cuatro compartimientos, mientras que la clasificación de Felson y de Burkell lo dividen en tres. Recientemente se ha propuesto una clasificación alternativa, denominada ITMIG (Grupo Internacional de Interés de Malignidad Tímica), basada en imágenes de cortes transversales de tomografía computarizada; sin embargo, su revisión excede los objetivos de este artículo11.
El modelo de tres compartimientos (Modelo de Felson) es el que se utilizará a lo largo de esta revisión por ser el que permite un abordaje más simple en la radiografia de tórax (fig. 5)
El modelo de Felson, que es el mismo que la clasificación de Zylak, utiliza como referencia la radiografía lateral de tórax. El mediastino anterior y medio están separados por una línea que se extiende a lo largo del dorso de la silueta del corazón y del aspecto anterior de la tráquea. El mediastino posterior se encuentra entre la línea trasera de la tráquea y una línea ubicada 1 cm posterior al margen anterior de los cuerpos vertebrales.
Semiología del mediastino según sus líneas, bandas e interfaces
Las referencias radiológicas de la anatomía mediastinal en la radiografía de tórax son las líneas, las bandas y las interfaces.
Una línea es una opacidad longitudinal de no más de 1-2 mm de ancho. Son las líneas de unión pleural anterior y posterior y las líneas paraespinales derecha e izquierda. Se forman de la aposición estrecha de las pleuras parietal y visceral de ambos pulmones, en el caso de las líneas de unión, o de la aposición de las dos capas de la pleura a los márgenes laterales de los cuerpos vertebrales, en el caso de las líneas paraespinales. Estas últimas también pueden explicarse por el efecto Mach.
Una banda es una opacidad longitudinal de 2 - 5 mm de ancho. En el mediastino corresponden a las bandas paratraqueales. Se forman de la aposición de las pleuras parietales de los lóbulos superiores con las paredes laterales de la tráquea.
Una interfaz se forma de la aposición de dos tejidos de diferentes densidades, como los pulmones y el corazón. La interfaz acigo-esofágica y la interfaz de la aorta descendente son las referencias anatómicas más importantes.
El desplazamiento de una línea mediastinal, el ensanchamiento de una banda o el contorno anormal de una interfaz son signos importantes de patología mediastinal (fig. 6).
Mediastino anterior
Las alteraciones del mediastino anterior se visualizan usualmente como alteración de la línea de unión anterior, la presencia del signo de superposición del hilio y, en el caso de una masa, su continuidad con el diafragma y la ausencia de su interfaz con el pulmón (tabla 4).
Alteración de la línea de unión anterior
Esta línea se localiza posterior al esternón, en sus dos tercios superiores y tiene una orientación oblicua de derecha a izquierda y cefálica a caudal.
Es visualizada en el 24 al 50% de las radiografías de tórax y se observa más fácilmente en pacientes con neumotórax o con enfisema por la hiperaireación del pulmón (fig. 7). Puede desaparecer o engrosarse de forma focal o difusa por la presencia de masas mediastinales anteriores. Sus contornos se pueden alterar por las lesiones propias del mediastino anterior como el bocio endotorácico, el timoma y la mediastinitis3.
En el adulto, las masas del mediastino anterior presentan el mayor riesgo de malignidad. Aproximadamente el 56% de todas las lesiones del mediastino anterior son malignas12,13. Las masas más frecuentes en el mediastino anterior son las masas tímicas y las de la glándula tiroides. Estas masas alteran el contorno de las líneas de unión anterior (fig. 8).
Signo de superposición del hilio
Es útil para distinguir una masa hiliar de una no hiliar. Permite ubicar una masa en el mediastino anterior o posterior. Si se logran visualizar los vasos hiliares a través de la masa, significa que ésta no nace del hilio y por tanto estará localizada en el mediastino anterior o posterior. La mayoría de estas masas estarán localizadas en el mediastino anterior14 (fig. 9).
Signo cervicotorácico
El mediastino anterior termina en el aspecto superior de las clavículas y el posterior finaliza por encima del nivel de éstas. Cuando una masa se proyecta por encima de las clavículas lo más probable es que se encuentre localizada en el mediastino medio o posterior o en el cuello15. Adicionalmente, las masas supraclaviculares que no se encuentran dentro del mediastino, no tienen una interfaz clara con el pulmón y sus márgenes no son bien definidas, contrario a las masas mediastinales supraclaviculares ubicadas en el mediastino medio o posterior (fig. 10).
Signo de la silueta
Este signo consiste en la pérdida de los bordes de las estructuras de la misma densidad que se encuentran en contacto. Las masas del mediastino anterior en contacto con el borde anterior del diafragma o el pericardio, tendrán bordes poco distinguibles. Por tanto, las masas del mediastino anterior usualmente presentan el signo de la silueta. En la patología del mediastino anterior, las lesiones que presentan este signo son los lipomas, los quistes pericárdicos y las hernias de Morgani (fig. 11).
