Juana Mª Marín Leoz

Profesora asistente del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana. Doctora en Historia, Universidad de Navarra, España. Correo electrónico: juana.marin@javeriana.edu.co

Este artículo recoge los resultados del proyecto de investigación "Honor, virtud y buen nombre": discursos y prácticas identitarias de las élites coloniales".

Fecha de recepción: 31 agosto 2011, Fecha de evaluación: 9 septiembre 2011, Fecha de aprobación: 5 octubre 2011

Cómo citar este artículo

Marín Leoz, Juana Ma. "Genealogía de un acta. Los firmantes del Acta del Cabildo Extraordinario de Santafé del 20 de julio de 1810". Memoria y sociedad 15, no. 31 (2011): 10-28.

Resumen

El presente artículo parte del análisis de los 53 firmantes del acta del cabildo extraordinario de Santafé del 20 de julio de 1810 con el objetivo de caracterizar e identificar, más allá de sus nombres y apellidos, a los individuos que firmaron el acta de independencia santafereña. Así, desde el análisis de las trayectorias personales, profesionales y familiares de los firmantes santafereños, el artículo se sumerge en los diferentes escenarios del poder colonial y apunta a la reinterpretación de los análisis tradicionales que subrayan la condición y convicción rupturista y renovadora de aquellos que rubricaron el inicio de la transformación santafereña aquel viernes 20 de julio.

Palabras clave autor: Independencia, élites, cabildo, genealogía, sistema colonial, prosopografía, familia.

Palabras clave descriptor: Cabildo abierto - Actividad política - Bogotá (Colombia)-1810, Cabildo abierto - Participación ciudadana - Bogotá (Colombia)-1810, Colombia - Política y gobierno - 1810-1819

Abstract

This paper begins with the analysis of the 53 signatories of the Extraordinary Council Minute in Santafé on July the 20th, 1810, with the aim at characterizing and identifying, beyond their names, all the people that signed the Act of Independence santafereña. From the analysis of personal, professional and familiar paths of the signatories, this paper shows different power scenarios and looks forward to the reinterpretation of traditional analysis that highlight the adept at breaking and groundbreaking condition and belief of those who signed the beginning of santafereña transformation in that Friday, july the 20th.

Key Word author: Independence, elites, council, genealogy,colonial system, prosopografía, family.

Key Words plus: Open Cabildo - Political activity - Bogota (Colombia) - 1810, Open Cabildo - Citizen participation - Bogota (Colombia) - 1810,Colombia - Politics and government -1810-1819

Resumo

Este artigo apresenta análise dos 53 signatários da ata do Cabildo (Conselho) Extraordinário de Santafé do dia 20 de julho de 1810, a fim de caracterizar e identificar, além dos seus nomes e sobrenomes, os indivíduos que assinaram a declaração de independência de Santafé.Assim, a partir da análise das trajetórias pessoais, profissionais e familiares dos signatários santafereños, o artigo imerge-se nos diferentes cenários do poder colonial e aponta para a reinterpretação da análise tradicional que destacam a condição e convicção quebradista e inovadora de aqueles que assinaram o início da transformação santafereña aquela sexta-feira do dia 20 de julho.

Palavras chave : Independência, elites, cabildo (conselho),genealogia, sistema colonial, prosopografía,família.

Palabras descriptivas : Abra cabildo - Atividade política - Bogotá (Colômbia) -1810, Abra Cabildo - Participação dos cidadãos - Bogotá (Colômbia) -1810, Colômbia - Política e governo - 1810-1819

Introducción

El acta del cabildo extraordinario de Santafé del 20 de julio de 1810, la renombrada acta de independencia, y los nombres que cierran el documento madre del inicio del proceso independentista santafereño se configuran como escenario de investigación del presente artículo¹ . El acta del 20 de julio recoge un total de 53 firmas, que según podemos leer en el mismo documento, se realizaron en dos momentos diferentes. Así, la madrugada del 21 de julio, tras los acontecimientos de ese mismo día, se estamparon las 38 firmas iniciales y se concretó que la mañana del día siguiente se llamaría a firmar a aquellas personalidades que por diferentes motivos no pudieron suscribir el acta esa noche. Por tanto, a las primeras 38 firmas se les sumaron 15, completando las 53 que protagonizarán, finalmente, el acta estandarte de la independencia de Santafé².

Los hombres de la independencia santafereña, convertidos en los primeros padres de la patria, han protagonizado a lo largo de los dos últimos siglos un relevante número de obras, artículos y análisis de todo tipo cuyo objetivo era, en su gran mayoría, la reconstrucción de los itinerarios biográficos de los firmantes, desde la identificación de sus rúbricas con el acto heroico de la ruptura del viejo orden colonial y la eclosión de la libertad independiente.

Así, la historiografía colombiana más tradicional, que es en su conjunto la que más atención ha prestado al acta de independencia de Santafé, nos presenta unas biografías sustentadas fundamentalmente en tres aspectos. En primer lugar, en los datos relativos a su lugar de origen, incidiendo en su condición de criollos o chapetones, realidad que, en ocasiones, va acompañada por términos enaltecedores de lo criollo y despectivos de lo chapetón; en segundo, en la presentación de sus familias, aunque mayoritariamente la reconstrucción familiar queda sumida en el abstracto horizonte del imaginario criollo de los padres de la patria, sin un análisis genealógico exhaustivo, y, en tercero y último, en la presentación de sus trayectorias personales, unas trayectorias que normalmente se centran en el propio año 1810, así como en los cargos, empleos y logros independentistas y republicanos³.

