Introducción
Se pueden hallar múltiples aproximaciones al concepto de Automedicación (AM); la Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como "la selección y el uso de medicamentos por parte de las personas para tratar enfermedades o síntomas reconocidos por ellos mismos"1. Algunos autores incluyen en el concepto no solo medicamentos, sino remedios caseros, medicamentos sin prescripción o de prescripciones anteriores y sustancias de venta libre de uso terapéutico2.
La venta libre de medicamentos está incluida a nivel internacional en el Acuerdo de Obstáculos Técnicos al Comercio (AOTC), en el cual se contemplan medidas necesarias para la protección de la salud y la seguridad humana para aquellos que son de libre comercialización3,4. En Colombia el CONPES 155 de 2012 formuló la política farmacéutica nacional vigente en la actualidad, la cual hace referencia a la escasez de estudios en el país que identifiquen prácticas inadecuadas para el uso y prescripción de medicamentos y cita estudios en los que se identifican dificultades en la entrega de medicamentos prescritos en los sistemas contributivo y subsidiado, en los que hasta un 63 % de usuarios recibían las recetas incompletas y cerca de una tercera parte definitivamente no recibían los medicamentos. No existen en el país mecanismos de control del uso y consumo que involucren la gestión de las droguerías5, aunque en el AOTC se incluyen algunos analgésicos, laxantes, productos de uso tópico, antiácidos, laxantes, vitaminas, entre otros3. Los más vendidos en las droguerías son antimicrobianos, analgésicos y antiinflamatorios5.
La AM es una problemática de salud pública mundial con frecuencias variables. En Brasil en 2016 alcanzó un 16,1%6, en España en la encuesta nacional de salud en 2017 se informó prevalencia de 15,3%7, en México de 87,5% en 20178 y en Paraguay en 2019 de 66%9. En Colombia: en 2009 en Bogotá se encontró que la AM fue de 27,3%10 y en Cartagena en 2017 de 89,7%9. El Observatorio del Comportamiento de Automedicación (OCAM) de la Universidad del Rosario en Colombia, ha informado que durante la pandemia ocasionada por el SARS-CoV-2 muchas personas optaron por automedicarse con diferentes sustancias, desde desinfectantes como el dióxido de cloro, vitaminas y preparaciones herbales de productos biológicos como el "interferon", hasta medicamentos de venta bajo fórmula médica como la cloroquina11.
La "AM responsable", en la cual las personas tratan sus padecimientos (leves) con medicamentos de distribución libre sin prescripción médica12 con el objetivo de disminuir las cargas generadas en profesionales de la salud en cuanto a la atención de padecimientos "menores", no siempre es llevada a cabo de manera responsable13. Se constituye una autoprescripción cuando los medicamentos no se obtienen mediante receta médica sino mediante círculos sociales cercanos, se administran medicamentos encontrados y acumulados en el domicilio, se prolonga o interrumpe un tratamiento, se modifica la dosificación o se da uso de prescripciones antiguas. Esta práctica supone un riesgo mayor pues estos medicamentos requieren de supervisión médica dados sus efectos adversos y que su inadecuado uso puede llevar a una intoxicación14.
Una de las consecuencias más graves de la AM con antibióticos es el desarrollo de resistencias. Los efectos adversos tienen relación con la utilización de medicamentos no indicados, dosis inadecuadas, uso incorrecto, tiempo diferente al indicado, desconocimiento de contraindicaciones e interacciones, así como abuso y adicción a medicamentos15. Tanto un evento adverso severo o una intoxicación pueden ser fatales, poner en riesgo la vida de una persona, generar discapacidad, requerir hospitalización, causar anormalidades congénitas y requerir intervención para prevenir o aminorar los posibles daños16. Las poblaciones más vulnerables a estos efectos son los niños y los adultos mayores, estos últimos especialmente debido a los cambios fisiológicos asociados al envejecimiento y las comorbilidades que pueden presentar determinando un gran riesgo en la aparición de desenlaces negativos con el uso de medicamentos no prescritos17.
