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Revista U.D.C.A Actualidad & Divulgación Científica

Print version ISSN 0123-4226

rev.udcaactual.divulg.cient. vol.11 no.2 Bogotá July/Dec. 2008

 

CIENCIAS DE LA SALUD - Artículo Científico

¿LAS DIMENSIONES COMUNITARIAS Y EL CAPITAL SOCIAL SON DINAMIZADORES DEL NÚCLEO SALUD-AMBIENTE EN UNA UNIVERSIDAD EN BOGOTÁ?

ARE COMMUNITARIAN DIMENSIONS AND SOCIAL CAPITAL, PROMOTERS OF THE HEALTH-ENVIRONMENT NUCLEUS IN A UNIVERSITY IN BOGOTÁ?

Ricardo Duarte Bajaña1; Nelly Cáliz2

1Magister en Bioética, Especialista en Comunicación – Educación, Licenciado en Educación Física, Docente instructor , U.D.C.A. Correo electrónico:rduarte@udca.edu.co

2 Magíster en Psicología Comunitaria. Enfermera, Docente instructor , U.D.C.A. Correo electrónico:ncaliz@udca.edu.co

Rev. U.D.C.A Act. & Div. Cient. 11 (2): 41-50, 2008


RESUMEN

La posibilidad de construir y de consolidar grupos de trabajo académico en el contexto universitario es una tarea fundamental. El desarrollo de comunidades y de capital social permite que la producción de esos grupos se potencie, por lo tanto, resulta prioritario comprender la dinámica de esas categorías, evidenciando si su estructura posibilita trabajos grupales. El objetivo de esta investigación consistió en comprender las dimensiones comunitarias y el capital social, como elementos dinamizadores de un grupo de trabajo, en el núcleo Salud-Ambiente, dentro de una universidad en Bogotá, Colombia. Por medio de un enfoque cualitativo de tipo hermenéutico, se encuestó a 15 profesores del área de conocimiento en Ciencias de la Salud, entrevistas cualitativas a cinco docentes (dos dentro del grupo original, tres fuera de él), quienes desarrollaron trabajos en torno al núcleo temático de salud-ambiente, realizando una actividad colectiva de indagación y observación participante, a través de la metodología de grupo focal, cuyo objetivo era conocer las dinámicas de interacción entre profesores del área de conocimiento en Ciencias de la Salud de la universidad y revisión de documentación académica producida por los docentes participantes de la investigación. Nada parece indicar que las dimensiones comunitarias y el capital social sean elementos dinamizadores de un grupo de trabajo en el núcleo salud-ambiente dentro de la institución. Sin embargo, la explicación de este hecho no se encuentra en el núcleo mencionado sino en los bajos niveles de desarrollo de las dimensiones comunitarias, como los dominios cognitivo y estructural propios del capital social.

Palabras clave: Capital social, comunidad, salud, ambiente, universidad, grupos de trabajo.


SUMMARY

The possibility of forming and consolidating academic work groups in the university context is a fundamental task. The development of communities and social capital allows to increase the potential production of these groups, being therefore essential to understand the dynamics of those categories to determine if its structure makes working groups possible. The objective of this research consisted in understanding the community dimensions and the social capital as dynamic elements of a work group in the Health-Environment nucleus within a University in Bogota, Colombia. By means of a qualitative approach survey of hermeneutic type, 15 professors from the Health Science area were interviewed, five additional qualitative interviews (two within the original group, three outside) were conducted with professors, who had investigated and written papers on this theme. A collective activity of inquiry, participative observation through the methodology of focal group, whose objective was to understand the dynamics of inter-action between professors of the Health Science Area of the university and to review the academic work produced by the educational participants of the investigation, was realized. Nothing seems to indicate that the communitarian dimensions and the social capital are elements which promote a work group in the nucleus health-atmosphere within the institution. Nevertheless, the explanation of this fact is not in the mentioned nucleus, but in the low levels of development of the community dimensions such as cognitive and structural dominions inherent to social capital.

Key words: Social capital, community, health, environment, university, work groups.


