INTRODUCCIÓN
Se estima que en el año 2050, 2.000 millones de personas serán mayores de 60 años en todo el mundo; la mayoría de esta población estará en los países en vías de desarrollo y uno de los principales determinantes de su calidad de vida será la función cognitiva 1,2. El deterioro cognitivo (DC), que incluye el deterioro cognitivo leve (DCL) y la demencia, son patologías neurológicas cuya prevalencia a nivel mundial aumenta con el envejecimiento poblacional y la presencia de factores de riesgo, genéticos, sociales, cardiovasculares, ambientales y de estilos de vida. En Colombia se han relacionado principalmente con baja escolaridad 3-5.
Según el World Alzheimer Report 2015, la demencia afecta a 50 millones de personas en el mundo; se espera que este número se triplique para el 2050 6. En países de altos ingresos se ha estimado la prevalencia de demencia en mayores de 60 años entre un 5,6 y 7,6 % (4,6 % en Europa Central), y en América Latina en un 8,5 % 6,7. Un estudio brasileño describe una prevalencia del 17,5 % de demencia en mayores de 65 años 8. Se estima que la prevalencia de demencia se duplica cada cinco años después de los 65 años 9. La tasa de conversión anual de envejecimiento normal a DCL está calculada en 1 a 2 %, mientras que la progresión de DCL a demencia sería de un 12 % anual 6,10,11. Un estudio local describe una prevalencia del 34 % para el DCL y 23 % para demencia en adultos mayores de 50 años en Bogotá 3,12.
La demencia tipo Alzheimer (DTA), que es la demencia más frecuente, requiere para su diagnóstico clínico la aplicación de diferentes baterías neuropsicológicas que evalúan el rendimiento en varios dominios cognitivos 11,13. Aunque existen avances significativos en la identificación de DTA por neuroimágenes, líquido cefalorraquídeo y marcadores séricos, prevalece el diagnóstico clínico de un deterioro cognitivo capaz de ocasionar un declive en el funcionamiento habitual 14-17. La DTA se caracteriza por la acumulación de péptido amiloide β(Aβ) en el parénquima cerebral y alrededor de los vasos sanguíneos cerebrales, junto con la presencia de depósitos de proteína TAU intraneuronal, constituyendo los ovillos neurofibrilares que son la base del trastorno neurodegenerativo. Otros cambios bioquímicos, morfológicos y funcionales de la vasculatura cerebral sugieren un rol importante de la enfermedad cerebrovascular en la fisiopatología de la DTA 18,19).
Desde la década de 1990 se ha sugerido que las enfermedades vasculares predisponen a la DTA al igual que a la demencia vascular (DVa) 20. Estudios recientes describen los mecanismos celulares y moleculares específicos de la unidad neurovascular y de la barrera hematoencefálica (BHE) 19-21, relacionando los defectos neurovasculares en la DTA con hipoperfusión cerebral, disfunción y alteración de la microcirculación cerebral 22-24. Sin embargo, aún persiste incertidumbre sobre la relación entre los factores de riesgo en cada individuo y la presentación de demencia, lo que justifica nuevos estudios 25.
El envejecimiento poblacional está estrechamente relacionado con la aparición de enfermedades crónicas como hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus (DM) 26. Se ha documentado una fuerte asociación entre esta última y la progresión en sujetos normales a DCL o a DTA, sugiriéndose una relación con el síndrome de resistencia a la insulina como responsable común de DM y DC 27. Una hipótesis del mecanismo fisiopatológico que llevaría al DC sería la activación crónica de vías proinflamatorias en respuesta a la resistencia periférica a la insulina, con la consiguiente producción de especies reactivas de oxígeno y muerte neuronal; este mecanismo aún no es muy claro 19,28-30.
Estudios previos han concluido que la HTA se comporta como un factor de riesgo para el DC y su progresión 31. Los cambios del estado cognitivo asociados a eventos cerebrovasculares (accidente cerebrovascular-ACV), con independencia de su origen ateroesclerótico o por mal control de la presión arterial (PA), ya han sido reconocidos 32,33.
Con el fin de describir la asociación entre HTA y DM con el riesgo de progresión a DC (DCL o demencia) se realizó una revisión sistemática de la literatura disponible.