Las redes sociales también han contribuido a la AM, su advenimiento ha desencadenado la emergencia de problemáticas tales como la calidad y seguridad de la información que las personas reciben, especialmente cuando la difusión de la información asociada a la salud no siempre es válida. En un estudio realizado en España de los comentarios presentes sobre salud y enfermedad en redes sociales, se encontró que la información disponible sobre medicamentos representaba el 20,8 % en Facebook, el 24,15 % en Twitter y del total de comentarios se mencionaba la AM en 6,9 % y 8,5 % respectivamente; los más comentados fueron medicamentos con efectos en Sistema Nervioso Central (SNC), tales como analgésicos y psicolépticos18. La OMS utilizó el término de infodemia masiva, es decir, "una cantidad excesiva de información -en algunos casos correcta, en otros no- que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan" y puede provocar ansiedad y dificultad para tomar decisiones19. Durante la pandemia por COVID-19, las redes sociales contribuyeron al incremento de desinformación recomendando medicamentos como la cloroquina, la azitromicina y remedios caseros motivando el miedo en la población y por tanto la AM. En un estudio sobre las tendencias de búsqueda en Google se encontró un incremento en la búsqueda de conceptos como AM, autocuidado y autoprescripción20.
De acuerdo con los resultados de la "Encuesta nacional sobre la continuidad de los servicios esenciales de salud durante la pandemia de COVID-19 realizado por la OMS, los datos indican que entre marzo y junio de 2020, en el 90 % de los países ocurrieron interrupciones en los servicios de salud siendo los más afectados aquellos de ingresos bajos y medios. Al observar los indicadores de salud en Colombia se evidencia que en el grupo de adultos a partir de los 45 años las cifras de defunciones en su mayoría están relacionadas con enfermedades crónicas21, a nivel nacional en el OCAM se sugirió que, por la emergencia sanitaria, muchas personas optaron por auto medicarse11, lo cual podría generar un impacto negativo en la salud de los consumidores por el riesgo de toxicidad y aparición de efectos adversos que requieran una visita a un centro médico o una hospitalización, saturando innecesariamente el sistema17,22,23.
Factores como la falta de control en las droguerías para la venta de medicamentos que son de prescripción, la disminución en el acceso a servicios de salud durante la pandemia de COVID-19 y la necesidad de tratamiento farmacológico particularmente en población de adultos entre 45 y 70 años donde se concentran la mayoría de las enfermedades crónicas pero que también necesitan resolver problemas como el dolor, resfriados, y otros padecimientos comunes, hacen que sean considerados como la población más susceptible a la automedicación. Los resultados permitirán identificar la magnitud de esta problemática en adultos donde la frecuencia de enfermedades crónicas es elevada y ante una eventualidad mundial en la cual disminuyó el acceso a los servicios de salud ambulatorios dadas las condiciones de confinamiento y riesgo de la población aún no vacunada de adquirir COVID-19, el generar conciencia de la necesidad de estos estudios para fomentar actividades de vigilancia de la AM, al igual que la falta de información sobre AM en la región, motivaron a desarrollar una aproximación con el objetivo de caracterizar la frecuencia y comportamiento de la automedicación en Armenia en el primer año de la pandemia, describir su distribución por género, medicamentos, sintomatología que más motivó esta práctica y la prevalencia de efectos adversos.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio descriptivo transversal en la ciudad de Armenia, Quindío, en población entre 45 y 70 años de edad, seleccionados mediante un muestreo no probabilístico tipo bola de nieve, iniciando con la invitación a asistentes a la consulta del centro de salud de la Universidad del Quindío; quienes aceptaban participar se les solicitaba motivar a familiares y amigos teniendo en cuenta criterios de edad y exclusión y de esta manera se hizo un reclutamiento en cadena durante 6 meses entre diciembre de 2020 y mayo de 2021.
