Introducción
Para abordar metodológicamente la historia de la comunicación social impresa, es preciso considerar que un periódico es más que hojas con datos que pueden ser informativos para un sector de la población. Es el resultado de un proceso que inicia con la idea de una o varias personas que es escrita por los ideólogos o por otras personas, luego es producido en un taller de impresión, distribuido y consumido finalmente por un público lector u oyente. En ese proceso el contexto, en el cual se edita el impreso, es un eje transversal, tanto a nivel macro -político, económico, social, cultural, tecnológico- como a nivel micro, es decir qué lugar ocupa en la zona o región donde se distribuye con respecto también a sus homólogos o competidores.
El periodismo provinciano en Costa Rica tiene un semanario -La Voz del Atlántico- que ocupa un lugar destacado entre los periódicos regionales, no solo porque fue el que más tiempo estuvo en circulación sino también por la posición que ocupó en la provincia de Limón. Por lo expuesto, se sugiere en esta propuesta metodológica considerar ese impreso como ejemplo para el abordaje, pero sin dejar de considerar el contexto en el cual circula, en particular porque se trata de una región con particularidades que la diferencian del resto del país.
1. Periodismo regional
El periodismo local se inició en Costa Rica veintitrés años después de que se editara el primer semanario publicado en el país llamado El Noticioso Universal en 1833. El primer medio regional-Bo/et/n del Ejército- circuló en Liberia en 18561. En 1884 se publicó en el puerto atlántico de Limón un único número de El Atlántico, órgano liberal. Ese mismo año se difunde en la ciudad de Cartago El Irazú. El ocaso del siglo XIX y el inicio del siglo XX fue testigo del surgimiento de numerosos periódicos provincianos con efímera vida la mayoría y con un tiraje poco abundante.
Para 1900, Costa Rica era un país que, en sus 51900 kilómetros cuadrados, buena parte del territorio era desconocido y selvático. Tenía una población que superaba las 300.000 personas. La región con menos habitantes era el Caribe con una cifra escasamente superior a las 18000 almas.2
A pesar de la poca población, es la región de las siete provincias que conforman Costa Rica, que tiene mayor cantidad de medios impresos en el periodo comprendido entre 1875 a 1965 (véase Gráfico 1), después de San José -la capital-. Todos los periódicos se editaban en la ciudad de Limón, cuyo desembarcadero había sido declarado en 1865 puerto principal de la República en la costa atlántica3. El segundo puerto en importancia era Puntarenas en el pacífico y es el que, después de Limón, tuvo más periódicos en ese lapso de tiempo.
Las provincias más cercanas a San José y que forman parte del Valle Central, eran a principios del siglo XX, Alajuela, Cartago y Heredia. Las más alejadas geográficamente eran Limón, Guanacaste y Puntarenas. Los periódicos nacionales llegaban sin mayor dificultad a las cabeceras de provincia, pero con aprieto a las tres últimas mencionadas. Los impresos arribaban con tardanza de varios días después de su emisión.
Fuente: Hemeroteca del Sistema Nacional de Bibliotecas https://www.sinabi.go.cr. (Fecha de consulta 19-6-2022)
La mayoría de los periódicos regionales ponían especial énfasis en informar sobre temas que atañían a la localidad donde circulaban sin dejar en el olvido noticias nacionales o internacionales de interés colectivo. Algunos eran espacios de denuncia o de exposición de necesidades sin resolver, de propuestas de soluciones y algunos impresos tenían unafinalidad política, es decir, vinculados con los procesos electorales, en función de un grupo o de un líder o caudillo. Solo 11 de los 112 periódicos regionales que se
divulgaron en Costa Rica en los años de 1875 y 1965, surgieron para apoyar a un sector político electoral. Cuatro de estos circularon en Alajuela e igual número en Puntarenas, 2 en Limón y uno en Cartago.
Una minoría de estos órganos se circunscribían a un distrito diminuto. Por ejemplo, en San Ramón, un cantón de la provincia de Alajuela, se realizaron varios intentos por divulgar medios de comunicación impresos, el primero en 1901, el segundo en 1914 y un tercero en 1943 que no tardó ni un año en desaparecer mientras los dos primeros circularon por espacio de 2 años. En todo caso fueron intentos con escaso éxito quizá porque se trataba de una población pequeñísima. Para 1927 tenía 13805 habitantes de los cuales 4268 eran niños de 0 a 8 años. La población alfabeta sumaba 5596 almas4. Estos eran los potenciales lectores. En todo caso se debe considerar que el Valle occidental fue ocupado por la producción de café en el primer tercio del siglo XX y en el proceso, llama la atención la preocupación de los habitantes por expresar sus ideas, a través de los periódicos.
Definitivamente la reforma educativa de 1886 favoreció el aumento de la alfabetización del país y con ello la producción periodística. La provincia de Limón tenía el más bajo índice de analfabetismo de la nación en 1927 que se explica por la presencia de extranjeros alfabetizados y porque había numerosas escuelas privadas, muchas de ellas de carácter religioso (protestantes las más) a las cuales concurren unos 1500 alumnos.5
En los casos de Limón y Puntarenas, su condición de puerto contribuyó enormemente a la aparición temprana del periodismo informativo, pues existía una necesidad de comunicar la llegada y salida de barcos, la existencia de mercancías y las personas con las cuales se podía entablarrelaciones comerciales.6
Uno de los pocos impresos regionales que lograron superar los 12 años en circulación constante (1934-1946) fue ha Voz del Atlántico, editado y distribuido en la región caribe costarricense. Durante esos doce años, la publicidad fue copiosa. Era evidente que el tema económico estaba resuelto con los abundantes avisos comerciales que divulgaba el periódico. De esos anuncios destacaban por frecuencia y por espacio ocupado, la publicidad de medicamentos.