INTRODUCCIÓN

La posibilidad de construir y de consolidar grupos de trabajo académico en el contexto universitario es una tarea fundamental. El desarrollo de comunidades y de capital social permite que la producción de esos grupos se potencie. En este sentido, el objetivo de esta investigación fue comprender las dimensiones comunitarias y el capital social, como elementos dinamizadores de un grupo de trabajo, en el núcleo Salud-Ambiente, dentro de una universidad en Bogotá. Para ello, se definieron las categorías de comunidad y de capital, como trazadores y ordenadores del proceso investigativo.

Comunidad: Una comunidad, se constituye en función de su dinámica interna, en cuanto a la fuerza de los vínculos, la cohesión, la consistencia interna, el reconocimiento de su misma existencia y de sus posibilidades, el sentido de pertenencia y la unidad de intereses (Castro et al. 1998). Teniendo en cuenta a Ander-Egg (1998), una comunidad es una agrupación o conjunto de personas que habitan un espacio geográfico delimitado y delimitable, cuyos miembros tienen conciencia de pertenencia o de identificación con algún símbolo local y que interaccionan entre sí más intensamente que en otro contexto, operando en redes de comunicación, intereses y apoyo mutuo, con el propósito de alcanzar determinados objetivos, satisfacer necesidades, resolver problemas o desempañar funciones sociales relevantes a nivel local.

La comunidad ha sido entendida como la etapa de la organización social que constituye un esfuerzo consciente por la población para controlar sus problemas y lograr mejores y mayores servicios (Lindeman, 1921), para lo cual, deben existir negociaciones y acuerdos entre quienes la configuran; en este sentido, una comunidad es una estructura de poder. Considerar una comunidad solamente como un grupo de personas que vive en cierto lugar de manera parecida, que tiene intereses en común y cuyas relaciones son básicamente agradables y armoniosas, no es real (Palacios, 1999).

En la medida en que una sociedad consigue reunir a varias comunidades en torno a objetivos y tareas comunes esta creando una comunidad de orden superior (Engelhardt, 1995). Este es un tema crucial en la universidad actual. La universidad George Mason diseñó un programa denominado “La Universidad vive”, cuyo objetivo fue mejorar el estado de la comunidad en el campus de la institución. Para ello desarrolló una serie de programas colaborativos entre áreas de la universidad, con el diseño de actividades más propositivas y dinámicas, que le brinden sentido a la comunidad. El sentido de pertenencia a la comunidad Mason, mejoró en cinco años, un 24%; el sentido de vida dentro del campus, un 23% y las experiencias gratificantes dentro de la institución 11% (Green et al. 2002).

Capital social: Atendiendo al concepto de comunidad como estructura de poder y de negociación y teniendo en cuenta que las personas que conviven en comunidades diversas tienden a lentificar los procesos colectivos (Putnam, 2007), se ha visto la pertinencia de recurrir al capital social definido desde su función. No es una entidad singular sino una variedad de diversas entidades, con dos elementos en común: están conformadas por algún aspecto de las estructuras sociales y facilitan ciertas acciones de los agentes, ya sean personas o agentes corporativos (Coleman, 1988). Por esta vía, la suma de los recursos reales o potenciales de una comunidad, se articulan con la consolidación de una red durable de relaciones, más o menos institucionalizadas, de conocimiento y de reconocimiento mutuo (Bourdieu, 1986). El capital social evidencia la calidad y la cantidad de relaciones sociales incrustadas dentro de las normas de interacción de una comunidad (Coleman, 1990). Así mismo, depende del tamaño de las conexiones entre las redes que se puedan movilizar con eficacia, así como del volumen del capital (económico, cultural o simbólico) poseído en derecho por cada uno de los miembros (Putnam, 1993), permitiendo la formación de relaciones basadas en la mutualidad beneficiando y potencializando transformaciones recíprocas (Calabrese, 2006).

Aunque la confianza es el atributo dominante del capital social (Coleman, 1990), aspectos como la solidaridad, la participación y la generosidad también son parte del concepto (Carlson & Chamberlain, 2003). Existen dos dominios del capital social: el cognitivo, constituido por diferentes formas de actitudes, de valores, de creencias y de normas y, el estructural compuesto por comportamientos relacionados con toma de decisiones, comunicación, movilización de recursos y gestión dentro de conflictos (Uphoff, 2000).

