Introducción
La atenuación lingüística, como “una estrategia retórica y social” (Cestero y Albelda, 2020, p. 938) que pretende prevenir y reparar los efectos adversos de los actos de habla en la comunicación, ha tenido un desarrollo significativo en las últimas décadas. Entre dichos desarrollos se destacan numerosos trabajos que han propuesto un enfoque teórico y metodológico comprehensivo para su análisis empírico en el español peninsular (Albelda, 2016, 2018; Albelda y Cestero, 2011; Albelda et al., 2014; Briz y Albelda, 2013; Cestero y Albelda, 2012, 2020; Villalba, 2018). También el español de Chile ha sido foco de significativas contribuciones al estudio de la atenuación, dentro de las que destacan los trabajos de variación dialectal (Albelda, 2008; Puga y Gutiérrez, 2015), justificaciones atenuantes (Guerrero et al., 2020a, 2020b) y estrategias de atenuación en narraciones de experiencia personal (González Riffo y Guerrero González, 2018).
En contraste, el trabajo sobre las formas verbales que expresan duda como estrategia de atenuación ha tenido un desarrollo considerablemente menor, aun cuando estas se establecen como elementos utilizados de manera frecuente para disminuir la fuerza ilocutiva de los enunciados y crear distancia entre el hablante y su mensaje (Albelda y Cestero, 2011). Otro recurso del español para expresar duda son los predicados doxásticos (Haverkate, 1994), que hacen notar que el emisor no tiene total certeza sobre su enunciado, y se usan con el fin de no imponer su opinión y, en consecuencia, evitar dañar la imagen de los interlocutores.
Los trabajos que se han centrado en estos verbos han determinado desde la gramática sus dominios sintácticos y valores semánticos, particularmente sobre “pensar” y “creer” (De Saeger, 2007), “creo”, “opino” y “pienso” (Hennemann, 2016) y “opinar”, “pensar”, “creer” y “suponer” (González Ruiz, 2015).Pese a que estos estudios han contribuido a un mayor entendimiento de estos verbos en relación con sus dominios sintáctico-semánticos, se evidencia una falta de investigaciones que profundicen en cómo operan a nivel pragmático. Ya Gajardo et al. (2022) presentó una aproximación a la atenuación en estas formas verbales para el género conversación coloquial. Esta concluyó que la atenuación se manifiesta sobre todo en desacuerdos y recriminaciones al interlocutor.
El presente estudio explora la entrevista semidirigida, considerando que las estrategias atenuantes se restringen según factores situacionales como el registro (Albelda, 2004) y que del género entrevista semidirigida se espera mayor actividad atenuadora, debido a sus rasgos de mayor formalidad, menor relación de igualdad y de proximidad (Briz, 2010). Por otro lado, este tipo de verbos que manifiestan duda son las estructuras que mayores problemas plantean para la determinación de la naturaleza atenuante, ya que pueden llegar a expresar distintas funciones pragmáticas, entre ellas, atenuación o intensificación, en determinados contextos (Cestero y Albelda, 2020).
En vista de lo anterior, este artículo se propone caracterizar la función atenuante de las formas verbales que expresan duda en el género entrevista semidirigida del corpus del Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América (PRESEEA) de Santiago de Chile. Particularmente, nos proponemos describir 1) el funcionamiento atenuante de los verbos que expresan duda según la imagen social de los participantes, los actos de habla y su posición discursiva, en conjunto con la presencia (o no) del sujeto sintáctico, y 2) la variación sociolingüística de dichos verbos en torno a los factores sexo, edad y nivel de instrucción.
Este trabajo se justifica por su aporte al estudio de la atenuación en el español chileno en cuanto a la descripción y caracterización de los verbos que expresan duda atenuante en un género como la entrevista semidirigida, que propicia el empleo de estrategias atenuadoras, en conjunto con su distribución sociolingüística. Asimismo, se busca hacer visibles las estrategias interaccionales que caracterizan a la comunidad de habla del español chileno y que están involucradas en la construcción de su identidad sociocultural particular. Por identidad sociocultural se entiende el constructo discursivo que se vale del uso de estructuras lingüísticas y sistemas asociados ideológicamente con grupos y personas particulares (Bucholtz y Hall, 2010).
Marco teórico
En esta sección se presenta el fenómeno de la atenuación lingüística, con especial atención a sus funciones pragmáticas, vinculadas con la imagen social de los hablantes. De igual forma, se destacan los principales trabajos del objeto de estudio en el español peninsular y en la variedad chilena y, por último, se abordan los verbos que expresan duda y su relación con la atenuación.
Atenuación lingüística
La atenuación lingüística se inscribe como una estrategia retórica y social (Cestero y Albelda, 2020) que persigue proteger o reparar los efectos negativos de un acto de habla para asegurar las metas conversacionales de los hablantes (Briz, 2007, Albelda y Mihatsch, 2017). Esta se expresa de dos maneras, a saber, la utilización de lenguaje difuso y la reducción de la fuerza ilocutiva. El propósito de dichas estrategias es distanciarse del contenido del mensaje, para reducir el compromiso y obligaciones con su interlocutor y disminuir el desacuerdo, con lo cual se logra la regulación interpersonal y la armonía en la comunicación (Albelda, 2018; Briz y Albelda, 2013; Caffi, 2007; Cestero y Albelda, 2020).
Como se mencionó anteriormente, ha sido significativo el estudio de la atenuación lingüística en los últimos años. Entre estos estudios se destacan las investigaciones de Briz y Albelda (2013), Albelda (2016, 2018), Albelda et al. (2014), Albelda y Cestero (2011), Albelda y Mihatsch (2017), Cestero y Albelda (2012) y Villalba (2018) y también los estudios que describen la variación sociolingüística de la atenuación, tales como los de Cestero (2017), Albelda (2013) y Samper (2020), entre otros. Estos trabajos han contribuido a generar fundamentos teóricos y metodológicos sólidos para estudios descriptivos y contrastivos en el español peninsular.
