1. Introducción
Sobre el café en Colombia se ha producido un acervo extenso de literatura científica y empírica. Es tal vez el sector económico que más ha sido estudiado tanto en Colombia como en el contexto internacional; desde artículos de prensa hasta decenas de tesis doctorales, así como innumerables artículos científicos. No obstante, al rastrear las bases bibliográficas se observa que el rol de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en el progreso tecnológico de la caficultura colombiana, en el periodo 1930-2015, no ha sido satisfactoriamente explicado. Es decir, en este aspecto persisten interrogantes, como, por ejemplo, ¿cuál fue el rol y el enfoque seguido por la Federación Nacional de Cafeteros en la gestión del progreso tecnológico dentro de la caficultura colombiana?
La Federación Nacional de Cafeteros, desde su creación en 1927, ha tenido como propósito asegurar el bienestar de los productores por medio de una organización gremial democrática y representativa. La Federación de Cafeteros apoya al caficultor mediante programas de educación en mejores prácticas de cultivo, asistencia técnica, nuevos conocimientos, información sobre los mercados del café y asesoría para acceder al crédito1. En 1938, la federación creó el Centro de Investigaciones del Café, Cenicafé, el cual se consolida como el núcleo de generación y gestión del conocimiento relacionado con la caficultura colombiana. La producción y la transformación del conocimiento liderada por Cenicafé constituían el insumo principal para el Servicio Nacional de Extensión Cafetera, cuyo eje de acción consistía en impulsar la transferencia y la difusión de tecnología en el sistema de producción del café, a fin de mejorar tanto la producción del grano como la calidad de vida del caficultor (Cuellar, 2004).
La Federación de Cafeteros representa la mayor organización gremial del sector agrario en Colombia y, aprovechando su capacidad de influir en las decisiones del Gobierno nacional, logró canalizar importantes volúmenes de recursos financieros del Estado para ejecutarlos bajo su política de desarrollo rural. En tal sentido, gran parte de los logros alcanzados en el desarrollo productivo, institucional y social en la caficultura respondieron a la gestión y el direccionamiento de la Federación de Cafeteros (Cadena, 2005; Cerquera y Orjuela, 2015; Fernández, 2014; Rendón 2016; Machado, 2001; Palacios, 1979; Pérez, 2013; Rueda, 2017; Urrutia, 2008). La federación, desde su creación, ha destacado la importancia estratégica de la generación de conocimiento científico y tecnológico a través de Cenicafé y del acceso a capital financiero por medio del crédito. Es decir, la fortaleza institucional de la federación le permitía ser eficiente en la integración complementaria entre el capital financiero y el conocimiento, dirigidos a mejorar las condiciones sociales de los caficultores.
Al revisar la trayectoria de la producción científica de Cenicafé se aprecia que este centro ha jugado un rol protagónico en el progreso tecnológico de la caficultura colombiana. Es por medio de Cenicafé y su estrecha relación con el Servicio Nacional de Extensión Cafetera que la federación configura un sistema de generación de conocimiento y transferencia de tecnología que se incorpora eficazmente en la caficultura. Por lo anterior, esta investigación, que tiene el perfil de estudio de caso, se propuso el siguiente objetivo: a partir de la producción científica y tecnológica de Cenicafé, identificar y explicar el rol que jugó la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia en el progreso tecnológico de la caficultura colombiana en el periodo 1930-2015.
Alcanzar este objetivo implicó explicar la relación entre conocimiento científico, tecnología y desarrollo, para lo cual se asumió como marco teórico la teoría economía evolucionista, dada su riqueza conceptual y el tratamiento sistemático del progreso tecnológico, la innovación y el desarrollo. Desde esta perspectiva se construyó la metodología, con el fin de caracterizar y clasificar la producción científica de Cenicafé, así como de describir el proceso principal que convertía este conocimiento en tecnología y, que a su vez, lo transfería e incorporaba a los procesos productivos de la caficultura colombiana.
El estudio encuentra que el progreso tecnológico, en cuanto a generación de conocimiento y transferencia de tecnología hacia la caficultura colombiana se refiere, no fue impulsado solo por las fuerzas del mercado, como sugiere la teoría, sino que, en gran parte, fue dirigido por la institucionalidad -representada en la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia- como respuesta a objetivos preestablecidos. Además, esta condición indujo a que el progreso tecnológico se focalizara en la producción del grano, dejando de lado la agregación de valor moderno a través de la industrialización.
El cuerpo del artículo se compone de seis partes, incluyendo esta introducción. En segundo lugar, se exponen los elementos teóricos que fundamentan el desarrollo como un proceso que evoluciona impulsado por el conocimiento, la tecnología y la innovación. En el tercer apartado se discute, de manera específica, la relación entre conocimiento e innovación, buscando dejar explícito el enfoque conceptual que soporta este estudio. En el apartado cuatro se presenta una descripción detallada de la metodología utilizada para observar de manera indirecta el fenómeno del progreso tecnológico en la caficultura. Luego, en la quinta sección se presentan los resultados obtenidos y, al final, se encuentran las conclusiones resultantes de la investigación.