El Caribe se diferencia mucho con el resto del país, no solo por las actividades económicas, sino también y especialmente por el crisol cultural. Ha predominado la economía de enclave7 determinada por la presencia del ferrocarril y las actividades de la compañía bananera -United Fruit Company (UFCO)-. La población estaba conformada por migrantes en su mayoría procedentes de Jamaica, China y de naciones centroamericanas. Dadas estas características, el objetivo de este ensayo es plantear una propuesta metodológica para estudiar la historia del periodismo local, concretamente el del Caribe costarricense. El propósito es reivindicar la importancia de los medios regionales en la construcción de identidades y en el devenir general de una región específica (en las historias nacionales está olvidada, toda vez que éstas están centradas en los principales diarios de las capitales y poco más, como si no hubiera más realidad que esa)8.
Temporalmente esta propuesta se ubicaría de 1884, cuando se publica el primer medio impreso regular en el Caribe a 1950 cuando la tecnología permite mantener diariamente en circulación un periódico por más de una década. Este fue un periodo álgido. Por una parte, se sufrieron dos guerras mundiales y una de crisis económica y social que afectó al mundo. En Costa Rica, los precios de los principales productos de exportación: café y banano cayeron sin precedentes. Las consecuencias fueron múltiples, pero destaca el desempleo, el aumento en el costo de vida, la agudización de la diferenciación social y el acrecentamiento de las protestas de grupos sociales organizados. A esto se suma, como consecuencia, una serie de reformas y leyes en procura del bienestar social colectivo.
2. La zona caribe costarricense
En Costa Rica, la zona caribe es un espacio exótico, multiétnico y pluricultural compartido por afrodescendientes, territorios indígenas Bribris y Cabécares, orientales, culíes, italianos y centroamericanos. Es una región que se diferencia claramente del resto del país, por sus prácticas culturales: la alimentación, la música que combina elementos del calypso y del reggae9, las danzas, los juegos, las leyendas, la lengua -usan inglés criollo- la fe y la práctica religiosa. La arquitectura responde a las condiciones climáticas, culturales y a la actividad económica.
En la sétima década del siglo XIX pasó de ser una región inhóspita y lejana a una zona dominada por la presencia del ferrocarril. De hecho
“Con la construcción del ferrocarril el mercado ocupacional se diversifica y la oferta nacional no abastece los requerimientos de la empresa. De ahí la inmigración de trabajadores, que enfrentando crisis en sus lugares de origen -China y países del Caribe insular-, se involucran en la red mundial del mercado laboral. A pesar de las trabas racistas impuestas por el Estado para inmigración de ciertos grupos de trabajadores, la empresa burla estas disposiciones y contrata en condiciones casi esclavistas a trabajadores de muy diversos orígenes.”10
Ante este panorama no es de extrañar que el caribe se convirtiera en un foco de descontento manifestado por los diversos grupos humanos que laboraban en condiciones deplorables. Los movimientos sociales que se suscitaron con frecuencia también fueron motivados por factores étnicos como la lucha por el respeto a los tradicionales días festivos de sus culturas o por la calidad de los alimentos que se les sirven y por los frecuentes problemas de salud. Limón se vuelve, con el ferrocarril y con las plantaciones bananeras, en un verdadero centro comercial y de servicios destinados al comercio internacional del banano y del café, este último cultivado en el Valle Central, pero comercializado a través del puerto de Limón. La transformación económica y social de Limón no solo condujo a un aumento importante de población en el ocaso del siglo XIX sino también a la creación del cantón de Limón en 1892 y a la constitución como provincia en 1902.
Este espacio determinado por el ferrocarril y la compañía bananera -United Fruit Company (UFCO)-y con ello inserto en la dinámica comercial internacional, conducen a la transformación de las condiciones materiales y simbólicas de los pueblos indígenas. Se consolidó un polo de desarrollo agroindustrial bananero y de transporte -muelles y ferrocarril- que añaden a la dinámica cultural nuevas pertenencias e identidades culturales de ascendencia afro-caribeño, insular o continental, europeo y asiático, la constitución de un lugar de relaciones laborales confrontadas con los intereses de los trabajadores y de manera análoga con los procesos de lucha obrera.11 Los movimientos migratorios dependían del proyecto transnacional y de tales flujos deriva el desarrollo de la región.
En la crisis de 1929 la compañía sufrió la recesión aunada con los nefastos efectos de la plaga de sigatoka negra en los bananales. La solución fue abandonar las plantaciones y trasladarse al pacífico sur. Esto tuvo efectos nefastos para los trabajadores limonenses y para la dinámica comercial. Por disposiciones oficiales, a la población afrocaribeña se le prohibió migrar al pacífico. El resultado fue una crisis sin precedentes en la región.
A pesar de los problemas laborales, de las necesidades insatisfechas, de los problemas de salud, era una región con altos índices de alfabetización debido a la presencia de escuelas privadas para los hijos de los altos mandos de la UFCO y de las escuelas dominicales para la población, como se ha mencionado12. Esto favorecía la aparición de periódicos que eran en su mayoría, espacios para denunciar las situaciones en la provincia y proponer soluciones, pero también para difundir información acorde con su dinámica actividad comercial13.
3. Periodismo en el caribe costarricense
La zona caribe con las características descritas tuvo 26 periódicos circulando en intervalos desde 1884 hasta 1965 Había entonces un interés por la difusión de información en la región, posiblemente por su solícito dinamismo lucrativo anterior a 1930 y su decadencia después.
