Introducción
Los estudiosos del discurso, así como todo investigador científico, enfrentamos dos retos metodológicos fundamentales: plantear el problema que pretendemos investigar y construir las categorías de análisis que conduzcan a las respuestas relacionadas con el planteamiento. En este trabajo reflexiono sobre los pasos que he seguido a lo largo de mi trayecto como investigadora para enfrentar estos dos retos. Mi intención es ofrecer, por una parte, una guía sistematizada que puede apoyar al investigador novel y, al mismo tiempo, reflexionar sobre cómo he aplicado esta propuesta en mi quehacer como analista del discurso.
El enfoque que describo es multidimensional y es producto de mi formación como lingüista y analista del discurso2. Es un enfoque socio-psico-discursivo puesto que está conformado por tres ejes: i. sociolingüístico, debido a que adoptó la visión de que el lenguaje es un acto eminentemente social3; ii. psicolingüístico, porque, por una parte, se centra en los procesos de desarrollo de lenguaje en las diferentes etapas del ciclo vital, es decir, que se sitúa en el eje temporal en los cambios lingüísticos del hablante4 y por otra, se enfoca en los procesos cognitivos que enmarcan los actos de producción y comprensión de lenguaje de todo individuo5; iii. discursivo, el eje central e indispensable de mi enfoque, puesto que mis estudios se centran en la negociación del significado en la interacción verbal (oral y escrita). Combinando estos ejes y adoptando una perspectiva funcional, me interesa la relación entre las formas lingüísticas y el significado que adquieren según su función en el discurso6.
El problema del problema
La decisión de investigar un objeto de estudio no es una decisión espontánea, ya que es una construcción derivada de reflexiones teóricas y metodológicas y por tanto, se basa en supuestos, experiencias y conocimientos previos del investigador7.
En palabras de Bachelard8, “ante todo, es necesario saber plantear los problemas. Y dígase lo que se quiera, en la vida científica los problemas no se plantean por sí mismos... Todo se construye”.
Sin embargo, es necesario hacer una clara distinción aquí entre los problemas de la vida real y los problemas de investigación. La construcción sistematizada del objeto de estudio se aplica únicamente a los problemas de investigación y, por ello, se presta más al análisis científico que a los problemas de la vida real (infortunadamente.). Es decir,
An empirical method should be understood as a set of procedural rules which has available a set of principles governing how investigators should gather experiences and how they should organize their observations if they wish to proceed scientifically. Proceeding scientifically, in this respect, is understood as systematic, rule-governed work.9
¿Qué investigar?
Un proceso fundamental en la construcción del problema de investigación es delimitar el objeto de estudio. Por ejemplo, si tomamos un problema de la vida real como el calentamiento global, para construir el problema de investigación se requiere delimitar qué aspectos del fenómeno se van a analizar, lo que implica un proceso de razonamiento y justificación de la importancia de dichos aspectos y la viabilidad del estudio emprendido. El investigador debe argumentar de qué manera el objeto de estudio refleja el fenómeno y si el método propuesto permite realmente responder al problema planteado.
Veamos cómo se puede aplicar todo esto a los estudios del discurso. El primer paso importante, como hemos visto, es el de decidir qué se va a investigar. En este sentido, es necesario caracterizar el fenómeno para poder delimitar el objeto de estudio.
A continuación, propongo un esquema, general y no exhaustivo, que puede facilitar este proceso:
Si el fenómeno es discursivo, es decir, si el estudio se enfoca en un conjunto de textos (orales o escritos), habría que indagar en qué contextos sociales se produjeron los hechos discursivos, así como en los procesos psicocognitivos de los participantes en la interacción.
Si el fenómeno es social, se debe establecer qué tipos de discursos se originan en este determinado contexto social, quién los produce y a quién se dirige y cuál es el repertorio discursivo más característico de ese grupo social.
Si se intenta estudiar una comunidad discursiva, se pretende interpretar cómo se construyen las tradiciones discursivas de dicha comunidad: quiénes son los usuarios, cómo usan o aprenden las prácticas discursivas necesarias para pertenecer al grupo, qué roles pueden asumir.
Un ejemplo tomado de mis investigaciones es el desarrollo de las narraciones orales en niños en edad escolar10. Desde una perspectiva teórica socio-psico-discursiva, ha sido necesario emprender estudios exploratorios previos con el propósito de indagar acerca de los tipos de narraciones que se producían con mayor frecuencia en aquellos tiempos en Caracas, en qué situaciones se producían las narraciones de los niños de manera espontánea, con qué interlocutores y las características individuales de los niños que iban a participar en el proyecto de investigación. Tomé en cuenta el nivel socio-económico de los niños, puesto que los estudios sobre desarrollo narrativo indicaban que la clase social del hablante influye considerablemente en las características de las narraciones que produce11.
Para caracterizar el objeto de estudio es necesario también establecer las dimensiones del fenómeno. En primer lugar, hace falta delimitar el eje temporal: si se va a estudiar el fenómeno a través del tiempo (estudio longitudinal) o en un momento en particular, o comparar dos o más momentos puntuales (estudio transversal). En segundo lugar, se delimita la dimensión espacial: se trata de los hablantes de un lugar geográfico determinado (¿urbano, rural?), una región, un continente, una lengua determinada o un fenómeno universal. En tercer lugar, se requiere caracterizar el modo de transmisión: oral, escrito, híbrido, digital, multimodal, multimedia...