En este sentido, la universidad del Norte de Texas creó una estrategia de formación de comunidades a partir del teatro. Este proceso permitió que los individuos comprendieran la importancia de vivir en relación con otros, lo cual, se logra teniendo una buena voluntad para reconocer la identidad individual y las interconexiones entre los miembros de un grupo, favoreciendo actitudes solidarias y críticas” (García, 1998).

Es necesario reconocer que el capital social de un grupo no puede ser extrapolado a otra comunidad, en este mismo sentido, la evidencia basada en individuos no se puede mezclar con la de poblaciones. Si bien, cada individuo o grupo de personas produce una información con una autoría, esa información debe trascender a los colectivos, generando mecanismos que posibiliten “el desarrollo de procesos de apropiación social del conocimiento que se debe convertir en bienes públicos” (Chaparro, 2003).

Tomando como base a Durkheim (1967) para quien la división de la labor en las sociedades genera un sistema en donde cada quien depende de alguien más, el capital social es entendido como los mecanismos que crean enlaces entre diferentes grupos desde la cima hasta la base de la escala social. Se ha llegado, incluso, a entender el capital social como las interacciones sociales horizontales, en donde se tiene en cuenta, entre otros factores, la cooperación y el beneficio mutuo. Sin embargo, el capital social se puede generar también dentro de relaciones sociales verticales.

De lo anterior da cuenta el programa de diálogo y liderazgo intergrupal, coordinado por la oficina de relaciones humanas de la Universidad de Maryland. Este programa logró que los empleados de servicios generales y los asistentes administrativos que pertenen a grupos étnicos no anglosajones (negros, latinos) establecieran puntos de encuentro común, desarrollando un auténtico diálogo intergrupal dentro del campus. Los niveles de agresión entre los grupos bajaron notablemente y se aumentó el interés de otros miembros de estos grupos por ingresar a las mesas de diálogo (Clark, 2003).

Teniendo en cuenta que el objetivo de esta investigación consistió en comprender las dimensiones comunitarias y el capital social como elementos dinamizadores de un grupo de trabajo en el núcleo Salud-Ambiente dentro de una universidad en Bogotá, Colombia, es prioritario hacer un esbozo del concepto de núcleo Salud-Ambiente.

Núcleo Salud-Ambiente: La salud hace referencia a la posibilidad real y concreta que tienen las personas para tener un desarrollo vital; este desarrollo está articulado a la dignidad que deben tener los sujetos para vivir y desarrollarse. Así mismo, la salud tiene una relación directa con el contexto específico en el que los sujetos vivan y se desarrollen. La salud, por tanto, es un proceso vital en permanente construcción.

El segundo componente constitutivo del núcleo salud-Ambiente es, justamente, el ambiente. Este concepto, se entiende aquí como “la forma de representarnos el resultado de las interacciones entre el sistema biofísico y el sistema cultural que han implicado, históricamente, diferentes tipos de configuración estructural” (González, 1996), idea que implica la totalidad del mundo físico que rodea a cada ser o grupo humano, incluidas las entidades vivientes, los demás seres o grupos humanos y sus interrelaciones (Ordóñez, 2000). Bermúdez (2003) plantea que “el concepto de ambiente nos remite tanto al estudio de las leyes que rigen la estructura y el funcionamiento del ecosistema, como a la forma en que se establecen las relaciones sociales y la manera como interactúan estos dos sistemas”.

El trabajo y la producción del núcleo salud-ambiente, se orienta hacia las relaciones y las tensiones que se establecen entre el ambiente y la salud en los términos planteados.

MATERIALES Y MÉTODOS

Esta investigación, se sitúa en el enfoque cualitativo de tipo hermenéutico, inscrito dentro del paradigma humanista, pues pone énfasis en la interpretación de los fenómenos particulares que acontecen en un contexto de tiempo y de espacio definido (Cárcamo, 2005), reconociendo la cotidianidad, como el lugar donde los individuos disponen de los objetos sociales, con los cuales, ellos interactúan, construyen y reconstruyen su realidad social y adquieren significado las acciones que dan curso a su vida (Berger & Luckmann, 2003).