La atenuación en la variedad chilena también ha recibido atención en el estudio de Puga (1997), así como en trabajos sobre variación dialectal (Albelda, 2008; Puga y Gutiérrez, 2015), los mecanismos de atenuación en los relatos de experiencia personal (González Riffo y Guerrero González, 2018) y la justificación atenuante en conversaciones y entrevistas (Guerrero et al., 2020a, 2020b). Pese a estos trabajos, se requieren mayores estudios que aborden la atenuación y, en especial, la función atenuante de los verbos que expresan duda, en un género distinto a la conversación coloquial en la variedad chilena del español, y que consideren la distribución sociolingüística de este fenómeno en la comunidad de habla estudiada.
Funciones de la atenuación
Como la atenuación surge por la necesidad de protección de la imagen, sus funciones deben analizarse a partir de este concepto (Cestero y Albelda, 2020). Dichas funciones son tres: a) la protección del yo, b) la prevención de daños al “yo” y al “tú”, y c) la reparación (Briz, 2007, 2018, Villalba, 2018). La autoprotección se despliega cuando los hablantes quieren velar por sus propios intereses, bien para salvaguardarse o quitarse responsabilidad por lo dicho (Albelda et al., 2014; Villalba, 2018). La prevención de daños al “yo” y al “tú” la usa el hablante para evitar una amenaza a la imagen de su interlocutor mientras persigue el acuerdo o previene el desacuerdo. Por último, la reparación busca subsanar los daños que ya se han producido a la imagen del interlocutor (Albelda et al., 2014).
Verbos doxásticos o que expresan duda
La atenuación de los actos de habla mediante mecanismos lingüísticos que expresan duda permite, como se ha indicado, disminuir el compromiso del hablante con lo dicho y crear mayor distancia entre el hablante y su mensaje (Albelda y Cestero, 2011). Dentro de estos modos verbales se encuentran: 1) verbos, construcciones verbales y partículas discursivas que presentan la opinión en forma de duda o probabilidad, tales como creer, ser posible, quizás y 2) verbos, construcciones verbales y partículas discursivas que expresan fingimiento de incertidumbre, de incompetencia o de ignorancia, por ejemplo, no saber, seguramente, etc. (Albelda et al., 2014, pp. 15-17).
En esta clasificación, entran los predicados doxásticos, verbos que representan un proceso cognitivo que realiza el hablante conceptualizador (Xie, 2019). Denominados también verbos de opinión (Comesaña, 2004), los predicados doxásticos pertenecen a la subclase de los verbos cognitivos y se caracterizan por expresar “que el sujeto tiene buenos motivos para considerar que lo descrito por la proposición corresponde a la realidad factual” (Haverkate, 1994, p. 47), es decir, el hablante “cree” que ese es el caso.Los predicados doxásticos están estrechamente relacionados con la atenuación, ya que, al utilizarlos, si bien el hablante tiene certeza de la veracidad de lo que enuncia, da la impresión de no estar completamente seguro, para evitar parecer que impone su punto de vista.
En español, se cuenta con diversas investigaciones de los verbos doxásticos, que desde un enfoque gramatical han contribuido a determinar sus particularidades sintácticas y sus valores semánticos. Así, el estudio de Vázquez Rozas (2006), se centra en “supongo”, el De Saeger (2007), en “creer” y “pensar”, mientras que Hennemann (2016) investiga los verbos “creo”, “opino” y “pienso”, y González Ruiz (2015) se centra en las formas “pensar”, “opinar”, “creer” y “suponer”. Sin embargo, los únicos trabajos que han profundizado en el funcionamiento pragmático de los verbos doxásticos son los de Soler (2016), en torno a “creo”, “opino”, “pienso” y “supongo”, y nuevamente con respecto a “creo” (Soler, 2018, 2020).
Aunque estas investigaciones entregan una valiosa contribución sobre el funcionamiento de la atenuación en los verbos doxásticos, la misma autora indica que no existe consenso con respecto al comportamiento de estos verbos, con lo cual evidencia un vacío en cuanto a su potencial pragmático. El presente trabajo, por lo tanto, persigue caracterizar la función atenuante en las formas verbales que expresan duda en el corpus PRESEEA, en conjunto con su distribución sociolingüística, con el objetivo de aportar a la descripción y caracterización de los recursos atenuantes en el español de Chile.
Método
Esta sección describe el corpus PRESEEA utilizado en esta investigación, al igual que los criterios para la selección de la muestra, la estratificación social de los participantes y los procedimientos analíticos.
El corpus en el que se basó el presente estudio se compone de 36 entrevistas semidirigidas, recopiladas en el año 2009 como parte del corpus del “Proyecto para el estudio sociolingüístico del español de España y América” (PRESEEA), en Santiago de Chile. Las entrevistas se realizaron en la cátedra de sociolingüística de la Universidad de Chile. De cada una de las entrevistas se estudiaron 30 minutos de grabación (desde el minuto 10 al 40), para un total de 18 horas de registro natural.
De acuerdo con las bases metodológicas del corpus PRESEEA, se realizó un muestreo por cuotas de afijación uniforme, donde los informantes están estratificados por sexo, edad y nivel de instrucción. Así, la muestra consiste en 18 hombres y 18 mujeres, distribuidos en 12 hablantes por grupo etario, esto es, tres grupos: de 20 a 34 años, 35 a 54 años, y 55 años y más, siguiendo los criterios PRESEEA. Los tres niveles de instrucción contemplados en el proyecto fueron estudios básicos (12 hablantes), estudios medios (12) y estudios superiores (12).
