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Memoria y Sociedad
Print version ISSN 0122-5197
Mem. Soc. vol.19 no.38 Bogotá Jan./June 2015
https://doi.org/10.11144/Javeriana.mys19-38.mcan
Militares colombianos en la Alemania nazi, 1934-1937
Colombian Soldiers in Nazi Germany, 1934-1937
Militares colombianos na Alemanha nazi, 1934-1937
Luis Eduardo Bosemberg
Universidad de los Andes (Bogotá, Colombia)
El artículo hace parte de una investigación de los últimos años sobre las relaciones entre Colombia y la Alemania nazi. Ha sido financiada por varias instituciones, tales como el DAAD, el Ceso de la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad de los Andes, el Franklin & Eleonor Roosevelt Institute, Hyde Park, Nueva York y el Rockefeller Archive Center, Tarrytown, Nueva York.
Recepción: 13 de septiembre de 2014 Aprobación: 24 de octubre de 2014 Disponible en línea: 8 de abril de 2014
Para citar este artículo
Bosemberg, Luis Eduardo. «Militares colombianos en la Alemania nazi, 1934-1937». Memoria y Sociedad 19, no. 38 (2015): 44-58. http://dx.doi.org/10.11144/Javeriana.mys19-38.mcan
Resumen
El artículo tiene el objetivo de mostrar de una manera narrativa la visita de militares colombianos a la Alemania nazi. se parte de la idea de que dicha presencia no solo hace parte de las relaciones entre los dos países sino, más aun, de la formación de redes en espacios interrelacionados. Dichos militares se insertaron en el mundo militar alemán y este logró infiltrarse en Colombia. se pregunta qué querían las partes involucradas, quiénes participaron, qué actitudes tenían los colombianos hacia ese país, si eran nazis esos militares. se concluye que se enviaron tres misiones, las cuales no solo visitaban Alemania sino que también fueron a otros países; sus reportes están llenos de admiración por el país anfitrión y el viaje les despertaba la crítica ya que obviamente comparaban todo el tiempo con su país. Pero la transmisión de conocimiento no pudo tener mucho efecto. La influencia estadounidense crecía y poco después estalló la segunda Guerra Mundial.
Palabras clave: relaciones militares entre Colombia y Alemania; misiones militares colombianas en el exterior; relaciones internacionales entre Colombia y Alemania
Abstract
The article aims to narrate the visit the Colombian militaries paid to the Nazi Germany. It is based on the idea that this presence was not only part of the relations between the two countries but, instead, it contributed to the formation of networks in interrelated spaces. These soldiers got into the German military world which, in turn, managed to infiltrate Colombia as well. The article inquires into what the parties involved wanted, who participated, what attitudes Colombians had towards that country, if those soldiers were nazis. It is concluded that three missions were sent and they do not only visited Germany, but they were also in other countries. Their reports are full of admiration for the host country and the journey raised their criticism, which is evidenced in the constant compasions between the two countries. However, knowledge transfer did not have much effect because American influence grew and WWII broke out shortly after.
Keywords: military relations between Colombia and Germany; Colombian military missions abroad; international relations between Colombia and Germany
Resumo
O artículo tem o objetivo de mostrar de maneira narrativa a visita de militares colombianos à Alemanha nazista. Parte-se da ideia de que tal presença não apenas faz parte das relações entre os dois países senão, ainda mais, da formação de redes em espaços interligados. Aqueles militares inseriram-se no mundo militar alemão e este conseguiu se infiltrar na Colômbia. Questiona-se o que as partes envolvidas desejavam, quem participou, qual a atitude dos colombianos para com aquele país e se foram nazistas tais militares. Conclui-se que foram enviadas três missões, que não só visitaram Alemanha pois também foram para outros países; seus relatórios estão cheios de admiração pelo país de acolhimento e a viagem levantou neles a crítica já que, obviamente, comparavam com seu país o tempo tudo. Mas a transferência de conhecimento não deu para ter efeito. A influencia estadunidense crescia e logo depois estourou a segunda Guerra Mundial.
Palavras-chave: relações militares entre Colômbia e Alemanha; missões militares colombianas no exterior; relações internacionais entre Colômbia e Alemanha
El presente artículo tiene el objetivo de presentar una fase de las relaciones militares entre Colombia y la Alemania nazi. Es decir, tan solo aborda una dirección, las misiones de militares colombianos a dicho país entre 1934 y 1937. Estas visitas eran parte no solamente de las relaciones entre los dos países -relaciones que eran excelentes1-, sino también de un mundo cada vez más conectado en donde se construía una serie de redes, es decir, personajes e instituciones diversos en unos espacios interrelacionados. En este sentido, redes es el término que se propone, id. est., una serie de actores diversos y de contactos, lazos, intermediaciones que incluyen a personas e instituciones. A los diversos actores los puede motivar, según el caso, querer influenciar o tener espacios para su beneficio en el otro país, tener una mera presencia allí, o los motiva una admiración o una identidad por el otro. Además, las redes existen en el contexto de una constante lucha en competencia con terceros.
El afamado historiador alemán Jürgen Kocka plantea que narrar «[...] es una forma de exposición, en la cual la sucesión temporal de acontecimientos susceptibles de descripción y de acciones inteligibles es central»2. Ya en 1981 el distinguido profesor estadounidense Gordon A. Craig, cuando recibió el premio a los historiadores de la ciudad de Münster por su obra Historia de Alemania, 1866-1945, en su alocución, cuestionando las nuevas tendencias historiográficas, había citado a Tucídides, cuando expresó que el objetivo de la buena historiografía era el estudio de las personas en sus circunstancias, no de las mismas circunstancias -agregando que la historia no es «una ciencia exacta sino una disciplina humanística»3-. En ese sentido, nuestro artículo no desarrolla una gran teoría sobre relaciones internacionales. Se trata de un texto narrativo y coherente, de una secuencia cronológica y un contenido singular. Aunque presentaremos algunos problemas, son los personajes o instituciones los que predominan -lo particular y específico y no las circunstancias y lo colectivo-. La voluntad del individuo también puede ser agente de cambio, se trata de reconocer decisiones individuales4 que lograron algún tipo de impacto. Así pues, vamos a registrar hechos singulares pero colocados en un contexto. Todo esto arrojará luz sobre cierto tipo de relaciones entre los dos países en cuestión.
Partimos de la idea según la cual cualquier diferenciación es construida sobre un referente. Aquellos que se sienten atrasados tienden a mirar más allá de sus fronteras para poder importar y adaptar bienes culturales; en la medida en que se compara con el más avanzado «occidental» se intenta alcanzarlo. Se construyen así redes que forman la base del proceso de aprendizaje y comunicación en largas distancias y permiten ver formas de intercambio institucionalizadas y consolidadas5 y a personajes e instituciones diversos en unos espacios interrelacionados6. En otras palabras, redes es la variable explicativa. La tesis del artículo postula entonces que, por un lado, los militares alemanes lograron infiltrarse en el ejército colombiano y, por el otro, los militares colombianos se insertaron en esas redes alemanas de forma exitosa. Queremos constatar la existencia de dichas redes para así darnos cuenta de la dimensión que tenía aquello que a primera vista aparecería simplemente como relaciones amistosas entre militares.
Nos preguntaremos por qué se llegan a establecer esas redes, o sea, qué intereses había de ambos lados; si había una relación ideológica de los militares colombianos con los germanos; cuáles fueron los actores participantes de dichas redes; qué actitud tenían los militares colombianos ante Alemania; en la medida de lo posible, qué se logró o qué no; y si era solo Alemania el objeto de sus visitas.
Antecedentes
Por un lado, el ejército colombiano ya enviaba misiones con miembros de sus fuerzas a diversos países como parte de su entrenamiento, para adquirir y recibir material o como agregados militares. Por el otro, los alemanes ya estaban en América Latina en el siglo XIX ya fuese con la presencia de instructores militares o a través de venta de armas y en Chile su influencia militar era ya grande a comienzos del siglo XX. De esta manera, ya a través de tres misiones militares chilenas los colombianos entraron en contacto por primera vez con métodos alemanes. Así conocieron la disciplina y obediencia7. Entonces, junto con la reforma militar de 1907, Rafael Reyes envió a Chile varios jóvenes para ocupar las becas asignadas a la república por el gobierno de ese país. En 1910 se enviaron dos y en 1912 en comisión de estudios a cinco militares más. En 1926 se designaron cuatro oficiales más para ir a Chile. Para 1926 Colombia contaba tan solo con dos agregados militares y uno de ellos estaba en la legación colombiana en Chile (el otro estaba en Brasil)8. En la década de los veinte se enviaron oficiales en viaje de estudios otra vez a Chile, Francia y Estados Unidos9.
