Introducción
Destacada como una de las regiones más diversas del planeta, los Andes colombianos también son considerados como uno de los más importantes centros de especiación y endemismos (Van Der Hammen y Rangel-Ch, 1997; Myers et al., 2000). Igualmente, su alta diversidad vegetal los hace característicos (Croat, 1992; Vargas, 2002; Bernal et al., 2019). Su gran riqueza es el resultado de múltiples fenómenos ocurridos en el pasado, que contribuyeron a conformar un escenario con alta heterogeneidad ambiental, que, sumado a la ubicación geográfica, orografía y variables microclimáticas, promueven la generación de regiones biogeográficas con alta diversidad (Gentry, 1982, 1995; Van Der Hammen, 1995). Sin embargo, al igual que la mayoría de los ecosistemas del planeta, los Andes colombianos están perdiendo biodiversidad a un ritmo muy acelerado, donde la deforestación, la urbanización y la expansión de la frontera agrícola son las principales causantes de dicho problema, lo que promueve la creación de paisajes fragmentados que son considerados como una de las principales causas de la pérdida de diversidad (Kattan, 2002; Dyer et al., 2010; Hagen et al., 2012).
En Colombia, principalmente en la región andina, se concentra la mayor parte de la población, lo cual ha generado una alta intervención sobre los ecosistemas de montaña, hasta el punto de estimar que el 90% han sido transformados, especialmente a pastos y cultivos agrícolas, incluso a una tasa mayor que los bosques húmedos tropicales (Andrade y Castro, 2012; Morales y Armenteras, 2013). Estos ecosistemas han sido el soporte del desarrollo económico y cultural del país, pasando de la extracción selectiva de madera (Cavelier y Etter, 1995; Álvarez-M. et al., 2007), a los sistemas productivos y por último la urbanización.
Situación similar se presenta en el departamento de Caldas pues la alteración de sus áreas silvestres, principalmente en las regiones más pobladas como la cuenca del río Chinchiná, son el común denominador debido a que los modelos de uso y explotación del suelo generan sistemas de producción agropecuaria no compatibles con la conservación de la biodiversidad (Corpocaldas, 2000; Sanín et al., 2008). Sin embargo, en algunos municipios al occidente del departamento como es el caso de Riosucio, aún se conservan importantes áreas boscosas poco intervenidas y por consiguiente en buen estado de conservación, situación relacionada con la presencia de distintos resguardos indígenas que han tenido como convicción el respeto por la flora y la fauna de sus territorios, favoreciendo de este modo la permanencia de áreas naturales representativas del bosque andino. De igual manera, el conocimiento de los diferentes usos que este tipo de comunidades le dan a la flora nativa, que van desde el alimenticio, medicinal, hasta los etnoodontológicos (Iságama, 2005; Arango y Iságama, 2012), demuestran la gran importancia que tienen estos bosques y evidencian la necesidad de realizar investigaciones que promuevan el conocimiento y uso sostenible de la flora regional.
Con el presente trabajo se pretende estudiar la estructura y diversidad florística de los bosques de La Soledad y Palermo (Occidente de Caldas), dos zonas del resguardo Indígena Nuestra Señora Candelaria de La Montaña, ya que esta información es indispensable para la formulación de estrategias que permitan la conservación, uso y manejo sostenible de los bosques en estos territorios.
Materiales y métodos
Área de estudio
El estudio se llevó a cabo en dos áreas boscosas pertenecientes al resguardo Indígena Nuestra Señora Candelaria de La Montaña de Riosucio-Caldas, ubicados en la formación vegetal de selva subandina y selva andina (Cuatrecasas, 1958) de la cordillera occidental colombiana. La primera localidad se encuentra en la comunidad de La Soledad a los N 5°29’7,06’’ W 75°51’40.2”; entre 2280-2380 m de altitud. Estos bosques se encuentran en límites con los municipios de Jardín en el departamento de Antioquia y Mistrató en el departamento de Risaralda, en el extremo noroccidental de Caldas. De acuerdo con la información ofrecida por las autoridades del resguardo, los bosques de La Soledad corresponden a los mejor conservados del territorio, ya que son bosques maduros en los cuales, gracias a su difícil acceso, no se ha realizado ninguna práctica agrícola ni tampoco extracción selectiva de madera (Figura 1-A). El segundo sitio se localiza en la comunidad de Palermo a N 05°27’04.0” W 75°49’34.1”, entre los 2625-2770 m de altitud (Figura 1-B). Tradicionalmente son bosques en los cuales se realiza desde hace varias décadas la extracción selectiva de madera (para aserrío principalmente) y de palma macana con fines comerciales.