Análisis de los datos
Todos los ejemplos que se presentarán en esta sección son parte del corpus analizado. Se transcribieron de manera ortográfica y en paréntesis posterior a cada uno se incluyó la información del informante. Así, E equivale a entrevistador e I a informante; SCL= Santiago de Chile; H= Hombre y M= Mujer. Posterior al sexo del informante, el primer número refiere a su grupo etario, de manera tal que 1 = 20 a 34 años; 2 = 35 a 54 años y 3 = 55 años y más. El segundo número corresponde al nivel de escolaridad del informante, así: 1 = estudios básicos completos o incompletos; 2 = estudios medios completos o incompletos; 3 = estudios universitarios completos o incompletos. El número que sigue al guion se refiere a aquel que identifica a los participantes que conforman la muestra.
Solo se analizaron los actos de habla del informante y en negrita se registraron las formas verbales analizadas. Asimismo, se siguieron las normas éticas de investigación en cuanto a la recolección y el tratamiento de los datos y se obtuvo el consentimiento informado de los participantes.
Para el estudio de la función atenuante de las formas verbales que expresan duda en el corpus PRESEEA de Santiago de Chile, la unidad de análisis correspondió al atenuante en un contexto interaccional concreto (Briz y Albelda, 2013), considerando el segmento discursivo adyacente a la atenuación, el segmento desencadenante y la realización atenuante concreta. En el presente estudio se replica parcialmente el modo en que se analizaron los datos en Gajardo et al. (2022), puesto que en ambos se sigue la ficha metodológica para el análisis pragmático de la atenuación en corpus discursivos del español propuesta por Albelda et al. (2014). Para identificar los verbos que expresan duda atenuante, se utilizó la metodología analítica propuesta por Cestero y Albelda (2012), Briz y Albelda (2013) y Albelda et al. (2014).
Para cumplir con el primer objetivo del trabajo, se determinaron todas las instancias de verbos que expresan duda atenuante y se analizaron las funciones de la atenuación de estas formas verbales en relación con los actos de habla, la imagen social de los participantes y su posición discursiva, además de la presencia (o ausencia) del sujeto sintáctico. Para llevar a cabo el segundo objetivo específico, se analizó la relación entre el empleo de las formas verbales que expresan duda atenuante con los factores sexo, edad y nivel de instrucción.
Esta investigación utilizó tres pruebas complementarias para caracterizar el funcionamiento de los verbos en estudio: 1) ausencia, donde se elimina el atenuante y se observan cambios en la fuerza ilocutiva del enunciado; 2) conmutación, correspondiente a la sustitución del atenuante por un elemento de la misma naturaleza y se observa la fuerza ilocutiva de la proposición, y 3) solidaridad, donde se detecta la presencia de otros atenuantes en el segmento, ya que no suelen aparecer de forma aislada (Villalba, 2018). Posteriormente, los verbos se analizaron cuantitativamente utilizando estadística descriptiva (ver subsección “Variación sociolingüística de los verbos que expresan duda atenuante” en la sección que se presenta a continuación).
Resultados
Esta sección presenta los resultados de la caracterización de los verbos que expresan duda con función atenuante en el corpus PRESEEA de Santiago de Chile, exponiendo el análisis cualitativo de los verbos hallados en el corpus y presentando una síntesis de los resultados cuantitativos descriptivos más relevantes de la relación de dichos verbos con las variables sexo, edad y nivel de instrucción.
Funcionamiento de los verbos que expresan duda atenuante
Entre las diversas realizaciones de las expresiones de duda con función atenuante, destacan los verbos doxásticos “creer”, “cachar”, “encontrar”, “pensar”, “suponer” y “parecer”, los verbos modales “deber” y “poder” y el verbo que expresa desconocimiento “no saber” (ver Ejemplos 1 a 11).
Verbos doxásticos
De los verbos analizados, “creer”, y “cachar” tienen un significado similar, ya que poseen una lectura fuerte o un significado “argumentativo” y una lectura epistémica débil, que expresa un bajo compromiso con lo aseverado (De Saeger, 2007; González Ruiz, 2015). En el caso de “creer”, Soler (2018) señala que ambos significados pueden expresar atenuación, por medio de una creencia encubierta, cuando el valor es de “creencia”, y mediante una opinión realizada como creencia, cuando su significado es de “opinión”. En este corpus, se utiliza mayormente el verbo “creer” con valor de opinión y, en menor medida, se observa un “creo” con valor epistémico, como muestran los ejemplos (1) y (2):
1) E: hablando/ de nuestra generación / tú por qué creís que / los jóvenes ahora se casan más tarde I: aah / pero es que / si no te casabais por la huevada del golpe / del Estado por el setenta y tres huevón / moríais virgen pues […] y por eso yo creo que se casaban / o quizás que no tenían tele / porque la tele <risas = “E”/> / pero eso pues / cachái / (SCL_H11_002, 2009).
2) I: en mi casa había libros y mi mamá igual leía, pero no lee novelas más livianas de las que leo yo/ E: ¿cómo el Coelho? / I: sí probablemente / creo que me regaló alguna huevada tengo por ahí <risas = “E”/> / o me acuerdo esas / yo leía de chica / o sea me acuerdo yo tocaba piano cuando chica y una vez que gané un premio pedí de regalo/ un libro/ (SCL_M23_091).
En (1) “creer” ocurre en un acto asertivo argumentativo donde el informante expresa su opinión sobre la edad a la que los chilenos contraen matrimonio. El significado de “yo creo que” es de opinión y se utiliza para expresar duda y así suavizar una visión que podría ser debatible, con lo cual se prevenían daños a ambas imágenes involucradas.