Unas preguntas iniciales
¿Qué condujo a los militares a relacionarse con Alemania? El prestigio alemán y los deseos de modernización del ejército. Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el representante Gilberto Vieira denunciara que el ejército colombiano se instruía con libros traducidos del alemán, el Memorial del Estado Mayor -una de las publicaciones de los militares colombianos- reprodujo un artículo de La Razón que diferenciaba entre la quinta columna como un elemento peligroso y el hecho de que los oficiales colombianos se instruían en el arte militar en libros traducidos del alemán. Se argumentaba que, por un lado, era obligación defenderse de la quinta columna alemana, pero, por el otro, había que tener en cuenta que «[...] no ha habido en la edad moderna mejor literatura que la alemana y durante esta última conflagración los alemanes han demostrado no desmerecer de su carrera y de su fama de guerreros, que de la guerra hicieron, además, una ciencia»10.
Es complicada la pregunta sobre si la mirada de los militares colombianos hacia Alemania contenía además una relación ideológica. Es decir, ¿había un sector nazi dentro del ejército colombiano? Desgraciadamente, la única documentación precisa que tenemos proviene de documentos norteamericanos que no necesariamente reflejaban una situación sino tan solo una parte de ella. Un voluminoso informe del FBI de 1942 indica que la infiltración era extensa, es más, leyendo el reporte tiene uno la idea de que el complot nazi está a punto de comenzar. Pero, ¿qué tan cierto era esa interpretación norteamericana del ejército colombiano? Por lo menos uno de los problemas en que sí coinciden tanto el FBI como las memorias del embajador de Estados Unidos Spruille Braden, y la correspondencia de Werner Otto von Hentig (ministro11 alemán entre 19341936), radica en que había una influencia nazi sobre jóvenes oficiales del ejército y, según Hentig, en los jóvenes aviadores. La influencia era, por lo menos, sobre los jóvenes. Lo cuenta Braden en sus memorias cuando se refiere a que sus hijas una vez conocieron a un hijo de López de Mesa a la sazón oficial del ejército y simpatizante nazi12. Así, la siguiente información del FBI debe ser tomada con cierta reserva ya que se escribió en el contexto de la guerra, en 1942, y los norteamericanos estaban muy convencidos de que por todas partes había una amenaza nazi. El reporte elaboró largas listas de oficiales del ejército y la aviación y los clasificó en cinco grupos, a saber: los «nazis», aquellos que eran no solo partidarios de la causa nazi sino que además apoyarían actividades de ese tipo; los «pro-alemanes», aquellos que eran partidarios pero no actuarían a favor de la causa; los «simpatizantes alemanes», aquellos que simpatizaban solamente con el pueblo alemán; los «pro-norteamericanos», aquellos que eran amigos de Estados Unidos y, por consiguiente, antinazis; y, finalmente, los «leales», o aquellos que eran leales al gobierno colombiano. Si dividimos los grupos en dos, en los que ven a Alemania o a los nazis con buenos ojos y los que están del lado norteamericano y colombiano, 312 pertenecían al primer grupo y 95 al segundo13.
Por parte de los alemanes, ¿qué condujo a este tipo de relación? Se trataba de ganar influencia en el sector militar, vender material de guerra y debilitar la presencia norteamericana. El Auswártiges Amt (AA), el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich, le comunica al Ministerio de Guerra del Reich que tiene claro que hay que «[...] contrarrestar la penetración norteamericana en Colombia [y para ello] es de nuestro interés, especialmente en aras de la economía, que los deseos colombianos en lo que respecta a expertos militares alemanes sean correspondidos en la medida de lo posible»14. Asimismo, el siguiente leitmotiv ya existía desde la fundación del Segundo Imperio alemán y continuó durante la República de Weimar en su corta existencia a pesar de las restricciones que le impuso el Tratado de Versalles. Aunque el siguiente documento se refiere a la presencia de militares alemanes en el exterior, de todas maneras nos da la idea de qué querían los germanos. En 1931 un diplomático alemán escribió:
Del empleo de instructores militares en servicios extranjeros se espera en general dos provechos: uno no material y otro material. Aquel reside en la expectativa de alcanzar, mediante las tareas de organización y enseñanza con base en preceptos alemanes, una cierta influencia entre los militares a favor de Alemania. [...] Una ventaja de esta naturaleza no debe subestimarse, sobre todo en Suramérica, donde la Fuerza Armada suele ser un factor importante en la política interna. [...] La utilidad material reside en el supuesto que con instructores alemanes también el armamento y equipamiento del ejército extranjero se realizará conforme al modelo alemán, y consiguientemente, los pedidos se realizarán en Alemania beneficiando a su industria y comercio15.
Así pues, en el contexto de los intereses de ambas partes miremos inicialmente cómo se hicieron invitaciones por parte de Alemania, y cómo había tanto unos colombianos interesados en viajar allí como una influencia alemana en jóvenes oficiales. Por un lado, había ofertas alemanas y unos alemanes muy convencidos de tener influencias. Por medio de Erdmann Graf von Podewils-Dürnitz (ministro en Bogotá entre 1928-1934), se ofrecieron 50 becas para militares colombianos que se otorgarían a oficiales de caballería, infantería y artillería16. Había, por el otro lado, colombianos que mostraban interés y unos alemanes que no siempre podían mostrarse condescendientes. Hentig cuenta cómo para octubre de 1934 la noticia sobre la posibilidad de una misión militar colombiana se había filtrado en la prensa; se hablaba de una tal cantidad de oficiales que podían ser invitados que dejó sorprendido inclusive al mismo ministro. Comenta que desde que la noticia se publicó jóvenes oficiales le preguntan constantemente por esa posibilidad pero que él mantiene la posición de que si el gobierno colombiano lo manifestara Alemania estaría dispuesta a acceder a una invitación. Agrega que contestó de esa manera porque sabe que el Reich en otros casos, considerando otros países, ha rechazado tales propuestas, y que no cree que se deba tener en cuenta a Perú para tomar una decisión al respecto. Además, reitera que «Tenemos que continuar con nuestra influencia sobre los jóvenes oficiales a través de nuestros instructores (Kriegsschullehrer). Aquellos también por nuestras actividades en la aviación, en parte, están de nuestro lado (zum Teil für uns gewonnen sind)»17. A mediados de la década de los treinta, expresaba Hentig que «[...] hay que tener en cuenta que la tradición militar colombiana no es una sola (nicht einheitlich) pero sí es preponderante alemana»18.
Tres misiones colombianas a Alemania: 1934, 1934-1935, 1936
A Alemania, en específico, Colombia envió tres misiones con variados objetivos. Aunque no contó con la participación de militares, se podría hablar de una primera misión cuando en agosto de 1934 el ingeniero Belisario Ruiz Wilches fue destinado a Europa en su carácter de jefe del Departamento de Levantamiento del Estado Mayor General, con el fin de escoger y examinar los instrumentos de ingeniería necesarios para dicho departamento19. Así, la Legación de Colombia en Berlín lo presentó como director del Instituto Geográfico Militar del Estado Mayor General, quien deseaba comprar aparatos e instalaciones para topografía y conocer al presidente de Topografía del Estado (Staaliche Landesaufnahme)20. En efecto, la compra tuvo lugar pues la memoria del Ministerio de Guerra reporta que Ruiz escogió personalmente en casas alemanas especializadas, entre otras, un estereoplanígrafo Zeiss21.
