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Revista Med
Print version ISSN 0121-5256
rev.fac.med vol.25 no.1 Bogotá Jan./June 2017
https://doi.org/10.18359/rmed.2917
ARTÍCULO ORIGINAL
Doi: http://dx.doi.org/10.18359/rmed.2917
PREVALENCIA DEL RIESGO DE TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA EN UNA POBLACIÓN DE ESTUDIANTES DE SECUNDARIA, BOGOTÁ-COLOMBIA
PREVALENCE OF EATING DISORDERS RISK IN A POPULATION OF HIGH SCHOOL STUDENTS, BOGOTÁ - COLOMBIA
PREVALÊNCIA DE RISCO DE TRASTORNOS DO COMPORTAMENTO ALIMENTAR EM POPULAÇÃO DE ESTUDANTES DO ENSINO MEDIO, BOGOTÁ - COLOMBIA
ESPERANZA FAJARDO1, CAROLINA MÉNDEZ2, ALFONSO JAUREGUI3
1ND, MSc. Directora Grupo de Investigación CATCH.
Facultad de Medicina. Universidad Militar Nueva Granada. Bogotá-Colombia
2ND, MSc. Asistente de Investigación Grupo de Investigación CATCH.
Facultad de Medicina. Universidad Militar Nueva Granada. Bogotá-Colombia
3Médico Internista. Miembro Grupo de Investigación CATCH.
Facultad de Medicina. Universidad Militar Nueva Granada. Bogotá-Colombia
*Correspondencia: esperanza.fajardo@unimilitar.edu.co
Recibido: 7 Diciembre 2016 Aceptado: 3 Abril 2017
RESUMEN
Objetivo: Describir la prevalencia de riesgo de trastornos de la conducta alimentaria, estado nutricional y consumo de alimentos en una población escolar de secundaria de colegios públicos y privados.
Materiales y Métodos: Aplicación del cuestionario SCOFF, toma de medidas antropométricas y encuesta de frecuencia de consumo de alimentos a 671 estudiantes de dos colegios públicos y dos privados de la ciudad de Bogotá.
Resultados: Se encontró una prevalencia del 30,1% de riesgo de presentar TCA; de ésta, el riesgo en las mujeres es de 41,3%. En cuanto al estado nutricional se observó mayor frecuencia de riesgo en la clasificación normal y en instituciones públicas con un 31,3%. Del total de la población 7,6% presenta talla baja, 16% exceso de peso y 5,1% bajo.
Conclusiones: La prevalencia de riesgo de trastornos alimentarios es mayor en las mujeres, con clasificación nutricional normal (73,7%) y en instituciones educacionales públicas.
Palabras clave: Cuestionario SCOFF; Estudiantes; Conducta alimentaria; Estado Nutricional
ABSTRACT
Objective: To describe the prevalence of eating disorders risk, nutritional status and food consumption in a high school population of public and private schools.
Materials and Methods: The SCOFF questionnaire application, anthropometric measurements and food consumption frequency survey to 671 students from two public and two private schools in the city of Bogotá.
Results: A prevalence of 30.1% risk of presenting ACT was found; of that, the risk in women is 41.3%. Regarding nutritional status, there was a greater frequency of risk in the normal classification and in public institutions with 31.3%. 7.6% of the total population were of low stature, 16% were overweight and 5.1% were underweight.
Conclusions: Prevalence of eating disorders risk is higher in women, with normal nutritional status (73.7%) and in public educational institutions.
Key words: SCOFF questionnaire; Students; Feeding behavior; Nutritional Status
RESUMO
Objetivo: Descrever a prevalência de risco de transtornos do comportamento alimentar, estado nutricional e consumo de alimentos em uma população de estudantes do ensino médio de escolas públicas e privadas.
Materiais e métodos: A aplicação do questionário SCOFF, medidas antropométricas e levantamento de freqüência de consumo de alimentos para 671 estudantes de duas escolas públicas e duas privadas da cidade de Bogotá.
Resultados: Foi encontrada uma prevalência de 30,1% de risco de apresentação do ACT; Disso, o risco em mulheres é de 41,3%. Quanto ao estado nutricional, houve uma maior freqüência de risco na classificação normal e em instituições públicas com 31,3%. 7,6% da população total eram de baixa estatura, 16% tinham sobrepeso e 5,1% estavam abaixo do peso.
Conclusões: A prevalência do risco de transtorno alimentar é maior em mulheres, com estado nutricional normal (73,7%) e em instituições públicas de ensino.
