Introducción
En Colombia, los derechos de los niños, niñas y adolescentes son de interés superior para la sociedad, y prevalecen por encima de los derechos de los demás grupos etarios, como guía para el diseño e implementación de políticas públicas, con el objetivo de mejorar su bienestar1. Sin embargo, en el país este grupo poblacional sufre de manera sistemática diferentes tipos de violencia, desde abuso físico o mental (incluida la violencia sexual), descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, hasta el homicidio2. Es por esta razón que los medios de comunicación nacionales han realizado importantes reportajes sobre los homicidios de niños, niñas y adolescentes que han ocurrido a lo largo y ancho del país y que han cuestionado a la sociedad sobre la debilidad institucional para garantizar su derecho a la vida3.
La violencia contra los niños, niñas y adolescentes es un problema de salud pública que genera altos costos sociales y que en muchas oportunidades no tiene el alcance público que debería4. A nivel global, durante la segunda década del siglo XX los homicidios contra este grupo poblacional se han mantenido constantes, sin embargo, en los países de Europa este tipo de homicidios ha tenido una reducción5.
El caso de Colombia es particular porque, además de la violencia intrafamiliar y la urbana que pueden sufrir la mayoría de los países, la sociedad ha estado sumergida en conflictos políticos alimentados por el tráfico de narcóticos que generan dinámicas de violencia que afectan a los niños, niñas y adolescentes de diferentes maneras6. Por esta razón, es importante comprender los patrones de sexo, edad y regionales de los homicidios de este grupo poblacional para implementar acciones que impacten este tipo de crimen.
En este estudio se muestra un análisis descriptivo de la tasa de homicidios de niños, niñas y adolescentes en Colombia durante los años 2010-2020 con el propósito de encontrar tendencias en el comportamiento de este problema de salud pública y brindar información clave para la toma decisiones de política pública que permitan disminuir este flagelo.
Métodos y datos
Este estudio ecológico fue realizado con los microdatos anonimizados de las defunciones no fetales de las estadísticas vitales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de los años 2010 al 2020 de los niños, niñas y adolescentes con edades comprendidas entre los 0 y los 19 años. Se realizó la sumatoria de homicidios por quinquenios de edad y sexo durante cada año del periodo de estudio.
Adicionalmente, se utilizaron las proyecciones de población departamentales para el periodo comprendido entre 2010 y 2020 proporcionados por esta misma entidad, con el fin de estimar las tasas crudas de mortalidad por homicidios por cada 100 000 desagregados por quinquenios y edad.
Para poder comparar los homicidios se calcularon las tasas crudas de mortalidad por homicidios por cada 100 000 niños, niñas y adolescentes y después se procedió a estimar el promedio anual de dichas tasas durante el periodo de estudio.
Resultados
Durante el periodo de tiempo comprendido entre los años 2010 y 2020 fueron asesinados un promedio anual de 1882 niños, niñas y adolescentes en Colombia, con una tendencia decreciente, al pasar de 2170 en el año 2010 a 1202 en el año 2020.
Respecto al promedio anual, por grupos quinquenales, el grupo más afectado fue el de las edades entre 15 y 19 años, con un promedio anual de 1669 homicidios, seguido por el de 10 a 14 años con 121, el de 0 a 4 años tuvo 60 y finalmente el de 5 a 9 años con 33 homicidios. Las tasas de homicidios por sexo se mantienen constantes hasta los 9 años de edad, a partir de ahí, los hombres empiezan a tener tasas muy superiores a las mujeres y alcanzan a ser 10 veces más entre el subgrupo de 15 a 19 años.
Durante el periodo de estudio 2010-2020 la tasa de homicidios por cada 100 000 niños, niñas y adolescentes en Colombia tuvo una clara tendencia decreciente, sin embargo, la pendiente fue más marcada en el grupo de edad de 15 a 19 años, con una tasa de 52,3 homicidios en el 2010 y 29,1 en el año 2020. Por otra parte, el grupo de 0 a 4 años de edad tuvo el menor decrecimiento de toda la población analizada al pasar de 1,7 homicidios en el 2010 d 1,4 homicidios por cada 10000(1 niños y niñas de e2a edad en el 2020.
Nota: En el grupo de 0 a 4 años hubo 5 casos y en el grupo de 15 a 19 años hubo 4 casos de sexo indeterminado.
