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Psicología desde el Caribe
Print version ISSN 0123-417XOn-line version ISSN 2011-7485
Psicol. caribe no.22 Barranquilla July/Dec. 2008
Factores asociados al fracaso académico en estudiantes universitarios de Barranquilla (Colombia)
Factors associated with academic failure in university students of Barranquilla (Colombia)
Katherine Contreras*, Carmen Caballero**, Jorge Palacio*** y Ana María Pérez****
* Estudiante egresada, Universidad del Norte. kcontreras@uninorte.edu.co
** Psicóloga, Magister en Psicología, Universidad Simón Bolívar. carmencaballero 69@hotmail.com
*** Doctor en Procesos Cognitivos y Estudios Interactivos, Universidad de París XII. Psicólogo, Universidad del Norte. jpalacio@uninorte.edu.co
**** Psicóloga. aperezm@uninorte.edu.co Correspondencia: Universidad del Norte, Km 5 vía a Puerto Colombia, A.A. 1569, Barranquilla (Colombia).
Fecha de recepción: 2 de septiembre de 2008
Fecha de aceptación: 3 de octubre de 2008
Resumen
El fracaso académico es un problema que afrontan los estudiantes que presentan un rendimiento académico deficiente, lo cual los lleva en poco tiempo a desertar o son expulsados del sistema educativo. Se considera que es un problema multicausal, pero para afrontarlo es necesario indagar desde los mismos estudiantes qué es lo que más los puede estar afectando. Para indagar sobre los factores asociados a este problema se llevó a cabo un estudio descriptivo con estudiantes de psicología en una universidad privada de Barranquilla (Colombia). Se entrevistó a 38 estudiantes que asistían a un programa exclusivo para aquellos con muy bajo rendimiento académico y que estaban en riesgo de salir del programa o habían sido remitidos por los profesores. Los resultados indican que los estudiantes no recibieron una orientación vocacional adecuada antes de ingresar a los estudios superiores que les permitiera analizar sus capacidades y habilidades con respecto a una carrera profesional. Además manifiestan limitaciones en sus competencias de concentración y atención, en la distribución del tiempo, en la deficiente utilización de técnicas de estudio, y en la poca asistencia a clases por la baja motivación en las actividades académicas. La relación con su familia la consideraron satisfactoria. Se observa que las acciones para reducir el fracaso deben ser emprendidas antes del ingreso a la universidad, con estrategias de estudio y afrontamiento que les brinden a los jóvenes las mejores opciones entre sus intereses y capacidades con las oportunidades que les ofrece la sociedad en la cual vivirán.
Palabras claves: Estudiantes universitarios, fracaso académico, Barranquilla, Psicología.
Abstract
Academic failure is a problem faced by students with deficient academic performance. This eventually leads them to drop out or to be expelled of the academic system. This is considered a multi-causal problem, but in order to face it, it is necessary to find out among the affected students, what is the main reason for this. In order to search for the associated factors, a descriptive study was developed with Psychology students in a private university of Barranquilla. 38 students assisting to a special program for low performance students at risk of being expelled of their programs were interviewed, as well as some others who had been submitted by their teachers. Results indicate that these students had not received professional orientation before starting their undergraduate studies, which would have allowed them to analyze their capabilities and abilities with respect to a professional career. They also report some limitations in their concentration and attention abilities, in time distribution, deficient use of study techniques, low class assistance due to lack of motivation in academic activities. They rated as satisfactory their family relations. It was observed that the actions to be taken to reduce failure must be developed before registering at the university. They should include study and management strategies that would offer students better opportunities to develop their interests and abilities in the options offered by the society in which they will live.
Key words: Wniversity students, academic failure, Barranquilla, psychology.
La problemática del rendimiento en los estudiantes
Un problema académico, originado por diferentes causas, dificulta el desarrollo de los estudiantes al no permitir que obtengan el promedio requerido para continuar en un desarrollo académico normal. El problema se hace más evidente cuando el estudiante ha repetido más de una vez una asignatura o si lleva asignaturas atrasadas (Moreno, 2004). Lo anterior puede originar en él insatisfacción personal, desmotivación e incluso baja autoestima ante la imposibilidad de concluir con éxito sus estudios (Hernández y Pozo, 1999).
