Introducción
Analizar la relación entre los adolescentes y las imágenes sobre la adolescencia y juventud que ofrecen los medios de comunicación es necesario para conocer qué modelos aspiracionales, tanto de identificación como de atracción, se presentan en los productos mediáticos y cómo los adolescentes interaccionan con ellos. Los medios de comunicación, entendidos como fuente de socialización, presentan unas imágenes y valores determinados sobre cómo es el mundo que nos rodea adquiriendo, de esta manera, gran importancia en la socialización de normas, valores y expectativas (Sánchez-Noriega, 1997).
En el caso de los adolescentes, el papel que los medios pueden tener en su visión de la realidad y del mundo que los rodea puede ser mayor, a causa de la etapa psicológica que viven, caracterizada por la construcción de la identidad, un proceso básico para el sentimiento de arraigo y pertenencia del individuo (Erikson, 1980). El entorno social se convierte en un elemento clave en este proceso que es a la vez individual y social, ya que la identidad se construye en un contexto relacional: dentro de un entorno constituido por la familia, las instituciones educativas, el grupo de pares, y también de los medios de comunicación que realizan funciones socializadoras (Fedele, García-Muñoz y Prado, 2015).
Los medios ofrecen a los adolescentes identidades y modelos de atracción con los que pueden identificarse y establecer procesos de negociación que les permitan poner a prueba dichos modelos y reproducirlos, modificarlos o innovarlos. De esta manera, ofrecen información sobre cómo debería ser la adolescencia y los adolescentes y estos, a su vez, dan sentido a esta imagen, interactúan con ella.
En este contexto, en los últimos años, han proliferado las investigaciones centradas en el estudio de la representación mediática de la adolescencia y juventud, y en la interacción de la audiencia con esta representación. Desde una perspectiva de género, se analiza si se ofrece una representación estereotipada de los chicos en los medios en general y en las teen series en particular (García-Muñoz y Fedele, 2011; Van Damme, 2010, entre otros), objeto de nuestro trabajo.
Los resultados de varios estudios alertan de la representación estereotipada en cuanto al género (García-Muñoz y Fedele, 2011; Signorielli, 2007; Van Damme, 2010), con la que adolescentes y jóvenes se sienten identificados o atraídos (Figueras-Maz, Tortajada y Araüna, 2014; Masanet, 2015).
Este artículo se enmarca en este ámbito de estudio para tratar la relación y la posible identificación que los adolescentes establecen con los modelos aspiracionales representados en las teen series españolas. Más específicamente, el propósito es identificar cuáles son los modelos aspiracionales de los adolescentes presentados en las teen series españolas y analizar su representación de género.
Para ello, se combinan dos estudios:
un estudio de audiencia con adolescentes, centrado en el análisis de las diferencias de género a la hora de escoger y valorar modelos aspiracionales ofrecidos en las teen series españolas (Masanet, 2015) y
un análisis cualitativo de los personajes adolescentes indicados como favoritos en el estudio de audiencia (este análisis deriva de una investigación más amplia sobre las teen series emitidas en el territorio español en el periodo de 2008 a 2012).
Se investiga la interacción entre cuatro variables: a) sexo del espectador/encuestado (chico o chica), b) sexo del personaje de la serie escogido (masculino o femeninos), c) atributos que los encuestados destacan a la hora de escoger un personaje (personalidad, físico, inteligencia u otros) y d) características de los personajes favoritos.
La ficción seriada juvenil: las teen series
Las series juveniles o teen series (Davis y Dickinson, 2004; Mosely, 2001; Ross y Stein, 2008) son aquellos productos de ficción seriada protagonizados por personajes adolescentes y dirigidos expresamente a una audiencia juvenil.
Suelen situarse en la cima de las preferencias juveniles, ya que llegan a desarrollar dos tipos de funciones sociales y socializadoras en el público adolescente (Fedele, 2011): a) la compartición con el grupo de pares, a través de las conversaciones que se generan a partir del visionado de estas series, y b) la identificación con el grupo de edad, posible gracias a las situaciones y los personajes representados en ellas.