2. Empresarios y capitalistas
Las nuevas combinaciones de factores productivos al convertirse en innovaciones constituyen el núcleo dinámico de los procesos de destrucción creativa (Schumpeter, 1944). En este sentido, interactúan cinco tipos de agentes económicos: los empresarios, los capitalistas, los administradores, las instituciones y los consumidores. La interacción dinámica entre estos agentes puede estar impulsada, principalmente, por dos motivaciones: la preferencia por la ganancia del capitalista y las preferencias de los consumidores. Estas dos motivaciones tienen como característica fundamental que tienden al infinito.
En los procesos de cambio que se asocian al progreso tecnológico juegan un rol específico dos grupos de agentes: de una parte, se encuentran los poseedores de capital financiero -capitalistas-, y, de otra, los generadores de ideas de nuevos negocios -empresarios-. Estas nuevas ideas, en cierto grado, consisten en identificar nuevas combinaciones de factores y generar nuevas rutinas. Este es el papel predominante de los empresarios, quienes participan por medio de la creatividad, la cual por sí sola no tiene una funcionalidad económica sino hasta cuando se integra a un sistema económico. Para que estas ideas nuevas puedan incorporarse a un sistema económico necesitan adquirir una expresión económica concreta, ya sea un bien, un servicio, un proceso, etc., y para esto requieren de la participación del capital financiero que posee el individuo capitalista (Schumpeter, 1944).
Es la relación dinámica de complementariedad entre empresarios y capitalistas2 -creación de ideas y capital financiero- la que se convierte en el eje propulsor del progreso tecnológico, que luego se convierte en nuevo valor económico y social. La teoría schumpeteriana señala que el capital financiero proviene de los excedentes generados por las innovaciones económicamente exitosas; sin embargo, cuando vamos a examinar la gestión del conocimiento liderada desde la Federación de Cafeteros en Colombia podemos aceptar que existen al menos tres fuentes de financiación: a) las ganancias obtenidas dentro del mismo sector, b) las ganancias obtenidas por los capitalistas en cualquier otro sector de la economía, y c) el capital internacional.
Las nuevas combinaciones implican cambios en las rutinas, lo que las convierte en tecnologías en el sentido de Mokyr (2008). Dado que estas son obra de los empresarios, necesitan del capitalista para darle sentido -utilidad- económico a tales ideas. Sin embargo, el capitalista no se asociará con el empresario a menos que en su criterio e intuición observe posibilidades factibles de obtener ganancias ya sea de corto, mediano o largo plazo. De modo que las ganancias esperadas deben ser superiores al costo de oportunidad del capital al ser invertido en el sistema rutinario decadente. Si esto es así, se presentará una separación entre capital productivo -viejo- y capital financiero, ya que este último se desplazará hacia la explotación de las nuevas combinaciones (Pérez, 2004).
Cuando una nueva combinación logra convertirse en innovación, es decir, que es aceptada por el mercado y, por tanto, integrada de alguna forma al sistema económico, se obtienen ingresos extraordinarios, siempre que los costos no suban y los precios no bajen (Schumpeter, 1944). Los altos excedentes atraerán al sector cantidades crecientes de inversionistas que buscan aprovechar la oportunidad y esta dinámica llevará a que las posibilidades de ganancia se agoten por la competencia. En esta etapa de agotamiento de rentabilidad es cuando se presenta una separación entre capital financiero y capital productivo, pues el capital financiero tiende a abandonar el capital productivo por su baja rentabilidad (Pérez, 2004).
Las nuevas combinaciones siempre ofrecen una alternativa de rentabilidad al capital financiero, y este último tiende a aprovecharlas, toda vez que posee gran movilidad. Esta característica es la que permite que emerjan innovaciones que, a su vez, se convierten en nuevos atractores de diferentes formas de capital (Antonelli, 2014). Por esta razón, cuando las capacidades de generación de ganancia se agotan, solo el capital financiero puede migrar en busca de nuevos empresarios, y es esta condición la que le permite al capital financiero convertirse en el motor del cambio económico progresivo, cumpliendo el papel de combustible con el fin de poner en operación las nuevas combinaciones y, de paso, crear de manera permanente nuevas fuentes de ganancia (Pérez, 2004)3.
Sin embargo, el surgimiento de innovaciones no solo resulta de la relación entre empresarios y capitalistas. Aquí es necesario involucrar, al menos, dos elementos adicionales: los procesos de aprendizaje y la generación de nuevo conocimiento. Estos elementos surgen y subsisten en entornos con cierto grado de independencia, como lo son las estructuras organizacionales de las firmas y las entidades de investigación científica. La interacción de estos entornos genera una dinámica compleja (Robert y Yoguel, 2014), dentro de la cual circulan las nuevas ideas, el capital financiero, el conocimiento y se configuran trayectorias de aprendizaje (Rosemberg y Winter, 1982; Schmookler, 1979; Silverberg, Dosi y Orsenigo, 1988). No obstante, para que esta circulación exista se requiere de la presencia de incentivos, ya sean económicos, de prestigio académico, políticos, etc., aunque ninguno de ellos podrá ser sostenible si no genera un flujo representativo de innovaciones que, por medio de las ventas de los productos, modifiquen las preferencias de los consumidores y aumenten los ingresos (Schmookler, 1979).
