INTRODUCCIÓN
El suicidio se ha constituido en un problema de salud pública con tasas que han incrementado en un 60 % durante los últimos 45 años, con representación de alrededor de un millón de muertes anuales en todo el mundo (World Health Organization, 2009). En la encuesta de salud realizada a adolescentes del Caribe en nueve países, el 50 % informó haberse sentido deprimido, y alrededor del 20 % tenía un familiar o un amigo que había intentado quitarse la vida (Ministerio Nacional de Salud, 2015).
En Colombia, este fenómeno representa la cuarta causa de muertes violentas en el país. Los datos arrojados por encuesta nacional mostraron una proporción de ideación suicida total del 6,6 % (7,4 % en mujeres y 5,7 % en hombres), plan suicida en el 1,8 % de los adolescentes e intento de suicidio en el 2,5 % de los encuestados. En cuanto a la proporción de adolescentes que han intentado suicidarse con respecto a quienes han pensado en hacerlo, es del 37,6 % (Organización Panamericana de Salud, 2002). Un estudio similar encontró que en adolescentes entre los 13 y los 17 años, el 11 % informó haber pensado seriamente en suicidarse, y es en el rango entre los 12 y los 15 años en el que se encuentra mayor presencia de ideación suicida (Ministerio de Protección Social, UNODC, Universidad CES, 2010).
El riesgo suicida se constituye en el primer estadio en el proceso suicida, puesto que da lugar a la ideación suicida y a su vez antecede al intento, el cual puede tener un desenlace fatal. En los adolescentes, específicamente es necesario prestar atención a las primeras manifestaciones, a fin de llevar a cabo acciones preventivas teniendo en cuenta que la evaluación del riesgo en esta población ha arrojado prevalencias alrededor del 11 % y el 12 % (Fuentes et al., 2009; Paniagua, González y Rueda, 2014). En esta etapa del desarrollo, especialmente, existen predisposiciones biológicas y sociales que intervienen y hacen al adolescente más vulnerable al estrés y a la depresión, así como a otras alteraciones emocionales asociadas con el suicidio (Andersen et al., 2008; Bahamón, Alarcón, García y Trejos, 2015; Pérez et al., 2013; Vianchá, Bahamón y Alarcón, 2013).
En este sentido, se ha estudiado el papel del afrontamiento en el proceso suicida al asumir que tiene un efecto directo sobre este, además de considerarse como una variable moderadora entre el estrés y los comportamientos suicidas en adolescentes (Compas, Connor-Smith, Saltzman, Thomsen y Wadsworth, 2001; Zhang, Wang, Xia y Liu, 2012), afirman que los estilos de afrontamiento surgen en la adolescencia y tienen efectos a largo plazo en la edad adulta, por lo cual resulta importante su estudio.
Las clasificaciones más utilizadas en el estudio del afrontamiento son el afron-tamiento centrado en el problema, el afrontamiento centrado en la emoción y el afrontamiento por evitación; la investigación ha mostrado relación positiva entre el afrontamiento por evitación y la depresión en adolescentes, así como asociaciones negativas entre el afrontamiento centrado en el problema y la depresión (Compas et al., 2001; Elliott y Frude, 2001; Li, Di Giuseppe, y Froh, 2006; Zhang et al., 2012). El afrontamiento también se ha analizado como un predictor importante de los comportamientos suicidas (Blankstein, Lumley y Crawford, 2007). Incluso algunos investigadores han encontrado que el afrontamiento de evitación se asocia positivamente con la ideación suicida y la planificación del acto suicida (Horwitz, Hill y King, 2011; Svesson et al., 2014; Zhang et al., 2012). Aunque otras investigaciones realizadas para medir el efecto independiente del afrontamiento sobre la ideación suicida no han sido coincidentes (Speckens y Hawton, 2005).
De acuerdo con lo anterior, el objetivo del presente estudio fue establecer la relación entre los estilos de afrontamiento y el riesgo suicida, así como estimar si el afrontamiento predice el riesgo suicida en adolescentes.
METODOLOGÍA
Tipo y diseño
Es una investigación cuantitativa de tipo correlacional de corte transversal, ya que tuvo como objetivo medir el grado de relación que existe entre las variables estilos de afrontamiento y riesgo suicida a través de la recolección de la información en un solo momento y tiempo (Hernández, Fernández y Baptista, 2014).