Un análisis de las teen series producidas en la década de los noventa y la primera década del siglo XXI permitió resumir sus rasgos específicos (Fedele, Prado y García-Muñoz, 2011) y caracterizarlas como producciones de origen prevalentemente anglófono, de corte dramático y duración comprendida entre los 40 y los 60 min, cuyo objetivo es representar la vida de uno o más personajes adolescentes. En cuanto a las temáticas tratadas, “las relaciones interpersonales, sobre todo de amor y de amistad, suelen ser el centro de los argumentos de este tipo de productos” (Fedele, Prado y García-Muñoz, 2011).
En un estudio más reciente (Fedele, 2014), se han destacado ulteriores características de las teen series más actuales, como son la predominancia del género dramático y de ciencia ficción, el uso creciente de escenarios diferentes de los tradicionales instituto y hogar, y una compleja estrategia transmedia.
En el caso español, se sigue esta misma lógica. Las tres teen series seleccionadas para el estudio de audiencia (Física o Química, 2008-2011; Los Protegidos, 2010-2012; El Barco, 2011-2013) tienen como protagonistas a adolescentes, y presentan en sus tramas los dilemas y las preocupaciones usuales en esta etapa, como es la búsqueda de la identidad, las primeras relaciones amorosas y sexuales, etc.
Las tres series han sido emitidas en la cadena de televisión española Antena 3, que se caracteriza por la incorporación de la transmedialidad en sus producciones (Galán-Fajardo y Del Pino-Romero, 2010; Lacalle, 2011; Mayor, 2014) y por su apuesta por las series nacionales (García, 2014). Se seleccionaron estas tres series por varios motivos: a) por ser teen series de producción española; b) por ser las tres teen series más populares en el momento en que se realizaba el estudio de audiencia, sobrepasando los dos millones de espectadores en la mayor parte de sus episodios; y c) por ser las tres teen series más seleccionadas como preferidas por los jóvenes de la muestra en el momento de realizar el cuestionario del estudio (tabla 1).
Representanciones en las series: modelos y estereotipos
Los estudios centrados en la representación de los personajes en las series han demostrado, sobre todo en los últimos años, una evolución desde la perspectiva de género en que se destaca un avance en la representación de los personajes femeninos y la presencia de nuevos modelos e identidades juveniles más complejos e igualitarios, como demuestran trabajos como los de Banks (2004), Feasey (2006) u Osgerby (2004), entre otros. Más allá de los cambios sociales y culturales que pueden haber influido en esta evolución (y que no son objeto de este trabajo), Lauzen, Dozier y Cleveland (2006) destacan que la presencia de mujeres “detrás de la cámara” ha contrubuido a esta mejora. No obstante, la representación de género más paritaria no constituye una regla, ya que son numerosos los estudios que destacan la pervivencia de los estereotipos de género en las teen series (Figueras-Maz, Tortajada y Araüna, 2014; Signorielli, 2007; Van Damme, 2010).
Los roles sociales de los personajes son significativamente diferentes, de modo que los personajes femeninos son principalmente representados en relación con la responsabilidad familiar o involucrados en situaciones relativas al amor, la familia o los amigos, y los masculinos identificados más a menudo con los roles ocupacionales (Lauzen, Dozier y Horan, 2008; Signorielli y Bacue, 1999).
Los personajes femeninos, además, suelen estar menos representados o representados en número inferior (Signorielli y Bacue, 1999). Asimismo, las mujeres tienden a ser más jóvenes que los hombres (Signorielli y Bacue, 1999), son caracterizadas como delgadas y vestidas de manera provocativa (Barriga, Shapiro y Jhaveri, 2009; Fouts y Burggraf, 2000; Lacalle y Castro, 2017) y suelen estar preocupadas por su apariencia física (Signorielli, 2007; Van Damme, 2010). La mayor parte de las actividades que realizan están relacionadas con las compras o las relaciones amorosas y, en muchas ocasiones, las mujeres son degradadas a objetos sexuales o son representadas de manera negativa cuando expresan abiertamente sus deseos sexuales, lo que las sitúa en posiciones o actitudes de debilidad y sumisión (Signorielli, 2007; Van Damme, 2010).
