Introducción
Desde la última mitad del siglo XX, en forma creciente, los territorios son sometidos a procesos de intensificación de los ciclos productivos, extractivos, de servicios, de expansión inmobiliaria, de metropolización, asi como a nuevos patrones de empleo y a diferentes alternativas de contacto con la naturaleza. Las transformaciones derivadas originan cambios en los espacios rurales, entre estos y los urbanos, en un escenario condicionado según los modelos de apropiación y las capacidades de resistencia. Más allá de las diferencias, los territorios expresan relaciones de poder espacializadas y desiguales capacidades para responder, ya sea en forma de conflicto, de sumisión o de superación. Si se concuerda que los territorios se encuentran en constante transformación en un contexto multiescalar dinámico, parece pertinente incluir en esta aproximación a aquellos territorios de interfases, de transición, de ensambles, de bordes rural-urbanos; conceptos acunados según los antecedentes teóricos para analizar los territorios hibridos, resultantes de los cambiantes usos y vinculos urbano-rurales en el actual contexto (2020).
La diversificación de usos presentes activa nuevas demandas energéticas y profundiza otras, asociadas con la aceleración de los cambios. Desde fines del siglo XX, las mutaciones en curso multiplican los desafios en torno a la sostenibilidad de los territorios, muy especialmente en los espacios rural-urbanos, sistemas socioespaciales donde las dinámicas de interacción, conflicto y negociación involucra actores con diferentes recursos e instrumentos de poder (Ballén Velásquez 2014). Entendidos, al mismo tiempo, como territorios de producción y de consumo, estos lugares dan cuenta de la superación de las lógicas dicotómicas -ruralidad vs. urbanidad- que han dominado los abordajes analiticos y las estrategias de intervención.
Para avanzar en la comprensión de los procesos de reconstrucción territorial de los espacios rural-urbanos se retoman cientistas que transitan y exponen caminos de continuidades y rupturas respecto a su conceptualización y análisis. En forma concurrente estudios europeos plantean indicadores para mostrar los cambios y herramientas para comprender las transformaciones, visualizar los problemas y proponer lineamientos de intervención territorial ajustados a los principios de gestión sustentable de los territorios, entre otros, (Arlaud y Royoux 2005; Woods 2007; Raffestein y Santana 2013; Camarero 2017; Quintá, González y Macia 2018). Por otro lado, Mcgregor,
Simon y Thompson (2006), acunan el concepto de inter-fases que involucra las conjunciones entre la naturaleza, lo rural, lo urbano y el contexto que los condiciona. En referencia a los flujos resultantes, se observan estudios que los analizan desde los procesos de dispersión urbana, de absorción rural y de contraurbanización (Brian Berry 1976; Champion 1989, 2001). Explicados como producto de la era posindustrial y del declive del fordismo; cuyo efecto más notorio se evidencia en los cambios en los usos del suelo, se reconocen los aportes de Ávila Sánchez (2009), Delgado, Galindo y Ricárdez (2008), Matossian et ál. (2019) e Hidalgo (2007). Otras aproximaciones los analizan como espacios de borde, entendiéndolos como la "emergencia de espacios hibridos" (Ballén Velásquez 2014) en los cuales el borde no debe asociarse con limite ni periferia, sino con articulación.
