INTRODUCCIÓN
En el análisis adelantado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se concluyó que en muchos países, y en particular en los países en desarrollo, un gran número de personas participa en la producción del sector informal (International Monetary Fund, 2002); entendiéndose por economía informal un gran número de actividades que están catalogadas dentro del sector informal de la economía. Estos tipos de economías carecen de reglamentación institucional, de tecnologías, de formas avanzadas de producción y de una división del trabajo establecida (Rodríguez y Calderón, 2015).
Previamente a la construcción de este documento, se ejecutó una revisión sistemática de literatura donde se hallaron dos métodos para la medición de la economía informal, la medición indirecta y el método de medición con indicadores conexos; además, los escritos institucionales coligen que las dificultades estadísticas y la carencia de datos representan la mayor dificultad de asertividad de un cálculo que se ajuste con la realidades del sector informal (Martínez et al., 2022).
Por tanto, el objetivo documento es determinar rasgos de subestimación del tamaño o representatividad de la economía informal, basado en datos de indicadores económicos como crecimiento económico, productividad y tasa de desempleo. El desafío adicional de este documento consiste en confirmar la hipótesis de que, ante la ausencia de datos, el tamaño y la representatividad de la economía informal en regiones de Colombia puede estar subestimado o los cálculos nacionales no reflejan las particularidades de las localidades no capitales de país.
En el presente artículo se emplean los datos aportados por el Departamento Nacional de Estadísticas (DANE, 2022a), sumados a los índices del Doing Business del Banco Mundial y algunos índices que calcula Fedesarrollo Colombia, junto con la Asociación Nacional de Instituciones financieras (ANIF). Igualmente es válido mencionar que estos datos son de orden nacional y como variable independiente se toma la tasa de desocupación en la región del sur y oriente del Tolima para efectos de esta estimación, haciendo uso del método de medición de indicadores conexos y una ecuación de mínimos cuadrados.
Por tanto, el principal aporte de este artículo consiste en llamar la atención sobre las particularidades de la informalidad empresarial y la dificultad es estimar la presencia de este fenómeno, específicamente en regiones no capitales o no metropolitanas de Colombia. Como aporte, se pretende comprobar que la forma de calcular el tamaño de informalidad empresarial debe incluir la dinámica productiva de la región, para que, con ello, las políticas públicas de mitigación de este fenómeno influyan en el tejido empresarial regional de Colombia y, seguramente, aporten a la comprensión de esta problemática que en muchos países latinoamericanos tiene características similares.
Con la intensión de estimar el tamaño de la economía informal en regiones no capitales y no metropolitanas de Colombia, el presente documento expondrá brevemente estudios e iniciativas de formalización empresarial e intentos por estimar el tamaño de la economía informal, haciendo uso de información nacional, latinoamericana y algunos referentes mundiales. Seguido, el documento detallará la metodología e insumos, finalizando con la explicación detallada de los mecanismos y herramientas usados y la estimación del tamaño de la empresarialidad informal. Finalmente, se entregarán las conclusiones y recomendaciones para futuros interesados en el tema.
1. MARCO CONCEPTUAL
1.1. Estudios e iniciativas de formalización empresarial
En muchos países del mundo la economía informal desempeña un papel importante en la creación de empleo, la generación de ingresos y la producción, incluso en países en vía de desarrollo este sector representa el 75 % o más del empleo no agrícola. Con lo indicado anteriormente, es evidente que el sector objeto de estudio posee una significativa importancia, pero desafortunadamente hay evidentes vacíos de información cuantitativa estadística, indicadores institucionales correlacionados con este sector, que permitan evidenciar la dinámica del mismo (Rodríguez y Dussán, 2018). De igual forma, se evidencia que el principal consenso existente entre actores políticos y sociales sobre la permisibilidad en la coexistencia de un sector formal y un sector informal copartícipes en la economía, se evidencia en la redundancia, y en la preponderancia que el sector analizado genera en su dinámica y más específicamente en el acopio de mano de obra poco calificada, que de cierta forma genera ingresos para las personas que interactúan en dicho sector, aun cuando sea incumpliendo los requisitos de funcionamiento (Tokman, 2001). Es decir, que dicha actividad de una u otra forma le permite al país mejorar los resultados, aunque estos no estén en la línea de la legalidad.
Dadas las condiciones antes mencionadas, la gran mayoría de iniciativas y políticas públicas, más que combatir la economía informal y menguar la creación de negocios sin el cumplimiento de los requisitos legales, lo que intentan es generar alternativas para que las unidades empresariales logren sopesar los requisitos institucionales, tributarios y contractuales, como medida de apoyo al emprendimiento sostenible y sustentable. Para ampliar, tomaremos como ejemplo algunos casos de países de Latinoamérica, donde además de muchas políticas de apoyo al microempresariado informal, son escasos los resultados.