Por el tipo de metodología utilizada, los resultados de este trabajo no tienen un carácter totalizante, ni universal. El análisis, en torno a la constitución de comunidad académica, se realizó en una institución de educación superior a partir de los productos académicos que los docentes generaron alrededor del núcleo salud-ambiente, durante los años 2000 a 2005 y las relaciones académicas y no académicas que establecen docentes con funciones de investigación y de extensión en este campo temático.

La investigación centra su atención en el capital social que se genera de esta comunidad académica, como la expresión concreta de un acumulado de conocimientos que también se constituyen en una acción e interacción social. Se tienen en cuenta, fundamentalmente, los procesos caracterizados por el lenguaje verbal y escrito, esencial en la comprensión de la realidad de la vida cotidiana, constituyéndose en el depósito objetivo de vastas acumulaciones de significado y de experiencias (Berger & Luckmann, 2003). Se incluyen los procesos vivenciados por los investigadores quienes son parte y producto de los problemas que se estudian (Bonilla & Rodríguez, 1997).

Dentro de la investigación se implicaron, inicialmente, a los docentes con contrato laboral del área de ciencias de la salud, conformada por las facultades de Enfermería, Ciencias del Deporte, Medicina Veterinaria y Medicina Humana, asumiendo que, por el carácter ambientalista de la universidad y el área de conocimiento en el cual participaban, tendrían trabajos dentro de núcleo salud-ambiente. Ellos fueron convocados por medio de las decanaturas para responder la encuesta y participar dentro del grupo focal. La asistencia fue de 15 profesores.

Teniendo en cuenta que solo dos de esos profesores tenían trabajos en torno al núcleo salud-ambiente, se tomó la decisión de ampliar el grupo participante hacia otras áreas del conocimiento, continuando con el criterio de inclusión. El procedimiento que se siguió fue revisar los programas analíticos de los cursos académicos orientados por los docentes, publicaciones e informes de proyectos de extensión. De esta búsqueda, se seleccionaron dos profesores más, una docente de Zootecnia y una docente en Ciencias Básicas Sociales y Humanas, con producción académica relacionada con el núcleo salud-ambiente. Dentro de la revisión, se encontró que una profesora perteneciente a la facultad de salud tenía trabajos en el núcleo, pero con contrato de cátedra. Teniendo en cuenta la reducida cantidad de docentes incluidos en la investigación, se decidió vincularla. Estos cinco profesores participaron en una entrevista semiestructurada.

Los instrumentos utilizados para la recolección de la información fueron:

    • Encuesta (cuadro 1), con el propósito de establecer la existencia o no de interacciones entre carreras, vinculación con la universidad y sentido de pertenencia e identidad con la misma. Vale la pena precisar que para esta investigación, se tuvieron en cuenta solamente las respuestas que los profesores dieron a ocho preguntas de la encuesta realizada. Estas preguntas fueron las más resaltables al momento de realizar el análisis hermenéutico de los datos.

    • Actividad colectiva de indagación y de observación participante, a través de la metodología de grupo focal.

    • Revisión de documentación académica producida por los docentes participantes de la investigación.

    • Entrevistas semiestructuradas realizadas a cinco docentes, quienes han desarrollado trabajos en torno al núcleo temático definido.

