1. INTRODUCCIÓN
Colombia es considerado un país con la facultad de duplicar su capacidad agrícola para el año 2050 [1], lo que pone de presente la relevancia de la industria agrícola para el futuro económico del país [2]. En la actualidad, hay cerca de 40 millones de hectáreas disponibles para la agricultura, aunque solo seis millones están aprovechadas con este fin [2,3], por lo que el futuro aprovechamiento de este terreno para la obtención de cultivos promisorios supondría un incremento en el uso de plaguicidas para el control de plagas y enfermedades que afecten a los cultivos [4].
Diversos estudios han puesto en evidencia el riesgo potencial de la exposición crónica a plaguicidas, teniendo en cuenta que pueden provocar alteraciones en el material genético, como mutaciones génicas y/o alteraciones cromosómicas y, por tanto, también enfermedades como el cáncer [5,6]. A pesar que el conocimiento sobre los efectos nocivos de los plaguicidas ha aumentado en los últimos años, es poco lo que se conoce acerca del daño celular y genómico inducido. Considerando lo anterior, en esta revisión, profundizamos sobre los efectos celulares y genéticos de la exposición a plaguicidas y sus implicaciones en el desarrollo de enfermedades.
2. PLAGUICIDAS
Los plaguicidas son sustancias químicas de origen sintético o natural, destinadas al control de plagas o de vectores causantes de enfermedades humanas, animales y vegetales [4,7]. Estas sustancias están diseñadas para ser tóxicas con los enemigos del ambiente y la agricultura [8]. Se clasifican de acuerdo con el tipo de organismos que controlan, así como con su toxicidad y composición química. Numerosos plaguicidas han sido clasificados por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) en el grupo 2A, como probablemente cancerígenos para los seres humanos [9]. Según el Instituto Nacional de Salud en Colombia, para el año 2017 se reportaron 8.423 casos de intoxicación con plaguicidas [10] en los que las principales vías de ingreso al organismo fueron la dérmica, por contacto directo; la respiratoria, por inhalación o exposición ambiental y la oral, por ingesta de productos contaminados como alimentos o agua (Figura 1).
2.1 Clasificación
2.1.1 Según los organismos que controlan
De acuerdo con su acción específica sobre la plaga o enfermedad que controlan, los plaguicidas se clasifican en insecticidas (contra insectos), acaricidas (contra garrapatas, ácaros y arañas), nematicidas (contra nemátodos), molusquicidas (contra moluscos), rodenticidas (contra roedores), avicidas (contra aves), bactericidas (contra bacterias), fungicidas (contra hongos) y herbicidas (contra plantas indeseadas) [7,11].
2.1.2 Según su composición química
Los plaguicidas también pueden ser clasificados de acuerdo con el grupo químico del principio activo, entre los principales se destacan los indicados en la tabla 1[7,11,12].
Grupo químico del principio activo | Tipo de molécula | Modo de acción |
Organofosforados | Ácido fosfórico [13] | Actúan inhibiendo dos enzimas, la acetilcolinesterasa y butirilcolinesterasa [12]. |
Organoclorados | Moléculas orgánicas con sustituyentes cloro en varios lugares de su estructura, que poseen una configuración cíclica [14] | Actúan como antagonistas de los canales de cloro GABA-dependientes [7]. |
Carbamatos | Ácidos carbamáticos [15] | Actúan como inhibidores de las enzimas colinesterasas [11]. |
Bipiridilos (Diquat y paraquat) | Bipiridilos [12] | Son agentes corrosivos, que producen especies reactivas de oxígeno, lo que causa toxicidad sistémica [12]. |
Clorofenoxiácidos | Ácido fenoxiacético [11] | En las plantas actúan estimulando la hormona de crecimiento, mientras que en animales puede inducir daño mitocondrial [7,11]. |
Fosfonometilglicina (Glifosato) | N-Fosfonometil-glicina [16] | Estos compuestos pueden causar un desacoplamiento de la fosforilación oxidativa mitocondrial [7,11,12]. |
Ftalonitrilos | Ácido cloroisoftálico [11]. | Actúan inhibiendo la respiración celular [11]. |
2.1.3 Según su toxicidad
La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2009) [17] clasificó a los plaguicidas con base en la dosis letal 50 (DL50) (estimado estadístico que corresponde a la cantidad necesaria de tóxico por kilogramo de peso, capaz de matar al 50% de los individuos de una gran población de prueba) en extremadamente peligros por vía oral (≤5 mg/Kg sólidos y ≤20 mg/Kg líquidos) y por vía dérmica (≤10 mg/Kg sólido y ≤40 mg/Kg líquido); altamente peligroso por vía oral (5-50 mg/Kg sólido y 20-200 mg/Kg líquido) y por vía dérmica (10-100 mg/Kg sólido y 40-400 mg/Kg líquido); moderadamente peligroso por vía oral (50-500 sólidos y 200-2000 líquidos) y por vía dérmica (100-1000 mg/Kg sólido y 400-4000 mg/ Kg líquido) y ligeramente peligroso por vía oral (≤500 mg/Kg sólidos y ≤2000 mg/Kg líquidos) y vía dérmica (≤1000 mg/Kg sólido y ≤4000 mg/ Kg líquido) [7]. La clasificación otorgada por la OMS según su categoría toxicológica es indicada en la tabla 2[11].