Criterios de inclusión: personas con edades entre 45 y 70 años, dado que en este rango de edad la mayor frecuencia de enfermedades crónicas puede generar más necesidad de medicamentos.
Criterios de exclusión: con el fin de minimizar sesgos se excluyeron trabajadores del área de la salud, participantes que convivieran o tuvieran familiares del sector salud y personas con información incompleta en el formulario.
La muestra estuvo compuesta por aquellos que aceptaron participar, la n final fue de 139 personas, once no se incluyeron en el análisis por información incompleta en los formularios de recolección.
Se diseñó un instrumento para la recolección de la información, validado por un experto en el área de epidemiología, al cual se realizó prueba piloto. Dicho formulario constó de 13 preguntas de opción múltiple, o de respuesta afirmativa o negativa, que incluyó variables sociodemográficas, percepción del estado de salud, frecuencia de AM, así como sus características y motivos que los llevaron a automedicarse. Se realizaron 5 preguntas abiertas sobre características de AM: síntomas o signos para los cuales se utilizó, medicamentos utilizados, tipo de efectos adversos y si requirieron consulta médica. También se indagó sobre la utilización de medicamentos o productos para la prevención de la COVID-19.
Recolección de la información
Esta se realizó durante 4 meses, de manera presencial o por videollamada de acuerdo con el método elegido por los participantes dadas la necesidad de aislamiento social y en ese momento la ausencia de vacunación; en la opción presencial se utilizaron elementos de protección personal, distanciamiento y se realizó en lugares abiertos y/o con buena ventilación. Dos investigadores se prepararon para la realización de la entrevista con el fin de evitar así sesgos en la información.
Antes de iniciar la entrevista se explicó a los participantes el concepto de AM, según la definición de la OMS incluyendo el uso de remedios caseros; medicamentos sin prescripción o de prescripciones anteriores y sustancias de venta libre de uso terapéutico.
Procesamiento y análisis de la información
Se utilizaron el paquete estadístico de Excel y SPSS (v19.0); se realizó un análisis descriptivo, las variables cualitativas se resumieron con distribución de frecuencias (absoluta y relativa). Para las variables cuantitativas se determinó normalidad con la prueba de Kolmogorov-Smirnov con un límite de significancia de 0,05 para definir los cálculos con promedio y desviación estándar y en el caso de distribución no paramétrica la utilización de mediana y rango intercuartílico (RIC). Se calculó chi cuadrado para buscar diferencias entre frecuencias
Aceptación ética y conflictos de interés
El presente trabajo fue aprobado por el Comité de Bioética de investigación de la Universidad del Quindío mediante acta número 02 de febrero 05 de 2021. Los participantes firmaron consentimiento informado en la recolección presencial o fue grabado en caso de entrevista mediante llamadas. Posterior a la entrevista, se explicó a la población de estudio acerca de los riesgos y posibles consecuencias de la automedicación.
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Resultados
Se realizaron 139 entrevistas y se incluyeron en el estudio 128 participantes, de los cuales se obtuvo la información completa. La media de edad fue de 56 años (DE 7,22); entre los participantes la mayoría (63,3%) tenía estudios universitarios; un 63,3% vivía en pareja y 85,9% pertenecía al régimen contributivo del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS). Al indagar sobre su percepción del estado de salud un 85,2 % respondió bueno o muy bueno. Se encontró una prevalencia de AM significativamente mayor entre quienes tenían una autopercepción de salud buena del 72,6 % ( p =0,007) (ver Tabla 1).
*Chi cuadrado
SGSSS: sistema general de seguridad social en salud
Fuente: autores.
El 38,28 % (n=49) de los entrevistados presentaba alguna comorbilidad, siendo las comorbilidades más prevalentes las del aparato circulatorio en un 21,92 %, seguidas por las presentadas a nivel del sistema endocrino en un 14,38 % (ver Tabla 2).