Para mencionar algunos referentes de este proceso, en Bolivia, en lo referente a la política de apoyo a microempresarios, el plan propone tres directrices: financia-miento a las unidades productivas, formalización e incorporación a la matriz productiva de las empresas y trabajadores del sector formal y la reconversión productiva de las unidades productivas activas o en funcionamiento, política implementada desde el 2010 (Parra, 2013).
Otra evidencia importante es el trabajo realizado en Ecuador que determinó que aun con ausencia de datos, la informalidad empresarial en la ciudad de Guayaquil tiene potencialidad económica como sector y hace aportes significativos; por esto, más que estigmatizar este sector de la economía, aclara el autor, las políticas públicas no logran una comprensión de las características básicas y ponen en manifiesto las dificultades del proceso de formalización. Por ende, al verificar las variables que influyen en la no formalización de sus actividades, los resultados sustentan que la informalidad puede verse como un mecanismo de emprendimiento o un fenómeno relacionado. Además, las actividades que los individuos llevan a cabo de manera informal no repercuten en la medida esperada, ni en la producción, ni con el crecimiento de una ciudad o región. Finalmente, el estudio concluye que los incentivos económicos y la implementación de políticas públicas no serán suficientes si no hay un ambiente de tecnificación e innovación de los procesos productivos y/o en los productos elaborados (Véliz y Díaz, 2014).
Adicional a lo anterior, en México, un país pionero en temas de formalización en la región, se pone en evidencia que las actuales iniciativas, más que proponer beneficios tributarios, económicos y simplificación de trámites, incluyen políticas de apoyo a la productividad para la microempresa informal, en las que la capacidad de negociación, el acompañamiento con innovación para los procesos productivos, incentivos de nuevos mercados y de exportación, junto con algunas políticas tradicionales antes mencionadas, más que tener un efecto positivo, podría tener como consecuencia la persistencia o paradójicamente, un incremento en el número de micronegocios informales, en la medida que las cifras actuales demuestran poco impacto de absorción frente a estas políticas, concluyen los autores (Rivera et al., 2016).
Colombia no ha sido ajena a estos procesos, e iniciativas como la implementación de la Ley 1258 de 2008, que dio origen a las Sociedades por Acciones Simplificada (SAS) con la intención de flexibilizar la formalización desde la Constitución con amplios beneficios legales, no logró el impacto esperado. El estudio demuestra que más que formalización empresarial se presentó una migración de unidades constituidas en otros modelos societarios, al modelo SAS. En conclusión, los esfuerzos más que beneficiar a empresas informales, terminaron impactando las formales existentes (Rodríguez y Hernández, 2014).
Finalmente, casos similares se presentan en la India, donde desde 1994 han implementado una legislación sombrilla para incubar y promover el fortalecimiento empresarial de los micro y pequeños empresarios con resultados pocos satisfactorios (The Swedish International Development Cooperation Agency [Sida], 2004). Similares hechos se documentan en una investigación con el gremio de transportadores informales de Maputo, en África, donde pese a los beneficios económicos para mejorar las condiciones empresariales y laborales de unidades productivas informales preexistes, no lograron disminuir los índices e informalidad de este sector de la economía (Chivangue, 2014).
En síntesis, las evidencias halladas son muchas, pero más que la cantidad, es la similitud en los escasos resultados que la implementación de políticas públicas e iniciativas de formalización empresarial han generado. En términos generales las pesquisas muestran que la política de formalización no logra impactar y los indicadores de empresa y empleo informales generados por estas unidades empresariales se mantienen al alza en los países en vía de desarrollo.
1.2. Los intentos por estimar el tamaño de la informalidad empresarial
La medición y los datos certeros sobre las dimensiones y el tamaño de la economía informal son importantes por múltiples razones, entre otras: como base para la formulación y evaluación de políticas eficaces que conduzcan a las organizaciones para hacer la correcta transición hacia la formalidad, como mecanismo de promoción para grupos demográficos vulnerables, para mitigar la vulnerabilidad en las condiciones de contratación y empleabilidad y para determinar el impacto del empleo en la producción y el crecimiento económico. Según Pérez (1991), existe un consenso en referencia al tema de la informalidad, puesto que este es un elemento que se encuentra incorporado en las economías urbanas, el cual impera en las sociedades latinas, nacido en la moderación, lo que refiere un hecho económico. El fenómeno debe comprenderse, primeramente, desde los ámbitos ocupacionales, pues forma parte de la estructura productiva heterogénea; también se debe considerar que dicho fenómeno, aunque fundamentalmente económico, no significa en ningún momento que no posea matices no mercantilistas, evento que requiere de un abordaje más amplio, incluyendo asuntos muy puntuales, entre otros, la caracterización social de los informales, su cultura, su inserción en el sistema político.