El ejemplo (2) muestra una realización de “creer” en un acto asertivo informativo cuyo significado es epistémico, es decir, se reduce la fuerza ilocutiva de la aserción. Mediante “creo que”, la informante finge ignorancia con respecto a la novela “liviana” obsequiada por su madre, aunque sabe con certeza que tiene libros de esa naturaleza, como manifestó al comienzo de su intervención. Con este sintagma, elude la responsabilidad de lo dicho para suavizar el contenido proposicional que se ofrece de manera imprecisa para proteger la propia imagen, en cuanto esta podría verse afectada por evidenciar sus preferencias lectoras.
La posición discursiva y la explicitud/implicitud del sujeto son aspectos significativos para reconocer la función atenuante del verbo (Soler, 2016). En este corpus, la posición discursiva, esto es, “el lugar funcional de un segmento en una unidad discursiva” (Montañez, 2007, p. 4) más recurrente es en posición inicial respecto del segmento discursivo que afecta, ya sea en inicio de turno de conversación o tras una pausa, coincidente con los estudios en verbos doxásticos de Mullan (2010) y Soler (2016).
Asimismo, la forma más utilizada corresponde al verbo con sujeto explícito “yo creo que” y ocurre en menos casos sin sujeto sintáctico. Si bien la explicitud del sujeto se asocia a una lectura fuerte del verbo, en este caso permite acotar la opinión al terreno de la persona misma (Cestero y Rodríguez, 2021) que, en términos de atenuación, señala que corresponde únicamente a una visión personal, lo cual abre el espacio dialógico. La implicitud del sujeto desdibuja la presencia del hablante como agente enunciador para distanciarse de su mensaje (Soler, 2016). Es relevante que el verbo “creer” actúa solidariamente con atenuantes tales como movimientos opositivo-concesivos, justificaciones atenuantes o explicaciones.
“Cachar” ocurre únicamente en actos asertivos de opinión:
3) E: ¿cuál crees que la razón por la cual los jóvenes optan por no casarse y forman familias tardíamente? / I: yo creo que tal vez uno // está un / poco menos seguro ¿cachái? / yo cacho que en el tiempo pasado, por decirte así // la huevada era como // tal vez era mucho más definitivo / ¿cachái? pasado / mucho tiempo antes de que dierais el paso (SCL_H13_074).
“Yo cacho que” mitiga la fuerza argumentativa de la opinión del informante sobre la postergación del matrimonio actualmente, presentándolo como un juicio más negociable, previniendo daños tanto a la imagen propia como a la de su interlocutor. En este caso, la explicitud del sujeto, también se relaciona con una estrategia atenuante de delimitar la opinión al terreno de la persona misma (Cestero y Rodríguez, 2021).
Los verbos “encontrar” y “pensar” tienen un significado similar, puesto que expresan un alto compromiso del hablante frente a lo dicho, siendo de los verbos doxásticos los más asociados a las opiniones (Fernández de Castro, 1999). Sin embargo, en este corpus su uso también demuestra una función atenuante:
4) E: ¿usted piensa que en el barrio ha habido cambios? / I: sí / yo digo que para / peor la cuestión/ el caso de la locomoción / el Transantiago / la gente casi puros problemas / que / eeh // asaltan igual / inclusive asaltan más que / que antes / y yo encuentro que está peligroso también el Transantiago (SCHI_H21_014).
Para aminorar el desacuerdo con el entrevistador y prevenir daños a su imagen, “yo encuentro que” se utiliza para debilitar la fuerza de la opinión sobre temas controversiales como la locomoción colectiva. La atenuación surge cuando se expresa como una duda algo que en verdad es la opinión del hablante, pero se matiza puesto que se trata de una valoración negativa.
Su posición en inicio no absoluto de turno y la presencia del sujeto explícito, subrayan la presencia del agente enunciador para indicar que es un punto de vista personal, del cual el oyente bien podría tener una postura distinta. Entonces, a diferencia de lo planteado por Fernández de Castro (1999), “yo encuentro que” puede tener una función atenuante cuando el hablante quiere evitar con antelación las consecuencias que su opinión podría causar en el interlocutor.
El verbo “pensar” también ocurre exclusivamente en actos asertivos de opinión:
5) E: ¿qué opinas tu sobre los / los jóvenes que se van a vivir / fuera del matrimonio? I: que está bien pues / que se conozcan antes / E: ¿sí?/ I: pienso que si yo / si yo tuviera una hija también / ehh / si ella se enamora la dejaría que fuera a vivir / pero que se cuidara tomando anticonceptivos (SCHI_M21_019).
El informante introduce, mediante “pienso que”, su opinión sobre un tema controversial: la convivencia de parejas fuera del matrimonio. Este verbo doxástico suaviza su opinión, cumpliendo la función de prevenir daños a la imagen, ya que el hablante busca el acuerdo con su interlocutor. En este caso se puede observar, a diferencia de lo que señalan algunos autores (De Saeger, 2007; Hennemann, 2016; Soler, 2016), que el verbo puede expresar falta de convicción y, por tanto, una función atenuante, además de que puede ocurrir sin sujeto explícito en posición inicial absoluta de turno, previniendo los efectos adversos a la imagen de los interlocutores que la opinión emitida pudiera provocar.
“Suponer” y “parecer”, en contraste, son los verbos doxásticos que más se asocian a la atenuación, por cuanto tiñen el discurso de duda e inexactitud (De Saeger, 2007; Soler, 2018). “Suponer” se emplea en actos argumentativos, mientras que “parecer” ocurre en igual medida en actos asertivos de opinión e informativos en este corpus:
6) E: ¿en qué podrías notar la diferencia? / la gente que llega / los casos que llegan / I: llega menos gente/ no es como un hospital público porque está siempre atiborrado de pacientes // ahora en cuanto si está mejor / si está peor / si los recursos / si la infraestructura /// supongo que estará bueno pues si está <silencio/> si tiene que / tiene que competir con otras clínicas tendrá que estar bien/ (SCL_M33_104).