Una segunda misión tuvo lugar entre 1934 y 1935. En 1934 escribía el ministro alemán de Bogotá al AA que a la comisión del Ministerio de Guerra, encabezada por el general Alejandro Uribe y el coronel Alfonso Escallón que viajarían a Europa a comprar armas, había que invitarlos a Alemania pues la comisión tenía planeado ir a París ya que Colombia había encargado armas a Francia y, además, a Checoeslovaquia. Escallón, agrega, ha mostrado gran interés en los ejércitos alemanes22. En efecto, en abril de 1934 al general Uribe y al coronel Escallón se les nombró miembros de la comisión encargada de adquirir y recibir en Europa material de guerra. Uribe desempeñó el cargo hasta diciembre de 1935, cuando regresó al país, mientras que Escallón lo desempeñó hasta finales de abril del mismo año, cuando, igualmente, retornó a Colombia. Al mismo tiempo, en abril de 1934, Uribe había sido comisionado a Europa con el carácter de agregado militar en la Legación de Colombia en Francia y el coronel Alfonso Escallón como agregado militar en la Legación de Colombia en Bélgica. Un año más tarde, en abril de 1935, a Uribe se le nombró jefe de la dirección general de material de guerra en Bogotá23. En julio de 1935 la Legación de Colombia en Berlín presentó por escrito al general Alejandro Uribe ante el Ministerio de Guerra del Reich, agregando que este general, quien quería reorganizar la Alta Escuela de Guerra de Colombia, encabezaba una misión militar que visitaba Europa e iría también a Berlín24. Asimismo, el Ministro de Guerra del Reich comunicó al AA que el general Uribe visitaría la Academia de Guerra (Kriegsakademie) el 9 de agosto de 193525. Los comisionados le reportaron al presidente de Colombia que visitaron las fábricas de Skoda en Checoeslovaquia y la de Bofors en Suecia y recomendaron hacer negocios con la primera de ellas ya que era más barato que la propuesta de la fábrica inglesa Vickers26. Los militares colombianos, por lo visto, no estaban casados con una casa en especial ni con ningún país en específico.
Lo que vamos a llamar la tercera misión militar colombiana en Alemania, oficialmente denominada en aquel momento «Comisión Militar en Europa», nos dará detalles más precisos sobre este tipo de visitas. Tal parece que se organizó como respuesta a la invitación a la que se refería von Hentig a finales de 1934 -como vimos arriba-. Estuvo encabezada por el general Jorge Martínez Landínez y contó con la participación de los tenientes Horacio González Quintero, Alfredo Borda Martínez y el mayor Gustavo Rojas Pinilla. Establecida en febrero de 1936, el 2 de marzo partió desde Buenaventura y fue disuelta en septiembre del mismo año cuando se suspendió la participación de Rojas, Borda, y González. Oficialmente por decreto en diciembre se suspendió la comisión y Martínez ejerció el cargo hasta febrero de 193727. La misión tenía como objetivo realizar «[...] estudios y observaciones sobre el Ejército de Alemania». En el decreto presidencial figura:
Créase una comisión de Oficiales del Ejército para que se traslade a Europa, con el fin de que presencie las construcciones del Material de Guerra contratado por el gobierno, efectúe las recepciones correspondientes y obtenga informaciones militares, comisiones que cumplirá según las órdenes del Ministerio de Guerra28.
Martínez presentaría 18 informes de los cuales siete se refieren a Alemania (mientras que los restantes son sobre instituciones militares francesas), a saber, sobre organización, el ejército alemán, Academia de Guerra de Berlín, las otras academias de guerra en Alemania y las escuelas de guerra, escuelas de aplicación de infantería de Alemania, Escuela de Artillería, Escuela de Caballería y Escuela de Zapadores.
Llama la atención que en vísperas del viaje Martínez expresó al coronel norteamericano Campanole y a Dawson, el ministro estadounidense de Bogotá, su cordial actitud hacia Estados Unidos y el deseo de visitar este país para estudiar cuestiones militares. En efecto, cuando la misión pasó por Panamá fue recibida por la comandancia militar estadounidense y se le dieron «[...] full military honors [...]»29. Tal parece que los militares colombianos no querían despertar sospechas de los norteamericanos de estar muy inclinados hacia Europa.
Varias instituciones aprobaron y colaboraron con el éxito de la misión -estableciendo así redes: la Legación de Colombia en Berlín, el Ministerio de Relaciones Exteriores y el presidente colombiano, el Ministerio de Guerra del Reich, el AA, el partido nazi de Alemania (NSDAP), y las diversas fábricas que se visitaron-. Una nota verbal de 1936 de la Legación de Colombia presentó al AA la misión que deseaba hacer pedidos en la industria y visitar fábricas de material de guerra y una alta escuela de guerra30. De la misma manera, el Ministro de Guerra del Reich le notificó al AA que aprobaba los deseos de la misión militar colombiana31. La Legación de Colombia en Berlín, entonces, le confirmó al Ministerio de Relaciones Exteriores de su país que dicha misión visitó fábricas militares y recibió y embarcó la maquinaria comprada32.
Un balance general de la misión aparece en el informe anual de Rafael Obregón, el ministro colombiano en Berlín, que comprendía el periodo entre mayo de 1935 y mayo de 1936:
Se encuentra actualmente en Berlín una Comisión militar integrada por el General Martínez que la preside, el Mayor Rojas y Tenientes González y Borda ... quienes han sido muy bien atendidos y recibidos en los círculos militares de Berlín, .Han recibido a satisfacción la maquinaria que vinieron a inspeccionar, la que ha sido ya embarcada, y se dedican a visitar fábricas militares y en general a hacer estudios del caso de conformidad con las instrucciones recibidas por la Superioridad33.
Continuaba Obregón en una carta a su Ministro de Relaciones Exteriores afirmando que la legación cooperó para abrirle puertas en Alemania, que la misión militar presidida por el general Martínez vino a recibir una maquinaria para fabricación de municiones y para estudiar cuestiones de técnica militar moderna, visitó muchas fábricas y asistió a varias paradas militares, entre otras «[...] a la maravillosa de Nuremberg que presenciaron el Führer y Canciller, ministros de guerra y del aire (sic), el jefe de estado mayor y toda la plana mayor del ejército de tierra y aire»34. Este último evento era el congreso del partido nazi alemán (NSDAP) de 1936, reunión que se hacía todos los años a partir de 1934 y en el mes de septiembre en Nuremberg. Martínez saca sus propias conclusiones llenas de admiración. Cuenta que la dirección del NSDAP lo invitó a participar en Nuremberg en los diversos actos que tuvieron lugar entre el 8 y 14 de septiembre «[...] en conmemoración de la lucha de la Nueva Alemania por la Cultura de Occidente». Borda y González acompañaron a Martínez en dichos eventos que incluyeron, además, maniobras el 14 del mes a las que concurrieron los diplomáticos de las más variadas naciones, incluyendo los colombianos. Martínez concluye que «Es la lección objetiva más grande que un soldado de profesión puede recibir; yo creo haberla aprovechado (y) la Comisión ha llenado a cabalidad el propósito que tuvo el Gobierno al enviarla a Alemania». Martínez describe la presencia de diversas organizaciones y de masas que él calcula en «[...] dos millones, 500.000 de ellos pertenecientes a las diversas organizaciones del partido militante [...] que llevaban sendas banderas y estandartes en representación de los millones que actúan en las diversas ciudades y regiones de Alemania [...]» y desfiles de seis horas de medio millón de hombres35:
Desde el primer momento comprendí que se trataba de una demostración de fuerza; pero después de haber asistido y presenciado los actos a que hago referencia debo asegurar a esa Superioridad que se han hecho fantásticas demostraciones de organización política-militar que demuestran un estado dinamógeno de la Nueva Alemania [...] asistimos a una transformación total del materialismo que algunos pregonan por el mayor idealismo en el pueblo más poderoso de la Europa central [...]36.