El primer periódico que se publicó en Limón fue El Atlántico, órgano liberal, semanario editado por Elías Bolaños. Estaba escrito en español y carecía de anuncios. Su presencia fue efímera y hubo que esperar 4 años más para que circulara El Progreso de Limón. Este último, propiedad de la empresa Céspedes y Cía., fabricante de tintas para imprentas y litografías, "tinta especial para periódicos"14, era un diario bilingüe: español e inglés, como lo fueron la mayoría de los que se editaron. Su objetivo era ser un órgano de publicidad de empresas ubicadas tanto en Limón como en San José. Era una propuesta acertada en tanto a través del puerto de Limón, ingresaban y salían la mayoría de las mercancías. El precio de los avisos era de 10 céntimos por pulgada cuadrada con derecho a descuentos según la frecuencia con la que compraba el espacio, así por ejemplo quienes lo repetía por tercera vez, tenía un 10% de descuento, por 6 veces, un 12%, por 10 veces un 20%, por 13 veces un 30% y finalmente por repetir 26 veces el anuncio se le rebajaba un 50%.15 Este diario, a pesar de la cantidad de anuncios que colocó en su primer ejemplar, no logró sobrevivir por mucho tiempo.
No fue sino hasta 1903 cuando se difundió Limón Weekly News, un periódico que se mantuvo en circulación 4 años y nunca reveló el nombre del editor. Era un semanario cargado de anuncios publicitarios, con extensos directorios de negocios que ofrecían los más variados enseres y todo absolutamente en inglés.
A juzgar por la cuantía de anuncios, estos periódicos tenían más un fin empresarial que altruista como se confesaban con los potenciales lectores, es decir su meta era obtener ganancias económicas. Lo cierto es que los intentos fracasaron una y otra vez, por razones económicas y por factores políticos o de intereses de la UFCO.
En 1907, tras la decepción de un periódico político electoral, salió a la luz pública el Correo del Atlántico que estuvo en circulación por dos años. Igual que sus homólogos, estaba cargado de anuncios. Este semanario de 4 páginas y con un costo de suscripción mensual de 0.50 céntimos, era editado por Eduardo Beeche pero en el colaboraban "...los más distinguidos é ilustrados escritores de la Comarca, tanto para las crónicas científicas como para los asuntos de política interior, exterior, literatura y artes..."16. Es un periódico bilingüe que exponía los avisos comerciales desde su primera página (Véase Figura 1). En 1909 los editores tomaron partido con un candidato presidencial: Ricardo Jiménez Oreamuno y poco después su impresión cesó. En esta publicación con intereses políticos igual que El Heraldo de Limón que apoyaba nuevamente a Jiménez Oreamuno era evidente la disminución de anuncios comerciales. Posiblemente era financiado por la agrupación política. En estos periódicos, los textos en inglés prácticamente desaparecieron, lo que hace suponer que iba dirigido a electores y no a extranjeros o angloparlantes que no tenían derecho al voto.
A partir de 1910 y hasta 1913, salió el trisemanario The Times: a daily newspaper, editado por la compañía Yanguas y Caro. Este periódico cerró y volvió a surgir en dos ocasiones con el mismo nombre. En l913 fue trinchera de varias personas quienes aprovechaban el impreso "para atacar sin tregua a la United Fruit." Como respuesta, las visitas de funcionarios de la UFCO u otras personas contratadas con ese fin arreciaron, igual que las amenazas a los editores del periódico.17 Como resultado de la presión, dejó de circular casi de inmediato sin dar explicación alguna.
De marzo a mayo de 1908, El pueblo de Limón, un semanario independiente, completamente en español, tuvo una fugaz existencia. Durante los siguientes 4 años no hubo periódicos nuevos. En el mes de noviembre de 1914 empezó a circular El Correo del Atlántico y acabó el 10 de marzo de 1917; cubría las provincias de Limón y Cartago. Este impreso era un periódico germanófilo, defensor de la Triple Alianza que debió recurrir a una imprenta de San José para editarse pues los talleres de Limón o Cartago no daban abasto. Cerró sus puertas en 1917 cuando el gobierno del dictador Luis Demetrio Tinoco vedó toda información que no viniera del bando de los aliados18.
Lo cierto es que la presencia de periódicos fue constante desde 1903, no obstante, hubo momentos en los que circulaban más de 10 como ocurre entre 1911 y 1915 o años en los que no hay periódicos en la provincia del atlántico como sucede en el quinquenio de 1921 a 1925 (véase Gráfico 2).
Fuente: Hemeroteca del Sistema Nacional de Bibliotecas https://www.sinabi.go.cr. (Fecha de consulta 19-6-2022).
Una situación muy diferente ocurría en San José. A excepción de 1926 a1940, circulaban más de 100 periódicos por año (véase Gráfico 3). Ciertamente los lectores eran mucho más numerosos en la capital y en las cabeceras de provincia donde se vendían órganos informativos. Proporcionalmente, la cuantía de impresos en Limón era muy reducida.
Fuente: Hemeroteca del Sistema Nacional de Bibliotecas https://www.sinabi.go.cr. (Fecha de consulta 19-6-2022)
En algunos de estos periódicos participaron como escritores, miembros de la población afrocaribeña. Incluso muchas de esas publicaciones fueron indispensables para las luchas sociales.