Mediastino medio
Las lesiones del mediastino medio se pueden manifestar como la obliteración de la ventana aorto-pulmonar o el ensanchamiento de las bandas paratraqueales. La presencia de linfadenomegalias y el ensanchamiento mediastinal son otros hallazgos que también orientan a las alteraciones del mediastino medio (tabla 5).
Obliteración de la ventana aorto-pulmonar
La ventana aorto - pulmonar es la concavidad formada entre el arco aórtico y la arteria pulmonar izquierda. Se encuentra delimitada lateralmente por la pleura parietal y medialmente por el ligamento arterioso. Su apariencia normal es una concavidad. Es una referencia anatómica visible en la mayoría de las radiografías de tórax. Se puede tornar convexa ante la presencia de linfadenopatías, el aumento del tamaño del ductus arterioso y los aneurismas de la aorta. Las masas mediastinales del compartimiento, los tumores de la vaina nerviosa del nervio laríngeo recurrente y del nervio vago izquierdos también pueden alterar el contorno de la ventana aorto-pulmonar (fig. 12).
Ante la parálisis diafragmática o parálisis de la cuerda vocal izquierda se debe evaluar la ventana aortopulmonar para descartar lesiones tumorales del nervio laríngeo y del nervio vago1,2,16.
Ensanchamiento de la banda paratraqueal derecha
Es uno de los referentes anatómicos que más se visualiza en la radiografía de tórax, y llega a estar hasta en el 97% de estas14. La banda paratraqueal derecha tiene un grosor de 1 - 4 mm, se encuentra formada por la pared traqueal, el tejido mediastinal y la pleura adyacente del pulmón derecho; tiene, además, una estrecha relación con la vena ácigos (fig. 13).
El engrosamiento de la banda paratraqueal puede deberse a lipomatosis mediastinal, linfadenomegalias, masas traqueales o hematomas mediastinales. Ante el antecedente de trauma una banda paratraqueal derecha de grosor normal, disminuye la posibilidad de hematoma mediastinal y lesión de grandes vasos17.
Línea paratraqueal izquierda
Se forma del contacto entre el pulmón izquierdo, la pared traqueal izquierda y los tejidos blandos adyacentes; se sitúa sobre el arco aórtico, bajo el estrecho torácico superior. Puede ser una línea o una banda y su visualización es poco común, siendo apreciable solo en un 21 a 31% de las radiografías2,18,19; por este motivo, su ensanchamiento puede ser difícil de apreciar en las radiografías de tórax.
De forma similar a la banda paratraqueal derecha, la presencia de osteofitos, lipomatosis medistinal o hemorragia puede alterar su apariencia. La tortuosidad de la aorta puede desplazar esta banda.
Ensanchamiento mediastinal
Está definido como aumento del diámetro transverso del mediastino de más de 8 cm medido a la altura del arco aórtico20. Es uno de los signos más frecuentes de enfermedad mediastinal, presentándose en aproximadamente 77% de los pacientes con lesiones mediastinales13 (fig. 14).
Algunos autores consideran que la mejor forma de estimar ensanchamiento mediastinal (fig. 15) es el “ancho mediastinal izquierdo”, el cual es una medida que se toma desde la línea media de la tráquea al borde lateral izquierdo del mediastino a nivel del arco aórtico. Sus valores normales son de 5 a 5,5 cm. El ensanchamiento del “ancho mediastinal izquierdo” y del pedículo vascular puede presentarse también cuando hay dilatación de los grandes vasos, linfadenomegalias, masas mediastinales o alteraciones pleurales15,18.
Cuando se utilizan los valores de corte de 7,3 - 9,4 cm, la especificidad para la detección de patologías mediastinales es alta. La sensibilidad de esta observación se incrementa cuando se usa el ancho mediastinal izquierdo21.
Linfadenomegalias
Son un hallazgo frecuente en muchas enfermedades mediastinales y su diagnóstico diferencial es amplio. Un alto porcentaje de las enfermedades que afectan el mediastino tiene dentro de su forma de presentación las linfadenomegalias, las cuales pueden o no estar asociadas con ensanchamiento mediastinal22. Las linfadenomegalias son la forma de presentación más frecuente del linfoma primario mediastinal, la extensión mediastinal del linfoma y el compromiso mediastinal por carcinoma broncogénico23 (fig. 16).
La sensibilidad y especificidad de la radiografía de tórax tiene un rendimiento moderado para la detección de adenomegalias, 67% y 59% respectivamente. Realizar en conjunto las proyecciones anteroposterior y lateral del tórax no incrementa la detección de adenomegalias24.