En ocasiones, estas deficiencias son tal que el estudiante se ve obligado a desertar del sistema educativo o, en el mejor caso, no deserta pero sí cambia de institución universitaria a una en que según su criterio la carga académica o las exigencias académicas sean menores. Sin embargo, la mayoría de los estudiantes que desertan del sistema educativo o de la institución universitaria manifiestan que las causas son externas y no se hacen responsables de ello, lo que indica lo difícil que es afrontar un fracaso como tal (Abarca y Sánchez, 2005).
En la Costa Atlántica se han realizado investigaciones sobre las problemáticas más frecuentes en el servicio de Atención Psicológica Universitaria, como la realizada por la Red de Bienestar Universitario Costa Atlántica (2002), en la que se encontró que el 83 % de los estudiantes universitarios reportan como motivo de consulta problemas académicos y el 67% problemas de ansiedad. Esto es un indicador de la preocupación y tensión que genera en el estudiante problemas académicos, unido a otras preocupaciones personales. De igual manera, Contreras, Espinosa, Haikal, Esguerra, Polanía y Rodríguez (2005) encontraron que la relación entre Rendimiento Académico y Ansiedad podría darse de forma indirecta a través de la autoeficacia, en una relación compleja, es decir que las personas que tienen una percepción baja de autoeficacia generan mayores niveles de ansiedad, y esta interacción entre baja autoeficacia y alta ansiedad se relacionaría directamente con un bajo rendimiento académico.
Factores generales que inciden en el Rendimiento Académico
Muchos estudios han dado luces sobre las variables que influyen en el rendimiento académico de los estudiantes, y en lo que todos coinciden es en su naturaleza multicausal, es decir que varios factores a diferentes niveles (personales, familiares y sociales) influyen en él. Entre éstos se encuentra la variable "personalidad", que puede ser susceptible a la presión de un rendimiento académico socialmente aceptable; es decir que en la medida que un estudiante siente que no puede controlar una situación de alta exigencia no llega a desarrollar respuestas adecuadas para hacerle frente (Linn y Zippa 1984, citado en Millings, 1999). También está la ansiedad, representada por la expectativa del funcionamiento académico, y los factores sociales, tales como las relaciones interpersonales, que son estresores relacionados con el desempeño del estudiante o factores relacionados con su vida emocional (Heinz, 1984, citado por Milling, 1999).
Además de las variables mencionadas, el rendimiento académico ha tratado de ser explicado por la inteligencia. Según Castejon, Costa, Pérez, Sánchez (1998), ésta predice un buen rendimiento académico, aunque las relaciones encontradas son moderadamente significativas, lo que motiva la investigación de otras variables que podrían incidir mucho más, tal como la autoestima, la depresión y la ansiedad.
Autores como James (1990) y Coopersmith (1967), citados por Mruk (1999), relacionan la autoestima con el éxito, sin embargo, aclaran que aunque el éxito es importante para la autoestima, la competencia para la superación de tales retos vitales es especialmente relevante, y no sólo tener éxito o hacer algo con efectividad. Por lo tanto, el desempeño académico como una situación de obtención de éxitos o fracasos puede influir en la autoestima de los estudiantes universitarios. De igual manera, para ambos autores también existe una relación entre autoestima, ansiedad y depresión.
De la misma manera, se han observado variables comportamentales, tales como los hábitos de estudio, el control, la planificación, el establecimiento de objetivos, entre otros, que condicionan de alguna manera el éxito o fracaso académico. Por otro lado, también se encuentran las variables afectivas, que intervienen en el nivel de satisfacción que experimenta el estudiante al tener éxito en su rendimiento, a si como las variables motivacionales, que aluden al nivel de motivación interna o intrínseca y que juegan un papel importante en el querer ser y el querer hacer del estudiante (Pozo, 1996, citado en Hernández, 1999).