Por su parte, los hombres tienden a ser más fuertes y poderosos, de modo que son presentados como atléticos y atractivos (Mastro y Ortiz, 2008; Signorielli, 2007). Su actitud se asocia a la rebeldía y es esto lo que los hace atractivos para los personajes femeninos (Figueras-Maz, Tortajada y Araüna, 2014). En relación con su sexualidad, los personajes masculinos son premiados socialmente por su promiscuidad (Signorielli, 2007). Estas representaciones estereotipadas se presentan como modelos actitudinales y sociales para la audiencia adolescente que los puede tomar como referencia en su propia construcción de la identidad.
Metodología
Este artículo combina los resultados de dos estudios: un estudio de audiencia realizado con 787 estudiantes de 15 centros educativos de Barcelona y un análisis cualitativo sobre los personajes indicados como favoritos por los encuestados (este último es parte de un análisis de contenido cuantitativo-cualitativo realizado sobre 130 personajes protagonistas de 20 series juveniles disponibles en el territorio español entre 2008 y 2012).
Por lo que se refiere al primer estudio, la muestra fue compuesta por estudiantes de tercero de Educación Secundaria Obligatoria y de primero de Bachillerato (14-17 años) y se obtuvo a través de un muestreo estratégico o de conveniencia (Igartua-Perosanz, 2006). Se obtuvo una precisión del 3,5 %. La administración de los cuestionarios se llevó a cabo durante el curso 2012-2013. El cuestionario se componía de tres partes: a) consumo mediático general, b) consumo de series y c) consumo de las tres teen series seleccionadas para el estudio: Física o Química, Los Protegidos y El Barco. En este artículo, se presentan los datos de esta última parte donde se incluían tanto preguntas abiertas como cerradas. En el caso de las preguntas abiertas, a posteriori de la codificación cualitativa se crearon unas etiquetas a partir de la interpretación de los datos. Estas estiquetas se pueden observar en el apartado de resultados.
Se realizó un análisis descriptivo, en el cual se utilizararon tablas de frecuencia, y uno bivariante, en el cual se emplearon tablas de contingencia y la prueba del chi-cuadrado con el software estadístico SPSS (nivel de significación: 0,05).
Para llevar a cabo el estudio cualitativo de los personajes preferidos por los participantes del primer estudio, se seleccionaron tres episodios de la primera temporada de cada teen serie. El análisis de los personajes se hizo a partir de la evolución de estos a lo largo de los episodios seleccionados, a partir de tres grupos de variables utilizadas en un estudio previo (García-Muñoz y Fedele, 2011): características físicas, sociales y psicológicas. Además, para las características psicológicas, se recurrió al modelo de los cinco grandes (McCrae y Costa, 2008).
El análisis, además, incluyó el análisis textual de las fichas de los personajes, disponibles en las páginas web oficiales de las series, que se llevó a cabo con la ayuda del software de análisis cualitativo ATLAS.ti.
Resultados
Descripción de la muestra
Los participantes del primer estudio son estudiantes de centros educativos de los 10 distritos de Barcelona. El 45,4 % (n = 357) son de tercero de ESO y el 54,6 % (n = 430) de primero de Bachillerato. El 51,5 % (n = 401) son chicos y el 48,5 % (n = 377) chicas, mientras la media de edad es 15,59 y la mediana 16.
Personajes preferidos según el sexo
Los personajes favoritos son tanto chicos como chicas,1 pero los porcentajes varían dependiendo de la teen serie analizada. En Física o Química, el 55,4 % (n = 164) son personajes masculinos y el 44,6 % (n = 132) femeninos. En Los Protegidos, el porcentaje de personajes masculinos (73,2 %; n = 208) es muy superior al de femeninos (26,8 %; n = 76). Más acentuada es la diferencia en el caso de El Barco, en que el 82,1 % (n = 211) de los personajes escogidos son masculinos y únicamente el 17,9 % (n = 46) son femeninos. Con esto, observamos que los personajes masculinos tienen una acogida mayor que los femeninos y, por tanto, devienen un punto de referencia más común y atractivo.
