Introducción
El análisis del discurso latinoamericano se ha desarrollado con gran fuerza en los últimos treinta años, especialmente después de la creación de la ALED, fundada en Caracas en el año 1995, tal como se puede constatar en diversos trabajos que han documentado su desarrollo a lo largo de los años, especialmente en la obra de Londoño Zapata2, quien nos ofrece evidencia de una investigación original cada vez mayor en América Latina, aunque todavía prevalece la influencia europea, especialmente la francesa y la anglosajona3. En este trabajo presentaré un resumen del enfoque que he desarrollado a lo largo de los años, que es ya reconocido como un “método” en la comunidad de ALED4, como un “modelo crítico” para el estudio de la lengua y la sociedad5 y como “una propuesta para la investigación social”6. Mi objetivo, por lo tanto, es resumir brevemente la historia de este método con algunos ejemplos.
Los analistas del discurso latinoamericano tenemos grandes retos. Uno de ellos es el de ubicarnos teóricamente en un paradigma científico para explicar nuestras propuestas teóricas, metodológicas y al mismo tiempo, contribuir a desarrollar la conciencia crítica del lenguaje para leer el discurso en su máximo significado y así hacer propuestas de cambio social que mejoren nuestra sociedad. Por eso, un criterio general de validez es que nuestros métodos sean replicables7 lo que significa explicar qué y cómo lo hacemos para que otros puedan aplicarlos o refutarlos. En mis investigaciones me he concentrado fundamentalmente en el estudio del discurso político y académico. En el primero porque considero que es el discurso que más influye en nuestras vidas y en el segundo porque me ha interesado también la forma en que se construye el conocimiento en la academia. De hecho, en esencia ha sido a través de las investigaciones en estos dos campos que llegué a desarrollar la propuesta teórica-metodológica que explicaré en este artículo.
En mi recorrido he aprendido que estudiar el cambio en la política y en la academia es invalorable. En la política, he podido aprender sobre la calidad del diálogo democrático, las estrategias de (des)legitimación, las dinámicas del poder, nuestra historia política (personalismos, populismos, autoritarismos), los medios como actores políticos, y el discurso disruptivo y la descortesía ideológica tan actual en nuestra sociedad global8. En la academia, investigando el discurso académico y de los académicos he obtenido una mirada sobre la forma en que construimos el conocimiento en las disciplinas humanísticas y científicas; he recorrido una amplia variedad de géneros discursivos y, sobre todo, he podido centrarme en nuestro rol como investigadores de América Latina al escudriñar, por ejemplo, las formas como damos acceso a diferentes voces en lo que publicamos y mostramos nuestra actitud ante la (de)colonización epistémica, los alineamientos epistémicos, las afiliaciones de grupo y nuestras estrategias para actuar con voz propia y comprometida9.
El sustento teórico-metodológico del AID
Todo método necesita teorías que lo sustenten. En el AID confluyen fundamentalmente cuatro orientaciones teóricas: (1) la lingüística británica, (2) el análisis del diálogo, (3) la lingüística de corpus y (4) el análisis crítico del discurso (ACD). Son estas cuatro orientaciones teóricas porque, en primer lugar, los analistas del discurso tenemos como objeto de estudio los usos del lenguaje en variados contextos y la lingüística británica nos ofrece una gramática que permite explicar los datos lingüísticos en las dimensiones del texto, de la representación y de la interacción10. Después de usar otras gramáticas (tradicional, estructural, generativa, descriptiva, de escala y categorías), esta perspectiva me ha dado mayor capacidad explicativa de la forma en que se construyen los significados en los textos y en el cambio social.
En segundo lugar, me he inclinado por el análisis del diálogo en dos sentidos: uno, en la línea de Bajtin y Voloshinov que distinguen entre diálogo real entre personas y diálogo representado en los textos11, y otro en el que he incorporado el análisis de la conversación para dar cabida al estudio del diálogo como acción social12, con el fin de compensar el hecho de que en el diálogo bajtiniano no se desarrolló la parte del diálogo “real” entre personas. En tercer lugar, he utilizado la lingüística de corpus (LC) como teoría y parte importante de la metodología de análisis de los textos por considerar que, desde el punto de vista teórico, se supone que las palabras tienden a co-ocurrir con otras y así se obtienen frecuencias y patrones de uso con el apoyo de softwares que facilitan la descripción de los significados y las preferencias de uso13. Dicho de otra forma, la LC brinda la posibilidad de explicar los significados en mayor cantidad de textos, facilita la búsqueda de señales lingüísticas, permite la interpretación de significados en el co-texto y contexto de las palabras empleadas por los productores de textos para negociar significados tanto en el plano de la información como de la evaluación en el discurso14.
