Desde el punto de vista cronológico, la primera autora que acuñó el concepto “transmedia” fue Marsha Kinder (1991). Dicha experta advirtió la aparición, a finales de los años ochenta, de una suerte de “súper sistema de intertextualidad transmedia” propio de algunas franquicias de la industria cultural (por ejemplo, Muppet Babies o Teenage Mutant Ninja Turtles) que se ocupaban de comercializar sus productos ficcionales mediante una estrategia que integraba diferentes medios y soportes (como juguetes, películas de animación, series infantiles, videojuegos, merchandising, etc.). Una década más tarde, Jenkins (2001; 2003) recuperaba este término para fusionarlo con el de “narrativas”, con lo que daba origen a la exitosa etiqueta de transmedia storytelling, que se convertiría en uno de los ejes temáticos de la que es, probablemente, la obra fundacional de este paradigma: Convergence culture: Where old and new media collide (Jenkins, 2006).
Ahora bien, ¿qué se entiende por “narrativas transmedia”? Grosso modo, se trata de relatos complejos contados a través de múltiples medios y plataformas, en los que una parte de los receptores contribuye, de forma activa, a su expansión (Ryan, 2013; Scolari, 2009). Esta particularidad los convierte, consecuentemente, en prosumers (Toffler, 1981); a saber: productores y consumidores de contenidos. Con la idea de ahondar en la comprensión del fenómeno transmediático, es posible apuntar una serie de principios elementales que lo caracterizan:
(1) Los múltiples medios y plataformas en que se disemina el universo narrativo; (2) la necesidad de que cada uno de ellos haga con dicho universo lo que sabe hacer mejor sin caer en redundancias, sino expandiéndolo y profundizándolo al mismo tiempo; (3) el balance calculado entre relatos que se sostengan por sí mismos en un solo medio -es decir, que no resulten incomprensibles para un público ocasional-, y relatos que sean fragmentos de un todo más comprensivo capaz de arrastrar a un público transmedial, más implicado; (4) la necesidad por ello de un control creativo centralizado, a veces incluso unipersonal, pero al tiempo (5) la inevitable dispersión del universo a partir de relatos no canónicos, producto de la creatividad irrestricta del usuario. (Rodríguez, 2014, p. 20)
Como se puede apreciar, los sujetos implicados en la producción y el consumo de las narrativas transmedia son dos (Gambarato, 2019; Guerrero y Scolari, 2016): por un lado, la industria cultural o mediática, también denominada “canon”, que impulsa las expansiones del mundo narrativo de arriba abajo (top-down), y, por el otro lado, los públicos o audiencias, conocidos popularmente como “fandom”, que llevan a cabo sus contribuciones (fan-arts, fan-fics, fan-movies, etc.) de abajo arriba (bottom-up). Si bien es cierto que no todos los receptores de las narrativas transmedia alcanzan la condición de prosumers, ya que existen, al menos, otras dos clases más: los meros espectadores del universo narrativo y los que adquieren un mayor compromiso con este, comentándolo y divulgándolo entre sus redes (Hernández y Grandío, 2011; Scolari, 2013).
Igualmente, cabe aclarar que los preceptos hasta ahora esbozados son aplicables tanto a los relatos de ficción (vehiculados, en el común de las ocasiones, a través de la literatura, el cine, los cómics, los videojuegos o los juegos de rol) como de no ficción (Irigaray y Lovato, 2015), esto es: la información y gamificación periodísticas (Renó y Flores, 2018; Herrero y Planells, 2020); los documentales (Karlsen, 2019; Paíno y Rodríguez, 2016); los contenidos publicitarios y corporativos, conocidos como branded content (Freire, 2018; Martínez et al., 2017); la alfabetización en medios (Albarello y Mihal, 2018; Scolari et al., 2018), o las iniciativas de concienciación social (Costa y López, 2021).
Estudio de las narrativas transmedia: tentativas de sistematización
Tras haber delineado los rasgos más característicos del transmedia storytelling a nivel teórico, repasamos ahora estudios recientes de nuestro entorno más inmediato que se han ocupado, bien de revisar sistemáticamente la literatura en esta materia, bien de analizar la producción científica a nivel bibliométrico.
