La violencia de pareja ha sido un problema frecuen temente abordado en diferentes estudios dada su alta prevalencia e incidencia (Heinze et al., 2018; Mohammad-Alizadeh-Charandabi, Bahramivazir, Kamalifard & Mirghafourvand, 2016; Wincentak, Connolly & Card, 2017); sin embargo, las investigaciones en adolescentes relacionadas con problemas de adaptación, agresión y victimización de la violencia de pareja no han sido suficientes, particular mente en el contexto colombiano.
En el noviazgo adolescente, se empiezan a configurar patrones de relación que pueden ser sanos o disfuncionales, que, unidos a variables individuales y contextuales, termi nen en conductas violentas en la pareja (Oudererk, Blachman & Mulford, 2014).
La violencia de pareja adolescente se define como el intento de dañar o controlar física, psicológica, económica, emocional y sexualmente a la pareja. Puede ocurrir de for ma aislada o continua, entre parejas heterosexuales o del mismo sexo, dirigida hacia exparejas e inclusive cara a cara o de manera online (Rey-Anacona, 2009; Rodríguez-Domín guez, Durán-Segura & Martínez-Pecino, 2018; Sugg, 2015).
La violencia en parejas heterosexuales es unidireccio nal cuando uno de los integrantes ha ejercido malos tra tos o bidireccional cuando ambos miembros de la pareja actúen al mismo tiempo como víctima y agresor (Arnoso, Ibabe, Arnoso & Elgorriaga, 2017), aunque la mayoría de las agresiones físicas durante el noviazgo son bidireccionales (Rey-Anacona, 2013).
En cuanto a la prevalencia de violencia de pareja entre adolescentes, se ha reportado un 20 % de violencia física y un 9 % de violencia sexual. El 35.8 % han sido víctimas y el 33 % maltratadores. Por sexo, las mujeres recurren más a amenazas e insultos y en ocasiones agresiones físicas, mientras que los hombres ejercen más la violencia sexual (Pazos, Oliva & Gómez, 2014; Shorey, Fite, Cohen, Stuart & Temple, 2018; Wincentak et al., 2017).
Se ha encontrado que el deterioro en la relación de pare ja está relacionado con ser víctima de agresión verbal-emocional, mientras que el deterioro físico está asociado con haber sido víctima de agresión física (Fernández-Fuertes & Fuertes, 2010; Rubio-Garay, Carrasco, Amor & López-González, 2015).
La evidencia previa ha dado cuenta de varios factores de riesgo de violencia de pareja adolescente, que se ha relacionado con la inadaptación del propio adolescente (Temple, Shorey, Fite, Stuart & Le 2013). La búsqueda de sensaciones que, en los adolescentes permite evidenciar el consumo de alcohol y marihuana o estar involucrados en vandalismo, puede generar mayor probabilidad de ser víctima de violencia en el noviazgo (Van Ouytse, Ponnet & Walrave, 2017). Ho, Barry y Koeppel (2018) hallaron que la impulsividad puede convertirse en factor de riesgo para ejercer la violencia.
Por otro lado, se ha encontrado que, cuando las muje res tratan de suprimir el enojo en las relaciones de pareja, presentan trastornos somatomorfos (Koh, Kim, Kim & Park, 2005; Liu, Cohen, Schulz & Waldinger, 2011). En los hom bres, hay vulnerabilidad a presentar síntomas somáticos debido a un aumento en la producción de testosterona, al estar más expuesto a enojos frecuentes y prolongados (Herrero, Gadea, Rodríguez-Alarcón, Espert & Salvador, 2010). La evidencia ha mostrado elevados niveles de cortisol resultado de estrés crónico en personas que expe rimentaron violencia de pareja (Yim & Kofman, 2018), así como reactividad fisiológica incrementada y dificultades en regulación emocional (Davies, Sturge-Apple, Cicchetti, Manning & Zale, 2009).