Veamos de forma más detallada otras actividades y visitas. La visita a fábricas y a instituciones militares era una parte fundamental del viaje, así como también la asistencia a actos y celebraciones. El Alto Mando del Ejército, ükh (Oberkommando des Heeres) había enviado una carta al ministro colombiano en Berlín con el itinerario a seguir por la misión, que a su vez este le envió a Martínez. Allí figura que el 23 de abril se visitaría la Academia de Guerra de Berlín en horas de la mañana y el 25 de abril la Escuela de Guerra de Dresden. Se resalta que hay que vestir el uniforme todo el tiempo. En otra carta se recomienda las compañías que se podrían visitar, tales como «Fábricas de Maquinaria para fabricación de proyectiles p. Fusiles Fritz Werner A. -G. Berlín. Polte Maschinenfabric, Magdeburg/ Berlín Karlsruher Industrie-Werke. Fábricas de Maquinaria para la fabricación de fusiles: Fritz Werner A. --G. Berlín: Ludw. Loewe & Co. Berlín»37. Se agrega que la misión tiene un permiso especial para «[...] visitar la fábrica Gustav Appel-Berlín-Spandau». El Ministerio de Guerra del Reich solicitó la colaboración de la Legación de Colombia para acordar las visitas de la misión y esta fue invitada a la tribuna de honor en la parada del 20 de abril con motivo del cumpleaños de Hitler, pero Martínez no pudo ir «[...] por no poder llevar el uniforme [...]», como se lo exigía el protocolo. La misión asistió a todos «[...] los actos militares a que invitaba el Ministerio de Guerra de Alemania [...]»38 e intentó asistir a las maniobras de otoño que se llevaron a cabo en la región de Fulda, pero el ministro Obregón no avisó a la comisión y cuando Martínez le solicitó que le hiciera la gestión correspondiente no estaba en la ciudad y entonces no pudieron asistir39. Reportándose al presidente colombiano, Martínez afirmaba que habían visitado fábricas que trabajan febrilmente, como las casas Junkers. En la misma carta anexó una copia de un discurso de Hitler40.
Por su parte, González visitó la Escuela de Artillería en Jüterbog, en donde presenció varios ejercicios y visitó diferentes dependencias que «[...] brillan por su higiene y comodidad». Igualmente, resaltó el deporte y la natación que practicaban los alemanes y que, según él, tanta falta hacía en Colombia41. González adquirió, como lo hace constar la fábrica de pólvoras Wolff & Co. Walsrode cerca de Bremen, «[...] buenos conocimientos en el fabricación de pólvora sin humo, y por demás en la fabricación de nitrocelulosa así como de pólvoras negras [...] [y] asistió al examen balístico de nuestras pólvoras sin humo para la infantería y artillería [...]»42. Informó sobre la visita a la Escuela de Aplicación de Infantería llevada a cabo el 30 de abril en Dõberitz en donde presenció unos ejercicios militares, los mismos que Rojas Pinilla había visto, y concluye que salió de allí «[...] con los mejores deseos para que nuestro ejército sea el alemán de Sur América»43. Rojas realizó un curso especial en Alemania sobre fabricación de munición para fusil y ametralladora «[...] y en este país y los Estados Unidos, sobre diseño y construcción de aeropuertos»44. En un informe explicaba Rojas cómo se fabricaban cartuchos y qué posibilidades habría en Colombia de producirlos45. Finalmente, de la visita a Jüterbog el 19 de mayo, Borda reporta que «En cada una de las visitas [...], hemos adquirido una serie de conocimientos profesionales»46.
El 11 de julio de 1936 Martínez reporta a su Ministro de Guerra que la misión «[...] cumple religiosamente sus deberes estudiando todos los problemas militares que no son públicos en Alemania y menos en el Exterior». Las funciones de la misión se repartieron de tal manera que Martínez hacía «[...] un acopio de los últimos reglamentos, capta las críticas de los profesionales sobre estos y verifica las informaciones que recoge». Continúa el general: «El resto del personal de la Comisión trabaja en la fábrica de Municiones del Estado administrada por la casa constructora de la maquinaria que adquirió la República, después de haber visitado las principales Fábricas similares en Brandenburg, en Westfalia y en Turingia conjuntamente». Rojas Pinilla, Borda y González visitaron por segunda vez la fábrica Hursch Kupffer und Messingwerke situada en Finow para mirar con detenimiento la fabricación de vainillas de cartuchos de fusil. Martínez iba a gestionar con Obregón «[...] las especializaciones de los jóvenes Tenientes inmediatamente que terminen el trabajo en la Fábrica de Municiones»47.
Es lógico que los militares colombianos quedaran profundamente impresionados por su estadía en Alemania. Después de todo, se estaba visitando una de las potencias militares más importantes de ese momento. Miremos varios reportes para darnos una idea de sus reflexiones. Gonzáles visitó la Academia de Guerra, la Escuela de Guerra y la Escuela de Aplicación de Infantería. El 23 de abril visitó la primera de ellas y después de describir las instalaciones el teniente concluye que tuvo «[...] dos impresiones diferentes: la romántica profesional y la útil». La primera constaba del «[...] orgullo de hallarme en los claustros por donde han pasado los grandes Generales de la Gran Alemania [...] [y] Evoqué complacido los grandes tiempos históricos de las antiguas guerras [...]». De la «impresión útil» concluía que «[...] es urgente restablecer la Escuela Superior de Guerra de una manera útil y verdadera bajo las normas severas de la Academia de Guerra del Reich, para obtener jefes verdaderos en el Alto Comando y excelentes oficiales de Estado Mayor [...]»48. Las impresiones que tuvo Rojas Pinilla fueron positivas. Las invitaciones que les hicieron los militares alemanes se debieron, según Rojas Pinilla, «[...] al deseo claramente manifestado por los oficiales alemanes de afianzar sincera y estrechamente las relaciones no solo comerciales sino militares entre las dos Naciones». Rojas observaba que en el encuentro en Berlín en la Escuela Superior de Guerra con los diversos oficiales reinó «[...] la atmósfera netamente militar en sus tres importantes manifestaciones: disciplina, competencia y camaradería». Comparando las dos academias, la colombiana y la alemana, reseñó que las bases de la organización son semejantes y agrega que en la academia alemana todos trabajan por una Alemania militarmente poderosa donde no existen los pequeños egoísmos puesto que estos desaparecen «[...] bajo el ímpetu poderoso que arrastra al militar alemán a la grandeza guerrera de su patria». Recomienda que así como en esa academia «[...] no se descuida ni un momento su perfeccionamiento físico [...]» ya que allí se encuentra un gimnasio, «[...] todos los oficiales colombianos tenemos la obligación de reaccionar contra nuestra clásica pereza gimnástica o deportiva». Visitó también la Escuela de Guerra en Dresden y de allí sacó la conclusión de que había tres bases sobre las cuales descansaba la oficialidad alemana que deberían convertirse en «[...] el ideal que nosotros debemos buscar en nuestro Ejército: el amor al Ejército [...] su preparación intelectual [y] el análisis de su sangre guerrera (del oficial) desde varias generaciones atrás para evitar a la patria hasta la menor posibilidad de un cobarde o de un traidor». La preparación intelectual que es «[...] agena (sic) por completo a lo que nosotros llamamos recomendaciones de familia [...]» es muy importante. Con esfuerzo se puede llegar a tener en Colombia una escuela modelo ya que el funcionamiento de la alemana es parecido a la de Bogotá, pero se necesita un profesorado que «[...] sea netamente militar, escogido de manera cuidadosa, rompiendo con la funesta tradición de ofrecer clases, con la esperanza de una mejor retribución en el campo de las influencias»; «Debemos [...] luchar porque la disciplina renazca con toda su fuerza, como con envidia pudimos observarla en la Escuela de Guerra alemana». Alabó la biblioteca en la que se puede encontrar cualquier libro de consulta sobre asuntos militares. Explicaba que
Las tareas y estudios [...] se hacen más a conciencia, las razones de los éxitos y de las derrotas se presentan a los ojos del futuro táctico y posible estratega, con facilidad y placer [y que] [...]. Lejos de la patria se destacan los defectos o deficiencias de nuestros compañeros, pero igualmente resaltan nítidamente sus cualidades y virtudes.
