Señor editor:
En los estudios de carga global de mortalidad de las enfermedades se establece que las enfermedades neurológicas son la segunda causa de muerte a nivel mundial y la primera causa de discapacidad, de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD), así como de pérdida de años de vida ajustados por calidad (AVAC) 1-3.
En general, las enfermedades neurológicas son crónicas y dependen de un régimen continuo de tratamiento con el fin de evitar recaídas 1-2, por lo que, el desabastecimiento de medicamentos en Colombia, aunque no es un fenómeno reciente, sí se ha acentuado notablemente desde la pandemia de COVID-19, con repercusión directa en los pacientes y en los costos directos para el sistema de salud. Entre agosto y septiembre del 2022, se organizaron mesas de trabajo con múltiples asociaciones médico científicas, la Superintendencia Nacional de Salud y el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), en las cuales se revelaron que las posibles causas del desabastecimiento serían: el incremento en la demanda; las restricciones por los fabricantes en los contratos con las entidades promotoras de salud (EPS) y los gestores de salud; los retrasos en las entregas de pedidos; los procedimientos pendientes en el Invima (p. ej. Aprobación de registros sanitarios, renovación de registros, etc.); los problemas en la adquisición de materias primas y la disminución del interés de la industria en comercializar productos de baja rentabilidad 4.
La escasez de medicamentos representa un factor de riesgo para un mayor número de hospitalizaciones en pacientes con enfermedades neurológicas, como es el caso del estado epiléptico en pacientes con epilepsia no controlada; recaídas en paciente con esclerosis múltiple (EM) o enfermedades del espectro de neuromielitis óptica (NMOSD, según sus siglas en inglés), ya que estas patologías requieren de tratamiento de forma continua 5.
Ante la importancia del tema y la coyuntura actual, realizamos esta carta y adicionalmente una encuesta a neurólogos para evaluar su percepción sobre el desabastecimiento de medicamentos neurológicos en Colombia. Se calculó la muestra necesaria a partir del número de afiliados a la Asociación Colombiana de Neurología (ACN), donde se buscó un margen de error del 5 % y un nivel de confianza del 95 %, lo que resultó en la necesidad de un mínimo de 192 encuestas completas para cumplir con los parámetros establecidos. La encuesta se diseñó en Formularios de Google, garantizó una única respuesta por participante y fue distribuida a través de los canales de comunicación de la ACN.
En la recolección de la información, se completó el número propuesto, donde las 192 encuestas fueron respondidas por neurólogos clínicos (sin incluir neurólogos pediatras), de los cuales un 54,4 % fueron mujeres; además, se tuvo una participación de 24 ciudades del país, principalmente de Bogotá (30,7%), Medellín (30,7%), Bucaramanga (5,7%), Barranquilla (5,7%) y Cartagena (4,6%). Es relevante destacar que el 69,4 % de los encuestados ejerce en ambientes de consulta externa y hospitalización, lo que proporciona una perspectiva amplia y detallada del problema.
Para el procesamiento de los datos obtenidos se emplearon técnicas de análisis descriptivo, donde las respuestas fueron organizadas y analizadas utilizando Microsoft Excel®.
La encuesta reveló que el 96,9 % de los profesionales han reportado desabastecimiento de medicamentos y que esto ha afectado la calidad del servicio médico, así, un 57,5 % de los encuestados indicó un impacto en su práctica clínica. Este desabastecimiento ha incidido en la toma de decisiones clínicas, evidenciado porque un 46,6 % de los especialistas han hecho cambios en sus prescripciones debido a esta situación.
Adicionalmente, se observó una interrupción en los tratamientos de los pacientes, con un 36,3 % de los encuestados que señaló interrupciones en la toma de los medicamentos de una semana o más. Este factor se asoció con un incremento en la tendencia a la automedicación por parte de los pacientes, reportada por un 33,2 % de los especialistas.
El desabastecimiento de medicamentos ha afectado particularmente a pacientes con enfermedades como epilepsia, migraña, enfermedad de Parkinson, cefalea, depresión, enfermedad cerebrovascular y trastorno de déficit de atención e hiperactividad. Entre estas, la epilepsia es la más afectada (25,1 %), seguida por migraña (6,4 %) y enfermedad de Parkinson (8,1 %). Específicamente, los medicamentos más mencionados fueron: clobazam (9,1%), lacosamida (4,4%), topiramato (3,7%), lamotrigina (3,6%), y pregabalina (3,2%), utilizados para el tratamiento de epilepsia, migraña, depresión o neuropatías.
Un estudio en Colombia reportó los costos de las crisis epilépticas en pacientes con diagnóstico de epilepsia en urgencias 6, donde el valor total de los costos directos fue de $1.574.746.247 pesos colombianos (COP), y se evidenció que la no entrega de los medicamentos anticrisis por parte de las EPS fue un factor que contribuyó significativamente al incremento de los costos.
La esclerosis múltiple, a su vez, es una enfermedad de alto costo y es una de las primeras causas en Colombia de discapacidad en adultos jóvenes. Las recaídas de los pacientes en el año 2008 tuvieron un costo medio de $2.433.182 COP, y para el año 2014, el costo de medicamentos para EM se estimó en aproximadamente 43 millones de dólares 7-8.
Por otra parte, los pacientes con NMOSD que padecen recaídas afectan significativamente su funcionalidad y los costos indirectos en la carga de la enfermedad 9-10. Estos datos deben tenerse en cuenta, ya que Colombia es de los países con mayor prevalencia de NMOSD en América Latina 11.
En conclusión, el desabastecimiento de medicamentos neurológicos en Colombia se ha acentuado considerablemente después de la pandemia por CO-VID-19, y esta situación fue reportada por el 96 % de los neurólogos encuestados. Además, el impacto en la calidad de vida de los pacientes y el incremento en los costos directos e indirectos de diferentes enfermedades neurológicas, se traducen en un aumento en la carga de la enfermedad. Si bien el desabastecimiento tiene diferentes causas, se hace notoria la escasa inversión del Gobierno colombiano en el desarrollo de investigación para tecnologías y materias primas propias que permitan una independencia parcial del abastecimiento externo. Se visibiliza, adicionalmente, la necesidad de realizar compras centralizadas por parte del gobierno que aseguren el ingreso de medicamentos vitales que no dependan de la rentabilidad de la comercialización.