Otro sustento importante es que, de incluirse las actividades informales o lograrse que un grueso de esas actividades se formalice, se conseguiría un aumento tangible en el PIB y, paralelamente, los subregistros de empleabilidad nacional se disminuirían y a nivel internacional Colombia y los países en vía de desarrollo podrían reducir, en la medida de lo posible, la incidencia de las actividades no observadas y garantizar que las que persisten se midan adecuadamente y se incluyan en el PIB (Organización Internacional del Trabajo [OIT], s.f.).
En este orden de ideas, las metodologías usadas para estimar el tamaño de la economía informal son: i) medición directa e indicadores conexos, cuando se dispone de estadísticas nacionales oficiales sobre la economía informal, y ii) la metodología residual: este cálculo polemizado por la comunidad científica, en la medida que se vale de los datos de empleo derivados de la encuesta hogares y estima un tamaño en relación con el empleo informal no agrícola (International Labour Office, 2018).
Otra de las técnicas utilizadas para precisar la dinámica y alcance de la economía informal es el basado sobre la magnitud y las determinantes de la economía informal, ejercicio aplicado en Perú entre los años 1980-2011, el cual utilizó el método de múltiples indicadores y múltiples causas (Mimic, por sus siglas en inglés). Las estimaciones indican que la economía informal ha fluctuado entre 30 % y 45 % del PBI oficial durante el periodo de análisis y que ha mostrado un comportamiento anticíclico, aumentando en los periodos de crisis económica y contrayéndose en los de aceleración del crecimiento (Machado, 2014). El elemento diferenciador de este método se basó en la inclusión de una línea de tiempo para determinar el tamaño del sector informal en Perú.
Otra de las técnicas que se pudieron evidenciar en materia de medición del tema objeto de estudio es la inclusión de variables como la del consumo de servicios públicos y, en específico, el consumo de la energía, ejercicio desarrollado en Perú. La técnica consiste en aproximar el nivel de evasión (ingreso no reportado) de los individuos, desde un enfoque microeconométrico de discrepancias en el consumo. La importancia de incluir el consumo de energía se sustenta en la producción de los mercados, tanto el legal como el ilegal, de bienes y servicios que escapan al registro del PBI oficial; sin embargo, estas definiciones no son del todo completas y carecen de validación científica (Grupo de Análisis para el Desarrollo, 2006), por lo que en general se constituyen en un buen intento por acercarse más a la comprensión del fenómeno, específicamente en microempresarios marginales.
Como caso concreto se muestra la evidencia en México, después de un intento por medir las expectativas de formalización de la microempresa de ese país. El gráfico resultante simétrico de variables determinó que un promedio del 21 % al 30 % de estas unidades tiene posibilidades de formalización, versus un porcentaje móvil que oscila entre el 69 % y el 76 %. La holgura derivada de estos datos es una franja flexible que fluctúa al alza en momentos de crisis económica, y se contrae en momentos de bonanza o crecimiento económico (Aguilar et al., 2011).
Otro ejercicio ejecutado en torno al tema de la observación se desarrolló en España, específicamente en las ventanillas únicas de atención a los emprendedores y en los puntos de asesoramiento e inicio de tramitación (PAIT), hoy denominados como Punto de Atención al Emprendedor (PAE). Este ejercicio permitió observar la dinámica en la formalización de iniciativas de emprendimientos para hacer mediciones de dicho ejercicio y la estrategia, pese a tener bajo impacto en el proceso de formalización, fue implementada en muchos países de Latinoamérica (Arruñada, 2007). Ahora bien, para el caso colombiano, la mecánica utilizada es el cálculo residual, el cual es determinado por los niveles de formalización que, según Hamann y Mejía (2011) es un cálculo por tamaño, ejercicio que es excluyente y que, aunque puede explicar tendencia, no es el mecanismo adecuado para medir el tamaño del fenómeno.
A pesar de que usualmente en la literatura se asocian las empresas con menos de diez empleados al sector informal, esta asociación puede ser problemática en la medida que el tamaño no sea un indicador perfecto del grado de informalidad. Precisamente, para medir de forma directa el grado de informalidad en los microestablecimientos, el trabajo introduce la combinación de tres criterios que una firma operando en el sector formal debe satisfacer: i) el establecimiento debe llevar contabilidad; ii) el establecimiento debe tener un registro mercantil vigente (RM), y iii) el establecimiento debe pagar prestaciones sociales y contribuciones a la nómina (PSS).