Las linfadenomegalias en linfoma, sarcoidosis y fibrosis quística son un hallazgo frecuente. En esta última son crónicas, no resuelven en el trascurso del tiempo y se asocian con mayor compromiso pulmonar25.
Desviación de la tráquea
Es un signo muy útil en la detección de alteraciones mediastinales y es un hallazgo que orienta en una alteración del mediastino medio. En el paciente anciano hay una desviación fisiológica a la derecha del tercio inferior de la tráquea secundario al aplanamiento del arco aórtico y no debe ser confundido con una enfermedad14. La desviación de la tráquea también puede ser un hallazgo normal en la población pediátrica26.
Es, así mismo, un hallazgo incidental hasta en un 37% de los pacientes. En la práctica, este hallazgo no se correlaciona con dificultades en la intubación o aumento en la cantidad de intentos de intubación de estos pacientes26,27.
En el contexto de trauma, las alteraciones en la radiografía de tórax permiten sospechar lesión traqueal; sin embargo, tiene mayor sensibilidad para detectar lesiones del hilio pulmonar que lesiones de la tráquea28. Los hallazgos en la radiografía de tórax que sugieren una lesión traqueal son: enfisema cervical subcutáneo, neumomediastino, neumotórax y visualización de aire alrededor de un bronquio (fig. 7). También se debe sospechar lesión traqueal en las fracturas claviculares (del tercio proximal), escapulares, esternales o costales (primer y segundo arco)27,29,30
Pese a ser un hallazgo radiológico prominente, la desviación traqueal se encuentra más relacionada con enfermedades benignas, como el bocio intratorácico31. En las enfermedades malignas la desviación de la tráquea se asocia a linfadenomegalias32.
Las masas tiroideas suelen influir en la posición y las dimensiones de la tráquea debido a la proximidad de la tiroides con la pared traqueal y el hecho de que la cápsula tiroidea está entrelazada con el tejido conectivo que rodea la tráquea33(fig. 17).
Alteración en la interfaz de la arteria subclavia izquierda
Es la interfaz que se forma entre la pleura del pulmón izquierdo, la arteria subclavia izquierda y la grasa mediastinal adyacente. Esta referencia mediastinal puede ser visualizada y alterarse ante linfadenomegalias, tortuosidad de la arteria subclavia o alteraciones pleurales.
Distorsión de las líneas paraespinales
Las líneas paraespinales, también llamadas paravertebrales, se forman de la interfaz entre las porciones mediales de la pleura de los lóbulos posteriores y los tejidos paravertebrales de la columna (fig. 18). Son anormales cuando existe engrosamiento, desplazamiento o disrupción en su continuidad (tabla 6).
La línea paraespinal izquierda se encuentra por debajo del arco aórtico y se extiende verticalmente hasta la crura diafragmática izquierda paralela a la columna, en el medio de la columna vertebral y el margen lateral de la aorta. La línea paraespinal derecha es más delgada que la paravertebral izquierda y por tanto menos visible. La línea paraespinal derecha se visualiza mejor en su porción adyacente a las vértebras inferiores de la columna torácica, donde converge de forma vertical hacia la crura diafragmática derecha. En su porción superior se visualiza adyacente a la columna de aire de la tráquea18.
La línea paravertebral izquierda se afecta usualmente por procesos que afectan el diámetro y recorrido de la aorta torácica. La causa más frecuente de engrosamiento de la línea paravertebral derecha son los osteofítos18. Las patologías que pueden afectar ambas líneas paravertebrales son: el trauma vertebral, el derrame pleural, las adenomegalias, las alteraciones vertebrales y paravertebrales, las masas paravertebrales posteriores y el ensanchamiento de las venas ácigos y hemiácigos.
En el contexto del trauma, las lesiones de las vértebras torácicas, particularmente las vértebras torácicas altas, se detectan a partir de la alteración de las líneas paraespinales y se acompañan de otras lesiones traumáticas mayores en el 83% de los casos (fig. 19)34. Por lo general, las vértebras torácicas altas son más difíciles de visualizar que el resto de los segmentos vertebrales dada la interposición de los hombros, las tres costillas superiores y el aumento de la densidad del mediastino superior. Por este motivo la detección de otros hallazgos que sugieran lesiones vertebrales traumáticas es muy útil. Estos hallazgos incluyen el desplazamiento de los cuerpos vertebrales, de los procesos espinosos y de la sonda nasogástrica, así como la pérdida de la altura de los cuerpos vertebrales, la alteración en la forma de las facetas articulares y el ensachamiento mediastinal35.
