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Historia Caribe

Print version ISSN 0122-8803

Hist. Caribe vol.18 no.42 Barranquilla Jan./June 2023  Epub Aug 13, 2023

https://doi.org/10.15648/hc.42.2023.3636 

Reseñas

Raúl Parra Gaitán. Revelaciones: un siglo de la escena dancística colombiana. Cali: Proartes, 2020.

Mónica Lindo De Las Salas1 

1Doctora en Ciencias de la Educación, Docente Universidad del Atlántico, Directora del Grupo de Investigación CEDINEP. Monicalindo@mail.uniatlantico.edu.co


El libro objeto de la presente reseña, fue escrito por el bailarín e investigador en historia de la danza, docente de la Universidad Francisco José de Caldas de Bogotá Raúl Parra Gaitán, ganador en dos ocasiones de la beca de investigación por parte del Ministerio de Cultura y la 5a Bienal Internacional de Danza de Cali. El texto responde a la necesidad de promover la recuperación de la memoria de la danza escénica en Colombia como fenómeno cultural. Para ello se estructuran cuatro capítulos desde los cual expone información relevante inserta en una línea de tiempo que va del año 1930 al 2020.

Enmarcado en una investigación historiográfica, el autor recurre a las fuentes de información escrita y visual, estudios de caso, historias de vida, estudio de piezas, criticas estéticas, análisis en contexto y realiza entrevistas tomando en consideración los acontecimientos más relevantes relacionados con la danza en el siglo XX y los dos decenios del siglo XXI. Dentro de las especificidades de la población se considera a los maestros, agrupaciones de danza e instituciones educativas con programas de formación en danza y festivales de danza a nivel nacional. Así mismo, toma en consideración tres géneros de la danza como lo es el folclor, el clásico y el contemporáneo quedando pendiente por abordar como se reconoce, otros géneros como la danza urbana y el flamenco.

El texto inicia con un capítulo introductorio que visibiliza la deuda histórica de académicos y artistas de la danza en el país para emprender investigaciones de esta naturaleza. Si bien el panorama ha ido cambiando substancialmente, en la realidad muchos de los pioneros de la danza han empezado a desaparecer y sus saberes aún no han logrado ser estudiados.

Parra, retoma lo planteado por Kubler (1988)1 al reconocer que la investigación histórica de la danza requiere de nuevos instrumentos conceptuales y definir una estructura formal lo bastante universal para abarcar la enorme diversidad del arte y los artistas en todas las sociedades y culturas propias a las artes del tiempo como de la danza. En tal circunstancia, investigar la historia de la danza, es pensar también en la historia del cuerpo en relación con la cultura y la sociedad en la que se encuentra.

El segundo capítulo titulado "Danza folclórica" analiza esta práctica procedente de sociedades rurales y retoma la definición de Guillermo Abadía quien declara que un hecho para ser considerado como folclor, "debe cumplir con cinco características: lo tradicional, popular, típico, empírico y vivo2". Resalta a Jacinto Jaramillo que hacia 1938 crea entre otras, su versión de la Guabina Chiquinquireña lo cual generó un movimiento en la que las danzas tradicionales se convierten en fuente de inspiración para el posicionamiento de la danza escénica. Por otra parte, se puede ver como el autor relaciona los acontecimientos políticos, gubernamentales y las reformas educativas, con la creación, pero también desaparición de instituciones dedicadas a la difusión de la danza como la comisión Nacional del Folclor (1943), lo que se transformaría en el Instituto Colombiano de Antropología que publicaba la Nueva Revista Colombiana del Folclor (1952 al 2011). Así mismo, surge la Radiodifusora Nacional con un espacio centrado en la difusión del folclor.

Parra, es enfático al decir que acontecimientos como la violencia y la dictadura militar de los años 50, no detuvieron el trabajo de los maestros en las regiones, entre ellos: Mercedes Montaño, Teófilo Potes, Luz Echeverry, Alberto Londoño, Pedro Betancur, Jaime Orozco, Inés Rojas, entre otros. Destaca como hacia 1968 se crea el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) transformado en 1997 en Ministerio de Cultura. De la misma manera menciona a quienes sobresalieron desde la década de los 70 como fueron Ninoska Salamandra, Eduardo Gracia, Delia Zapata, Nicolas Maestre, Néstor Sánchez, Ma. del Carmen Meléndez, Sonia Osorio, Gloria Peña, Winston Berrio, Fernando Urbina y Carlos Franco Medina. Este último, lideró una de las delegaciones de danza que acompañó a Gabriel García Márquez a Estocolmo en 1982 a recibir su premio nobel de literatura.