Bajo estos tres criterios es posible definir cuatro grados de formalidad: Grado I (informalidad total): no contabilidad, no RM y no PSS; Grado II (informalidad parcial): sí contabilidad o sí RM o sí PSS; Grado III (formalidad parcial): sí contabilidad y sí RM o sí contabilidad y sí PSS o sí RM y sí PSS; Grado IV (formalidad total): sí contabilidad, sí RM y sí PSS.
De igual forma, el Departamento Nacional de Estadísticas calcula la tasa de informalidad en función de la proporción de ocupados clasificados como informales, según los mencionados criterios y los ocupados totales (DANE, 2022a); muchos expertos discrepan de la forma de cálculo, en la medida que no permite identificar unidades productivas cobijadas bajo el régimen simple de tributación.
Según la construcción de este marco contextual, son evidentes los vacíos en los temas de medición y estimación de la proporcionalidad del sector que agrupa las unidades productivas que componen el sector informal y, por lo tanto, dudosa la validez de avanzar en mecanismos que logren generar estimaciones aproximadas de este fenómeno que, en este caso particular, se concentra en regiones no capitales de Colombia.
2. METODOLOGÍA
Para poder desarrollar una apropiada estimación de la informalidad empresarial en el territorio objeto de estudio, se precisó de un método cuantitativo, con enfoque evaluativo (afín a la investigación social), que consiste en el análisis a profundidad de los datos mediante un proceso riguroso. En cuanto a la técnica, en la fase cuantitativa se toman los registros mercantiles del censo empresarial de la región objeto de estudio, se ponderan por tamaños y se traza la media estándar de criterios de informalidad en tres estadios: i) registral; ii) contable, y iii) contractual o seguridad social.
3. DATOS
Los datos son tomados del censo empresarial publicado por la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, la estimación de informalidad publicada en la página oficial del DANE y la encuesta hogares. Como población se definió a las empresas y unidades registradas como empresas unipersonales de los 23 municipios del sur y oriente del Tolima, y como muestra poblacional los cinco primeros municipios que registran mayor número de empresas.
3.1. Análisis preliminar de tamaño de empresarialidad informal
Sobre los datos del estudio económico anual de la Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, de un total de 10.197 empresas registradas, se tomaron los datos de los cinco municipios que agrupan mayor número de empresas: esta muestra representa el 62 % del censo empresarial, como lo muestra la tabla 1.
Municipio | Número de empresas | % de representatividad |
---|---|---|
Espinal | 2.550 | 26 % |
Melgar | 1.658 | 16 % |
Chaparral | 1.119 | 11 % |
Guamo | 547 | 5 % |
Purificación | 451 | 4 % |
18 Mun. de la jurisdicción | 3.872 | 37,9 % |
Total | 10.197 | 99,9 % |
Fuente: elaboración propia (2022).
La muestra seleccionada agrupa cinco municipios del sur y oriente del Tolima, que representan el 62 %. Con los datos aportados por el censo empresarial (Cámara de Comercio del Sur y Oriente del Tolima, 2018), se segmentan las empresas por tamaño y así, las micro empresas y empresas unipersonales representan 99,12 %, las pequeñas equivalen al 0,45 % y las medianas no superan el 0,37 % del censo empresarial. Pese a que en la región se identifican más de 15 empresas de tamaño grande, estas no aparecen en el informe económico, pues argumentaron que, por temas logísticos u operativos, tienen su centro directivo en Bogotá, ciudad capital, o en Ibagué, capital del departamento del Tolima y, por lo tanto, aparecen en los censos empresariales de estas ciudades. La distribución porcentual se puede ver en la figura 1.
En esta misma figura, se traza una medida de función lineal , la cual marca una tendencia lineal que impacta tan solo el 44 % de las pequeñas empresas. Este es el primer indicador de informalidad, que da a entender que del 99,125 de las empresas registradas, logran tendencia de formalización, en promedio, del 41 % al 45 %, aproximadamente.
Otro indicador de informalidad diferencial en regiones de Colombia se define en la cantidad de unidades unipersonales registradas en el censo objeto de estudio, en el caso de distribución porcentual de persona natural versus persona jurídica (figura 2). Esta condición aumenta la posibilidad de presencia de informalidad empresarial (Scheneider, 2005). Al particular, se define que muchos estudios identifican que la presencia de empresas o unidades de persona natural pueden tener mucha facilidad para visibilizarse ante los entes de control y regulación, lo cual no solo coadyuva a la ponderación del fenómeno, sino que además permite una carencia de datos (Elgin y Erturk, 2019).