Por definición, las innovaciones son aleatorias, sin embargo, los procesos de acumulación de capital, en sus diferentes formas y de capacidades productivas, configuran trayectorias integradas en paradigmas tecnológicos. Esta condición reduce la aleatoriedad de las innovaciones (Dosi, 1982), entre otras razones, porque en el interior de estos procesos tienen lugar rendimientos crecientes que constituyen núcleos de atracción para nuevas inversiones (Pierson, 2000). Estos contextos crean estructuras sendero-dependientes -path dependence- que restringen, pero, a su vez, facilitan los procesos de selección tanto de las tecnologías disponibles como de las oportunidades de cambio. Estos procesos van a permitir que los agentes tengan reacciones adaptativas o innovadoras (Antonelli, 2014). Cuando se perfeccionan bien sea las habilidades de las personas o bien el uso de una tecnología se considera una respuesta adaptativa; mientras que, si la reacción es guiada por la intuición, se dice que es innovadora (Usher, 1979).
Según Usher, las acciones guiadas por la intuición, por lo general, terminan en inventos, los cuales pueden ser de tres categorías, de acuerdo con su grado de penetración en el sistema socioeconómico: a) los que surgen en los laboratorios de investigación científica, que no llegan a tener uso comercial, se denominan primarios; b) los que consisten en dar un uso práctico al conocimiento científico, se denominan secundarios; y c) aquellos inventos que tienen que ver con el mejor uso de un instrumento ya existente y en el mismo campo de utilización, se pueden clasificar como terciarios. Esta clasificación implica concebir los cambios como esencialmente continuos en unidades de pequeña magnitud. En tal caso, son los inventos secundarios los que modifican la escala económica para dar lugar a mayor productividad (Usher, 1979).
Obsérvese que los inventos primarios, al no alcanzar a entrar en los mercados, no podrían generar ganancias de manera directa y, por tal razón, el capital financiero no tendría suficientes incentivos para financiar estos inventos. En este caso, el capital financiero tendría un costo de oportunidad muy alto al pasar de un invento secundario a uno primario (Czarnitzki y Hottenrott, 2010; Rosemberg, 1979). Frente a esta situación surge el problema de las externalidades del conocimiento científico, lo cual puede desmotivar al inversionista. En consecuencia, la financiación de los ejercicios de innovación requiere de los gobiernos o entidades que no se guíen por criterios de pérdidas y ganancias para financiar la investigación científica (Aboal y Garda, 2015; Arrow, 1979).
Los incentivos para la inversión en investigación y desarrollo se ven reducidos debido a que los retornos privados de esta inversión son menores a los que ofrece el mercado. Esto sucede, principalmente, a causa de las externalidades del conocimiento y su dificultad para apropiarlas por parte del inversionista (Rosemberg, 1979). Esta característica constituye una limitación para la generación y el acceso al conocimiento. El reto de hacer inversiones frente a una incertidumbre extrema se ve agravado por el hecho de que el retorno del proceso de innovación es extremadamente sesgado, ya que muchas veces ni el innovador ni el financiero conocen el verdadero potencial del proyecto; razón por la cual se requiere la intervención del Estado o entidades sin ánimo de lucro (Kerr y Nanda, 2014). He aquí la importancia de tratar de entender la forma como la Federación de Cafeteros generaba y gestionaba el conocimiento, a fin de convertirlo en desarrollo tecnológico al servicio de los caficultores.
Trabajos empíricos recientes muestran que el acceso a la financiación para la investigación presenta restricciones diferentes entre empresas. En un estudio para Estados Unidos encuentran que, en las empresas maduras, las variables financieras no son tan relevantes, mientras en las empresas jóvenes las variables que miden el acceso a la financiación de capital tanto interna como externa tienen mayor relevancia. Estos hallazgos son consistentes con una diferencia en el acceso a financiamiento entre empresas jóvenes y maduras (Brown, Fazzari y Petersen, 2009; Kerr y Nanda, 2014). Por su parte, Andergassen, Nardini y Ricottilli (2017) señalan que la inversión en procesos de innovación puede ser diferente cuando la financiación busca encontrar nuevos principios tecnológicos, a cuando esta se orienta al apoyo de procesos de difusión de innovaciones.
Por otra parte, cuando las innovaciones no dependen propiamente del conocimiento científico, sino que estas resultan del aprendizaje tecnológico -invenciones secundarias y terciarias-, la demanda de inversión en investigación no es determinante. En este caso, la eficacia relativa del aprendizaje por diferentes prácticas de trabajo para la innovación depende de la naturaleza del conocimiento, caracterizado por generalidad -alta movilidad/transferibilidad- y visibilidad -vínculos más estrechos entre las acciones y los resultados-. Cuanto mayor sea la visibilidad del conocimiento en un entorno, mayor será la tasa de innovación que no está vinculada a procesos de investigación científica (Lee y Walsh, 2016).