Con la visita a la Escuela de Infantería concluye que hay que crear escuelas de las diferentes armas ya que simplemente «[...] están funcionando desde hace muchos años en el Ejército que sin lugar a discusión ha marchado siempre a la cabeza en el mundo militar, y eso basta». Después de observar unos ejercicios militares concluye que el soldado colombiano no tiene nada que envidiarle al alemán a causa de su equipo, preparación y manera de portarse en el terreno49. Para Borda, Hitler estaba formando un ejército para garantizar el país y agrega la cita «si quieres la paz, prepárate para la guerra». Le pareció interesante «[...] el interés e intusiasmo (sic) [con que] trabajaban todos en comunidad». Le asombró la «comodidad» de las instalaciones, de sus edificios, comedores, etc. De la Escuela de Guerra de Dresden, que señala como la mejor del país, indicó, después de describir detalles sobre la instrucción y las instalaciones, que de allí salen los oficiales «[...] aptos para mandar y para enseñar, rígidos e intransigentes en el cumplimiento del deber y orgullosos de vestir el uniforme porque gozan de gran prestigio reconocidos aquí y en el mundo entero». En la Escuela de Infantería de Dõberitz presenció unos ejercicios -que describe con gran detalle-, a los que fue conducido en los llamados «carros de enlace o de comando» de los que destaca su comodidad, estabilidad y velocidad50.
Martínez señala de las diversas visitas que se hicieron que «[...] siempre [las] había deseado como la mayor aspiración profesional [...]». Resaltaba que en Colombia el problema era diferente ya que cuando se miraba a Alemania se veía que «Nunca ha existido pueblo cuya unidad se preste a una organización tan perfecta [...] Uno mismo el amor por Alemania, una misma es la disciplina y espíritu de sacrificio e idéntico el fervor patriótico y el culto por el uniforme»; para resaltar la diferencia entre ambos países había que tener en cuenta lo que había expresado el Oberst Lemelsen: «Solamente nos preocupa hacer de cada alumno un oficial educador» (subrayado en el original). Martínez continúa alabando a Alemania cuando escribe:
En cada nuevo oficial [...] se presiente asegurado el porvenir de un pueblo organizado perfectamente con los elementos de la técnica al servicio de la perseverancia. Ha desaparecido la artificial diferencia de oficial de casta, y en todos los que mandan se siente la preocupación constante de ejercer el mando en nombre y delegación del pueblo mismo, sin privilegios de ninguna especie.
Ve con buenos ojos que mientras en Alemania la carabina y el fusil corto se han abolido, adoptando el modelo más largo, en Colombia, por el contrario, se han ponderado las ventajas del modelo corto. Planea visitar los criaderos de caballos «Trakehner» de la Prusia oriental para la cual ya tiene una invitación51. En efecto, el ejército importó dichos equinos, sillas de montar, equipo alemán y sables de caballería52. Visitando la Siemens admiró el sistema de comunicaciones basado en teléfonos portátiles y las instalaciones telegráficas que recomienda para su instalación en Colombia para una mayor rapidez y eficacia en la transmisión de órdenes. Además, insistió en la fundación de Tropas de Comunicaciones como una necesidad vital para el país. Martínez anexó un recorte de prensa que hacía un recuento sobre ciertas maniobras militares que tuvieron lugar en otoño y comentó que se realizaron «[...] bajo una dirección científica [...] que demuestra la eficiencia guerrera que ha vuelto a poseer con el mejor material el Ejército de Alemania»; agrega que los desfiles y maniobras no eran simplemente pompa y espectáculo sino que «[...] las últimas maniobras de Fulda y Nürnberg están pregonando que en Alemania se estudia la guerra y se preparan las tropas sobre el terreno con las lecciones chicas y grandes que da la Historia Militar»53.
Rojas Pinilla resalta sobre la visita a la escuela de artillería «[...] los modernos y completos medios de instrucción [...] que hacen que el aprendizaje [...] sea más real e interesante». Señala que en el ejército alemán los oficiales de artillería se preparan con el mismo cuidado e intensidad que en otras ramas. Hay que
[...] dotar a los cuerpos de artillería de los sencillos y modernos elementos en uso en los principales ejércitos para que la instrucción sea más fácil y eficiente y crear la Escuela del Arma para que los Oficiales tengan la oportunidad de afianzar sus estudios de acuerdo con los últimos adelantos. De lo contrario, el trabajo será en general más retardado y la instrucción permanecerá en un estado de estancamiento.
Finaliza el reporte alertando que se necesita un viaje más extenso para conocer en profundidad la organización actual de la Escuela de Artillería alemana54. Martínez informa sobre la visita efectuada al Regimiento de Caballería no. 9 el 22 de mayo, en la que presenció varios ataques simulados y el cruce de un río, y pudo observar «[...] la magnífica disciplina de la tropa y su trabajo consciente [...] [así] como la magnífica educación del ganado». Finalmente, recomienda «[...] contratar una misión militar alemana compuesta por oficiales de todas las armas»55. Rojas Pinilla, quien estuvo también en esa visita, resalta «[...] el bien entendido y marcado compañerismo que existe no solo entre la oficialidad del Arma, sino en general entre estos y el resto de la Oficialidad [...] la uniforme y completa preparación de la Oficialidad y de la tropa [...] y la calidad del ganado». Critica la falta de instrucción en natación en Colombia, tan importante para casos como cruzar un río, así como resalta la necesidad de mandar en las misiones un personal que conozca el idioma del país que se visita: «De lo contrario, el rendimiento será poco satisfactorio, en contra del mismo Oficial y de los intereses del país». De todas las visitas se ve claramente que Alemania le ha dado una gran importancia a las tropas motorizadas y «Afortunadamente la misión ha podido ver en el terreno el empleo de esas tropas y comprobar en el combate su efecto decisivo»56.
La motorización del ejército es otro de los temas de los informes. Rojas Pinilla recomienda el uso de camiones-tractores alemanes después de haber presenciado su eficacia en una demostración y los considera aptos para el terreno en Colombia y sus caminos de herradura57. González informa sobre la visita a la casa Büssing-Nag, constructora de carros y tractores para tropas motorizadas, y concluye, después de haber presenciado una demostración de la eficacia de tales carros, que si bien anteriormente él no «[...] era partidario de las fuerzas motorizadas [...]» ahora se convenció de que se «[...] puede adaptar [en Colombia] la motorización del ejército»58. Igualmente, conocieron textos sobre diversos temas, como «El carro de combate en el ataque y en la defensa» del coronel retirado Mencke que defiende los beneficios de tal arma y «La motorización de los servicios de etapa. Refuerzos y aprovisionamiento» del capitán Knabe, que pondera sobre la necesidad de excelentes refuerzos y aprovisionamientos. La motorización y la necesidad de implantarla en Colombia aparecen como una de las grandes conclusiones del viaje y Martínez la explica al Ministro de Guerra calificándola como el gran adelanto de los últimos siglos, detallando los tipos de camiones, sus funciones y beneficios y anexando dibujos sobre los diversos diseños59. Al Estado Mayor del ejército de Colombia se le remitió un estudio sobre carros de asalto, sus orígenes, tipos, funciones, eficacia, etc., escrito por el primer teniente Larsen, ya retirado, y que Martínez había enviado para su estudio y para orientar en la adquisición de material de guerra60. Los alemanes, como ya dijimos, estaban interesados en vender sus productos y la misión colombiana funcionaba como intermediaria.
Como se señaló, hay que tener en cuenta la competencia con terceros. Alemania, además de querer influir y vender, tenía plena conciencia de ello. Sabía, por ejemplo, que la misión militar colombiana de 1928 no solamente visitaría a Alemania, sino también a Francia y a Checoeslovaquia, y que la agencia Havas reportó que una misión militar colombiana iba a Francia «para constituir una comisión de estudios militares»61. En 1936 el ministro alemán von Hentig advertía que si las negociaciones en torno a la consecución de militares alemanes fracasaban los colombianos contratarían a franceses62. Poco después del estallido de la Segunda Guerra Mundial el Ministro de Guerra de Colombia, José Joaquín Castro Martínez, explicaba a su homólogo de relaciones exteriores, López de Mesa, sobre el contrato de Gunther Braune, un militar alemán que trabajaba en ese momento en Colombia, que «[...] es inconveniente prorrogárselo dada la orientación que traemos en la política internacional y que quizá nuestros amigos no mirarían con suficiente simpatía la presencia de un oficial de tan alta graduación y de tan caracterizado germanismo [...]»,63 refiriéndose seguramente a aquellos que no simpatizaban con los alemanes, como los estadounidenses.