Clase | Definición | DL50 en ratas por mg/kg de peso | |||
---|---|---|---|---|---|
Vía Oral | Vía Dérmica | ||||
Sólidos | Líquido | Sólido | Líquido | ||
Ia | Extremadamente peligroso | ≤5 | ≤20 | ≤10 | ≤40 |
Ib | Altamente peligroso | 5-50 | 20-200 | 10-100 | 40-400 |
II | Moderadamente peligroso | 50-500 | 200-2000 | 100-1000 | 400-4000 |
III | Ligeramente peligroso | ≥500 | ≥2000 | ≥1000 | ≥4000 |
2.2 Mecanismo de acción de los plaguicidas
El mecanismo de acción de los plaguicidas a nivel celular depende de las variaciones individuales en la absorción y distribución tisular específica de los plaguicidas. Aunque existe una amplia información sobre los procesos biológicos desencadenados, es limitado el acervo de conocimiento disponible sobre sobre la toxicidad y la genotoxicidad asociada [18].
Estudios recientes han demostrado que los plaguicidas inducen estrés oxidativo [18] y alteran los mecanismos de desintoxicación y eliminación de enzimas de la célula, lo que deteriora la función celular y enzimática, mediante la generación de especies reactivas de oxígeno (ROS) [19]. Tanto el aumento de la producción de estas especies como la disminución de la capacidad de defensa antioxidante pueden alterar el equilibrio oxidativo y dañar a todos los componentes de la célula, incluidos los lípidos, las proteínas y los ácidos nucleicos. Esto explica que el estrés oxidativo sea uno de los principales mecanismos implicados en la génesis de diversas enfermedades [20]. A este respecto, ha sido reportado que ROS pueden afectar la expresión de genes que participan en procesos de inflamación, transformación celular, muerte o supervivencia de células tumorales, proliferación celular, invasión, angiogénesis y metástasis [21].
La exposición a plaguicidas puede además modular la funcionalidad de las células del sistema inmune, como los macrófagos y los linfocitos, lo que permite la aparición de un microambiente proinflamatorio responsable de la acumulación de daño genético [21,22]. De hecho, las alteraciones de los macrófagos y, en particular, la secreción anormal de varias proteínas incluyendo el factor de necrosis tumoral (TNF), interleucina (IL)-1b y óxido nítrico (NO), desempeñan un papel clave en la tumorigénesis y en las enfermedades autoinmunes, al interferir con las vías de señalización celular, lo que podría provocar cambios en la producción de citocinas, la expresión de marcadores de superficie y la activación de la proliferación celular [22,23]. La exposición a plaguicidas ha sido también asociada con una disminución en la actividad de la enzima colinesterasa [24], tanto la plasmática como la eritrocitaria [19], así como con alteraciones en la proliferación celular de los linfocitos. La Colinesterasa, es una enzima esencial para el funcionamiento normal del sistema nervioso del cuerpo humano, por lo que su disminución podría conducir a neurotoxicidad en el sistema nervioso central y/o periférico [25].