En investigaciones realizadas por Abarca y Sánchez (2005) se ha encontrado según lo expresado por los estudiantes que un obstáculo clave en el bajo rendimiento académico son sus deficiencias en el perfil cognitivo, además de conocimientos disciplinarios insuficientes. Definen dos dificultades primordiales: no saben estudiar y no saben aprender. En el terreno de las habilidades de aprendizaje se localizan dos tipos: 1. Competencias para pensar y comprender Vs. Repetir y memorizar en las diversas disciplinas, y 2. El conocimiento de técnicas de estudio, que sobre todo apuntan a cómo revisar la bibliografía y comprenderla.
En un estudio realizado por Hernández y Pozo (1999) sobre el Fracaso Académico en la Universidad encontraron que los estudiantes con mejor rendimiento universitario eran aquellos que poseían significativamente: mejores hábitos de estudio, mejores hábitos de conducta académica, mayor nivel de motivación intrínseca, menor grado de motivación instrumental, mayor nivel de satisfacción con el rendimiento y mayor nivel de satisfacción con el estudio en general. En esta línea de ideas, Caballero, Abello y Palacio (2007) muestran que el buen funcionamiento académico correlacionó positivamente con vigor, absorción y satisfacción (variables motivacionales) frente a los estudios de estudiantes de psicología. Estos datos sugieren la importancia de variables motivacionales y de altos niveles de implicación que podrían reflejarse en adecuados hábitos de estudio y en el sentimiento de satisfacción con el estudio, lo que hace que el estudiante se apropie de las actividades académicas y disfrute de ello.
En todos estos factores se observa que el contexto juega un papel importante. Reyes (2004) considera que la familia, las variables socioeconómicas y, sobre todo, la atención que reciben los estudiantes por parte de los docentes de las instituciones (diferencia el mayor apoyo que reciben en las instituciones privadas) son factores fundamentales para entender el éxito o fracaso de los estudiantes. En cuanto al contexto social, estudios recientes en el país que relacionan índices de pobreza con el rendimiento demuestran que el desempeño académico en las pruebas de Estado depende en gran medida de la posibilidad de ingresar a una institución de calidad, hecho restringido para aquellos alumnos que provienen de hogares pobres. Igualmente se observan bajos resultados académicos en los municipios en los que existen altos índices de pobreza y desigualdad (Gaviria, 2002; Mina, 2004). Se puede detectar una diferencia entre el estudiante que proviene de instituciones educativas del sector privado y los estudiantes que proceden del sector oficial. Los primeros tienden a ser más receptivos; los segundos tienen mayores problemas para ubicarse dentro del proceso de aprendizaje que exige mayor esfuerzo intelectual (Reyes, 2004).
Tales desventajas acarrean la inmovilidad social y, en consecuencia, el incremento de las diferencias. Por otra parte, si ocurriera un acceso equitativo a una educación de calidad, muy probablemente mejorarían los resultados en el rendimiento, aunque persistieran las diferencias socioeconómicas de las familias de los alumnos (Gaviria, 2002). En otras investigaciones, por ejemplo, Casas (2002), estiman el valor que agrega la escuela y muestran la diferencia entre el logro que se espera y el que se obtiene por parte del estudiante, lo que significa que el concepto de eficacia escolar es relativo, de manera que instituciones con puntajes elevados pueden ser ineficaces, mientras que otras con puntajes bajos se consideran eficaces, siempre que se tenga en cuenta el contexto en el que trabajan las instituciones como las condiciones socioeconómicas diferenciadoras. Según los autores, las políticas educativas deberían ofrecer iguales oportunidades tanto a los estudiantes de contextos desfavorables como a los de contextos favorables (Lemos, 2002).
Rendimiento académico y ciclo evolutivo
La problemática del bajo rendimiento académico presenta otro aspecto que la hace más compleja: la edad a la que están ingresando los estudiantes a la universidad. Los estudiantes universitarios que generalmente hacen parte de estas investigaciones se encuentran entre los 17 y los 22 años, lo que corresponde a la adolescencia y a la etapa del adulto joven (Lefrançois, 2001 y Llínas, 2008), y se estima que la mayoría (más del 60%) son menores de 18 años (Boletín Estadístico, 2006). Esto significa que en los primeros años de universidad la población universitaria en su mayoría son adolescentes, como bien lo define la psicología evolutiva, con todos los cambios que este período conlleva (Papalia, 2005). Si a lo anterior se le suma los problemas de rendimiento académico, se comprende que no es fácil abordar esta problemática desde el punto de vista de la institución que acoge al joven universitario y desde el joven mismo. A esta situación se añade que es justamente a esta edad que el adolescente debe tomar una decisión que incluso para un adulto podría resultarle difícil: escoger una carrera. Esta es una decisión que prácticamente lo marcará para toda la vida y su dificultad es casi evidente (Moreno, 2004).