Participantes
La población objeto de estudio estuvo conformada por 617 adolescentes entre los 14 y los 18 años (M = 15,7), con una distribución por sexo del 47 % hombres, y 53 % mujeres, pertenecientes a 41 establecimientos de educación media ubicados en la zona suroriente de Barranquilla (Colombia). Se realizó muestreo no probabilístico por cuotas de establecimientos educativos, grupo de edad y sexo. Para la selección de la muestra se consideraron los siguientes criterios de inclusión: 1) edad entre los 14 y los 18 años; 2) matrícula académica en los colegios seleccionados de la zona suroriente de la ciudad de Barranquilla; 3) firma del formulario de consentimiento informado del representante legal del adolescente; 4) firma del formulario de asentimiento informado del adolescente. Entre los criterios de exclusión se consideraron la no entrega del formulario de consentimiento informado del representante legal del adolescente el día programado para la recolección de datos, y el no asentimiento por parte del adolescente para participar en el estudio. Un 25 % de la muestra seleccionada inicialmente fue excluida del estudio debido a la no entrega del formulario de consentimiento informado.
Instrumentos
Inventario de Orientación Suicida iso-30 (King & Kowalchuk, 1994) adaptación uba (Fernández & Casullo, 2006)
Es una escala autoadministrable que indaga por la presencia de factores de riesgo asociados con la ideación y el comportamiento suicida al analizar las dimensiones desesperanza, baja autoestima, falta de afrontamiento, aislamiento e ideación suicida. La escala consta de 30 ítems y es posible utilizar dos criterios para su interpretación. El primero consiste en evaluar ítems de riesgo para valorar el riesgo suicida; de esta manera, si un participante marca afirmativamente tres o más ítems críticos, supone riesgo alto. El segundo, mediante la puntuación directa de todos los ítems y su respectiva sumatoria. Así, una puntuación inferior a 31 se considera inferior, entre 31 y 44 riesgo moderado, y un puntaje igual o mayor a 45 riesgo alto. A partir de los datos recolectados y, para efectos de esta investigación, se realizó el análisis de las propiedades psicométricas del instrumento (los resultados de la prueba KMO arrojaron 0,867). Se realizó análisis factorial exploratorio detectando que los ítems 1, 3, 6, 8, 18 y 28 no tenían valor discriminativo significativo, por lo cual no se tuvieron en cuenta para el análisis, ajustando así las puntuaciones. La fiabilidad valorada mediante el coeficiente alfa de Cronbach para la dimensiones fue: ideación suicida a = 0,793; desesperanza a = 0,680; falta de afrontamiento a = 0,677; baja autoestima a = 0,597; la dimensión aislamiento no se evidenció como significativa de acuerdo con el análisis factorial y fue suprimida.
Inventario de Estimación de Afrontamiento cope (Carver, Scheier y Weintraub, 1989) versión disposicional
Su objetivo es conocer las diferencias emocionales, cognitivas y conductuales que despliegan las personas para hacer frente a situaciones estresantes. Es una escala de administración individual o colectiva conformada por 52 ítems divididos en 13 subescalas que, a su vez, hacen parte de tres escalas (afrontamiento orientado al problema, afrontamiento orientado a la emoción y afrontamiento evitativo). Se realizó un análisis de las propiedades psicométricas del instrumento (los resultados de la prueba KMO arrojaron 0,897). Se realizó análisis factorial exploratorio, con lo que se detectó que los ítems 13,17, 29 y 49 no tenían valor discriminativo significativo, por lo cual no se tuvieron en cuenta para el análisis ajustando así las puntuaciones. La fiabilidad valorada mediante alfa de Cronbach para el instrumento fue 0,967, y para las siguientes dimensiones: estrategias orientadas a la solución del problema, 0,894; estrategias orientadas hacia la búsqueda de apoyo, 0,860; afrontamiento evitativo, 0,770; estrategias basadas en la religión y la espiritualidad, 0,728.