La categorización y la organización de los datos, se llevó a cabo acorde a las categorías deductivas establecidas por los investigadores y de manera detallada, según subcategorías inductivas que surgieron del trabajo de campo. La interpretación y la discusión de los mismos, se realizó desde el marco de referencia construido para la investigación. Las categorías identificadas fueron: comunidad y capital social. En cada una de ellas se presentan los hallazgos más relevantes que responden al propósito de la misma. Los resultados, se muestran de forma detallada así: para la categoría de comunidad, las subcategorías identificadas fueron: espacio geográfico y mental, interacción, conciencia de pertenencia y redes de comunicación. Con relación a la categoría de capital social, los resultados se organizan atendiendo a la cantidad y la calidad de relaciones, las acciones de los participantes, la confianza de los profesores para la conformación de grupos, la negociación y la motivación.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Comunidad: En el marco del concepto de comunidad académica o comunidad universitaria, como se denomina a los diferentes estamentos de la Universidad, los docentes participantes permiten evidenciar que existen diferentes agrupaciones de personas (Ander-Egg,1998), reunidas a partir de los intereses propios de cada facultad. Los vínculos, la cohesión entre estos grupos, la consistencia interna, el reconocimiento de su misma existencia y de sus posibilidades, el sentido de pertenencia y la unidad de intereses entre los mismos (Castro et al. 1998), a un nivel de relación ínter-facultades, es reducida; este aspecto genera que algunas dimensiones comunitarias (Ander-Egg, 1998) no alcancen un desarrollo que pueda expresar una organización social que integre dinámicas a un nivel de comunidad académica o universitaria.

Pese a que en la estructura administrativa de la universidad existen diversos escenarios de encuentro, como los Consejos de Área, Consejos de Facultad, Consejo Académico, Consejo Directivo, Comité de Evaluación Promoción y Clasificación Docente, Comité de Bienestar Social Universitario, entre otros, con representación de profesores, los participantes perciben que la falta de una política institucional, espacios administrativos y físicos, limita la conformación de grupos de trabajo, en torno al núcleo en salud-ambiente. Uno de los profesores participantes sostiene que “es imprescindible que las propuestas (que hacen los mismos profesores para la conformación de grupos de trabajo) tengan una iniciativa institucional, ya que si no esta el directivo, los productos no valen, se requiere de políticas institucionales”. No obstante, el rector y los vicedecanos manifiestan que la conformación de grupos parte de la autonomía de los docentes.

Los profesores entrevistados plantean que en la universidad la comunidad se constituye dentro de espacios informales y que, si bien existe una planeación académica, ésta no es un facilitador para constituir comunidad. Uno de los participantes plantea: “en la universidad los espacios de creación son informales, faltan espacios formales de encuentro colectivo”. Al respecto es importante reconocer que la comunidad, sujeto de esta investigación, no corresponde a un territorio geográfico (Ander Egg, 1998) ni está constituida por una unidad de intereses (Castro et al. 1998) o, como lo plantea Lindeman (1921), resultado de un esfuerzo consciente por parte de la población para controlar sus problemas y lograr mayores y mejores servicios.

Los mismos profesionales, se incorporan y se relacionan, inicialmente, como empleados con interés y objetivos particulares, en el marco de una institucionalidad que ellos mismos reclaman para asociarse. Es en este sentido, algunas dimensiones comunitarias, como la búsqueda de objetivos comunes, la intensidad de la interacción, las redes de comunicación y el sentido de pertenencia a los grupos de trabajo, no se vivencien plenamente.

Un elemento relevante que los profesores resaltan es la importancia de la amistad y de las relaciones personales, como aspecto fundamental, para conformar grupos de trabajo, caracterizados por procesos propios del capital social, como lo son la confianza, la amistad, la solidaridad y la generosidad (Coleman, 1990; Carlson & Chamberlain, 2003). Concretamente algunos profesores sostienen que “la amistad es fundamental para iniciar grupos de trabajo dentro de la universidad, así como proyectos de investigación”. En este orden de ideas, algunos profesores participantes, quienes logran vínculos con docentes de otrasfacultades, lo hacen informalmente y, en primera instancia, por causas más personales que académicas.

La existencia de una asociación de individuos en donde se establezcan negociaciones y acuerdos entre ellos (Lindeman, 1921), favoreciendo la configuración de una comunidad universitaria, es muy débil dentro de los profesores participantes en esta investigación. Es posible que esta dinámica asociativa no se presente, debido a que los individuos se asumen como empleados sin una perspectiva de visiones e intereses profesionales y personales compartidos, como se señaló anteriormente. Es más fuerte el trabajo individual que el trabajo colectivo de los profesores, sobre todo en la práctica docente, aun cuando la institución estipula funciones sustantivas, como la investigación y la extensión. Sin embargo, se evidencia en los docentes una fuerte intención de agruparse minimizada por su percepción de la existencia de una tensión entre gobierno y profesores.

