INTRODUCCIÓN
La agricultura familiar es la forma predominante de producción alimentaria y agrícola en los países desarrollados y en desarrollo, ya que produce más del 80 % de los alimentos del mundo (FAO & IFAD, 2019). De acuerdo con Acevedo-Osorio & Martínez-Collazo (2016), la agricultura familiar en Colombia es multidiversa, puesto que se encuentra representada por campesinos, indígenas, afrocolombianos, pescadores, agricultores urbanos y neo-rurales, en el marco de variados sistemas de producción agropecuaria, generando la producción de buena parte de los alimentos básicos de los colombianos y tiene una representación importante en la economía nacional; sin embargo, las políticas y los programas rurales del país, aún carecen de criterios de política diferencial, que reconozcan sus particularidades y potencien sus capacidades, desde un enfoque territorial.
La agricultura familiar es una noción conceptual con variadas categorías e interpretaciones, dentro de las cuales, se destaca como modelo productivo, con capacidad y medios para diseñar diversas formas de explotación de sus predios, pero, también, como un modelo con amplia flexibilidad de los factores de producción, que caracteriza a la agricultura familiar, como una agricultura de mercado, con objetivos, incluso, similares a la agricultura empresarial (Carmagnani, 2008); no obstante, la agricultura familiar viene enfrentando en los territorios rurales diversas adversidades socioeconómicas, asociadas con cambios globales en el ámbito económico (mercados globalizados, estructuras corporativas y consolidación de monopolios), cambios sociales, alteraciones ambientales y, además, transformaciones culturales (Rodríguez Espinosa, 2018).
Desde el punto de vista sectorial, probablemente, uno de los mayores desafíos de la agricultura familiar consiste en su inserción en los circuitos de mercado, lo que ha generado, en diversos territorios rurales, procesos organizativos de la agricultura familiar, como mecanismos de respuesta colectiva, que tiene, como fin, una mayor relación de poder dentro de la dinámica comercial agropecuaria, incluso, la búsqueda de acuerdos y articulación (Caballero et al. 2010); no obstante, las organizaciones de agricultura familiar siguen presentando dificultades para acceder a mercados favorables, por lo cual, suelen buscar diferenciar su producción, a través de sellos y etiquetas, procesos de certificación y mínimas transformaciones agroindustriales a los productos, entre otros (Roldán Rueda et al. 2018). Esto pone en contexto la importancia de la agregación de valor que pueden llevar a cabo las organizaciones de agricultura familiar, buscando comprender más sobre diversos factores y determinantes asociados al asunto.
De hecho, la mayor parte de la literatura define la creación de valor en los agronegocios, como la agregación de valor económico a un producto, al cambiar sus características actuales de lugar, tiempo y forma, a características más preferidas en el mercado (Anderson & Hanselka, 2009; Coltrain et al. 2000). Además, se ha planteado que la agregación de valor depende de varios factores, como las características del mercado, condiciones institucionales, sociales y ambientales, capacidades tecnológicas de los productores, incluso, preferencias de los consumidores (Fan et al. 2021). De hecho, autores, como Kruska et al. (2003), plantean que el valor agregado se ve afectado por la oportunidad de tener recursos, así como por la oferta laboral, las tecnologías utilizadas, las demandas de los consumidores, las instalaciones disponibles y los equipos contratados.
Es así, como las estrategias de agregación de valor que pueden ser desplegadas por las organizaciones de agricultura familiar, cuentan con amplios grados de complejidad, dado que se pueden basar en los canales y sistemas de comercialización específicos, asentados en los territorios rurales (Rodríguez Sperat et al. 2015) y donde las construcciones de tales estrategias comerciales responden a un balance entre la realidad y la disponibilidad de recursos endógenos y exógenos, de mercado, de redes sociales, de tecnología y de conocimientos propios (Paz & Infante, 2020). Es por ello, por lo que el involucramiento de amplios componentes y variables en torno a la agregación de valor en el sector agropecuario demanda de mayor investigación empírica, con el fin de validar nuevas hipótesis asociadas con el rol que tienen las organizaciones de agricultura familiar.
La presente investigación tiene como objetivo identificar los factores que determinan la agregación de valor de los productos agrícolas comercializados por organizaciones de agricultura familiar, en el Departamento de Nariño, Colombia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Localización de la zona de estudio. El Departamento de Nariño cuenta con una superficie total de 33.265 km2, correspondientes al 2,9 % de la extensión territorial de Colombia, conformando 64 municipios rurales y cinco subregiones (UNAL, 2012). Esta región constituye un territorio con una realidad social y económica especial, por la multiplicidad de grupos étnicos que interactúan y su riqueza cultural. El departamento de Nariño cuenta con un marco de oportunidades para la dinamización de su economía agropecuaria, que parte de su ubicación geográfica estratégica, la cual, genera posibilidades de intercambio comercial con Ecuador, así como una variada oferta climática y de usos del suelo para la producción agropecuaria, con una amplia presencia del modelo de agricultura familiar (FAO, 2019).
