Introducción
En los últimos años, la educación ha experimentado una de sus épocas de mayor transformación, debido al continuo desarrollo tecnológico e innovación en el sector educativo (Syakur, 2019; Argudo & Tenecela, 2020). Los procesos de formación se han fortalecido en torno a la idea de una sociedad global en la que los estudiantes deben tener las habilidades para adaptarse a los constantes cambios que ocurren en esta y en las industrias (Parra et al., 2020). En consecuencia, diversos países han adaptado sus modelos de enseñanza para responder a las dinámicas actuales de un mundo globalizado e interconectado en todos sus niveles (Martínez et al., 2018; Lopez-Garcia et al., 2019). Una de las estrategias utilizadas para este fin ha sido el desarrollo de un modelo que integre habilidades lingüísticas en el proceso de interconexión global, es decir, un modelo enfocado en el bilingüismo (Garrido, 2010; Chavarría, 2010).
En Colombia, la adopción del inglés como segunda lengua ha sido y es en la actualidad una preocupación latente en el sector educativo. Así pues, la implementación del Plan Nacional de Bilingüismo (PNB) se basa en dos consideraciones esquemáticas (Barón & Bonilla, 2011). Por una parte, se entiende que el dominio de una segunda lengua es fundamental para cualquier país que quiera ser parte de las dinámicas económicas, académicas, tecnológicas y culturales de una sociedad globalizada. Por otra parte, se considera que el avance de una nación en la creación de oportunidades para su población, a través de sus culturas individuales y colectivas, influye en el desarrollo de la comunicación en idiomas extranjeros.
En general, el nivel de dominio de inglés en Colombia es bajo, como explican Alonso, Estrada y Mueces (2018) , y Arteaga e Ibarra (2020) con base en los resultados del área de idiomas de la Prueba de Estado para la Evaluación de la Educación Media, Saber 11. Según Sánchez (2012) , estadísticamente alrededor del 1% de los estudiantes son considerados bilingües. Estos datos sugieren que el progreso en el bilingüismo en Colombia ha sido limitado en la última década, ya que según el Ministerio Nacional de Educación (MEN), menos del 1% de la población puede entender y hablar inglés.
Los resultados son especialmente preocupantes entre los estudiantes de secundaria, puesto que más del 90% no superan el nivel básico de usuario (A-, A1 o A2). Por su parte, los estudiantes universitarios, aunque aún no cumplen con las expectativas del MEN, tienen un mayor dominio del inglés y son ampliamente aceptados en universidades anglófonas (Sánchez, 2013; Cifuentes, Nates & Bedon, 2018). Los resultados obtenidos por los estudiantes de bachillerato permiten trazar dos líneas de discusión para comprender las causas de este bajo rendimiento en relación con el Plan Nacional de Bilingüismo. De un lado, es necesario considerar la financiación destinada para esta iniciativa y, de otro lado, el nivel de apoyo requerido por los estudiantes para desarrollar exitosamente este proceso educativo (Estrada, Mejía & Rey, 2015).
Uno de los principales objetivos de PNB es lograr que los ciudadanos puedan comunicarse en inglés con las normas y estándares internacionales requeridos para las comunicaciones globales. Esto no solo contribuye a aspectos positivos en la economía global, sino también en la cultura universal. De acuerdo con esto, para la implementación del PNB el Gobierno nacional ha establecido líneas de trabajo para identificar las necesidades de capacitación de los profesores, desarrollar programas adecuados para responder a estas condiciones actuales y continuar fortaleciendo los procesos de enseñanza del idioma extranjero. En concordancia con la política de calidad del MEN, la propuesta se desarrolla en tres líneas de acción fundamentales, las cuales se detallan en la Figura 1 a continuación.
De acuerdo con lo establecido por Colombia Aprende (2016) , las líneas de acción se han venido implementando de la siguiente manera:
En 2006, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) publicó el documento “Estándares básicos de competencias en lenguas extranjeras: inglés” con el objetivo de definir y difundir los estándares de calidad en el idioma inglés para la educación primaria y secundaria en Colombia. Este documento establece las líneas y el contenido de un enfoque progresivo y sistemático de la enseñanza del idioma inglés en la educación media. Por otra parte, para concretar un sistema de evaluación robusto y consistente, desde 2007 en el examen Saber se ha reformulado la sección de inglés en concordancia con los estándares del Marco Común Europeo. Finalmente, en relación con el desarrollo de programas de formación para docentes y en práctica, el PNB cuenta con la colaboración de los gobiernos del Reino Unido y EE. UU. y, a través de la Secretaría de Educación y otras instituciones educativas, fomenta y promueve mejoras en la enseñanza del inglés. Como parte de sus metas, el Gobierno nacional se propone alcanzar los objetivos ilustrados en la Figura 2 (MEN, 2019).