Es importante resaltar que los mecanismos de acción de los plaguicidas en los seres humanos varían de acuerdo con su principio activo y con su especificidad tisular [26]. Por ejemplo, los plaguicidas de tipo organofosforado, organoclorado o carbamato, son considerados como disruptores endocrinos [17,27,28], cuya función ha sido asociada con la síntesis y el transporte hormonal. Al imitar las acciones hormonales, los plaguicidas exhiben actividad estrogénica y antiandrogénica, modificando de esta manera algunas vías de señalización celular [28,29], incluyendo la vía de señalización fosfatidilinositol 3 kinasa (PI3K)/ serina treonina quinasa (AKT)/blanco de la rapamicina en mamíferos (mammalian target of rapamycin) (mTOR) (Figura 2). De hecho, ha sido indicado que estos plaguicidas producen hiperactivación de esta vía de señalización (PI3K/ AKT/mTOR), considerada fundamental para procesos celulares esenciales como proliferación, migración, supervivencia, metabolismo y apoptosis [30], lo que hace que su desregulación o bien, la pérdida de función de las proteínas PTEN, P53 y BAD, conduzcan a una proliferación celular descontrolada y a la supervivencia de las células tumorales (Figura 2) [30,31].
En adición, otro tipo de plaguicidas como los clorofenoxiácidos utilizados como herbicidas, también se caracterizan por imitar la función de ciertas hormonas, alterando así el metabolismo y crecimiento celular [14,32].
2.3 Genotoxicidad asociada con los plaguicidas
Si bien los mecanismos genotóxicos inducidos por los plaguicidas están fundamentalmente relacionados con su potencial para afectar el material genético en forma directa o indirecta [33], también pueden estar afectados por una serie de factores complejos que incluyen edad, sexo, susceptibilidad individual, cantidad y duración de la exposición, así como por el contacto simultáneo con otros químicos causantes de genotoxicidad.
El daño directo al material genético puede ser de tipo estructural o funcional y se produce en los cromosomas, el ADN y las proteínas histonas, conduciendo eventualmente a la inhibición de los procesos de replicación y transcripción [34]. En caso de que estas lesiones no se reparen o se reparen en forma incorrecta, se generan alteraciones genéticas y cromosómicas [21,35,36] las cuales podrían conducir al desarrollo de enfermedades (Figura 3). En adición, se ha demostrado que la susceptibilidad a los plaguicidas está relacionada con una amplia gama de polimorfismos en genes claves que participan en la regulación del ciclo celular, el estado redox y el metabolismo de los fármacos [37].
El daño indirecto modula la expresión génica a nivel de ARNs no codificantes, histona desacetilasas y patrones de metilación del ADN (alteraciones epigenéticas) (Figura 3), lo que produce modificaciones en la expresión de genes implicados en el mantenimiento de la homeostasis celular [21,35,38 -40]. De hecho, han sido reportadas asociaciones entre exposición a plaguicidas y la presencia de mutaciones en genes responsables del desarrollo y la progresión tumoral [19,41,42].
2.3.1 Alteraciones genéticas
Los plaguicidas inducen daño oxidativo en el ADN, generando aductos de ADN (segmentos de ADN unidos a una sustancia química) y rupturas de ADN de cadena sencilla o doble [43]. Algunos estudios realizados hasta la fecha han demostrado un aumento significativo en la inestabilidad del material genético en poblaciones expuestas ocupacionalmente a plaguicidas [44 -47]. Así, a nivel nacional, en los departamentos de Tolima [48], Putumayo, Nariño, Valle del Cauca [49], Cauca [50] y Bogotá [50], se ha reportado que las mezclas de organofosforados u organoclorados tienden a aumentar el daño genético evaluado mediante el ensayo cometa [48]. Sin embargo, a pesar de que parece clara la asociación entre la exposición a plaguicidas y el daño genético [19,41], otros grupos de investigadores no han observado asociación alguna [25,51]. Es el caso de Bolognesi y col. [49], quienes sugirieron que el efecto genotóxico del glifosato, un herbicida ampliamente usado en nuestro país, es bajo y transitorio. Tampoco Hoyos y col., [52] ni Varona y col., [50] encontraron suficiente evidencia sobre la inducción de daño genético debida a la exposición a los plaguicidas, resultados que podrían ser explicados con base en posibles deficiencias en el diseño metodológico [51,53,54], o bien, en variaciones en el tipo de exposición o en el uso de plaguicidas diferentes [51]. Por estas razones, algunos autores han sugerido el uso de técnicas que permitan determinar con mayor grado de sensibilidad el daño genotóxico causado por los plaguicidas, como la hibridación in situ por fluorescencia (FISH) [50,52].