En otras investigaciones, se ha hallado una asociación entre síntomas emocionales de ansiedad y depresión con violencia sobre la pareja (Ruiz-Pérez, Rodríguez-Barranco, Cervilla & Ricci-Cabello, 2018; Yu, Peplerb, Van de Bongardt, Josephsond & Connolly, 2018), así como entre depre sión y victimización (Judd, Schettler, Coryell, Akiskal & Fiedorowicz, 2013; 0verup, Hadden, Knee & Rodríguez, 2017; Van Ouytse et al., 2017).
Una variable que ha sido poco estudiada en el contexto de la violencia de pareja es el desajuste escolar. Se ha reporta do que la exposición a la violencia doméstica de los padres se asocia con aislamiento de los hijos en el entorno escolar y dificultades en las relaciones de pareja (Hungerford, Wait, Fritz & Clements, 2012; Namy et al., 2017).
El insuficiente apoyo social se constituye en un factor de riesgo para que los adolescentes de ambos sexos evidencien violencia hacia su pareja (Hungerford, Wait, Fritz & Cle ments, 2012; Ruiz-Pérez et al., 2018; Temple et al., 2016).
En cuanto al desajuste personal, la evidencia ha repor tado una relación entre violencia física, verbal, sexual, amenazas y relacional, con la dimensión física y emocio nal del autoconcepto (Lila, Gracia & Herrero, 2012; Penado-Abilleira & Rodicio-García, 2017; Pflieger & Vazsonyi, 2006; Rubio-Garay et al., 2015). También, en adolescentes con menor confianza en sí mismos para resolver conflic tos en la relación (Fernández-González, Calvete, Orue & Echezarraga, 2018), tener consumo de alcohol y drogas (Calvete, Gámez-Guadix, Fernández-Gonzalez, Orue & Borrajo, 2018; Fagan & Wright, 2011; Latzmana, Vivolo-Kantorb, Clinton-Sherroda, Casanuevaa & Carr, 2017; Pflieger & Vazsonyi, 2006; Roberts, Gilman, Fitzmaurice, Decker & Koenen, 2010; Tenkorang & Owusu, 2018), y problemas de comportamiento externalizante e internalizante (Graham-Bermann, Griber, Howell & Girz, 2009; Vu, Jouriles, McDo nald & Rosenfield, 2016).
Finalmente, se ha identificado que los adolescentes con antecedentes de maltrato infantil y estilos de apego evitativo pueden tener un mayor riesgo de participación en violencia en el noviazgo (Stovera, Choib & Mayesa, 2018).
Por otro lado, se han reportado varios factores protecto res de la violencia de pareja y promotores de la adaptación psicológica en adolescentes, tales como altos niveles de apoyo íntimo percibido proporcionado por la pareja, ami gos, parientes cercanos y organizaciones comunitarias (Lila, Gracia & Murgui, 2013). Un estilo parental basado en la sen sibilidad y en la calidez puede contribuir favorablemente en la respuesta emocional del adolescente al conflicto dado que posibilita reducir la amenaza percibida, así como incre mentar la eficacia para afrontar y modular su expresividad emocional (Bernier, Beauchamp, Carlson & Lalonde, 2015; Cummings, Koss & Davies, 2015; Lamela, Jongenelen, Pinto & Levendosky, 2018).
La evidencia preliminar justifica la importancia de esta blecer un modelo sobre la asociación de los problemas de adaptación con la agresión y la victimización de la violencia en las relaciones de parejas adolescentes colombianas. A partir de lo anterior, se plantearon las siguientes hipótesis reflejadas en el modelo propuesto en la figura 1. (H1) Los problemas de adaptación estarán relacionados directa y po sitivamente con la agresión de los hombres en la violencia de pareja. (H2) Los problemas de adaptación estarán rela cionados directa y positivamente con la victimización de las mujeres en la violencia de pareja.