En nuestro ejemplo se trata de un estudio transversal de dos grupos de edad: niños de primer grado (7 años) y niños de cuarto grado (11 años) de varias zonas de Caracas. Los datos se recogieron entre 1996 y 1997 en tres escuelas privadas de alto costo y tres escuelas públicas en barrios de extrema pobreza, reflejando así dos extremos de la escala social caraqueña de la época. Las entrevistas semi-estructuradas fueron diseñadas para que los niños produjeran varias narraciones de experiencia personal y de ficción.
¿Para qué investigar?
La otra pregunta importante para plantear el problema es para qué investigar. Esto implica problematizar el objeto de estudio, es decir, justificar la necesidad del estudio. No es suficiente formular un problema de investigación, hace falta mostrar de qué manera se produce el conocimiento nuevo que constituye un aporte a la disciplina. Para lograrlo, el investigador recurre a estrategias argumentativas12. El argumento más frecuente, pero no suficiente, es que el problema planteado no se ha estudiado o hay pocos estudios que tratan el asunto. Otro argumento válido es que los potenciales hallazgos tienen alguna aplicación a problemas de la vida real, o hacen avanzar el conocimiento en el campo disciplinar con el aporte de información relevante. Así que la pregunta que se debe responder en este sentido es: ¿por qué vale la pena estudiar el fenómeno? Asimismo, hace falta que el investigador identifique la comunidad discursiva a la cual pertenece y el tipo de relación que existe entre el investigador y la comunidad bajo estudio. Por último, se requiere precisar cuál sería el aporte del estudio a las comunidades discursivas o a la disciplina en general13.
En el estudio arriba mencionado se justificaron los objetivos haciendo referencia a numerosos estudios cuyos hallazgos implicaban que las habilidades narrativas orales facilitan el aprendizaje posterior de la lectura y la escritura, razón por la cual es necesario conocer dichas habilidades narrativas en los niños que están iniciando la escuela básica y dan sus primeros pasos en el aprendizaje de la lectura y escritura. Al mismo tiempo, es importante seguir la evolución de estas habilidades cuando los niños avanzan a cuarto grado, edad en la que se supone que ya adquirieron las habilidades básicas de lecto-escritura. Es relevante destacar que estos pasos argumentativos son fundamentales puesto que exponen la relación entre el conocimiento previo y el conocimiento que el investigador planea construir y aportar a la disciplina14.
Los datos
En los estudios discursivos empíricos es necesario seleccionar muestras del fenómeno que se intenta investigar. El proceso de recolección de datos no se hace al azar, ni siquiera en la muestra más natural y auténtica, puesto que los datos deben reflejar con la mayor fidelidad posible el fenómeno estudiado. Es por ello que todo corpus se construye según criterios teóricos y metodológicos, tanto en el caso de muestras discursivas que se producen de manera espontánea como cuando se producen en situaciones experimentales cuidadosamente estructuradas. Sin duda, hay diferencias importantes en la naturaleza de las preguntas a las que se pueden adecuar los diferentes tipos de datos. En todo caso, este paso es crucial para poder validar cualquier esfuerzo investigativo. Para el analista del discurso, el corpus así construido va a ser por necesidad una muestra discursiva. Aparte del enfoque que se adopte, sea cognitivo, sociológico, psicológico o de otro tipo, el objeto de estudio tiene que reflejar un acto discursivo para que se inscriba en la disciplina de los estudios del discurso. Este punto que parece tan evidente a veces se diluye en el mundo de la investigación. Dado que el lenguaje tiene una relación tan estrecha con todas las actividades humanas, encontramos de vez en cuando que el analista se enfoca en fenómenos no discursivos y los estudia desde una perspectiva discursiva. Aquí vale la pena detenerse un poco sobre el concepto de discurso. Las definiciones varían, sobre todo en la delimitación del concepto, pero todas hacen referencia a un acto de lenguaje (discurso como lengua en uso, más allá de la oración)15. Por ejemplo, se puede identificar el estado emocional de una persona a través de la interacción que tiene con otras personas y, por tanto, se analiza el intercambio discursivo para lograrlo. Pero el estado emocional también se puede determinar si se observan las expresiones faciales, los movimientos corporales. Desde ese ángulo, el estudio no sería discursivo como tal. En cambio, si se analiza el intercambio verbal conjuntamente con las expresiones faciales y los movimientos corporales y el contexto situacional en donde todo esto ocurre, entonces podemos decir que se trata de un estudio discursivo (multimodal).
Una vez seleccionado y construido el corpus, se establecen las categorías de análisis que permiten identificar, explorar y analizar el fenómeno que se presenta en los datos, de tal manera que los resultados obtenidos permitan derivar conclusiones pertinentes al problema planteado.