2.3.2 Alteraciones Cromosómicas
Las alteraciones cromosómicas en individuos expuestos a plaguicidas han sido frecuentemente evaluadas mediante el ensayo de micronúcleos, así como con análisis citogenéticos como el cariotipo (Tabla 3 y Figura 3) [55]. El micronúcleo es un tercer núcleo que se forma durante la transición metafase/anafase de la mitosis, el cual contiene una porción de un cromosoma excéntrico o un cromosoma completo que no se integra en los polos opuestos durante la anafase, lo que resulta en la formación de células hijas que carecen de una parte o de la totalidad de un cromosoma. Este tipo de alteración ha sido reportada en estudios con agricultores y trabajadores agrícolas expuestos a plaguicidas, en quienes se ha hallado un número significativamente mayor de rupturas del ADN y de micronúcleos que en personas no expuestas [18,56-61]. Vale la pena resaltar que en estos estudios se observó un aumento en la frecuencia de micronúcleos, tanto a mayor tiempo de exposición como en ausencia de medidas de protección. Otros trabajos relacionados no han encontrado evidencia de asociación entre el hábito de fumar o el consumo de alcohol [19] o el género [23,25,62] y la presencia de daño. En cuanto a la edad, mientras algunos estudios han informado de su asociación con la frecuencia de micronúcleos [19,63], para otros no existe asociación alguna. Los hallazgos reportados hasta la fecha relacionados con la alta frecuencia de micronúcleos en poblaciones expuestas a plaguicidas demuestra que estos compuestos químicos inducen un aumento en la inestabilidad genómica [18,64] (Tabla 3).
Clase química de los plaguicidas | Técnica usada | Conclusiones |
---|---|---|
Organofosforados, Carbamates y Piretroides | Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) Ensayo de alteraciones Cromosómicas (linfocitos) | Los individuos expuestos presentaron un aumento estadísticamente significativo en el número de aberraciones cromosómicas (p<0.05) y de micronúcleos (p<0.05) [40] |
Organofosforados y otros | Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) | Para este estudio, el ensayo de micronúcleos mostró un aumento significativo de células micronucleadas en el grupo ocupacionalmente expuesto (p<0.01) [65] |
Mezcla de varios plaguicidas | Ensayo de micronúcleos (linfocitos) Ensayo Cometa (linfocitos) | El ensayo cometa realizado en las personas expuestas mostró un índice de daño al ADN significativamente mayor en comparación con el grupo control (p< 0.0001). Así mismo el ensayo de micronúcleos indico un aumento significativo delos mismos para el grupo de estudio (p<0.001) [15] |
Mezcla de varios plaguicidas | Ensayo Cometa (linfocitos) | No hubo diferencias estadísticas significativas en el daño al ADN en trabajadores expuestos con relación al grupo control [50] |
Organofosforados, carbamatos, piretroides y otros | Ensayo de micronúcleos (linfocitos, células epiteliales bucales) | No se encontraron diferencias significativas de daño cromosómico en las cuatro poblaciones de trabajadores ocupacionalmente expuestos analizadas [21] |
Organofosforados, carbamatos y piretroides | Ensayo cometa (linfocitos) | El daño al ADN, determinado por la longitud media de la cola en el ensayo cometa, fue significativamente mayor (p<0.001) en el grupo de mujeres expuestas a plaguicidas en relación con aquellas que nunca estuvieron expuestas [19] |
Organofosforados, carbamatos, piretroides y organoclorados | Ensayo Cometa (linfocitos) Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) | En comparación con el grupo control, las personas expuestas a plaguicidas tenían un aumento significativo en la frecuencia de micronúcleos (p<0.001), así mismo, presentaban una diferencia significativa en el daño ADN, evaluado en el ensayo cometa (p<0.001) [14] |
Mezcla de plaguicidas | Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) | Los resultados mostraron una diferencia significativa entre los grupos expuestos a plaguicidas, donde la frecuencia de mutaciones cromosómicas fue mayor que en el grupo control (p<0.001) [62] |