Consideraciones éticas
Para este estudio se tuvieron en cuenta los aspectos éticos de la investigación con seres humanos considerados en la Resolución N.° 008430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia, por la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud, y la Ley 1090 de 2006 o Ley del Psicólogo en Colombia, la cual comprende el secreto profesional, el derecho a la no participación y retiro, el consentimiento informado y la devolución de resultados. Se solicitó firma del formulario de consentimiento informado a los representantes legales de los adolescentes, y se consideró deseable su asentimiento para participar en el estudio. Asimismo, este estudio fue avalado por el Comité de Ética en Investigación de la Universidad Simón Bolívar, sede Barranquilla.
Procedimiento y procesamiento estadístico
Previo a la ejecución se solicitó permiso a los establecimientos educativos seleccionados para aplicar los instrumentos de investigación en las aulas de clase. A continuación, se explicó a los participantes el objetivo de la investigación y los aspectos éticos relacionados. Firmado el consentimiento informado y el asentimiento, se procedió a la entrega de los cuestionarios al colectivo de adolescentes. Luego de la aplicación de los instrumentos se procedió con su análisis mediante el Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales SPSS versión 23. Se realizaron análisis factoriales exploratorios y de fiabilidad a las escalas aplicadas. Una vez obtenida la información se realizaron los ajustes y se analizaron los datos mediante coeficiente de Pearson y análisis de regresión lineal para la identificación del nivel de predicción del afrontamiento sobre el riesgo suicida.
RESULTADOS
Los resultados evidenciaron que el 15 % de los participantes se ubicaron en riesgo suicida bajo, en contraste con el 19 % que obtuvo puntajes que denotan riesgo suicida alto (el resto de la población obtuvo puntajes para riesgo medio). La media de riesgo suicida fue más alta en mujeres (X= 25,8 %) que en hombres (x = 23,7 %).
Sobre los estilos de afrontamiento los hombres mostraron mayor uso de estrategias centradas en la solución del problema que la mujeres (H XX= 49,3; M F= 47,4), en tanto las mujeres parecen realizar mayor uso de estrategias centradas en la búsqueda de apoyo (H x = 21,9; M x = 22,6) y evitativas (H x= 27,5; M x = 28,1). Al analizar el uso de las estrategias de afrontamiento solo se encontraron medias más altas en el uso de estrategias de afrontamiento evitativo entre el grupo de riesgo bajo y alto (riesgo bajo X= 24,2; riesgo alto X= 31,6). Se detectaron correlaciones estadísticamente significativas entre riesgo suicida y estrategias de afrontamiento evitativo tanto en hombres como en mujeres (mujeres 0,342**; hombres 0,332**), así como entre riesgo suicida e ideación suicida (mujeres 0,321**; hombres 0,334**), y riesgo suicida con baja autoestima (mujeres 0,279**; hombres 0,247**). También se presentaron correlaciones negativas entre el uso de estrategias centradas en la solución del problema y riesgo suicida (mujeres -0,283; hombres 0,279**), así como el uso de las estrategias mencionadas y desesperanza (mujeres -0,366**; hombres -0,324**). Otra correlación negativa se encontró entre el uso de estrategias centradas en el apoyo y la desesperanza (-0,296**; -0,275**). El análisis de regresión lineal mostró que las estrategias de afrontamiento explican en un 29 % el riesgo suicida en esta población (véase la tabla 1). De manera particular, las estrategias evitativas, la desesperanza y la baja autoestima predicen en un 79 % el riesgo suicida en la población analizada (véase la tabla 2).
a. Variables predictoras: (Constante), factor_3_estrategias_evitativas
b. Variables predictoras: (Constante), factor_3_estrategias_evitativas, factor_i_centradas_ solucion_problema
c. Variables predictoras: (Constante), factor_3_estrategias_evitativas, factor_i_centradas_ solucion_problema, factor_2_centradas_busqueda_apoyo
Fuente: elaboración propia.
DISCUSIÓN
El riesgo detectado en los participantes del estudio se constituye en una alarma temprana para las autoridades educativas y de salud teniendo en cuenta lo que indica el primer estadio del suicidio. El 19 % de riesgo alto encontrado en los participantes se ubica por debajo de otros estudios nacionales con población similar que han detectado en un 26 % manifestaciones suicidas (Casullo, Fernández y Contini, 2007), y hasta un 29 % de riesgo alto en adolescentes (Córdova, Estrada y Velázquez, 2013). La tasa de suicidio en Europa ha mostrado una disminución de tres puntos, y las cifras en países de América del Sur han aumentado significativamente entre 1990 y el 2009 en adolescentes entre los 15 y los 19 años de edad (Kólves y De Leo, 2016). En consonancia con lo expuesto, un estudio con adolescentes suramericanos reportó un 11 % de jóvenes con riesgo suicida de centros urbanos, y un 13 % en poblaciones de menor densidad (Casullo et al., 2007). Asimismo, un estudio con población de adolescentes centroamericanos reportó riesgo alto en un 19,2 % de la población objeto de estudio (Cocoradá y Mihalaúcu, 2012). Esto pone en evidencia que los resultados expuestos son significativos si se comparan con los datos reportados por investigaciones de otros países con un contexto sociocultural similar.