La literata Anacristina Rossi detalla en su novela Limón Blue, la importancia de la prensa como trinchera de lucha de los movimientos reivindicativos. Como se dijo, The Time fue un impreso desde el cual se atacaba a la UFCO, la respuesta de la empresa no se hizo esperar y con amenazas, logró intimidar a los comerciantes limonenses quienes de inmediato dejaron de comprar espacios publicitarios en el semanario mientras los suscriptores también se distanciaban no adquiriendo más el periódico. El resultado esperado fue el cierre de la publicación.
"En tres meses los antillanos reunieron la plata"19 para continuar con el periódico y volvió a salir el The Time y reanudó sus críticas a la empresa. Como resultado, la UFCO presionó el fin del semanario. Los responsables del impreso decidieron pegar las noticias en los postes de la ciudad, de manera tal que la información volvía ser divulgada. Se desconoce cuánto tardó esta forma de comunicación. Entre tanto El Heraldo del Atlántico, periódico de Cartago, sentenció su muerte al cuestionar a la Compañía; la acusaba de "vender medicinas sin pagar patente y cobrar carísimo por la electricidad".20
En 1914 El Limonense The Citizen cierra un mes después de su aparición debido a la publicación de un editorial que revelaba un espionaje de la Northern Railway Company y exhortó a la Compañía a no sustraerse de las leyes del país. Llama la atención que este periódico gozaba de la venia de la UFCO, incluso se ufanaban de haber sido "autorizados generosamente por el señor Administrador de la United Fruit Co. para publicar en este semanario los mensajes inalámbricos referentes á (sic) la guerra europea" procedentes de la agencia de noticias Associated Press. Así, pues, decían los dueños del periódico, "insertaremos en los demás números de El Limonense que seguirá apareciendo con toda regularidad los lunes de cada semana, dichos cablegramas".21
Durante la Gran Guerra, la Prensa Asociada (AP) era la principal proveedora de noticias sobre el conflicto. Esta agencia de noticias tenía su sede en Nueva York y la distribución de los cables en Centroamérica y el Caribe estaba en manos de la UFCO.
En marzo de 1915 sale El Pueblo Limonense. Dos meses después publicaron una nota comunicando que la apropiación de tierras de parte de la UFCO en Talamanca -territorio indígena- había dejado sin zona de cultivo a la población. De inmediato se cerró el periódico.
Un año después, El Correo del Atlántico aseveró que la UFCO tenía a su servicio a un asesino. Era un estadounidense que, según el periódico, portaba placa de policía y con la que intimidó a los trabajadores deteniéndolos, extorsionando y vejando a muchos de ellos. Tres números después el periódico no circuló más22.
La corta vida de los periódicos en la provincia de Limón y su inestabilidad se debe, según expone el editorialista de La Voz del Atlántico en 1934, a múltiples causas: falta de interés del público, la escases de talleres de imprenta y de papel en la región y fundamentalmente, la falta de comprensión de las necesidades del pueblo por parte de los editores quienes exponen y conocen las causas, pero no hacen propuestas que conduzcan a la solución.
Ciertamente, la deficiente tecnología de los talleres tipográficos costarricense de la segunda mitad del siglo XIX y primeras del XX, condicionó la frecuencia de circulación de periódicos, como bien lo expone el editorialista mencionado. Podría sumarse las dificultades para generar contenido y el reducido círculo de lectores.23
Hubo sin embargo un periódico "La Voz del Atlántico" que se mantuvo en circulación una docena de años sin alteración ninguna en una de las coyunturas más difíciles del país: a nivel internacional, la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría. A nivel interno, los movimientos sociales fueron frecuentes y álgidos, apoyados por el recién creado -1931- partido comunista. En ese periodo la población sufrió el
ascenso del desempleo, el alza en el costo de la vida y los bajos salarios. En 1940 el modelo liberal sustentado en el patrón agroexportador de café y banano especialmente, se agotó. Se sustituyó por un modelo más intervencionistas en las decisiones del Estado.
Por diversas razones, hubo en 1940 y las dos siguientes décadas, una serie de reformas que favorecían a toda la población: la reapertura de la Universidad de Costa Rica, la creación de la Caja Costarricense del Seguro Social y con ella se establecen los seguros obligatorios para todos los pobladores, de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y desempleo involuntario. Se introdujeron en la Constitución las Garantías Sociales, que era un reconocimiento de los derechos de los trabajadores: salario mínimo, jornada de 8 horas, derecho a sindicalización, a condiciones mínimas de higiene y seguridad en el trabajo, mejor preparación del obrero, entre otros.
Esta disposición se complementó con el Código de Trabajo que recopila todas las leyes sobre materia laboral que entre otras cosas incluía la creación del Ministerio de Trabajo, la negociación colectiva entre patronos y trabajadores, el derecho a la organización de los trabajadores, protección de los despidos arbitrarios, entre otros.
Todo esto provocó descontentos, especialmente de los sectores económicamente más poderosos y el resultado desencadenó una guerra civil que finalmente condujo a gobiernos conducidos por partidos políticos consolidados que no solo mantienen las reformas, sino que las fortalecen a través de un estado protector.
En estas condiciones muchos periódicos desaparecieron, pero llama la atención que de los pocos medios impresos que se mantuvieron e incluso opinaron sobre los acontecimientos, fue La Voz del Atlántico. Esto merecería un estudio particular de ese semanario.