3. Del conocimiento a la innovación
La conexión entre generación del conocimiento e innovación implica un proceso complejo y multidimensional en el que intervienen investigadores, consumidores, productores y estructuras organizacionales, envueltos en un marco institucional que opera en diferentes niveles. En este sistema de interacciones entre preferencias, incentivos, técnicas y reglas es que la Federación Nacional de Cafeteros, en cuanto estructura organizacional dominante con capacidad sistémica de gestión, cumple su rol principal al impulsar el progreso tecnológico en la caficultura colombiana (Barrios, Olivero y Acosta, 2017; Mokyr, 2008; Pereira, 2011).
En razón a lo anterior, en seguida se trata de identificar, desde la teoría económica del conocimiento, los principales componentes del proceso a través del cual el conocimiento se convierte en tecnologías4 y luego en innovaciones. Por razones metodológicas, en esta discusión acotamos la noción de conocimiento a lo que Mokyr llamó «conocimiento útil». Esta categoría de conocimiento se enfoca en fenómenos naturales que potencialmente pueden ser manipulados, como, por ejemplo, los artefactos, los materiales, la energía y los seres vivos. El conocimiento útil se clasifica en dos conjuntos: conocimiento proposicional y conocimiento prescriptivo (Mokyr, 2008).
El conocimiento proposicional gira en torno al qué y se compone de las creencias de los expertos y los especialistas sobre los fenómenos y las regularidades naturales, así como de la observación, la clasificación, la medición y la catalogación de los fenómenos naturales. El conocimiento prescriptivo se ocupa fundamentalmente del cómo y se compone de instrucciones que configuran las que se pueden llamar técnicas, las cuales vienen a ser grupos de instrucciones o fórmulas ejecutables que permiten obtener alguna clase de beneficio de la naturaleza por medio de los procesos de producción y creación de valor (Mokyr, 2008).
El progreso económico y social que la humanidad ha experimentado a partir de la primera Revolución Industrial se debe a la ampliación de la base de conocimiento proposicional, la diversificación de los medios y las formas de almacenamiento y a su difusión. La expansión de este conjunto de conocimiento amplía las oportunidades para la creación y el desarrollo de nuevas técnicas, aunque no garantiza que estas se integren a la vida económica y social. El aprovechamiento de estas oportunidades depende, en gran medida, de la cultura y las instituciones. La cultura determina las preferencias y las prioridades de los agentes, mientras que las instituciones disponen de la estructura de incentivos y de castigos para la gente que experimenta nuevas técnicas (Mokyr, 2008).
Los procesos de investigación científica generan el conocimiento proposicional o teórico, mientras que el conocimiento que encuentra aplicaciones concretas da lugar a rutinas o técnicas. En este contexto, es necesario encontrar una explicación sobre la transición del conocimiento científico hacia la innovación. Básicamente, a partir del siglo XX el progreso tecnológico se apalanca en el conocimiento científico -epistémico-, en la medida en que su utilización y aplicación logra modificar una rutina (Agazzy, 1998; Mokyr, 2008).
El progreso tecnológico se entiende como la sucesión de cambios en las rutinas, inducidos por la aplicación de algún conocimiento científico. En este sentido, las innovaciones terminan por ser aquellos cambios en las rutinas que se convierten en nueva fuente de valor y, por tanto, son socialmente preferidos (Benavides, 2008). Toda innovación tiene origen en una tecnología -cambio inducido por el conocimiento proposicional-, pero no toda tecnología se convierte en innovación -nuevas rutinas socialmente aceptadas-. Es decir, no todo resultado de la utilización del conocimiento científico le resulta útil a la sociedad en un momento y lugar dados.
De lo anterior se deduce que una innovación se configura cuando algo nuevo o diferente es preferido socialmente. Lo que significa que la sociedad es la que finalmente dictamina si una tecnología se convierte o no en innovación. Por esta razón, la innovación encierra algún grado de incertidumbre y, por ende, las instituciones juegan un papel determinante al catalizar las circunstancias y las dinámicas complejas del entorno, con el fin de reducir la incertidumbre o inducir sesgos en la distribución de probabilidad de aparición de innovaciones (Antonelli, 2014; Rosemberg y Winter, 1982).
La acumulación de conocimientos -científicos y técnicos- configura entornos con mayor probabilidad de que surjan innovaciones, condición a la que se suman las instituciones. Por lo general, la producción de conocimiento científico ha sido responsabilidad de las universidades y demás instituciones académicas que no responden solo a los incentivos económicos. No obstante, entidades no académicas han creado institutos o laboratorios de investigación científica, logrando importantes resultados en materia científica y tecnológica que amplían las oportunidades para la innovación (Rosemberg y Winter, 1982). En Colombia constituye un ejemplo de esta naturaleza el Centro de Investigaciones del Café, Cenicafé, de la Federación Nacional de Cafeteros.
