INTRODUCCIÓN
En el siglo XXI, se espera aumentar producción para cumplir con las expectativas alimenticias de la creciente población, a través de la producción sostenible, con un mínimo de alteración ambiental (De Silva, 2000). Los sistemas de cultivo en jaulas empleados por los acuicultores son tan diversos como el número de especies que se usan actualmente, que van desde las operaciones familiares y tradicionales (muy común en los países asiáticos), a operaciones de cultivos industriales de salmón y de trucha a gran escala, en el norte de Europa y América (Halwart et al. 2007). En la última década, se observó un crecimiento en la utilización de jaulas en Colombia y de estudios sobre la cría en especies nativas del país.
El orden Characiformes, incluye la mayoría de los peces continentales, que se utilizan para desarrollar planes piscícolas, especialmente, los géneros Colossoma y Piaractus (Granado, 2000). El éxito potencial de una especie nativa, se basa en el análisis de mercado, el rendimiento del crecimiento y de la disponibilidad de los juveniles (Gonçalves De Oliveira et al. 2012). Piaractus orinoquensis (Escobar et al. 2019), conocida como cachama blanca, es la más importante especie nativa en cautiverio, para el desarrollo de pequeñas economías de sustento en Colombia (Pineda S. et al. 2006). Esta especie en sistemas intensivos de producción son altamente dependientes del alimento concentrado, habitualmente, dietas secas, que impactan al medio acuático donde esté ubicado (Molina Domínguez & Vergara Martín, 2005; Isla Molleda et al. 2019).
Los modelos productivos en jaulas pueden provocar desechos contaminantes por el alimento no consumido, que pasa a través de la jaula y se hunde al fondo del río (Da Silva Cacho et al. 2020). El río Manacacias cuenta con una gran riqueza ictiológica, entre ellas, la cachama, especie endémica de este río, con características digestivas, que permiten un menor impacto ambiental (De Oliveira et al. 2019), al ser trabajadas en jaulas, haciendo uso de las masas de agua existentes (Rowland et al. 2006). Los peces criados en densidades entre 20 y 30 peces/m3 presentan tasas de crecimiento y de sobrevivencia mayores al 90 %, pero un rendimiento que no es afectado por estas condiciones de densidad (Gomes et al. 2000; De Carvalho Gomes et al. 2006).
De esta manera, el objetivo del presente estudio fue evaluar el desempeño productivo de la cachama blanca Piaractus orinoquensis, cultivada en jaulas flotantes.
MATERIALES Y MÉTODOS
Localización y descripción del área del estudio. Las jaulas, se instalaron en el río Manacacias, Meta, en el punto conocido como ensenada Soplaviento (4º16’43” N y 72º02’47” W). Actualmente, existen comunidades que subsisten con la pesca artesanal en el río; en la época seca, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) realiza vedas para respetar los ciclos reproductivos de los peces, haciendo deficiente la fuente de ingresos de estas poblaciones.
Material biológico. Se utilizaron juveniles de cachama blanca P. orinoquensis, con un peso promedio de 4,92 ± 1,53 g y una longitud total de 6,8 ± 0,55 cm, obtenidos por reproducción artificial y suministrados por piscícolas locales, de la región del departamento del Meta.
Descripción de las unidades de crecimiento (jaulas). El ensayo fue realizado en jaulas flotantes, con dimensiones de 3 m de largo, 2 m de ancho y 1,7 m de profundidad, con un borde libre de 20 cm, con un volumen efectivo de 10 m3. Las jaulas fueron construidas con tubo PVC (Policloruro de vinilo) de 6” pulgadas, malla eslabonada recubierta con PVC de 1” y una estructura metálica con las dimensiones de las jaulas, en forma de cubo, como soporte de la malla de protección a depredadores. Para la flotación de la jaula, se utilizaron envases plásticos cerrados herméticamente de 20 L de capacidad. Para evitar la salida del alimento suministrado, se incorporó una malla de PVC de 8 a 30 cm, de la base superior de la jaula. Todas las jaulas fueron ancladas a una base fija y separadas entre sí, a una distancia de 3 m.