En función del sexo de los espectadores, nos encontramos con que tanto los chicos como las chicas de la muestra escogen, en la mayor parte de los casos, más personajes masculinos que femeninos como preferidos (tabla 2). En las tres series, los espectadores chicos escogen más personajes masculinos que femeninos. Las chicas también siguen esta misma lógica y únicamente escogen más personajes femeninos en el caso de Física o Química (50,2 %; n = 101). Además, se encuentran diferencias significativas en este sentido: los chicos escogen más que las chicas personajes masculinos en el caso de Física o Química (χ² = 7,726; gl = 1; p= 0,005) y Los Protegidos (χ² = 9,328; gl = 1; p= 0,002).
Estos datos desvelan que los chicos se sienten más atraídos por personajes masculinos que devienen sus modelos de identificación masculina. Por el contrario, siendo también los personajes masculinos los que más atraen a las chicas, se podría afirmar que su elección se basa en los modelos de atracción y no tanto de identificación.
Personajes preferidos y atributos que los hacen atractivos
En esta sección, se analizan aquellos personajes escogidos por más de un 10 % de la muestra que respondió a la pregunta.
En Física o Química, son Gorka (24,8 %; n = 81), Cabano (17,2 %; n = 56), Ruth (14,1 %; n = 46), Paula (12,3 %; n = 40) y Yoli (11,3 %; n = 37). Tratándose de una serie coral, todos ellos son personajes protagonistas y sus tramas se centran en sus vivencias en la etapa adolescente. Se observan diferencias significativas en función del sexo de los personajes, ya que los chicos escogen más que las chicas a Gorka (χ² = 47,870; gl = 19; p= 0,000) y ellas escogen más a los otros cuatro personajes.
En el caso de Los Protegidos, los personajes preferidos son Culebra (55,4 %; n = 170) y Sandra (14 %; n = 43) y las chicas los escogen más que los chicos (χ² = 46,866; gl = 13; p= 0,000). Culebra y Sandra son los dos personajes adolescentes protagonistas de la serie. Representan una relación de amor imposible y la serie dedica gran parte de sus tramas a esta relación.
Por último, en El Barco, los más escogidos son Ulises (46,4 %; n = 123) y Ainhoa (14 %; n = 37), y se da la situación inversa, Ulises es más escogido por las chicas y Ainhoa por los chicos (χ² = 58,156; gl = 14; p= 0,000). El caso de Ulises y Ainhoa es similar al de Culebra y Sandra: son dos de los personajes adolescentes protagonistas de la serie, aunque no los únicos, y viven una relación amorosa a lo largo de la serie.
En todos los casos, a excepción de El Barco, los personajes femeninos son más escogidos por las chicas que por los chicos. En cambio, las chicas en algunos casos también escogen más que los chicos a los personajes masculinos.
Los adolescentes de la muestra también señalaron cuáles eran los atributos de los personajes que motivaron su elección: la personalidad (que se divide en atributos específicos como “divertido”, “valiente/decidido”, “rebelde”, etc.), la apariencia física, la inteligencia, la performance del actor, la identificación con el personaje, las relaciones que el personaje mantiene con otros personajes de la serie, la celebrity que es el actor/actriz que encarna al personaje, el papel del personaje como principal u otros. En el caso de Los Protegidos, se encuentra una justificación más, los poderes de los personajes, un rasgo esencial de esta serie fantástica.
A continuación, se exponen las justificaciones de los adolescentes en relación con los personajes de cada serie y se aportan únicamente aquellas motivaciones que han sido señaladas por más del 5 % de los adolescentes.2 Dichas justificaciones se han relacionado, en primer lugar, con el género de la audiencia y, en segundo lugar, con el género de los propios personajes.
En el caso de Física o Química (tabla 3), observamos que la principal justificación es “la personalidad” (65,5 %), seguida de “la apariencia física” (17,0 %), “la performance del actor/actriz” (13,9 %) y “la identificación” (5,4 %). En el caso de los atributos específicos de la personalidad, destacan “divertido” (18,9 %), “valiente/decidido” (8,9 %), “buena persona” (8,5 %), “rebelde” (7,3 %), “malote con buen fondo” (6,9 %) y “seguro de sí mismo” (5,0 %).
