1. Introducción
Determinar la superficie de Mexico-Tenochtitlan1 a la llegada de los españoles en 1.519, es tarea que hoy en día solo puede hacerse por aproximación, ya que las primeras fuentes documentales del siglo XVI, salvo la crónica del llamado Conquistador Anónimo,2 no excesivamente fiable como se verá con posterioridad, no son muy explícitas sobre el tamaño de esta.
Independientemente de elaboraciones cartográficas de la ciudad realizadas en dicho siglo y en el siguiente, y no ejecutadas a escala, habrá que esperar a finales del siglo XVIII para contar con un mapa -elaborado por el clérigo Alzate- en que se representen los barrios de la ciudad en su tiempo. Y será en el siglo XX cuando Alfonso Caso,3 basado en el anterior trabajo dé a conocer su obra “Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco”, obra fundamental para todos los estudios posteriores sobre el tema.
La Arqueología permitirá ir conociendo mejor los límites de la antigua ciudad, a medida que sus actuaciones pongan al descubierto los vestigios prehispánicos existentes bajo la megalópolis que es la actual capital de México; y ello teniendo en cuenta las dificultades de tal empresa, por tratarse principalmente de una arqueología de salvamento4, que tiene que actuar en caso de remodelaciones o nuevas construcciones sobre edificaciones existentes y posteriores a la conquista.
Para intentar aproximarnos al tamaño de Mexico-Tenochtitlanse abordará en un primer epígrafe un análisis somero de la fundación, localización geográfica, distribución urbana y naturaleza política de la ciudad. En segundo lugar, se citarán estudios históricos en que se aluda a su superficie a la llegada de los españoles, con un análisis crítico de algunos de ellos. Y, por último, se acometerá una indagación de sus líneas fronterizas basada en la conjunción entre fuentes documentales y recientes investigaciones arqueológicas; siendo dichas líneas transpuestas a un callejero de la actual Ciudad, utilizando como herramienta de Información Geográfica el Mapa Digital de México del Instituto Nacional Estadística y Geografía (INEGI), lo que nos proporcionará la superficie estimada de la urbe en 1.519.
2. Fundación, localización geográfica, distribución urbana y naturaleza política de la ciudad
Después de la caída de Tollan,5 a mediados de siglo XII d.C., una serie de grupos de filiación nahua, conocidos generalmente como chichimecas, invaden el Altiplano Central y penetran en la cuenca de México. El último de estos grupos en llegar a la zona lacustre de la cuenca fue el de los mexicas, quienes según su tradición oral y de acuerdo con diversas fuentes documentales procedían de un lugar indeterminado, que ellos denominaban Aztlan.6 Tras una larga peregrinación entran en la zona noroeste de la cuenca por las cercanías de Tzompanco; ocurría ello en la primera mitad del Siglo XIII d.C.7
Después de ser rechazados de diversos asentamientos se establecieron, en 1.325, en una pequeña isla situada en la parte occidental del lago de Tetzcoco, terreno perteneciente al centro rector de Atzcapotzalco y situado en los límites de este Señorío y los de Colhuacan . Tetzcoco.8 En tal islote, cenagoso y sometido a inundaciones en época de crecidas, conocido con el nombre de Mexico -en el ombligo del lago de la Luna-, fundan la ciudad de Tenoch-titlan.
Según fuentes documentales, trece años después de su establecimiento, una serie de descontentos se separó del grupo principal estableciéndose en otro islote más al norte, llamado Xaltelolco, que posteriormente sólo quedaría separado físicamente de Tenochtitlan por medio de un canal navegable; allí construirían la ciudad de Tlatelolco.9
Ambos núcleos de población llevaron una vida políticamente independiente hasta 1.473 d.C., en que los tenochcas se enfrentaron y derrotaron a los tlatelolcas, los sometieron a tributo y les impusieron un gobierno militar.
Casi dos siglos más tarde de la creación del primitivo asentamiento en Tenochtitlan, a la llegada de los españoles en 1.519, la isla original se había ampliado, además de con la anexión de Tlatelolco, con nuevos lugares ganados a las aguas del lago, gracias al laborioso esfuerzo de sus moradores para rellenar espacios ribereños pantanosos, cubriendo las extensiones resultantes con fango, tierra y piedra sujetos al fondo con pilotes de madera o sauces en sus bordes, que con sus raíces ayudaban a asentar el terreno. Estos espacios tuvieron inicialmente un uso residencial, debido al incremento poblacional; y posteriormente también sirvieron para usos agrícolas10, que no eran desconocidos de los mexicas, ya que en su camino hacia la cuenca de México habían utilizado técnicas de cultivo relacionadas con la irrigación hidráulica. En nahuatl estos terrenos se denominaban chinamitl11 -las famosas chinampas- y en castellano se conocieron como camellones.
La urbe resultante de todo este proceso fue conocida como México- Tenochtitlan por los españoles, o simplemente como México. Para comunicarse con tierra firme los tenochcas construyeron tres calzadas: al oeste la de Tlacopan que unía la isla con la población tepaneca del mismo nombre, construída probablemente antes del acceso de Chimalpopoca (1.417-1.427) al poder;12 al sur la de Itztapallapan, construída en tiempos de Itzcoatl (1.427-1.440), que unía el centro de la ciudad con esta última población y con Xochimilco; al norte la del Tepeyacac, que unía Tenochtilan con el poblado homónimo, donde existía un templo dedicado a Tonantzin -Nuestra Venerable Madre-, considerada como madre de los dioses. Hacia el este corría una corta arteria que llegaba hasta el embarcadero de Tetamazolco, lugar de partida de las canoas hacia Tetzcoco. Estas cuatro vías partían del Recinto Sagrado del Templo Mayor hacia las cuatro direcciones cardinales.