Diseño experimental. Se utilizó un ensayo de tipo experimental, de efecto fijo y aleatorio, para evaluar diferentes densidades de siembra o tratamientos, sobre el crecimiento de cachama blanca. Para tal motivo, se utilizaron densidades de 150 (D1), 200 (D2) y 250 peces/m3 (D3), con un total de animales de 1.500, 2.000 y 2.500 alevinos por jaula. Cada tratamiento contó con tres repeticiones, constituyendo 9 jaulas o unidades experimentales de crecimiento. Fue suministrado alimento extrusado dos veces al día, hasta aparente saciedad, con 34 % de Proteína Cruda (PC), con una duración del ensayo de 180 días (6 meses).
Parámetros de desempeño productivo. Cada 30 días, se realizaron muestreos del 10 % de la población total de la jaula. Para facilitar la manipulación y la disminución del estrés, los animales fueron anestesiados por medio de choque térmico en recipiente con agua y hielo, buscando un efecto de hipotermia. La longitud total (LT) y la longitud estándar (LS), se midieron con un ictiómetro (al milímetro más cercano) y, el peso vivo, con balanza digital (0,1 g. Ohaus Scout Pro). Para evaluar el desempeño productivo, se midieron las siguientes variables:
Ganancia en peso GP(g)= peso final (g) - peso inicial (g).
Ganancia de peso diaria GPD(g/días) = peso final - peso inicial/días del ciclo de producción.
Conversión alimenticia (CA)= consumo de alimento (g) /ganancia de peso total (g).
Tasa de crecimiento específico en peso TCEP= [(Ln peso final/ Ln peso inicial)/ tiempo de cultivo x 100]).
Factor de crecimiento relativo FCR= peso final (g)/ longitud total final (cm),
Biomasa final (kg/m3).
Al final del experimento, se determinó la sobrevivencia, utilizando la relación Sobrevivencia (%) = (No. final de individuos /No. inicial de individuos) x 100.
Adicionalmente, después del sacrificio fueron determinados los índices corporales: índice viscerosomático (IVS)= 100* (peso de vísceras (g)/peso corporal (g), índice hepatosomático (IHS)= 100* (peso de hígado (g)/peso corporal (g)) e índice de grasa visceral (IGV)= 100* (peso de grasa visceral (g)/peso corporal (g)).
Calidad de agua. La temperatura del agua y el oxígeno disuelto, se midieron con un sensor (Ecosense® DO200A, YSI, Yellow Springs, USA). El pH, los sólidos totales y la conductividad, se tomaron con el sensor EC500 - ExStik® II impermeable - Extech, Boston USA. El fósforo, alcalinidad, dureza y amonio, se monitorearon una vez al mes, llevando las muestras del laboratorio de calidad de agua, en la Universidad de los Llanos. Las muestras, se tomaron en tres puntos de referencia: 1= diez metros antes de la producción, 2= en las jaulas, 3= diez metros debajo de la producción, teniendo en cuenta la corriente de agua.
Análisis estadístico. Para todos los casos, los valores fueron expresados como media ± desviación estándar de la media (SD). Se evaluaron los supuestos de homogeneidad y de normalidad de los datos, por medio de las pruebas de Bartlett y Shapiro Wilks. Para evaluar el efecto de cada densidad de siembra sobre los parámetros productivos, se empleó un análisis de varianza (ANOVA), seguido de una comparación de medias de Tukey. En todos los casos, p <0,05 fue utilizado como criterio estadístico, para revelar diferencias significativas. Los datos fueron analizados con el software Graphpad prism (Versión 8.0).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Calidad del agua. Las variables registradas en la investigación no presentaron diferencias significativas antes y después del ensayo. Por lo tanto, los datos se agruparon para dar un estándar de calidad de agua del río Manacacias, que posee características fisicoquímicas y limnológicas semejantes a los ríos de altillanura de la cuenca del Orinoco. El oxígeno disuelto durante el experimento en las tres zonas de muestreo osciló entre 4,53 y 4,74 mg/L y la temperatura entre 26,70 a 30,03 ºC (Figura 1). Variables, como el pH, la alcalinidad, la conductividad, los nitratos y el amonio, se mantuvieron en rangos similares, sin presentar diferencias estadistas significativas. Por su parte, los sólidos totales y fosfato fósforo mostraron una pequeña variación de valores en la zona tres, posiblemente, asociada a mayor presencia de materia orgánica en el río (Tabla 1).