Palavras-chave: Questionário SCOFF; Estudantes; Comportamento de alimentação; Estado nutricionalIntroducción
Los trastornos del comportamiento alimentario (TCA), como son la Anorexia Nerviosa (AN), Bulimia Nerviosa (BN) y los trastornos del comportamiento alimentario no especificados (TCANE) son el resultado de la interacción de factores psicológicos, físicos y socioculturales que interfieren en el comportamiento de los individuos especialmente en la población adolescente, etapa de la vida caracterizada por grandes cambios biológicos y psicosociales que generan un ambiente propicio para el desarrollo de estos trastornos produciendo consecuencias potencialmente graves para la salud de los jóvenes, su entorno familiar y social (1).
Éstas son enfermedades psiquiátricas graves, que se caracterizan por alteraciones en el comportamiento, las actitudes y la ingestión de alimentos generalmente acompañadas de intensa preocupación con el peso o con la forma del cuerpo (1). Su tratamiento es complejo y pueden llegar a ser perjudiciales para la salud y la nutrición; por otro lado, predispone a las personas a la desnutrición o a la obesidad (2) y se asocian con baja calidad de vida, altas tasas de comorbilidad psicosocial y mortalidad prematura (3).
Se suele relacionar su incremento con las exigencias sociales acerca de la apariencia del cuerpo, que en las últimas décadas presentan como modelo de éxito la delgadez extrema y la apariencia prepuberal, dándole un significado de éxito y triunfo a este tipo de imagen. No estar satisfecho con el cuerpo predispone a los jóvenes al uso de estrategias extremas como las dietas restrictivas, el ayuno, uso de laxantes y diuréticos, para lograr pérdida de peso con la idea de lograr beneficios físicos y psicosociales. Sin embargo, diversos estudios longitudinales han demostrado que las dietas restrictivas incrementan el riesgo de aumento de peso corporal lo que predispone a otros problemas de salud (4).
Un fenómeno que preocupa actualmente es el aumento de casos de TCA a edades más tempranas. La edad de aparición ha disminuido en 12 meses (5-8). En su mayoría, las adolescentes y adultas jóvenes están entre los grupos con mayor prevalencia de los TCA (9), aunque la ocurrencia no es despreciable entre los adolescentes varones (7).
Se ha descrito que, dentro de las razones para un incremento en la frecuencia de los trastornos de la conducta alimentaria en niños y jóvenes, es el comportamiento de los padres quienes ejercen un excesivo control sobre la alimentación de sus hijos, aspecto que sumado a la presión social y la de los amigos para que sean delgados, contribuyen al desarrollo de una imagen corporal negativa y por consiguiente a conductas alimentarias inadecuadas que ponen en riesgo la salud (4).
Estudios realizados en Colombia en población universitaria han mostrado prevalencia de TCA que oscilan entre el 18,9% y 39,7%, siendo más frecuente la bulimia nerviosa que la anorexia nerviosa, entre mujeres adolescentes y adultos jóvenes (10-14).
En el 2005 Rueda et al. (10) validaron el cuestionario SCOFF, acrónimo de las iniciales de las preguntas de cada ítem en inglés: Inducirse vómito (sick), control sobre la ingesta (control), pérdida de peso (out weight), sentirse gordo (fat) y la comida domina la vida (food) (15), en estudiantes universitarias y de secundaria con aceptables pruebas de desempeño. El cuestionario SCOFF tiene ventajas por la brevedad del instrumento para tamizaje en estudios con grandes poblaciones (16).
Numerosos han sido los estudios e intervenciones sobre los trastornos del comportamiento alimentario. Resulta interesante entonces, identificar precozmente tanto alteraciones del peso corporal como de la conducta alimentaria con miras a diseñar estrategias de prevención y control que puedan estandarizarse y aplicarse en niños y jóvenes contribuyendo de esta manera en un mejor estado de salud de nuestra sociedad.
En este estudio se busca identificar la prevalencia de riesgo de trastornos de la conducta alimentaria, el estado nutricional y el consumo de alimentos en una población de estudiantes de los grados 6º a 11º de colegios públicos y privados de la ciudad de Bogotá, con el fin de proponer medidas de intervención para contrarrestar estos problemas nutricionales, estrategias que servirán para continuar con la línea de investigación.
Materiales y Métodos
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal con componente analítico.
Población y muestra
La muestra estuvo conformada por 671 estudiantes de secundaria entre los 10 a 20 años matriculados en dos colegios públicos y dos privados seleccionados por conveniencia de la ciudad de Bogotá.
Criterios de inclusión
Se consideraron elegibles todos los estudiantes de educación básica secundaria de 6° a 11° grado que se encuentran matriculados en los colegios seleccionados.