Por último, en cuarto lugar, he incorporado nociones y metodologías del análisis crítico del discurso. En este punto necesitamos aclarar la noción de crítica. Aunque la línea entre lo que es crítico y no lo es puede ser difusa o pensarse que toda investigación es crítica por naturaleza15, existen autores que señalan la diferencia entre estudios críticos y no críticos16, de modo que los investigadores latinoamericanos, por lo general, declaran su interés en el análisis del discurso ideológico y recurren a los métodos de la lingüística o integran métodos de las ciencias sociales. En mis investigaciones he seguido la corriente que se declara explícitamente crítica y ofrece una amplia gama de métodos17, que con frecuencia han servido de inspiración en América Latina para hacer nuevas propuestas18. En mi enfoque han sido inspiración fundamental las perspectivas de Teun van Dijk, Norman Fairclough y Ruth Wodak, porque han impulsado perspectivas basadas en la cognición, las prácticas sociales y la historia19, pero, como veremos, el AID tiene rasgos propios surgidos en la realidad latinoamericana.
Las categorías de análisis del AID
Las categorías de análisis surgidas en la investigación empírica, cuantitativa y cualitativa en el AID son el diálogo, el texto, la evaluación y el cambio, que he explicado en varios trabajos anteriores20, y que pueden verse resumidas en el cuadro 1.
El diálogo
El discurso es, en primer lugar, diálogo y necesitamos observarlo desde dos perspectivas: (a) una sincrónica, como diálogo real, situado, entre personas tal como se construye en la interacción cotidiana y lo estudiamos en la dimensión micro, y (b) como el estudio de los actores, sus acciones y las voces que se articulan a lo largo del tiempo histórico que estudiamos en la dimensión macro. Este marco permite ver, por ejemplo, cambios en el diálogo observando los usos del lenguaje cooperativo o conflictivo, los cambios en el discurso de la (des)cortesía ideológica y el proceso de cambio de los géneros discursivos21.
El texto
El texto es un artefacto cultural 22, resultado del diálogo-interacción entre personas que tienen roles sociales y están alineadas con representaciones del mundo y afiliadas directa o indirectamente a grupos sociales. Todo texto tiene ubicación en un contexto, tiene estructura genérica y es controlado por participantes reales que moldean las interacciones. También aloja a otros participantes, referidos, reportados o imaginados, que son parte de la cognición-interacción del responsable o responsables de producir los textos. Se agrupan en géneros que son reconocidos por los hablantes, por ejemplo, en la política, los discursos de campaña, de toma de posesión; o en la academia, los artículos de investigación, las tesis de grado, los ensayos, etcétera. En todos existen responsables de introducir cambios epistémicos y evaluaciones.
La evaluación
Esta noción se ha estudiado en la lingüística bajo diferentes nombres. En nuestro enfoque interactional, definimos la evaluación como la expresión de valores, sentimientos y emociones. Aunque la evaluación se puede estudiar lingüísticamente como subjetividad, punto de vista, valoración, y otras etiquetas23, adopto la noción de vinculación afectiva (affective bonding) porque de este modo se pone atención en su función pragma-lingüística24 e interactional en el texto y en el desarrollo de los eventos, con especial atención al funcionamiento de la cortesía y descortesía que trae a la luz la vinculación afectiva positiva y negativa25. En los estudios llevados a cabo sobre el papel de la evaluación en el discurso he mostrado su función estructural para identificar patrones textuales, como en el caso de los editoriales de periódicos26, patrones de interacción social a través de la prensa en la dinámica política27. La principal función, no obstante, es ideológica, la de hacer circular, proponer o retar ideologías de varios tipos28.
El cambio
En el AID, el cambio se examina en dos planos, uno discursivo y otro social. En el discursivo es necesario tener en mente el concepto de géneros discursivos y de patrones textuales con el objetivo de develar cómo cambia el lenguaje y los géneros en la interacción, por ejemplo, los cambios que se han dado en los textos políticos en América Latina, Estados Unidos y Europa por la aceptación de la informalidad y de la descortesía, cada vez más alarmante en líderes de derecha y de izquierda29. Al mismo tiempo, se observa y registra el cambio en el diálogo democrático siguiendo los patrones de interacción social cooperativos o conflictivos, co-construido entre los actores sociales, representados por los medios de comunicación. Así se pueden develar los estilos y patrones discursivos que interrumpen el diálogo o lo corroen desde la democracia30.