Método
Participantes
A partir del dato poblacional de adolescentes colombia nos que corresponde a un total de 4 346 059 (Departamen to Administrativo Nacional de Estadística [DANE], 2010), con un nivel de confianza del 95 % y un margen de error del 5 %, mediante el programa estadístico GPower, se necesitaban 400 participantes, no obstante, se obtuvo una muestra total de 599 adolescentes de los que 327 eran del sexo femenino (M = 16.9; DE = 1.45) y 272 de sexo masculino (M = 17.35; DE = 1.35). El muestreo fue por conveniencia, se invitaron nueve instituciones educativas de diferente tipo (pública y privada), jornada (mañana, tarde y noche) y estrato socio económico, seis de las que aceptaron participar voluntaria mente en la investigación. Los criterios de inclusión de los adolescentes fueron (a) haber tenido o tener una relación amorosa de al menos un mes de duración, (b) tener entre 13 y 19 años, (c) ser soltero y (d) contar con la autorización de la institución educativa para realizar el estudio, con el consentimiento escrito de los padres y el asentimiento del adolescente. Se obtuvo representación de estratos socioe conómicos bajos, medios y altos. Las características socio-demográficas más representativas fueron las siguientes. En hombres, el 40.4 % pertenecían al estrato socioeconómico bajo, el 54.8 % cursaban último grado de bachillerato, el 93.8 % se identificaron como heterosexuales, el 20 % re portaron haber tenido dos parejas y el 5.9 % tenían un mes de duración con la relación actual. En mujeres, el 43.4 % pertenecían al estrato socioeconómico bajo, el 38.2 % cur saban último grado de bachillerato, el 92 % se identificaron como heterosexuales, el 36 % reportaron haber tenido dos parejas y el 4.9 % tenían dos meses de duración con la re lación actual.
Instrumentos
Sistema de evaluación de la conducta en niños y ado lescentes, versión de autoinforme (BASC-S3). El BASC es un sistema de evaluación multimétodo que permite valorar a los niños y adolescentes a través del reporte de sus padres y profesores, y el autoinforme (González, Fernández, Pérez & Santamaría, 2004). Se utilizó la versión de autoinforme que consta de 185 ítems e incluye las siguientes escalas: actitud negativa hacia el colegio y hacia los profesores, búsqueda de sensaciones, atipicidad, locus de control, so-matización, estrés social, ansiedad, depresión, sentido de incapacidad, autoestima, confianza en sí mismo, relaciones interpersonales y relaciones con los padres. También per mite obtener tres índices globales: desajuste escolar, des ajuste clínico, ajuste personal e índice de síntomas emo cionales. La confiabilidad de las escalas se ubica entre 0.70 y 0.80. Con población colombiana infantil y adolescente, se utilizó para predecir problemas emocionales afectivos; los resultados reportan evidencia de validez (Hewitt, 2015).
Conflict in Adolescent Dating Relationships Inven tory (CADRI), versión española.
Fue creado originalmente por Wolfe, Crooks, Lee, McIntyre-Smith & Jaffe (2003). Evalúa comportamientos relacio nados con victimización y perpetración de violencia física, verbal-emocional, relacional, sexual y amenazas en parejas adolescentes en los últimos doce meses (Fernández-Fuertes et al., 2006).
Tiene 35 díadas de ítems en escala Likert con cuatro op ciones de respuesta y cinco factores: física (e. g., "Le lancé algún objeto"), sexual (e. g., "Le besé cuando él/ella no que ría"), verbal (e. g., "Le culpé por el problema"), relacional (e. g., "Extendí rumores falsos sobre él/ella"), amenazas (e. g., "Amenacé con herirle").
Los índices de consistencia interna de las subescalas re portados por los autores oscilaron entre .51 y .79 con un valor alfa de .86 para todo el cuestionario. En el presente estudio, los alfas oscilaron entre .69 y .90 con un alfa de .93 para todo el instrumento. El análisis factorial exploratorio evidenció una estructura de seis factores que explican el 54.23 % de la varianza, aunque un análisis forzado mostró que cinco factores podrían explicar al menos el 50 % de esta. Este instrumento se utilizó en esta investigación por las siguientes razones: (a) se cuenta con una versión en es pañol de este que se adecúa al español hablado en Colom bia, (b) informa sobre la victimización y la perpetración, y (c) contiene conductas de maltrato que son comunes en parejas jóvenes.