El análisis de estos estudios nos permite, grosso modo, extraer dos conclusiones. Por un lado, las biografías triunfantes de los firmantes del acta nos presentan a unos individuos que durante la primera parte de sus vidas parecieran estar prácticamente agazapados a la espera de la llegada de la independencia, momento en el que comienza, de verdad, su andadura administrativa, política, económica y social; y, por otro, la lectura de muchas de las obras deja la sensación de que no es relevante quiénes eran, en un sentido amplio, los firmantes ⁴. Esto es, su familia, sus matrimonios y sus relaciones políticas, profesionales, amistosas, familiares… pasan a un segundo plano, primando la construcción de una imagen plana, sin análisis crítico, que sirve para engrosar las relaciones de "héroes y patriotas", en las que todo es luz y no tiene cabida ninguna sombra, a excepción de aquellas que oscurecen las trayectorias de aquellos "traidores" que mudaron sus fidelidades tras la firma del acta independentista⁵.

Este artículo, que se desprende de una investigación más amplia y en el que se presentarán los adelantos de la misma, parte del documento del cabildo extraordinario del 20 de julio y se centra en el estudio de sus 53 firmantes con el propósito de responder quiénes eran esos individuos en un sentido amplio, analizando sus trayectorias personales, profesionales y familiares hasta el momento de estampar su firma en el acta, definiendo similitudes, así como sus diferencias. En definitiva, el artículo tratará de definir las características y naturaleza de los signatarios del acta de independencia de Santafé con el propósito de responder por qué fueron ellos quienes firmaron ese 20 de julio y si a todos ellos se les puede considerar, de la misma manera, representantes de las élites de poder santafereñas⁶.

Los hombres de la independencia

El primer paso para la reconstrucción crítica de las biografías de los 53 firmantes del acta es la delimitación de los ejes que soportarán el análisis biográfico⁷. El presente artículo se centra, por tanto, en 4 puntos de análisis⁸ : en primer lugar, el origen geográfico, una realidad que no se limitará a la particularidad del signatario sino que se extenderá a su familia; en segundo, la formación académica que, irremediablemente, nos llevará también a los contornos de la tradición familiar; en tercero, la edad de los firmantes en el momento de estampar su nombre en el acta, que nos definirá el escenario de sus itinerarios vitales y, en cuarto y último, la trayectoria profesional antes, durante y después del 20 de julio, esto es, el protagonismo y participación de cada uno de los firmantes en los escenarios de poder político, administrativo, social y económico de la capital neogranadina⁹.

Por tanto, la reconstrucción biográfica de los 53 firmantes, centrada en los mencionados ejes y en el análisis y comparación de las biografías, nos ha permitido caracterizar una primera aproximación definitoria del conjunto de los firmantes del acta.

El origen geográfico

Dejando al margen de la investigación a los dos firmantes de los que no contamos con ningún dato, el análisis del origen geográfico de los signatarios nos muestra que¹⁰ de ellos eran de origen peninsular y el resto, esto es, 41, eran americanos. Por lo tanto, el 77% de los firmantes eran criollos y el 19% restante peninsulares. Sin embargo, la cuestión geográfica va más allá de los simples datos cuantitativos, ya que no queremos presentar una simple enumeración de criollos y peninsulares como una realidad que no tuviera más escenario de interpretación que el tradicional conflicto basado en el origen que enmarca la cuestión criolla¹¹.

Así, con el propósito de trascender este tradicional escenario de análisis, tomamos como punto de partida las Genealogías del Nuevo Reino de Granada, realizadas por el escribano del cabildo de Santafé Juan Flórez de Ocáriz en 1672 por orden de las autoridades capitalinas. Los tres volúmenes de la recopilación establecían la filiación y el parentesco de las 48 familias principales de la capital de finales del siglo XVII con el objetivo de rastrear su origen hasta ‘los primeros fundadores de estas repúblicas’. La obra, así mismo,analizaba las características definitorias de esta nobleza y establecía, según su propio objetivo,pública y definitivamente la composición de las élites santafereñas de esa época, situando el origen de las mismas en los primeros pobladores y concretando una suerte de censo de la nobleza santafereña de finales del siglo XVII, esto es, su élite rectora.

Por tanto, tomando como límites cronológicos el censo de Flórez de Ocáriz y el momento de la firma del 20 de julio, las élites rectoras de la Santafé tardo colonial se pueden clasificar en cuatro categorías: antiguos y beneméritos, radicados, intermedios y nouveaux arrives. Unas categorías en las que se conjugan la procedencia geográfica, la fecha de establecimiento familiar en Santafé o en el territorio neogranadino y su condición en el seno de la élite socio-económica y política capitalina. La siguiente tabla recoge las características definitorias de cada una de las categorías¹².