En primer lugar, cabe reconocer que el propio concepto de narrativas transmedia ha generado ciertos problemas terminológicos en el seno de la comunidad académica (Mora, 2014; Sánchez et al., 2016). De acuerdo con este planteamiento, su carácter aún novedoso y, sobre todo, permeable a una gran variedad de fenómenos y disciplinas exige de estudios que traten de organizar la polifonía imperante en el campo. Por caso, Hellín et al. (2019) reflexionan acerca del empleo de las nociones de transmedia y crossmedia en el ámbito latinoamericano de la publicidad y el advertainment. Tras identificar una serie de artículos publicados en las últimas décadas en las principales revistas del área (International Journal of Advertising y Journal of Advertising Research), tales autores concluyen que las formas tradicionales de planificación publicitaria y estratégica están cambiando, ya que el consumidor es ahora muy activo en redes sociales y se convierte en un colaborador necesario para la producción de significados. Sin alejarnos del ámbito corporativo, la propuesta de Mut y Miquel (2019) examina un total de 34 artículos publicados, en su mayoría, por autores españoles entre 2013 y 2018, y localizados en las bases de datos de Web of Science y Google Scholar. Los objetivos de su estudio radican en comprender las pautas necesarias para la creación de narrativas transmedia, así como sus características, formatos y tipos de audiencias.
A nivel empírico, Gomero et al. (2020) entrevistan a 12 expertos pertenecientes a instituciones iberoamericanas con el fin de ahondar en el estado de la docencia universitaria sobre transmedia. Tras recabar la opinión de los entrevistados, se detectan discrepancias entre ellos en cuanto al papel que los usuarios o prosumers desempeñan en el entramado mediático, frente a un consenso relativo a la necesidad de impulsar la disciplina, de manera colaborativa, desde Latinoamérica.
Por su parte, Hermann y Pérez (2019) llevan a cabo un estudio bibliométrico apoyado en las bases de datos Redalyc, Scopus y Web of Science, con el objetivo de entender la interrelación entre las narrativas transmedia y el campo educativo circunscrito al contexto iberoamericano. Como resultado de su búsqueda, acotada entre 2012 y 2017, obtuvieron una muestra de 58 artículos, de la que se desprende, como principal conclusión, que este tipo de relatos permite, a nivel educativo, configurar un esquema didáctico más flexible e interactivo.
Finalmente, y también a nivel bibliométrico, es imperativo señalar el estudio de Vicente (2017) acerca de la producción académica surgida entre 2003 y 2016 en España. Apoyado en un corpus de 20 revistas indexadas en Google Scholar Metrics (H5 Index), este autor selecciona una muestra de 90 artículos que versan sobre narrativas transmedia, que examina con arreglo a ítems como la autoría, la filiación, el método o el objeto de estudio. Entre sus principales hallazgos cabe destacar que el medio que protagoniza esta investigación es la televisión (n = 14), seguida de la prensa y la publicidad (n = 9). De igual modo, la técnica metodológica más empleada es el estudio de caso (n = 42), a gran distancia de su inmediata perseguidora: el análisis de contenido (n = 10). Como podrá comprobarse en el apartado metodológico, el presente estudio se sitúa en una línea similar a la de Vicente (2017), ya que, atendiendo a una serie de variables y categorías de análisis que se detallan de inmediato, pretende clasificar la producción científica en narrativas transmedia.
Metodología
Así pues, el propósito de este trabajo es cartografiar de qué modo se ha llevado a cabo la investigación iberoamericana de alto impacto en materia de narrativas transmedia durante la última década; es decir, cómo se ha instrumentalizado esta noción teórica para abordar los crecientes desafíos que tanto la digitalización como el nuevo ecosistema mediático representan para la disciplina académica de la comunicación. En aras del acometimiento de nuestro objetivo y de la respuesta a esta pregunta general, se puso en práctica una metainvestigación: “un método descriptivo cuantitativo vinculado a las técnicas del análisis de contenido, especialmente diseñadas para investigar cómo se organiza el ‘formato’ de artículo científico como medio de comunicación y difusión entre públicos especializados” (Saperas y Carrasco, 2019, p. 222). Por tanto, se efectuó un análisis de contenido sistemático, objetivo y cuantitativo (Igartua, 2006; Neuendorf, 2017; Piñeiro, 2020; Wimmer y Dominick, 2011) centrado en la observación de artículos académicos revisados por pares (papers), que suponen uno de los formatos más versátiles, sino el que más, para plasmar los hallazgos y las reflexiones de los investigadores (Martínez et al., 2019; Marzal et al., 2021).