Elaboración propia a partir de los datos de Estadísticas vitales - DANE
Los cinco departamentos que tuvieron una mayor tasa cruda promedio departamental por cada 100 000 de niños, niñas y adolescentes de homicidios fueron Valle del Cauca con 33,5, Quindío con 24,6, Arauca con 19,3, Antioquia con 18,5 y finalmente, el Archipiélago de San Andrés con 16,0 homicidios.
Departamento | Tasa promedio | Departamento | Tasa promedio |
---|---|---|---|
Valle del Cauca | 33,5 | Bogotá, D.C. | 8,0 |
Quindío | 24,6 | Santander | 6,6 |
Arauca | 19,3 | Atlántico | 6,5 |
Antioquia | 18,5 | Bolívar | 6,3 |
Archipiélago de San Andrés | 16,0 | Cundinamarca | 6,0 |
Cauca | 15,5 | La Guajira | 5,7 |
Risaralda | 14,1 | Cesar | 5,7 |
Caquetá | 13,5 | Casanare | 5,7 |
Nariño | 12,7 | Amazonas | 5,2 |
Putumayo | 11,8 | Magdalena | 5,0 |
Caldas | 11,4 | Córdoba | 4,5 |
Chocó | 11,1 | Sucre | 3,5 |
Meta | 10,5 | Vaupés | 3,2 |
Norte de Santander | 9,9 | Boyacá | 2,9 |
Huila | 9,2 | Vichada | 2,6 |
Guaviare | 8,7 | Guainía | 1,5 |
Tolima | 8,4 |
Elaboración propia a partir de los datos de Estadísticas vitales-DANE.
Discusión
Nuestro estudio mostró que Colombia tuvo casi 1360 homicidios de niños, niñas y adolescentes en el año 2020 comparado con 2485 del año 2010, por lo que se reconoce un descenso de casi 45,3 % en términos absolutos. Es de destacar que la tasa global incluye el grupo de edad de 10 a 19 años, lo que facilita la comparabilidad internacional y subnacional. Es importante resaltar que encontramos una clara diferencia de edad y género en el patrón de homicidio adolescente. Se observa un marcado incremento en la tasa de homicidios masculinos a medida que aumenta la edad, una tasa de 3,1 por cada 100 000 hombres de 10 a 14 años en comparación con 52,1/100 000 hombres de 15 a 19 años para el año 2020. Sin embargo, para las mujeres las diferencias de edad fueron menos pronunciadas, ya que aumentó de 1/100 000 mujeres de 10 a 14 años a 5,2/100 000 mujeres de 15 a 19 años para el mismo. Este patrón es similar a los hallazgos de Brasil, donde también se demostró que el aumento de homicidios de adolescentes varones en todos los grupos de edad superó con creces al de las mujeres7. Además, el aumento de las tasas de homicidio de hombres en la adolescencia tardía continúa y alcanza su punto máximo en la edad adulta temprana (20 a 29 años) con una disminución a partir de entonces. Así mismo, en México se evidencia una tendencia decreciente de la mortalidad para niños y niñas, con una disminución del doble en niños comparado con la tendencia en niñas, las tasas de mortalidad fueron similares por sexo8.
Pocos estudios describen el patrón de género del homicidio de adolescentes, ya que los hombres jóvenes soportan la carga del homicidio a nivel mundial. Nuestro estudio mostró que, aunque los homicidios masculinos están sobrerrepresentados en la adolescencia, asumen un patrón de género distinto. Colombia viene superando el conflicto armado interno y con ello ha disminuido la tasa de homicidios de manera relevante. La literatura reporta que los varones adolescentes fueron asesinados en espacios públicos, por un conocido, por herida de arma blanca y tenían un contenido medio de alcohol en sangre mayor que las víctimas adolescentes mujeres9. Este patrón sugiere que las muertes de adolescentes varones posiblemente estén relacionadas con la participación en conductas antisociales y algunas pruebas apuntan a la exposición y la experiencia de violencia durante la infancia como factores contribuyentes10. Además, los datos de otros lugares muestran que las persistentes desigualdades estructurales continúan limitando las oportunidades de los hombres jóvenes y pueden llevarlos a participar en delitos y violencia9. En ciertos contextos, se ha descubierto que la participación en microtráfico y grupos al margen de la ley puede proporcionar a los jóvenes el reconocimiento y el respeto que no reciben en otros lugares10. Aunque la base de evidencia es escasa, el control de armas y la restricción de consumo de alcohol se encuentran entre los factores que han demostrado reducir los homicidios11. Es muy probable que existan otros factores que no han sido identificados y que también juegan un papel en la reducción de los homicidios.