En este escenario, en el conjunto de firmantes del acta encontramos, exceptuando a los 10 signatarios que no hemos podido ubicar en esta clasificación y a José Ignacio Pescador Amaya, a quien las fuentes definen como indígena¹³ , 2 beneméritos, 23 radicados, 9 intermedios y 8 nouveaux arrives. Así, la mayor parte de los firmantes responde a la segunda categoría, esto es, una mayoría de signatarios criollos de segunda y primera generación, a los que se unen los 8 firmantes intermedios —7 de ellos criollos de primera generación y uno peninsular— herederos del arraigo y la consolidación de sus abuelos y padres peninsulares en la capital. Un arraigo sustentado en la definición de un modelo de actuación que respondía, al tiempo que refrendaba, las exigencias de pertenencia a la élite rectora tanto de los abuelos y padres como de sus herederos. Los ejes de acción de este modelo fueron: la intervención en la administración municipal y, en ocasiones, regional, el ingreso de los descendientes criollos en los principales claustros académicos de la capital, una calculada y diseñada política matrimonial, la participación en la tráfico comercial y la adquisición de haciendas y su conversión en propietarios de diferentes recursos y rentas agropecuarias. La tabla número 3 presenta la reconstrucción familiar de este modelo en el caso de algunos de los firmantes¹⁴.

A ellos, se les unen los 8 peninsulares recién llegados, quienes, a excepción de Juan Jurado Lainez, oidor de la audiencia de Santafé que apenas llevaba unos días en la capital neogranadina el 20 de julio¹⁵ , y del contador de amortizaciones Gregorio José Martínez Portillo, que hacía tan sólo 5 años que había llegado a la misma¹⁶ , llevaban establecidos en la capital una media de 21,8 años. Esta larga permanencia nos sitúa en un escenario de criollización o, más específicamente, de santaferización de sus intereses como respuesta a su integración en los círculos de poder de la capital santafereña¹⁷ . Como se puede apreciar en la tabla número 4, el conjunto de firmantes peninsulares llevaban participando e integrando los resortes de poder político-administrativo y socio-económico santafereño desde la década de los noventa del siglo XVIII.

Por lo tanto, el análisis del origen de los firmantes nos presenta a unos individuos que, más allá de su origen geográfico, tienen un recorrido vital y profesional de larga duración en la capital que se concreta en la existencia de vínculos, relaciones, circunstancias y coyunturas familiares, personales y sociales que dotan de un significado poliédrico al ser criollo o chapetón.

La formación académica

El análisis de la formación académica de los firmantes se centra en aquellos de origen neogranadino, ya que la formación de los peninsulares,en caso de darse, se habría concretado en el territorio peninsular, motivo por el cual queda fuera de nuestro escenario de análisis ¹⁸. Así, los 30 firmantes criollos de los que contamos con datos sobre su formación realizaron sus estudios en los dos principales colegios de la capital, el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario y el Real Seminario de San Bartolomé, tras haber realizado, en algunos casos, estudios de primeras letras. La tabla número 5 recoge los datos sobre la distribución de los firmantes en los principales centros educativos de la capital.

Por tanto, el grueso de los firmantes criollos inició su andadura profesional en los dos principales claustros académicos de la ciudad. Utilizamos el término profesional conscientemente, al considerar que en el escenario colonial lo académico englobaba un significado que no terminaba en la mera formación colegial. Desde la fundación de los claustros académicos de la capital, el ingreso y la formación en ellos se convirtió en instrumento legitimador de la pertenencia a las principales familias neogranadinas, así como en exigencia necesaria de esa misma condición ¹⁹ . En consecuencia, los claustros se constituyeron en primer paso en la conformación de los agentes de poder civil y religioso que regirían, generación tras generación, los resortes del sistema colonial santafereño.

En este escenario, vuelve a surgir la firma de José Ignacio Pescador Amaya, natural de Choachí,quien "realizó estudios en el Rosario, pero no fue colegial, ya que su condición indígena se lo impedía" ²¹ , tal y como se recogía en los estatutos fundacionales del Colegio del Rosario, que exigían "limpieza de sangre, nobleza y tierra" como requisito indispensable para ser colegial ²² . Por lo tanto, el indígena José Ignacio Pescador Amaya, cura de Villeta y que estampó su firma por "andar de paso en Santafé" ²³ , es el primero que se distingue por su condición social del resto de los firmantes, entre los que se va a destacar la existencia, como veremos, de un grupo selecto que comparte una serie de características homogeneizadoras y definitorias que los distingue del grueso de los firmantes. Por tanto, Pescador Amaya no sería un representante tipo de los miembros de las élites santafereñas y la pregunta que surge de su presencia en el acta sería; más allá de andar de paso por Santafé, ¿cuál fue el motivo de su participación?, ¿quién era Pescador?, ¿cuáles eran los vínculos que lo relacionaban con el conjunto de los firmantes de esa madrugada del 20 de julio? Lamentablemente, por el momento, las fuentes no nos permiten dar respuesta a estas cuestiones.

la edad

Frente a la imagen tradicional que nos presenta a unos jóvenes soñadores, idealistas y héroes de la libertad rubricando en torno a una mesa su condición de "generación de los grandes destinos" ²⁴ , el análisis de la edad de los firmantes en el momento de rodear esa mesa rompe con ese imaginario que los ha convertido en una suerte de recién llegados a la administración colonial, con todo el futuro, al igual que la nueva realidad independiente, por delante. De este modo, exceptuando a los 12 firmantes cuya edad no hemos logrado definir, la media de edad de los protagonistas de nuestro documento se sitúa en 43,3 años²⁵.