Los niveles, las categorías y las unidades de análisis en el AID
En el AID se contemplan tres niveles de análisis que ponen el foco del estudio en tres tipos de procesos: procesos lingüísticos, que permiten examinar el lenguaje usado por los participantes en el diálogo; procesos relacionados con la interacción en los textos; y procesos que tienen que ver con la práctica social. El cuadro 2 resume lo que deben tener en cuenta los/las investigadores cuando se proponen un análisis de este tipo. Nótese que en todas las columnas se repite el concepto de posicionamiento. Esto indica que en todos los casos se deben tomar en cuenta las evaluaciones de todos los actores involucrados.
Foco en el lenguaje | Foco en los textos y en la interacción | Foco en el discurso como práctica social |
Categorías de la lingüística Monodisciplinariedad Morfología-morfemas Sintaxis-oraciones, cláusulas Semántica-proposiciones Pragmática-actos de habla Socio-pragmática Socio-pragmática cultural Pragmática crítica Estrategias Posicionamiento | Categorías de la lingüística textual y del diálogo Interdisciplinariedad Tipos de textos Los géneros discursivos Patrones textuales Movidas retóricas Pragmática socio-cultural (imagen social y grupal) Micro-intercambios Estrategias Posicionamiento | Categorías discursivas Multidisciplinariedad Transdisciplinariedad Dimensiones del análisis Acción social Cognición Cultura Diálogo (social) Ideologías Macro-intercambios Estrategias Posicionamiento |
Fuente: elaboración propia.
Una ilustración: Tipos de estudios según el foco del análisis
Foco en el lenguaje
Para mostrar lo que significa observar el uso del lenguaje y cómo revela características del populismo, el personalismo y el autoritarismo venezolanos31, ilustraremos la forma en que se han usado los pronombres personales en el diálogo político en momentos de cambio en la democracia y como resistencia al autoritarismo.
Ejemplo 1. Discursos de investidura y cambio político: Yo y nosotros en el discurso
El cambio observado en este caso tiene que ver con el paso de la democracia representativa a una nueva democracia “participativa y protagónica” en Venezuela. La primera duró cuarenta años (1958-1998) y los presidentes Carlos Andrés Pérez (CAP) y Rafael Caldera (RC) tuvieron un rol importante y gran responsabilidad política en estos años porque sus partidos tomaban turnos en el poder cada cinco años. La nueva democracia fue introducida por Hugo Chávez Frías (HCHF), quien se presentó como candidato y se convirtió en presidente de la República en 199932. El primer signo de cambio se hizo evidente en el discurso electoral de HCHF, pero particularmente en el momento del Juramento de Ley y en su discurso de investidura33. El cambio se materializó en un nuevo estilo de comunicación política informal, más cerca al estilo conversacional, que acentuó el personalismo y autoritarismo ya existente en el país. A continuacion resumimos parte de un estudio que examinó los discursos de investidura de los tres presidentes34.
Cuando comparamos el uso de nosotros, resultó interesante la diferencia entre los presidentes CAP y RC y HCHF La tabla1 muestra el aumento impactante de palabras en el discurso de HCHF y también el aumento en el uso de nosotros (muy bajo en CAP y RC). El uso de lenguaje incluyente de HCHF aumentó considerablemente cuando incorporamos los pronombres nuestro, nuestra, nuestros, porque la frecuencia aumenta, CAP 51 (10,57 x 1000), RC 21 (4,37, HCHF 11,02 x 1000).
Presidente | Número de palabras | Uso del nosotros | Frecuencia relativa x 1000 |
---|---|---|---|
CAP 1989 | 4821 | 3 | 0,62 |
RC1994 | 4805 | 1 | 0,20 |
HCH 1999 | 11 430 | 50 | 4,37 |
Fuente: Bolívar, “Los pronombres personales..op. cit.
La situación con el uso del pronombre yo en estos tres presidentes fue todavía más interesante, como se observa en la tabla 2.