Como hemos dicho, es sabido que una vez en el poder el cuarto gobernante mexica, el tlahtoani Itzcoatl, y tras derrotar al imperio tepaneca de Atzcapotzalco, ordena construir la arteria o calzada de Itztapallapan, que unía el centro de la ciudad con esta última población y con Xochimilco:
Con esto se despidieron los mexicanos (de los de Xochimilco) y se fueron a Mexico Tenuchtitlan a contar por estenso lo sucedido en esta guerra y la manera de suxeçión dél. tendido por él (por Itzcoatl), hizo llamar a los tepanecas de Azcapuçalco y los de Cuyuacan juntamente, los suchimilcas, e les dixo: “Luego abéis de poner tre todos vosotros una calçada y camino, toda de piedra pesada de quinze braças de ancho, dos estados de alto”. Y visto el mandato, se hizo luego, que es este de agora de la trada de Mexico Xoloco.13
Con todo ello, la primitiva Tenochtitlan quedó distribuída en cuatro cuadrantes, separados por el mismo número de arterias terrestres, que permitían, además de dividirla a efectos político-administrativos, comunicar la ciudad con la tierra firme y por agua con Tetzcoco. Los cuatro cuadrantes o secciones en que quedó dividida la ciudad llevaban los nombres de Atztacoalco,14 situada al noreste; Cuepopan,15 al noroeste; Moyotlan,16 al suroeste; y Teopan17 al sureste. Después de la Conquista los españoles denominaron a dichas secciones o parcialidades con los nombres, respectivamente, de San Sebastián, Santa María la Redonda, San Juan y San Pablo.
Aunque no lo desarrollemos aquí, por sobrepasar el tema del presente artículo, tal planeación axial de la urbe concordaba con la visión mexica del nivel terrenal del cosmos.18 Para los nahuas, el universo estaba estructurado en tres niveles: uno superior (Topan), con varios planos o cielos; otro horizontal, el mundo terrestre (Tlalticpac); y un tercero o inframundo (Mictlan), también con varios planos. En el nivel horizontal, la tierra, de forma cuadrada, estaba rodeada de agua por todas partes; y se orientaba en cuatro rumbos o direcciones cardinales que confluían en un centro o quinta dirección, que comunicaba los niveles superiores e inferiores del universo. Este centro, Tlaxicco,19 era el eje del mundo.
Esta concepción de Tenochtitlan puede ser atisbada en la primera lámina del Códice Mendocino (folio 2r),20 en cuya parte superior puede observarse, en el centro, la fundación de la ciudad, rodeada de cuatro cuadrantes enmarcados por las aguas del lago Tetzcoco y los canales que confluían en dicho núcleo.
Así, pues, las cuatro parcialidades de la ciudad representaban los cuatro rumbos, siendo el Recinto del Templo Mayor el centro o axis mundi del universo. Alvarado Tezozómoc, nieto de Motecuhzoma Xocoyotzin, en su “Crónica Mexica-yotl”, escrita en 1.609, recoge las tradiciones míticas de sus antepasados, que atribuían la creación de las cuatro parcialidades a un mandato de Huitzilopochtli:
De noche les habló Huitzilopochtli, diciéndoles: “Escucha Cuauhtlequetzqui (o Cuauhcóhuatl), repartíos y estableceos en cuatro cuarteles, y poned allí dirigentes”. Obedecieron y en cuatro cuarteles se establecieron los mexicas. […] Y que haya cuatro cuarteles: Moyotlan (que ahora se llama San Juan), Teopan (que ahora se llama San Pablo), Atzacualco (que ahora se llama San Sebastián), y Cuepopan (que ahora se llama Santa María la Redonda).21
En la Figura 1 puede observarse el aspecto probable de la isla de México en 1.519, según las conclusiones a que se llegará en este estudio. Se incluye Tlatelolco, separada de Tenochtitlan solamente por un canal, el de Tetzontlalli. Las cuatro calzadas que partían del Recinto Sagrado dividían la isla en cuatro secciones22, que junto a Tlatelolco componían las cinco parcialidades de esta. A su vez, desde esta última, y a partir de su Templo Mayor, corrían dos calzadas: la de Nonoalco, que llegaba también hasta Tlacopan y Atzcapotzalco; y la de Tenayocan, que llevaba a esta última localidad.
Esta ciudad era el núcleo central de un estado o altépetl,23 entidad sociopolítica me- dular en aquellos momentos en el Altiplano Central mesoamericano, a la que algunos investigadores han denominado, desde un punto de vista eurocéntrico, como ciudad-estado.24 Se trataba de una verdadera organización estatal, con una sociedad dividida en clases, existencia de autoridad política, ejército, reglamentaciones jurídicas, religión institucionalizada y un territorio determinado.
El territorio de un altepetl estaba constituído por un núcleo urbano central y por un conjunto de lugares subsidiarios y periféricos -pueblos, villas y aldeas rurales-, normalmente unidos por razones de tipo étnico, aunque no era rara la existencia de formaciones estatales multiétnicas.