Los universitarios en estos primeros años se enfrentan a grandes cambios en aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales, que pueden afectar su manera de responder a las demandas del medio. Para Piaget (1972, citado en Papalia 2005), en la adolescencia se producen importantes cambios en el pensamiento que van ligados a las modificaciones del ambiente social. Este autor ha denominado esta etapa como de las operaciones formales, en la cual el adolescente es capaz de manejar lo hipotético y saber que sus actos conllevan una consecuencia; es decir, el estudiante sabe que si no realiza comportamientos que le permitan cumplir con las exigencias del contexto universitario es probable que tenga dificultades para la obtención de sus logros académicos (Harter, 1990, citado por Lefrançois, 2001); es capaz también de diferenciar lo ideal de lo real, entre otras muchas cosas. De la misma manera, surge la omnipotencia del pensamiento, que se relaciona con el egocentrismo adolescente, es decir que ellos pueden pensar, que tienen todas las respuestas y que la mayoría de veces tienen la razón en las cosas que hacen o no (Piaget, 1972, citado por Lefrançois, 2001). A esto se suma que en el contexto universitario el control que los docentes ejercen sobre el estudiante es poco, ya que se supone que éste es libre y, en consecuencia, responsable de sus actividades académicas.
En cuanto a las relaciones sociales, la adolescencia es una etapa en la que los amigos son un punto de apoyo importante para el desarrollo de su identidad, ya que ésta se refiere a las nociones sobre quiénes son y en quiénes se convierten, es decir, la definición de su yo, con lo cual adquieren como virtud la fidelidad o lealtad (Erikson, 1968, citado por Lefrançois, 2001). Lo que indica que los amigos que frecuenta el estudiante, tanto compañeros de estudios como amigos del vecindario, juegan un papel importante en el comportamiento de éste frente a lo que hace y frente a lo que debería hacer, ya que actúa de acuerdo con las opiniones de compañeros, amigos, familiares, y en general con las opiniones y evaluaciones externas que hagan de él.
Sin embargo, cabe mencionar lo señalado en el Primer Congreso Nacional de Orientación Vocacional, Profesional y Acompañamiento Académico, que tuvo lugar en la Universidad Nacional de Bogotá (1999, p. 117, citado por Moreno, 2004), (Rodríguez, 1993, citado en Moreno, 2004, p. 6):
Cuando se estudia el porqué de las equivocaciones de los bachilleres, surgen varios factores que están en primera línea: menos del 3% de los colegios del país tienen verdaderos departamentos de orientación vocacional y profesional; los padres de familia, de muy buena fe, pero sin suficiente información y basándose en su experiencia personal, recomiendan o desaconsejan a sus hijos cuáles carreras cursar en sus estudios postsecundarios, pero no siempre tienen un claro conocimiento de las capacidades individuales de sus hijos. A esto se le suma que en ocasiones, la orientación que brindan los colegios es escasa.
Frente a lo cual es necesario evaluar qué tanto ha cambiado esta situación nueve años después.
El papel de la universidad frente a esta situación
En un estudio realizado en Argentina, citado por Abarca & Sánchez (2005), se hizo un diagnóstico sobre las principales dificultades con las que ingresan los estudiantes a la educación universitaria, y se encontró que los estudiantes manifiestan que hay un cambio en la manera de abarcar las labores académicas, en la mayor exigencia que ello implica y lo que les cuesta. Razón por la cual se debe apuntar a fortalecer los programas de apoyo para aquellos estudiantes que recién ingresan a la educación superior. Frente a esta evidencia, no hay duda de que las instituciones universitarias deben preocuparse por cómo abordar la problemática del bajo rendimiento académico, que resulta común en todas las instituciones pero que debe ser trabajada para disminuirla al máximo, ya que "la Educación Superior es un proceso permanente que posibilita el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral; se realiza con posterioridad a la educación media o secundaria y tiene por objeto el pleno desarrollo de los alumnos y su formación académica o profesional" (Consejo Nacional de Acreditación, 2001). De esta manera, hoy en día se mira la calidad como un requisito fundamental para el emprendimiento de cualquier actividad o área de la vida; es más, el concepto de calidad, y más aún de "excelencia", se está vislumbrando como un estilo de vida.