La estrategia de muestreo, por su parte, se jalonó en una serie de etapas diferenciadas. En primer lugar, fueron identificadas las unidades de recogida de datos; esto es: todas las revistas iberoamericanas indexadas, entre 2011 y 2020, en la base internacional de SCImago Journal Rank (SJR) en la categoría de comunicación.1 Una vez detectadas las cabeceras, así como los correspondientes años en que estaban presentes en la clasificación SJR, se aplicó un protocolo basado en la inserción de determinadas palabras clave, separadas por operadores booleanos, en los motores internos de búsqueda de los sitios web de cada revista (transmedia OR transmedialidad OR narrativas transmedia OR transmedia storytelling OR crossmedia). Posteriormente, los resultados devueltos por estas herramientas eran cuidadosamente examinados con el fin de verificar, por una parte, que se trataba de artículos relacionados con el tema que nos ocupa y, por la otra, que no eran ni editoriales ni reseñas. Fruto de este protocolo, la muestra total de unidades de análisis ascendió a n = 148 artículos (véase Anexo final), un dato que representa el 1,56% del universo de trabajos publicados (N = 9.473) en todas las revistas iberoamericanas de comunicación que estaban indexadas, durante este lapso temporal, en SJR. A continuación, se elaboró un libro de códigos basado en estudios previos (Caffarel et al., 2018; Gaitán et al., 2021; Martínez y Carrasco, 2018; Piñeiro y Mangana, 2019; Piñeiro y Morais, 2019; Vicente, 2017; Walter et al., 2018), compuesto por una serie de variables que se aplicaron a cada una de las 148 unidades de análisis (Tabla 1).
Tabla 1 Variables instrumentales del libro de códigos
Variable | Categorías | Variable | Categorías |
---|---|---|---|
Modalidad del trabajo (αk = 0,72) | 1 = empírico, 2 = teórico-ensayístico, 3 = metodológico | Construcción teórica (αk = 0,67) | 1 = teoría única, 2 = complementaria, 3 = background conceptual |
Objeto de estudio (αk = 0,71) | 1 = fuente, 2 = mensaje, 3 = audiencia, 4 = contexto, 5 = varios | Paradigma epistemológico (αk = 0,66) | 1 = positivista, 2 = cultural, 3 = crítico, 4 = retórico |
Técnica metodológica (αk = 0,66) | 0 = no aplica, 1 = análisis de contenido, 2 = AC automatizado, 3 = encuesta, 4 = experimento, 5 = análisis bibliométrico / cibermétrico, 6 = análisis del discurso, 7 = entrevistas, 8 = grupos focalizados, 9 = estudio de caso, 10 = etnografía / netnografía, 11 = otra, 12 = mixtos | Temática general (αk = 0,72) | 1 = ficción, 2 = información / periodismo, 3 = documental, 4 = publicidad / marketing / branded content, 5 = alfabetización / educación, 6 = aspectos legales / derechos de autor, 7 = divulgación / investigación científica, 8 = varias |
Muestra de casos (αk = 0,73) | 0 = no corresponde (no es empírico), 1 = probabilística, 2 = no probabilística | ||
Medio / soporte 1: prensa (αk = 0,61) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 9: spots (αk = 0,79) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 2: televisión (αk = 0,62) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 10: literatura (αk = 0,84) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 3: radio (αk = 0,66) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 11: cómics (αk = 0,87) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 4: cine (αk = 0,62) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 12: música (αk = 1) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 5: Internet / WWW (αk = 0,79) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 13: merchandising (αk = 0,72) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 6: redes sociales / entornos 2.0 (αk = 0,67) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 14: eventos (αk = 0,66) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 7: apps móviles (αk = 0,52) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 15: podcast (αk = 0,64) | 0 = ausente, 1 = presente |
Medio / soporte 8: videojuegos (αk = 0,59) | 0 = ausente, 1 = presente | Medio / soporte 16: juegos de rol (αk = 0,66) | 0 = ausente, 1 = presente |
Fuente: elaboración propia.
Al margen de estas variables instrumentales, también se recogieron otras de identificación básica, como el número de unidad de análisis, el año de publicación y la revista, además de los datos correspondientes al impacto de los artículos en SJR, un procedimiento que permitió su posterior triangulación (Denzin, 2012).