En Argentina los ensayos y aproximaciones teóricas acerca de los espacios rural-urbanos son tomados por Barros y Zusman (2000), se profundizan, en especial, entre los sociólogos y los geógrafos (Gorenstein et ál. 2007; Cardoso y Fritschy 2012; Cardoso 2018; Crovetto 2021) y se discuten si son áreas mixtas o de interfases rural-urbanas en mesas de debate como la de "Desbordes de la dicotomia urbano-rural" en el marco de la IV edición de Diálogos desarrollada en 2017 y publicada en 2019 por el Instituto de Investigaciones Gino Germani, y en Dossier (Salizzi y Salomón 2021) entre otros aportes. Los antecedentes demuestran la necesidad y el interés de cientistas sociales por estudiar los territorios que se deconstruyen entre los espacios rurales y los urbanos. Las investigaciones vinculadas están inmersas en una fase en la cual las corporaciones (públicas y privadas) se erigen como estandartes de las apropiaciones, por medio de las cuales se valorizan ciertos recursos situados en detrimento de otros, en un entorno de desestructura-ción epistemológica, técnica y de gestión territorial. En esta perspectiva se reconocen los espacios rural-urbanos como sometidos a intereses que responden a demandas localizadas al mismo tiempo regionales y globales, lo cual amerita reconstrucciones y negociaciones permanentes (mercado, Estado, organizaciones) (Sereno, Santamaria y Santarelli 2010). Algunas posturas dicotómicas sostienen la posibilidad que los espacios rurales se diluyan en lo urbano,
pero no necesariamente determina una absorción plena, de lo uno sobre lo otro. En ese sentido, lo que ocurre es la aparición de otro tipo de contornos, más bien, transparencias entre lo urbano y lo rural que desisten a un único y totalizante orden de la sociedad. (Pérez Martinez 2021, 55)
En este entramado de reacomodamientos constantes, cuando las demandas energéticas crecen, se sobre imponen nuevas presiones a los espacios rural-urbanos. En un contexto que promueve esquemas de producción y gestión energéticos más sostenibles y descentralizados se recrean los vinculos y flujos bidireccionales de materia y de energia entre áreas rurales y urbanas (Echeverri y Ribero 2002). En este sentido es que avanzan proyectos de generación de energia que otorgan un valor renovado a recursos ya existentes. Es asi como ciertos productos agricolas -cultivos de soja, maiz o cana de azúcar- se re-visualizan para la producción de biocombustibles; el potencial eólico y solar se capitalizan en el montaje de parques eólicos y fotovoltaicos para generar electricidad y los residuos agropecuarios se reutilizan en las plantas de generación de biogás.
En este marco, el trabajo tiene como objetivo analizar proyectos de producción de energia a partir de fuentes renovables localizados en espacios rural-urbanos pampeanos de Argentina, con énfasis en iniciativas de generación distribuida que buscan satisfacer demandas situadas. En un contexto de exploración de formas de aprovisionamiento energético más sustentables y diversas, estos proyectos portados por actores públicos y/o privados permiten indagar en torno a las articulaciones entre funciones energéticas y la diversificación de usos en estos territorios.
La primera parte del articulo da cuenta del conjunto de medidas y acciones que han impulsado el aprovechamiento de recursos renovables y la generación descentralizada de energia en Argentina. La segunda presenta experiencias de producción, consumo y gestión de la energia en espacios rural-urbanos pampeanos, mostrando sus interacciones con usos preexistentes. El tercer y último apartado analiza los procesos de reconstrucción que transmutan los espacios rural-urbanos incorporando análisis teóricos a las evidencias empiricas.
El trabajo reúne avances de investigaciones individuales y colectivas, con eje en las transformaciones territoriales por cambios en las redes energéticas en Argentina. Propone un abordaje metodológico con enfoque integral, que privilegia la identificación de actores, recursos y dispositivos (técnicos, económicos, normativos) implicados en los proyectos analizados. Fuentes secundarias -informes, legislación y articulos periodisticos- y datos primarios -entrevistas semiestruc-turadas a informantes claves (funcionarios, técnicos, residentes, referentes de organizaciones)- nutrieron los análisis para comprender los mecanismos que los actores co-construyen para activar la energización de sus territorios (Carrizo y Jacinto 2018). Se concretaron visitas a cada uno de los sitios y empresas (entre agosto 2019 y febrero 2020). Se entrevistaron a responsables de los proyectos, población residente y a funcionarios vinculados directa e indirectamente con las propuestas. La observación directa permitió recopilar información sobre el origen y avance de los proyectos, la heteroge-neidad en la estructura de actores intervinientes y las transformaciones en los territorios.
Los casos en estudio examinaron proyectos de producción descentralizada de energia localizados en espacios rural-urbanos de la pampa argentina. Los mismos han sido seleccionados en respuesta al universo de análisis del proyecto al cual se adscriben. Se trata de proyectos que aprovechan fuentes renovables inscriptos en medidas de promoción pública e impulsados por partenariados público-privados. Se estudiaron tres proyectos fotovoltaicos de mediana potencia, una planta de biogás y un proyecto hibrido solar-eólico, localizados en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. Los casos son representativos de formas de articulación de actores, de los móviles y barreras que atraviesan los proyectos y de las interacciones que se promueven en los espacios rural-urbanos donde se instalan.