En consecuencia, las instituciones educativas tienen la misión de ser formadoras del ser humano, y en este caso la investigación se lleva cabo en una institución privada que ha desarrollado estrategias de apoyo en la formación académica de los estudiantes, y justamente su Programa de Psicología ha implementado un Programa de Apoyo y Seguimiento para aquellos que presentan diferentes dificultades o problemas académicos, entre los que se destacan: dificultades en comprensión lectora, en redacción y elaboración de trabajos escritos, falta de una metodología de estudio eficaz, a si como dificultades personales, falta de motivación, atención y concentración, y presencia de problemas familiares o emocionales que estén afectando su rendimiento académico.
El programa consiste en talleres de desarrollo de habilidades académicas, de comprensión lectora y redacción, de tutorías con grupos de pares, etc., para los estudiantes que se encuentran en una de las siguientes situaciones: período de prueba transitorio (estudiantes de primer semestre cuyo promedio se encuentra entre 3.0 y 3.25); período de prueba definitivo (estudiantes de segundo semestre en delante con promedio entre 3.0 y 3.25); o fuera de programa (estudiantes con promedio menor que 3.0). O bien a estudiantes remitidos por los profesores o que lleguen por voluntad propia manifestando su intención de recibir apoyo académico para incrementar sus niveles de desempeño.
Frente a todo lo anterior, y considerando la importancia que tiene el fracaso académico para la sociedad, el sistema educativo y por las implicaciones económicas, familiares y personales, se hace necesario describir la percepción de los estudiantes sobre los procesos cognitivos, los componentes emotivos ligados al aprendizaje, las respuestas comportamentales y elementos inherentes a la personalidad que han podido influir en su fracaso académico. Esta investigación permite orientar mejor los programas de seguimiento para responder a las necesidades de los jóvenes y procurar mejorar su calidad de vida.
METODOLOGÍA
Sujetos
Se trabajó con todos los estudiantes que ingresaron al Programa de Apoyo y Seguimiento en el primer semestre de 2007 por presentar muy bajo rendimiento: un total de 38 estudiantes de psicología, con edades que oscilan entre 16 a 26 años (promedio de 18,5 años), de los cuales el 81,6% son de género femenino y un 18,4% de género masculino. De acuerdo con el semestre cursado se halló mayor frecuencia en jóvenes del tercer semestre (36,9%), cuarto (21,1%) y primero (13,2%). Con relación al estado académico, se evidenció que el 78,9% de los estudiantes se encontraban fuera de programa, seguido de un 15.6% que se encuentra en período de prueba definitivo, y un 12.5% que estaban en período de prueba transitorio (ver tabla 1).
Instrumentos
Se trabajó con una entrevista semiestructurada previamente elaborada para el Programa de Apoyo y Seguimiento que exploraba cinco aspectos: datos de identificación personal, antecedentes académicos, familiares, características personales y situación académica actual (ver anexo 1). Las preguntas surgen de las categorías previas construidas de acuerdo con la revisión teórica sobre los factores asociados al rendimiento académico. La información fue tomada en la segunda sesión con los estudiantes, y estuvo a cargo de una estudiante en prácticas profesionales en el área de la Psicología Educativa. Con las respuestas se realizó un Análisis de Contenido con el fin de encontrar las categorías de cada respuesta.
Procedimiento
Para alcanzar los objetivos propuestos se analizaron las respuestas consignadas por escrito de cada uno de los 38 participantes. A cada una se le borró los datos personales de dirección y teléfono de los estudiantes, tal como lo solicitó la Facultad para conservar la confidencialidad. Se definieron las categorías de estudio y se compararon con las categorías emergentes para construir el análisis cualitativo que describiera las atribuciones que presentan los estudiantes sobre su fracaso académico.