Presidente | Número de palabras | Uso del yo | Frecuencia relativa x 1000 |
---|---|---|---|
CAP 1989 | 4821 | 2 | 0,41 |
RC1994 | 4805 | 2 | 0,41 |
HCHF1999 | 11 430 | 93 | 8,13 |
Fuente: Bolívar, “Los pronombres personales.”, op. cit.
Como puede leerse, en los discursos de CAP y RC se seguía un número de palabras similar y el uso del yo explícito era muy escaso, aunque las cifras aumentaron cuando tomamos en cuenta los pronombres mi, me, mis. Sin embargo, fue notorio el uso del yo en HCHF como indicador de un aumento en el personalismo.
Ejemplo 2. Discurso electoral y resistencia al poder. Campaña electoral de 2012
Mientras HCHF se mantuvo en el poder participó en varias campañas electorales en las que resultó ganador. En el año 2012 se enfrentó por última vez a Henrique Capriles, quien perdió por escaso margen. Aquí tan solo queremos llamar la atención sobre el hecho de que en este momento el candidato Capriles, aunque habló mucho menos que Chávez durante el discurso de inscripción de campaña (1292 palabras contra 15 040 de Chávez), mostró la resistencia con un alto uso del yo (17,03 x 1000) y no mencionó a “ellos” (los otros) sino a “ustedes” (venezolanos), en comparación con HCHF cuyo discurso se concentró en su yo (4,25 x 1000), pero más en la diferencia entre “nosotros” (3,19 x 1000) y “ellos” (enemigos) (3,30 x 1000).
Foco en la interacción y en el cambio social: de democracia a revolución
Poner el foco en la interacción significó estudiar de qué manera HCHF logró transformar la democracia representativa en una revolución bolivariana con la palabra. Este fue un proceso altamente conflictivo en el que la población se polarizó cada vez más. En este proceso el programa de televisión Aló Presidente, un nuevo género en la democracia venezolana36, tuvo un papel fundamental porque desde este escenario el presidente interactuaba directamente con sus amigos y enemigos y controlaba la acción social y política. Fue necesario analizar una muestra de estos programas para ver la interacción con la gente. La figura 1 recoge la interacción entre el presidente y sus opositores sobre el significado de democracia y revolución, en un total de 34 programas emitidos desde el Palacio de Miraflores y diferentes lugares del país (967 467 palabras)37. En estos programas estudiamos la interacción conflictiva, particularmente desde la perspectiva de la pragmática socio-cultural, con atención a las estrategias del discurso descortés y disruptivo. La gráfica 1 revela un patrón de interacción social altamente conflictivo38.
Con este estudio mostramos cómo el AID permite analizar el discurso poniendo atención en el uso de las palabras para cambiar los sistemas políticos, porque la gráfica 1 muestra que la palabra revolución en 2001 superaba con creces a la democracia en todos los años estudiados. En cada uno de los años estudiados se desarrollaban eventos muy tensos y violentos con la participación de la gente en la calle, los medios, las instituciones, las fuerzas militares o policiales, que marcaron la política venezolana para siempre39. El discurso se tornó cada vez más confrontacional y el uso de los insultos pasó a ser natural en la interacción nacional e internacional40. Chávez probablemente recibió más insultos de los que él pronunció, pero los suyos quedaron grabados en la cognición social para dividir y estigmatizar a la población41 (Bolívar, 2010). A partir de 2006 la revolución y el nuevo estilo se “naturalizaron” (Fairclough, 1992) para quedarse. Chávez gobernó hasta su muerte en 2013. Nicolás Maduro, su sucesor ha gobernado desde 2013 hasta el momento. Con él se inició un nuevo ciclo político con otras características y un gran cambio demográfico para el país.42
Tipos de estudios en la interacción académica
Para cerrar este artículo desde su perspectiva histórica, me referiré brevemente a lo que se puede hacer con el AID en el campo del discurso académico. Mi mayor motivación a través de los años ha sido averiguar cómo construimos el conocimiento en las humanidades43, fundamentalmente a través de las tradiciones que seguimos y lo que escribimos en revistas científicas o textos académicos en general44. Por ejemplo, realicé un primer intento por comprender el diálogo académico analizando el país de origen de los autores citados en una revista de Humanidades, en la que confluyen distintas disciplinas. El resultado inicial mostró nuestra gran dependencia del conocimiento ajeno, particularmente en idioma inglés, como se aprecia en la tabla 4. Este estudio fue profundizado con el concepto de tradiciones discursivas en las disciplinas45 para enfatizar la diversidad dentro de la academia.