Impulsos hacia un modelo más descentralizado
En la lucha contra el cambio climático, las medidas adop-tadas en torno a la transición del modelo energético actual hacia uno bajo en carbono, con una generación más diversa, sostenible y distribuida, abren expectativas en la comunidad internacional. Existe consenso en que la transición implica un cambio estructural y gradual del sistema de provisión y utilización de la energia con objetivos de largo plazo. No obstante, conviven diversas miradas sobre el proceso de transición energética en función de los diferentes intereses económicos, politicos e ideológicos de los actores que la impulsan; que van desde grandes multinacionales de la industria hidrocarburifera a movimientos o instituciones ecologistas. Las posturas más criticas sostienen que este proceso no representaria un cambio de paradigma, sino una expresión del modo en que el modelo actual intenta capitalizar la crisis energética y climática para un nuevo ciclo de acu-mulación. Esta transición energética, de tipo corporativa, intercambia recursos fósiles por renovables y alta tecnologia sin modificar ni cuestionar la distribución o el acceso a la energia de las poblaciones o la participación ciudadana en los procesos de toma de decisión (Bertinat y Chemes 2018).
En el ámbito europeo los debates actuales giran sobre el concepto de transición ecológica, la cual se apoya en transformaciones tecnológicas en los sistemas de producción y consumo, asi como también en las instituciones sociales y politicas y en las formas de vida de la población que permitan pasar de la situación actual -demasiado costosa ambientalmente a una sostenible- a una compatible con la capacidad del planeta para mantener las actividades humanas (Boissonade 2017; Garcia 2018). En el contexto latinoamericano, algunos autores sostienen la necesidad de analizar este proceso como una transición socioenergética, considerando que las transformaciones no son estrictamente técnicas o económicas, sino que también se deben dar en la gestión del sistema, apuntando a una mayor descentralización e inclusión a través de mecanismos alternativos para satisfacer las necesidades humanas, tales como priorizar el autoconsumo y la producción local comunitaria (Fornillo 2017; Egler 2020 y Garrido 2020).
La transición energética actual abre diversos retos, ya que se produce en el seno de un sistema de gran complejidad y dinamismo, condicionada e influenciada por el nivel de compromiso y acuerdos politicos. Si bien cada pais enfrenta de manera diferente la descarbonización del sistema, algunos se han adherido al Acuerdo de Paris y a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta última, vinculada con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), propone 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) entre los que se destaca, para este análisis, el ODS 7 afin con las metas de descarbonización acordadas internacionalmente. Garantizar el acceso a la energia, su uso racional, a las estrategias de eficiencia energética y el desarrollo de proyectos de fuentes de energia renovables para enfrentar los desafios energéticos y climáticos, son las metas propuestas para este ODS. En este contexto, las iniciativas que alientan el aprovechamiento de recursos renovables para sustituir fuentes fósiles en pos de la transición energética, ganan visibilidad a escala mundial. Europa ha diversificado su matriz energética incorporando potencia renovable a través del desarrollo de grandes parques eólicos, solares y de biomasa que inyectan a los sistemas nacionales interconectados. En paralelo, se han multiplicado las opciones de aprovisionamiento energético mediante esquemas de generación descentralizados para satisfacer demandas en espacios rurales y en interfases rural-urbanas. En América del Sur ambos procesos son más recientes. Megaproyectos energéticos aumentan la capacidad renovable instalada y, paulatinamente, se materializan experiencias de generación distribuida impulsados por actores públicos y privados (Clementi, Villalba y Nogar 2018). Paises como Brasil, Chile, Colombia y Uruguay, son los que más avanzan en el aprovechamiento de energias renovables para abastecimiento energético bajo esquemas descentralizados (Bagnulo, Briozzo y Varela 2017; Correa-Henao y Rojas-Zerpa 2017; Moehlecke & Zanesco 2019; Villarroel Rios 2019).
En este escenario, Argentina amplia el abanico de experiencias enmarcadas en estimulos estatales a la producción de energia, buscando diversificar su matriz ante demandas crecientes y compromisos internacionales asumidos para un abastecimiento más sostenible. Desde fines del siglo XX y principios del XXI se fue conformando un denso marco normativo de promoción. Los primeros antecedentes remontan (i) al Plan Alconafta (1980) que fomentó la producción de etanol de cana de azúcar como biocombustible, (ii) al Programa de Uso Racional de la Energia que creó centros de investigación y desarrollo de fuentes renovables (Decreto Nacional n.° 2.247/1985) y (iii) a la Ley 25.019/1998 Régimen Nacional de la Energia Eólica y Solar que estableció incentivos para estos dos tipos de fuentes.