El núcleo urbano central se conocía con el nombre nahuatl de altepenayotl25 - textualmente matriz del altepetl-, en oposición a altepemaitl26 -dependencia campestre o aldeana-. En el Altepenayotl mexica, aunque ésta era la etnia más numerosa y dominante, en la época de la llegada de los españoles existía una fuerte población foránea, atraída por las oportunidades que generaba la riqueza de la ciudad y por el hecho de que los hijos o familiares directos de los nobles de numerosas ciudades sometidas eran obligados a residir en la urbe como rehenes, so pretexto de ser educados para servir a Motecuhzoma.27
Fuente: Elaboración propia, basada en diseños de Manuel Carrera Stampa28 y Luis González Aparicio.29
En Mesoamérica, desde la mentalidad indígena, la idea de ciudad no coincidía con el concepto europeo que se tenía de la misma como un conjunto habitacional de dimensión notable y alta densidad poblacional, cuyos habitantes se dedicaban a actividades fundamentalmente no agrarias. Una opinión autorizada de lo que era es la reflejada en la siguiente cita:
Desde el punto de vista de la concepción de las ciudades europeas, la ciudad mesoamericana constituiría una unidad territorial en donde los espacios rurales y urbanos se imbrican unos con otros. La población y las construcciones arquitectónicas pertenecientes a dicha unidad se extenderían de manera decreciente desde un núcleo densamente poblado, pasando por espacios entreverados de casas-habitación y tierras de cultivo, hasta la periferia limítrofe, la cual pudiera formar parte de este tejido aunque se encontrara escasamente habitada. […].30
Por lo tanto, aunque las fronteras del altepetl, de hecho, estaban bien establecidas, los límites de la ciudad no estaban claramente delimitados, lo que hace que se presenten dificultades a la hora de determinar la superficie de esta. Si a ello añadimos que los españoles denominaron, en algunas ocasiones, como “cabecera” al corazón de la ciudad y como “sujetos” a estancias rurales, que según hemos dicho formaban en algunos casos parte de la ciudad, la situación se complica a la hora de hacer cálculos adecuados.
Así, en el caso de Mexico-Tenochtitlan es importante señalar que, en 1.519, alrededor de la isla principal existían varios enclaves dentro del lago, como los islotes de Atztacalco, Toltenco, Mixihucan, Itztacalco, Acachinanco, y otros, de los que no se tiene constancia de si eran altepemame -plural de altepemaitl-, es decir, estancias del altepetl, o territorios regidos por un señor o teuctlahtoani31, aunque sujetas a la autoridad de aquél. Por lo tanto, en el presente estudio no se considerarán para el cálculo del tamaño de la urbe. De ello se dará cuenta en el epígrafe 3.
3. Algunas informaciones sobre la superficie de Mexico- Tenochtitlan
Como se ha dicho, no se sabe con exactitud el tamaño insular y de la urbe y probablemente no se llegue a conocer, ya que sobre ella está edificada la actual Ciudad de México, aunque del estudio de fuentes documentales provenientes de la conquista y de la época colonial y de prospecciones arqueológicas recientes podamos acercarnos a lo que fue su realidad.
Lo primero que observamos cuando nos acercamos al tratamiento de los límites espaciales de la isla es que los distintos autores no concuerdan en la forma de la misma en 1.519 d.C. Y en cuanto a la superficie de la ciudad unos se refieren al espacio ocupado por la urbe y otros a la de la isla en que aquella estaba ubicada, sin distinguir entre una y otra como si fuesen una misma realidad-, cuando los bordes insulares no debían de estar habitados sino constituidos por espacios fangosos todavía no ganados al lago. No obstante, aquí adoptaremos como referencia, para este estudio, que las alusiones a la dimensión de la isla y de la ciudad son prácticamente equivalentes.
Los primeros españoles que llegaron a la ciudad quedaron asombrados a la vista de esta y de sus alrededores y nos dejaron, en su correspondencia o en sus memorias, descripciones fascinantes de la urbe, pero casi ninguna referencia a cuál pudo ser su forma y su superficie.
Así, Cortés, en su Segunda Carta de Relación a su Majestad Católica el Rey Carlos I de España, dice al efecto:
Esta gran ciudad de Temistitán está fundada en esta laguna salada, y desde la tierra firme hasta el cuerpo de la dicha ciudad, por cualquier parte que quisieren entrar a ella, hay dos leguas. […] Es tan grande la ciudad como Sevilla y Córdoba. […] Tiene otra plaza tan grande como dos veces la ciudad de Salamanca, toda cercada de portales alrededor, donde hay cotidianamente arriba de sesenta mil ánimas comprando y vendiendo; […]32 (Las cursivas son del autor).
Obsérvense las diferencias con respecto a las proporciones del mercado de Tlatelol-co ofrecidas por Cortés y las que nos brinda el Conquistador Anónimo:
Hay en la ciudad de Temistitán México muy grandes y hermosas plazas, donde se venden todas las cosas que aquellos naturales usan, y especialmente la plaza mayor que ellos llaman el Tutelula (Tlatelolco), que puede ser tan grande como tres veces la plaza de Salamanca. Todo alrededor tiene portales, y en ella se reúnen todos los días veinte ó veinticinco mil personas á comprar y vender; pero el día de mercado, que es cada cinco días, se juntan cuarenta ó cincuenta mil.33.