Fuente: autores
Un 84,4 % (n=108) de los participantes refirió haberse automedicado alguna vez en su vida y el 59,47 % (n=76) refirió haberlo hecho en los últimos seis meses. El 41,7 % (n=45) de las personas que se automedicaron, utilizaron medicamentos previamente prescritos. Entre los participantes que se automedicaron en el período del estudio un 72,4 % (n=55/76) consideró que la situación actual de emergencia sanitaria (SARS COV-2) les motivó a esta práctica.
Los síntomas más frecuentes que llevaron a la AM fueron la cefalea y dolor en diferentes localizaciones, la causa más común de automedicación fue "demora en la asignación de citas" seguido de "cree que no siempre es necesario consultar al médico". De las personas entrevistadas 42,2 % (n=54) se automedicaba con más de un medicamento; siendo los medicamentos más comúnmente utilizados los analgésicos, principalmente AINES (paracetamol, ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco) y opioides (tramadol). En segundo lugar, se encontró el uso de plantas medicinales, dentro de las cuales se resaltan jengibre y moringa (ver Tabla 3).
Fuente: autores
De los participantes que se automedicaron el 11,1 % (n=12) refirieron haber presentado algún efecto adverso, siendo la presentación más común a nivel del sistema nervioso central (SNC) y los medicamentos más asociados se pueden observar en la Tabla 4. El 41,67 % (n=5) requirieron consultar al servicio de urgencias, siendo las manifestaciones a nivel de SNC las que más lo requirieron, seguido de las manifestaciones cardiovasculares. El medicamento con el cual se presentaron más efectos adversos y que más llevó a la consulta fue el tramadol, además de otros medicamentos como los antidepresivos (escitalopram y sertralina) y la hidrocodona. Sin embargo, el efecto adverso que se presentó más frecuentemente fue el dolor abdominal, pero ninguno consultó al servicio de urgencias por dicho efecto.
*Nombre desconocido
Fuente: autores.
Discusión
Los estudios informan una elevada prevalencia de AM en adultos alguna vez en la vida; en el presente estudio se identificó una prevalencia de AM de 84,4 % alguna vez y el 59,47 % (n=76) refirió haberlo hecho en los últimos seis meses superando la prevalencia encontrada en países europeos como Alemania, donde en 2013 a través del estudio DEGS1 la prevalencia de este fenómeno de un total de 7988 participantes entre los 18 a 79 años fue del 27,7 %24. En algunos países latino-americanos llega a ser incluso más baja tal como ocurrió en Brasil donde de un total de 40 833 personas la prevalencia de la automedicación alcanzó valores de 16,7 % en 2016 en población de todas las edades, sin embargo, en el grupo de edad de 40 y más años fue de 32,0 %6; aunque en el estudio realizado en México en el año 2017 donde se incluyeron adultos desde los 18 años, se encontró una prevalencia de la automedicación del 87,61 %8. En Bogotá, Colombia en 2009, donde se incluyeron 325 hogares, el 12,9% habían presentado síntomas que llevaron a automedicarse en las últimas 2 semanas10; en 2014 en Pereira un estudio realizado con participación de 444 personas, la prevalencia de AM informada fue de 31,9 % en el último mes, y un 77,5 % se había automedicado alguna vez25; similar a un estudio descriptivo de corte transversal realizado en la ciudad de Cartagena en el año 2017, en una población de 428 personas entre 20-59 años9.
Por otro lado, nuestro estudio encontró que un 72,4 % (n=55/76) de quienes se automedicaron durante el período de estudio la AM había sido motivada por la situación de emergencia sanitaria (SARS-CoV2). La AM motivada por la pandemia ya había sido informada por el OCAM en 202011, y coincide con hallazgos de un estudio similar realizado en Perú en 2021 en población mayor de 18 años y una muestra de 790, en el cual el 47,3 % de la población se automedicó por esta razón26. También en 2021 se encontró en Togo una prevalencia de automedicación durante la pandemia del 34,2 %27, en Dhaka esta alcanzó el 88,33 %28 y en India el 25 %29. En Australia en un estudio similar se encontró que la angustia psicológica inducida por la pandemia de COVID-19 se relacionó significativamente de manera positiva con la AM30.