Muestreo
En cada uno de los sitios se realizó un transecto de 0,1 ha (Gentry, 1982), el cual se dividió en cinco parcelas de 50 x 4 m, cada una se ubicó de forma aleatoria y perpendiculares a la pendiente del terreno (Villarreal et al., 2006). En cada parcela se censaron todos los individuos con diámetro (DAP) ≥ 2,5 cm, medido a 1,3 m. del suelo y a cada uno se le estimó la altura total en metros. Las muestras botánicas se procesaron y determinaron en el Herbario de la Universidad de Caldas-FAUC.
Análisis de la información
Para la determinación taxonómica se utilizó bibliografía especializada (Gentry, 1993; Vargas, 2002; Mendoza y Ramírez, 2005; García, 2007; Sanín et al., 2008; Galeano y Bernal, 2010; Bernal et al., 2019) y la comparación con los ejemplares depositados en el Herbario de la Universidad de Caldas-FAUC y las bases de datos JSTOR Global Plants (2022). La correcta escritura de los nombres científicos se verificó en la base de datos del Jardín Botánico de Missouri (Tropicos, 2021). Para identificar las especies con grado de amenaza o con algún tipo de veda se consultaron la lista roja de especies del CITES (2021) y la base de datos de UICN (2021-1).
Para el cálculo del índice de valor de importancia (IVI) se determinó el área basal mediante la ecuación AB = π/4(DAP)2 (Franco-Rosselli et al., 1997). Para cada especie se calculó la densidad relativa DeRel = (número de individuos por especie/ número total de individuos en la comunidad) x 100, la frecuencia relativa (FreRel): (número de parcelas en las que se encuentra la especie/número de parcelas totales) x 100 (Rangel-Ch. y Velásquez, 1997) y la dominancia relativa DoRel = (ΣAB de todos los individuos de la especie/ΣAB de toda la comunidad) x 100 (Finol, 1976). El IVI se calculó mediante la fórmula (DeR + FreRel + DoRel) y la importancia ecológica de las familias (IVF) medida como la sumatoria de la densidad (número de individuos por familia/número total de individuos), la diversidad relativa (número de especies por familia/número total de especies x 100) y la dominancia relativa de cada familia (Bohórquez et al., 2012). Para evaluar la distribución de cada una de las variables ecológicas (diámetro y altura) se construyeron intervalos de clase, mediante la ecuación C= (Xmáx−Xmin)/m, donde C= amplitud del intervalo; m= 1+3,3 log N; N= No. de individuos (Rangel-Ch. y Velásquez, 1997). Además, se comparó entre los sitios el área basal, altura del dosel y densidad. La diversidad se calculó y comparó para ambos mediante la expresión qD = expH’ la cual consiste en elevar el índice de Shannon (H’) al exponencial, convirtiendo la media a una escala lineal de riqueza que permite comparar los valores, calculando el número equivalente de especies o número efectivo de especies (Jost, 2006; Jost y González-O., 2012).