Finalmente, fue reemplazado por franceses, y Koeppen, otro de dichos alemanes, por un norteamericano. Era ya un claro indicio de que con Alemania en el sector militar las cosas no tenían futuro. Así pues, Estados Unidos (de donde, además, llegó una misión militar en 1938) y Francia conquistaban los espacios de los alemanes. Posteriormente la guerra empeoró la situación. Al final de cuentas, la cercanía a Estados Unidos, las tensiones que condujeron a la guerra y muy probablemente presiones de Estados Unidos condujeron al final de este tipo de conexiones.
A manera de digresión: otros contactos
A manera de digresión, y para terminar, valga la pena señalar que no solamente viajaba personal atravesando el Atlántico en dirección a Alemania. Redes se tejían con otras instituciones y de otra manera. En 1930 se fundó el Instituto Iberoamericano en Berlín que tenía el objetivo oficial de promover relaciones culturales entre Alemania y los países de habla hispana y portuguesa. Durante la época nazi se trató de una institución decidida, militante, paralela y complementaria a las instituciones tradicionales del Estado que coordinó la infiltración nazi en América Latina64. Su director, el general Faupel, tenía claro el propósito de la institución que presidía cuando afirmaba que «[...] es de nuestro interés influir en la opinión pública colombiana [.. .]»65 y estaba muy convencido del éxito cuando expresaba que en Colombia había abundante material ilustrativo sobre el movimiento cultural alemán66. Como uno de sus «multiplicadores»67, actuó en cierto momento la Revista del Ejército editada en Colombia, en la que se hizo una corta y elogiosa reseña sobre el instituto acompañada de una foto del lujoso edificio donde se localizaba. Allí se repite la idea oficial alemana de que la tarea consistía en «[...] estrechar las relaciones culturales de Alemania con las naciones de habla española [...]»68. Faupel lanzó un proyecto de penetración en las fuerzas armadas con la revista Ejército-Marina-Aviación que era una publicación mensual bajo su dirección y financiada por el Ministerio de Propaganda del Reich y propuso que sus ejemplares deberían estar en todos los casinos de militares de América Latina, señalando que se canjeaba con revistas militares de varios países, entre otros con Colombia69. En efecto, la revista del ejército colombiano Memorial del Estado Mayor reportó que le llegaron a su biblioteca los números correspondientes a mayo y julio de 193470, los ejemplares de enero y febrero por medio de canje por la Revista del Ejército71, e igualmente por medio del mismo canje el no. 1072. La correspondencia entre Hagen, el director de la biblioteca del instituto, y el coronel Ángel Serrano de 1936 permite entrever envío de publicaciones a Berlín, a saber, la Revista Militar del Ejército y Memorial del Estado Mayor del Ejército de Colombia73. El coronel Ángel Serrano del
Ministerio de Guerra había remitido en 1934 la Revista del Ejército y el Memorial del Estado Mayor reportó la llegada de la Ibero-Amerikanisches Archiv -la revista del instituto- a su biblioteca74. Una última digresión. Para terminar el tema de las buenas relaciones militares, resaltemos que ambos países reconocieron el 11 de mayo de 1939 el servicio militar del otro mediante la firma de un convenio sobre el servicio militar obligatorio75. Es decir, los alemanes nacidos en Colombia y que por lo consiguiente poseían la doble nacionalidad podían hacer en este país su servicio militar en tiempos de paz y era reconocido en Alemania. Para los colombianos nacidos en Alemania se les reconocía el mismo derecho -obviamente en sentido contrario-. Los documentos de ratificación del convenio sobre el servicio militar obligatorio fueron intercambiadas en Berlín el 23 de mayo de 194176, es decir, en plena guerra y el convenio fue aprobado en Colombia por la Ley 88 de 1939, la cual todavía está vigente.
Conclusiones: redes, infiltración e inserción
Los colombianos querían modernizarse y los alemanes expandir su influencia. Los segundos gozaban de prestigio y los primeros querían conectarse con ellos. En el contexto de la modernización, la conexión que se llevó a cabo era con el mundo externo, pero no con cualquiera, sino con aquel considerado más efectivo, con aquel del que se podía aprender y comprar muchas cosas. Las buenas relaciones entre los dos países hicieron todo esto posible. Los militares colombianos se insertaron en el mundo militar alemán y este logró infiltrarse en Colombia. Teniendo en cuenta el prestigio de larga duración de los germanos había un sector del ejército y del gobierno que miraba con buenos ojos la tradición militar alemana, su experiencia en la guerra, y sus diversos oficios y técnicas. En cuanto el grado de infiltración nazi en el ejército, todo parece indicar que se trataba de una cuestión generacional -jóvenes oficiales, aunque nos falta todavía una información más detallada-. Se realizaron entonces tres misiones a Alemania organizadas institucionalmente que, por consiguiente, no fueron ni casuales, ni personales. En su organización participaron diversas organizaciones, ya fuesen las representaciones diplomáticas y sus ministerios de relaciones exteriores, el presidente colombiano, los ministerios de guerra, las escuelas militares, el NSDAP, o las fábricas alemanas que conectaron a Colombia con la Alemania nazi a partir de iniciativas que provenían de ambas partes, estableciendo así redes de acercamiento.
Los miembros de las misiones visitaron diversas instituciones militares, fábricas y asistieron a maniobras y desfiles. Los oficiales aprendieron sobre la motorización del ejército, las ventajas de la artillería, la disciplina, la educación, técnicas diversas, comunicaciones, etc. Pero los militares colombianos, por lo visto, no estaban casados con una casa comercial en especial ni con ningún país en específico, sino que enviaban misiones a otros países y le compraban armas también a Checoeslovaquia, Suecia y Francia.
De los reportes de la tercera misión se puede extraer sobre todo una admiración por el ejército alemán, al que los colombianos ven como un modelo de modernidad en sus tareas, instalaciones y métodos. Hay conclusiones llenas de asombro cuando se asistió «[...] a una transformación total del materialismo que algunos pregonan por el mayor idealismo en el pueblo más poderoso de la Europa central». Debieron haber quedado pasmados ante dependencias que «[...] brillan por su higiene y comodidad». Es más, se deseaba modelar al ejército colombiano para que se convirtiese en «[...] el (ejército) alemán de Sur América». Los colombianos están convencidos de que «Ha desaparecido la artificial diferencia de oficial de casta, y en todos los que mandan se siente la preocupación constante de ejercer el mando en nombre y delegación del pueblo mismo, sin privilegios de ninguna especie».
En la medida en que inevitablemente comparan el ejército germano con el colombiano sacan diversas conclusiones. Así pues, el viaje estimulaba la crítica después de todo, a Colombia todavía le faltaba recorrer un buen camino en su modernización. Se critican «las recomendaciones de familia» a favor de la «preparación intelectual»; se defiende a un profesorado netamente militar y no que imparta clases solo para tener más influencias; se resalta la falta de disciplina, concluyendo que el hecho de estar en el exterior les hace ver cosas más claras. Sin embargo, Rojas Pinilla peca de ingenuidad cuando ve a sus homólogos germanos, quienes quieren afianzar las relaciones de forma sincera. Los reportes, por ello, también son un diagnóstico y reflejan necesidades del ejército colombiano de la época, resaltan aquello que todavía falta por establecer en Colombia.
El ejército colombiano contribuyó a la propagación de conceptos, tácticas, técnicas y métodos militares provenientes de Alemania. Se trató pues de una transferencia de conocimiento en un mundo cada vez más interrelacionado. Como se decía en un reporte, lejos de la patria se veían los defectos de los colombianos pero al mismo tiempo se resaltaban sus cualidades; se podría concluir entonces que esas visitas también cumplían el papel de fortalecer la identidad nacional.
Las visitas encajaban bien en los planes alemanes cuando, por ejemplo, se recomendó contratar una misión militar alemana compuesta por oficiales de todas las armas; no solo se recibió lo comprado sino, además, se recomendaba qué se debía encargar, se visitaban fábricas para posibles compras que incluyeron a equinos y sillas de montar -el material de guerra era bien visto por los colombianos-. Pero debilitar a los estadounidenses -el otro objetivo de los alemanes-era una tarea que otras circunstancias estaban produciendo. Era una tarea imposible porque la situación estaba a su favor.