El objetivo de la PNB en esta última línea se enfoca en la formación de personas que sean capaces de comunicarse en el idioma inglés. Paralelamente, busca que el país participe activamente en los escenarios económicos, sociales y culturales universales, así como en una dinámica sostenible que le permita escalar en posición y dominancia de los aspectos de especial interés en relación con el progreso económico y productivo (Cárdenas & Miranda, 2014). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados por el Estado colombiano, los resultados obtenidos en el domino del idioma inglés no han sido satisfactorios en comparación con otros países de la región, tal como se ilustra en la Tabla 1.
De acuerdo con los resultados de la evaluación English Proficiency Index (EPI), es evidente que Colombia se encuentra en una posición muy desfavorable en comparación con otros países de Latinoamérica. Es entonces posible afirmar que los esfuerzos gubernamentales por desarrollar el bilingüismo en el país han resultado infructuosos y la enseñanza del idioma inglés debe mejorar para que los niveles de competitividad nacional incrementen.
A pesar de que tanto el documento del Plan Nacional de Bilingüismo (PNB) como la guía “Estándares básicos de competencias en lenguas extranjeras: inglés” tienen como objetivo principal fomentar la enseñanza del inglés en una etapa temprana, en el texto bilingüe oficial no existe un planteamiento teórico específico ni una interpretación clara de la educación bilingüe con los niños y niñas. Asimismo, no se dispone de una evidencia metodológica que permita presentar de manera clara proyectos y planes sobre el bilingüismo en la escuela primaria (Colombia Aprende, 2016).
En este sentido, se llevó a cabo una reflexión sobre la forma en que esta política podría contribuir a la competitividad y sostenibilidad del país. A partir de esta, se obtuvieron observaciones relevantes en relación con los aportes fundamentales del bilingüismo en el desarrollo de la sociedad.
Concepto de Bilingüismo
De acuerdo con autores expertos en el tema, una persona es considerada bilingüe cuando es capaz de expresarse de manera adecuada en dos idiomas y, adicionalmente, tiene las competencias necesarias para interactuar en el plano económico, cultural y social (Coyle, Hood & Marsh, 2010; Diez del Corral, 2018). No obstante, entre los autores existen discrepancias sobre la definición de bilingüismo. Para Kovacs, por ejemplo, significa saber comunicar y comprender información con un cierto margen de error en dos o más idiomas incluso en aquellas lenguas aprendidas con los años– (Kovacs, 2014).
En general, se consideran bilingües a los niños y las niñas que aprenden dos lenguas maternas diferentes y son capaces de interactuar entre ellas de forma cotidiana y natural (Robles-Castiñeiras, 2019). El desarrollo de estas habilidades lingüísticas a una edad temprana determina gran parte de la identidad de un niño. El hecho de que un niño o niña sea bilingüe o monolingüe puede estar condicionado por su origen social y puede afectar su crianza, sus relaciones personales, los lugares donde vive y viaja y su pensamiento. El lenguaje no es algo constante y automático que se aprende y se domina para siempre, por el contrario, es algo que se integra al ser, construyéndose y transformándose en respuesta al modo de pensar, de actuar y de interrelacionarse con el entorno (Congreso Latinoamericano de Bilingüismo, 2016).
En este sentido, ser bilingüe significa mucho más que poder hablar dos o más idiomas, pues implica convertirse en una persona que participa de otra cultura. El bilingüismo influencia el desarrollo educativo, social, económico y cultural del niño. En efecto, la educación bilingüe marca una diferencia significativa en la formación de la niñez, ya que permite abrir nuevos horizontes de posibilidades y mejorar las carreras futuras y las vidas de los niños y niñas en cualquier contexto multicultural. En consecuencia, se puede afirmar que el dominio de varios idiomas facilita la integración de una persona en su entorno social (Curtis, 2012).
Adicionalmente, el bilingüismo no solo permite el enriquecimiento de la identidad cultural a través de la apropiación de una lengua extranjera, sino también, de acuerdo con Alonso, Gallo y Torres (2012) , representa una ruta de acceso a nuevos mercados y una mejor formación, lo cual permite el desarrollo de otros factores necesarios para la competitividad.
El bilingüismo demanda la inmersión del individuo en la cultura propia del idioma de destino. Así pues, se trata de un proceso de adquisición lingüística y cultural similar a la forma en la que se adquiere la lengua materna. Por esta razón, la educación bilingüe no solo tiene implicaciones dentro de la academia, sino también permite fortalecer las competencias e interrelaciones de los futuros profesionales.
Mentalidad Bilingüe
En comparación con investigaciones del siglo pasado, recientes estudios en los que se ha analizado la forma en las que las personas multilingües piensan y sienten han brindado resultados relevantes (García & Otheguy, 2020). En efecto, se ha demostrado que las personas bilingües interiorizan las virtudes de las diferentes culturas con mayor flexibilidad de pensamiento que aquellas personas que hablan un solo idioma (Medina, Melo, & Palacios, 2013). Adicionalmente, las personas que hablan dos o más idiomas ponen un énfasis diferente en las acciones y sus consecuencias, lo cual influye la forma en que piensan sobre el mundo. Resulta sorprendente observar cómo pueden cambiar su visión del mundo dependiendo del idioma que usen en el momento (Del Puerto & Adrián, 2013).