4. La voz del Atlántico
El 14 de julio de 1934 sale la primera edición del semanario La Voz del Atlántico (VDA), un impreso de 8 páginas con 6 columnas. Este periódico sustituyó al semanario The Searchlight de corta vida -1929 a 1931-. Su fundador Rogelio Gutiérrez Ross señalaba en el primer editorial con el que presenta al medio a la comunidad, que su objetivo era luchar "por los derechos a la vida en la zona atlántica", una región que, a su juicio, había sido abandonada por los empresarios bananeros y por el gobierno pues una vez que la producción bananera se trasladó al Pacífico Sur del país, Limón dejó interesarles a "los capitalistas de San José" pues el banano ya no era un buen negocio. Describe la situación como tétrica donde la falta de trabajo conduce al hambre "lo que ha producido el brote comunista cuyas doctrinas son ahora, más desesperación que empeño". Además, reclama al gobierno la confinación de personas "indeseables" quienes realizan "entre nosotros las mismas actividades por las que fueron confinados." Además, los grupos comunistas que amenazan con emprender disturbios con lo que estrangularían lo que queda del moribundo comercio.
Dadas las condiciones de deterioro económico y social de la provincia de Limón, La Voz del Atlántico se proponía ser "un órgano de publicidad que se ocupe exclusivamente de los intereses de la provincia de Limón, en todos sus campos de la actividad en que vivimos." Su pretensión es "promover el comercio, las industrias y la agricultura"24(La Voz del Atlántico, 14-7-1934, p. 1).
Su propósito era claro: "Luchar, dentro del campo limitado de sus esfuerzos por los derechos a la vida de la zona atlántica." Reclaman la renuencia de los bancos estatales de prestar dinero con el banano como garantía, aunado a la actitud pasivamente desconcertante del ministerio de fomento con los contratos bananeros. Tampoco estimulan otras actividades como la búsqueda de mercados alternativos o la industria del cacao. Incluso su nombre refiere a evidenciar las necesidades del pueblo limonense como lo aclaran en el siguiente artículo publicado en la primera página de la primera edición:
"Casi siempre el nombre de un periódico declara su política o su finalidad. Cuenta que se pensó que era mejor nombrar el presente artículo de modo que no dejara ninguna duda en la mente de nadie sobre de qué se trataba. Literalmente, «Voz del Atlántico» significa, Voz del Atlántico, es decir, la voz (necesidades) que llora de la gente de la Zona Atlántica de Costa Rica".
Aseveraban que se excluyen de toda participación política. Se enuncia como un medio de expresión imparcial que sirve a las masas, "no atienden a una clase o la clase favorecida". Aclaran con vehemencia que La Voz del Atlántico "es sinónimo de periodismo limpio. .no somos una publicación de un centavo. No somos amarillos". Su precio era de <<£ 0.15 el número suelto Y <£ 0.50 la suscrición mensual, amén de los anuncios publicitarios cuyo precio no se reveló en ninguna de las ediciones, pero ocupaban una importante porción del impreso (Véase Figura 2). No era un precio inalcanzable. Diariamente los gastos básicos de una familia de 6 miembros en la capital en 1933, ascendía a 0 2,8025. No obstante,
"dentro de los salarios que estaban por encima de 0130 mensuales (05,00 diarios o más) en la planilla del Presupuesto de la República están: Los "operarios "mejor pagados del taller del ferrocarril (la mayoría rondaba los 0130, aunque sufrieron algunas rebajas), los que llegaban hasta 0235. Otros obreros muy especializados del tren lo fueron los mecánicos del taller eléctrico y los carpinteros, con salarios por arriba de 0200".26
Este periódico es sin duda una fuente histórica útil para múltiples temáticas de investigación. Brinda información valiosa que acercarse a, solo para mencionar unos pocos, las condiciones laborales de la población, los movimientos reivindicativos, la vida cotidiana, los espacios de sociabilidad, la situación económica de la región, el rol de las empresas bananeras, las prácticas de salud. Con esto pone en evidencia la relevancia que tiene la prensa local en la historia de la provincia de Limón y del país.
5. Propuesta metodológica
Un grupo importante de historiadores de la comunicación, se han abocado al estudio de los medios impresos de manera global considerando el taller de impresión, sus vaivenes internos, la organización del trabajo, la producción del periódico, la identificación de los dueños, los redactores o escritores (quién escribe), sus intereses ideológicos, las formas de distribución, explorando su contenido y buscando a los lectores.27
Esta práctica académica se debe en mucho al acercamiento de la historia de la comunicación social a la historia cultural. Ese vínculo ha permitido ensayar con éxito la aplicación de nuevas herramientas epistemológicas y metodológicas. La lista de periódicos con fechas de su inicio y fin, el nombre de sus dueños o editores y algunas referencias a su contenido, información de gran utilidad, han sido sustituidas por estudios que analizan el circuito comunicativo28, desde que el periódico es ideado hasta que es consumido29.
En Costa Rica esta experiencia metodológica, se ha aplicado en los periódicos con más circulación y que por lo general se editan en la capital o en las principales cabeceras de las provincias y que tienen proyección nacional. Los impresos regionales, locales o provinciales son marginados quizá porque se considera que su influencia o es reducida o es nula y no tiene ningún impacto. No obstante, hay avances académicos muy certeros30. Además, estas posibilidades que se han abierto con éxito, la información que se obtiene del periódico más el modo de extraerla dependerá del o de los objetivos de investigaciones concretas.
Esta tarea se puede abordar desde diversas perspectivas. Entre otras se podría analizar su orientación comercial, la práctica profesional -escritores-en el periódico, la responsabilidad social del impreso, el entorno donde se produce el periódico, su situación económica, sus intereses e intencionalidad, el impacto en la sociedad, mecanismos de distribución entre muchos otros. En otros términos, hay múltiples métodos y técnicas e incluso mezcla de ellas para analizar el periódico, o se puede echar mano de los métodos y técnicas de otras disciplinas, para aplicarlos al estudio del medio informativo.