En la década del 2000, incentivos fiscales y la obligatoriedad de mezclar nafta y gasoil con bioetanol y biodiesel en un 5 %, dieron un nuevo impulso a los biocombustibles con la sanción de los regimenes de Regulación y Promoción para la Producción y Uso Sustentables de Biocombustibles (Ley 26.093/2006) y de Promoción de la Producción de Bioetanol (Ley 26.334/2007). En paralelo, un conjunto de disposiciones fue aprobado para estimular la producción de energia eléctrica: (i) la Ley 26.190/2006 estableció como meta alcanzar el 8 % de participación de las energias renovables en la matriz eléctrica en 2017, (ii) el Programa Generación de Energia Eléctrica a partir de Fuentes Renovables (2009) que impulsó la primera licitación de compra de energia eléctrica proveniente de fuentes renovables, y (iii) la Resolución n.°108 (2011) que autorizó contratos de abastecimiento entre el Mercado Eléctrico Mayorista y ofertas de agentes generadores, cogeneradores o autogeneradores de energia renovable.
Desde mediados de la década de 2010, en un escenario energético centralizado y fósil-dependiente, el Estado nacional continúa apostando a la producción de hidrocarburos (convencionales y no convencionales), a la vez que intensifica la promoción de energias renovables.
Sucesivas medidas propiciaron la multiplicación de proyectos: (i) el Régimen de Fomento Nacional para el uso de Fuentes Renovables de Energia destinada a la producción de Energia Eléctrica (Ley 27.191/2015) que recupera la meta del 8 % de la matriz nacional de energia eléctrica por fuentes renovables para 2018 y proyecta alcanzar un 20 % para 2025, (ii) la licitación RenovAR (Rondas 1; 1,5; 2), (iii) la renegociación de antiguas iniciativas paralizadas (Resolución n.° 202/2016), (iv) la habilitación del Mercado a Término de Energias Renovables (Resolución n.° 281/2017) y, (v) el Régimen de Fomento a la Generación Distribuida de Energia Renovable integrada a la red eléctrica pública (Ley 27.424/2017). Este último se constituye en el hito nacional que no solo abre la posibilidad de pensar en un nuevo modelo de producción y gestión de la energia, sino que reconoce y otorga legalidad a prácticas ya presentes en algunas Provincias precursoras, como Santa Fe.
Inscriptos en las regulaciones y programas nacionales y provinciales, diversos proyectos de producción descentralizada de energia a partir de fuentes renovables se localizan en espacios rural-urbanos, abriendo nuevas oportunidades de abastecimiento y al mismo tiempo nuevos desafios en torno a los usos del suelo.
Proyectos energéticos territorializados en espacios rural-urbanos
La territorialización de proyectos energéticos renovables y descentralizados en espacios rural-urbanos interactúa con usos preexistentes, de dominante residencial y pro-ductivo (agroindustriales, turistico-recreativos, extractivos) como ha sido expuesto en el apartado anterior.
En la región pampeana, desde fines del siglo XX, se visualiza la expansión de proyectos de generación de energia en estos espacios, principalmente a través de la instalación de pequenas plantas fotovoltaicas, hibridas (solar-eólico) y de biogás (Figura 1). La región cuenta con recursos renovables para el aprovechamiento energético, entre los cuales se destacan el potencial solar (niveles medios de irradiación), hidrográfico para pequenos aprovechamientos hidroeléctricos (rios de lla-nura), eólico (vientos constantes en las áreas serranas y de la costa atlántica) y de recursos biomásicos (residuos agropecuarios).
Nuevos actores, estrategias y procesos materializan las funciones energéticas de los espacios rural-urbanos, introduciendo nuevas dinámicas en la interacción de usos y desafios renovados para la gestión.
Energia descentralizada para uso industrial
Planta fotovoltaica San Lorenzo
La iniciativa se inscribe en un amplio programa de estimulo a las energias renovables y a la generación descentralizada que la provincia de Santa Fe sostiene desde 2005. Promueve actividades de investigación, desarrollo y producción (Ley n.° 12.691/06 y Ley n.° 12.692/06), e integra a las energias renovables como eje principal en el Plan Estratégico Santa Fe Visión 2030 (2012). Pionera en el pais en aprobar un marco regulatorio para la generación distribuida, desde 2016, lleva hacia adelante el programa Prosumidores. Con este se consolidan los mecanismos que habilitan la inyección de energia renovable generada por usuarios a la red de baja tensión, administrada por la distribuidora Empresa Provincial de la Energia EPE (Resolución n.° 442/2013).