Recolección de datos y análisis. En esta investigación se utilizó el estudio de caso, ya que esta metodología permite contribuir a la comprensión de fenómenos individuales u organizacionales en una región (Yin, 2009). Además, el estudio de caso sirve como una estrategia de investigación empírica en torno a un fenómeno de investigación específica, en un contexto real (Jiménez Chaves, 2012).
La información fue obtenida a través del desarrollo de encuestas, las cuales, fueron aplicadas directamente con los dirigentes de organizaciones de agricultura familiar (OAF), en el departamento de Nariño. Se obtuvo la respuesta de 150 OAF de producción agrícola, en diversos renglones y en 34 municipios rurales, de los 64 con que cuenta el Departamento. El cuestionario aplicado contiene información sobre los productos agrícolas que se venden, cantidades correspondientes, destino y canal de comercialización y procesos de valor agregado que le dan a sus productos, antes de la venta.
Para el análisis de la información se tomaron en cuenta diez variables (Tabla 1). La selección de las variables está basada en estudios previos que señalan que el mercado (X 7 , X 8 , X 9 , X 10 ) es un factor determinante para dar valor agregado (Fan et al. 2021); demanda (X 2 , X 3 , X 4 , X 5 ,) de los productos que se generan (Kruska et al. 2003), así como los ingresos (X 1 ) y tamaño de la tierra (X 6 ) (Wangu et al. 2020). Es importante mencionar que el cuestionario aplicado se enfocó a la parte de vinculación comercial y no se obtuvieron datos sobre el contexto y los aspectos sociales de los integrantes.
Modelo econométrico y análisis de la información. El análisis de la información se realizó mediante un modelo Probit, de elección discreta, en donde la variable endógena presenta dos alternativas 0 y 1 (Aldrich & Nelson, 1984). De esta forma, la variable dependiente (Y) está relacionada con la adición de valor agregado y para los términos del análisis, se asumieron dos valores: 1, si la OAF se dedica a la adición de valor y 0, en el caso contrario. El modelo econométrico propuesto sigue las etapas desarrolladas por Cuevas-Reyes et al. (2020) y los sustentos teóricos propuestos por Aldrich & Nelson (1984) y Greene (2012), en las cuales, señala que el modelo probit utiliza una función de distribución acumulativa normal; el modelo probabilístico se estima por el método de máxima verosimilitud y, posteriormente, se obtiene el cambio marginal. El cambio marginal de la función de densidad de la distribución normal estándar se evalúa en un punto definido y el parámetro a evaluar (Greene, 2012), como se expresa en la ecuación 1.
El modelo empírico que representa la variable dependiente Y (agregación de valor) y las variables independientes (X), que influyen en la decisión de agregación de valor, se presentan en la ecuación 2:
Dónde, Y = variable binaria de agregación de valor; β i = coeficientes a ser estimados; X ki = variables explicativas del modelo (Tabla 1) y u i = error estocástico. Además, se utilizó la prueba de Wald para evaluar la significancia individual de los parámetros y para la evaluación de la bondad global de los ajustes del modelo, se utilizó el R2 de McFadden y el estadístico LR o razón de verosimilitud. Los resultados se obtuvieron con el paquete Data Analysis and Statistical Software (Stata) versión 12.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Valor agregado en las OAF. La agregación de valor en las organizaciones de agricultura familiar abordadas en la región de estudio es porcentualmente mayor. Donde, 96 de las OAF, realizan algún proceso de agregación de valor (64 % de la muestra), mientras que 54 (36 % de la muestra), no incurren en ninguno de estos procesos. En esta región, el valor agregado de la producción agrícola que realizan las OAF se clasifica en cuatro tipos: rallado o picado (3,12 %), reempaque (9,37 %), lavado (12,50 %) y selección o clasificación (88,54 %). Algunas de las organizaciones familiares pueden hacer más de un proceso de agregación de valor, pero, en general, la selección o clasificación es la actividad que realizan de forma común; sin embargo, como se mencionó en líneas anteriores, en la agregación de valor de la agricultura familiar pueden mediar diversas variables relacionadas con el mercado, la demanda, los ingresos y el tamaño de la tierra (Tabla 2).