RESULTADOS
La orientación vocacional y la edad
En las 38 entrevistas se evidencia que 17 jóvenes recibieron orientación vocacional durante su último año de bachillerato. El 66% manifestó haber escogido la carrera de Psicología porque les gusta ayudar a otras personas y escuchar sus problemas. Lo que implica que aproximadamente el 45% de los estudiantes no tuvieron una orientación profesional y vocacional adecuada, lo cual sugiere que los estudiantes no fundamentaron su elección de acuerdo con una evaluación de sus capacidades y habilidades que les permitiera tomar una decisión acorde con el perfil que exige estudiar Psicología, aspecto que confirma lo señalado en el Primer Congreso Nacional de Orientación Vocacional, Profesional y Acompañamiento Académico (1999) y en Llinás (2008). También se observa que el 57% de los jóvenes tiene 20 años o menos, lo cual se refuerza la idea de la falta de madurez en afrontar las situaciones difíciles que el mundo universitario les exige.
Análisis de categorías
El análisis de contenido se realizó a partir de las categorías: Procesos cognitivos, Respuestas comportamentales, Factores motivacionales y Características de personalidad, las cuales se describen a continuación.
1. Procesos cognitivos: el 55% de los estudiantes manifestó tener problemas de atención y concentración, seguido, con un 45%, de estudiantes que dijeron haber presentado dificultad en el manejo de los números durante el bachillerato, lo cual es confirmado por Abarca y Sánchez (2005). Estas dificultades no mejoran ni desaparecen, y persisten en el ámbito universitario, lo que genera un mayor grado de desmotivación, ya que los jóvenes no logran comprender los contenidos de las diversas asignaturas que manejan números, y en general las que implican procesos lógicos apoyados por estas aptitudes. Estos datos son coherentes con los hallados por Hernández y Pozo (1999) para resaltar el papel de variables cognitivas, afectivas y motivacionales en el rendimiento académico. Las dificultades o deficiencias en los procesos cognitivos repercuten negativamente en el funcionamiento académico del estudiante desde que ingresa a la universidad y se constituyen en un obstáculo para su desarrollo profesional.
2. Respuestas comportamentales: en relación con las respuestas compor-tamentales, los estudiantes aluden la no utilización de técnicas de estudio adecuadas, entre las que se encuentra una inadecuada distribución de su tiempo (28%), la falta de dedicación al estudio (17%), el ser desordenados (6%) y la inasistencia a clases (4%), lo cual confirma datos de Hernández y Pozo (1999) (ver tabla 2). Esto fue corroborado por los siguientes estudiantes:
[...] la inasistencia, la inadecuada distribución de mi tiempo, las enfermedades y los problemas personales han influido en mi rendimiento académico [...] (Estudiante de 20 años de III semestre)
No tengo una buena metodología de estudio, no me gusta tomar notas, me gusta estudiar en grupo, mientras no sea con muchas personas, soy bastante puntual en mis clases pero participo muy poco. (Estudiante de 22 años de IV semestre)
Mi metodología no es la mejor, no tengo grupo de estudio, soy mala haciendo apuntes, no sé organizar mi tiempo, me enredo mucho. El único tutor que tuve fue en inglés y no lo aproveché, tampoco era el mejor y más indicado. siento mucha inseguridad al participar en clases... (Estudiante de 22 años de III semestre)
3. Factores motivacionales: se refiere al nivel de satisfacción y a la motivación interna o externa. En general, los jóvenes señalaron que se sentían desmotivados, sensibles e inestable, y son intolerantes frente a las situaciones académicas (ver tabla 2), lo cual es reforzado por situaciones extraacadémicas, tales como amigos, dificultades familiares, personales, entre otros. En este sentido, Reyes (2004) sugiere que la familia y las variables sociodemográficas son factores que inciden en el bajo o alto rendimiento académico del estudiante, aspecto que ha sido confirmado por Caballero, Abello y Palacio (2007) al señalar que la entrega, empeño y la satisfacción que siente el estudiante durante sus labores académicas son facilitadores de un buen rendimiento académico, tal como fue señalado por los siguientes estudiantes:
el semestre pasado fue difícil en todos los sentidos de mi vida, cosa que me ha llevado mucho tiempo superarlo. Eso fue lo que me afectó académicamente. (Estudiante de 23 años de VI semestre)
Tengo dudas de seguir estudiado Psicología. Me siento frustrada por no tener el valor de retirarme y hacer lo que realmente quiero; en los exámenes no me siento segura, y los problemas económicos han influido también en mi estado académico. (Estudiante de 27 años entre VI y VII semestre)
Me gusta la carrera, pero mis problemas han sido por falta de estudio y por desmotivación. (Estudiante de 23 años de III semestre)
4. Características de personalidad: de acuerdo con la percepción de los jóvenes, en ellos predominan las dificultades para hablar en público (27%), la pereza (32%), las ganas de salir adelante (16%), la falta de carácter (6%) y ser desordenado (6%), y en menor porcentajes señalaron elementos depresivos (5,2%), mientras que otros se autocaracterizaron como ansiosos y desesperados (2,6%); de igual manera, un 35% manifestó ser amigable (ver tabla 2). En palabras de los estudiantes:
Una de mis debilidades es la falta de carácter ante situaciones difíciles, tiendo a enfadarme con facilidad con respecto a mi vida personal. (Estudiante de 19 años de II semestre)
Soy desorganizada, y esto me lleva a hacer las cosas en momentos que no son y descuido lo más importante. (Estudiante de 18 años de II semestre)
Durante mi época de colegio fui un alumno bueno académicamente; tenía una que otra falla, pero siempre las superaba sin mucha dificultad; básicamente mis fallas eran debido a la pereza. (Estudiante de 19 años de II semestre)
Análisis DOFA de las categorías
Al organizar las respuestas de los jóvenes en fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas se observa que al indagar sobre las fortalezas, y teniendo en cuenta la categorización realizada en los procesos cognitivos, los jóvenes no mencionaron ninguna, sin embargo, en las respuestas comportamentales se encontró que algunos se consideran personas puntuales y que cumplen con la asistencia a las clases; los elementos inherentes a la personalidad mencionados por los estudiantes son ser persistentes (perseverantes), amigables y las ganas de salir a delante; en cuanto a los componentes emotivos ligados al aprendizaje, mencionaron la voluntad (ser decididos) (ver tabla 3).
En cuanto a las oportunidades, los estudiantes manifestaron que las respuestas comportamentales más frecuentes son el apoyo académico que la universidad les brinda a los que se encuentran en período de prueba o fuera de programa; asimismo, el querer tener un buen rendimiento académico (46%). Un número reducido percibe que se siente capacitado para resolver las dificultades académicas (Martínez, Padilla, Torres & Huerta, 2005) (ver tabla 3).
Las amenazas que los estudiantes manifiestan en relación con los elementos inherentes a la personalidad se refieren a los miedos que tienen de sí mismos, al futuro, a tomar decisiones y a equivocarse; los componentes emotivos ligados al aprendizaje se refieren a la presión que ejercen "los amigos" en el hecho de no asistir a clases o estar menos involucrados en sus actividades académicas (ver tabla 3). Cabe mencionar que en investigaciones realizadas por Pérez, Robledo, Ramón y Sánchez (2005) se encontró que la motivación del alumno y la asistencia a clases son importantes para mejorar el rendimiento académico.