Vega (2014), al estudiar las dinámicas de innovación en algunas empresas de la industria del café, destaca la importancia de las instituciones al otorgar un rol específico a las condiciones mesoeconómicas que configuran los contextos en los que operan las firmas. Considera las instituciones «estructuras contenedoras de conocimiento -reglas genéricas- generado, empleado y retenido por los agentes en sus interacciones de mercado y no mercado, al interior y por fuera del sistema; así mismo, contienen el proceso por el cual las ideas se materializan en el tiempo y el espacio» (Vega, 2014, p. 27). Las instituciones cumplen la función de vincular las unidades micro -empresas- con una estructura general de actuación envolvente y superior -macro-, de manera que articulan el accionar de las reglas que han de regir a los agentes. La dimensión analítica meso vincula el comportamiento de los agentes al marco de los arreglos constitucional, institucional y organizacional que definen las estructuras de coordinación de una industria. Por tanto, el ámbito meso contiene el conjunto de reglas formales -normas, leyes, regulaciones- e informales -convenciones, rutinas, hábitos- que definen el espacio de las oportunidades económicas (Vega, 2014).
Las instituciones recogen el conjunto articulado de reglas genéricas que delimitan parcialmente los comportamientos de los agentes en relación con la dinámica propia del sistema o subsistema económico en que actúan, a la vez que permiten las interacciones y sus relaciones de dependencia. De esta manera, el marco institucional alberga las diversas rutinas que dan forma concreta a los comportamientos y determinan la relación de los individuos con el conocimiento, las estructuras organizacionales y el orden económico (Vega, 2014). Este entorno es el que, a su vez, facilita o dificulta las posibilidades de que surjan las innovaciones con mayor o menor frecuencia y alcance. En el caso de la caficultura colombiana, la institución responsable de gestionar y coordinar gran parte de la actividad económica y social del sector ha sido la Federación Nacional de Cafeteros (Fernández, 2014).
Dentro de la diversidad de tareas y enfoques que desarrolla y gestiona la Federación, se encuentran aquellas actividades relacionadas con la generación, el acceso y la aplicación del conocimiento científico y tecnológico. En este campo, la Federación, desde 1938, ha contado con el Centro de Investigaciones del Café Cenicafé. En la historia del desarrollo cafetero colombiano este centro de investigaciones ha jugado un papel determinante, ya que su trabajo científico permitió articular las políticas de la federación con las prácticas de los caficultores, en el propósito de fortalecer la competitividad internacional y nacional del café colombiano. Los principales avances tecnológicos incorporados en la caficultura colombiana han sido orientados e impulsados desde el trabajo científico y tecnológico de Cenicafé.
4. Metodología
Durante varias décadas, la principal fuente de conocimiento especializado sobre el café fue la federación, a través del Centro de Investigaciones del Café o Cenicafé (Cadena, 2005). Este conocimiento se encuentra en documentos de diferente naturaleza, de los cuales, en el periodo de estudio fue posible identificar y clasificar 1464 productos bibliográficos. Estos documentos se han clasificado en dos grupos: documentos de carácter científico -conocimiento proposicional- y de carácter técnico -conocimiento prescriptivo-. Luego, cada uno de estos grupos se clasifica en componentes temáticos, lo cual permite una aproximación a los enfoques principales que guiaron la generación y gestión del conocimiento, liderados desde la Federación de Cafeteros. Este material bibliográfico se clasificó en las siguientes categorías:
El conocimiento proposicional que hace referencia al conocimiento científico; por tanto, aquí se clasifican los artículos científicos publicados en la revista de Cenicafé.
El conocimiento prescriptivo que se refiere a conjuntos de técnicas e instrucciones de aplicación concreta. Aquí se clasifican los documentos denominados «avances técnicos», libros y manuales, cartillas, boletines y brocartas. Estos documentos se consideran la base del progreso tecnológico que tuvo lugar en la caficultura colombiana, en razón a que fueron elaborados o aceptados por la federación y, por tanto, la mayoría de ellos constituyeron insumo para el servicio de extensión (Ruttan y Hayami, 1989).
Es decir, el servicio de extensión, encargado de la transferencia de tecnología entre la federación y los caficultores, se dedicaba a gestionar y dirigir la utilización y aplicación de las técnicas e instrucciones contenidas en tales documentos. Por esta razón, la aplicación de estas nuevas técnicas implicaba sustituir o complementar algunas rutinas o técnicas anteriores, lo cual constituye un cambio técnico que debía ser aceptado por el caficultor por estar vinculado a la Federación (Fundesyram, 2010). Lo anterior de tal forma que la aplicación y la ejecución sistemática de estas normas y técnicas (Mokyr, 1990) constituyó una fuente indirecta de progreso tecnológico en el sector cafetero colombiano.
4.1 Conocimiento proposicional
Entre las categorías de conocimiento proposicional se encuentran las siguientes:
Uso y aprovechamiento del suelo. Incluye composición mecánica del suelo, relieve, clima, hidrografía, morfología, dinámicas en la composición de los suelos, etc. (López, 1950; Rodríguez, 1949; Schaufelberger, 1958; Schroeder, 1950; Suárez, 1950).