Por medio de “supongo que” se reduce la fuerza del argumento, ya que la opinión sobre un hospital capitalino podría generar algún tipo de conflicto con el interlocutor. Por tanto, el atenuante tiene la función de prevención de imagen, toda vez que se pretende encontrar el acuerdo y la armonía en la conversación. La implicitud del sujeto y su posición inicial corresponden a la forma no marcada (Soler, 2016).
7) E: ¿te parece que el mismo calor de allá el de acá / en el verano? / I: no / es que / tampoco / uno se da / no se cuenta mucho, porque / igual pasáis en la/las piscinas pues/ E: la piscina regional /I: piscina regional /E: ¿así se llamaba o no? / quedaba en La Reina / algo así <silencio/> que hablaban harto / en el colegio sobre eso / lo recuerdo/ I: parece que es de los carabineros esa/ E: ¿sí? / I: sí pues (H12_038_SCL).
8) E: ¿de qué trata el programa del Checho Hirane? / I: es de político / con un tal Melnick que / es un roto de mugre que / trata mal a la presidenta / no tiene respeto por ella / es un odio constante contra ella / incluso / me da la impresión de que es patológico/ el tipo me parece que tiene / tiene problemas con las mujeres porque no sé/ a lo mejor la Bachelet tiene muchos senos / a lo mejor la mamá de él no tenía / entonces <risas = “E”/> el gallo la odia por eso (SCL_H32_062).
En el ejemplo (7) “parece que” ocurre en un acto asertivo informativo, que reduce los grados de certeza del mensaje para matizar la información sobre una piscina capitalina que el informante introduce en respuesta al entrevistador, a pesar de que hacia el final de la intervención demuestra que está más seguro de lo que parece. El verbo se emplea en la forma impersonal, lo que desdibuja al agente enunciador (Fernández, 1999), permitiendo la protección del yo.
El ejemplo (8) presenta este verbo en un acto argumentativo donde el informante expresa valoraciones negativas sobre un personaje televisivo. Esta opinión se relativiza por medio de “me parece que”, con lo cual previene daños a las imágenes involucradas y minimiza las potenciales contrariedades causadas por la expresión de opiniones negativas. El verbo ocurre como complemento indirecto, donde la imagen está más expuesta que en su contraparte impersonal.
Verbos modales: “deber y poder”
Los verbos “poder” y “deber” también introducen lo aseverado en forma de duda, reduciendo el involucramiento del hablante con lo dicho. Aunque el primero expresa un compromiso bajo, “deber” se relaciona con una responsabilidad epistémica intermedia (Gómez Torrego, 1999). Ambos verbos ocurren con muy baja frecuencia en el corpus analizado y particularmente en actos argumentativos:
9) E: ¿crees que las personas van a los gimnasios solo a mejorar su estado físico / o también a entablar relaciones con personas del sexo opuesto?/ I: yo personalmente iba por un asunto de salud // fui al médico me retó y / tomé conciencia en realidad de lo que estaba pasando y fui por eso / y de repente claro debe haber uno que otro que va porque necesita conocer gente (SCL_H13_073).
La opinión del informante sobre las visitas al gimnasio para entablar relaciones sociales se introduce con el verbo modal “deber” que, en conjunto con los atenuantes “de repente” y “uno que otro”, permite atenuar su enunciado para evitar responsabilidad con lo dicho y prevenir algún tipo de desacuerdo con su interlocutor. El ejemplo que presentamos a continuación, ilustra el funcionamiento del verbo “poder”:
10) E: si tuvieras la oportunidad ¿en qué comuna te gustaría vivir? / I.: eeh volvería al centro/ me gusta el centro yo soy como más // necesito ruido para quedarme dormido / acá tengo que poner la tele ¿cachái? allá me bastaría con el ruido de allá // puede haber gente que lo encuentre feo, pero a mí me gusta ¿cachái? (SCL_H13_074).
A fin de evitar imponer una opinión categórica respecto de su localidad predilecta para vivir, el informante introduce un juicio negativo por medio de “puede + infinitivo”, seguido de un movimiento opositivo-concesivo que suaviza la fuerza ilocutiva del argumento y previene posibles desacuerdos con su interlocutor.
Verbo que expresa desconocimiento “no saber”
La construcción “no sé” es polisémica, ya que tiene significado de mero desconocimiento y, adicionalmente, tiene uno ligado a la atenuación (González Salinas, 2017). Al igual que con la mayoría de los verbos doxásticos, “no sé” ocurre en este corpus con significado de opinión en actos asertivos argumentativos. Cabe anotar que para esta clasificación seguimos la propuesta de López (2001), quien distingue “no saber” de su contraparte positiva “saber”, separándola de los verbos doxásticos.
11) E: ¿y te fumaríais un porro con tu hijo? / I: eeh si él quiere sí // pero no le gusta, él sabe que yo fumo porque trato de no mentirle / E: ¿cuántos años tiene tu hijo? I.: catorce /// E: pero ¿qué te dice?/I: que es malo, que lo deje / y yo le digo que no, porque es mi volada que a mí me gusta fumar y yo me / que no sé que me gusta mi marihuana mis cogollitos que me deje piola igual (SCHI_M11_007).
La informante comunica una opinión debatible sobre el uso de la marihuana, la cual se introduce por medio de la expresión “no sé”. Esta expresión de duda sirve para proteger las imágenes involucradas, entregando una opinión con cautela sin que se transparente totalmente (Pilleux, 2003) con el fin de evitar cualquier repercusión de lo dicho. Es importante señalar que este verbo actúa solidariamente con dos justificaciones atenuantes (“que”) y el diminutivo (“cogollitos”), elementos que contribuyen a acentuar su carácter atenuante.