Por último, la codificación de la muestra se acometió durante los meses de mayo y junio de 2021. A posteriori, se seleccionaron, de manera aleatoria, 30 artículos (~20%), analizados en simultáneo por los dos autores del estudio con el objetivo de medir la fiabilidad. Para este cálculo, se empleó el índice estadístico alpha de Krippendorff (Hayes y Krippendorff, 2007; Krippendorff, 2011), que reveló un valor promedio para el conjunto de las 23 variables (acompañadas, en la Tabla 1, de su fiabilidad específica) de: M (αk) = 0,70.
Resultados
Para comenzar con la modalidad de los trabajos, cabe afirmar que el 81,7% son de cariz empírico, el 16,9% son de tipo teórico-ensayístico y únicamente el 1,4% tienen carácter metodológico. En lo que respecta a los objetos de estudio, los manuscritos se distribuyen de la siguiente forma: el 58,8% se centran en el mensaje, el 17,6% en la audiencia, el 12,2% en el contexto, el 4,7% en la fuente y, por último, el 6,8% diversifican su atención en varios objetos. A nivel metodológico, el repertorio de técnicas identificadas en la muestra es amplio (Tabla 2).
Tabla 2 Técnicas metodológicas empleadas en los artículos
Técnica metodológica | % | Técnica metodológica | % |
---|---|---|---|
Estudio de caso | 20,3 | Etnografía/netnografía | 3,4 |
Análisis del discurso | 15,6 | Análisis bibliométrico/cibermétrico | 2 |
Varias / mixtas | 14,2 | Otras técnicas | 2 |
Análisis de contenido | 12,8 | Análisis de contenido automatizado | 0,7 |
Encuesta | 7,4 | No corresponde | 18,2 |
Entrevistas en profundidad | 3,4 | Total | 100 |
Fuente: elaboración propia.
En este sentido, el estudio de caso (20,3%) y el análisis del discurso (15,6%) son los métodos más frecuentes cuando se trata de manuscritos empíricos centrados en narrativas transmedia. También cabe subrayar, a nivel metodológico, que el 76,4% de los trabajos recurre a muestras no probabilísticas frente al 5,4% que sí apela a criterios estadísticos (nivel de confianza y margen de error) para la selección de casos (recordemos que el 18,2% restante son trabajos teórico-ensayísticos o metodológicos). Por otro lado, si recodificamos las técnicas en una nueva variable con categorías más generales,2 las comparaciones según el factor de impacto quedarían reflejadas como ilustra la Figura 1.
![](/img/revistas/pacla/v25n3//2027-534X-pacla-25-03-e2534-gf1.jpg)
Fuente: elaboración propia.
Figura 1 Factor de impacto promedio de los artículos según método empleado (Anova)
Con arreglo a la altura de las barras, lo primero que observamos es un claro predominio de las técnicas cualitativas (n = 66; 44,59%). En cuanto a las diferencias de impacto que se producen entre los tipos de artículos según la metodología que emplean, estas son estadísticamente significativas [F (3, 144) = 4,31; p < 0,01; ɳ2 = 0,082]. La prueba post-hoc T3 de Dunnett revela que los manuscritos apoyados en metodologías mixtas (M = 0,421; DT = 0,316) y cualitativas (M = 0,251; DT = 0,172) se diferencian significativamente entre sí [t (85) = 3,17; p < 0,01; d = 0,663], y con un tamaño de efecto intermedio (Johnson et al., 2008).
En lo concerniente a los medios y soportes aludidos en los manuscritos, regidos por variables dicotómicas (rango “0-1”), fueron incluidos en un análisis factorial exploratorio (AFE) con el propósito de detectar asociaciones entre ellos y crear, luego, variables agregadas (factores). Como se observa en la Tabla 3, cada uno de los 15 ítems3 presenta una carga significativa (> 0,40) en alguno de los seis factores que sugiere el AFE como estructura latente4 (varianza explicada = 67,33%; KMO = 0,732; test de Bartlett: p < 0,001):
Tabla 3 Dimensiones de los medios y soportes a través del AFE (rotación varimax y test de fiabilidad)
Medios y soportes | Comercial (fact. 1) | Ficción (fact. 2) | En línea (fact. 3) | Musical (fact. 4) | Lúdico (fact. 5) | Sonoro (fact. 6) |
---|---|---|---|---|---|---|
Eventos | 0,808 | |||||
Spots | 0,731 | |||||
Merchandising | 0,690 | |||||
Cine | 0,744 | |||||
Televisión | 0,620 | |||||
Literatura | 0,559 | |||||
Internet / WWW | 0,837 | |||||
Redes sociales / entornos 2.0 | 0,831 | |||||
Música | 0,882 | |||||
Apps | 0,504 | |||||
Juegos de rol | 0,843 | |||||
Cómics | 0,553 | |||||
Videojuegos | 0,437 | |||||
Radio | 0,809 | |||||
Podcast | 0,648 | |||||
Valor Eigen | 3,729 | 1,679 | 1,349 | 1,211 | 1,079 | 1,053 |
Variancia explicada | 24,86% | 11,19% | 8,99% | 8,07% | 7,19% | 7,02% |
Alfa de Cronbach | 0,66 | 0,52 | 0,70 | 0,40 | 0,51 | 0,26 |
Fuente: elaboración propia.