En los resultados se consideraron variables concernientes con el volumen de producción, su promedio y el número de cosechas por año. Estas variables se podrían asociar con cierta capacidad técnica-productiva de las OAF, las cuales, han sido discutidas por autores, como Rodríguez Sperat et al. (2015)y Rodríguez Sperat et al. (2017), como la capacidad de gestión de la organización y de sus explotaciones, a nivel de finca, para generar un mercado para su colocación, desde una dimensión de la oferta y la demanda agroalimentaria, en un entorno territorial.
Además, el ingreso percibido por las OAF es considerada como una variable clave, dado que la disponibilidad de recursos económicos permite introducir diversas innovaciones en el producto final, lo que también concuerda con planteamientos de algunos autores, como Vieira & Ribeiro, (2013), según los cuales, cuando la organización obtiene una cantidad menor de ingreso bruto, genera menor valor agregado; no obstante, desde otra perspectiva, se ha evidenciado que la implementación de tecnologías modernas y de gestión poscosecha, contribuye a la generación de ingresos percibidos, elevando la viabilidad económica de sistemas de producción agrícolas, procurando, incluso, por transformaciones que incorporen técnicas de procesamiento, como el empacado y el envasado (Vikram et al. 2023).
Se evidenció, que el principal agente de comercialización en la región estudiada es la agroindustria, con una frecuencia de venta de hasta dos veces semanales, en el propio municipio de influencia de la OAF. Los resultados obtenidos se relacionan con discusiones planteadas en torno a la importancia del canal de comercialización, pues las OAF pueden lograr potenciar su valor agregado, interpretando mejor las demandas del mercado, así como las preferencias de los consumidores, dado que los volúmenes ofertados y los canales de comercialización tienen sus propias especificidades (de Fátima Carvalho & de Fátima Grossi, 2019; Camara et al. 2020). De hecho, la relación entre canal de comercialización y el valor agregado implica, para las OAF, una incersión más efectiva en mercados especializados, lo que les demanda la implementación de estrategias de competitividad y de mejoramiento de estándares de calidad (Fonseca-Carreño et al. 2020). Aunque las OAF, generalmente, pueden interactuar con diversos agentes de la comercialización, la agroindustria se constituye como el principal canal de venta, donde se ha discutido que ambos actores pueden y deben coexistir, dado que pueden generar diversas complementariedades (Craviotti & Soleno Wilches, 2015; Craviotti, 2017).
Factores determinantes del valor agregado en las OAF. A continuación, se describen los resultados obtenidos del modelo probit estimado (Tabla 3). El valor de Ji cuadrada se utilizó para el contraste de la significancia global del modelo; la hipótesis nula señala que todos los coeficientes de la ecuación, excepto la constante, son nulos. El número de casos correctamente clasificados fue de 71,81 %, el estadístico LR Ji2(10) fue de 39,01 y la probabilidad asociada fue menor a 0,05, por lo que se rechaza la hipótesis nula y se concluye que el modelo global es significativo.
dy/dx es el efecto marginal de la variable x sobre la variable dependiente y; Nivel de significancia dy/dx: P<0,05*. LR Ji2(10) = 39,01; Prob >Ji2=0,0001; Pseudo R2=0,2011, Correctamente clasificados= 71,81 %.
El estadístico z muestra que tres variables fueron significativas y contribuyen a determinar la agregación de valor de los productos que comercializan las OAF. Estas variables fueron: ingresos (p<0,10) y producción promedio y kilogramos de producto perdido (p<0,05). De esta forma, las variables mencionadas influyen en la probabilidad de adopción de prácticas o esquemas para dar valor agregado a los productos de las OAF agrícolas, en el Departamento de Nariño.
De acuerdo con los resultados, la variable “ingresos”, resultó significativa al 90 % (p<0,10) y positiva, por lo que un mayor nivel de ingresos obtenidos por la venta de productos incrementa la probabilidad de dar valor agregado a los productos que comercializa una OAF; este resultado concuerda con Kyomugisha et al. (2018), quienes encontraron que agregar valor a la producción de papa en la granja les genera más ingresos a los agricultores. En contraste, las variables: “producción promedio” y “kilogramos de producto perdido”, también fueron significativas (p<0,05), pero en este caso, presentan coeficientes negativos en el modelo, lo que implica que una menor producción promedio y menor cantidad de kilogramos de producto perdido incrementa la probabilidad de que las OAF den valor agregado a sus productos.