Bernal Díaz del Castillo, acompañante de Cortés en la Conquista, nos ha dejado solamente reseña de la admiración que causó a los españoles la entrada a Tenochtitlan y, en términos parecidos, describe el mercado de Tlatelolco:
[…] Y después de bien mirado y considerado todo lo que habíamos visto, tornamos a ver la gran plaza y la multitud de gente que en ella había, unos comprando y otros vendiendo, que solamente el rumor y el zumbido de las voces y palabras que allí había, sonaba más de una legua; y entre nosotros hubo soldados que habían estado en muchas partes del mundo, y en Constantinopla y en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien compasada y con tanto concierto, y tamaña y llena de tanta gente, no la habían visto.34
Cortés exagera al comparar la plaza de Tlatelolcocon la ciudad de Salamanca35, la cual, por aquel entonces, tenía una superficie aproximada de 110 hectáreas.36
Ya es sabido que en sus empresas de conquista los españoles engrandecían sus gestas y descubrimientos, buscando causar una impresión favorable ante el Rey de España y el Consejo de Indias, y tratando de que fueran acogidos sus méritos con recompensas en forma de dignidades, cargos u otros privilegios de tipo económico o social. De entre los primeros cronistas, el único que dejó cifras sobre las dimensiones que pudo tener la ciudad fue el ya citado Conquistador Anónimo, aunque el historiador Gómez de Orozco37 niega que participara en la gesta. Afirma nuestro desconocido autor:
La gran ciudad de Temistitán México está edificada en la parte salada del lago, no enteramente en medio, sino como a un cuarto de legua de la orilla, por la parte más cercana. Puede tener esta ciudad de Temistitán más de dos leguas y media o acaso tres de circunferencia, poco más o menos [...]38
Posteriormente, al hablar de las edificaciones, señala: “Esta gran ciudad de Temistitán es algo más larga que ancha, [...]”39, por lo que se deduce que al decir circunferencia no se refería a esta figura geométrica sino al perímetro de la ciudad. El uso del término circunferencia, como sinónimo de perímetro, lo encontramos en el cronista Fernández de Oviedo y Valdés en su “Historia General y Natural de las Indias, Islas y Tierra-Firme del Mar Océano” cuando escribe sobre el viaje que el teniente de Montejo, Alonso Dávila, realiza desde la actual San Cristóbal de las Casas hasta Tenosique, en busca de Acalan:
[…] é Alonso Dávila passó adelante é siguió su camino, aunque era algo peor é mas áspero quel passado, llevando los caballos de diestro, é rotas é desportilladas las lumbres de las uñas, é muy trabajados é flacos. É desta manera llegaron á una laguna, que tiene diez ó doce leguas de circunferencia y en la mitad della un pueblo en una isleta con hasta sessenta (sic) casas de indios ricos é tractantes é de guerra.40
No existe entre esas dos ciudades, como puede observarse en cualquier mapa de la región, ningún lago o laguna de forma circular, sino varias de apariencia irregular.
En otra parte de la obra41, para referirse a la extensión del lago de Tetzcoco, expresa: “[…] diçen que boja, ó tiene de çircunferençia la laguna sessenta leguas”.42
Así, pues, los valores alcanzados para el perímetro y la superficie de la isla-ciudad, teniendo en cuenta las magnitudes mencionadas por el Conquistador Anónimo, serían los siguientes:
Considerando dos leguas y media de contorno y una figura rectangular, en que el largo fuese un cuarto de legua mayor que el ancho, el perímetro sería de 13,93 km y la superficie de 11,65 km2.
Adoptando tres leguas, el perímetro sería de 16,72 km y la superficie de unos 16,98 km2.
Hay que hacer notar que no sabemos de qué legua se sirve el autor, si de la legua castellana o legal -4.190 metros- o de la llamada legua común. De ésta última dice el Diccionario de la Lengua Española de la RAE: “medida itineraria, variable según los países o regiones, definida por el camino que regularmente se anda en una hora, y que en el antiguo sistema español equivale a 5.572,7 m.” Para los cálculos realizados hemos aceptado esta última paridad, aunque como ha puesto de manifiesto Garza Martínez43 dicha medida antropométrica de longitud no era muy precisa, ya que variaba con las circunstancias del viajero, ya fuera a pie o a caballo, con carga o sin ella, así como con el tipo de terreno, sus accidentes o el clima.
Podemos comprobar, con localizaciones conocidas, si otras distancias señaladas por el Conquistador Anónimo son más o menos coincidentes con las reales. Y así, cuando describe las ciudades que hay en esta tierra, refiriéndose a Tlaxcala señala que:
A seis leguas largas hay en un llano otra ciudad muy hermosa que se parece a Valladolid, […] (obviamente alude a Cholula; B. Díaz del Castillo también establece tal semejanza) […] A seis leguas de allí hay otra ciudad que se llama Huexocingo [...]”.44
Tomando las seis leguas largas como seis más un tercio de legua, resultaría según el Conquistador una distancia de 35,27 km desde Tlaxcala a Cholula; mientras que la distancia actual, obtenida a través del Mapa digital de México del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Figura 2), es de unos 28,92 km.