Previamente, sin embargo, hace falta decidir el tamaño de la muestra o corpus, según criterios que se ajustan al problema planteado. Asimismo, se debe determinar el tipo de análisis que es más compatible con el problema: si es cualitativo o cuantitativo, por ejemplo. Tomando en cuenta los avances tecnológicos recientes, también se necesita considerar la viabilidad del análisis. Todas estas consideraciones van a influir en la construcción de las categorías de análisis y en el tipo de resultados que se van a derivar. Estas decisiones, que dependen por completo de la perspectiva del analista con respecto al objeto de estudio, determinan si los resultados son descriptivos, explicativos, funcionales o aplicados En el ejemplo que estamos analizando, y por razones que veremos más adelante, optamos por un análisis híbrido (cualitativo y cuantitativo). Para poder validar el análisis estadístico cuantitativo, el número de niños cuyas narraciones conformaron el corpus llegó a 107, y el número de narraciones analizadas a 444.
Resumiendo, las decisiones relacionadas con la construcción del corpus tampoco se pueden aislar de las teorías que enmarcan la investigación. La razón fundamental de esta interrelación es que la naturaleza del objeto de investigación depende, como hemos visto, de la concepción teórica que adopta el estudioso del discurso y de la naturaleza de los resultados que espera obtener y, por tanto, el método tendrá que ajustarse a dicha visión16.
Las categorías de análisis
Una de las decisiones más importantes del analista de discurso es segmentar los datos en unidades de análisis17. De manera similar a los pasos anteriores, la indagación sistemática de los datos exige determinar cuáles son las unidades de análisis mínimas, intermedias y máximas que componen el fenómeno, puesto que con estas unidades se van a construir las categorías de análisis que permiten responder a las preguntas de investigación. La unidad mínima puede variar desde un fonema en el discurso oral o un morfema o palabra en el discurso escrito, hasta un componente discursivo determinado, mientras que la unidad máxima puede ser el enunciado completo en un intercambio verbal hasta el repertorio discursivo de una comunidad de habla. En el estudio que nos sirve de ejemplo, la unidad mínima es la cláusula y la máxima es la narración producida por cada niño. Puesto que el foco central del estudio es el uso del lenguaje evaluativo en las narraciones orales, se definen los criterios para identificar las expresiones evaluativas en la muestra y las subcategorías a las que pueden pertenecer (en nuestro ejemplo, expresiones referentes a emociones, intención, cognición y reporte de habla). Adicionalmente, las expresiones evaluativas se clasifican según su aparición en un relato ficticio o una narración de experiencia personal.
Asimismo, desde una perspectiva sistémico-funcional, como la que adopto en mi quehacer como investigadora18, se requiere identificar el nivel de análisis en el que se ubican las unidades segmentadas y la jerarquía de las unidades en la organización sistémica (en el caso del lenguaje evaluativo, el primer nivel es la cláusula, el nivel superior es el enunciado y el nivel de más alta jerarquía es la estructura discursiva)19.
Seguidamente, se definen los criterios para identificar los otros factores que se relacionan con el fenómeno estudiado y que se plantearon en el problema. En nuestro ejemplo, estos factores son la edad de los niños, el nivel socio-económico, el tipo de narración, la consigna a la que ha respondido el niño, el componente narrativo donde aparece la expresión evaluativa, la riqueza del vocabulario y las habilidades de lectura (cuadro 1)20.
Estas categorías conforman el esquema analítico del estudio. El análisis puede ser de tipo cualitativo o cuantitativo, dependiendo del enfoque del analista y del grado de generalización que espera obtener con la interpretación de los resultados. Un análisis cualitativo permite una interpretación más detallada pero menos generalizada. Un análisis cuantitativo, en cambio, es menos detallado, pero los resultados obtenidos se refieren a poblaciones más numerosas. En el caso del trabajo de investigación que estamos analizando se recogió una muestra suficientemente grande para poder generalizar los resultados a poblaciones similares más numerosas. De este modo, el análisis cuantitativo permitió concluir que los resultados se podían aplicar (con una alta probabilidad) a un número mayor de hablantes. Por consiguiente, pese a que el análisis se hizo en forma manual, codificando cada transcripción de las entrevistas para identificar las expresiones evaluativas, se usó un programa computacional (CLAN)23 para calcular las frecuencias y un análisis estadístico que permitió derivar conclusiones acerca de las diferencias y similitudes de los usos del lenguaje evaluativo en las narraciones según la edad de los niños, el nivel socio-económico, el conocimiento léxico y las habilidades de lecto-escritura.
Conclusiones
En este trabajo he presentado unas reflexiones acerca de mi experiencia como investigadora en el campo de los estudios discursivos. Me he enfocado en dos aspectos teórico-metodológicos que, a mi juicio, son fundamentales para asegurar la validez de un trabajo de investigación en el campo de los estudios discursivos: el planteamiento del problema y la construcción del esquema analítico. Ofrezco esta guía para facilitar las decisiones que pueden tomar los investigadores respecto a estos temas y presento ejemplos de cómo se tomaron estas decisiones en uno de mis estudios. Esta guía no pretende ser un manual de instrucciones, pero espero que sea útil para reflexionar acerca de los pasos que se van a tomar en un proyecto de investigación.