Valores mostrados como: media ± desviación estándar.
Las diferentes letras en las variables entre columnas indican diferencias significativas (p <0,05).
El lugar escogido para este estudio fue en un meandro del río Manacacias, que mostró un pH ligeramente ácido, bajos valores de nutrientes y de conductividad y una alta transparencia (Yossa, 2018). El oxígeno disuelto mostró altas concentraciones en comparación con otras fuentes de agua del país (Carrera & Valbuena-Villareal, 2015), lo cual, brinda una ventaja para establecer altas densidades de peces en jaulas. Al cotejar el resultado de este estudio con uno realizado en Venezuela con la misma especie (Granado, 2000), se evidenció las bondades del oxígeno, con una sobrevivencia mayor al 92 % y un rendimiento de 17,7 Kg/m3.
Crecimiento y rendimiento. Los resultados mostraron que la densidad D3 para la GP fue mayor, con un valor promedio de 341,09 ± 1,33 g, con diferencias significativas respecto a las densidades D1 y D2. Igualmente, se observaron resultados positivos en los parámetros zootécnicos, a pesar de una diferencia marcada entre las densidades manejadas en D1, D2 y D3, posiblemente, relacionada con los lugares donde se ubicaron las tres jaulas. La D3 recibió las corrientes directas del río, con mayor cantidad de material “verde”, que ingresaba a la jaula, mejorando el ciclaje de nutrientes (Mulholland, 1996).
En todos los tratamientos, el peso promedio fue mayor a 250 g, valor inferior a lo descrito por Poleo et al. (2011), cultivando cachama blanca, a densidades de siembra de 31,25 peces/m3; sin embargo, estos resultados son mayores a lo observado en el crecimiento de otras especies, como yaque Leiarius marmoratus, a una densidad de 30 peces/m3 (Murillo-Pacheco et al. 2012) y de 60 peces/m3, en un bi-cultivo de cachama blanca y tilapia nilótica (Brú-Cordero et al. 2017).
El aumento en peso por unidad de tiempo o tasa específica de crecimiento fue similar para las diferentes densidades evaluadas (Tabla 2). Reátegui Acosta et al. (2017) reportan valores cercanos para la especie 1,622 ± 0,292 %, a una densidad de 60 peces/m3, cultivada en jaulas flotantes de 1,5 m3; sin embargo, estos valores estimados son menores que 0,52 ± 0,001 %, informado por Mercado Burgos et al. (2006), para el cultivo en jaulas flotantes de Brycon sinuensis, a una densidad de 25 peces/m3 y 0,8 ± 0,002, reportado para Pimelodus grosskopfii, a una densidad de 25 peces/m3 y alimentado con 25 % de PB (Carrera & Valbuena-Villareal, 2015). Lo anterior permite inferir que el crecimiento en peso está condicionado a diferentes variables, como la densidad de siembra, afectando, de forma irregular o positiva, el desempeño productivo de la especie.
GP (Ganancia de peso), GPD (Ganancia Diaria de peso), CA (Conversión alimenticia), TECP (Tasa específica de crecimiento en peso), FCR (Factor de crecimiento relativo).
Valores mostrados como media ± desviación estándar.