La planta fotovoltaica San Lorenzo se localiza en el cruce de la autopista Rosario-Santa Fe y la ruta provincial 10, sobre un eje agroproductivo e industrial que conecta las provincias núcleo de la región pampeana (Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires). Fue construida por Valtellina Sudamericana S.A. en 2015 y entró en operación comercial a principios de 2018. Administrada por la empresa ENERFE Santa Fe Gas y Energias Renovables SAPEM es la primera planta solar de la provincia con una capacidad instalada de 1,1 MW.
La planta se instala en un espacio rural-urbano apro-vechando la disponibilidad de terrenos para alojar 4.400 módulos fotovoltaicos en 1 ha. Está, además, contigua a las lineas de 33 kW de la EPE que cuentan con capacidad disponible para la inyección de los 1.270 kw que produce anualmente. Su producción provee parte de la energia demandada por las empresas del Parque Industrial de San Lorenzo (Figura 2), concretando asi el objetivo de cubrir demandas de energia a proximidad.
Sistema híbrido eólico-solar San Nicolás
El Foro Regional Eléctrico de la Provincia de Buenos Aires -en adelante, Freba- financia y asesora en el montaje de sistemas modulares de generación hibrida (solar/eólica) para abastecer demandas eléctricas situadas, principalmente relacionadas con iluminación de espacios públicos. Instalaciones piloto se encuentran en el Cristo de las Sierras (Tandil), la autopista Camino del Buen Ayre (Gran Buenos Aires) y el Parque Industrial Norte (San Nicolás de los Arroyos).
El sistema hibrido eólico-solar San Nicolás se localiza en el Parque Industrial Norte -en adelante, PIN- en la intersección de la Autopista Buenos Aires-Rosario (km 234) y Av. Dámaso Valdés de San Nicolás. Fue construida por Surland Technologies, la cual opera equipos de Windstream Technologies Inc. e inaugurada en 2015. El municipio de San Nicolás y la empresa distribuidora eléctrica EDEN S. A. Empresa Distribuidora de Energia Norte S.A. brindaron apoyo técnico a la iniciativa. El parque producia energia a partir de turbinas eólicas helicoidales de eje vertical y paneles fo-tovoltaicos. Con una capacidad instalada de 100 kw abastecia la oficina central del PIN y la iluminación led del predio. "Lo que se genera en el parque industrial, la distribuidora (EDEN) nos lo descuenta y pagamos menos energia" (Subsecretario Municipal de Desarrollo Productivo 2017).
El espacio rural-urbano donde se localiza el sistema ha aprovechado predios vacantes en las 18 ha con que cuenta el PIN, permitiendo aprovisionar con energias limpias a las industrias presentes y las que busquen instalarse en este corredor productivo estratégico del norte de la provincia de Buenos Aires, en el eje fluvial Paraná Plata. El desarrollo eléctrico es clave en una de las áreas de mayor tradición industrial de la región pampeana para empresas electrodependientes que se abastecen a partir de la generación térmica. Las superficies disponibles para la ampliación del sistema hibrido y la posibilidad de conexión a puntas de red eléctricas representan oportunidades decisivas para la localización en espacios rural-urbanos.
En 2017 intensas ráfagas de viento destruyeron la instalación dejando fuera de funcionamiento el sistema de generación renovable. En paralelo, el contexto económi-co desfavorable disminuyó el interés de localización por parte de nuevos emprendimientos. En 2018 el municipio reinauguró el PIN y acordó nuevas instalaciones. Dentro de esta iniciativa, el sistema hibrido fue reconvertido en una pequena planta fotovoltaica.
Sinergias con usos productivos y residenciales
Biodigestor Los Pinos
El biodigestor Los Pinos es una Unidad Demostrativa de Producción de Biogás en construcción desde 2015 en el Partido de Balcarce financiada por el instituto alemán Wuppertal y asesorada técnicamente por el Instituto Nacional de Tecnologia Agropecuaria, la Universidad Nacional de Mar del Plata, el Instituto Nacional de Tecnologia Industrial y el Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnica .
El biodigestor se localiza en un predio cedido por la empresa Ferrosud (Figura 3) en un territorio cuyos usos caracteristicos son la avicultura y la cria de porcinos. Ante la ausencia del servicio de gas natural por red, los residuos producidos por los criaderos de pollos y cerdos se visualizaron como recursos para generar biogás y, al mismo tiempo, resolver la problemática ambiental. El biodigestor tipo "tanque agitado" de concreto de 100 m3 tiene 6 m de diámetro y 3,60 m altura más la cámara de carga.