Procedimiento
En el primer semestre de 2018, se obtuvo la autorización de las instituciones educativas para aplicar los instrumentos en horas de clase. Previo consentimiento de los padres de familia y asentimiento de los adolescentes, se aplicaron los instrumentos en físico, con un código, de manera grupal, durante cuarenta y cinco minutos aproximadamente. Los datos fueron procesados con el software SPSS versión 23. A las instituciones educativas se les presentaron los resulta dos del estudio y a los adolescentes les fueron entregadas unas cartillas psicoeducativas para el fortalecimiento de sus relaciones de pareja.
Análisis de datos
Se utilizó un modelo de ecuaciones estructurales, pre vio cumplimiento de los supuestos requeridos para el uso de esta técnica. Para el análisis de bondad de ajuste del modelo, se siguieron las indicaciones señaladas en la lite ratura (Pilatti, Godoy & Brussino, 2012), se utilizó la razón de chi cuadrado sobre los grados de libertad CMIN/DF, los índices CFI y GFI, el índice RMSEA, el índice no normalizado de ajuste o Tucker-Lewis (TLI), y el Incremental Fit Index (IFI) (Leal-Costa, Tirado-González, Van-der Hofstadt Román & Rodríguez-Marín, 2016). El modelo propuesto implica la relación entre los variables problema de adaptación y agre sión y victimización de la violencia en relaciones de pareja adolescente.
Resultados
El análisis de la relación entre las variables se llevó a cabo con el modelo de ecuaciones estructurales. Dado que las va riables no se ajustaron a una distribución normal, se empleó el método de distribución asintóticamente libre (ADF, por sus siglas en inglés), que es utilizado cuando las variables del modelo son categóricas, y con un n > 250 (Lara, 2014; Man zano, 2017). Además, se correlacionaron todas las variables y sus dimensiones con el coeficiente Rho de Spearman, que oscilaron entre .41 y .95, todas significativas al p<.001.
Se encontró que en los hombres el modelo establece re laciones sobre la violencia. Como se aprecia en la tabla 1, el puntaje del CMIN/DF fue de 1.18, valores inferiores a tres que indican un buen ajuste. El índice de bondad de ajuste global (GFI.97) y el índice de ajuste comparativo (CFI.97), que varían entre 0 y 1, en los que 0 indica ausencia de ajuste y 1 ajuste óptimo. El índice de Tucker-Lewis (TLI.95) y el Incremental Fit Index (IFI.97), considerados aceptables por encima de .90, y el error cuadrado de aproximación a las raíces medias RMSEA =.03[.00;.07], que es considerado excelente cuando sus valores son de .05 o inferiores y acep table en el rango de .05 y .08 (Hu & Bentler, 1995).
CMIN/DF = Razón del chi cuadrado sobre los grados de libertad GFI = Indice global de bondad de ajuste; CFI = Indice de ajuste comparativo; TLI = Índice de Trucker-Lewis; AIC = criterio de información de Akaike; IFI = Índice de ajuste incremental; RMSEA = Error cuadrático medio.
El modelo presentado en la figura 2 plantea que el ín dice de síntomas emocionales, conformado por indicadores de estrés y sentido de incapacidad, así como el desajuste escolar, conformado por actitud negativa hacia el colegio y hacia los profesores, están asociados con la agresión hacia su pareja en hombres adolescentes.
Al interpretar la magnitud y el signo de los parámetros estimados, los resultados constatan que el estrés y el sentido de incapacidad percibida, que conforman el factor denomi nado síntomas emocionales, se correlacionan con el factor denominado desajuste escolar en .44. (p= .00). Asimismo, el desajuste escolar está relacionado con la agresión en .19 (p= .01). Los síntomas emocionales tienen una asociación con la agresión de -.21 (p= .01). La varianza explicada de cada una de las variables que conforman el factor agresión osciló entre .30 (violencia sexual) y .51 (amenazas).