Idioma | Cantidad de referencias (%) |
---|---|
Español | 172 (35,46 %) |
Inglés | 246 (50,72 %) |
Francés | 51 (10,51 %) |
Alemán | 12 (2,47 %) |
Portugués | 4 (0,82 %) |
Total | 485 |
Fuente: elaboración propia.
En años recientes, sin embargo, me ha interesado el diálogo a través de las referencias bibliográficas de otra forma, con atención al uso de ellas como indicadores de diálogo entre académicos pertenecientes a asociaciones internacionales. Por ejemplo, he estado observando el diálogo entre los/las investigadores/as en el campo del análisis del discurso, para apreciar cómo nos estamos comunicando en los planos epistémico e interactional. Un estudio que me ha abierto las puertas a nuevos estudios ha sido el de buscar las referencias empleadas en publicaciones de integrantes de la ALED como asociación emblemática en América Latina. La tabla 5 resume en parte una investigación en la que he observado el diálogo a través de los textos publicados por autores de la ALED en distintas ocasiones y en diferentes momentos46. El objetivo inicial fue averiguar en qué medida y cómo nos referimos a nosotros mismos y a otros en nuestros trabajos, a lo propio y a lo ajeno, y cómo nos citamos en diferentes géneros discursivos (entrevistas, libros de actas de congresos, libros sobre métodos latinoamericanos), con atención especial a las referencias a nuestro propio trabajo (autorreferencias), al de otros investigadores en nuestro país (R a otros en país), a otros colegas en países de América Latina (R otros en AL) y a otros en Europa o Estados Unidos (R otros E-EU).
Referencias | Libro 1 (2012) Entrevistas | Libro 2 (2016) Entrevistas | Libro 3 (Mx) Actas (2017) | Libro (Arg) Métodos (2019) |
---|---|---|---|---|
Autorreferencias | 115 (63,18 %) | 41 (16,73 %) | 28 (4,61 %) | 98 (15,98 %) |
R a otros en país | 28 (15,38 % | 84 (34,28 % | 216 (35,58 % | 59 (9,62 % |
R otros en AL | 12 (6,59 %) | 29 (11,83 %) | 39 (6,42 %) | 24 (3,91 %) |
R otros E-EU | 50 (27,47 %) | 132 (53,87 %) | 322 (53,04 %) | 465 (75,85 %) |
|Total | 182 | 245 | 607 | 613 |
Fuente: elaboración propia.
Lo que esta línea de investigación está mostrando es que, aunque se puede argumentar que en ALED nos apoyamos en corrientes teóricas y metodológicas estadounidenses o europeas debido a los datos que sobresalen en los libros de 2016, 2017 y 2019, que apuntan a un aumento en las referencias a Europa y a Estados Unidos y a un bajo nivel en las referencias a otros en América Latina, vale la pena examinar la situación con datos más recientes, como los que proporciona Londoño47. Por lo tanto, este es solo el inicio de una investigación que se presenta como necesaria y muy estimulante para el diálogo académico en América Latina.
Conclusiones
He mostrado de manera muy resumida lo que significa el AID como teoría y método, con algunas ilustraciones escogidas, aunque han quedado por fuera trabajos recientes sobre el discurso disruptivo en la comunicación política48, que refuerzan la necesidad de fortalecer las democracias y el diálogo cooperativo en nuestras sociedades. El AID ha surgido en un camino largo buscando explicación a fenómenos que nos afectan en la vida cotidiana y que podemos abordar con nociones centrales como el diálogo, el texto, la evaluación y el cambio, poniendo el foco en dimensiones de análisis que se integran, en el uso del lenguaje, en la interacción entre los actores sociales y en el análisis crítico. Los ejemplos que presentamos tuvieron la función de mostrar que el análisis del discurso político se hace sobre datos concretos recogidos en momentos de cambio político, y lo mismo pasa con el discurso académico, que está sujeto a cambios creados por los propios grupos que interactúan en un espacio y momento académico. El AID me ha dado la posibilidad de comprender los procesos de la interacción disruptiva que corroen las democracias desde adentro, sean de derecha o de izquierda49, de América Latina o de Europa50. Por consiguiente, el compromiso sigue siendo entender cada vez mejor cómo funciona el discurso en la comunicación política y en la academia para contrarrestar los prejuicios, las posiciones extremas, y defender el diálogo democrático en todos los contextos.