Por tanto, después del tratamiento estadístico de los datos extraídos de las 148 unidades de análisis, es posible establecer seis grupos de medios y soportes que aparecen, junto con los ítems específicos que los conforman, en la Tabla 4.
Tabla 4 Estadísticos descriptivos de los medios y soportes (factores con rango “0-1”)
Medios y soportes | M | DT | Medios y soportes | M | DT |
---|---|---|---|---|---|
Comercial (fact. 1) | 0,049 | 0,166 | Ficción (fact. 2) | 0,232 | 0,298 |
Spots | 0,074 | 0,263 | Cine | 0,331 | 0,472 |
Merchandising | 0,054 | 0,227 | Televisión | 0,216 | 0,413 |
Eventos | 0,021 | 0,141 | Literatura | 0,148 | 0,357 |
En línea (fact. 3) | 0,354 | 0,417 | Musical (fact. 4) | 0,067 | 0,199 |
RRSS / entornos 2.0 | 0,412 | 0,494 | Apps | 0,074 | 0,263 |
Internet / WWW | 0,297 | 0,459 | Música | 0,061 | 0,240 |
Lúdico (fact. 5) | 0,078 | 0,187 | Sonoro (fact. 6) | 0,037 | 0,143 |
Videojuegos | 0,135 | 0,343 | Radio | 0,041 | 0,198 |
Cómics | 0,094 | 0,294 | Podcast | 0,033 | 0,181 |
Juegos de rol | 0,006 | 0,082 |
Fuente: elaboración propia.
Tras efectuar un análisis de la varianza de medidas repetidas, observamos que las diferencias entre los seis medios y soportes (factores) son estadísticamente significativas [λw = 0,537; F (5, 143) = 24,61; p < 0,001; η p 2 = 0,463]. Los desniveles estipulados entre los medios y soportes en línea (factor 3) y de ficción tradicional (factor 2), que ocupan los dos primeros puestos a nivel de relevancia en los manuscritos, también son estadísticamente significativos [t (147) = 3,361; p < 0,001; d = 0,336]. De manera individual, las redes sociales son el soporte más comúnmente estudiado (M = 0,412; DT = 0,494), seguidas del cine (M = 0,331; DT = 0,472). En el plano asociativo, la Tabla 5 indica las correlaciones establecidas entre los factores.
Tabla 5 Matriz de correlaciones establecidas entre medios y soportes (factores)
Factores | Comercial | Ficción | En línea | Musical | Lúdico | Sonoro |
---|---|---|---|---|---|---|
Comercial | ||||||
Ficción | 0,269*** | |||||
En línea | 0,300*** | 0,264** | ||||
Musical | 0,343*** | 0,288*** | 0,242** | |||
Lúdico | 0,430*** | 0,454*** | 0,161* | 0,433*** | ||
Sonoro | -0,030 | -0,044 | 0,034 | -0,029 | -0,067 |
Nota: * p < 0,05; ** p < 0,01; *** p < 0,001.
Fuente: elaboración propia.
Atendiendo a las correlaciones reflejadas en la matriz, podemos sostener que la más elevada se produce entre el factor lúdico y el ficcional [r (146) = 0,454; p < 0,001]. Este hecho denota que, a medida que la presencia del factor lúdico aumenta en los artículos, también lo hace el ficcional (y viceversa).