Por tanto, nos encontramos ante unos sujetos que, en su mayoría, contaban con una dilatada trayectoria vital y profesional a sus espaldas, lo que no concuerda con esa visión que incide en su condición de recién llegados —e incluso de marginados—, a la esfera política colonial. Esta media de edad alta, además, se conjuga con el ámbito de la trayectoria profesional de los signatarios, quienes en su gran mayoría, y como se analiza en el siguiente punto, eran parte activa de los principales resortes del poder de la capital santafereña desde el inicio de sus itinerarios profesionales.

Trayectoria profesional

El análisis de las trayectorias profesionales de los firmantes se concreta en 3 ejes fundamentales. El primero, relacionado también con la edad de los protagonistas, se centra en la reconstrucción de los itinerarios de los signatarios con el objetivo de definir la fecha de inicio de sus carreras, más allá de la formación académica, y los empleos, cargos y ámbitos en los que se desempeñaron.

Como se puede observar en la tabla número 7, la mayoría de los firmantes inició su trayectoria profesional durante el último cuarto del siglo XVIII. Así mismo, observamos cómo en ellas aparecen gran parte de los escenarios de poder del sistema colonial, esto es, desde la audiencia a los curatos de indios, pasando por el cabildo capitalino, la hacienda real y los claustros académicos.

El segundo de los ejes nos sitúa en el año 1810, con el propósito de identificar los poderes y fuerzas vivas locales, e incluso regionales, presentes, tanto a nivel personal como institucional, en la firma del acta de independencia.

Como se puede observar en la tabla número 8, de los 53 firmantes del acta, 50 participaban de un modo u otro en los resortes político-administrativos coloniales ²⁶ . Esta participación se concretaba de la siguiente forma: el secretario de cámara del virreinato, un oidor de la audiencia de Santafé, 3 oficiales del batallón Auxiliar de la capital, 13 miembros del cabildo capitalino, 1 oficial de las cajas reales de Santafé y 3 oficiales de la administración de rentas reales, 2 miembros del tribunal de cuentas santafereño, 3 tesoreros de la casa de la moneda de la capital, 2 dignidades del cabildo eclesiástico, 3 representantes de los conventos y órdenes regulares del virreinato, 5 sacerdotes de las primeras parroquias de la capital, más 4 de parroquias de otras villas neogranadinas, 4 integrantes de la dirección de los claustros del Rosario, San Bartolomé y Santo Tomás y 2 miembros de la Expedición Botánica. Un heterogéneo grupo en el que 13 de ellos eran abogados de la real audiencia ²⁷ , 9 se dedicaban al comercio y 3 estaban relacionados, personal o familiarmente, con la tenencia de tierra, como se puede observar en la tabla número 9.

Por lo tanto, en el acta del 20 julio, efectivamente, estaba representado el grueso de las fuerzas fácticas y los resortes del poder capitalino, encabezado por los miembros del cabildo y por una mayoría de individuos formados en leyes y vinculados al tráfico comercial ²⁸.

A pesar de que la reconstrucción de los itinerarios profesionales de los firmantes se ha centrado, de manera fundamental, en el periodo anterior a 1810, es precisamente este año y, más concretamente, la transformación institucional posterior al 20 de julio nuestro tercer eje de análisis de las trayectorias de los firmantes ²⁹.

Así, tomando como punto de partida la "imaginaria" Guía de Forasteros del Nuevo Reino de Granada de 1810, cuya elaboración fue dirigida por los historiadores Armando Martínez Garnica y Daniel Gutiérrez Ardila, que nos presenta "en una primera parte, la imagen burocrática del virreinato de Santafé hasta el mes de julio del año de la transformación política, y a continuación, en una segunda, la imagen institucional resultante" ³⁰ , podemos, en primer lugar, rastrear el entramado burocrático de Santafé ese 1810 y confirmar y contrastar los empleos y cargos de nuestros 53 firmantes; y, en segundo, delimitar qué firmantes continuaron siendo parte del nuevo entramado político-administrativo resultante del 20 de julio.

Continuando con la Guía de Forasteros de 1810, la institucionalidad santafereña, desde un punto de vista descriptivo y esquemático, se concreta entre los meses de julio y noviembre de esta manera: Junta Suprema establecida el 20 de julio y que acuerda la primera distribución de los diputados el 27 de julio, el cuerpo ejecutivo de la Junta Suprema elegido para el primer trimestre, la reorganizada Junta Suprema del 22 de noviembre, el ilustre cabildo de la capital y las fuerzas militares al servicio de la Junta Suprema ³¹.

En este renovado escenario institucional, tan sólo 30 de los 53 firmantes continuaron en el entramado del poder político-administrativo. Además, es resaltable el hecho de que la mayoría de estos, 26 exactamente, firmaron el acta la madrugada del 21 de julio. Esto es, eran aquellos a lo que no hubo que llamar a firmar, porque ya estaban allí, gestionando, dirigiendo y organizando ese 20 de julio. En este orden de cosas, y con el propósito de perfilar quiénes eran las cabezas principales del conjunto de los firmantes, nos centramos en este grupo de 30 que continuaron en la institucionalidad tras el 20 de julio.