MÉTODOS
Se realizaron búsquedas en PubMed, EbscoHost, ScienceDirect y Registro Cochrane, incluyendo estudios de cohortes prospectivas y de casos y controles que cumplieran los siguientes requisitos: diagnóstico de HTA por criterios del Séptimo Informe del Joint National Committee on the Prevention, Detection, Evaluation, and Treatment of High Blood Pressure: JNC7 34, por autorreporte o que se encontrara tomando medicación antihipertensiva; diagnóstico de DM por autorreporte o que se encontrara con medicación hipoglicemiante. Los desenlaces esperados comprendieron DCL o demencia de cualquier tipo, incluyendo DTA. Los estudios incluidos debían establecer el diagnóstico de DC, DCL o demencia por consenso, aunque los instrumentos utilizados no fueran los mismos. Se tuvieron en cuenta estudios en español e inglés que incluyeran adultos mayores de 65 años, publicados entre enero del 2007 y abril del 2017. La calidad de los estudios se estableció con la lista de chequeo de calidad de The Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN) 35.
RESULTADOS
Al aplicar los límites descritos se mantuvieron 473 referencias (figura 1). Con los criterios de inclusión y la extracción de datos quedaron 23 referencias elegibles, a las cuales se les aplicó el filtro de la calidad de los estudios (SIGN). Doce artículos cumplieron con los criterios de inclusión, todos con diseño de estudio cohorte prospectiva. Para la presentación de los resultados se utilizó la guía Prisma 31.
Riesgo de sesgos en los estudios: Para disminuir el riesgo de calidad de los estudios se aplicó la lista de chequeo SIGN. Se encontró potencial riesgo de sesgos de selección en cuatro estudios, así como un control incompleto de variables de confusión en 10 de estos. La mediana de la pérdida de seguimiento fue del 36,9 % (13,5 %-45,4 %). También se presentaron sesgos de clasificación en las exposiciones medidas por autorreporte (tablas 1 y 2).
Autor, año de publicación | Seguimiento | Sesgos de selección | Variables | Control factores de confusión (modelos ajustados) | Pérdidas | SIGN |
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Goldstein y colaboradores 31 | 2 años | Adecuado | Edad, raza, sexo, educación, presencia vs. ausencia de DM, enfermedad cardíaca (IAM, FA o ICC), HTA o depresión dentro de los últimos dos años | Edad, raza, sexo, educación, presencia vs ausencia de DM, enfermedad cardíaca (IAM, FA o ICC), HTA o depresión dentro de los últimos dos años | No informan pérdidas | (+) |
Liu y colaborado %res 38 | 12 años | Se enriqueció la cohorte con 1893 participantes en el 2001 | HTA, peso, escolaridad, alcohol, tabaquismo | Historias clínicas de cáncer, DM, ataque cardíaco, ACV, enfermedad cardíaca cardiovascular, depresión y enferme %dad de Parkinson, IMC, edad, nivel de educación, tabaquismo y consumo de alcohol | 13,5 % | (++) |
Alperovitch y colaboradores 39 | 8 años | Comunidad en general | Educación, síntomás de depresión, historia de DM, IAM, angioplastia, ACV, FA, enfermedad arterial periférica, AIVD | Educación, síntomas de depresión, historia de DM, IAM, angioplastia, ACV, FA, enfermedad arterial periférica, AIVD | 15 % | (++) |
Reitz y colabora %dores 33 | 4,7 años | Adecuado | ECV, DM, FA y otras arritmias, IAM, ICC, angina, genotipo APOE (homocigotos o heterocigotos) |
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No informan pérdidas | (++) |
Bermejo-Pareja y colaboradores 37 | 3,2 años | Adecuado | Edad, género, área geográfica, nivel educativo, hipercolesterolemia, DM, derrame cerebral, enfermedad cardíaca, síntomas depresivos o uso de antidepresivos y duración de sueño total diario | Edad, género, área geográfica, nivel educativo, hipercolesterolemia, DM, derrame cerebral, enfermedad cardíaca, síntomas depresivos o uso de antidepresivos y duración de sueño total diario | No informan pérdidas | (+) |
Ninomiya y colaboradores 36 | 17 años | Adecuado | HTA, dislipidemia, enferme %dad renal IMC diabetes, alcohol, fumar, nivel de educación | Edad, sexo, nivel educativo, uso de agentes antihipertensivos, diabetes mellitus, enfermedad renal crónica, colesterol total, IMC, antecedentes de accidente cerebrovascular, hábitos de fumar y consumo de alcohol | No informan pérdidas | (+) |
Bangen y colabora %dores 40 | 6 años | Comunidad en general | Edad, nivel educativo, sexo, grupo étnico, alelo apoe-ε4, fumador, HTA, historia de ACV, PCR, HDL, no-HDL, DM | Edad, años de educación, sexo, raza / etnia y genotipo APOE-ε4 | No informan pérdidas | (++) |