En la actividad realizada a partir del grupo focal, se observa que los docentes participantes organizan el espacio territorial y la interacción inicial en subgrupos específicos y delimitados, por la carrera donde laboran. Las personas que se agrupan entre sí hacen parte de la misma facultad y algunas manifiestan, verbalmente, que no se conocen con otros profesores participantes, lo que genera silencio y tensión antes de iniciar la actividad. Así mismo, las posturas corporales y poca participación al iniciar el grupo focal evidencian una asistencia por obligatoriedad. La participación de los docentes en esta actividad de construcción colectiva está supeditada al tipo de contratación, es así como los profesores que en el momento de realizar la actividad tenían un contrato de tres cuartos de tiempo, una vez se cumple este horario, no se encontraban disponibles para participar.

Dentro del grupo de profesores participantes, la existencia de un objetivo consensuado parece ser un predictor para la configuración inicial de comunidad, hecho que puede facilitar la interacción entre los agentes (Coleman, 1988). El trabajo de campo mostró que, cuando los vínculos entre los agentes ocurren en el plano académico, la relación de los miembros es de carácter utilitario, es decir, el interés se centra en cumplir un objetivo. Para los docentes participantes de la investigación, al parecer, la necesidad de un objetivo y un propósito común que convoque y dinamice grupos de trabajo, es una necesidad sentida, estos elementos aparecen como un horizonte de sentido, en torno, al cual, la dinámica individual transciende hacia un sujeto colectivo (Castro et al. 1998), como posibilidad de potenciar los procesos y las dinámicas institucionales hacia un compromiso con la sociedad, además, de posibilitar la construcción de un sentido de pertenencia hacia la institución y grupo del cual se hace parte.

En contraste, en cuanto al sentido de pertenencia (Ander-Egg, 1998), se encontró que de los quince profesores encuestados, pertenecientes a la facultad de Ciencias de la Salud, nueve no sentían ninguna identificación con la facultad; los seis restantes, sí sentían algún tipo de identificación, pero por aspectos tan diversos, como el modelo pedagógico que fundamenta a la institución o el área de conocimiento propio de la facultad donde se trabaja. En este sentido, tres de los profesores encuestados, se identifican con el enfoque constructivista para la formación del estudiante, dos con el deporte y uno con el compromiso educativo que fundamenta a la institución.

Específicamente, en el caso del núcleo salud-ambiente, los profesores manifiestan un fuerte interés por conformar grupos en torno al desarrollo humano sostenible en aspectos como: “seguridad agro-alimentaria, humedales, protección del aire, cuencas hidrográficas, erosión, páramos, población desplazada y vivienda insalubre”. Temáticas en este sentido son abordadas dentro de los Programas de Gestión Ambiental y Proyectos Ambientales contenidos en el Programa Ambiental Institucional (P.A.I.), de la Universidad.

De los 15 profesores encuestados, 13 no tienen interacción con docentes de otrasfacultades, dos sí interactúan en actividades de docencia e investigación en el núcleo temático salud-ambiente y ninguno interactúa en escenarios extracurriculares. Las entrevistas evidencian relaciones más de orden personal que institucional: “la relación que tenemos se da debido a afinidades personales, políticas y sociales orientadas a un cambio de actitud de los estudiantes y profesionales vinculados a la facultad; esta transformación busca privilegiar al ser humano”.

Los profesores entrevistados manifiestan que por las características propias de la institución o de algunas carreras no es posible trabajar en grupo: “no es posible realizar trabajos en equipo, ya que existe disociación administrativa y operativa que estructura la función de las personas, los espacios, los tiempos y los recursos económicos como procesos virtuales, no reales”.