Las diferentes letras en las variables entre columnas indican diferencias significativas (p <0,05)
La densidad D3 produjo la mayor biomasa (Tabla 2). Respecto a los requerimientos de proteína en cachama blanca, se reportan hasta 31 % PC, con digestibilidades variables, según la fuente (Vásquez-Torres et al. 2012). La cachama tiene hábitos de alimentación omnívora, con tendencia al consumo de frutas, semillas y hojas (Araujo-Lima & Goulding, 1997). La biomasa final en promedio fue de 572,3 ± 196,39 kg/jaula, resultado oportuno, que muestra la adaptación de la cachama al cultivo en jaula (Rodrigues Silva et al. 2007). Comparando este estudio con lo reportado para Brycon sp. (Ramos Tortolero et al. 2010), usando densidades de 100, 150, 200 y 250 peces/m3, los resultados en las biomasas finales fueron similares.
Como se observa en la tabla 2, la CA presentó valores cercanos entre sí para las diferentes densidades; por su parte, la sobrevivencia fue mayor en la densidad D3, mostrando diferencias significativas. La CA obtenida en este trabajo fue menor, en comparación con otros trabajos similares con tambaqui (Colossoma macropomum), donde obtuvieron un valor de 1,8 (Araujo-Lima & Goulding, 1997); cachama blanca, con 3,0 y 1,2, respectivamente (Brú-Cordero et al. 2017; Granado, 2000) y en pirarucu (Arapaima gigas), de 1,2 (Gonçalves De Oliveira et al. 2012). La CA tuvo una relación directa con la densidad, siendo D3 y D1 más eficientes, para el aprovechamiento del alimento suministrado. La justificación de este resultado, se puede deber a que los individuos de la D2 tuvieron mayor material externo dentro de la jaula, como hojas, semillas y peces de menor tamaño.
En cuanto a los índices corporales, se observaron diferencias significativas entre las densidades (Figura 2 a-c). La grasa visceral de mayor valor fue observada en la densidad D3, mostrando diferencias significativas con respecto a las otras densidades. Por su parte, el índice Hepatosomático muestra que la D2 fue mayor frente a los otros tratamientos y, estadísticamente, diferentes. El mayor porcentaje de índice viscerosomático fue observado para la D1, presentando diferencias significativas respecto a las D2 y D3.
Valores mostrados como media ± Desviación estándar.
***variables diferenciadas y compartidas en las columnas indican diferencias significativas estadísticamente (p <0.05).
El factor de condición expresa el grado de bienestar de un organismo con relación al medio en que vive y está relacionado con la tasa de crecimiento y el nivel de confort de los animales (De Carvalho Gomes et al. 2006; Poleo et al. 2011; Carrera & Valbuena-Villareal, 2015). Los índices corporales, Viscerosomático (IVS), Hepatosomático (IHS) y de Grasa Visceral (IGV) están vinculados directamente con el factor de condición e inversamente con el grado de madurez del individuo (Ramirez-Merlano et al. 2011; Cardia & Lovatelli, 2015). Los bajos valores de los índices hepatosomático y viscerosomático están condicionados por las características anatómicas de la especie, mientras que en capaz (Pimelodus grosskopfii) (Carrera & Valbuena-Villareal, 2015) y en yaque (Poleo et al. 2011), dichos valores son mayores a lo reportado en este trabajo.
La estrategia de éxito en este tipo de producción es el manejo adecuado de la densidad de siembra (Cardia & Lovatelli, 2015), de acuerdo con las condiciones del entorno, para el mejoramiento de la conversión alimenticia.
En conclusión, los resultados de este estudio, indican el uso factible de altas densidades en el cultivo de cachama blanca, en sistemas de jaulas flotantes, usando una densidad de siembra de 250 peces/m3, siendo una alternativa prometedora en la producción de esta especie, en jaulas flotantes, instaladas en ríos del departamento del Meta (Colombia). Por otro lado, este sistema es un modelo productivo viable para las comunidades ribereñas, permitiendo su implementación, a bajos costos de inversión.