Cheng y colabora %dores 41 | 2 años | Comunidad en general | Media de edad, sexo femenino, etnia, media de educación, alelo apoe-ε4, historia de dm, historia de ACV, historia de HTA, HDL, no-HDL, historia de falla cardiaca, fumador |
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No informan pérdidas | (+) |
Huang y colabora %dores 44 | 11 años | Adecuado | Edad, sexo femenino, HTA, hiperlipidemia, ACV, enfermedad coronaria, arritmia, falla cardiaca, área geográfica, medicación | Uso de medicamentos de DM al inicio del estudio, edad, sexo, hipertensión, hiperlipidemia e historial previo de ictus | No informan pérdidas | (++) |
Wang y colabora %dores 43 | 9 años | Adecuado | Edad, sexo, ingreso económico, área geo %gráfica, urbanización, enfermedad cerebrovascular, enfermedad cardiovascular, HTA, dislipidemia | Edad, sexo, área geográfica, urbanización, enfermedad cerebrovascular, HTA, Hiperlipidemia | No informan pérdidas | (+) |
Xu y colaboradores 42 | 9 años | Adecuado | Edad, nivel de educación, falla cardiaca, ACV, HTA, uso de medicamentos antidepresivos, niveles de glucosa, alelo apoe-ε4, IMC |
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45,4 % | (+) |
Passaro y colabora %dores 45 | 2 años | Adecuado | Edad, sexo, HTA, colesterol total, LDL, HDL, triglicéridos, hematocrito, conteo de células sanguíneas | Edad, sexo, HTA, colesterol total, LDL, HDL, triglicéridos, hematocrito, conteo de células sanguíneas | No informan pérdidas | (++) |
Autor, año | Población | Instrumento | Resultados |
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Goldstein y colaboradores 31 | n = 1385 CI: DCL CE: ACV o AIT |
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Peor rendimiento con dos o más lecturas altas de PA: TMT A (p = 0,02), TMT B (p = 0,007), Boston Naming Test (p = 0,005) |
Liu y colaboradores 38 | n = 3145 CI: sin DC |
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La asociación entre PAS y PAD y puntuación cognitiva no fue lineal. La función cognitiva óptima se produjo con una PAD alrededor de 80 mmHg y una PAS alrededor de 135 mmHg |
Alperovitch y colaboradores 39 |
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Modelo 2: HR 1,77 (IC 95 % 1,17-2,69) p = 0,007 |
Reitz y colaboradores 33 |
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Neuropsicología: MMSE, Boston Naming Test, FAS test, WAIS-R, Benton Visual Retention Test, Benton Visual Retention Test, Complex Ideational Material and Phrase Repetition subtests from the Boston Diagnostic Aphasia Evaluation, MDRS, Rosen Drawing Test, Selective Reminding Test, Disability and Functional Limitations Scale, Blessed Functional Activities Scale, DSM IV y criterios NINCDS-ADRDA | PA: mediciones de PA sistólica y diastólica fueron tomadas con el individuo sentado cada tres minutos por nueve minutos HTA se asoció con un mayor riesgo de DCL por todas las causas. DCL amnésico: HR 1,4 (IC 95 % 1,06-1,77) p = 0,02. DCL no amnésico: HR 1,7 (IC 95 % 1,13- 2,42) p = 0,009 |
Bermejo- Pareja y colaboradores 37 | n = 3824 CI: cognición normal CE: demencia, DCL, ACV o AIT |
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Riesgo de demencia: HTA sin tratamiento: RR 2,38 (IC 95 % 1,32-4,29) p = 0,004 HTA con tratamiento: RR 1,43 (IC 95 % 1,02- 2,0) p = 0,035 |
Ninomiya y colaboradores 36 |
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Bangen y colaboradores 40 |
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Cheng y colaboradores 41 |
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Modelo 1: HR 1,9 (IC 95 % 1,3-2,9) Modelo 2: HR 1,6 (IC 95 % 1,0-2,6) Modelo 3: HR 1,4 (IC 95 % 0,9-2,4) |
Huang y colaboradores 44 |
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Wang y colaboradores 43 |
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DM: AHR 1,45 (IC 95 % 1,38-1,52) Mujeres con DM: AHR 1,48 (IC 95 % 1,39-1,57) Hombres con DM: AHR 1,40 (IC 95 % 1,30-1,51) Mujeres diabéticas de edad avanzada: AHR 1,52 (IC 95 % 1,42 - 1,62) Mujeres diabéticas más jóvenes: AHR 1,34 (IC 95 %: 1,15-1,56) |
Xu y colaboradores 42 |
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Desarrollo DTA en DM: Modelo 1: OR 1,04 (IC 95 % 0,61-1,79) Modelo 2: OR 1,19 (IC 95 % 0,68-2,12) |
Passaro y colaboradores 45 |
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Fuente: elaboración propia
HTA y riesgo de DC. De estos, cinco artículos presentaron como desenlace DVa y uno DTA y DVa 36. Además de la evaluación del tipo de demencia como desenlace, los artículos informaron sobre el riesgo de presentar demencia según las cifras de PA sistólica (PAS) y diastólica (PAD) (tablas 1 y 2).