6. Metodología para historiar la prensa del Caribe
Dado el contexto descrito, plantear una propuesta metodológica para estudiar la historia de la prensa de la región atlántica costarricense es todo un reto. Los periódicos que circularon en el Caribe costarricense son más que páginas con información impresa. Ellos son el fruto del trabajo de hombres y mujeres que las escriben, artesanos que cincelan cada tipo y entintan cada lámina, estos tipógrafos e impresores tienen proveedores de papel, de tinta y de tipos, lo cual abre un nuevo espacio para historiar. Los editores, cuando no son los mismos impresores, revisan y controlan los detalles. Incluso muchos de estos medios informativos se imprimen en San José. El mismo periódico La Voz del Atlántico se imprimió en la empresa josefina Falcó & Borrasé. Los periódicos son transportados, distribuidos para finalmente llegar al lector que es el objetivo último.
Una propuesta metodológica de la prensa del Caribe debería considerar el circuito de la comunicación a través de la prensa, recorrer todo el camino sin dejar atrás ningún detalle pues de hacerlo, se está obviando una parte del todo. Adaptando el circuito de la comunicación propuesto por Robert Darnton31 para los libros a la prensa, se podría obtener el panorama completo de la prensa dirigida al Caribe. Hace más de tres décadas, Robert Darnton advertía que la historia de la prensa no solo es describir el contenido de los impresos, ni reseñar su vida, sino conocer el proceso a través del cual los textos son ideados, producidos, distribuidos y consumidos por el público lector u oyente.
Estas etapas del circuito comunicativo no subsisten por sí solas, son afectadas por las condiciones sociales, políticas, económicas, tecnológicas e intelectuales de su tiempo. Eso significa que la ubicación contextual es fundamental para comprender el cómo y porqué surge un periódico, quiénes lo adquieren, quiénes los consumen, es decir, se apropian de su contenido, y sobre todo quien o quienes lo escriben y porqué lo elaboran de la manera en que lo hacen.
Efectivamente, detrás de los periódicos y las revistas que circulan con alguna regularidad, hay mujeres y hombres que los produjeron, que pensaron cada palabra, que conformaron cada frase y que expusieron sus ideas, intereses e intenciones a un público consumidor del impreso. La exposición de sus pensamientos representa y reproduce el momento histórico en que les tocó vivir y por ello son informantes claves para comprender el acontecer histórico de la sociedad. En tanto los y las comunicadoras colaboran con la formación de opinión pública - entendida como fenómeno social de expresión de una comunidad ante diferentes tipos de eventos-, su papel es fundamental en la cimentación ideológica y en el desarrollo histórico de las sociedades.
Dada la premisa expuesta, se propone en primer lugar, identificar a los autores y a los editores, sus influencias intelectuales, sus afinidades políticas, sus preocupaciones y sus intereses económicos o culturales.
No es tarea fácil, eso sin duda. Encontrar las fuentes adecuadas para obtener los datos requiere olfato de historiador. Algunos censos o anuarios estadísticos contienen nombres de personas y en escasas ocasiones los acompañan con referencia a sus actividades laborales. Algunos estudiosos dejaron registro de los escritores de los periódicos, incluso refiriéndose a otro tipo de actividades. Por ejemplo, en textos alusivos a los literatos nacionales, se encuentran referencias a los escritores de periódicos que también fueron hombres de letras.
En el caso particular de La Voz del Atlántico, el director que también funge como administrador del semanario, es Rogelio Gutiérrez Ross El jefe de redacción es Enrique Arrazola, el cronista social es Teodoro Rubén Jr. Y suman tres corresponsales, de la región: Vicente de la Peña en Siquirres, Catulo Álvarez en Matina y Fermín Regidor, funge como corresponsal en Talamanca. Para agosto de 1934, se agregaron 12 corresponsales en diversos lugares de la provincia de Limón.
El señor Gutiérrez había fundado en 1922 una Compañía junto con cuatro socios denominada Compañía frutera de Limón. Esa Firma arrendó al gobierno, por un periodo de 35 años, diez mil hectáreas de terrenos baldíos en la milla marítima de la costa Atlántica. En esos terrenos, se sembraría, según el contrato, bananos, cocos, piña, naranjas, toronjas, limones entre otros. Podían también construir ferrocarriles, tranvías, muelles, líneas telegráficas y telefónicas, además de establecer un servicio directo de vapores a Estados Unidos y Europa, coordinando con las compañías extranjeras que funcionan en la zona32.
En el periódico que inició doce años después, se evidencia el interés por el desarrollo agrícola y comercial de la zona y la urgencia de crear consenso en el colectivo por mejorar las condiciones de la provincia y facilitar el desarrollo económico. Además, no pierde oportunidad para referirse a los trabajadores que estuvieron en huelga en 1934 a quienes en el periódico se califican de "comunistas" usando el término peyorativamente. Incluso, uno de los socios de la Compañía Frutera de Limón, era el dentista Rubén Castro, quien es uno de los anunciantes más frecuentes en el periódico. En otros términos, al indagar en la vida -económica, política, social o cultural-de los directivos del impreso, es posible establecer conexiones y explicar las posiciones que defienden en las páginas del medio informativo. En resumen, las vivencias de los responsables de los impresos son decisivas en la información que publican los medios y en la línea editorial que siguen.
En segundo término, es fundamental estudiar el contenido de los periódicos que sean objetos de estudio. Es acertado acercarse a través del análisis de contenido, entendido como la técnica de interpretación de textos basada en la lectura sistemática, objetiva, replicable y válida. Combina la observación y la producción de los datos y la interpretación o análisis de estos y también de las ausencias. Busca sentido en el texto- para escudriñar el escrito-.