En cuanto a características sociodemográficas los hallazgos no son consistentes; en Bogotá en 2009, entre quienes se automedicaron eran mujeres en un 77,8 %10; en 2014 en Pereira en participantes con un promedio de edad de 44 años, encontraron asociación de la AM con alto nivel educativo (OR=2,5 p=0,046) y la baja frecuencia se asoció con ser mujer (OR =0,42, p=0,003), no se encontró asociación con el nivel socioeconómico ni la afiliación al SGSSS25. En el presente estudio, no hubo diferencias significativas entre los grupos de edad, género, nivel educativo ni régimen de atención en salud, pero se observaron mayores prevalencias de AM en el grupo de 55-64 años (65,3 %), en los hombres (61,4%) y en los afiliados al régimen contributivo y prepagada, el nivel educativo de mayor frecuencia fue la primaria (66,7%).
Con respecto a las principales razones para AM, en México 2017 el principal motivo (66,37%) de AM fue el no considerar sus síntomas como graves8. En Bogotá en 2009 entre los motivos más frecuentes de AM se observaron "la falta de dinero" (43,4 %), "falta de tiempo" (39,7 %) e "ineficiencia de los servicios de salud" (22%) y 13,8 % refirieron no confiar en el médico y/o los medicamentos10. En Pereira en 2014, 52,3 % de los participantes se refirieron "al tiempo que demanda esperar para ser atendido", "falta de tiempo" en un 28,7% y "dificultades en el acceso" en un 28 %25. En Cartagena en 2017 fueron la falta de tiempo (28,3 %) y la demora en la atención médica (22,7 %); la principal influencia provenía de la familia (49,3 %)9. En la población de Armenia, estudiada en la presente investigación, se encontraron motivos de automedicación similares. Dentro de los más frecuentes estuvieron la "demora en la asignación de citas" (36,7 %),"no considerar necesario consultar al médico" (35,8 %), la presentación de "síntomas leves" (45,4 %) y el "ahorrarse la molestia de consultar al médico" (22,5 %).
En un estudio realizado con 260 habitantes de la ciudad de Wuhan en el 2015, las enfermedades automedicadas más comunes fueron el resfriado, la tos, enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales y los principales motivos de automedicación fueron que la enfermedad no era lo suficientemente grave como para acudir al médico (45%), que el paciente no creía que valiera la pena acudir al médico (23 %) y falta de tiempo para ver al médico (12 %)31. Así mismo, en un estudio realizado en 2018 en la ciudad de Huánuco, Perú, en una muestra de 400 personas, con una prevalencia de automedicación del 84,6 %, se encontró asociación entre la percepción de la severidad del malestar y automedicación con p=0.000, resultados comparables con los obtenidos en este estudio donde la prevalencia de AM fue significativamente mayor entre quienes tenían una autopercepción de salud bueno 72,6 % (p=0,007)32. También se encontró que gran parte de los participantes no presentaban ninguna comorbilidad (40,4 %). Esta situación fue semejante en otros estudios, como en Perú en 2021 en donde esta proporción alcanzó el 42,7 % y en Pakistán, el 55,8%26,28,33. Sin embargo, las comorbilidades más frecuentemente asociadas a la AM en Perú y Wuhan en 2018 fueron la enfermedad cardiovascular (15,418,2 %), obesidad (13,7 %), diabetes mellitus (7,1 %) y enfermedades gastrointestinales (15,7 %)26,31. Información similar se encontró en el presente estudio: cardiovascular (21,92 %), endocrinológicas (14,38 %) y gastrointestinales (5,48 %).