En el estudio de Goldstein y colaboradores se hizo seguimiento con pruebas neurocognitivas en tres valoraciones durante dos años y se puso de manifiesto que los sujetos con cifras tensionales altas tuvieron un peor desempeño para completar las pruebas Trail-making Test partes A y B (TMT A y B). Se observó una diferencia entre aquellos que presentaron PA sistólicas y diastólicas altas (63 % vs. 19 %, respectivamente) 31.
El estudio de Bermejo-Pareja y colaboradores no solo evaluó la HTA como factor de riesgo para DCL o demencia, sino también la relación que existe con el tratamiento de la HTA, y encontró una relación estadísticamente significativa con y sin tratamiento (p = 0,035 y p= 0,004), respectivamente 37.
En los otros cuatro estudios, además de la HTA se encontraron otros factores de riesgo que en el momento del análisis podrían influir en la aparición del deterioro cognitivo: sobrepeso y obesidad, baja escolaridad, ingesta de alcohol, tabaquismo, edad, sexo, fibrilación auricular, falla cardiaca, etnia, APOE, dislipidemia, enfermedad renal y DM 32,34,36. Liu y colaboradores mostraron, en una cohorte de afroamericanos mayores seguidos por 12 años, que la función cognitiva óptima se logró con una PAD alrededor de 80 mmHg y una PAS alrededor de 135 mmHg; las medidas de presión sistólica muy baja y alta se asociaron con puntuaciones cognitivas más bajas 38.
Alperovitch y colaboradores encontraron que el incremento en una desviación estándar en el coeficiente de variación de la presión sanguínea se asociaba con un incremento del 10 % en el riesgo de demencia, sin encontrar asociaciones estadísticamente significativas con el incremento de la PAS y el riesgo de demencia [PAS < 120: OR = 0,97 (IC 95 % 0,7-1,1); PAS: 120-140, OR = 1,10 (IC 95 % 0,93-1,2); PAS > 140: OR = 1,10 (IC95 % 0,9-1,13) p > 0,1] 39.
Deterioro cognitivo y diabetes mellitus
De los seis estudios incluidos, cinco encontraron una relación estadísticamente significativa entre DM y progresión a DCL o DTA. La aplicación del instrumento SIGN dio como resultado tres artículos aceptables y tres de alta calidad (tablas 1 y 2).
En el estudio de Bangen y colaboradores los sujetos con DM presentaron un peor rendimiento cognitivo en 13 de las 15 pruebas neuropsicológicas empleadas para la evaluación de la memoria, el lenguaje, la velocidad de procesamiento/ funcionamiento ejecutivo y las habilidades visoespaciales en un seguimiento a seis años y con valoraciones neuropsicológicas cada 18 meses, sin embargo, no hubo diferencias significativas entre aquellos con o sin DM, en términos de la tasa de progresión hacia un DC 40.
Cheng y colaboradores, cuyo estudió se basó en una cohorte multicéntrica de 1.488 sujetos, encontraron que la diabetes tipo 2 se relaciona con un mayor riesgo de demencia (HR = 1,7, IC 95 % 1,4 - 2,9) 41. Xu y colaboradores, por su parte, reportaron que la DM no controlada aumenta el riesgo de DTA 42.