Se evidencia una fuerte práctica docente, en la cual, los profesores trabajan de manera aislada. Se hallaron siete programas analíticos correspondientes a cursos académicos relacionados con el núcleo salud-ambiente, todos ellos pertenecientes a la carrera de Medicina humana. Seis profesores orientan estos cursos, de los cuales, uno es del área de ciencias básicas, sociales y humanas. De los artículos revisados, uno de ellos, realizado por una profesora de la facultad de Medicina Veterinaria, tiene relación con el núcleo salud-ambiente. Así mismo, de las investigaciones examinadas, se encontró una relacionada con el núcleo mencionado, realizada por cinco docentes de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Los profesores entrevistados evidencian fracturas en las redes de comunicación de la universidad: “existe dificultad para poner de acuerdo a los docentes y a los decanos. Hace falta voluntad política, comunicación, recursos… ”.

Capital social: Los docentes manifiestan que existen intenciones para conformar grupos de trabajo. Así mismo, exponen la existencia de necesidades en áreas académicas que exigen un desarrollo multidisciplinar: “Existe mucho potencial en varios temas si se quiere consolidar un núcleo salud-ambiente, por ejemplo, Sibaté, seguridad agro-alimentaria…, población desplazada”, “… pueden ser el ambiente de la universidad, no solo en términos físicos sino las relaciones, la comunicación dentro de la universidad… desde un enfoque social participativo… necesidades reales con las comunidades que la universidad trabaja.” En este sentido, la institución desarrolla Programas de Gestión Ambiental y Proyectos Ambientales en el marco del P.A.I.; uno de estos proyectos es la Construcción de Cultura Ciudadana y Ambiental al interior de la institución.

No obstante este gran potencial temático en las encuestas, se identificó que, en cuanto a la cantidad y calidad de relaciones, de los 15 docentes, uno participa en docencia dentro de otra facultad con una temática distinta al centro de interés de esta investigación. De la revisión documental, se encontró que tres trabajan, de manera aislada, el núcleo temático salud- ambiente y solo dos profesores, pertenecientes a diferentes facultades, realizan una investigación conjunta al respecto. Durante las entrevistas algunos docentes manifestaron que “las carreras de ciencias de la salud se dedican a tareas muy particulares, Enfermería no investiga en ambiente al igual que Ciencias del Deporte. En Medicina solo una docente se dedicada a ese tema. Además, las carreras de la facultad no han tenido conexión a su interior”.

Teniendo en cuenta la confianza (Coleman, 1990), como mediadora de las relaciones entre los sujetos a la hora de conformar grupos de trabajo, en el grupo focal se observó que esta subcategoría, dentro de los docentes, tuvo un comportamiento progresivo, relacionado directamente con el propósito de la actividad, cuanto más competitividad y más pertenencia con el grupo de trabajo, aunque no sea de la misma facultad, se observó un incremento en el nivel de confianza. Las acciones de los participantes, la negociación y la motivación dependieron, además, del objetivo y del método creado por el grupo para lograr el objetivo con éxito. Ese método fue compartido, reconocido y defendido por los docentes que lo habían creado.

En las entrevistas, los docentes manifiestan que la posibilidad de conformar equipos que trabajen en torno a núcleos multidisciplinares es muy baja, debido a que dentro de la institución el docente es visto como una máquina de trabajo descuidándose sus dimensiones socio-sicológicas: “en la Universidad se ve al docente como una máquina para hacer docencia y se descuida el análisis de sus relaciones, afectos, emociones, aspectos importantes para poder crear grupos”. Según los profesores, ésta es una de las barreras que restringe la posibilidad de relación. Sin embargo, dentro de las funciones sustantivas de la universidad, contenidas en el Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.), se plantean, además de la docencia, otras funciones sustantivas para que el docente, autónomamente, conforme grupos de trabajo: la investigación y la extensión.

También es importante resaltar que los participantes manifiestan no encontrar un respaldo administrativo e institucional frente a sus intereses asociativos y organizativos, lo cual, podría indicar un grado de dependencia de los mismos hacia el cuerpo directivo y, por tanto, debilidades en la construcción de confianza (Coleman, 1990), autonomía, acuerdos y negociaciones (Lindeman, 1921), como elementos importantes para la constitución de comunidad y capital social al interior de la institución. Por otro lado, Castro et al. (1998) plantean que una comunidad es una estructura construida no desde miradas externas sino más bien en su dinámica interna, por ello llama la atención la necesidad que manifiestan los docentes en cuanto a una política institucional que promueva el trabajo colectivo.