Criterios de exclusión
Fueron excluidos los estudiantes que no desearon participar o cuyos padres no aceptaron la participación en el estudio, o quienes no diligenciaron el consentimiento y/o asentimiento informado.
El estudio contó con la autorización de los directivos y la colaboración de los profesores de cada una de las instituciones educativas. Se impartió información a los participantes y a sus padres sobre las características del estudio y el procedimiento; posteriormente se distribuyó el formato del consentimiento informado para firma de los padres del estudiante y el estudiante, acorde a la decisión libre de cada uno de ellos.
Procedimiento
En las instalaciones de cada uno de los colegios, se realizó un estudio antropométrico tomando estatura, peso y circunferencia de cintura a cada uno de los estudiantes participantes del estudio.
Se entregó una encuesta que incluía los antecedentes nutricionales y alimentarios, así como la Frecuencia de Consumo de Alimentos que constituye un método directo de estimación de la ingesta alimentaria de un individuo a partir de un formulario estructurado donde el encuestado responde el número de veces que consume en promedio un alimento durante un periodo de tiempo determinado. El instrumento se encuentra validado y permite obtener a partir de un listado de alimentos, la frecuencia habitual de ingesta de un alimento durante una semana.
Técnicas e instrumentos
El registro de las medidas antropométricas se realizó en el programa Microsoft Office Excel 2011.
Para la toma de peso y estatura se utilizó una báscula de peso corporal electrónica (Tanita, capacidad 150 kg, precisión ± 1% + 0.1 kg), tallímetro y cinta métrica. Estas medidas se tomaron sin zapatos y con el mínimo de ropa posible. La estatura se tomó con los pies y las rodillas juntas, talones, cara posterior de glúteos y cabeza bien adheridos al plano del tallímetro, se colocó una escuadra sobre el vértex y se leyó el valor de la talla en centímetros.
La circunferencia de la cintura se tomó al final de una expiración normal, a un nivel intermedio entre el último arco costal y la cresta ilíaca, en la posición más estrecha del abdomen.
El índice de masa corporal (IMC) se construyó a partir de los datos de peso y talla (peso en kg/talla m2). Para la clasificación nutricional, se utilizaron las tablas de índice de masa corporal por edad, para hombres y mujeres de 2 a 20 años establecidas por el Centro de Estadísticas de Salud de Estados Unidos (USA National Center for Health Statistics). Los valores de índice de masa corporal menores del percentil 5 son considerados como bajo peso; normal entre el percentil 5 y menos del 85; sobrepeso entre el percentil 85 y menos del 95 y obesidad en el percentil 95 o más.
Al mismo tiempo, se aplicó a los participantes un cuestionario que incluye datos sociodemográficos y el cuestionario SCOFF (15) (Tabla 1), para evaluar el riesgo de los trastornos de la conducta alimentaria. Si se respondió afirmativamente a dos o más de las preguntas sobre el comportamiento, es probable que curse con un trastorno conductual y debe ser manejado por el profesional de la salud.
Análisis de datos
Se realizó análisis univariado a través de tablas de distribución de frecuencias para variables cualitativas y medidas descriptivas de tendencia central, de posición y de dispersión para variables cuantitativas. El análisis bivariado y multivariado se realizó a través de tablas de contingencia. Para el análisis de los datos se utilizó SPSS versión 20.0 (SPSS Inc. Chicago, Illinois USA).
Resultados
Participaron 671 estudiantes, 359 (53,5%) hombres y 312 (46,5%) mujeres, con edades entre 10 a 20 años, promedio 14,05 años (D.E.= 2,06). El 53,8% asiste a colegios públicos y 46,1% a privados. La distribución por sexo, tipo de establecimiento y rango de edad se presenta en la tabla 2.
Antecedentes nutricionales y alimentarios
El 92.9% de escolares viven con sus padres o algún familiar. Un 84,8% de escolares consume alimentos en su hogar y un 66,5% los ingiere en compañía de sus familiares. En cuanto al tiempo empleado para consumir los alimentos el 47,2% de todos los escolares dedican entre 11 a 20 minutos. La tabla 3 muestra que el 12,2% del total de estudiantes no desayuna y el 17,4% no acostumbra cenar.
El 69% de los estudiantes que no acostumbra a desayunar refiere que es por "falta de tiempo". La principal razón para no cenar es "no le gusta" o "no acostumbra" en un 73,5% y el 21,9% por "falta de tiempo".
El 65,7% de los escolares refiere tres o más síntomas cuando deja de consumir alimentos en el día, como son dolor de cabeza, mareo, debilidad y dolor de estómago.