Resultados
Diversidad y estructura
En la localidad de La Soledad se registraron 382 individuos con DAP ≥ 2,5 cm, pertenecientes a 77 especies y 37 familias, mientras que en Palermo se registraron 274 individuos, 82 especies y 40 familias (Tabla 1, Anexo 1 - Tabla 6 y 2 - Tabla 7). Las dos localidades compartieron 31 especies, lo cual de acuerdo con el índice de similitud de Jaccard corresponde al 24% de similitud. La diversidad expresada en número efectivo de especies como una medida lógica de la diversidad (Jost, 2006), señala que los bosques de La Soledad son ligeramente más diversos que los de Palermo al expresar un total de 50 especies efectivas o equivalentes, frente a 47 de Palermo (Tabla 1). Aunque la riqueza de las especies es mayor en la localidad de Palermo (82 especies) y la menor abundancia registrada (274 individuos) indicarían una mayor diversidad. No obstante, la dominancia de especies como Wettinia kalbreyeri y Lippia schlimii promueven la disminución de la riqueza.
Localidad | Altitud (m) | No. Ind. | Área basal (m2/ha) | No. Especies | Shannon H’ | exp(H’sh) |
---|---|---|---|---|---|---|
La Soledad | 2250 | 382 | 42,3 | 77 | 3,9 | 50 |
Palermo | 2680 | 274 | 46,3 | 82 | 3,8 | 47 |
Total | 656 | 88,6 | 159 |
En las dos localidades, La Soledad y Palermo respectivamente, las familias Rubiaceae (11/8 especies), Melastomataceae (7/8 especies) y Lauraceae (7/7 especies) presentaron el mayor número de especies. También se destacan familias como Arecaceae con 5 especies en los bosques de La Soledad y Araliaceae con 4 especies en los bosques de Palermo (Tabla 2).
En los bosques de La Soledad, las familias Rubiaceae y Melastomataceae se caracterizan por ser las más importantes comprendiendo el 25% del valor total del VIF, mientras que en la localidad de Palermo las familias más importantes son Arecaceae y Melastomataceae con el 22% del total del VIF (Tabla 3). En ambos sitios Wettinia kalbreyeri (palma macana) es la especie más importante, sin embargo, otras especies que se destacan por su importancia ecológica son Sphaeropteris quindiuensis, Billia rosea y Tibouchina lepidota en La Soledad y Lippia schlimii y Billia rosea en Palermo (Tabla 3).
Las distribuciones diamétricas en ambas localidades exhiben una curva en forma de J invertida en la que la mayor parte de los individuos se concentran en las clases inferiores (Figura 2). Entre el 68 y 58% de los individuos para los dos bosques presentan diámetros inferiores a los 10 cm y solo 5 individuos en La Soledad y 12 en Palermo superaron los 30 cm de DAP.
La estratificación vertical de los bosques es similar en ambas localidades, entre el 76 y 69% de los individuos para La Soledad y Palermo respectivamente presentan alturas inferiores a los 10 m. El 17% de los individuos para los dos bosques están entre los 10 y los 18 metros de altura y solo el 6% de los individuos para La Soledad y el 14% para Palermo superan los 20 m de altura (Figura 3). Entre las especies con mayores alturas se destacan Ceroxylon quindiuense, Aegiphila cf. cuatrecasasii, Billia rosea, Oreopanax floribundum y Lippia schlimii.
Especies amenazadas o con veda de explotación
De las 98 especies en total registradas entre las dos localidades, cinco de ellas presentan alguna categoría de riesgo a la extinción (UICN, 2021-1) y seis especies de helechos arbóreos están en el apéndice II del CITES (2010) con veda de explotación (Tabla 4, Figura 4).