Como nos lo muestra la Guía, los cuatro primeros meses de la naciente institucionalidad santafereña fueron testigo de la organización de los diputados de la Junta Suprema, de la conformación de un inicial cuerpo ejecutivo y de los intentos por dar continuidad al órgano capitular. Conjugando estos primeros vaivenes institucionales con las trayectorias de nuestros 30 firmantes que hacen parte de la nueva realidad administrativa, podemos observar que en la Junta Suprema del 27 de julio fueron elegidos como diputados 25 de nuestros signatarios; además, 3 de estos fueron nombrados como miembros del nuevo cabildo, a los que se sumaron otros tres firmantes del acta, sumando un total de 6 signatarios en el reconstituido cabildo independiente de la capital ^32. Así mismo, vemos cómo el primer cuerpo ejecutivo de la Junta Suprema fue constituido por miembros de la Junta Suprema del 27 de julio, que eran además, a excepción de uno de ellos, signatarios del acta del 21 de julio.

Tras esos primeros cuatro meses, la Junta se reorganizó, se redujeron las carteras y se redistribuyeron los cargos ³³ . De este modo, de los 25 firmantes que en un primer momento fueron parte de la primera institución autónoma se pasó a 18 signatarios en la segunda. La tabla número 10 recoge la participación de nuestros firmantes en la naciente institucionalidad republicana.

La reconstrucción biográfica del desempeño profesional de nuestros firmantes en estos primeros compases de la naciente república nos presenta dos circunstancias reseñables. En primer lugar, que esos 18 firmantes que iniciaron en la primera Junta Suprema y se mantuvieron en la segunda eran, en su mayoría, firmantes de la madrugada del 21 de julio ³⁴.

Así, a excepción de Luis E. Azuola Rocha, José Martín París y Miguel Pombo, miembros de las secciones de hacienda, los dos primeros, y de Estado, el último, el resto fueron parte de esos firmantes que imaginaron y materializaron el 20 de julio y su acta y que, tras las transformaciones que se sucedieron, continuaban a la cabeza de esa construcción. En segundo, y como se puede observar en la tabla número 11, la participación de estos individuos en los resortes de poder de la institucionalidad colonial santafereña no era, para nada, ajena a su realidad.

Por tanto, el grupo gestor y director de la transformación institucional santafereña rubricó la apuesta por la autonomía y el control administrativo y político desde la participación en los núcleos del poder colonial. Una situación privilegiada que les permitió, además, mantenerse, por lo menos en los primeros compases del proceso independentista, en la vanguardia institucional, gestionando y controlando, tal y como lo venían haciendo, su escenario de acción.

Conclusiones

La reconstrucción de las biografías de los firmantes del acta del cabildo extraordinario del 20 de julio nos ha permitido, en primer lugar, establecer cuatro de los aspectos que configuran la naturaleza definitoria de los signatarios y, en segundo, aproximarnos a los posibles escenarios de respuesta de quiénes eran, en su más amplio sentido, los firmantes y por qué fueron ellos quienes firmaron el acta. Por tanto, lejos de la recurrente imagen de unos firmantes recién llegados que han logrado superar la permanente marginación y discriminación chapetona para con los criollos y, en consecuencia, hacerse, por fin, un lugar en el escenario administrativo y político, el conjunto de los signatarios, con algunas excepciones, estaba compuesto por individuos pertenecientes a la élite rectora de la capital santafereña, cuya pertenencia, además, radicaba tanto en una estructurada tradición familiar, simbólica y efectiva como en la participación, así como patrimonialización, de los poderes fácticos de la capital a lo largo de diferentes periodos.

Sin embargo, el análisis muestra también que al interior del conjunto de los signatarios existe una jerarquización encabezada por esos 18 firmantes que, desde el mismo 20 de julio, parecen dirigir el desarrollo del nuevo escenario. Una dirección que subraya, eso sí, su condición de agentes del poder tanto hacia adelante como hacia atrás. Junto a ellos, aunque un paso por detrás, se situarían el resto de los individuos que comparten sus características pero que, tras el inicio del proceso de transformación institucional, van desapareciendo de las primeras filas del poder. Por último, se encontrarían aquellos que, como José Ignacio Pescador, en esta primera aproximación parecen estar fuera de lugar en el acta independentista y que abren el camino a preguntar cuál sería su papel en este grupo. Así mismo, este análisis nos lleva a echar en falta la presencia de algunos de los apellidos más relevantes de la segunda mitad del siglo XVIII santafereño y a preguntarnos si quizás alguno de los firmantes anteriores no fue utilizado por estas familias como representante o agente de sus intereses aquel 20 de julio.

Por tanto, esta primera aproximación nos permite enmarcar los contornos característicos de los firmantes del acta y, así mismo, perfilar la existencia de un grupo dirigente y modelador del tránsito de una institucionalidad colonial a otra republicana desde el interior mismo del poder colonial; al tiempo que nos define un escenario de nuevos interrogantes que completarán la investigación en curso.