En una nota sobre el "Asilo Chapuí", un sitio donde eran encerradas las personas consideradas dementes inicia su título diciendo "El Asilo Chapuí no hace diferencia de razas" e indica que tienen aislados a 16 negros "y si no aceptamos más es porque no (tienen) estancias disponibles. No somos indiferentes al dolor de estas pobres gentes, demostrándolo así nuestras gestiones para repatriarlos."33 En estas frases se evidencia la otredad, la población afrodescendiente, los extranjeros que están quitando espacio a los nacionales y que deben ser expatriados, devueltos a sus países de origen. Finalmente, la lectura posible es a la inversa del título, si es evidente la "diferencia de razas".
La cantidad de información que emana de un periódico es abrumadora, por lo que se sugiere elaborar una base de datos simple que recoja en un solo espacio, el nombre del impreso, sus editores, dueños, administradores, fecha de edición, lugar, título de la información, tema general y categorizar la información según los objetivos de la propuesta de investigación. Efectivamente, se trataría de categorías a priori que se revisarán (para cambiarlas o adaptarlas, según la fuente) durante el tratamiento de los datos. Una vez revisadas, se emplean las categorías emergentes para su clasificación. En otros términos, las categorías se ajustan durante el proceso de recolección de información.
De esta manera se contemplan los criterios variables/categorías que se examinan y, además, se trata de instrumentos fiables y válidos. Es fiable en tanto el estudio se puede repetir con el mismo método sin alterar los resultados. Esto es una medida de replicabilidad de los resultados de la investigación.34
En tercer lugar, el análisis de contenido está íntimamente ligado al contexto en tanto este es el conjunto de referencias que contiene la información. En otros términos, el contexto es una herramienta que permite identificar una serie de hechos, conductas o discursos que constituyen el marco en el cual un determinado fenómeno estudiado tenga lugar en un tiempo y espacio establecido. Se trata al contexto como el lugar común. Es una herramienta analítica.
Lo útil del contexto como herramienta de análisis es la comprensión de un determinado fenómeno o evento de una manera integral sin aislarlo de forma artificial de otros fenómenos o eventos que ocurren en el escenario social. El contexto puede ser de distintos tipos según el ámbito al que haga referencia: social, cultural, económico, político, histórico, jurídico, entre otros35. Según Robert Darnton36, el análisis contextual consiste en ir del texto al contexto y del contexto al texto. Por ejemplo, La VozdelAtántico inicia su circulación cuando el Caribe está pasando por una crisis: la depresión de 1929, que afectó también a la comercialización bananera, principal actividad económica en la zona, la UFCO inicia el traslado a la zona del pacífico sur de Costa Rica, mientras los trabajadores de la UFCO se levantan en huelga -4/8/34 al 1/9/34-. En ese contexto, el periódico se convierte en un impreso contestatario, en favor o en contra de la UFCO o de los trabajadores, sin ser muy beligerante. En la figura 3 se evidencia la preocupación del semanario por los temas candentes en agosto de 1934. Quedaría por estudiar que tanto los eventos descritos, afectaron el contenido del impreso.
En cuarto lugar, la publicidad como sostén de los periódicos, es un tema fundamental en el análisis histórico del circuito comunicativo. Los anuncios publicitarios han demostrado ser apreciables fuentes para el estudio de la oferta y, por tanto, arroja datos sobre la cultura de una determinada región. A
través de la oferta, se conocen los alimentos que se convidaban y posiblemente comían los pobladores de la región donde circula el impreso, la ropa con la que se vestían, los medicamentos con los que atendían sus enfermedades, las bebidas que ingerían, los pasatiempos que disfrutaban, los servicios que se procuraban, entre otros. La publicidad es, en síntesis, una herramienta comunicativa que coadyuva en las transformaciones sociales del mundo moderno y permiten descubrir una parte de la dinámica social de un determinado lugar.
Adicionalmente los anunciantes pueden proporcionar datos sobre las alianzas y los intereses económicos de los editores, amén de brindar referencias adicionales que favorecen la historia de la publicidad y facilita, como se ha dicho, un acercamiento al consumo a través de la oferta. Por ejemplo, el anuncio de la compraventa de muebles (Véase figura 4) ofrece una serie de efectos: camas, cocinas, neveras, colchones, almohadas de paja, tijeretas, máquinas de coser y de escribir, sillones, cocinas de hierro, registradoras, entre otros. Esta tienda, ubicado en San José, evidencia la forma y los enseres con los que se amueblaba una casa lo que a su vez permite estudiar el concepto de acogida del hogar: Se usaban juegos de sala para la estancia de recibo, mecedoras para los espacios de descanso, colchones y almohadas de paja para el reposo nocturno, refrigeradoras para mantener los alimentos frescos por más tiempo, cocinas para la preparación de los alimentos. En otros términos, a partir de este anuncio es posible reconstruir la forma de vida de un hogar promedio en el país.
El material icónico también es primordial. Acercarse a su análisis requiere mecanismos para identificar a los protagonistas y a los autores, los símbolos, actitudes, la o las temáticas, las intenciones latentes y manifiestas. Es preciso ubicar las imágenes en el contexto histórico.
En quinto lugar, es importante conocer a los impresores, a los tipógrafos y a los aprendices. Estos talleres fueron empresas que tenía su propia dinámica interna, no solo en la distribución jerárquica del trabajo, sino también en las relaciones entre los trabajadores y entre estos y sus jefes que no siempre fueron armoniosas. De hecho, estas diferencias los condujeron en más de una ocasión, a mostrar sus descontentos a través de movimientos sociales por lo general, apoyados por otros obreros. Esto afectó la salida de los periódicos.