No sabemos qué resultados prácticos tuvieron esas visitas, si se montó una fábrica siguiendo el modelo alemán, si se construyó una piscina, si se siguieron empleando tácticas alemanas, si mejoró algo. Lo que sí sabemos es que con la llegada de los norteamericanos y el estallido de la Segunda Guerra Mundial se perdió la conexión con Alemania.
Pie de página
1Una buena síntesis sobre las buenas relaciones, Luis E. Bosemberg, «Alemania y Colombia, 1933-1939», Iberoamericana: América Latina-España-Portugal 21 (2006): 25-44.
2Jürgen Kocka, Historia social y conciencia histórica (Madrid: Marcial Pons, 2002), 90.
3Citado por Kocka, Historia social, 88.
4Lawrence Stone, «El renacer de la narrativa: reflexiones sobre una nueva vieja historia», Eco, tomo XLIII/5, no. 239 (1981): 456.
5Philipp Ther, «Comparisons, Cultural Transfers, and the Study of Networks: Towards a Transnational History of Europe», en Comparative and Transnational History, ed. Jürgen Kocka y Hans-Gerhard Haupt (Nueva York: Berghahn Books, 2009), 205, 207-208.
6Luis E. Bosemberg, «Sobre la pluralidad y la extensión de las relaciones entre países: unas reflexiones básicas», Historia Crítica, edición especial, noviembre (2009).
7Adolfo León Atehortúa Cruz y Humberto Vélez Ramírez, Estado y fuerzas armadas en Colombia, 1886-1953 (Cali: Tercer Mundo Editores, 1994), 55-86.
8Memoria del Ministerio de Guerra (Bogotá: Talleres de Ministerio de Guerra, 1927), XXVIII-XXX.
9Hugo Rodríguez Durán, ed., Evolución histórica de la Escuela Militar de Cadetes «General José María Córdoba» (Bogotá: Imprenta Nacional, 2007), 229.
10«Las 5as columnas», Memorial del Estado Mayor XXXIII, no. 9 y 10 (1943).
11Se entiende por ministro al jefe de la Legación de Alemania -la representación oficial diplomática.
12Spruille Braden, Diplomats and Demagogues (New Rochelle, Nueva York: Arlington House, 1971), 206-207.
13Federal Bureau of Investigation, United States Department of Justice, Republic of Colombia. Totalitarian Influence. March, 1942, en FDR-PL, Harry L. Hopkins Papers, FBI Reports, Colombia, Box 141, 94-109.
14Carta del AA al Reichskriegsministerium, 29 de febrero de 1936, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13. Todas las traducciones del alemán e inglés son responsabilidad del autor.
15Deutsche Gesandschaft in Bolivien, B 9, La Paz, 14 de enero de 1931, en PA/AA, Polit. Abt. III, Militárangelegenheiten Bolivien, Po. 13, Bd.1, citado por León Bieber, «La política militar alemana en Bolivia, 19001935», Latin American Research Review 29, no. 1 (1994): 85-86.
16Transmitting General Conditions Report for June 1934, 19 de julio de 1934, en NARA, RG 84, Records of Foreign Service Posts, Diplomatic Posts, Colombia, vol. 357.
17Carta de Hentig a Faupel, 3 de octubre de 1934, en GStA, Rep. 218, Nr. 223, Ibero-Amerikanische Institut, Berlin, Prásidialsachen, Bd. 5, octubre 1934-marzo 1936.
18Carta del ministro alemán al aã, 9 de enero de 1935, En PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
19Relación nominal del personal del ramo de guerra que ha sido destinado al exterior, a partir de 1910 hasta la fecha, Bogotá, 26 de septiembre de 1935, en AGMD, rollo 2942.
20Verbalnote de la Legación de Colombia al AA, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
21República de Colombia, Memoria del ministro de guerra Alberto Pumarejo al congreso de 1938 (Bogotá: Talleres del estado mayor, 1938), 231.
22Carta del ministro alemán al AA, 20 de abril de 1934, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
23Lista nominal por grados, de los oficiales a quienes se ha destinado en comisión al exterior, a partir del mes de agosto de 1933, fecha desde la cual vienen funcionando las cardex de este departamento, Bogotá, 3 de septiembre de 1935, en AGMD, rollo 2942; Hoja de vida y servicios militares, Alejandro Uribe, 17509, en agdm; Hoja de vida y servicios militares, Alfonso Escallón Fernández, 38023, en AGMD. Debo agradecer a Eduardo Delgado por conseguir mi entrada a este archivo.
24Carta de la Legación de Colombia al AA, 30 de julio de 1935, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
25Carta del Reichskriegsminister und Oberbefehlshaber der Wehrmacht al AA, 6 de agosto de 1935, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
26Telegrama de la Legación de Colombia, París, a Presidente, Bogotá, 15 de febrero de 1935, en AGN, Despacho Señor Presidente, Ministerio de Guerra, caja 65, carpeta 18, 1935-1936, folios 1-2.
27Hoja de vida militar del General Jefe Supremo Gustavo Rojas Pinilla, 74943; Hoja de servicios militares, Alfredo Borda Martínez, 76670; Hoja de vida y servicios militares, Horacio González Quintero, 75464, en AGMD.
28De general Jorge Martínez a Ministro de Guerra, 30 de mayo de 1936, rollo 2942, en AGMD.
29Dawson, Bogotá a Ministro de Relaciones Exteriores, Washington D. C., 26 de febrero de 1936, en NARA, rg 84, Foreign Service Posts of the Department of State, Colombia, Bogota Embassy, General Files, 1936-1939, Box 11, 1936.
30Verbalnote de la Legación de Colombia al AA, 30 de marzo de 1936, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 19301936, Bd. 2, Politik 13.
31Carta del Reichskriegsminister al AA, 6 de mayo de 1936, en PA/AA, R 79209, AA, Militárangelegenheiten, Columbien, 1930-1936, Bd. 2, Politik 13.
32Legación de Colombia de Berlín a Ministerio de Relaciones Exteriores, junio de 1936, Informe de mayo 1935 a mayo 1936, en AGN, Ministerio de Relaciones Exteriores, caja 3, carpeta 17, folios 35-39.
33Carta de Rafael Obregón, Legación de Colombia, Berlín, a Jorge Soto del Corral, ministro de relaciones exteriores, 6 de junio de 1936, en AGN, Ministerio de Relaciones Exteriores, Diplomática y consular, Legación de Colombia en Berlín, carpeta 17, caja 3, 1936-1937, folios 35-39.
34Carta de Rafael Obregón, Legación de Colombia, Berlín, a Jorge Soto del Corral, Ministro de Relaciones Exteriores, 17 de abril de 1937, en AGN, Ministerio de Relaciones Exteriores, Diplomática y consular, Legación de Colombia en Berlín, carpeta 17, caja 3, 1936-1937, folios 99-105.
35El documental que hay que ver para darse cuenta de la dimensión de esas celebraciones es el Triunfo de la voluntad (Triumph des Willens) de 1935 de la afamada directora Leni Riefenstahl.
36Martínez a Ministro de Guerra, Referencia: Informar sobre las actividades de la Comisión, Berlín, 16 de septiembre de 1936, rollo 2942, en AGMD.
37Esta es la transcripción exacta del documento y por eso contiene varios errores.
38De general Jorge Martínez, Comisión en Europa, Referencia: Informar sobre las transformaciones de la Academia de Guerra y Escuela de Guerra, a ministro de guerra, (sin fecha), rollo 2942, en AGMD.
39Carta del general Jorge Martínez L., Ejército de Colombia, Comisión en Europa, Berlín, a Ministro de Guerra, Bogotá, 25 de septiembre de 1936, en AGN, Presidencial, Secretaría General, Ministerio de Guerra, 1935-1936, caja 242, carpeta 22, 1936-1937, folio 82-83.
40Carta de J. Martínez, Berlín, a Presidente de Colombia, Alfonso López, Bogotá, 27 de marzo de 1936, en AGN, Despacho Presidente, Relaciones Exteriores, carpeta 25, caja 67, 1936-1937, folio 32.
41Informe al Sr. General Jorge Martínez, Berlín, 25 de mayo de 1936, teniente Horacio González, rollo 2942, en AGMD.