En los atributos específicos de la personalidad, se encuentran diferencias significativas en relación con el sexo del espectador. Las chicas señalan más que los chicos los atributos “buena persona” (χ² = 4,434; gl = 1; p= 0,035) y “seguro de sí mismo” (χ² = 4,215; gl = 1; p= 0,040), mientras que los chicos señalan más que las chicas el atributo “rebelde” (χ² = 18,485; gl = 1; p= 0,000). También se encuentran diferencias significativas en relación con el sexo de los personajes de los que se destacan los atributos. Los chicos son más escogidos por ser “rebeldes” (χ² = 14,536; gl = 1; p= 0,000), “divertidos” (χ² = 10,456; gl = 1; p= 0,001) y “malotes con buen fondo” (χ² = 17.363; gl = 1; p= 0,000); este último atributo no es escogido en ningún caso para un personaje femenino. Por su parte, las chicas son más escogidas por ser “buenas personas” (χ² = 4,201; gl = 1; p= 0,040) y “valientes y decididas” (χ² = 9,698; gl = 1; p= 0,002). También se destaca más de las chicas el “estar seguras de ellas mismas”, pero la diferencia no llega a ser significativa (χ² = 7,641; gl = 1; p= 0,006). Observamos que de los chicos se destacan atributos más asociados a la diversión y la rebeldía, mientras que de las chicas atributos centrados en la valentía y capacidad de decisión y en su bondad. Cabe destacar que es la misma audiencia femenina la que más destaca estos atributos y los asocia a las mujeres. Igualmente, es la audiencia masculina la que destaca más los atributos asociados a la rebeldía y también los vincula a los personajes masculinos.
Por último, se encuentran diferencias significativas en relación con la identificación con los personajes de las series, ya que los adolescentes de la muestra se sienten más identificados con los personajes femeninos que con los masculinos (χ² = 12,316; gl = 1; p= 0,000). Esta identificación proviene de la audiencia femenina.
En el caso de Los Protegidos (tabla 4), observamos que la principal justificación de la elección es “la personalidad” (47,2 %), seguida de “la apariencia física” (19,7 %), “los poderes” (13,2 %), “la performance del actor/actriz” (11,8 %) y que se trate de un “personaje principal” (6,1 %). En el caso de los atributos específicos de la personalidad, destacan “buena persona” (12,7 %), “protector” (9,0 %) y “divertido” (6,6 %), “valiente/decidido” (6,6 %) y “malote con buen fondo” (6,6 %).
Las chicas justifican más que los chicos su elección por la “apariencia física” (χ² = 7,272; gl = 1; p= 0,007), mientras que los chicos por el “poder” que tiene el personaje (χ² = 9,680; gl = 1; p= 0,002).
En los atributos específicos de la personalidad, también se encuentran diferencias significativas en relación con el sexo del adolescente espectador. Las chicas señalan más el atributo “buena persona” (χ² = 6,892; gl = 1; p= 0,009), mientras que los chicos señalan más el atributo “divertido/a” (χ² = 9,224; gl = 1; p= 0,002). También se encuentran diferencias significativas en relación con el sexo de los personajes de los que se destacan los atributos. El chico es más escogido por ser “buena persona” (χ² = 5,214; gl = 1; p= 0,022), mientras que la chica por ser “valiente/decidida” (χ² = 4,779; gl = 1; p= 0,029). También se destaca más del chico el “malote con buen fondo”, pero la diferencia no llega a ser significativa (χ² = 3,790; gl = 1; p= 0,052).
Por último, en El Barco (tabla 5), observamos que la principal justificación es “la apariencia física” (42,5 %), seguida de “la personalidad” (26,9 %), “la performance del actor/actriz” (21,9 %), que sea un “personaje principal” (8,1 %), las “relaciones con otros personajes” (7,5 %) y que se trate de una “celebrity” (6,3 %). En el caso de los atributos específicos de la personalidad, destacan “valiente/decidido” (8,8 %) y “buena persona” (6,9 %).
En El Barco, no se observa ninguna diferencia significativa ni en relación con el sexo de los adolescentes ni con el de los personajes escogidos. Esto podría justificarse por el hecho de que los dos personajes escogidos como preferidos, y que se presentaban en la serie como los personajes principales, a pesar de ser una serie coral, son dos celebrities teen en el contexto español.