Este análisis cualitativo demuestra que las expresiones de duda se realizan por medio de diversos verbos, específicamente, los doxásticos, los modales y la locución verbal que expresa desconocimiento “no saber”, y que estos se presentan mayoritariamente con valor de opinión, en actos asertivos argumentativos y, en menor medida, con un sentido epistémico, en actos de habla informativos.
En el primer caso, la atenuación se produce cuando los hablantes expresan como una duda su verdadero punto de vista, el que se configura como una valoración negativa sobre alguna persona discursiva o una opinión sobre un tema debatible, punto de vista desencadenado por la pregunta del entrevistador, de manera que el verbo rebaja la fuerza ilocutiva para suavizar el disentimiento con una posible opinión contraria, con lo cual previene daños no solo a la imagen del hablante, sino también a la del oyente.
En el segundo caso, cuando el verbo tiene un valor epistémico, el hablante finge duda sobre un hecho, aunque está más seguro de lo que demuestra, porque evita ser muy asertivo o porque se trata de hechos que, de verificarse, podrían dañar su imagen. Así, el verbo reduce los grados de certeza de lo que se enuncia, configurándose como una estrategia de autoimagen.
La atenuación que surge mediante el uso de estos verbos configura un estilo de hablante orientado “al otro” (Cestero y Albelda, 2020), que busca alinearse con el interlocutor cuando expresa opiniones sobre temas controversiales o cuando reporta hechos que el hablante evita expresar abiertamente, bien por eludir el desacuerdo, bien por entregar a los interlocutores la posibilidad de disentir manteniendo las relaciones sociales y la armonía comunicativa, como se ha mencionado.
Es importante tener en cuenta que todos estos verbos ocurren con uno o más atenuantes en el cotexto y su posición discursiva -mayormente al inicio de turno de conversación o tras una pausa- es reconocida como la más frecuente de los verbos doxásticos (Soler, 2016). En este corpus, la posición actúa como un escudo inicial, en el sentido de que permite proteger al hablante del impacto que su opinión pudiera causar.
En contraste con otras investigaciones en verbos doxásticos (De Saeger, 2007; Hennemann, 2016; Soler, 2018), la presencia del sujeto sintáctico, si bien demuestra un mayor involucramiento por parte del hablante, también sirve como estrategia atenuante al establecer que se limita a la opinión personal del informante y que aquel está abierto a posturas alternativas. En contraste, su contraparte implícita desdibuja al sujeto que enuncia, restándole compromiso con lo dicho. Así, los verbos doxásticos con sujeto implícito suponen un grado de atenuación más alto que su contraparte implícita.
Variación sociolingüística de los verbos que expresan duda
En el corpus analizado, se registró un total de 841 construcciones verbales que expresan duda con función atenuante. Los resultados se reportan en términos de estadística descriptiva. Para los tres factores externos en estudio -sexo, edad y nivel educacional-, se llevaron a cabo pruebas de Ji2, que no arrojaron ningún resultado estadísticamente significativo. Los hallazgos demuestran que el verbo utilizado con mayor frecuencia es “creer”, seguido por la construcción “no sé” y por el verbo “encontrar”. Menores frecuencias de empleo tuvieron los verbos “pensar”, “parecer” y “deber”. Por último, se emplearon muy escasamente los verbos “cachar”, “poder” y “suponer”, con una frecuencia inferior al 2 %, como puede apreciarse en la Tabla 1.
Verbo | Frecuencia | Porcentaje de ocurrencia |
---|---|---|
Creer | 416 | 49,5 % |
Construcción “no sé” | 219 | 26,1 % |
Encontrar | 64 | 7,6 % |
Pensar | 50 | 5,9 % |
Parecer | 29 | 3,4 % |
Deber | 24 | 2,9 % |
Cachar | 15 | 1,8 % |
Poder | 12 | 1,4 % |
Suponer | 12 | 1,4 % |
Total | 841 | 100 % |
Si se examina el factor sexo, se observa que los hombres presentan frecuencias un tanto más altas en el uso de verbos que expresan duda en comparación con las mujeres (véase Tabla 2). El primer grupo empleó 464 expresiones de duda frente a 377 registradas en el segundo. Si bien no existe una gran diferencia en los porcentajes, algunos verbos presentaron mayor variabilidad, como es el caso de “cachar”, utilizado con una frecuencia de 86,7 % por hombres, mientras que las mujeres solo lo emplearon en un 13,3 %. Esta observación coincide con los hallazgos de Mondaca et al. (2015) sobre el español de Chile.
Los verbos restantes también mostraron variabilidad, tal como “suponer” -con una relación de 3 a 1 entre mujeres y hombres-, “deber” -dos veces más común entre los hombres que entre las mujeres-, “parecer” -usado mayormente por hombres que por mujeres-, y “encontrar” utilizado con mayor frecuencia por mujeres (60 % frente a 39,1 %) en hombres. Asimismo, el verbo “creer” fue utilizado más por los hombres, resultados que coinciden con los de Aijón y Serrano (2010), quienes señalan que, en su corpus de material televisivo, las mujeres orientarían su discurso a la entrega de información más objetiva. Poca variabilidad se registró en “no sé”, utilizado con una frecuencia levemente mayor por parte de mujeres (50,7 % frente a 49,3 %) y, finalmente, se presentaron frecuencias idénticas en hombres y mujeres en el uso de los verbos “pensar” y “poder”. La Tabla 2 presenta los verbos que expresan duda y sus frecuencias de uso según el factor sexo.