Organofosforados | Ensayo Cometa (células epiteliales) Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) | Los niños que vivían a menos de 2 km de las zonas de cultivo donde trabajaban sus padres, presentaban una cantidad significativamente mayor de micronúcleos (p<0.05) y un aumento significativo en la longitud media de la cola de ADN en el ensayo cometa (p<0.05), en comparación con niños que vivían más alejados de los cultivos [66] |
Mezcla de plaguicidas | Ensayo Cometa (células epiteliales) Ensayo de micronúcleos (células epiteliales) | Aumento significativo en el número de micronúcleos (p<0.0001) y longitud media de la cola en el ensayo cometa (p<0.001) en las personas expuestas a plaguicidas [58] |
Mezcla de plaguicidas | Ensayo Cometa (linfocitos) | En periodos de alta exposición, los agricultores mostraron un aumento significativo de daño genotóxico en comparación con periodos de baja exposición (p=0.002), así mismo, el daño genético fue significativamente mayor en los dos periodos, al comparársele con un grupo control (p<0.001) [67] |
Mezcla de plaguicidas | Ensayo de micronúcleos (células epiteliales bucales) | Los agricultores expuestos ocupacionalmente a plaguicidas presentaron tasas significativamente más altas de anomalías nucleares que el grupo de no expuestos (p<0.005) [68] |
Aunque el ensayo de micronúcleos ha sido ampliamente utilizado para monitorear el daño cromosómico inducido por la exposición a plaguicidas, presenta la desventaja de no brindar información acerca del tipo y frecuencia de las alteraciones cromosómicas que origina [69]. En este orden de ideas, otros estudios citogenéticos como el cariotipo constituyen una excelente herramienta, tanto para la identificación de alteraciones cromosómicas, como para la determinación de los niveles de inestabilidad genómica y cromosómica [70]. Esta inestabilidad se produce cuando la integridad del genoma no es protegida a cabalidad por el sistema de mantenimiento encargado, ya sea por problemas hereditarios o por exposición a agentes ambientales. En efecto, ha sido establecido que los plaguicidas pueden provocarla e interferir con los mecanismos de reparación del daño del ADN [56]. A pesar de la importancia del cariotipo en la identificación de alteraciones cromosómicas inducidas por la exposición ocupacional a plaguicidas, son escasos los estudios que han utilizado esta metodología, lo que explica que la información acerca del tipo y frecuencia de dichas alteraciones sea limitada. Sin embargo, en algunos estudios se ha informado acerca de alteraciones numéricas y estructurales, las que han sido asociadas con condiciones como infertilidad, abortos espontáneos, enfermedades cardiacas y cáncer [5,71]. Entre las alteraciones estructurales que han sido reportadas en mayor frecuencia se encuentran translocaciones, cromosomas dicéntricos y rupturas cromosómicas. De hecho, la translocación cromosómica t(14;18) ha sido observada en alta frecuencia en trabajadores expuestos a plaguicidas y ha sido asociada con un mayor riesgo de desarrollar linfoma no Hodgkin (LNH) [72]. Estudios adicionales en poblaciones ocupacionalmente expuestas a plaguicidas han evidenciado una elevada frecuencia de cromosomas dicéntricos [70] y de rupturas cromosómicas, localizadas en las regiones 1p13, 2p23, 14q32 y 21q12 [73].
Respecto a las alteraciones cromosómicas numéricas, estudios citogenéticos realizados en el esperma de individuos expuestos a plaguicidas, identificaron una alta frecuencia de disomía cromosómica sexual (XX, YY, XY) [74]. Adicionalmente, la exposición a insecticidas organo-fosforados en altas dosis ha sido asociada con un aumento incrementado de anormalidades en el esperma y disminución de la fertilidad en hombres, y en mujeres con abortos espontáneos, defectos congénitos o retardo del crecimiento fetal [72,75].