Los trabajadores de la imprenta eran hombres alfabetizados, requisito indispensable para laborar en el taller, que además requerían de un entrenamiento de varios años. El trabajo, sobre todo de los tipógrafos, era minucioso. Cincelar cada carácter, crear cada figura, montar en la galera carácter por carácter requería de destreza que solo se adquiría con el entrenamiento y la práctica, lo mismo el entintado y el levantado del producto. Mas aun, la publicación de un periódico requiere prontitud y rapidez. Los semanarios tenían que estar listos cada sábado para ser distribuido ese mismo día entre los suscriptores, los pregoneros y en las oficinas de correo. Esto los convertía en una élite en el espacio laboral pues tenían condiciones de las que otros obreros carecían: conocimientos no solo en la lectura y la escritura, sino también en el arte de la impresión, entre otros.
Los talleres eran espacios celosamente vigilados pues contenían informaciones desconocidas por el colectivo. Saber quiénes son los responsables de los talleres y la práctica laboral, proporciona luz sobre los entretelones del periódico.
En sexto lugar, merece un estudio histórico minucioso la distribución del periódico, los avatares desde la salida de la imprenta hasta que llegaba a los
lectores. Seguir la pista significa estudiar el camino recorrido y conocer a los transportistas, los agentes, los buhoneros y los pregoneros. Estos últimos dos mencionados, ocupan el último lugar en la pirámide de producción del periódico. Eran los que menos dinero recibían como pago y por lo general, quienes pertenecían a los sectores con menores recursos económicos. En el atlántico costarricense muchos de los pregoneros eran afrocaribeños, como lo evidencia la figura 5, una práctica que requiere explicación histórica en el proceso más allá de la distribución del periódico.
En sétimo lugar, es preciso conocer a los lectores. Esta es una tarea titánica pues muy pocas personas han dejado prueba de su acto de leer e interpretar el contenido del texto. En los periódicos, por lo general, hay respuestas a noticias o comentarios; esa evidencia podría dar alguna referencia sobre lo leído. En la lectura su complejidad puede ser tan grande como el acto mismo de pensar [pues] el proceso de leer, como el de pensar, depende de nuestra habilidad para descifrar y hacer uso del lenguaje, del tejido de palabras que forma texto e idea.37 Aun así, es preciso indagarlo en especial en el Caribe costarricense donde las culturas se cruzan, se mantienen y mutan.
De igual manera un eje transversal en una propuesta de historia de la comunicación social impresa es la coyuntura económica y social que, en el caso de la provincia de Limón en Costa Rica, resulta determinante para la vida de la prensa. La política electoral que permea el país desde la segunda mitad del siglo XIX hasta finales del siglo XX lo hace también en los periódicos. Este es un tema en el que se debe reflexionar.
En síntesis, el estudio de la prensa en el Caribe costarricense debe ser abordado como propone Darnton, siguiendo el circuito comunicativo para comprender, entonces sí, el proceso de producción completo y su impacto en la sociedad.
Conclusiones
En escasas ocasiones, la historia de la prensa local o regional costarricense ha sido abordada con éxito por estudiosos que refieren al circuito comunicativo. Falta camino por andar.
Muy pocos de los periódicos locales tuvieron una vida que supera la decena de años. La mayoría tuvo una existencia promedio de un mes y su corta presencia obedeció a múltiples factores: censura por parte de grupos económicos o políticos, falta de financiamiento, pérdida de interés, competencia, dificultades para generar contenido, un reducido círculo de lectores entre otros.
La mayor cantidad de medios informativos impresos locales, surgen en los puertos, sitios de abundante actividad comercial. Durante el siglo XIX y principios del XX, los dos puertos principales en Costa Rica eran Puntarenas en el océano Pacífico y Limón en el mar caribe y ambos iban a la delantera del resto de las provincias en materia de periódicos locales en circulación, a excepción de San José, la capital.
Limón, provincia del Caribe costarricense, tiene particularidades que claramente la distinguen del resto del país. Es una región poblada por migrantes procedentes del Caribe insular o Panamá, además de asiáticos y centroamericanos y población indígena, atraídos por las condiciones laborales ofrecidas por la construcción del ferrocarril que comunicó la zona atlántica con el resto del país y en la UFCO después. Esto dio como resultado una diversidad cultural que caracteriza a la región caribe costarricense.
Aun no se ha abordado historiográficamente el papel que jugó la prensa en la conformación de la cultura limonense. Se conoce que fue una de las regiones donde con más frecuencia se publicaron periódicos, la mayoría siguiendo el patrón de existencia efímera. Es la región con menos analfabetismo del país, lo que favorece la circulación de medios impresos. En 1934 surgió el periódico ha Voz del Atlántico que permaneció en circulación 12 años ininterrumpidos y gozó del favor de los anunciantes, sobre todo de quienes publicitaban medicamentos.
Se propone una metodología que consiste en hacer un análisis histórico de la prensa que circuló en el caribe costarricense partiendo del circuito de la comunicación social que plantea Robert Darnton. El fin es estudiar el periódico desde que es ideado hasta que llega al lector. Es un camino largo y con directrices distintas: los editores, autores, impresores, tipógrafos, anunciantes, distribuidores, lectores. Se trata de poner el pensamiento en escritura para ser leído y por ello convertirse de nuevo en pensamiento.
La historia de la prensa local atañe a cada fase del proceso y a este como un todo, considerando las variaciones en el espacio y en el tiempo, esto es sin descuidar el contexto.
La aplicabilidad de esta propuesta será la prueba final de su efectividad.