Al estar formado el relieve entre las dos ciudades por llanos y lomeríos hemos adoptado la distancia en línea recta; además de entender que ésta era la que seguían los indios, que condujeron a Cortés y a sus hombres desde la primera a la segunda población. Hay prueba para ello en lo manifestado por el licenciado Juan Salmerón en su carta, de 13 de agosto de 1.531, al Consejo de Indias sobre el estado y las necesidades de los nuevos territorios:
Creo que en todo el país sería necesario abrir caminos practicables para las bestias de carga y para los carros; eso contribuiría mucho a la seguridad de nuestra dominación. Como los indios no tenían bestias de carga, sus caminos eran rectos y estrechos; eran tan derechos, que no se desviaban una pulgada para evitar escalar las montañas más escarpadas.45 (Traducción personal del francés).
De acuerdo con el mismo criterio, las distancias de Tlaxcala al antiguo Huexotzinco, situado junto a la actual Santa María Tianguistengo, correspondientes al Conquistador y al Mapa digital del INEGI (Figura 3) serían, respectivamente, de 33,43 y 27,10 km.
Con lo anotado hasta ahora es evidente la limitada fiabilidad de las medidas aportada por el Conquistador Anónimo para tratar de hallar la probable superficie de la ciudad en 1.519. Si añadimos, como parece plausible, lo señalado por Federico Gómez de Orozco de que “[...] el que escribió la Relación no conoce de vista lo que describe.”,46 por no haber estado en la Nueva España, hay que concluir que se deben buscar otras vías alternativas y más precisas para conocer las dimensiones de la urbe.
Muchos han sido los autores que, desde entonces, han facilitado cifras sobre el tamaño de la ciudad. Sin ánimo de ser exhaustivos, citaremos unos cuantos que, desde el siglo XVIII a la actualidad, han tratado del tema de la superficie de Mexico- Tenochtitlan. Clavigero, que escribe en el último cuarto del siglo XVIII, se basa en el Conquistador Anónimo cuando describiendo la ciudad afirma:
L’ambito de la Città, non compresi i sobborghi, era di più di nove miglia, ed il número delle case almeno di sessanta mila.47 (El ámbito de la Ciudad, sin incluir los suburbios, era de más de nueve millas, y el número de las casas al menos de sesenta mil… Traducción personal).
Convertido este perímetro a kilómetros, y teniendo en cuenta que la milla romana, usada entonces para medir superficies, es equivalente a 1.480 m., se obtendría un área de 10,60 km2 para la urbe, cercana a la del Conquistador (suponiendo sus dos leguas y media de contorno). En el siglo XIX, Orozco y Berra48 asumía las cifras del Conquistador. Bancroft, en su History of México, escribe:
La ciudad fue ampliada y embellecida por sucesivos gobernantes, y cuando fue vista la primera vez por los españoles había alcanzado su más grande extensión -una a la que nunca más se acercó- y tenía fama de tener alrededor de doce millas de circunferencia.49 (Traducción personal).
Ello nos daría una superficie de 29,68 km2, área descartable por su magnitud, como veremos con posterioridad. A partir del siglo XX, se pueden mencionar, entre otros50 a Soustelle, Calnek, Lombardo, J. L. de Rojas y William T. Sanders. Antes de entrar a conocer las aportaciones de estos últimos autores a nuestro tema, es fundamental destacar la contribución realizada al estudio de la configuración de Tenochtitlan y Tlatelolco por Alfonso Caso, cuya obra “Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco”, como dijimos en el preámbulo, es obra fundamental para todos los estudios posteriores sobre la materia.
Alfonso Caso, apoyándose en un plano realizado por el reverendo José Antonio Al-zate y Ramírez realizado en 1.789, que combinaba con otro del arquitecto Ildefonso Iniesta Bejarano de 1.778, estableció los límites, señalados en las calles de la Ciudad de México en 1.956, de los barrios que conformaban las antiguas Tenochtitlan y Tlatelolco. Ahora bien, el plano del padre Alzate fue realizado más de dos siglos y medio después de la llegada de los españoles, por lo que es muy probable que los límites de los barrios periféricos establecidos por Caso fueran mayores que los de 1.519, e incluso que hubiesen surgido algunos nuevos51.
Esto se verá también posteriormente con los casos de Nonoalco . Mixihucan. Escribió el padre Alzate (1789):
Para dar una idea de la población del Antiguo México, me ha parecido muy útil combinar ambos planos esto es los nombres antiguos con los Modernos, para que en los tiempos venideros se sepan los Barrios y sus situaciones, respecto á que se ván exterminando con prontitud las denominaciones Mexicanas, dicha combinación servirá para la inteligencia de mucha parte de la historia.52
Aunque Alfonso Caso no ofrece en su estudio cifras sobre la superficie de México-Tenochtitlan .Tenochtitlan más Tlatelolco), superponiendo los límites de los barrios periféricos señalados en el mismo sobre el actual mapa-callejero de Ciudad de México se obtiene el área aproximada de la antigua población, unos 13,594 km2 (Ver Figura 4). Volviendo a los autores del Siglo XX, Jacques Soustelle se limitaba a afirmar: “La ciudad presentaba en conjunto la forma de un cuadrado de tres kilómetros aproximadamente de lado, y abarcaba una superficie de mil hectáreas. (Equivalentes a diez km2).53 Así mismo, Calnek, en 1974 escribe: “Parece que en tiempos de la Conquista española el área urbana en su totalidad ocupó entre 10 y 15 km2 […]”.54
Después, en The internal structure of Tenochtitlan, sostiene: “Hacia 1.519 el área urbana de habitación contínua puede ser más o menos estimada entre 12 y 15 Kilómetros cuadrados”.55 Y en Tenochtitlan-Tlatelolco: The natural History of a city, afirma: “Calculada aproximadamente, Tenochtitlan parece haber ocupado un área de al menos diez kilómetros cuadrados, y Tlatelolco, excluída Nonoalco, por lo menos tres”.56
Calnek, pues, excluye de sus cifras a Nonoalco, de la que dice que no existen antecedentes históricos sobre sus barrios. Sonia Lombardo57 ofrece una superficie aproximada de 10 km2, incluyendo el islote de Nonoalco; aunque luego parece adoptar otra de 15,33 km2. Trasladando los límites de los barrios señalados por la autora a las calles de la actual ciudad, el Mapa digital de México del INEGI muestra un área de 9,868 km2 (Figura 5). Teniendo en cuenta las imperfecciones del diseño, se puede considerar una superficie aproximada de 10 km2.