Pie de Página

¹Eduardo Posada, "El Acta de la Independencia", Boletín de His toria y Antigüedades 6, no. 63 (1910): 165-186. Inés Quintero Montiel y Armando Martínez Garnica, ed., Actas de formación de juntas y declaraciones de independencia (1809-1822) (Bucaramanga: Universidad Industrial de santander, 2008).
²La relación de los firmantes del acta, tanto de la madrugada como de la mañana del 21 de julio, se encuentra en la tabla no. 1.
³ A continuación, se relacionan, en orden cronológico, algunas de las obras consultadas en el proceso de investigación, las que, mayoritariamente, responden a una construcción biográfica que parte de la concepción de los firmantes como héroes, próceres y mártires: Constancio Franco Vargas, Los próceres (Bogotá: Editorial Zalamea, 1887). Héroes y mártires de la Independencia (Bogotá: s.N., 1919). Fabio Lozano y Lozano, "El 20 de julio", Boletín Cultural y Bibliográfico 2, no. 6 (1959): 347-354. Alfredo Miramón, Próceres 1810 (Bogotá: Imprenta del Banco de la República, 1960). Proceso histórico del 20 de julio de 1810: documentos (Bogotá: Banco de la República, 1960). Roberto Tisnés Jiménez, Los mártires de la Patria (1810-1819) (Bogotá: Imp. de las Fuerzas Militares, 1966). Abelardo Forero Benavides, El 20 de julio tiene 300 días (Bogotá: Italgraf, 1967). Rafael Gómez Hoyos, La revolución neogranadina de 1810. Ideario de una generación y una época, 1781-1821 (Bogotá: TEMIs, 1982). Rodrigo Llano Isaza, "Hechos y gentes de la primera república colombiana", Boletín de Historia y Antigüedades, no. 789 (1995): 501-523. Eduardo Ruíz Martínez, Los hombres del 20 de julio (Bogotá: Fundación Universidad Central, 1996). Napoleón Peralta Barrera, "Exaltación de los mártires en el Bicentenario de la Independencia Nacional", Boletín de Historia y Antigüedades 98, no. 850 (2010): 405-413.
⁴El Boletín de Historia y Antigüedades contiene múltiples ejemplos de las biografías de los firmantes: Pedro M. Ibáñez, "Manuel Bernardo Álvarez", Boletín de Historia y Antigüedades (1903). Facundo Mutis Durán, "Don sinforoso Mutis", Boletín de Historia y Antigüedades 8, no. 88 (1912): 193, 235. Fabio Lozano y Lozano, "El doctor Vicente Azuero", Boletín de Historia y Antigüedades 8, no. 92 (1913): 449-528. Pedro M. Ibáñez, "Antonio Baraya", Boletín de Historia y Antigüedades 10, no. 119-120 (1916): 682-685. José M. Restrepo sáenz, "El confesor de sámano", Boletín de Historia y Antigüedades 11, no. 129 (1917): 521-527. José María Restrepo sáenz, "Don Juan Jurado", Boletín de Historia y Antigüedades 13, no. 149 (1920): 271-300. Guillermo Hernández de Alba, "Frutos Joaquín Gutiérrez de Caviedes", Boletín de Historia y Antigüedades 14, no. 168 (1925): 747-758. Guillermo Hernández de Alba, "Un olvidado signatario del acta gloriosa: Don Gregorio Martínez del Portillo", Boletín de Historia y Antigüedades 22, no. 252-253 (1935): 415-421. Carlos Arbeláez Urdaneta, "Apuntes acerca de la vida de Juan Gómez Pascual, alcalde de santafé 20 de julio de 1810", Boletín de Historia y Antigüedades 27, no. 313314 (1940): 833-910. Rodrigo Llano Isaza, "¿Quién era don José María Carbonell", Boletín de Historia y Antigüedades 69, no. 739 (1982): 1039-1050.
⁵Los firmantes José Gregorio Martínez Portillo, Fernando Benjumea Mora y José Mª Moledo Chinchilla abandonaron las filas patriotas, por lo que sus biografías post 1813 se caracterizan desde el epíteto traidor. Ruíz Martínez, Los hombres del 20 de julio, 343-344 y 373.
⁶El actual proyecto de investigación, que tiene como título ""Honor, virtud y buen nombre": discursos y prácticas identitarias de las élites coloniales", tiene como antecedente nuestra tesis de doctorado, defendida en 2007 en la Universidad de Navarra. En esta, partiendo de la figura del virrey Pedro Mendinueta y Múzquiz, se realizó un análisis prosopográfico e institucional de la santafé virreinal de la tardocolonia. La investigación permitió la identificación de los actores políticos, económicos y sociales que acompañaron al virrey en su gestión, así como la delimitación de las características, contornos y peculiaridades de las élites santafereñas en el entramado político, económico y social de finales de la época colonial. La tesis, revisada y actualizada, fue publicada por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia. Juana Mª Marín Leoz, Gente Decente. La élite rectora de la capital (Bogotá: ICANH, 2008).
⁷ Al igual que en nuestra investigación doctoral, la metodología utilizada para el análisis de los firmantes del acta de independencia de santafé es la prosopográfica. Así, partiendo de su denominador común como firmantes del documento principiador del proceso independista hemos elaborado una base de datos que recoge las biografías extendidas de cada uno de los firmantes, sustentadas en los datos personales, sus actividades administrativas, políticas y económicas y la reconstrucción de sus contornos familiares y sociales, que nos han permitido cruzar sus informaciones, analizar sus similitudes y divergencias y, de este modo, construir su biografía colectiva. Lawrence stone, El pasado y el presente (México D.F.: FCE, 1986).