La Cooperativa de Servicios y Consumos Los Pinos conformada por los residentes-futuros beneficiarios del biogás producido, gestiona y administra el proyecto para asegurar la provisión y transporte de materia orgánica, la distribución del biogás y la venta del biofertilizante subproducto del proceso.
El proyecto se localiza en un espacio rural-urbano del sudeste de la región pampeana, donde la población se asienta de manera dispersa, combinando los usos residenciales y agropecuarios (aves, cerdos, feedlots y tambos). La cercania entre el biodigestor y los criaderos (800 m) resulta una ventaja para facilitar el traslado de recurso biomásico, disminuyendo costos y riesgos. En esta zona residencial al margen de las redes de gas, el bio-digestor se convierte en pieza clave para la mini-red de distribución domiciliaria (para cocción y calentamiento de agua sanitaria) que proyecta construirse y abastecer, inicialmente, a un 20 % de la demanda local. No obstante, el grado de avance alcanzado por el proyecto, algunas barreras (económicas, financieras, organizativas) dificultan su continuidad.
Planta fotovoltaica en Espigas
La planta fotovoltaica Espigas fue inaugurada en 2018 en el pueblo homónimo del partido de Olavarria y es administrada por la Cooperativa Limitada de Consumo de Electricidad y Servicios Anexos de Olavarria - en adelante, Coopelectric-. Inyecta 200 kw a una linea de 13,2 kv y abastece la demanda energética local (Figura 4). Fue construida bajo el Programa Provincial de Incentivos a la Generación de Energia Distribuida -en adelante, Proinged-. Su objetivo es cubrir o reforzar puntos criticos de la red de distribución provincial promoviendo desde 2009 iniciativas público-privadas de generación distribuida renovable. En este marco el Freba y la Secretaria Provincial de Servicios Públicos brindan asistencia técnica, impulsan la investigación y financian proyectos de aprovechamiento eólico, solar, hidráulico y biomásico.
Espigas es una de las siete plantas fotovoltaicas de pequena escala (200-500 kw de potencia) montadas entre 2015 y 2018, y conectadas a redes de distribución administradas por cooperativas. El municipio de Olavarria cedió el predio en el que se construyó la planta y Coopelectric brindó asistencia técnica para la conexión a la red local y el mantenimiento necesario para el buen funcionamiento.
La planta se localiza en un espacio rural urbano con déficits en el servicio eléctrico, principalmente por difi-cultades para abastecer picos de consumo y por bajas de tensión. Con estas soluciones de generación distribuida se logra, además, de sustituir sistemas obsoletos de ge-neración diésel contribuye mejorando las condiciones ambientales para las poblaciones.
Planta fotovoltaica en Desvío Aguirre
La planta solar Desvio Aguirre en Tandil (provincia de Buenos Aires) fue construida durante el 2019 por Intermepro S.A. con vasta trayectoria y experiencia en el montaje de parques de mediana potencia. Cuenta con 828 paneles fotovoltaicos chinos e inversores de origen francés. Su capacidad instalada de 330 kw podria cubrir el equivalente a las necesidades energéticas de 400 viviendas, se estima que entrará en operación comercial a finales de 2020.
Este proyecto es una de las quince pequenas plantas fotovoltaicas (200 a 500 kw) adjudicadas por el Freba a través Proinged, que busca aportar energia limpia a la matriz eléctrica provincial. La potencia generada será inyectada a la red de media tensión de la distribuidora local, la Usina Popular y Municipal de Tandil SEM. En el marco de diferentes acciones para el aprovechamiento de fuentes renovables en el distrito, la Usina es un actor clave en el impulso de esta planta. La entidad ha gestionado el predio para su instalación, realizado las obras de conexión eléctrica y será la encargada de administrar la potencia inyectada en la red de distribución local.
La planta fotovoltaica se emplaza en un espacio rural-urbano ocupando un área de 1,5 ha del Paraje Desvio Aguirre. Su localización responde a la disponibilidad de tierras y, particularmente, a la posibilidad -según los estudios eléctricos realizados- de conexión a un punto de la red con capacidad para evacuar la energia generada. Se encuentra en un nodo vial -cruce de la ruta nacional 226 y ruta provincial de 74- estratégico en el sudeste bonaerense. En este espacio rural-urbano la agroindustria láctea, la extracción de rocas de rocas de aplicación, plantas de acopio de granos, actividades recreativo-turisticas y usos residenciales configuran un escenario complejo donde la diversidad de actores y funciones amplian los desafios de la gestión territorial.