Técnicas de cultivo. Incluye factores ambientales, conocer el cafeto en todas sus dimensiones, la respuesta de la planta a la fertilización, la capacidad de producción del cafeto, la disponibilidad y los efectos del sombrío, la disponibilidad y el uso de la energía en diferentes formas y tipos de cultivo (Castaño, 1951; 1953; Huertas, 1962; Parra, 1952; Triana, 1950; Urhan, M. G. 1951).
Aspectos climatológicos. Incluye condiciones del aire, humedad, altura sobre el nivel del mar, comportamiento microclimatológico, temperaturas, condiciones luminosas, lluvia, niveles de precipitación, condiciones térmicas, nivel de humedad, etc. (Gómez y Jaramillo, 1974; López, Naranjo, Villegas y Valencia, 1972; Schaufelberger, 1962; Suárez y Gómez, 1968; Trojer, 1959).
Control de enfermedades y plagas. Incluye nemátodos, etiología, control de la hormiga, colletotrichum, necróticos, diferentes enfermedades producidas por hongos, aracnosis, llaga negra, damping-off, giberelina, desyerba, llaga macana, mancha de hierro, broca y roya (Bazire, 1960; Castaño, 1953; González, 1950; Urhan, O. 1951; Valenzuela,1955).
Semillas y especies. Incluye todo lo relacionado con variedades de café, adaptación, desarrollo, evaluación, rendimiento, semillas, obtención, cuidado, tratamiento, mejora y modificaciones (Jaramillo y Santos, 1980; Oliveros y Roa, 1986; Orozco y Marín, 1972; Osorio, 1969; Triana, 1951).
Procesamiento. Se refiere a recolección del grano, secado del grano, empacado, despulpado, almacenamiento, tratamiento de residuos, mecanizado e industrialización (Chamorro, Cárdenas y Herrera, 1995; Oliveros y Guanasekaran, 1995; Zambrano y Zuluaga, 1993).
Calidad. Se refiere a la selección de variedades, la selección de semillas, la selección del grano de café, el aseguramiento de la calidad en el cultivo, el cuidado y las propiedades del grano, etc. (Castaño, Quintero y Vargas, 2000; Oliveros, 1996; Puerta, 1996).
Derivados y comercialización. Temas relacionados con la obtención de productos derivados y subproductos, y técnicas de comercialización (Blandón, Rodríguez y Dávila, 1998; Castaño y Torres, 1999; López y Castaño, 1999).
Otros. Productos que no se lograron clasificar en ninguna de las anteriores categorías.
4.2 Conocimiento prescriptivo
Entre las categorías de conocimiento prescriptivo se encuentran las siguientes:
Uso y aprovechamiento del suelo. Incluye recomendaciones sobre uso del suelo, la caracterización estructural de suelos, la guía de fertilización de suelos, los movimientos masales y las prácticas preventivas de la erosión.
Técnicas de cultivo. La caracterización física del grano de café y sus procesos de transformación, el manejo de especies forrajeras en los cafetales, el uso del sistema de zoqueo, el uso de fertilizantes foliares, la guía de fertilización y nutrición balanceada, el manejo del sombrío arbóreo, etc. (Benavides y Cárdenas, 1975; Cárdenas, 1974; López, 1971; Mestre, 1971; 1973; Valencia, 1972).
Aspectos climatológicos. Incluye manejo de la oferta de agua disponible para cultivos, distribución de floración y cosecha de café, información sobre variabilidad climática y determinantes de la productividad del cultivo de café (Jaramillo, 1975).
Control de enfermedades y plagas. Incluye manejo de insecticidas y fungicidas, síntomas internos y externos de las enfermedades, manejo y control de plagas, nemátodos, epidemiología y control de malezas (Benavides, 1971; Cárdenas, 1974, 1977; Cárdenas y Benavides, 1963; Leguizamón y López, 1972; López y Torres, 1971).
Semillas y especies. Incluye bondades y potencialidades de las diferentes especies, grado de adaptación de las especies, propiedades de la variedad Colombia y caracterización de las variedades de café cultivadas en Colombia (Castillo, Moreno y López, 1976; Moreno, 2002).
Procesamiento. Hace referencia a requerimientos básicos en el diseño de beneficiaderos, procesos de fermentación, herramientas para tratamientos fitosanitarios, adaptación y manejo de separadores, caracterización técnica de despulpadoras, etc. (Valencia y Arcila, 1975; Valencia y Uribe, 1976).
Calidad. Componentes de calidad en cada una de las variedades de café cultivadas en Colombia, química agrícola, normas para registro de información, biotecnología vegetal, características sensoriales de la bebida, ventajas del secado mecánico y técnicas de selección del grano de café, etc. (Puerta, 2003).
Derivados y comercialización. Se refiere a características de mercados y del consumo, orientaciones para el caficultor en temas comerciales, almacenamiento del producto final, acceso y utilización de la información de la federación sobre comercio y obtención de algunos derivados básicos a partir de desechos del cultivo de café (Farfán y Sánchez, 2007).