En cuanto a los resultados con las mujeres, el modelo da cuenta de la victimización. En la tabla 2, se presentan los es tadísticos de bondad de ajuste utilizados (CMIN/DF = 1.20), (GFI.98), (CFI.96), (TLI.94), (IFI.97) y RMSEA=.03[.00;.06]. Todos indican un buen ajuste del modelo.
CMIN/DF = Razón del chi cuadrado sobre los grados de libertad; GFI = Índice global de bondad de ajuste; CFI = Índice de ajuste comparativo; TLI = Índice de Trucker-Lewis; AIC = criterio de información de Akaike; IFI = Índice de ajuste incremental; RMSEA = Error cuadrático medio.
En la figura 3, se muestra que el desajuste escolar, con formado por actitud negativa hacia el colegio y hacia los profesores, así como el índice de síntomas emocionales, conformado por estrés social y sentido de incapacidad, están asociados significativamente con la victimización y aportan al modelo en -0.31 (p= .02) y .27 (p= .01), respec tivamente. Los resultados constatan que la covarianza o variación conjunta entre los síntomas emocionales con los factores de desajuste escolar es significativa e igual a .66 (p= .00). La varianza explicada de cada una de las varia bles que conforman el factor victimización osciló entre .19 (amenazas) y .54 (violencia verbal).
Discusión
El objetivo del presente estudio consistió en establecer un modelo asociativo de los problemas de adaptación con la agresión y la victimización de la violencia de parejas ado lescentes colombianas. En nuestros resultados, se encontra ron dos modelos.
La hipótesis 1, referida a la relación entre los problemas de adaptación y agresión de los hombres en la violencia de pareja, fue parcialmente confirmada, dado que en el mode lo únicamente el desajuste escolar y los síntomas emocio nales estuvieron asociados a la agresión hacia sus parejas, mientras que el desajuste personal y clínico no estuvieron correlacionados. Asimismo, el estrés y el sentido de incapa cidad fueron las variables que mejor estuvieron relaciona das con el desajuste escolar. Desde la perspectiva del ajus te psicológico, coincide con el estudio de Lila et al. (2013), que mostró que el apoyo social y los eventos estresantes están vinculados con el ajuste psicológico. Igualmente, el estrés se encuentra asociado con dificultades en regulación emocional que podrían tener un impacto en el hombre en la expresión de violencia hacia su pareja (Davies et al., 2009).
Lo anterior implica que el estrés, el sentido de inca pacidad y la actitud negativa hacia el colegio y hacia los profesores en su conjunto se encuentran asociados a vio lencia verbal, relacional, sexual, física y amenazas hacia sus parejas por parte de los hombres, lo que es consistente con estudios previos en los que se ha informado sobre las diferentes formas de manifestación de la violencia de pare ja que evidencian los adolescentes maltratadores (Rey-Anacona, 2009; Rodríguez-Domínguez et al., 2018; Sugg, 2015).
Las dificultades de ajuste de los adolescentes que se encontraron en el presente estudio probablemente se en cuentran relacionados con el tiempo y la duración de la exposición a la violencia de pareja (DeBoard-Lucas & Grych, 2011). Acorde con las medidas del BASC empleadas en este estudio, estos hallazgos indicarían que los adolescentes que se perciben con falta de confianza en sí mismos, con dificul tades para perseverar en sus metas y con insatisfacción con el ambiente escolar y con sus profesores tienden a tener mayor tendencia a violentar a sus parejas.
La hipótesis 2, referida a la relación directa y positiva entre los problemas de adaptación y la victimización de vio lencia de pareja en mujeres, fue parcialmente confirmada debido a que se encontró una mayor victimización en el sexo femenino probablemente en respuesta a un aprendi zaje por observación de modelos de violencia de pareja (Forkea et al., 2018; Heinze et al., 2018; Shorey et al., 2018).