Frente a las debilidades que se les presentan en su día a día, se observa que los estudiantes identifican diferentes aspectos en cada una de las categorías definidas, es decir que abarcan una gran parte de su vida psicológica y social. Es interesante observar que el 56% de ellos tratan de solucionarlas adoptando una actitud positiva frente a ellas, un 16% trata de buscar una solución frente a la dificultad y un 15% no emitió respuesta alguna. En palabras de los estudiantes:
Las dificultades las asumo con tranquilidad, trato de arreglarlas siempre cuando estoy calmada y pienso muy bien las cosas antes de actuar. (Estudiante de 21 años de III semestre)
Depende del tipo de dificultad o problema que sea, pero por lo general soy una persona que trata de solucionar las cosas inmediatamente. (Estudiante de 21 años de V semestre)
Sin embargo, una minoría (13%) manifestó que las afronta de manera negativa, lo cual evidencia mayor frecuencia de tendencias depresivas y se deja llevar por el mal momento que está pasando, lo que no favorece su rendimiento académico y los coloca en riesgo de perder el cupo en la universidad. Lo anterior fue reafirmado por un estudiante cuando manifestó que
Frente a muchos de estos los tomo a veces de forma negativa deprimiéndome y tomando actitudes que no serán las ideales y dejo al lado muchas cosas. (Estudiante de 18 años de IV semestre)
En general, los jóvenes manifestaron que presentan debilidades en su rendimiento académico debido a factores cognitivos, tales como los problemas de concentración y atención, a factores comportamentales relacionados con la inadecuada distribución del tiempo, a características de personalidad en mayor porcentaje la pereza y a factores motivacionales originados en problemas familiares y personales, pero a pesar de todo manifestaron una gran voluntad para cumplir con las actividades académicas necesarias para obtener el rendimiento académico esperado.
CONCLUSIONES
En los estudiantes entrevistados se observó que los factores que inciden en su fracaso académico son muy diversos, entre los que se encuentran los procesos cognitivos identificados en problemas de atención, concentración y comprensión; los componentes emotivos ligados al aprendizaje, tales como las dificultades para hablar en público y la baja motivación para asistir a clases y realizar sus tareas; los componentes inherentes a la personalidad, tales como la falta de confianza en sí mismos, la baja tolerancia a la frustración y síntomas de depresión y ansiedad; y los factores comportamentales, entre los que se encuentran incorrectas técnicas de estudio y en general una inadecuada distribución del tiempo. La diversidad de estos factores, y en particular los cognitivos, dificultan las distintas estrategias académicas que se podrían utilizar aun la misma institución para potenciar sus capacidades y lograr un apoyo efectivo para cumplir con los objetivos curriculares establecidos por la universidad.
Además, la mayoría de ellos expresó que no recibió una orientación va-cacional al finalizar su bachillerato, y en general no se sienten motivados por las actividades académicas dentro del aula, por lo cual son poco participativos, se sienten poco "conectados" con sus clases, y esto genera mayor inasistencia. La situación familiar (relación con padres, hermanos u otro familiar con quien convive) fue descrita por los jóvenes como buena en un 61% (caracterizada por el apoyo que le brindan sus padres), mientras que el 18% considera que sus relaciones familiares son malas, el 21% restante no comentó nada al respecto; sin embargo, este factor no aparece como un elemento importante en las respuestas de los jóvenes.
Las estrategias que se perfilan frente a esta situación se orientan a programas en la escuela primaria que fortalezcan los procesos y habilidades cognitivas básicas, además que se realicen actividades que permitan la construcción de una autoestima positiva, que le brinde seguridad al estudiante para participar y pueda afrontar mejor las situaciones de evaluación. En la secundaria se deben continuar reforzando las habilidades y capacidades generales de los estudiantes, así como establecer programas más robustos y estructurados con las universidades e institutos de educación técnica y tecnológica, para que los estudiantes puedan iniciar su proceso de selección de carrera o formación desde el 8o y 9o grado con procesos que exalten no sólo los deseos de los jóvenes sino además sus capacidades y probabilidades de éxito. En general, en la educación superior las acciones son tardías, pero sería necesario continuar con los programas que apoyen las acciones tanto en el campo afectivo como cognitivo de los estudiantes, implementando técnicas de estudio ajustadas a la práctica efectiva de esta habilidad en los jóvenes, junto al entrenamiento en el manejo de la atención y concentración.
Hay otros elementos que son transversales y que deben revisarse en cada uno de estos momentos educativos. Estos elementos son la vinculación de la familia al proceso de formación, las estrategias pedagógicas utilizadas por los profesores, el marco institucional que motive un ambiente de formación y, en general, las oportunidades que debe brindar el medio social para que el estudiante tenga modelos de referencia que lo motiven y le permitan construir un imaginario de formación que lo anime, que le permita soñar, pero a su vez le dé elementos para soportar las frustraciones que impone el mundo real.
Referencias
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