Usando la misma ecuación lineal, la cual es aplicada a la figura de distribución por personería jurídica, se puede apreciar que la línea (pendiente), incluye a más empresas que la distribución porcentual por tamaño abordada anteriormente pero no en su totalidad; la información se puede evidenciar en la figura 3.
Finalmente, para las subestimaciones es importante tener en cuenta los sectores económicos que consolidan el tejido empresarial en la región objeto de estudio, pues los datos dan evidencia de que la actividad económica de mayor preponderancia es el comercio al por mayor y al por menor, con un 52 %, seguido del 23 % de servicios de bares y restaurantes, y del 8 % de la industria manufacturera; los demás sectores oscilan entre un 3 % y 2 %. Como se puede ver en la figura 4.
4. RESULTADOS
En cuanto a los resultados en la métrica de registro mercantil revisada con el trazado lineal de la ecuación y visualizada en las figuras 2 y 3, respectivamente, se evidencia una primera realidad que refuta la forma de medir la informalidad en el país: la primera es que si se comparan los resultados de los estudios de micro empresarialidad en regiones capitales, el estudio determina que la micro empresarialidad informal constituye el 42 % de los establecimientos de Santiago de Cali, capital del departamento del Valle del Cauca y la zona industrial de Yumbo en el mismo departamento (Cárdenas y Rozo, 2009), diferente a los resultados obtenidos en regiones no capitales donde la marcación puede ser mayor al 60 %, como se ve en el gráfico.
En referencia con el análisis contable, se puede determinar que es ambigua la postura de algunos econometristas, en la medida en que sus cálculos eximen a todas las empresas que generan menos de diez empleos; estas empresas son consideradas, per se, como informales y los datos concluyen que pueden tener algún grado de informalidad, pero no informalidad plena. Además, en dichos estudios no han sido tenidas en cuenta las unidades empresariales de tamaño micro. De hecho, para la metodología de medición el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, las empresas de tamaño micro (menos de 10 empleados) son excluidas (DANE, 2022b).
Finalmente, en lo referente al nivel de contratación y/o alcance contractual, se pudo determinar que las incidencias de las mediciones, en su gran mayoría, incluyen el tamaño de empresa y no tienen en cuenta las actividades económicas. Las fuentes consultadas determinan que hay sectores de la economía que son intensivos en ocupados informales y presentan actividades predominantes dentro de las unidades productivas de los hogares, como el comercio, los hoteles y restaurantes, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones, la construcción y agricultura (Perfetti et al., 2015). Este dato deja al descubierto la importancia de detallar o segmentar de forma diferente la información para la comprensión y, en este caso particular, para estimar de forma más concreta el tamaño de la informalidad empresarial.
CONCLUSIONES
Los resultados muestran no solo la importancia y el tamaño de la economía informal en regiones de Colombia, sino que incluye descriptores importantes que pueden estar asociados a la permanencia y con la perennidad del sector informal; de hecho, uno de los grandes aportes de este documento es la posibilidad de comprender el problema desde otros indicadores.
También de los hallazgos se puede deducir que la función presenta movilidad al alza cuando se detallan condiciones del censo empresarial, como el tejido empresarial, la actividad económica, la personería jurídica y demás condiciones que seguramente pueden variar de acuerdo con el lugar o región. Por lo tanto, la uniformidad es inelástica.
Finalmente, se puede concluir que los actuales modelos de medición y/o estimación del sector informal deben incluir los rasgos del entorno. Los indicadores macroeconómicos como el PIB, la tasa de empleo, el crecimiento económico, los índices de productividad se quedan cortos para estimar el tamaño de un fenómeno con múltiples aristas. Esto se ratifica con la literatura científica: en un estudio en Europa se determinó que el fenómeno, además de estar vigente y con tendencia al alza, debe ser estudiado en los territorios, dado que las condiciones de cada región son diferentes (Psychoyios et al., 2019).
RECOMENDACIONES
Es importante avanzar en los intentos por entender el fenómeno de la informalidad empresarial y por estimar el tamaño y la presencia del mismo en todo el territorio, pues este fenómeno genera múltiples inconvenientes a la economía, al desarrollo del país y al establecimiento de las políticas públicas. Por lo tanto, las próximas iniciativas, además de entender la fenomenología en el cálculo de las estimaciones, deben incluir indicadores generarles con el fin de establecer una traza de tendencia y, luego, con estos resultados, incluir las condiciones del territorio. Este puede ser un mecanismo para llegar a datos más cercanos a la realidad sobre la dimensión y presencia del fenómeno.