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Hacia la Promoción de la Salud

Print version ISSN 0121-7577

Hacia promoc. Salud vol.16 no.1 Manizales Jan./June 2011

 

EDITORIAL

Promocionar la salud es la mejor forma de promocionar la vida. El hombre a través de su historia ha explicado de diferentes maneras la realidad, y con base en sus explicaciones ha orientado sus comportamientos individuales y colectivos. La salud y la enfermedad como dimensiones de la realidad humana han sido entendidas de diferentes maneras y, en este sentido, las formas de cuidar la salud y de prevenir la enfermedad han respondido a dichas concepciones, que han coexistido de manera conflictiva, posiblemente por la relación que siempre han tenido con los determinantes de la salud, que permiten explicar el continuo salud-enfermedad en cada momento histórico.

A la luz de las explicaciones que el hombre le ha dado a la salud se pueden comprender los comportamientos individuales y colectivos, relacionados con el cuidado y la conservación de la salud, comportamientos que son expresiones de lo que hoy conocemos como promoción de la salud. Estos comportamientos se evidencian desde las prácticas del hombre primitivo con el uso de amuletos, semillas, entre otras, algunas de las cuales aún persisten. Además, en los textos bíblicos se encuentra información que indica pautas de comportamiento relativas al cuidado; por ejemplo: "Haz durante seis días todo lo que tengas que hacer, pero descansa el día séptimo, para que descansen también tu buey y tu asno […]" (Éxodo, 23,12). Este texto permite reconocer el valor del descanso como práctica para conservar la salud, desde antes de nuestra era; del mismo modo, otro tema de gran actualidad como lavarse las manos se encuentra referenciado así: "[…] siguiendo la tradición de sus mayores, no se ponen a comer sin haberse lavado cuidadosamente las manos […]" (Marcos, 7, 3-4). En momentos históricos posteriores, hasta nuestros días, la preocupación por conservar la salud ha sido una constante de la humanidad.

¿Qué ha permitido que actitudes de cuidado y conservación de la salud sean una constante durante la historia, con diferentes formas de expresión? Una posible explicación es la cultura y dentro de esta la educación, como un mecanismo de su reproducción. El hombre se educa desde que nace, inicialmente en la familia y posteriormente en la escuela por medio de las interacciones que establece con otros en su vida cotidiana, algunas de las cuales tienen intencionalidad educativa. El aprendizaje del cuidado de la salud se da en diferentes contextos con actores, espacios y circunstancias con mayor o menor nivel de significancia para cada uno; por esta razón, gran parte de los comportamientos saludables se aprenden o no en la familia, por estar llena de significados para el niño, muchos de los cuales persisten durante todo el ciclo vital en forma de hábitos como constituyentes del estilo de vida.

En este mundo globalizado los medios masivos de comunicación como la televisión y la Internet, a los cuales hemos abierto las puertas de nuestros hogares y de otros espacios de la vida cotidiana, sin que ellos hubiesen llamado, se han constituido en fuentes importantes de información, que debido a la permanente repetición de sus mensajes generan aprendizajes positivos o negativos para la salud, a la vez expresados en nuevos comportamientos que entran a formar parte del estilo de vida. Por esto, los profesionales de la salud debemos tener claro que en el momento de realizar actividades de educación para la salud, es decir, de estimular aprendizajes con el fin de mejorar la salud, debemos tener presentes los conceptos y experiencias que poseen las personas a quienes pretendemos educar, con el fin de estimular los saberes y experiencias positivas y generar cambios en aquellos que identifiquemos como negativos para la salud. De otro lado, es necesario recordar que la educación para la salud no es la panacea de los problemas de salud, sino una estrategia que requiere del compromiso de otros sectores de la sociedad y de políticas públicas saludables que permitan la creación de entornos que favorezcan los cambios necesarios para la conservación de la salud.

MARÍA DEL PILAR ESCOBAR POTES
Magíster en Investigación y Tecnología Educativa
Directora Departamento de Salud Pública. Facultad de Ciencias para la Salud
Líder Grupo de Investigación en Promoción de la Salud y Prevención de la Enfermedad
Universidad de Caldas

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