42Carta de Wolff & Co. Walsrode a Comisión en Europa, 7 de octubre de 1936, en Hoja de vida y servicios militares, Horacio González Quintero, 75464, en AGMD.
43Informe al Sr. General Martínez, Berlín, 6 de mayo de 1936, teniente Horacio González, rollo 2942, en AGMD.
44Hoja de vida militar del General Jefe Supremo Gustavo Rojas Pinilla, 74943, en AGMD.
45Informe sobre la visita practicada a la Fábrica 'Hursch Kupffer und Messingwerke' en la población de Finow, mayor G. Rojas Pinilla a general Martínez, Berlín, 5 de junio de 1936, rollo 2942, en AGMD.
46Teniente Alfredo Borda, a general Martínez, Rendir informe sobre la visita a la Escuela de Aplicación de Artillería, Berlín, 21 de mayo de 1936, rollo 2942, en AGMD.
47Referencia: Informar sobre las actividades de la Comisión y remitir dos tareas de dos de los Oficiales, Berlín, 11 de julio de 1936, rollo 2942, en AGMD.
48Informe al Sr. General Martínez, Berlín, 3 de mayo de 1936, teniente Horacio González, rollo 2942, en AGMD.
49Impresiones sobre las visitas a la Escuela Superior de Guerra, a la Escuela de Guerra y a la Escuela de Infantería, Berlín, mayor Gustavo Rojas Pinilla, (sin día) mayo de 1936, rollo 2942, en AGMD.
50Reconstrucción de las impresiones sacadas de las visitas de la Comisión a los Institutos Militares de Alemania, Berlín, (sin día) mayo de 1936, teniente Alfredo Borda, rollo 2942, en AGMD.
51De general Jorge Martínez, Comisión en Europa, Referencia: Informar sobre las transformaciones de la Academia de Guerra y Escuela de Guerra, a Ministro de Guerra, (sin fecha), rollo 2942, en AGMD.
52Rodríguez Durán, Evolución histórica, 224.
53Martínez a Ministro de Guerra, Referencia: Informar sobre las actividades de la Comisión, Berlín, 30 de septiembre de 1936, rollo 2942, en AGMD.
54Impresiones sobre la visita a la Escuela de Artillería del Ejército alemán, - Jüterboj (sic), Berlín, mayor Gustavo Rojas Pinilla, 19 mayo de 1936, rollo 2942, en AGMD.
55Informe al Sr. General Jorge Martínez, Berlín, 27 de mayo de 1936, teniente Horacio González, rollo 2942, en AGMD.
56Visita el Regimiento de Caballería No. 9, Berlín, mayor Gustavo Rojas Pinilla, 23 mayo de 1936, rollo 2942, en AGMD.
57Comisión Militar en Europa, Mayor G. Rojas Pinilla, Conceptos sobre la eficacia de los camiones tractores de la Casa Büssing-Nag para la Motorización, Berlín, junio de 1936, rollo 2942, en AGMD.
58De Horacio González, Comisión en Europa, a general Jorge Martínez, Berlín, 24 de junio de 1936, rollo 2942, en AGMD.
59Referencia: Hacer la crítica a las tareas remitidas sobre la motorización, Berlín, 27 de junio de 1936; Referencia: Informar sobre la motorización del Nuevo Ejército Alemania, Berlín, 10 de junio de 1936, rollo 2942, en AGMD.
60De Adelmo Ruiz, General Secretario, Ministro de Guerra a Estado Mayor General, Bogotá, 1 de septiembre de 1936, rollo 2942, en AGMD.
61Legación de Alemania al AA, 4 de agosto de 1928, RH 2, 2952, Columbien, Oberkommando des Heeres/Generalstab des Heeres, en BA/MA.
62Carta del ministro alemán, Bogotá al IAI, Berlín, 10 de abril de 1936, en GStA, Rep. 218, Nr. 226 I, Prásidialsachen, Ibero-Amerikanische-Institut, Berlin, Bd. 8, abril 1936-junio 1938.
63José Joaquín Castro Martínez, Ministro de Guerra, a López de Mesa, Ministro de Relaciones Exteriores, Bogotá, 16 de noviembre de 1939, rollo 2959, en AGMD.
64Véase la historia del instituto en los siguientes artículos de Oliver. C Gliech: «Lateinamerikanische 'Multiplikatoren' im Visier. Kulturpolitische Konzeptionen für das Ibero-Amerikanische Institut zum Zeitpunkt seiner Gründung», en Ein Institut und sein General: Wilhelm Faupel und das Ibero-Amerikanische Institut in der Zeit des Nationalsozialismus, ed. Reinhard Liehr, Günther Maihold y Günther Vollmer (Francfort del Meno: Vervuert, 2003); «Wilhelm Faupel. Generalstabsoffizier, Militárberater, Prásident des Ibero-Amerikanisches Institut», en Ein Institut und sein General: Wilhelm Faupel und das Ibero-Amerikanische Institut in der Zeit des Nationalsozialismus, ed. Reinhard Liehr, Günther Maihold y Günther Vollmer (Francfort del Meno: Vervuert, 2003); «Bio-bibliographische Grunddaten zu den Referenten und Generalsekretáren des IAI, 1929-1945», en Ein Institut und sein General: Wilhelm Faupel und das Ibero-Amerikanische Institut in der Zeit des Nationalsozialismus, ed. Reinhard Liehr, Günther Maihold y Günther Vollmer (Francfort del Meno: Vervuert, 2003).
65Carta de Faupel a la revista Monatsschrift für internationale Zeitungsforschung, 22 de octubre de 1934, en la que recomienda que se efectúe un canje entre el Volkischer Beobachter, el periódico oficial del nsdap y El País, periódico colombiano de la época, canje sugerido por el periódico colombiano, en GStA, Rep. 218, Nr. 101, Ibero-Amerikanische Institut, Berlin, Prásidialsachen, Allgemeine Angelegenheiten, Bd. 12, abril 1934-marzo 1937, Buchstaben G-Z.
66Carta a la Auslandsorganization, AO, 7 de febrero de 1935, en GStA, Rep. 218, Nr. 238, Prásidialsakten.
67Le debo las gracias al profesor Gliech por haberme presentado ese concepto en este contexto.
68Revista del Ejército, febrero y marzo, año XXVI, nos. 284-285 (1936): 252-253.
69Carta al AO, Kulturamt, 26 de abril de 1935, en GStA, Rep. 218, Nr. 238.
70Septiembre-octubre, año XXIV, nos. 267-268 (1934): 409.
71Enero-febrero, año XXV, nos. 271-272 (1935): 82.
72Septiembre-octubre, año XXV, nos. 279-280 (1935): 965.
73Carta de Hagen, IAI, a dirección de Revista militar, Estado mayor general, Ministerio de Guerra, Bogotá, 14 de febrero de 1936, solicitando Revista del Ejército; carta de Ángel Serrano, coronel, Jefe de departamento, Ministerio de Guerra, 7 de abril de 1936, notificando que envía revistas; Hagen acusa recibo, 5 de mayo de 1936, en GStA, Rep. 218, Nr. 484; carta del Coronel Angel Serrano, jefe del Departamento Historia y publicaciones, Estado mayor general, Ministerio de Guerra, al IAI, 5 de mayo de 1936, enviando varios números de la Revista Militar del Ejército y del Memorial del Estado Mayor del Ejército de Colombia, en GStA, Rep. 218/693, Korrespondenz mit Personen und Stellen in Kolumbien, 1936-1938.
74Septiembre-octubre, año XXIv, no. 267-268 (1934): 409.
75Wehrpflicht von Doppelstaatlern, 1936-1941, Vertrag mit Kolumbien, 11 de mayo de 1939, en PA/AA, Akten der deutschen Gesandschaft, Bogotá, Nr. 5. En alemán se tituló Übereinkommen über den obligatorischen Militardienst zwischen dem Deutschen Reich und Kolumbien y firmaron Wolfgang Dittler, el ministro alemán, y López de Mesa, el Ministro de Relaciones Exteriores.
76Reinhard Wolff, 100 Jahre deutsch-kolumbianische Beziehungen, 1845-1945 (Bogotá: Italgraf, 1974), 74.
Bibliografía
Fuentes primarias: archivos y documentos
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