Recientemente, Cepeda y col. [76], mediante el uso de citogenética de bandas (Bandeo GTG) y citogenética molecular (FISH), observaron un aumento significativo en la frecuencia de alteraciones cromosómicas clonales y no clonales en individuos expuestos a plaguicidas en la población de Simijaca, Colombia. Las alteraciones cromosómicas identificadas incluyeron monosomía de los cromosomas X, 10 y 20, cromosomas dicéntricos, deleciones, translocaciones, inversiones, cromosomas derivados y cromosomas en anillo, así como una alta frecuencia de fragilidades (fra(9) (q12)). Tales hallazgos evidencian el efecto nocivo de los plaguicidas en los cromosomas, así como su asociación con un aumento significativo en la inestabilidad cromosómica [77].
2.3.3 Alteraciones epigenéticas
La epigenética corresponde a los cambios en los patrones de metilación del ADN, así como a modificaciones en las histonas y en la expresión diferencial de ARN no codificantes, lo que causa variaciones en la expresión génica, sin que medie ninguna alteración en la secuencia de ADN [21]. La inducción de cambios epigenéticos por exposición ambiental ha sido reseñada en varios estudios, que indican que dichos cambios, además de ser heredables, facilitan el desarrollo de enfermedades como cáncer [78]. Por este motivo, los plaguicidas han sido postulados como sustancias carcinogénicas que pueden actuar a través de mecanismos epigenéticos o no genotóxicos [39]. En 1981, fueron Maslansky y col. quienes primero describieron la inducción de hepatocarcinogénesis debida a mecanismos epigenéticos en individuos expuestos a plaguicidas organoclorados [79]. Estudios posteriores reportaron asociaciones entre la transformación tumoral y los efectos epigenéticos del vinclozolin, fungicida conocido por actuar como disruptor endocrino ambiental [80]. La hipometilación global del ADN, otra modificación epigenética, ha sido observada en personas con un nivel elevado de plaguicidas en la sangre y contaminantes orgánicos persistentes [81]. Además del cáncer, alteraciones epigenéticas han sido también detectadas en enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson [82], Alzheimer [33] y esclerosis múltiple [83]. En este tipo de trastornos, se ha observado que los insecticidas neurotóxicos son capaces de promover apoptosis en neuronas dopaminérgicas a través de la hiperacetilación de las histonas centrales H3 y H4 [84].
La epigenética ha abierto un nuevo campo para estudiar la influencia de la exposición ambiental en la regulación transcripcional de genes asociados con enfermedades humanas [85]. Un ejemplo característico de la importancia de la epigenética en el biomonitoreo de poblaciones expuestas a plaguicidas es el estudio de Weldon y col., [86], quienes en 2016, mediante el uso de microARNs (miARN) como marcadores de exposición a plaguicidas, mostraron que seis miARN (miR-223, -518d-3p, -597, -517b, -133b y -28-5p) tenían una expresión relativamente más alta en los trabajadores agrícolas expuestos a plaguicidas en comparación con los trabajadores no agrícolas no expuestos, demostrando que los miARNs pueden ser usados como biomarcadores de exposición a estos químicos [86]. Si bien se han efectuado importantes hallazgos sobre los cambios en el patrón de expresión genética asociado con la exposición a plaguicidas, se requieren investigaciones adicionales con un mayor número de individuos que permitan confirmar tal asociación.
2.4 Enfermedades asociadas con la exposición a plaguicidas
Los efectos nocivos de los plaguicidas son ampliamente conocidos, los cuales incluyen su capacidad de desencadenar enfermedades genéticas heredables, así como disfunción reproductiva y defectos de nacimiento, entre otros [87]. Varios estudios han mostrado la relación entre la exposición a los plaguicidas y el aumento en la tasa de enfermedades crónicas, como cáncer, diabetes, trastornos neurodegenerativos como Parkinson, Alzheimer y esclerosis lateral amiotrófica (ELA), defectos congénitos y trastornos reproductivos. La asociación entre la exposición a plaguicidas y su repercusión en diferentes tipos de enfermedades crónicas humanas es indicada en la tabla 4.