Verbo | Hombres | Mujeres | ||
---|---|---|---|---|
N.° de casos | Porcentaje (%) | N.° de casos | Porcentaje (%) | |
Creer | 249 | 59,9 | 167 | 40,1 |
Construcción “no sé” | 108 | 49,3 | 111 | 50,7 |
Encontrar | 25 | 39 | 39 | 61 |
Pensar | 25 | 50 | 25 | 50 |
Parecer | 19 | 65,5 | 10 | 34,5 |
Deber | 16 | 66,7 | 8 | 33,3 |
Cachar | 13 | 86,7 | 2 | 13,3 |
Poder | 6 | 50 | 6 | 50 |
Suponer | 3 | 25 | 9 | 75 |
Total | 464 | 55,2 | 377 | 44,8 |
Dependiendo de la edad, el mayor uso de formas de duda atenuante se observó en el grupo de 20 a 34 años (grupo 1), seguido de los informantes entre 35 y 54 años (grupo 2), y con menor frecuencia entre los hablantes mayores de 55 años (grupo 3) (véase Tabla 3) para todos los verbos analizados. Así, el uso de los verbos “saber”, “encontrar” y “cachar” mostró un patrón descendente en proporción inversa a la edad. En este sentido, el grupo joven, utilizó “no sé” con una frecuencia de 58 % y “encontrar” con 57,8 %, mientras que en el grupo intermedio su uso disminuyó casi a la mitad y en el grupo de mayor edad su empleo cayó de manera significativa. Es interesante destacar que el verbo “cachar” se observó únicamente en el primer grupo etario con un 100% de los casos, lo que coincide con el estudio de Lewis y San Martín (2018).
Los verbos “creer”, “pensar”, “parecer” y “poder” exhibieron un patrón distinto, al ser más utilizados por el grupo 2, con frecuencias entre 65,5 % (en el caso de “parecer”) y 41,7 % (para el verbo “poder”) y, nuevamente, el grupo 3 fue el que menos empleó estos verbos, con frecuencias de 13,8 % (“parecer”), 18,2 % (“creer”) y 20 % (“pensar)”. Puede observarse la variación según el factor edad en la Tabla 3.
Verbo | Grupo 1 (20-34 años) | Porcentaje (%) | Grupo 2 (35-54 años) | Porcentaje (%) | Grupo 3 (55 y más años) | Porcentaje (%) |
---|---|---|---|---|---|---|
Creer | 140 | 33,7 | 200 | 48,1 | 76 | 18,2 |
Construcción “no sé” | 127 | 58 | 56 | 25,6 | 36 | 16,4 |
Encontrar | 37 | 57,8 | 24 | 37,5 | 3 | 4,7 |
Pensar | 15 | 30 | 25 | 50 | 10 | 20 |
Parecer | 6 | 20,7 | 19 | 65,5 | 4 | 13,8 |
Deber | 6 | 25 | 12 | 50 | 6 | 25 |
Cachar | 15 | 100 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Poder | 3 | 25 | 5 | 41,7 | 4 | 33,3 |
Suponer | 4 | 33,3 | 1 | 8,3 | 7 | 58,4 |
Total | 353 | 42 | 342 | 28,5 | 146 | 17,4 |
Si bien los porcentajes totales no muestran una gran variabilidad en cuanto al nivel de instrucción, algunos verbos merecen mención. En este sentido, “encontrar” se utiliza casi tres veces más en los hablantes de nivel básico que en los de nivel de instrucción medio, mientras que baja sustancialmente en el grupo de educación superior. En contraste, “pensar” es más utilizado por hablantes con estudios medios, mientras que el verbo “cachar” no registra casos en este nivel, pero exhibe una frecuencia elevada en el grupo de instrucción superior. Finalmente, “suponer” presenta idéntica frecuencia en los niveles básico y medio, con un 8,3 %, y su uso se multiplica exponencialmente en el grupo de estudios superiores. Estos datos pueden observarse en detalle en la Tabla 4.
Verbo | Nivel básico | Porcentaje (%) | Nivel medio | Porcentaje (%) | Nivel superior | Porcentaje (%) |
---|---|---|---|---|---|---|
Creer | 139 | 33,4 | 101 | 24,3 | 176 | 42,3 |
Saber | 68 | 31 | 67 | 31 | 84 | 38 |
Encontrar | 43 | 67,2 | 15 | 23,4 | 6 | 9,4 |
Pensar | 11 | 22 | 35 | 70 | 4 | 8 |
Parecer | 9 | 31 | 10 | 34,5 | 10 | 34,5 |
Deber | 3 | 12,5 | 10 | 41,7 | 11 | 45,8 |
Cachar | 3 | 20 | 0 | 0 | 12 | 80 |
Poder | 5 | 41,7 | 3 | 25 | 4 | 33,3 |
Suponer | 1 | 8,3 | 1 | 8,3 | 10 | 83,4 |
Total | 282 | 33,5 | 242 | 28,8 | 317 | 37,7 |
En síntesis, los hallazgos presentados demuestran que de los nueve verbos que expresan duda atenuante, solo dos tienen una alta frecuencia de empleo -esto es, “creer” y “no sé”- a los que le siguen, con una presencia menor, los verbos “encontrar” y “pensar”. Los demás tienen una baja recurrencia en el corpus y se concentran en determinados grupos de sujetos. Tal es el caso de “cachar”, empleado de manera exclusiva por hombres más jóvenes, y “suponer”, que aparece mayormente entre hablantes mujeres de 55 y más años.
Es importante señalar que la función atenuante de estos verbos puede relacionarse con su frecuencia de aparición. En términos de la variación sociolingüística de los verbos que expresan duda, se puede observar que, al menos desde un punto de vista descriptivo, existe escasa variación en los factores sociales estudiados. Podría señalarse cierta tendencia en el factor edad, pues el primer grupo etario (20-34) emplea con mayor frecuencia los verbos estudiados, y su uso decrece abruptamente con la edad. Estos resultados son similares a los encontrados en Albelda et al. (2020) y Guerrero (2021), ambos para el español chileno, los cuales establecieron que, en la medida en que aumenta la edad, no solo disminuye el uso de la atenuación en general, sino también el uso de verbos o construcciones verbales que expresan duda.