Por otro lado, el desajuste personal y clínico no se asocia ron con victimización, mientras que el desajuste escolar y los síntomas emocionales mostraron una correlación con la victimización. Esto podría sugerir que una actitud desfavo rable hacia el colegio podría constituirse en una fuente de victimización de la violencia de pareja (Puente-Martínez, Ubillos-Landa, Echeburúa & Páez-Rovira, 2016). Resultados que indicarían que las adolescentes que no se encuentran satisfechas en el entorno escolar y perciben que no cuentan con el apoyo de profesores estarían en riesgo de no buscar apoyo en este ambiente para prevenir su victimización.
Otra de las variables relacionadas con la victimización en las mujeres fue el estrés social, lo que podría significar que la percepción de estrés crónico incrementa el riesgo a ser víctima de violencia en las relaciones de pareja (Yim & Kofman, 2018). También podría decirse que las adoles centes que experimentan estrés social evidencian sensa ciones de tensión por falta de recursos de afrontamiento y de apoyo, especialmente de amigos y familiares, así como dificultades en regulación emocional (Davies et al., 2009), lo que las hace más vulnerables a la violencia por parte de sus parejas. En otro sentido, se ha reportado que la violen cia de pareja puede generar mayor estrés en las víctimas. Estas dos direcciones podrían suponer las características del ciclo de la violencia de pareja (Yim & Kofman, 2018).
El sentido de incapacidad también estuvo asociado a la victimización en las adolescentes. Este hallazgo es consis tente con evidencia científica previa que subraya que las creencias de bajo control percibido sobre el ambiente y su futuro favorecen la vulneración de los derechos en las adolescentes (Musci, Bettencourt, Rabinowitz, Ialongo & Lambert, 2018). Cuando las adolescentes perciben que no pueden defender sus derechos al ser violentadas por sus parejas, favorece su victimización.
A diferencia de los dos modelos encontrados, el estudio realizado por Vu et al. (2016) no encontró una asociación según sexo entre los problemas de ajuste y la violencia de pareja. Además, Cortés-Ayala et al. (2015) reportan que las adolescentes evidencian mayor maltrato físico y menos victimización en el noviazgo, mientras que los hombres tienen una percepción de victimización, especialmente de tipo físico, emocional e instrumental, aspectos que requerirían mayor estudio.
En este orden de ideas, una fortaleza de esta investi gación ha sido presentar a través de dos modelos los dife rentes factores asociados con el maltrato y la victimización de la violencia en las relaciones de pareja en una muestra de adolescentes colombianos. Estos hallazgos se constituyen en un insumo para orientar procesos de prevención e intervención de este fenómeno en población adolescente (Stovera, Choib & Mayesa, 2018; Yu et al., 2018).
Una limitación del estudio fue no haber incluido mues tra clínica que permitiera contrastar los resultados con la muestra analizada. Dado que es un estudio transversal, no se pueden establecer explicaciones causales que permitan dar cuenta con mayor precisión del fenómeno de la vio lencia de pareja adolescente a partir de los problemas de adaptación. Por lo anterior, se sugieren llevar a cabo estu dios longitudinales que incluyan muestras clínicas y estudios de carácter experimental y transcultural que den cuenta de variables predictivas de la violencia de pareja adolescente.
Los modelos probados en el presente estudio permiten sugerir para una futura investigación evaluar la eficacia de un programa de prevención de la violencia de pareja ado lescente, que incluya como componentes para el trabajo con hombres el manejo del estrés y el fortalecimiento de la autoestima y de las relaciones con el colegio. En mujeres, estrategias de fortalecimiento de comunicación y apoyo desde el ambiente escolar para prevenir su victimización. Igualmente, desarrollar estrategias de afrontamiento para el manejo del estrés social y fortalecimiento de la percep ción de capacidad para defender sus derechos a no ser vio lentadas por sus parejas.