Wang y colaboradores publicaron los resultados de una amplia cohorte de pacientes de Taiwán que fueron seguidos por 11 años. La incidencia global de DTA fue mayor en sujetos mayores de 65 años, en comparación con sujetos menores de 65 años, con independencia de su sexo o estado diabético. Las mujeres diabéticas tenían la mayor incidencia general de DTA (2,47 por 1000 años-persona). El cociente de riesgo ajustado (AHR) fue más alto en mujeres diabéticas mayores (1,52, IC 95 % 1,42-1,62) en comparación con mujeres diabéticas más jóvenes (1,34, IC 95 % 1,15-1.56) 43.
El estudio llevado a cabo por Huang y colaboradores, también con población de Taiwán, encontró luego de 11 años de seguimiento que los pacientes diabéticos experimentaron una mayor incidencia de DTA que los sujetos no diabéticos (0,48 % vs. 0,37 %, p < 0,001; HR 1,76; IC 95 % 1,50-2,07, p < 0,001). Así mismo, ni la monoterapia ni la combinación de medicamentos antidiabéticos orales se asoció con riesgo de DTA después de ajustar por factores de riesgo subyacentes. Sin embargo, se encontró que la terapia de combinación con insulina podría estar asociada con un mayor riesgo de DTA (HR, 2,17, IC 95 %, 1,04-4,52, p = 0,039) 44.
Passaro y colaboradores encontraron, en una muestra de personas de edad avanzada, que tanto la demencia como la DM se asociaron de manera independiente con menores niveles del factor neurotrópico derivado del cerebro (BDNF); además, los niveles de BDNF fueron significativamente más bajos en pacientes afectados por demencia y DM en comparación con los controles tanto diabéticos como no diabéticos 45.
DISCUSIÓN
Esta revisión de la literatura mostró que la HTA se asocia con la presentación de DC, principalmente con DVa. Se identificó que aquellos individuos con hipertensión no tratada tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar demencia que aquellos que sí reciben tratamiento hipotensor 37. Sin embargo, Tadic y colaboradores, en una revisión de la literatura, consideran necesario un manejo cauteloso de la PA en ancianos y sujetos frágiles dado que podría haber una mayor incidencia de demencia y mortalidad en ancianos con PA baja farmacológicamente, con un empeoramiento en el deterioro cognitivo ya filiado 32. Se ha descrito que hasta un 77 % de la población que presenta variabilidad de la PAS presentaría con mayor frecuencia demencia (p = ,007) 39. Las medidas de PS muy bajas o altas se asociaron con puntuaciones cognitivas más bajas 38. Existe un vínculo entre hipotensión ortostática e incidencia de demencia, según lo descrito por Cremer y colaboradores, que estudiaron por 12 años una población con hipotensión ortostática y encontraron una incidencia de demencia del 25 % 46. Al parecer, un rango de PA puede ofrecer mayor seguridad para disminuir el riesgo de DC (135/80 mmHg). Esto concuerda con las recomendaciones y objetivos terapéuticos de los consensos sobre manejo de HTA 34,38.
Además de la relación de la HTA con la presencia de infartos cerebrales tromboembólicos de pequeños o grandes vasos, existe una íntima relación con la aparición de lesiones subcorticales de la sustancia blanca que se encuentran comúnmente en la DTA, y que conllevan alteraciones de memoria, apatía y disfunción ejecutiva; además, hay alteración de la barrera hematoencefálica, característica que comparte con la DM 47-49.
Al relacionar la HTA con los cambios fisiopatológicos propios de la DTA se ha encontrado que los efectos vasculares secundarios a un aumento de la resistencia vascular (debido a una elevación de la PAS) potencian la actividad del APOE4, lo que da lugar a una disfunción neuronal con degeneración y efectos tóxicos, incremento en la producción de AB y disminución en la depuración de vías proinflamatorias, y la subsecuente formación de radicales libres de oxígeno. Todo lo anterior lleva a un compromiso en la integridad cerebrovascular, en asociación con respuestas ineficientes a los estresores del sistema nervioso central (SNC), como isquemia e inflamación, que conducen a DC 19,50.