Energia descentralizada en espacios rural-urbanos
En este contexto de fenómenos globales con efectos regionales, los espacios rurales-urbanos resultan de las articulaciones complejas entre politicas públicas, pro-yectos, entornos regionales y conectividad. Son nuevas apropiaciones territoriales que desafian las diferencias entre lo rural y lo urbano a partir de procesos multiescala que, al situarse, trastocan las dinámicas de las redes y de los flujos materializando cambios en los usos del suelo, en respuesta a los intereses/necesidades de los actores (públicos, privados colectivos). Para Pérez Martinez "los estudios de los espacios rural-urbanos subyacen desde el campo de las reestructuraciones de los espacios rurales y los urbanos en un contexto de puja entre los medios técnicos y la naturaleza" (2016, 7).
El análisis de los procesos de reconstrucción que transmutan los espacios rural-urbanos es el eje de este apartado. Si bien ciertas posturas analizan la expansión de los extractivismos en estos espacios, como procesos de despojo y acumulación (Harvey 2004; Svampa y Viale 2014), el reto de este articulo es explicar los nuevos usos a partir de proyectos de producción de energias renovables que buscan satisfacer las demandas situadas (necesidades, intereses, gestión). El desafio de construir un futuro bajo en carbono concede visibilidad y protagonismo a los territorios con presencia de recursos energéticos renovables -sol, viento, agua, biomasa- desde proyectos situados en espacios rural-urbanos disponibles. En estos territorios se producen rupturas, pasan de ser productivos, de servicios, de apoyo a lo rural y con residentes con vinculos laborales urbanos; a ser territorios consumidos como oferentes de recursos energéticos descarbonizados y proveedores de servicios ecosistémicos. En expresiones de Herrero Luque y Rodriguez (2017, 19) "[l]a producción de energia provoca rupturas con los paisajes naturales al tiempo que construye nuevos usos, nuevos territorios en diferentes fases de transición", apropiación que se asocia con las potencialidades naturales, la gestión de actores y las innovaciones técnicas. Entender las mudanzas de los espacios rural-urbanos amerita los análisis multidimen-sionales que disponen de herramientas para comprender los escenarios, las vinculaciones, las alianzas, los pactos y las negociaciones traccionados por las diferentes formas de acción colectiva privada y pública. "Estos procesos de territorialización son complejos en tanto son situados, es decir, evolucionan en coordenadas de historicidad y territorialidad especificas" (Bustos Cara 2008, 93). Por lo que, profundizar los estudios acerca de los flujos, densidades, jerarquias, usos y articulaciones de los espacios rural-urbanos con proyectos de producción de energia a partir de fuentes renovables, aportará evidencias para comprender las estructuras hibridas resultantes de su versatilidad y complejidad.
Fuente: elaborado a partir de imagen satelital (Esri) (2018), con capa de redes eléctricas (Consejo Federal).
Los proyectos en análisis se localizan en territorios con potencialidades y necesidades expresadas diferencialmente, gestionadas a partir de negociaciones que se pronuncian desde dispositivos de usos (soporte), redes de servicio (distribución) y redes de comando que optimizan el uso de las infraestructuras (teleinformática); todo ello en conjunción para producir energias renovables.
Ahora bien, ¿cuáles son las necesidades y las potencialidades de estos ensambles territoriales productores de energias renovables?
Necesidades de la población ante la intermitencia del servicio eléctrico, como es el caso de la planta fotovoltaica de Espigas. Este proyecto de generación renovable distribuida responde a acciones públicas, privadas y colectivas. La disponibilidad de dispositivos de usos, el compromiso de la población beneficiada, el aporte de conocimientos técnicos por parte de la cooperativa y la gestión realizada por el municipio coadyuvaron en la transformación de un espacio rural-urbano residencial/productivo agrario en un territorio productor de energia renovable.
Necesidades de los residentes para acceder al servicio de gas de red y la posibilidad de gestionar residuos pecuarios para producir biogás cuidando el ambiente, como en el caso de Los Pinos. El tratamiento de los residuos pecuarios, el consumo energético responsable y la importancia del cuidado del ambiente materializan el paso de un territorio productivo a un espacio rural-urbano hibrido con nuevos usos bioenergéti-cos. La innovación y la ciencia han direccionado estas mudanzas mientras que los residentes y el municipio reconstruyen a partir de acciones territorializadas.