Se explica de manera detallada, lo acontecido durante la década de los 80 la cual se considera la época gris del país, enmarcada en hechos como la toma del Palacio de Justicia, el desastre de Armero, el narcotráfico, el terrorismo entre otros que conllevó al cierre de un gran número de instituciones dedicadas a la promoción de la cultura. Aun así, Parra reconoce el aporte de Gloria Triana, al dirigir varias series documentales dedicada a visibilizar el folclor de los territorios, entre ellas Yuruparí, Aluna y el programa Crea lo cual dio paso a la apertura de otras experiencias como la serie documental Trayectos. En el año 1998 se realiza el primer Congreso Nacional de Danza en Barranquilla y en esa misma década, aparecen el Ballet Folclórico de Antioquia, Tambores de Ellegua, Herencia Viva, Corporación Cultural Barranquilla, entre otras.

El tercer capítulo titulado "Danza académica o clásica en Colombia", Raúl Parra, denota la influencia de la tradición extranjera en la formación académica de la danza y encuentra como ello impulsa la creación de los primeros teatros en Colombia como el Salón Fraternidad en Barranquilla (1850), el Teatro Municipal de Bogotá (1852) y Teatro Colon (1892). Hacia los años 40 con la creación de la primera escuela formal de Ballet auspiciada por el Ministerio de Educación. De igual forma, resuenan los nombres a nivel nacional de Enrique Valencia, Libia Jaramillo de Pereira, Jaime Manzur, Gloria Ramírez, Amparo Ramírez, Raquel Ercole, Ana Caballero, Plutarco Pardo, Priscilla Welton, Amparo Sinisterra, Gloria Castro y Jorge Arnedo.

Finalmente, en el capítulo "Danza contemporánea en Colombia" el investigador denota la influencia de compañías internacionales que pasaron por el país hacia la década de los 20 y 30 época denominada como el "Despertar de una modernidad danzada", donde hicieron presencia compañías como los Ballets Joossla de Katherine Dunham. Hacia 1969 se posicionan entre otros: Yamile del Castillo en 1969 quien crea el Ballet Real del Atlántico, Álvaro Restrepo impulsa el programa no formal de estudios en danza contemporánea en Cartagena hacia 1997, Carlos Jaramillo, Bella Luz Gutiérrez, Katty Chamorro, Peter Palacio, Tino Fernández, Álvaro Fuentes, Baldomero Beltrán, Martha Ligia Gómez, Mónica Gontovnik, Luis Ruffo, Sonia Arias, Rafael Palacio y Eugenio Cueto.

Dentro de los acontecimientos más relevantes, el investigador presta particular atención a la forma como en los años 80 y 90 las iniciativas nacionales se empiezan a consolidar a través de la realización de eventos como el Festival de Danza contemporánea de la Contraloría (1987), el primer Encuentro Internacional de Danza contemporánea (1992), el Festival Internacional de Danza Barranquilla Nueva Danza (1995), Festival Universitario de Danza Contemporánea (1996) los cuales permitieron circular las producciones artísticas en esta modalidad danzaria y propiciar los intercambios de experiencias significativas con maestros y compañías de otras latitudes. También encuentra como se fortalece el oficio del bailarín y coreógrafo como profesión lo cual se debe en gran parte al surgimiento y creación de programas universitarios como el de la Universidad Distrital de Bogotá y entidades de educación técnica como CENDA y de nivel superior como la Universidad del Atlántico quien en el año 2012 crea el programa profesional en Danza.

En definitiva, el autor logra plasmar en el texto, lo que se constituye en un significativo aporte a la documentación de la historia de la danza colombiana a partir de un minucioso proceso investigativo. El libro se complementa con evidencias fotográficas, programas de mano, registros de prensa, fotografías de archivos personales de las agrupaciones, lo cual permite tener una visión clara de la relevancia de un estudio de esta naturaleza. Este compilado de información relevante, se configura en un referente obligado para quienes emprenden investigaciones en este campo. Es también un camino que se abre y extiende para que desde los territorios, los académicos y miembros del sector de la danza promuevan la investigación sobre la vida y obra de los maestros que han dejado huella en la historia de la cultura nacional.

1Kubler, G. La configuración del tiempo: Observaciones sobre la historia de las cosas. Madrid: Nerea, 1988. En Parra, Raúl. Revelaciones: Un siglo de la escena dancística colombiana. Cali. Ad Point. 2020. p 15

2Abadía Morales, G. (1983) Compendio General del Folklore. Banco Popular. En Parra, Raúl. Revelaciones: Un siglo de la escena dancística colombiana. Cali. Ad Point. 2020. p 29

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