Distorsión de la línea paraaórtica
Es una línea que se visualiza mejor en la proyección lateral. Esta línea se produce por el contacto entre la aorta descendente y el aspecto medial del lóbulo inferior izquierdo. Se observa por debajo el arco aórtico, paralela a la línea paravertebral izquierda. Su visualización en las radiografías de tórax es frecuente. Se puede acentuar ante los casos de hipercifosis dorsal, tortuosidad de la aorta y enfisema pulmonar14.
El desplazamiento del arco aórtico en más de 10 mm, desde la media de la circunferencia aórtica al margen izquierdo de la tráquea, tiene sensibilidad y especificidad moderadas, 78% para cada una, en el diagnóstico de una masa mediastinal esofágica paratraqueal izquierda35(fig. 20).
La obliteración de la línea paraaórtica puede darse sin que represente necesariamente una condición patológica36 y puede explicarse por la aposición de cualesquiera de las estructuras hiliares, incluida la vena pulmonar izquierda, la grasa mediastinal y el ventrículo izquierdo.
El aumento de su convexidad se relaciona con tortuosidad o dilatación de la aorta. Ocasionalmente se pueden observar convexidades focales de la línea paraaórtica que pueden corresponder a aneurismas aórticos, adenomegalias, masas paraespinales o tumores neurogénicos14.
Obliteración de la línea de unión posterior
Se forma por la aposición de la pleura y una cantidad variable de grasa en el mediastino superior, posterior al esófago y anterior a los cuerpos vertebrales torácicos superiores. Usualmente es una línea recta o levemente cóncava dirigida en sentido caudal que siempre termina en el borde superior del arco aórtico. Es frecuente una referencia mediastinal que se visualiza comúnmente y se puede alterar ente enfermedades o masas esofágicas18 (fig. 21).
Distorsión del receso ácigo-esofágico
El receso ácigo-esofágico es una interfaz mediastinal generada por el espacio entre la pared lateral del tercio medio e inferior del esófago y las pleuras pulmonares anteriores a la columna. Se extiende desde el cayado de la vena ácigos hasta el hiato aórtico2. La línea ácigo-esofágica se visualiza como una “S invertida”. Tiene una leve convexidad hacia la izquierda en el segmento superior con un borde recto inferior. La convexidad superior derecha puede verse en niños y adultos jóvenes, pero es anormal en adultos mayores2,37. Puede presentarse con morfología cóncava en el 21% de los pacientes sin que esto represente alteraciones38 (fig. 22).
El desplazamiento de la línea ácigo-esofágica puede surgir de atelectasias parciales o completas de los lóbulos inferiores, en la dilatación esofágica y en las masas mediastinales posteriores37. Un contorno anormal de esta línea puede deberse a linfadenopatía, hernias hiatales, malformaciones broncopulmonares, neoplasias esofágicas, anormalidades pleurales y cardiomegalia con dilatación de la aurícula izquierda2.
Línea traqueal posterior
Se forma por la aposición de la pared posterior de la tráquea, los tejidos blandos y la pleura del pulmón derecho, y tiene un grosor normal de 2,5 mm. En algunos pacientes puede tener mayor grosor y alcanzar hasta 5,5 mm. En ese caso se la denomina banda traqueal posterior y es un hallazgo que se explica por la interfaz de la pared posterior de la tráquea con la pared anterior del esófago, en lugar del pulmón derecho39 (fig. 23).
Pared posterior del bronquio intermedio
Es una línea vertical que corresponde en su porción superior a la pared posterior del bronquio principal derecho y en su porción inferior a la pared posterior del bronquio intermedio (fig. 23)39,40.
La pared posterior del bronquio intermedio normalmente tiene un grosor de 0,5 - 2 mm y se considera un engrosamiento anormal, cuando se encuentra por encima de 3 mm. Su longitud máxima es de 50 mm. Solo logra delinearse adecuadamente en el 55% de los pacientes40-42 (fig. 23).
Conclusiones
Las lesiones mediastinales suelen presentarse de manera inespecífica y a pesar de las técnicas en biopsia y avances en imágenes se requiere un examen histológico para estabelecer un diagnóstico y descartar malignidad.
Por tradición, se han mencionado referencias anatómicas como líneas, bandas e interfaces, las cuales son de utilidad en la identificación de lesiones mediastinales, sin embargo, hasta la fecha, dichas referencias tienen porcentajes de visualización variables y no logran una sensibilidad suficientemente alta para orientar hacia un diagnóstico etiológico preciso de una masa mediastinal; sin embargo, existen características mucho más sensibles para alertar sobre la presencia de lesiones mediastinales como son el ensanchamiento mediastinal y adenomegalias.
Con un abordaje cuidadoso de las lesiones mediastinales a partir de la semiología radiológica y el énfasis en la prevalencia de las lesiones mediastinales en cada compartimiento, se logra acortar los diagnósticos diferenciales.