Desde el punto de vista de la temática general de los manuscritos, han sido identificadas las siguientes: ficción (41,9%), periodismo (22,3%), educación (18,2%), publicidad (11,5%), documental (2%), varios temas a la vez (2%), divulgación científica (1,4%) y aspectos legales (0,7%). A pesar de que el componente ficcional de las narrativas transmedia acapara una proporción elevada de la producción académica, cabe señalar que más de la mitad de los trabajos (56,1%) van más allá de esta visión tradicional de la teoría y trascienden a una importante variedad de campos de aplicación. Sin alejarnos aún de la propia teoría, es preciso matizar que el 58,1% de los trabajos la emplean como único soporte conceptual, mientras que el 30,4% la complementan con otros corpus teóricos y el 11,5% la contemplan apenas como una noción de contexto (background). En cuanto a los paradigmas epistemológicos, se observa un predominio del cultural (37,2%), seguido del positivista (29,7%), del retórico (18,9%) y, en último lugar, del crítico (14,2%).
Para finalizar, y retomando una estrategia utilizada en algunos estudios previos (Piñeiro y Morais, 2019; 2020), se puso en práctica un análisis de conglomerados bietápico, “herramienta de exploración diseñada para descubrir las agrupaciones naturales de un conjunto de datos” (Rubio y Vilà, 2017, p. 118), que funciona tanto con variables continuas como con categóricas (Rundle et al., 2015). En este sentido, examinamos el comportamiento de las seis variables más representativas del estudio, que ostentaron un peso, o importancia de entrada, desigual en cuanto predictoras del modelo; esto es: la técnica metodológica empleada (1), el paradigma al que se adscribe el trabajo (0,47), el objeto referido (0,44), la modalidad del manuscrito (0,33), la temática abordada (0,14) y, por último, el protagonismo de la teoría (0,03). Con respecto a la calidad del conglomerado planteado, la silueta de cohesión y separación se eleva a “0,3”, una medida razonable, aunque regular (Norušis, 2012). Asimismo, los cinco agrupamientos resultantes de la extracción arrojan un coeficiente de tamaño de “1,68”, una cifra que indica la elevada (y prescriptiva) homogeneidad entre ellos, tal y como puede comprobarse en la Tabla 6.
Tabla 6 Extracción de los cinco agrupamientos (análisis de conglomerados bietápico)
Clúster | Tamaño | Centro de los factores predictores (%) | Factor de impacto | |||||||
n | % | Técnica | Paradigma | Objeto | Modalidad | Temática | Teoría | MSJR | DT | |
1 | 29 | 19,6% | Varias (41,4) | Positivista (51,7) | Audiencia (86,2) | Empírica (100) | Educación (69) | Única (69) | 0,375 | 0,245 |
2 | 28 | 18,9% | No emplea (96,4) | Retórico (67,9) | Contexto (60,7) | Ensayística (89,3) | Ficción (64,3) | Única (46,4) | 0,302 | 0,261 |
3 | 32 | 21,6% | Análisis de contenido (59,4) | Positivista (84,4) | Mensaje (81,2) | Empírica (100) | Periodismo (40,6) | Única (53,1) | 0,399 | 0,291 |
4 | 37 | 25% | Estudio de caso (81,1) | Cultural (91,9) | Mensaje (75,7) | Empírica (100) | Ficción (48,6) | Única (70,3) | 0,285 | 0,186 |
5 | 22 | 14,9% | Análisis de discurso (100) | Crítico (63,6) | Mensaje (100) | Empírica (100) | Ficción (63,6) | Accesoria (45,5) | 0,185 | 0,144 |
Total | 148 | 100 | 0,316 | 0,241 |
Fuente: elaboración propia.
Con arreglo a la distribución de los cinco conglomerados, se detectan diferencias estadísticamente significativas entre ellos desde el punto de vista de su impacto [F (4, 143) = 3,404; p < 0,01; ɳ2 = 0,087]. De un modo más concreto, y tras la prueba post-hoc T3 de Dunnett, se comprueba que los grupos 3 y 5 (análisis de contenido de temática periodística y análisis del discurso de temática ficcional, respectivamente) son los que arrojan los mayores contrastes [t (52) = 3,19; p < 0,01; d = 0,922], categorizados como elevados atendiendo al tamaño del efecto (Johnson et al., 2008).