Otros. Productos que no se lograron clasificar en ninguna de las anteriores categorías.
5. Resultados
La información presentada en la tabla 1 muestra que los aspectos denominados técnicas de cultivo, control de enfermedades y plagas, uso y aprovechamiento del suelo y aspectos climatológicos pueden reagruparse en la condición biológica de la planta de café -cafeto-, solo que se clasificaron en subcategorías en razón a la enorme dificultad que conlleva el análisis y la clasificación de los documentos. Al sumar estos cuatro aspectos representan el 77,4 % del total de productos de conocimiento analizados. Es decir, cerca del 80 % del esfuerzo investigativo estuvo dirigido a entender y resolver problemas relacionados directamente con el cultivo del café, mientras que otros aspectos tales como la calidad, el procesamiento, las semillas y la comercialización se relacionan con apenas el 20 % de la producción científica.
Aspectos | Productos |
---|---|
Técnicas de cultivo | 228 |
Control de enfermedades y plagas | 224 |
Uso y aprovechamiento del suelo | 175 |
Aspectos climatológicos | 102 |
Calidad | 73 |
Procesamiento | 62 |
Semillas y especies | 37 |
Otros | 26 |
Derivados y comercialización | 15 |
Total general | 942 |
Fuente. Elaboración propia.
La información de la tabla 1 sugiere que, al enfocar los esfuerzos de investigación y producción de conocimiento, en su mayoría, en el cultivo de café, el mayor beneficiado sería el caficultor. No obstante, cabe señalar que este enfoque pudo representar limitaciones en la modernización de la caficultura, en la medida en que se descuidaron aspectos tales como la innovación en los procesos, la industrialización y la comercialización, porque estos sectores también lograron importantes y sostenidos avances tecnológicos, solo que ya no desde la federación, sino desde otros sectores empresariales dedicados al desarrollo industrial y comercial del grano y el consumo del café.
La Federación Nacional de Cafeteros formalizó su vínculo con los caficultores a través de la extensión cafetera un año después de su creación. El objetivo de la extensión era gestionar el desarrollo rural cafetero. Para tal fin establecieron como campos de actuación la comercialización, la investigación en técnicas de cultivo, la protección de la salud de los caficultores, la producción de cultivos de pancoger para consumo, la educación, la diversificación de ingresos, la conservación de recursos naturales y las obras de infraestructura (Federación de Cafeteros, 2000). En el XXI Congreso Cafetero de 1959 se establece que el objetivo es el bienestar de los cafeteros y no el café, lo cual se lograría, primordialmente, por medio de la educación. En este enfoque, Cenicafé asumió la responsabilidad de la generación de conocimiento y el servicio nacional de extensión cafetera se convirtió en el vector transmisor de este conocimiento, transformándolo en tecnología para el desarrollo y bienestar de las comunidades (Federación de Cafeteros, 2000).
Los productos bibliográficos que dan origen a la información de la tabla 2 recogen lo que algunos autores llaman conocimiento tecnológico (Benavides, 2008), que es, principalmente, información de carácter técnico construida a partir del conocimiento científico de distintas fuentes (González, 2011). Estos documentos contienen, fundamentalmente, instrucciones con alto grado de aplicabilidad en el cultivo de café o en su entorno. La proximidad que estas instrucciones logran con la innovación en la caficultura resulta de la forma de aplicarlas y de quién las aplicaba (Fuentes-Pujol y Arguimbau-Vivó, 2008; Vargas, 2009).
Aspectos | Productos |
---|---|
Control de enfermedades y plagas | 159 |
Técnicas de cultivo | 138 |
Procesamiento | 48 |
Aspectos climatológicos | 46 |
Calidad | 43 |
Uso y aprovechamiento del suelo | 37 |
Semillas y especies | 23 |
Derivados y comercialización | 14 |
Otros | 14 |
Total general | 522 |
Fuente. Elaboración propia.
La transferencia de conocimiento en el sistema cafetero vinculado a la federación estuvo dirigida y gestionada por esta, por medio del sistema nacional de extensión. Por tal razón, era el equipo técnico especializado de extensión el encargado de la transferencia de tecnología y de la aplicación de las instrucciones establecidas y acordadas por los expertos (Federación de Cafeteros, 2000). Por tanto, la aplicación de dichas técnicas no respondía al criterio del caficultor, sino que tenía cierto grado de obligatoriedad como condición para permanecer vinculado a la federación. La información de la tabla 2 refleja en gran medida las tecnologías logradas en el sector cafetero, inducidas o gestionadas desde la federación. Así, entonces, se puede inferir que la federación sí diseñó y ejecutó un sistema de gestión del conocimiento y la tecnología con importantes resultados en innovaciones adaptativas o incrementales en su mayoría.
La tabla 3 presenta la información que sintetiza la producción de conocimiento y su aproximación tecnológica, gestionada desde la Federación Nacional de Cafeteros. De estos resultados se destaca que, aproximadamente, el 75 % de estos esfuerzos estuvieron dirigidos a temas relacionados de manera directa con el cultivo, en detrimento de aspectos relacionados con la calidad, el procesamiento y la comercialización. Estos resultados podrían sugerir que la federación, al concentrar sus esfuerzos en la producción del grano, dejó de lado los procesos de creación de valor a gran escala en temas como, por ejemplo, la industrialización y la comercialización (Lozada, 2014; Sanabria, 2011).