De esta forma, los mayores ingresos obtenidos en una OAF son determinantes para que los miembros de dicha organización decidan realizar mayores acciones para dar valor agregado a los productos agroalimentarios que comercializan. Por lo tanto, los resultados obtenidos contribuyen con la identificación de los factores que influyen en la probabilidad de que los productores decidan agregar valor a su producción. Además, se diferencian de otros hallazgos propuestos, donde se ha determinado la influencia de otras variables, como el tamaño de la finca, el acceso a la información y la capacitación, en la agregación de valor en la agricultura familiar (Melembe et al. 2021). Adcionalmente, el enfoque del presente trabajo sobre la agricultura familiar y producción de alimentos, principalmente de hortalizas, genera una diferenciación con algunos de los estudios abordados, los cuales, se centran en la agregación de valor en productos commodity asociados a cadenas de valor y su acceso a los mercados nacionales y globales (Melembe et al. 2020).
Acorde con los resultados del estudio, variables como la producción y las ventas contribuyen a la generación de valor agregado en las OAF de Nariño, lo que coincide con Adeyonu et al. (2016), quienes establecen que la cantidad de producción aumentó significativamente la decisión de los agricultores de agregar valor. Por su parte, el ingreso de la OAF es una variable que influye positivamente en la agregación de valor, pues se presume que los productores y la misma organización pueden desarrollar infraestructura y adecuaciones, que permita generar estos procesos; sin embargo, la mayoría de los estudios abordan el ingreso como un efecto del valor agregado (Lawal et al. 2011; Sebatta et al. 2015), también, desde los costos que reducen la rentabilidad (Tamru & Minten, 2023), pero esta variable, generalmente, no se ha abordado como una variable influyente del valor agregado, lo cual, también se encontró en el presente estudio.
Asimismo, la variable relacionada con el tamaño de las OAF, contrasta con resultados obtenidos por Melembe et al. (2021) y están en concordancia con Eze et al. (2022), quienes encontraron que los coeficientes (p<0,01) y negativos del tamaño del hogar implican que el tamaño grande del hogar disminuye la probabilidad de agregar valor al anacardo o nuez de la india (Anacardium occidentale), en Nigeria.
La variable “Kilogramos de producto perdido”, también presentó influencia negativa en la generación de valor agregado (p<0,05). La pérdida de producto de los cultivos agrícolas, debido a su perecibilidad y otros factores, como el clima o el manejo, ocasionan pérdidas económicas a los pequeños productores agrícolas. En principio, la perecibilidad de la producción agrícola presenta problemas en el manejo de cosechas, su transporte y los períodos que van entre la recolección de bienes y el consumo final (Reyes, 2011). En las organizaciones familiares estudiadas se identificó que un factor que impacta en la perdida de productos agroalimentarios se encuentra asociado con el transporte de los productos, ya que cerca de una cuarta parte de las OAF (24,90 %), lo señalaron como un factor importante de pérdidas de los productos.
Se puede señalar que el asunto de pérdidas y desperdicio de alimentos es uno de los temas que viene tomando mayor auge entre organizaciones internacionales, académicos y tomadores de decisión en el sector agropecuario; sin embargo, también es una temática con amplias brechas en la investigación. Es esperado pensar que las pérdidas de productos agrícolas desincentiven la agregación de valor y, aunque pareciera un asunto elemental, lo cierto es que esta variable se puede profundizar en próximos estudios, siempre que se logre comprender las condiciones socio-económicas de las regiones (García-Lara & Bergvinson, 2007).
Se considera que futuras investigaciones se pueden centrar en variables que implican contextos y dinámicas propias territoriales, donde se conforman percepciones del riesgo, de confiabilidad, de relacionamientos formales con los mercados y el tema de costos de producción, que implica la realización de diversas acciones o estrategias, para dar valor agregado a los productos del sector primario.
El presente estudio contribuye con un análisis de variables que influyen en la agregación de valor en la producción agrícola, pero, específicamente, sobre organizaciones de agricultura familiar (OAF), lo cual, aporta a disminuir la brecha de conocimiento que se presenta en la literaura latinoamericana, con relación al tema.
Con base en los resultados obtenidos se considera que las OAF del Departamentto de Nariño son un modelo de producción relevante, por sus formas de relación con diferentes actores del mercado.
Los resultados obtenidos aplican a las OAF del Departamento de Nariño; sin embargo, pueden contribuir a la generación de políticas diferenciadas para esta y otras regiones o territorios similares, para mejorar las condiciones de los pequeños productores de agricultura familiar. Para ello, es pertinente que se propongan y ejecuten estrategias de desarrollo de capacidades, financiamiento, asistencia técnica, entre otros, para mejorar la productividad agrícola y la agregación de valor, contribuyendo a una comercialización más eficiente y sostenible, frente a la disminución de pérdida de alimentos en el sector primario.