Con relación al riesgo suicida por sexo, los resultados coinciden con las afirmaciones sobre mayor riesgo en mujeres que en hombres, aunque el acto suicida efectivo tiende a ser mayor en los hombres. Esto se relaciona con datos reportados sobre mayor proporción de mujeres con ideación e intentos suicidas que los hombres, pero mayor suicidio en estos últimos (Alameda, Ruiz, y García, 2014; Baader, Urra, Millán y Yáñez, 2011; Palacios, Sánchez y Andrade, 2010).
Sobre el uso de estrategias de afrontamiento se encontraron diferencias por género en el uso de estrategias basadas en la solución del problema, la búsqueda de apoyo y la evitación, lo cual coincide con estudios realizados en población adolescente (Cocoradá y Mihalaúcu, 2012). Esto expone que el despliegue de comportamientos para hacer frente a situaciones estresantes se manifiesta de manera diferente en hombres y mujeres (Zimmer-Gembeck y Locke, 2007), lo cual puede estar vinculado a aspectos de orden cultural que promueven en la mujer la vinculación con otras personas para expresar abiertamente sus sentimientos, emociones y preocupaciones. En el caso de los hombres, puntuaciones más altas en el uso de estrategias centradas en la solución del problema alertan sobre el rol que tradicionalmente se le ha asignado en su contexto.
Los resultados de asociaciones positivas entre el afrontamiento evitativo y el riesgo e ideación suicida son consistentes con lo encontrado en investigaciones sobre el tema que reportan falta de habilidades de afrontamiento efectivas en víctimas de suicidio, pacientes suicidas y adolescentes con ideación suicida, además de estudios que han detectado mayor uso de estrategias de afrontamiento desadaptativas en jóvenes suicidas que en controles no suicidas (Gould, Green-berg Velting y Shaffer, 2003; Lai y Shek, 2009; Zhang, 2010; Zhang et al., 2012). Igualmente, en el caso de la asociación entre baja autoestima y riesgo suicida los datos son coherentes con lo encontrado en investigaciones que informan que la desesperanza y la baja autoestima son predictores importantes de dificultades emocionales (Fanaj, Melonashi y Shkémbi, 2015). Asimismo, las correlaciones negativas encontradas apoyan la idea de que el uso de estrategias centradas en la solución del problema suelen ser más adaptativas para los jóvenes, constituyéndose en un factor protector a tener en cuenta en los programas de prevención del suicidio en población adolescente. De manera similar, el uso de estrategias centradas en la búsqueda de apoyo que suelen ser más utilizadas por las mujeres, parecen un elemento protector ante la desesperanza y, a su vez, contribuyen a un menor riesgo suicida. El análisis de regresión lineal, al utilizar como variables independientes las estrategias de afrontamiento, apoya parcialmente la hipótesis según la cual las estrategias de afrontamiento predicen el riesgo suicida. No obstante, un segundo modelo incorpora la mediación de las estrategias evitativas, la baja autoestima y la desesperanza como variables importantes que intervienen sobre el riesgo suicida.
Debido a las limitaciones propias de los análisis de regresión lineal, se recomienda para futuras investigaciones estimar las diferencias de medias entre grupos con y sin riesgo suicida, en población clínica y no clínica, con y sin intento autolítico. Del mismo modo, se recomienda incluir la medición del estrés para señalar cuales estrategias de afrontamiento están presentes con mayor frecuencia en el manejo del estrés en personas con intentos autolíticos. Estudios previos han mostrado que los altos niveles de estrés se presentan como antecedente al intento autolítico, desequilibrando el estado emocional de la persona y disminuyendo el repertorio de estrategias de afrontamiento.