La DM se ha asociado con un mayor riesgo de DTA, y la presente revisión sistemática encontró una relación estadísticamente significativa con la DM y la progresión a DCL o DTA, pero la forma en que ejerce su efecto sigue siendo controvertida 19,51. Los mecanismos fisiopatológicos hipotéticos son la toxicidad de la glucosa a escala neuronal y un efecto directo de la insulina sobre el metabolismo amiloide 19. Se ha reportado una correlación negativa entre los niveles de BDNF y la diabetes, sin embargo, la dirección de la asociación aún no está clara. La producción cerebral de BDNF es inhibida por la hiperglucemia, lo que podría explicar la asociación entre niveles bajos de BDNF y resistencia a la insulina 45.
Tolppanen y colaboradores reportaron que las personas con DTA tenían más probabilidades de tener antecedentes de DM (tipo 1 o 2) en el análisis no ajustado (OR 1,14, IC 95 % 1,08-1,20), con una asociación que se fortaleció después del ajuste por modelos (OR ajustado 1,31, IC 95 % 1,22-1,41). Otro aspecto relevante de este estudio fue la relación que se encontró con la presencia de DM en la mitad de la vida, más fuertemente asociada con la DTA que la DM diagnosticada tardíamente (OR 1,42, IC 95 % 1,281,60 y OR 1,05 IC 95 % 1,00-1,12, respectivamente) 52 .
Schrijvers y colaboradores mostraron que de los 211 participantes que desarrollaron DTA, el 33,6 % lo hizo en los primeros tres años, por lo que se sugiere que el hiperinsulinismo inicial y la posterior resistencia a la insulina se asocian con un mayor riesgo de DTA, sin que sea necesario que se haya instaurado la DM como tal 53. Fisiopatológicamente, el fenómeno se explica gracias al papel que desempeña la insulina en áreas como la corteza cerebral, la corteza entorrinal y el hipocampo, involucrados con la memoria. Además la insulina se une al factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1R), relacionado con plasticidad sináptica a través de la vía de señalización del IRS-1 fosfatidilinositol 3-quinasa (PI3K) 19.
Según el estudio de Zilkens y colaboradores, el inicio de la demencia ocurre en promedio dos años antes del diagnóstico de DM, y los resultados de supervivencia son generalmente más pobres. En un modelo de riesgo proporcional corregido, la tasa de mortalidad se incrementó con la DM de larga duración, sobre todo con el inicio temprano de la demencia. En la demencia diagnosticada antes de los 65 años, aquellos con una historia de más de 15 años de DM murieron casi dos veces más rápido que aquellos sin DM (RR = 1,9, IC 95 % 1,3- 2,9) 54.
El presente estudio tiene algunas limitaciones. El objetivo era establecer el riesgo de progresión de deterioro cognitivo con los factores asociados descritos (HTA y DM), en pacientes mayores de 65 años, por lo que no se incluyeron estudios que midieran la exposición antes de esa edad; sin embargo, la exposición a factores relacionados con estilos de vida o factores de riesgo cardiovascular se inicia en la etapa adulta temprana. Nuestro estudio no incluye consulta en fuentes como literatura gris o trabajos presentados en eventos académicos. Como fortalezas se considera la inclusión de artículos de revisión locales para el estado del arte y la discusión 3,12, así como el uso de buscadores de literatura ampliamente conocidos y de impacto académico global (figura 1). La calidad de los estudios se estableció con la lista de chequeo de calidad SIGN 35.
Realizar estudios en los cuales se mide la función cognitiva es un proceso complejo y con múltiples riesgos de sesgos por el uso de diferentes instrumentos. Algunas de las pruebas neuropsicológicas más empleadas pueden no ser sensibles al declive cognitivo en periodos preclínicos. El MMSE no explora las funciones ejecutivas ni es capaz de diferenciar a los pacientes que presentan DCL de personas cognitivamente sanas 55-59. El MoCA ha demostrado mayor sensibilidad diagnóstica que el MMSE en la detección del DCL y DC; sin embargo, en los artículos revisados no fue uno de los instrumentos utilizados 55,58,59.
CONCLUSIONES
Los pacientes con HTA tienen mayor riesgo de DVa, seguidos por la demencia mixta (DVa y DTA), mientras que la DM se asocia con una mayor frecuencia de presentación de DTA, en especial si la DM aparece en edades tempranas de la vida. Entender que estos factores de riesgo influyen en la progresión a DCL y demencia es parte fundamental para generar estrategias de salud pública en las que se realicen acciones preventivas, no solo para la reducción del riesgo cerebrocardiovascular, sino para considerar la prevención del deterioro cognitivo y la demencia como puntos finales de abordaje en las guías de práctica clínica.