Aspectos | Proposicional | Prescriptivo | Total | Part. % |
---|---|---|---|---|
Técnicas de cultivo | 228 | 159 | 387 | 26,43 |
Control de enfermedades y plagas | 224 | 138 | 362 | 24,73 |
Uso y aprovechamiento del suelo | 175 | 48 | 223 | 15,23 |
Aspectos climatológicos | 102 | 46 | 148 | 10,11 |
Calidad | 73 | 43 | 116 | 7,92 |
Procesamiento | 62 | 37 | 99 | 6,76 |
Semillas y especies | 37 | 23 | 60 | 4,10 |
Otros | 26 | 14 | 40 | 2,73 |
Derivados y comercialización | 15 | 14 | 29 | 1,98 |
Total general | 942 | 522 | 1464 | 100,00 |
Fuente. Elaboración propia.
De esta manera, las actividades relacionadas con la creación de valor le fueron marginadas al caficultor, de modo que se dejaron a grupos empresariales con capacidades monopolísticas. Esto indudablemente conllevó a que el ingreso de los caficultores llegara a un estado de estancamiento, condicionado por los rendimientos marginales decrecientes inducidos por factores tales como las condiciones naturales de la producción, la tenencia de la tierra, la escala de producción y la estructura monopsónica del mercado internacional del café. En tal sentido, el objetivo de la federación de impulsar el desarrollo rural fue limitado, en la medida en que el campesino caficultor no pudo acceder a las grandes ganancias derivadas de la comercialización del grano y su transformación industrial moderna, que responde con mayor elasticidad al nuevo conocimiento y al progreso tecnológico (Malizia, Sánchez-Barrioluengo, Lombera y Castro-Martínez, 2013).
6. Conclusiones
Desde la teoría económica evolucionista, el conocimiento útil y su relación con el progreso tecnológico y las innovaciones es uno de los principales determinantes del desarrollo económico moderno, muy cercano a la creación de valor. El contexto mesoeconómico y macroeconómico configuran marcos de referencia para el comportamiento de los agentes vinculados, de modo que estas estructuras condicionan la toma de decisiones. Es así como se establecen los paradigmas tecnológicos, dentro de los cuales tienen lugar trayectorias tecnológicas que, a su vez, se convierten en vectores de creación de valor en tanto que priorizan formas concretas de combinación del conocimiento, la tecnología y las innovaciones.
Hasta cierto punto, el marco institucional y organizacional que logró establecer la Federación Nacional de Cafeteros estableció un paradigma tecnológico y unas cuantas trayectorias tecnológicas en el sector cafetero colombiano. Así, la capacidad de gestión y de integración de los agentes otorgó la credibilidad necesaria para direccionar -parcialmente- el progreso tecnológico, actuando principalmente desde dos campos: la investigación científica y la extensión cafetera. En este contexto, la federación actuó también como financiador de la investigación por intermedio de Cenicafé. Este organismo de investigación lideró la producción de conocimiento científico relacionado con el café y la federación, y a través del servicio de extensión logró convertir dicho conocimiento en tecnología e innovación.
El ejercicio de coordinación que desempeñó la federación le permitió capturar y canalizar recursos institucionales y financieros, así como focalizar una parte de ellos hacia la generación de conocimiento científico y tecnológico. De esta manera, la financiación de las nuevas ideas y oportunidades de innovación no quedaron dependiendo de los capitalistas privados, que actúan como cazadores de rentas monopólicas. Aquí radica la importancia estratégica que tuvo para el desarrollo cafetero colombiano el enfoque de impulso al progreso tecnológico concebido y ejecutado por la federación. Por tanto, el progreso tecnológico en el sector cafetero colombiano no fue inducido solo por las fuerzas del mercado y la competencia entre agentes, sino que, en gran parte, fue financiado, gestionado y dirigido por la institucionalidad representada en la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia, en respuesta a objetivos preestablecidos.
Los resultados conseguidos muestran que al menos el 70 % de los esfuerzos asociados al progreso tecnológico realizados por la Federación Nacional de Cafeteros estuvieron dirigidos a temas relacionados con el cultivo del café, en detrimento de aspectos relacionados con la creación de valor a partir del grano tales como la calidad, el procesamiento y la comercialización.
El progreso tecnológico guiado por la federación no le facilitó herramientas al caficultor para que pudiera evolucionar hacia la creación de valor por intermedio de la industrialización, dejándole este nivel de desarrollo a grupos empresariales con capacidades monopolísticas. Esto explica -parcialmente- el estancamiento secular del ingreso de los caficultores, condicionado por los rendimientos marginales decrecientes que se derivan de las condiciones naturales de la producción, la tenencia de la tierra, la escala de producción y la estructura monopsónica del mercado internacional del café.