José Luis de Rojas58, basándose en la identificación de los barrios antiguos de la ciudad de México realizada por Alfonso Caso, proporciona una superficie de 13,6 km2. Para ello superpuso los límites de los barrios antiguos en un callejero de la Ciudad de México (Guía Roji de 1.981), presentando una superficie intermedia entre las de Calnek y Sonia Lombardo.
William T. Sanders59, en 1.988, estimaba una superficie de 12 a 15 km2. Posterior- mente, en 2.003,60 ofrece una superficie de 4,6 millas cuadradas; es decir, unos 12 km2. En el cuadro nº 1 se ofrecen las superficies antedichas, donde como podrá observarse las medidas de superficie oscilan entre los 10 y los casi 30 km2.
4. Nuevo cálculo de la superficie de la urbe de Mexico- Tenochtitlan en 1.519
Proyectaremos el tamaño de la ciudad de conformidad con las siguientes premisas: i) La no pertenencia al altepenayotl de los islotes de Mixihucan y Atztacalco, al sureste y suroeste, respectivamente, de la isla principal. Y tampoco el de Nonoalco, al oeste de Tlatelolco; ii) modificando los límites establecidos por Alfonso Caso para los barrios perifé- ricos, de conformidad con vestigios prehispánicos hallados en contemporáneas excavaciones arqueológicas; y iii) Mixihucan no estaba unido todavía a la isla de Tenochtitlan, como parece evidenciar el Plano de la cuenca de México (Figura 6), delineado en 1.691 por D. Carlos de Sigüenza y Góngora61, en el que aparece separado dicho islote.
Rovira Morgado62 pone de manifiesto que las informaciones documentales apoyarían el hecho de que antes de la década de 1.550 Mixihucanno era un barrio de la ciudad sino una estancia o pueblo sujeto a la capital de los mexicas; enclave que habría pertenecido al Imperio tepaneca de Atzcapotzalco y ganado al mismo en la confrontación de 1.428 entre este y la Triple Alianza constituída entre Tenochtitlan, Tetzcoco . Tlacopan.
Lo mismo que de Mixihucan se podría afirmar de Atztacalco, islote rodeado por canales en el sector suroeste de la parcialidad de Moyotlan. Hay que recordar que Moquihuix, tlahtoani de Tlatelolco, recibió tierras en este lugar como dote por tomar como esposa a la hermana de Axayacatl, tlahtoani de Tenochtitlan63. Calnek dibuja un Mapa de Tenochtitlan en que figura Atztacalco como una isla.64
Las fuentes documentales del siglo XVI son muy parcas refiriéndose a Nonoalco, e inexistentes sobre su tamaño. Sabemos que, al igual que el islote de Tlatelolco, pertenecía a los tepanecas cuando los disidentes tenochcas se establecieron en este asentamiento, presumiéndose que aquél sería un altepemaitl del mismo, como centro político-administrativo y ceremonial, desde el momento en que los mexica tlatelolcas se independizaron de Atzcapotzalco. En los “Anales de Tlatelolco”, basados en un documento de 1.528 -según se manifiesta en su propio texto-, se afirma: “Entonces se juntaron [los españoles] para atacarnos, y al cabo de diez días de combates salieron sus bergantines. En los veinte días [siguientes] sólo se combatió en Nonohualco y Mazatzintamalco […]”.65
Parece lógico pensar que si Nonoalco hubiese estado unido a Tlatelolco se habría mencionado este último. Es claro que los españoles intentaban tomar dos enclaves estratégicos para su entrada a la ciudad por el oeste: uno, el islote de Mazatzintamalco, desde donde se pretendía dominar el acceso a la urbe por la calzada de Tlacopan y al acueducto de Chapoltepec; otro, el islote de Nonoalco, atravesado por la calzada que unía la tierra firme con Tlatelolco.
Elena Mazzetto deja en claro que “Con respecto a Nonoalco […], sabemos que se trataba de una pequeña isla separada de Tlatelolco por una acequia y ubicada al norte de la de la calzada de Tlacopán […]”.66 Por otro lado, ya se ha dicho que los límites territoriales de los barrios de Tenochtitlan. Tlatelolco establecidos por Alfonso Caso descansaban sobre un plano del reverendo José Antonio Alzate y Ramírez realizado en 1.789, que se basaba en otro del arquitecto Ildefonso Iniesta Bejarano de 1.778, realizados más de dos siglos y medio después de la llegada de los españoles. En este dilatado período de tiempo los habitantes de la novohispana ciudad de México lograron ganar más espacio a las aguas del lago, modificando los lindes insulares existentes en tiempos de la conquista.