Frecuencia de consumo de alimentos
El dato obtenido mediante el cuestionario de Frecuencia de Consumo de alimentos muestra que el 37,3% de los escolares no consume leche diariamente; en cuanto al consumo de carnes, que son fuente de proteína de alto valor biológico, el 82,1% de los encuestados no refiere consumo diario y aproximadamente la mitad de los escolares consumen huevo todos los días. El 53,8% consume carne roja y pollo 2 a 3 veces por semana. Se observa un bajo consumo de pescado. El consumo diario de frutas enteras fue reportado por el 43% de los escolares y el 41,6% consume verduras diariamente; (Gráfico 1).
Se reportó que ocasionalmente un 40,7% de escolares consume dulces y golosinas. Las gaseosas y refrescos se consumen 2 a 3 veces por semana en un 30,8% de la población de escolares. El 66,3% de los escolares reportó que el consumo de fruta lo realizan en forma de jugos naturales.
Características Antropométricas de la Población
En la Tabla 4 se presenta la clasificación nutricional según el IMC por sexo y tipo de institución.
Se observa un IMC normal en el 80% de los estudiantes; mayor porcentaje de bajo peso y obesidad en los hombres y en las mujeres es mayor el porcentaje de sobrepeso que en los hombres. Entre otros resultados, se encontró que el 7,6% de la población total presenta talla baja según el indicador de talla para la edad. Teniendo en cuenta la prevalencia de sobrepeso y obesidad se encontró en la población un 16% de exceso de peso y 4,2% de bajo peso; (Gráfico 2).
En la población total según la Razón Cintura/Estatura (RCE) el 18,3% presenta aumento en la grasa a nive superior del cuerpo y es más frecuente en las mujeres (Tabla 5).
Al relacionar la clasificación nutricional según el índice de masa corporal con el aumento de grasa abdominal medido por RCE mayor de 0,5, que se relaciona con riesgo cardiometabólico, se observó que los estudiantes con sobrepeso presentan un 44,7% de riesgo para este tipo de enfermedades. El 35,8% de los estudiantes con riesgo tienen peso normal; (Gráfico 3).
Frecuencia de Riesgo de Trastornos de la Conducta Alimentaria
A nivel de la muestra total y mediante la utilización del test de SCOFF, se encontró que 202 participantes tienen riesgo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) (30,1%). Al estratificar por sexo, se observó que el porcentaje de sujetos con este riesgo es mayor en mujeres que en varones; (Gráfico 4).
Al comparar el riesgo de TCA con el estado nutricional se observa que la mayoría de los casos se encuentra en los escolares con estado nutricional normal en un 73,7% (Gráfico 5))
Se observó mayor frecuencia de riesgo de TCA en los estudiantes de instituciones públicas (31,3%) que en las privadas (28,7%). (Gráfico 6)
Discusión
La prevalencia de riesgo de trastornos alimentarios encontrada en este trabajo fue del 30,1%, mayor a la reportada en investigaciones similares en el país. Sin embargo, cabe destacar que la prevalencia de TCA depende de las características de la población y del instrumento que se use para la medición del riesgo. Las escalas de riesgo de TCA se han estado evaluando y probablemente deben ser adaptadas a cada población según su contexto sociocultural.
Se observó diferencias entre hombres y mujeres. Las mujeres presentan mayor prevalencia de TCA, datos consistentes con estudios previos que reportan mayor prevalencia en el grupo femenino (12-14). En diversas investigaciones internacionales en cuanto a los trastornos de la conducta alimentaria, se ha observado la percepción y las actitudes con relación al peso corporal encontrándose que las mujeres presentan mayor insatisfacción con el peso que los hombres; ellas quieren ser más delgadas aun teniendo un peso adecuado. Este factor sumado a la etapa de la adolescencia, representa un alto riesgo para desarrollar conductas alimentarias alteradas. (17)
En este grupo estudio también se observó que la mayoría de estudiantes con riesgo de TCA tienen un estado nutricional normal.
En esta población no se observaron diferencias con relación al tipo de institución educativa, aunque los resultados son similares a los reportados por Urzúa y Correa en Chile (5,18) quienes encontraron mayor prevalencia de TCA en centros educativos públicos. Los autores refieren que dentro de las causas se encuentran la falta de control sobre su propia vida, auto desprecio e inseguridad.
Los hallazgos en cuanto al retraso del crecimiento son menores a los reportados en la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional de Colombia (ENSIN) del 2010 (19) con un porcentaje de 10% y en cuanto al exceso de peso los resultados de este estudio son similares a los datos reportados a nivel nacional con un 17,5%, lo cual preocupa ya que ha aumentado en un 25% aproximadamente en el último quinquenio.