Conclusiones
Un repaso sustantivo de los hallazgos obtenidos nos permite describir el estado actual de la investigación iberoamericana en narrativas transmedia, que es, precisamente, la meta del estudio. En primer lugar, se verifica el cariz empírico de los trabajos publicados en las principales revistas del área, dejando un reducido margen para la reflexión teórico-ensayística y, aún en menor medida, a la metodológica. Prima, por ende, la recogida de datos con el fin de responder a preguntas de investigación e hipótesis versadas en algún aspecto de la realidad transmediática. Desde este punto de vista, el objeto de estudio predominante es el mensaje, es decir, los contenidos e informaciones que se divulgan a través de los distintos medios y soportes. La audiencia, también conocida como fandom o, incluso, prosumers (Toffler, 1981), que ha adquirido un papel central en el proceso comunicativo actual, ocupa la segunda posición en cuanto al interés suscitado entre los investigadores, que siguen privilegiando, mediante la aplicación de técnicas metodológicas como el estudio de caso, el análisis del discurso o de contenido, la observación de los propios relatos. También a nivel instrumental se advierte que las muestras de mensajes analizadas, por lo común, no son probabilísticas (habitualmente de conveniencia) y que los estudios basados en métodos cualitativos alcanzan un menor índice de impacto que los cuantitativos o mixtos.
Por otro lado, si convenimos en que las narrativas transmedia son historias complejas que se articulan con arreglo al empleo estratégico de distintos medios y soportes (Ryan, 2013; Scolari, 2009), resulta primordial señalar qué plataformas acaparan la mayor cobertura en la investigación iberoamericana. En este sentido, el factor en línea, compuesto por Internet, la World Wide Web, las redes sociales y demás entornos 2.0, suscita un gran interés entre la comunidad académica. Esta circunstancia es muy congruente si atendemos a la revolución producida por los medios digitales en el seno del ecosistema actual (Piñeiro y Morais, 2021), cuyo peso ha resultado capital en la consumación de los fenómenos tanto de la convergencia mediática como de la cultura participativa (Jenkins, 2006). En cuanto a la ficción (o sea, la intersección entre cine, televisión y literatura), se constata que queda relegada a una segunda posición, asociándose, a su vez, al factor lúdico (videojuegos, cómics y juegos de rol) para configurar un tándem muy ligado a las industrias culturales más tradicionales.
A nivel temático, y a pesar de que los relatos de ficción abarcan el mayor porcentaje de estudios, se constata un pluralismo que indica el carácter permeable de la noción “transmedia”, que se ha ido expandiendo, con elevado peso específico, a otros ámbitos, como el periodístico, el educativo y el publicitario o corporativo (respectivamente, en importancia). En cuanto a los paradigmas epistemológicos donde se encuadran los manuscritos, el predominio de los métodos cualitativos apunta al paradigma cultural como el más extendido, cuya presencia supera al positivista. Por último, habiendo detectado patrones recurrentes de publicación (esto es, conglomerados o clusters), se verifica que el tipo de trabajo más habitual es el que emplea el estudio de caso para interpretar, a nivel cultural, el sentido de los relatos de ficción tradicionales; frente a los manuscritos donde se reflejan los datos cuantitativos derivados del análisis de contenido de mensajes periodísticos, que obtienen un mayor factor de impacto.
En lo tocante a las aportaciones de nuestro estudio, este representa una exploración sistemática, objetiva y cuantitativa de la producción iberoamericana mejor indexada en un área de investigación tan relevante como esta. En el plano de las limitaciones, la baja consistencia interna de algunos factores derivados del AFE tal vez se podría mitigar si recabásemos una muestra mayor en sucesivos estudios (Lloret et al., 2014). No obstante, y dado el cariz liminar y descriptivo de esta iniciativa, entendemos que se trata de una limitación metodológica asumible en favor de la ordenación de un corpus de análisis muy heterogéneo.
En suma, parece obvio que la necesidad que siempre ha tenido el ser humano de contar y que le cuenten historias (Costa y Piñeiro, 2012) ha adquirido una nueva dimensión a raíz del ecosistema mediático digital. Ante un contexto tan complejo, líquido y mutante, se antoja de lo más necesario seguir monitorizando, también en el terreno de la producción académica, un fenómeno capital como el de la transmedialidad, que, a buen seguro, seguirá manteniendo su cota de protagonismo en nuestra disciplina, la comunicación, interesada per se en ofrecer respuestas a los crecientes desafíos de la sociedad de la información y el conocimiento.