Para intentar establecer los límites lacustres de la isla en 1.519 vienen en nuestra ayuda tanto las primeras fuentes documentales como los modernos descubrimientos arqueológicos. b.1.1) Teopan. - Comenzando con esta parcialidad, su límite sur estaba cercano a la localización del recinto de Tocititlan y del templo de la diosa Toci, a la entrada a la ciudad por la calzada de Itztapallapan. Según fray Diego Durán:
A la tercera parte [de prisioneros] que quedaua lleuaron al lugar donde estaba el templo de la diosa, que era casi fuera de la ciudad, donde agora está la primera cruz, como salimos de México en la calçada, y allí frontero del mismo crucillo que allí tenían y de unos palos muy altos y gruesos, encima de los cuales estaba armado un tablado muy bien hecho, donde tenían la estatua de la diosa puesta: [...].67
Según Alvarado Tezozomoc68 uno de los espacios donde se produjo la confrontación mexico-tepaneca en 1.428 fue en Xocochnopalyacac. Y Domingo Chimalpahin69 señala que tal centro estaba situado en las proximidades de una acequia que circulaba desde San Antonio Abad Oztocaltitlan, en Xoloco, hacia el barrio de Amanalco, ya en la parcialidad de Moyotlan. Y en el mapa de Upsala -ca. 1.550- (Figura 7), un poco más al sur de la ermita de San Antonio Abad, se observa una cruz que coincidiría con la señalada por Fray Diego Durán.
El 30 de junio de 2016 la Dirección de medios de comunicación del Instituto Nacional de Antropología e Historia hizo un comunicado en que describía que un grupo de arqueólogos, bajo la dirección de Raúl Barrera Rodríguez, descubría restos de chinampas asociados a cerámica prehispánica en el predio denominado “Lorenzo Boturini”, en lo que fue el barrio de Ateponazco, en la actual Colonia Transito.70 Todo ello, junto con otros hallazgos arqueológicos de estructuras prehispánicas en la zona71, llevaría a situar el límite sur de Teopan hacia la altura de la calle Lorenzo Boturini. De ahí continuaría por esta vía hasta su entronque con Congreso de la Unión.
Más abajo de la calle de Lorenzo Boturini estarían la zona pantanosa de Zoquipan y el islote de Toltenco (Figura 1). Según Rovira Morgado, no eran barrios de la ciudad sino estancias o pueblos sujetos a la capital:
Sin embargo, pocas son las informaciones y noticias conocidas, y anteriores a la década de 1550, que permiten confirmar que estos centros fuesen propiamente barrios constitutivos –o tlaxilacaltin– de Tenochitlan. La evidencia documental disponible respaldaría, por el contrario, que eran en origen altepetlianca, es decir, pueblos, estancias o sujetos subordinados a la capital de los mexicas.72
Desde el anterior cruce del Congreso de la Unión y subiendo hasta la intersección con Miguel Negrete se llegaría a donde se encontraba el embarcadero prehispánico de Tetamazolco, en el que Cortés mandó construir las Atarazanas, lugar cercano a donde después se edificó el Hospital y Templo de San Lázaro. A este respecto señala el ingeniero e historiador Manuel Rivera Cambas:
Tan luego que Cortés tomó la capital, dispuso se levantara una fortaleza, dentro de la cual fueron colocados los bergantines y quedaran seguros, pudiendo ofender ó defenderse desde ella y salir ó entrar en caso necesario. Esta fortaleza fué conocida con el nombre de “Las Atarazanas”. Mucho se ha discutido acerca del lugar fijo que ocuparon, porque se las quiso reducir á un sitio estrecho, cuando probablemente comprendían toda la extensión desde San Lázaro hasta la Merced; pero sí no cabe duda de que en San Lázaro estuvieron, pues en una lista de hipotecas que se encontraba en el Ayuntamiento, se dió el nombre de la calle de Atarazanas á la que va rectamente desde Las Escalerillas, Santa Teresa y Hospicio de San Nicolás hasta San Lázaro, denominacion que fué confirmada por algunos autores y que determina el rumbo hácia el cual quedaba la fortaleza; y si se tiene en cuenta que la ciudad estaba en una isla y que la parte de tierra termina aun en San Lázaro, pues pasado este sitio el terreno es fangoso y se aniega, confírmase como verosímil la creencia de que las Atarazanas se encontraron hácia el lugar en que fué levantado el histórico templo de San Lázaro.73
b.1.2) Atztacoalco. - A partir del embarcadero de Tetamazolco comenzaría el límite oriental de la parcialidad de Atztacoalco, que se iniciaría en ese lugar, y desde la intersección de Alarcón con Av. F.C. Cintura subía por esta última hasta la confluencia con Av. del Trabajo. De ahí llegaría hasta el empalme del Eje 1 Norte con Héroe de Granaditas, por donde corría de este a oeste el canal de Tezontlalli, que separaba Tenochtitlan de Tlatelolco.74
b.1.3) Tlatelolco. - El límite oriental de la parcialidad de Tlatelolco, a partir del encuentro entre Avda. del Trabajo y Héroes de Granaditas subiría, pasando por Rivero, hasta el cruce con Peñón, continuando desde ahí hasta la unión del Eje 1 Norte con F. C. Hidalgo. En las cercanías de esta línea se han hallado áreas habitacionales, entierros y cerámica y lítica.75
Desde la anterior unión, el límite hacia el norte subiría hasta la mitad de la Cda. Acero y a continuación llevaría hasta la Calzada de Ronda; siguiéndola, dibujaría un arco con el Eje Central Lázaro Cárdenas y la intersección de la calle de Lerdo con la de Manuel González. También en zonas aledañas a este límite han sido halladas estructuras prehispánicas. El margen oeste de la parcialidad, de conformidad con los restos arqueológicos encontrados estaría marcado por una línea que bajaría por la calle Lerdo hasta su cruce con Mosqueta.