ENFERMEDAD | REFERENCIAS |
---|---|
Cáncer de próstata y leucemia | [88-90] |
Cánceres linfohematopoyéticos | [81,91,92] |
Cáncer de pulmón | |
Cáncer colorrectal | |
Defectos de nacimiento y toxicidad del desarrollo | [93,94] |
Desórdenes reproductivos | [85,95,96] |
Parkinson | [82,97-99] |
Alzheimer | [100,101] |
Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) | [83,102-104] |
Diabetes | [105] |
Enfermedades cardiovasculares | [106] |
Enfermedad respiratoria crónica | [107,108] |
Enfermedades autoinmunes: Lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide | [75,109,110] |
2.5 Técnicas para la evaluación de daño genético
En la actualidad, se dispone de diferentes técnicas que no solo permiten evaluar la genotoxicidad generada por la exposición a diversos agentes químicos como los plaguicidas [111], sino también efectuar el biomonitoreo y el seguimiento a las poblaciones ocupacionalmente expuestas. Entre estas técnicas se encuentran el ensayo cometa y el de micronúcleos, el cariotipo, el intercambio de cromátides hermanas, la hibridación genómica comparativa (CGH) y FISH (Figura 4).
2.5.1 Ensayo cometa
Toma su nombre del patrón de migración del ADN en las células dañadas. Es una técnica de alta sensibilidad, que hace posible medir los niveles de ruptura del ADN de cadena sencilla y/o doble. El principio básico del ensayo alcalino es la migración del ADN en una matriz de agarosa bajo condiciones de electroforesis de bajo voltaje. Cuando se observa una célula dañada al microscopio, esta presenta la apariencia de un cometa, con una cabeza o región nuclear y una cola formada por los fragmentos nucleares que han emigrado en dirección al ánodo (Figura 4A) [18,44,45,56,112].
2.5.2Micronúcleos
Permite detectar el daño en el material genético, mediante la identificación de pequeños cuerpos esféricos formados por cromosomas enteros o por fragmentos cromosómicos que han quedado excluidos de los núcleos de las nuevas células formadas. Las alteraciones son visibles al microscopio (Figura 4B) [77].
2.5.3 Cariotipo
Es una técnica muy sensible diseñada para evaluar cambios en los cromosomas metafásicos [113] e identificar pequeñas alteraciones estructurales y numéricas (Figura 4C) [114], así como también el tipo de alteración y el porcentaje de inestabilidad cromosómica (IC) [114,115].
2.5.4 Intercambio de cromátides hermanas
Esta prueba consiste en la obtención de cromosomas con cromátidas químicamente diferentes, por medio de la incorporación in vitro de una base análoga a la timidina, la bromodoxina-uridina (BrdU) la que, unida a algún fluorocromo o colorante, puede ser detectada mediante el uso de microscopía. Permite evaluar la inestabilidad cromosómica, aunque sin establecer su porcentaje (Figura 4D) [111,116].
2.5.5 Hibridación genómica comparativa (CGH)
Técnica basada en la hibridación de una gran cantidad de sondas de ADN para la detección de pérdidas o ganancias en el material genético [117]. Sin embargo, está técnica permite detectar solamente alteraciones desbalanceadas [118,119], ya que las alteraciones balanceadas al estar relacionadas con reacomodación del material genético, no involucran ganancia ni pérdida del mismo (Figura 4E).
2.5.6 Hibridación in situ por fluorescencia (FISH)
Esta técnica de citogenética molecular utiliza sondas marcadas con fluorocromos de colores específicos, las cuales, al hibridarse por complementariedad con secuencias conocidas de ADN dejan en evidencia las posibles alteraciones numéricas, estructurales y microdeleciones presentes [120]. Además, permite establecer el tipo de alteración y el porcentaje de inestabilidad cromosómica, cuando se analizan como mínimo 100 núcleos interfásicos (Figura 4E) [121].
CONCLUSIONES
Las investigaciones realizadas hasta la fecha han demostrado los efectos nocivos de los plaguicidas en la salud humana, razón por la cual es necesario considerar la exposición como un factor de riesgo potencial para el desarrollo de enfermedades crónicas como cáncer, diabetes, trastornos neurodegenerativos, defectos congénitos y trastornos reproductivos. Los hallazgos aquí reportados evidencian la necesidad de diseñar e implementar estrategias de intervención que fomenten el uso de equipos de protección cuando se manejan plaguicidas y favorezcan la implementación de programas de seguimiento de poblaciones ocupacionalmente expuestas, para la detección temprana de enfermedades.