⁸En un primer momento, nuestra intención era la de incluir un quinto eje de análisis, esto es, la identificación del entramado familiar —familia nuclear, extensa y política— de los firmantes, así como sus solidaridades y la presencia de estos vínculos al interior del acta. sin embargo, el propio desarrollo de la investigación, así como la extensión del artículo, no nos han permitido, por el momento, llegar a una identificación suficientemente detallada y estructurada como para ser parte de este texto.
⁹Para la reconstrucción de las biografías de los firmantes, junto a la bibliografía citada, hemos utilizado la documentación recopilada y trabajada en nuestra investigación doctoral y que cristalizó en la elaboración de un catálogo biográfico-prosopográfico. Juana Mª Marín Leoz, "La élite rectora de la capital. Composición de las instituciones político-administrativas de santafé de Bogotá durante el gobierno del virrey Pedro Mendinueta y Múzquiz, 1797-1803. Volumen II: Catálogo prosopográfico" (Tesis Doctoral Inédita, Universidad de Navarra, 2007).
¹⁰La relación y orden de los firmantes se ha tomado del documento transcrito por Inés Quintero Montiel y Armando Martínez Garnica, Actas de formación de Juntas y Declaraciones de Independencia (1809-1822). Reales audiencias de Quito, Caracas y Santafé (Bucaramanga: UIs, 2008). No obstante, algunos de los nombres se han completado y corregido como resultado de la investigación en curso.
* De los firmantes marcados con asterisco no contamos con ningún tipo de información, por lo que quedarán al margen de nuestra investigación.
¹¹sobre el necesario acercamiento a la cuestión criolla desde una perspectiva no meramente cuantitativa y de inevitable enfrentamiento criollo-peninsular véase Marín Leoz, Gente Decente y Bernard Lavallé, Las promesas ambiguas: ensayo sobre el criollismo colonial en los Andes (Lima: Pontificia Universidad Católica de Lima-Instituto Riva-Agüero, 1993).
¹²Juan Flórez de Ocáriz, Genealogías del Nuevo Reino de Granada de 1672 (Bogotá: Archivo Histórico Nacional, ediciones de 1943 y 1955). Para un desarrollo más amplio de la definición y concreción de estas categorías socio-geográficas, véase Marín Leoz, Gente Decente, 74-76.
¹³"[…] Estudió en el Rosario, pero no fue colegial, ya que su condición indígena lo impedía". Ruíz Martínez, Los hombres del 20 de julio, 381.
¹⁴La nómina de los firmantes desarrollados responde a la selección de aquellos cuyos datos son más significativos. sobre la definición de un modelo de acción y pertenencia a la élite santafereña, véase Marín Leoz, Gente Decente, capítulo 3.
¹⁵Mark Burkholder y David s. Chandler, Biographical Dictionary of Audiencia Ministers in the Americas, 1687-1821 (Westport: Greenwood Press, 1982), 173-174.
¹⁶Armando Martínez Garnica y Daniel Gutiérrez Ardila, ed., Quién es quién en 1810. Guía de forasteros del virreinato de Santafé (Bogotá: Universidad del Rosario-Universidad Industrial de santander, 2010), 246.
¹⁷La criollización de los peninsulares y la confluencia de sus intereses con los de los naturales del reino, que, al fin de cuentas son los mismos, se toma de la teoría de los radicados expuesta por John L. Phelan en su obra The Kingdom of Quito in the seventeenth Century: Bureaucratic Politics in the Spanish Empire (Madison: University of Wisconsin Press, 1967)
¹⁸De los 10 peninsulares del acta, tan solo contamos con datos sobre la formación de Juan Antonio Gómez Pascual, quien fue colegial en Cádiz. Testamento de Juan Gómez, santafé, 23 de enero de 1816, AGN, sección Notarías, Notaría 1ª, leg. 234, año 1816, ff. 28r-29v.
¹⁹sobre los centros educativos en la colonia véanse, entre otros, los estudios de Renán silva, Universidad y sociedad en el Nuevo Reino de Granada. Contribución a un análisis histórico de la formación intelectual de la sociedad colombiana (Bogotá: Banco de la República, 1992), y de Diana soto Arango, "Las universidades y los colegios mayores del virreinato de Nueva Granada. Estudio introductorio", en Historia de la universidad de Colombia, ed. Diana soto Arango (Tunja: UPTC, 1998), 19-44.
²⁰"Juan José Mutiens escribano público 21 de junio de 1802". Catálogo XX del Archivo General de Simancas. Dirección General del Tesoro. Títulos de Indias, 492-493.
²¹Llano Isaza, Hechos y gentes de la primera república, 515. Del resto de los firmantes no contamos con ningún tipo de documento que nos confirme su ingreso o no en los claustros. sin embargo, hemos recopilado datos relativos al ingreso como colegiales de algunos de sus familiares, por lo que consideramos necesario volver a revisar la documentación relativa a Antonio Baraya Ricaurte, Francisco Fernández Heredia suescun, Francisco J. serrano Gómez de la Parra, José Ortega Mesa, santiago Torres Peña, fray Mariano Garnica, Rafael Fernández de Córdoba, José Martín París siruelo y Juan María Pardo Pardo. En el caso específico de José Acevedo y Gómez, las fuentes nos dicen de él que, tras una formación de corte, esencialmente, autodidacta, realizó estudios de gramática y filosofía en el Rosario, pero no se recibió de bachiller. Posteriormente, sus hijos sí fueron colegiales rosaristas. Información presentada por Pedro Acevedo Sánchez Tejada para la concesión de beca del Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario, AHCMR, año 1809, vol. 116, n. 1052, ff. 1190-1244.