La razón de la cintura/estatura demostró relacionarse con la clasificación nutricional por índice de masa corporal, lo cual indica aumento de grasa a nivel superior del cuerpo que acompañan al sobrepeso y la obesidad. Estos resultados son comparables con otras investigaciones a nivel nacional e internacional donde se relaciona el sobrepeso y la obesidad con el exceso de grasa abdominal, considerado riesgo cardiometabólico tanto en niños como en adultos (20,21).
Los resultados de la frecuencia de consumo de alimentos son comparables con lo encontrado en la ENSIN 2010 donde el 39% de la población de 5 a 64 años no consume lácteos diariamente; se observó además un bajo consumo de carnes. Uno de cada 3 colombianos no consume frutas a diario y 5 de cada 7 no consume verduras en la misma frecuencia, resultados similares a los obtenidos en este estudio donde menos de la mitad de la población consume fruta entera y verduras diariamente refiriendo además el consumo de frutas en jugos primordialmente, lo cual disminuye el aporte de fibra dietaria.
En la población de estudiantes que no acostumbra desayunar o cenar se justificó esta conducta por la "falta de tiempo" o por no tener el hábito de tomar estas comidas. Estudios previos han demostrado que la mayoría de personas no consideran tener algún problema con su alimentación a menos que haya manifestaciones de deterioro del bienestar emocional o conductas inapropiadas como el vómito autoinducido. Otros comportamientos no son considerados riesgos para la salud. Las personas que reconocen que hay alguna falencia en su consumo de alimentos son las más propensas a buscar orientación (22).
Programas de capacitación aplicados en escuelas afirman que el conocimiento sobre los trastornos de la conducta alimentaria, sus causas e implicaciones en el estado de salud permiten que las personas se sientan mejor preparadas para identificar las señales de riesgo desde una etapa temprana. Así mismo, permiten que se aumente la probabilidad de recuperación mediante la adquisición de hábitos alimentarios adecuados. Profesores y personal de las escuelas deben estar capacitados para desarrollar la habilidad de identificar a los estudiantes en riesgo y remitirlos para una intervención temprana y oportuna (23).
Debido a la importancia que tiene la imagen corporal, sobre todo en las edades donde la población es más vulnerable a este fenómeno, algunos estudios han propuesto llevar a cabo programas de promoción y prevención temprana para los TCA. Se busca que estas estrategias estén enfocadas a evitar la insatisfacción corporal y el uso de dietas reductoras de peso innecesarias. Así mismo, promover los hábitos saludables de alimentación y de ejercicio físico. Es así como se propone que familiares y amigos de población vulnerable deben estar capacitados y estar pendientes de ayudar a las personas con síntomas de TCA para actuar oportunamente dado que los TCA con frecuencia se presentan simultáneamente con otras condiciones médicas que pueden complicar su manejo, tales como episodios de depresión y/o ansiedad y problemas relacionados con el consumo de alcohol (24-26).
Dentro de las limitaciones de este estudio es un posible sesgo de la información en cuanto a la frecuencia de consumo de alimentos e historia nutricional, datos obtenidos por reporte de los estudiantes, dificultad que se describe en la literatura con respecto a estos métodos de recolección de datos.
Conclusiones
El riesgo para presentar Trastornos de la Conducta Alimentaria se observó en el 30,1% de los estudiantes que conformaron la muestra de este trabajo, siendo mayor la prevalencia de riesgo en las mujeres. Al relacionar este riesgo con el estado nutricional se observó mayor frecuencia en la población con índice de masa corporal dentro de los parámetros normales y en instituciones públicas.
Teniendo en cuenta que la presencia de Trastornos de la Conducta Alimentaria es cada vez más frecuente en la población mundial y que pueden desencadenar problemas cardíacos, renales e incluso la muerte, cobra interés el focalizar intervenciones preventivas o de acción tanto en instituciones educativas como para diseñar estrategias de salud pública que contribuyan al manejo de esta patología emergente en población infantil y juvenil.
Conflicto de intereses
Los autores declaran no tener de manera directa o indirecta, algún tipo de conflicto de intereses financieros, académicos o laborales que puedan poner en peligro la validez de este estudio.
Agradecimientos y financiación
Los autores agradecen al Estadístico Gerardo Ardila Duarte, por la revisión del análisis de datos.
A la Universidad Militar Nueva Granada por la aprobación y financiación del proyecto de investigación registrado como MED 1925.Referencias
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