Entre 1959 y 2020, aproximadamente el 31 % de las víctimas de violencia sexual en el contexto del conflicto armado en Colombia eran niñas menores de 18 años12. A lo largo del conflicto armado, los miembros de los grupos armados, incluidos los comandantes de alto nivel, abusan sexualmente de las niñas. En algunos casos, los miembros de los grupos armados manipulan a las niñas para que crean que están en una relación consentida; en otros, obligan a las niñas a aceptar el abuso a través de amenazas hacia ellas y sus familias13-15. Algunos miembros también abusan de los niños. El estigma de ser considerado homosexual por el abuso les impide denunciar, lo que hace que los casos denunciados de abuso de niños sean más raros16,17. Hay un subregistro de casos porque los niños, niñas y jóvenes no saben cómo denunciar por sí mismos, son amenazados por grupos armados, pueden haber normalizado el abuso o desconocen que sus experiencias constituyen abuso15.
Nuestro estudio no exploró las causas de muertes por homicidios en niños, niñas y adolescentes, sin embargo, la evidencia relaciona los homicidios de mujeres adolescentes con violencia doméstica, donde usualmente el perpetrador es alguien cercano a la adolescente18,19. Esto parece ser diferente a la dinámica en los homicidios de hombres adolescentes que apuntan a que estos a menudo participan en la violencia por actos delictivos que resultan en la muerte19. El feminicidio íntimo es la principal causa de homicidio femenino en Colombia y se considera la forma más grave de violencia de género19. Además, una gran cantidad de homicidios de mujeres adolescentes son homicidios sexuales20. La violencia basada en el género parece ser una característica subyacente común importante en estos homicidios de mujeres adolescentes y es fundamental para nuestra comprensión de los mismos. Hay factores de riesgo comunes que subrayan la perpetración de violencia por parte de la pareja íntima, que incluyen factores de género y de relación, así como experiencias de trauma infantil, abuso de alcohol y depresión, baja educación, pobreza, participación en grupos al margen de la ley y peleas con armas21. Además, la desigualdad de género y las normas sociales de género promueven el dominio y el control de los hombres sobre las mujeres y permiten la tolerancia de la violencia contra las mujeres y las niñas11. Los programas psicosociales a nivel familiar que se enfocan en fortalecer a las familias para que brinden cuidados cariñosos y mejoren las habilidades de crianza son fundamentales para prevenir experiencias traumáticas tempranas que contribuyen a la perpetración de violencia por parte de los hombres11. A nivel subnacional, nuestro estudio encontró diferencias relevantes en las tasas de homicidios, reconociendo su posible relación con las zonas afectadas por el conflicto armado como es Valle del Cauca, Arauca y Antioquia. Por otro lado, departamentos como Magdalena, Córdoba y Norte de Santander pueden ser impactados por las operaciones de la Fuerza Pública implementadas por el Gobierno nacional. Este hallazgo es similar al reportado por la Fundación Ideas para la Paz21.
Otros factores que pueden actuar como determinantes de las diferencias departamentales en las tasas de homicidios deben ser abordados en futuras investigaciones. A nivel departamental no es claro cómo afectan algunas variables sociales clave como la pobreza, ya que los departamentos con mayor incidencia de pobreza monetaria no son los que tienen mayores niveles de homicidios contra niños, niñas y adolescentes, mientras que aquellos departamentos con menor incidencia de pobreza como Antioquia, Valle del Cauca y Quindío22 sí tienen altas tasas de mortalidad por homicidios en este grupo poblacional.
Finalmente, la evidencia internacional muestra que uno de los principales problemas para generar políticas públicas que disminuyan de manera importante este tipo de homicidios es la ausencia de datos confiables para realizar estudios a profundidad, que permitan entender mejor el fenómeno y de esta manera proponer estrategias que permitan su efectiva disminución23.
Conclusiones
Los homicidios en niños, niñas y adolescentes son eventos intolerables en la salud pública y en una sociedad que reconozca la vida y la salud como derecho fundamental. Colombia en el último decenio ha disminuido el número de casos y las tasas de homicidios en los grupos etarios que representan este momento de vida, esto debido al reconocimiento del ejercicio del proceso de paz con los grupos al margen de la ley y un mejor desempeño en indicadores sociales. Sin embargo, las políticas públicas deben enfocarse en una reestructuración social, educativa y cultural que permita la no normalización de conductas violentas en los diferentes ámbitos del desarrollo de las personas.