Una variación moderada presentó el factor sexo, con un empleo ligeramente mayor en hombres que en mujeres, resultados que convergen con los presentados en Guerrero (2021), donde los hombres utilizaron más aserciones de dudas atenuantes que las mujeres. Pese a que en el presente estudio solo tomamos en cuenta una de las estrategias de atenuación posibles -los verbos que expresan duda- estos hallazgos contribuyen una vez más a tensionar la asunción de que las mujeres atenuarían más debido a una mayor conciencia lingüística (López Morales, 1989) y a un rol más cortés y cooperador en la conversación (Cestero y Albelda, 2012).
Finalmente, el factor nivel de instrucción muestra una variación muy escasa en favor de los hablantes del nivel de instrucción superior, tal como registran Samper (2020), sobre el español de Las Palmas de Gran Canaria, y Guerrero (2021), respecto del habla chilena, que indican que es el nivel de estudios superior el que más emplea los verbos que expresan duda, en comparación con otros recursos de atenuación. Estos resultados podrían explicarse por la función que cumple la atenuación en el empleo de estos verbos y por la naturaleza del género entrevista semidirigida.
Mediante los verbos que expresan duda, los hablantes fingen incertidumbre al emitir una opinión frente a un tema controversial, para así prevenir daños a las imágenes de los interlocutores. Como en la entrevista semidirigida los temas y los turnos están mediados por el entrevistador y son los mismos para todos los entrevistados, además de que se trata de un género donde se espera actividad atenuadora (Briz, 2007), no resulta extraño que exista poca variación en cuanto a los factores sociales.
Discusión y conclusiones
Este trabajo analizó la función atenuante de las formas verbales que expresan duda en el corpus PRESEEA de Santiago de Chile, con el propósito de determinar su funcionamiento atenuante en relación con los actos de habla, la imagen social de los participantes y su posición discursiva y analizó la variación sociolingüística de dichos verbos en torno a las variables sexo, edad y nivel de instrucción. Los principales hallazgos demuestran que las expresiones de duda atenuante se realizan a través de nueve verbos, correspondientes a los verbos doxásticos “creer”, “encontrar”, “parecer”, “pensar”, “cachar” y “suponer”, los verbos modales “deber” y “poder”, y la construcción “no sé”. La atenuación en estos verbos se manifiesta cuando se finge duda sobre un punto de vista negativo frente a un tema controversial, cuando su valor es de opinión, o sobre una circunstancia puntual, en sentido epistémico. Es relevante que aun cuando estos verbos tienen significado de opinión y muchos - como “encontrar” y “pensar”- han sido asociados a un refuerzo argumentativo, en ciertos contextos también pueden tener una función atenuante de prevención de imagen para suavizar el disentimiento con una opinión contraria frente a un tema controversial.
Por otro lado, el valor epistémico ocurre en actos asertivos informativos, donde se rebaja el compromiso frente a lo informado, ya que el hablante reporta hechos que no quiere expresar abiertamente, porque su imagen podría verse dañada. En ambos casos se conforma un estilo de hablante que se orienta “al otro” y busca su aceptación, con lo cual se configura este recurso como un patrón de estrategias comunicativas para negociar y construir identidades socioculturales particulares en la interacción.
Al tratarse del género discursivo entrevista, donde los temas y los roles están definidos, el hablante cuyo rol es más débil tiende a simular falta de certeza mediante el uso de estos verbos para prevenir daños a las imágenes involucradas, a fin de evitar el desacuerdo y mantener la armonía en la comunicación.
En cuanto a la posición discursiva y otras características sintácticas, se observa que la mayoría de los verbos ocurre en posición inicial, como un escudo que protege la propia imagen de cualquier repercusión por lo dicho. Asimismo, es significativo que el análisis demuestra que tanto la presencia como la ausencia del sujeto sintáctico contribuyen a la función atenuante de los verbos, mientras que la presencia del sujeto, si bien exhibe un mayor involucramiento y por tanto, un grado de atenuación menor que su contraparte de sujeto implícito, sirve a la estrategia de acotar la opinión al terreno de la persona misma, lo cual permite posturas dialógicas alternativas. En todo caso, estas características sintáctico-discursivas merecen un estudio en mayor profundidad para determinar su rol en el carácter atenuante de estos verbos.
Los verbos más frecuentes fueron “creer” y la construcción “no sé”, seguidos de “encontrar”, “parecer”, “pensar” y “deber”. Con muy baja frecuencia se reportaron los verbos “cachar”, “poder” y “suponer”. La frecuencia de uso de estos verbos puede tener directa relación con su mayor o menor presencia como atenuantes. Finalmente, el estudio demostró que existe una escasa variación en el empleo de construcciones verbales que expresan duda con respecto a los factores sociales sexo, edad y nivel de instrucción. El factor edad evidencia una disminución progresiva del uso de estos verbos, mientras que en lo atinente al factor sexo, se demostró que el empleo de formas atenuantes fue ligeramente mayor en hombres que en mujeres, mientras que el factor nivel de instrucción no se estableció como determinante.
Estas conclusiones aplican al género y a la comunidad de habla estudiadas, que bien podrían diferir del género conversación espontánea. Este estudio permite aportar a la reflexión sobre los recursos que entrega la lengua los que, en contextos y géneros discursivos particulares, pueden provocar distintas funciones pragmáticas y configurarse, en este caso particular, como estrategias de atenuación.