El rápido proceso de cambio y circulación del conocimiento incluyendo las exigencias crecientes de la sociedad en relación con la calidad en los servicios y la expansión de programas de pregrado, trae consecuencias inmediatas para el área de la educación, entre estas, la necesidad de permanente formación de los profesionales. Esa necesidad es un desafío vigente de las instituciones educativas.
La transformación continua de ese conocimiento que se asocia al incremento de la competitividad por un cupo en el mercado laboral demanda de los profesionales del área de la salud, una constante capacitación que les permita adaptarse a los cambios físicos, biológicos, psíquicos, espirituales, culturales y ambientales del mundo globalizado 1.
Es entonces prioritaria la existencia de profesionales capaces de asumir responsabilidades y tomar decisiones en busca de solucionar situaciones complejas. En específico en enfermería, se requieren enfermeros calificados y competentes para que actúen según las exigencias de las organizaciones y los usuarios.
Así, la continuidad de formación a través de cursos de posgrado hacen la diferencia, se constituyen en un prerrequisito indispensable para la diferenciación y visibilidad del profesional al postularse a vacantes en el mercado laboral y facilitan o no el ascenso y mantenimiento del profesional en su puesto de trabajo.
Los cursos en el formato de residencia para enfermeros que emergieron de la necesidad de formar profesionales capacitados para actuar en áreas de especialidad, son cursos poco difundidos aunque vienen expendiéndose por el mundo. Su objetivo es mejorar las habilidades técnicas del enfermero, desarrollar raciocinio clínico, preparar para la toma de decisiones, incentivar la valorización de los factores somáticos, psicológicos y sociales intervinientes en el proceso salud-enfermedad y en el cuidado; ejecutar acciones para la promoción y recuperación de la salud; integrar al enfermero en el equipo de trabajo en salud y estimular a este para que sea protagonista de su aprendizaje 2.
Para la puesta en marcha de este tipo de formación son indispensables convenios entre las instituciones de educación y la red prestadora de servicios de salud pública, privada o filantrópica para que dispongan escenarios para el despliegue del entrenamiento en servicio 3,4.
Los componentes fundamentales de un programa de residencia son: socialización, reflexión, delegación, calidad, práctica basada en evidencias y gerencia de conflictos 5. El proceso de enseñanza-aprendizaje ocurre con enfoque en el protagonismo del alumno para el desarrollo de actividades prácticas, pasantías, con el uso de metodologías activas, y la educación permanente como eje pedagógico. Además, tiene dos vertientes: orientación de la clínica -que aborda el entrenamiento en el contexto de la práctica clínica- y contenido teórico, que engloba el desarrollo profesional, los conceptos y las habilidades.
Lo que enriquece esa modalidad de formación es la posibilidad de promover cambios en el contexto asistencial y para actuar de manera integral, multidisciplinar e interdisciplinar de conformidad con las necesidades locales y regionales en la perspectiva del alcance de la integralidad del cuidado 6.
El acompañamiento de los alumnos durante la residencia se realiza en tres aspectos: gestión de los programas, preceptoría y tutoría. La gestión de los programas se encarga del acompañamiento macro, la preceptoría es responsable por el acompañamiento en las pasantías y la tutoría es realizada por un docente que establece el puente entre las instituciones de educación y las asistenciales más allá del acompañamiento de las actividades teóricas y evaluación de los programas.
La residencia proporciona a los enfermeros profun-dización del conocimiento técnico y científico; desarrollo de competencias técnicas; obtención de seguridad para la asistencia de enfermería; preparación para cargos de liderazgo y jefatura; adquisición de empleos más valorados en el mercado laboral; comprensión de las innovaciones tecnológicas; estímulo al pensamiento crítico; capacidad de gestionar el estrés; habilidades para resolver problemas y, consecuentemente, aumento de la calidad de los cuidados de enfermería 7-12. Y a las organizaciones brinda la mejora de la calidad de la asistencia y la disminución de las tasas de rotación del personal 3. Al retener profesionales egresados de programas de residencia las organizaciones economizan recursos financieros significativos y maximizan sus activos al contar con personas altamente calificadas.
Se comprende que la formación que ofrecen los programas de residencia profesional, surge del proceso de construcción de saberes multiprofesionales que favorecen de diversos modos la cualificación de los profesionales y de la red de atención en salud. Al proponer este tema como editorial estamos evidenciando tal contribución para la formación de enfermeras y enfermeros.