²²María Clara Guillén de Iriarte, Nobleza e hidalguía en el Nuevo Reino de Granada. El Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario (Bogotá: Ediciones Rosaristas, 1994).
²³Ruíz Martínez, Los hombres del 20 de julio, 381.
²⁴sergio Elías Ortiz, "Nuevo Reino de Granada. El virreinato, 1753-1810", en Historia Extensa de Colombia, dir. Luis Martínez Delgado y Abel Cruz santos (Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 1970), IV**, 360.
²⁵De los 41 firmantes identificados, Manuel Bernardo Álvarez del Casal es el que firmó con más edad, concretamente con 67 años, mientras que José Antonio Amaya Plata fue el que lo hizo con menos, apenas 25 años.
²⁶Como ya hemos mencionado anteriormente, de los firmantes José María León y Juan Manuel Ramírez no contamos con ningún dato, a excepción de la suposición, por parte de algunos autores como Llano Isaza y Ruíz Martínez, de su labor en el cabildo santafereño. Hay un tercer firmante, Miguel Rosillo Meruelo, hermano del conflictivo canónigo Andrés Rosillo Meruelo, del que tampoco tenemos datos para ubicarlo en el complejo burocrático ese 20 de julio. De Miguel sabemos que, en 1804, estaba en santafé y que, en 1808, fue testigo de la información como colegial del Rosario de José Miguel de los Reyes Pradilla y que, posteriormente, finales de 1810, fue nombrado escribano de Varaflorida, en la provincia de El socorro. sin embargo, no sabemos en calidad de qué firmó el acta del 20 de julio. Información presentada por José Miguel de los Reyes Pradilla para la concesión de beca del Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario, AHCMR, año 1808, vol. 114, n. 1031. ff. 594-615. Eduardo Restrepo Tirado, "Los dos Rosillo", Boletín de Historia y Antigüedades, no. 11 (1916): 121, 231. Mª Clara Guillén de Iriarte, Rectores y rectorías del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, 1653-2003 (Bogotá: Academia Colombiana de Historia-Biblioteca de Historia Nacional, 2003), 335-344.
²⁷Víctor M. Uribe Urán, Vidas honorables: abogados, familia y política en Colombia, 1780-1850 (Bogotá: Banco de la República, 2008).
²⁸Esta aproximación nos refuerza la inquietud de por qué esos cuatro curas de fuera de santafé firmaron el acta, ya que el resto de los firmantes sí eran parte de la institucionalidad propiamente santafereña. Los sacerdotes de fuera de la capital eran: José serrano Gómez de la Parra, cura de Payme, en la jurisdicción de Muzo, Tunja; José Ignacio Pescador, cura de Villeta, en la jurisdicción de Guaduas; José N. Azuero Plata, cura de Anapoima, en la jurisdicción de Neiva, y José J. Rocha Flórez, cura de Ataco, en la jurisdicción de Neiva. Además, dos de ellos, José serrano y José N. Azuero fueron parte de la institucionalidad post 20 de julio.
²⁹Como ya se ha comentado, el presente artículo recoge una de las fases de la investigación en curso, por este motivo, el objetivo de la reconstrucción biográfica de los firmantes tiene todavía mucha información que recopilar, y conformar con más exactitud y profundidad el desarrollo biográfico de los firmantes a partir del año 1810, periodo del que contamos con muchos datos que deben ser analizados y depurados, para definir más detalladamente los caminos que siguieron tras finalizar el primer año independentista. Así, por ejemplo, podemos adelantar cómo la llegada de Pablo Morillo a santafé en 1816, tuvo diferentes resultados y repercusiones en la vida de los firmantes. De este modo, exceptuando a los firmantes de los que no contamos, por ahora, con datos, la situación del resto tras la llegada de Morillo fue la siguiente: 4 de ellos habían abandonado las filas patriotas antes de 1816, 6 huyeron durante la campaña pacificadora y 24 fueron encarcelados por Morillo. De estos 24, 10 fueron desterrados y otros 10 fueron fusilados, engrosando la lista de mártires de la independencia.
³⁰El término imaginario responde a que la elaboración de la Guía fue resultado de un proyecto de investigación dirigido por los historiadores Armando Martínez Garnica y Daniel Gutiérrez Ardila cuyo objetivo era la recreación, para el relevante año de 1810, de los modelos de Almanaques, Kalendarios, Manuales y Guías de Forasteros que comenzaron a publicarse en la Nueva Granada desde la segunda mitad del siglo XVIII. Martínez Garnica, Quién es quién.
³¹Martínez Garnica, Quién es quién, 319-325.
³²El restaurado cabildo lo completaban los regidores Justo Castro Arcaya, Jerónimo Mendoza Galavís y Juan Manuel Torrijos. Martínez Garnica, Quién es quién, 325.
³³La nómina completa de la Junta suprema de santafé, en sus dos momentos, de su cuerpo ejecutivo, del cabildo y de las fuerzas militares a disposición de la Junta la recoge Martínez Garnica, Quién es quién, 318-332.
³⁴La Junta suprema del 27 de julio se organizó en las siguientes 6 secciones: Negocios Diplomáticos Interiores y Exteriores, Negocios Eclesiásticos, Gracia, Justicia y Gobierno, Guerra, Hacienda y Policía, y Gobierno. La reestructuración del 22 de noviembre redujo el número de secciones a 5, que fueron las siguientes: Estado, Gracia y Justicia, Hacienda, Negocios Eclesiásticos, y Guerra. Martínez Garnica, Quién es quién, 318-324.

obras citadas

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