Necesidad de abastecer con energia en forma continua y a menor costo a las agroindustrias presentes y a los usos turisticos, residenciales y productivos en crecimiento en Desvio Aguirre. La disponibilidad de lugar, la conjunción de acciones públicas y privadas, y la producción en cercanias del consumo se constituyen en un escenario de confluencia sistémica potenciales para el proyecto. Las innovaciones al servicio de los actores presentes visualizan otras posibilidades y oportunidades de los espacios rural-urbanos asi, "[l]os espacios serán fragmentados de acuerdo con su rentabilidad y esto ayudará a establecer nuevas jerarquias y espacialidades" (Lefebvre 1974, 208).
Las trayectorias de administraciones públicas en pro-yectos de energias renovables de gestión descentralizada, como la provincia de Santa Fe, traccionaron el proyecto fotovoltaico San Lorenzo ante las necesi-dades del parque industrial. Aqui se observa un estimulo provincial para cubrir una demanda energética de proximidad a partir de paneles solares y de arti-culaciones público-privadas en un contexto de altos costos de la energia de origen térmica.
Las potencialidades de la innovación al servicio de las necesidades situadas como es el caso San Nicolás. Este proyecto puso en ejecución un sistema hibrido eólico-solar para abastecer las demandas del corredor productivo, en respuesta a acciones territoriales que constituyen áreas de enlace politico-estratégico (municipio, provincia, empresa distribuidora de energia, empresa constructora).
Estos nuevos usos energéticos ponderan las dinámicas territoriales y abonan la desactivación de la dicotomia rural-urbana a partir de nuevos flujos y redes que cambian la direccionalidad de los procesos.
Son territorios que experimentan posibilidades y desafios, expresan complejidades resultantes del entrecruzamiento de redes de poder regionales situadas y otras deslocalizadas. Ensayar nuevas categorias para develar las hibridaciones nacientes e interfaces resultantes es un compromiso. Estos territorios, más allá de que sean rurales o menos rurales, son matrices que muestran la hibridación, son ensambles territoriales, son "artefactos de la globalización" De Mattos (2018, 34).
Conclusiones
La localización de proyectos energéticos a partir de fuentes renovables en espacios rural-urbanos, activan complementariedades y sinergias entre usos preexistentes y nuevos. La articulación de actores -públicos, privados, asociativos, cooperativos- en torno a las iniciativas de generación distribuida y a los benefícios ambientales promovidos por el aprovechamiento de recursos situados resignifican los procesos de construcción territorial. El tiempo en el cual debe privilegiarse la economia circular, asi como la reciprocidad de intercambios de bienes y servicios, replantea las tradicionales formas de gestión de los espacios rural-urbanos. La reciprocidad requiere "[...] la inclusión de la acción pública en una acción colectiva más global [...] de una sociedad fundada en la circulación, los flujos, las redes, las transacciones" (Vanier 2018, 109).
Los espacios rural-urbanos son atravesados por dinámicas que los reposicionan como territorios estratégicos en la construcción de modelos descentralizados de producción de energia. Históricamente invisibilizados en los análisis territoriales, los usos energéticos que se expanden junto a los tradicionales usos residenciales y productivos exigen nuevas miradas.
La interacción de funciones y la articulación de inter-venciones en los espacios rural-urbanos muestra el desarrollo de experiencias innovadoras de gestión en torno a proyectos de generación distribuida. Su contribución es valiosa en las escalas locales para activar y sostener iniciativas en pos de la transición energética.
Las acciones más o menos planificadas trastocan las dinámicas de los espacios rural-urbanos centrales y periféricos dejando de lado la dicotomia rural-urbano. En este articulo se los analiza como territorios diversificados y se los visualiza como espacios proveedores de energias renovables, articulados por redes de cooperación para satisfacer las necesidades de los actores localizados en cercanias de la producción y como resultante de trayectorias en un contexto condicionado por alianzas y negociaciones permanentes.
Los proyectos de energias renovables estudiados estimulan las alianzas entre la naturaleza y la sociedad, propician un futuro más descarbonizado, materializan instancias de producciones y consumos eficientes, al tiempo que le imprimen a los espacios rural-urbanos una identidad más allá de los procesos extractivistas y de acumulación.