Análisis de los personajes preferidos
El estudio más amplio sobre los protagonistas de las teen series (Fedele, 2014) encontró una ligera sobrerrepresentación de los masculinos (53,1 %; n = 69) respecto de los femeninos (46,9 %; n = 61), y por lo que hace a los tres grupos de variables utilizados, los siguientes resultados principales:
Características físicas: predominancia de la raza caucásica (84,6 %; n = 110); constituciones físicas delgadas (39,2 %; n = 51) asociadas especialmente a los personajes femeninos y constituciones musculares (16,9 %; n = 22) asociadas exclusivamente a personajes masculinos (χ² = 33,714; gl = 5; p< ,001); vestimentas casuales (43,8 %; n = 57) y trendy (24,6 %; n = 32), y a veces también provocativas (10 %; n = 13).
Características sociales: predominancia de la clase media (41,5 %; n = 54) y sobrerrepresentación de la clase alta o medio-alta (36,2 %; n = 47), en general situaciones exentas de problemas económicos (84,6 %; n = 110); predominancia de la familia tradicional (64,6 %; n = 84), de una orientación sexual heterosexual (96,2 %; n = 125), y de las relaciones sociales como actividad de ocio principal (68,5 %; n = 89).
Características psicológicas: predominancia de neuroticismo (26,9 %; n = 35) y amabilidad (27,7 %, n = 36); presencia de los arquetipos típicos de la tradición americana: the good guy (13,8 %; n = 18), the beauty (13,1 %; n = 17), the rebel (12,3 %; n = 16), the popular girl (11,5 %; n = 15), the geek (11,5 %; n = 15), the jock (10,8 %; n = 14), entre otros.
Los nueve personajes analizados (tabla 6), todos ellos protagonistas, ejemplifican, en su mayoría, los dos modelos -masculino y femenino- encontrados en el estudio general: adolescentes de raza caucásica, heterosexuales, de constituciones delgadas (las chicas) o normales (los chicos), clase media o medio-alta, procedentes de familias tradicionales, volcados en sus relaciones sociales y con personalidades complejas, entre las que destaca el neuroticismo (sobre todo de los chicos) y apenas aparece la responsabilidad (que es más el caso de las chicas).
En particular, las parejas protagonistas de Los Protegidos y El Barco son formadas por chicos rebeldes y “malotes con buen fondo” que necesitan ser salvados a través del amor, y chicas amables y responsables que luchan por transformar sus “bestias” en “príncipes azules”, perdonando y aguantando comportamientos que rozan los malos tratos, y así perpetuando el estereotipo narrativo y amoroso del amor redentor de la Bella y la Bestia (Balló y Pérez, 1997).
Más complejo y, por eso mismo, menos estereotípico es el caso de los protagonistas preferidos de Física o Química. Aunque la pareja protagonista Gorka-Ruth ejemplifica explícitamente una relación de malos tratos, entre el arquetipo del rebelde y el de la bella, los dos son personajes neuróticos y finalmente no acaban juntos. Los otros dos personajes femeninos, Paula y Yoli, además, encarnan una versión más compleja y menos estereotipada de sus respectivos arquetipos (the geek y the popular girl), y tienen personalidades en las que predominan rasgos positivos (apertura a la experiencia y extraversión, respectivamente). Finalmente, el otro personaje masculino, Cabano, aunque responda al arquetipo del rebelde, también en relación con su actividad principal de ocio (la diversión, es decir, ir de fiesta, beber, pasarlo bien…), suaviza este estereotipo a través de una personalidad más bien extrovertida.
Discusión y conclusiones
Los datos de los dos estudios revelan que existen diferencias de género en las representaciones de personajes femeninos y masculinos adolescentes en las teen series y que estas diferencias de representación vienen acompañadas de diferencias de género en relación con la atracción e identificación de los adolescentes con dichos personajes. En las tres teen series, los personajes más escogidos como preferidos han sido los masculinos, datos que conciden con estudios anteriores como el de Korres y Elexpuru (2016). Esto podría relacionarse con el hecho de que sean los personajes que acostumbran a estar más representados en las series (Signorielli y Bacue, 1999) y, por tanto, con los que el espectador comparte más tramas y experiencias. Este dato desvela que los personajes masculinos se constituyen más que los femeninos como modelos de atracción o identificación.