En un estudio realizado en España se encontró que los grupos de medicamentos más comúnmente relacionados con la AM eran los analgésicos, antigripales y gastrointestinales13. Por otra parte, en un estudio realizado en Pereira sobre los factores asociados a la AM, se encontró que los antigripales, analgésicos, antipiréticos y gastrointestinales fueron los grupos farmacológicos más utilizados para tales fines25. Los medicamentos más frecuentemente consumidos en el estudio de Bogotá fueron los analgésicos, antigripales y vitaminas donde los participantes consideraban algunos medicamentos como milagrosos y de efecto rápido y fue común el uso de hierbas y plantas medicinales10. En Cartagena en 2017, los medicamentos de mayor consumo fueron los destinados al tratamiento del dolor (95,1 %), junto con los antipiréticos (72,4 %) y las vitaminas/minerales (53,7 %)9. En nuestro caso, se observó que los analgésicos, plantas medicinales y antipiréticos, fueron los tratamientos o herramientas que más se utilizaron para la AM, esto posiblemente considerando que la población analizada en los estudios previamente citados se incluyeron poblaciones más jóvenes, con mayor automedicación por cuadros gripales con respecto a las poblaciones mayores.
Se encontró en este estudio que gran parte de las personas refirió no haber presentado efectos adversos con los medicamentos y preparaciones utilizadas. No obstante, el 11,1 % de los participantes mostró algún efecto secundario relacionado a las sustancias automedicadas, en su mayoría de prescripción médica, los cuales se evidenciaron principalmente a nivel de SNC (41,7 %). Cabe destacar que el 41,7 % de las personas que presentaron estos efectos recurrieron al servicio de urgencias por causa de esta sintomatología. Información similar fue encontrada en el estudio realizado en Cartagena, donde el 7,7 % de las personas refirieron presentar algún efecto adverso, siendo las alergias los efectos secundarios más frecuentes (3 %), seguidas de mareos (1,9 %), gripa (0,9 %) y vómitos (0,5 %). A su vez, el 54,7 % de las personas que presentaron algún síntoma asociado a la práctica de la AM recurrieron a la consulta médica9.
En consonancia con la política farmacéutica nacional, es necesario motivar la investigación sobre buenas prácticas en la cadena de comercialización de los medicamentos, en el uso racional de los mismos y en las barreras de acceso a los medicamentos que puedan promover la AM. Se hace necesario promover, a nivel local, un observatorio de AM que permita formular estrategias de control. Además, tomando en cuenta los hallazgos del presente estudio, debe priorizarse la educación a los pacientes acerca de la importancia del consumo de medicamentos únicamente cuando sean formulados por el médico, enfatizando en las consecuencias de tratamientos inadecuados, incompletos o contraindicados. De este modo, debería realizarse vigilancia epidemiológica activa de la AM particularmente en adultos mayores, investigar sobre las prácticas en las farmacias y el conocimiento de las personas que laboran en ellas acerca de los medicamentos de distribución libre y la frecuencia con la cual exigen la fórmula médica a los pacientes.
Dentro de los limitantes del estudio se encuentra principalmente el tamaño de la muestra, la cual fue debido a las condiciones de salud pública por las que atravesaba el país en el desarrollo de la investigación, lo que no permitió que se pudiera generar un reclutamiento masivo de personas.
Conclusiones
El presente estudio demuestra cómo el fenómeno de AM es muy prevalente en la población de adultos mayores y que las limitaciones de accesibilidad a los servicios de salud durante el inicio de la pandemia pudieron influir sobre la frecuencia de AM. Además, se evidencian los peligros asociados a la AM con medicamentos de prescripción médica en la frecuencia de efectos adversos presentados y que casi la mitad de quienes los tuvieron requirieron consultar por urgencias; es necesario educar la comunidad insistiendo en las contraindicaciones, interacciones y las consecuencias de utilizar medicamentos que son de prescripción médica sin conocer las indicaciones, dosis y tiempo recomendado. Es importante resaltar que uno de los principales motivos para la AM es la demora en la asignación de citas en las diferentes entidades de salud, lo cual dificulta la adecuada atención y manejo de la sintomatología que se esté presentando en esta población.