b.1.4) Cuepopan. - El límite poniente de la parcialidad de Cuepopan corría por una línea que bajaba desde la confluencia de las calles Lerdo y Mosqueta hasta el cruce del Paseo de la Reforma y la calle Violeta; de allí se desviaba en diagonal hasta el cruce de la Avda. Hidalgo con Dr. Mora, donde termina la Alameda Central. Según María Jesús Sánchez Vázquez y otros:
Se puede decir que la ocupación detectada [en la parcialidad] se concentra principalmente al interior del recinto ceremonial, registrándose algunas evidencias de casas habitación en las cercanías de las calzadas de Tlacopan, del Tepeyac y la acequia de Mixcoatechialtitlan (Eje Central) hasta donde debió llegar el asentamiento ya que a partir de ahí se iniciaba la zona fangosa.76
b.1.5) Moyotlan. - Esta parcialidad comenzaba en el oeste aproximadamente en el cruce de la Avda. Hidalgo con el extremo poniente de la Alameda Central, espacio constituído por un antiguo islote unido a Tenochtitlan. De ahí torcería al cruce de Balderas con Cristóbal Colón, llegando por la izquierda hasta el Paseo de la Reforma, en cuyas inmediaciones han sido hallados estratos lacustres, lo que probaría que se trataba de límite insular. Continuaba por Iturbide hasta Avda. Morelos, bajando por Enrico Martínez y llegando hasta Tolsá.77
De Tolsá, pasando por Arcos de Belén y atravesando Dr. Río de la Loza llegaba a la intersección de Dr. Lavista con Dr. Andrade, desde donde continuaría bordeando las aguas hasta la Calzada de San Antonio Abad en su cruce con Avda. Chimalpopoca. En esta franja se han hallado restos de chinampas, lo que documentaría que se trataba de una zona agrícola. Una vez establecidos estos límites y superpuestos en el callejero de la actual Ciudad de México, obtenido del mapa digital del INEGI, se dibujaría la probable forma geométrica de la isla, que alcanzaría una superficie aproximada de 9,448 Km2 (Figura 8).
Pese a las imprecisiones del diseño gráfico no creemos que, en ningún caso, el tamaño de la isla sobrepasase los 10 km2 y su importancia fundamental radicaría, junto a otras variables, en el cálculo de la población que podría haber albergado.
Esta cifra, inferior a las ofrecidas por los estudiosos mencionados en el epígrafe 2, aunque apoyada en el estudio de algunas fuentes documentales, está basada principalmente en recientes hallazgos arqueológicos.
En la Figura 9 puede observarse con mayor nitidez la forma de la antigua ciudad superpuesta sobre las calles de la actual urbe de México.
5. Conclusión
La determinación de la superficie de Mexico-Tenochtitlana la llegada de los españoles a la ciudad es tarea que ha sido abordada por numerosos investigadores, con resultado desigual. Ello fue debido, en un principio, al hecho de que los primeros conquistadores y cronistas, salvo el denominado “Conquistador Anónimo”, no dejaron cifras relativas a su extensión, aunque sí manifestaron en sus escritos la admiración que les produjo la ciudad, llegando a ponderar su tamaño como mayor al de las más grandes urbes españolas de su época.
Las cifras dejadas por aquel cronista, base de estudios posteriores, sin embargo, no parecen fiables, pues se refiere a medidas poco precisas y no coincidentes con otras comprobables hoy en día, como son las distancias entre ciudades prehispánicas señaladas en su escrito; además de por el hecho de que ha sido puesta en duda su participación en la Conquista.
Habrá que esperar al Siglo XX, cuando aparezca, en 1.956, el estudio del Dr. Alfonso Caso titulado “Los barrios antiguos de Tenochtitlan y Tlatelolco” para tener un punto de partida más plausible para determinar la superficie de la ciudad. La investigación de Caso, aunque no ofrece expresamente la superficie de la urbe, implícitamente nos permite hallarla, ya que delinea los límites fronterizos de los barrios de la antigua ciudad de Mexico-Tenochtitlan, situándolos en las calles de la población en aquella fecha. No obstante, su investigación se basaba en un plano anterior del Rvdo. José Antonio Alzate, realizado en 1.789, es decir, más de dos siglos y medio después de la conquista, por lo que los confines de los barrios periféricos no eran los mismos que en 1.519, al haber crecido la ciudad en este lapso.
Así las cosas, y tras meritorios estudios, relacionados las más de las veces con la estimación del número de habitantes que pudo tener la ciudad, la arqueología, con sus nuevos hallazgos, permitirá ir confirmando las cifras que se han ido proporcionando sobre la superficie de esta.
Con base a los actuales descubrimientos de restos arqueológicos prehispánicos en la actual megalópolis de Ciudad de México es posible avanzar una cifra aproximada sobre el área ocupada por la antigua capital de los mexicas. Teniendo en cuenta los límites señalados por Caso y los mencionados hallazgos, la superficie que se obtiene era, poco más o menos, de unos nueve y medio Km2.