Discusión
El hecho de que la familia Arecaceae sea la más importante en los bosques de Palermo, se debe principalmente a la abundancia de Wettinia kalbreyeri. Sin embargo, también se debe mencionar la presencia de otras especies de la familia como Ceroxylon quindiuense, Geonoma undata, Geonoma orbignyana y Prestoea acuminata, lo que hace alusión a la diversidad e importancia que tienen las palmas en estos bosques andinos. Wettinia kalbreyeri, conocida localmente como “macana” es la especie más importante en ambas localidades y aunque afronta una fuerte presión local por su explotación, todavía persisten un gran número de individuos, característica de su distribución espacial que también se observa en varios sitios de Colombia, donde conforma rodales homogéneos de miles de individuos por hectárea (Galeano y Bernal, 2010). Debido a su resistencia y belleza, los tallos han sido utilizados tradicionalmente en construcciones, chambranas y para fabricación de muebles (Lara, 2011) y a pesar de las restricciones para su explotación y comercialización, en el área de estudio esta práctica continúa siendo evidente. De acuerdo con los macaneros de la localidad, para un mejor rendimiento en el corte de los tallos, deben aprovecharse solo las palmas maduras, sin embargo, su excesivo aprovechamiento obliga a la explotación de palmas inmaduras, situación que podría comprometer la sobrevivencia de la especie a futuro. En este sentido es necesario proponer e implementar estrategias para un manejo y aprovechamiento sostenible de esta especie, además de realizar estudios dirigidos al conocimiento de la dinámica de sus poblaciones, con el fin de dar un diagnóstico preciso y adecuado.
Respecto a las clases diamétricas en las dos localidades, los boques exhibieron un comportamiento de J invertida ya que entre el 68 y 58% de los individuos presentaron diámetros inferiores a los 10 cm, lo que permite reconocer la predominancia de estadios tempranos de regeneración (Galeano, 2001). Este tipo de distribución en los diámetros es típico de bosques disetáneos y constituye la mejor garantía para la existencia y sobrevivencia de la comunidad forestal, ya que los individuos de mayores dimensiones que son eliminados, ocasionalmente, son sustituidos sin dificultad por individuos de categorías diamétricas inferiores. A pesar de que en los bosques de Palermo aún existe la práctica de extracción de madera, estos presentan mayor área basal total (4,64 m2/ha) en comparación con el área basal total de los bosques de La Soledad (4.23 m2/ha). Esta situación quizás está relacionada con que los individuos de Lippia schlimii, Ceroxylon quidiuense, Myrcia sp2 y Turpinia occidentalis, que ostentan los mayores DAP en la localidad de Palermo, valores que incrementan el área basal de un bosque en particular. En cuanto a la estratificación vertical en ambos bosques la mayoría de los individuos (entre el 76 y 69% para La Soledad y Palermo respectivamente) están en los estratos más bajos (Figura 4). En este sentido, Galeano (2001) menciona que en general, una concentración de individuos y especies en el sotobosque y disminución drástica, a medida que se acerca al dosel, parece ser el patrón de distribución vertical más común en los bosques tropicales.
Se destacan las especies Calatola costaricensis (Metteniusaceae) y Magnolia hernandezii (Magnoliaceae) en la categoría de riesgo en peligro (EN), ambas consideradas como especies propias de bosques maduros y además muy escasas a nivel regional, debido a la destrucción de su hábitat y explotación (Vargas, 2002). La primera es una especie empleada en construcción, postes para cercas y leña, muy poco conocida en la región a la cual tampoco se le conoce un nombre común. La segunda es conocida como molinillo del río Cauca, copachí, guanábano de monte o molinillo (Vargas, 2002), distribuida en la vertiente oriental de la cordillera occidental y la vertiente occidental de la cordillera central (cuenca del río Cauca), entre Antioquia, Quindío, Risaralda y Valle, su distribución comprende un rango altitudinal entre 1700 y 2600 m de altitud y es exclusiva de Colombia (Bernal et al., 2019). Se explota como madera de aserrío en algunas regiones y los campesinos fabrican, con el eje leñoso de su fruto, molinillos que son empleados en labores de cocina (García, 2007). Es importante que las dos especies sean tenidas en cuenta como prioritarias para la conservación dentro de los planes de manejo del resguardo.
Al comparar la riqueza y diversidad de los bosques de La Soledad y Palermo con otros estudios similares de la región centro sur de Caldas sobre la vertiente occidental de la cordillera central entre los 1500 y 2700 m de altitud (Tabla 5), se evidencia la importancia de dichos bosques para la conservación de la biodiversidad del departamento ya que las 77 y 82 especies registradas en La Soledad y Palermo respectivamente, evidencian que los bosques de Riosucio presentan un valor mayor que los demás sitios (Tabla 5).