En cuanto a la representación que se hace de las chicas y los chicos en las series, se observan diferencias destacables, ya que los chicos son representados como “malotes” y “rebeldes” y es esta misma rebeldía lo que los hace atractivos a las adolescentes de la muestra, de modo que es una de sus principales justificaciones de elección, dato que coincide con el estudio de Figueras-Maz, Tortajada y Araüna (2014). Los chicos también destacan este atributo en los personajes masculinos, pero lo verbalizan de manera diferente: “rebeldes” y “divertidos”. Con esto, mientras ellos los escogen por ser “rebeldes”, ellas por ser los “malotes con buen fondo”. Dato preocupante desde la perspectiva de género, ya que desvela que el “malote con buen fondo” se constituye en un modelo de atracción para las chicas y, de esta manera, se reivindica el mito romántico “amar es sufrir”, mito que reivindica el conflicto y sufrimiento dentro de la relación (Masanet, 2015). Por su parte, el adolescente varón se identifica o tiene como modelo a un chico que es agresivo y “malote”, con carencias en la esfera emocional e incapaz de tener una comunicación íntima dentro de la relación de pareja.
Por el contrario, las chicas son representadas como responsables, sinceras, personas que se preocupan por los otros -normalmente sus parejas-, etc., atributos que son resaltados por la audiencia, que las escoge por ser “buenas personas”. Y son estas chicas responsables y tiernas las que acaban adquiriendo la función de enseñar al chico malote el lenguaje de la relación amorosa, las que deben ayudarlo a cambiar, estar a su lado en lo bueno y en lo malo con el fin de conseguir que el chico saque “su buen fondo”.
Se podría encontrar una justificación a esto en las reflexiones de Elzo (2000), que afirma que en la adolescencia se hacen necesarios referentes para la construcción de uno mismo y que, muchas veces, estos referentes acaban siendo los estereotipos. Podría ser que los productores y guionistas, siendo conscientes de la adhesión de los adolescentes a este tipo de personajes estereotipados, acaben recurriendo a ellos de manera sistemática.
Por otra parte, observamos que la apariencia física de los personajes es un factor muy importante para la elección, hecho que desvela la relevancia que el físico tiene en la etapa adolescente y en la construcción de la identidad. Las chicas son delgadas y guapas y los chicos musculosos y atractivos, como ya destacaban estudios anteriores (Barriga, Shapino y Jhaveri, 2009; Mastro y Ortiz, 2008, entre otros).
Estas son las dinámicas generales observadas en las tres teen series, pero es necesario destacar que no son las únicas. De hecho, observamos otros personajes más complejos y ricos en matices que también son escogidos por los adolescentes de la muestra, principalmente las chicas. Es el caso de Física o Química, en que encontramos también modelos femeninos más arriesgados, chicas que son independientes y fuertes, que viven su sexualidad con libertad, que están seguras de sí mismas o son luchadoras. Y son estos mismos atributos los que las hacen atractivas para las adolescentes de la muestra, que destacan su “seguridad” y “valentía y decisión”. A pesar de ser minoritarios, ocupan un espacio importante en algunas series y las adolescentes los valoran.
Esto conlleva la necesidad de representar personajes más plurales y complejos que se alejen de los clásicos estereotipos que acaban perpetuando diferencias de género, ya que se trata de imágenes que actúan en las perspectivas y los anhelos de los adolescentes y, por tanto, en sus modelos de relación afectiva. Se construye, de esta manera, un esfera femenina, vinculada a la responsabilidad y sensibilidad, y otra masculina, rebelde y viril. Esferas muy simplificadoras y, también, peligrosas, teniendo en cuenta las dinámicas amorosas que pueden comportar (Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, 2015).
Por tanto, lo expuesto evidencia la necesidad de que los adolescentes encuentren otros modelos más complejos e igualitarios en las teen series, como los que trabajan Banks (2004) o Feasey (2006), entre otros, en sus estudios. Modelos que se pueden insertar en el discurso hegemónico de representación de chicos y chicas en las teen series y pueden poner en duda los estereotipos citados y, de esta manera, el modelo hegemónico. Pero, para ello, se necesitan más modelos alternativos y matizados en las series, personajes que escapen a los estereotipos de género y a los modelos heteronomativos (Ventura, 2016).