El argumento de los profesores participantes, según el cual las carreras pertenecientes a la Facultad de Ciencias de la Salud no adelantan proyectos, programas o actividades multidisciplinares y el hecho de que la cantidad y la calidad de relaciones sean muy bajas pone de manifiesto que una característica fundamental del capital social, el tamaño de las conexiones entre las redes que se puedan movilizar con eficacia (Putnam, 1993), es reducido. Sin embargo, los docentes exponen la necesidad de un desarrollo multidisciplinar en áreas académicas que lo exigen. Estas relaciones multidisciplinares no se construyen, entre otras razones, porque los docentes perciben una ruptura entre los profesores y una administración que no confía en el maestro y que por el contrario, planea, vigila y controla.

No obstante, en la actividad de grupo focal, se observó un comportamiento progresivo de la confianza, relacionado directamente con el propósito de las actividades y con la competitividad de las mismas. Estos objetivos, al ser apropiados por los grupos, se convierten en bienes públicos (Chaparro, 2003), que podrían potenciar el capital social dentro de la institución.

CONCLUSIONES

La investigación muestra que prima más el trabajo individual que colectivo, mayor integración al interior de las facultades y un bajo nivel de agrupación y trabajo conjunto, entre docentes de distintas facultades. Este último, se expresa por un reducido sentido de pertenencia hacia espacios más interdisciplinares e institucionales, poca intensidad en las interacciones y la falta de intereses y objetivos comunes. Dicha situación esta originada desde el contexto investigativo por la ausencia de políticas y de prácticas institucionales que favorezcan este tipo de trabajo y una débil autonomía por parte de los profesores en proponer, argumentar y sostener iniciativas al respecto.

El capital social, como un elemento inserto dentro de la dinámica comunitaria que expresa la cantidad y la calidad de las relaciones, esta minimizado por relaciones de desconfianza, de vigilancia y de control entre directivos y docentes, situación que dificultad la construcción de comunidad académica.

En el ejercicio de conformar y de consolidar grupos de trabajo en torno al núcleo temático salud-ambiente o cualquier otra temática de interés académico, los profesores resaltan la importancia de los vínculos afectivos y las relaciones personales sustentadas en la confianza, la amistad, la solidaridad y la generosidad, elementos constitutivos del capital social, al igual que el establecimiento de objetivos y de propósitos comunes. La conformación y la consolidación de una comunidad académica requiere además de los aspectos resaltados anteriormente, la participación de docentes y de directivos en relaciones que promuevan su acercamiento y reconocimiento mutuo.

Por último, nada parece indicar que las dimensiones comunitarias y el capital social sean elementos que dinamicen un grupo de trabajo en el núcleo salud-ambiente dentro del grupo de profesores participantes en esta investigación. Sin embargo, la explicación de este hecho no se encuentra en el núcleo mencionado sino, en términos de capital social, en los bajos niveles de los dominios cognitivo y estructural dentro de los profesores participantes.

RECOMENDACIONES

Para la consolidación de una comunidad académica en esta universidad, docentes y directivos están en el deber de reflexionar, de comprender y de trabajar sobre la manera de establecer relaciones sociales, sustentadas en los principios de la confianza y reconocimiento mutuo, además de generar espacios de encuentro colectivo que permitan visibilizar centros de interés común que, progresivamente, confluyan en objetivos de trabajo conjunto. Si bien es cierto que las relaciones de horizontalidad promueven en mayor medida la construcción de confianza es necesario que directivos y docentes, en el marco de las jerarquías existentes, construyan acuerdos que posibiliten la construcción de confianza y, por tanto, genere condiciones para la formulación de políticas y de procedimientos administrativos que promuevan el trabajo interdisciplinario, inter-facultades e inter-áreas.

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Recibido: Abril 22 de 2008; Aceptado: Octubre 15 de 2008

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