La forma en que el cerebro adquiere el lenguaje y aprende a expresarlo ha sido ampliamente estudiada por la ciencia, aunque no se ha concretado una teoría que defina este proceso de adquisición. Los estudios demuestran que las personas monolingües usan ciertas regiones cerebrales específicas del lenguaje, mientras que las personas bilingües se enfocan más en el control de los procesos lingüísticos al tomar decisiones sobre el habla y el lenguaje (Echevarría, Vogt & Short, 2008).
En otras palabras, la principal diferencia entre el cerebro monolingüe y bilingüe es la toma de decisiones. Así pues, las personas bilingües desarrollan habilidades cognitivas distintas a las de las monolingües, debido a la constante elección del idioma en el que hablan. Esto les brinda mayor flexibilidad y capacidad para adaptarse a los cambios en las actividades que realizan, además de una mayor capacidad de concentración y memorización (Fandiño-Parra, 2012).
De acuerdo con lo anterior, aunque no se demuestre que el bilingüismo es un factor diferencial de competencia, se evidencia que el cerebro bilingüe se diferencia del cerebro monolingüe fisiológica y funcionalmente. En efecto, dominar más de un idioma activa diferentes zonas neuronales y conexiones nerviosas (Hidalgo & Caicedo, 2011).
Estas diferencias implican además que el cerebro de una persona bilingüe sea más flexible y tenga una gran capacidad de resolución de conflictos. Adicionalmente, los investigadores destacan que entre los efectos del bilingüismo la protección contra el deterioro cognitivo debido a la edad o lesiones cerebrales. La Figura 3 compila los principales efectos positivos y negativos de este.
A pesar de todos los beneficios que conlleva manejar una segunda lengua, también se observan ciertas desventajas en algunas personas bilingües. Por ejemplo, pueden presentar algún tipo de reducción en su agilidad para expresarse, debido a que en su proceso cognitivo integra las dos lenguas, lo cual hace que cualquier tarea sea desarrollada con mayor detalle al confrontada en dos o más lenguas simultáneamente (Lova & Martínez, 2014). Por otra parte, Ardila (2012) también destaca algunas considerables dificultades de lenguaje en niños y niñas. No obstante, Fandiño, Bermúdez y Lugo (2012) sugieren que el bilingüismo debe desarrollarse paralelamente para abordar estas dificultades, sea en los casos en que el niño está expuesto a un segundo idioma desde su nacimiento o si se presenta bilingüismo retrasado, en el que un niño habla solo un idioma en casa y otro idioma en la escuela.
De acuerdo con McDougal (2009) , los niños que son expuestos a contextos bilingües desde edades tempranas tienen una ventaja sobre los niños monolingües, ya que sus dos idiomas están bien balanceados y su capacidad de razonamiento mejora como consecuencia de esto. Asimismo, este autor sugiere que los niños que están expuestos a múltiples idiomas son más creativos. El bilingüismo entonces tiene un impacto positivo en la inteligencia y otros aspectos en la niñez.
Teniendo en cuenta lo expuesto hasta ahora, se puede notar que la adquisición de una segunda lengua permea la forma en la que se ve el mundo. Esto no solo se refiere a la interiorización de la carga semántica que poseen las palabras y los signos que conforman la lengua, sino también, desde un plano material, a la manera en la que se adapta el cuerpo para llevar a cabo procesos comunicativos a través de un nuevo sistema lingüístico.
Ventajas de la Formación Bilingüe
Según estudios realizados, los niños bilingües utilizan más áreas del cerebro, especialmente aquellas relacionadas con el procesamiento del lenguaje, las cuales se ubican al lado izquierdo del cerebro. A su vez, esto les proporciona una mayor flexibilidad cognitiva y mejores habilidades no lingüísticas para abordar tareas que implican la resolución de problemas y la toma de decisiones (Sánchez, 2013). Además, se ha observado que la formación bilingüe puede tener un impacto positivo en la capacidad de los niños para diferenciar sonidos básicos de los idiomas que manejan, lo que sugiere una mayor eficiencia en el procesamiento de la información auditiva (Rodríguez, 2011).
Además, los estudios muestran que existen diferencias en la densidad cerebral, en la sustancia blanca o mielina, entre bebés y niños/adultos jóvenes que hablan dos idiomas y aquellos que solo hablan un idioma. Tener mayor mielina significa contar con una capacidad más rápida de procesamiento mental y mayor integración social. Adicionalmente, el inicio de los síntomas de Alzheimer, según los estudios, es 5 años más tardío en las personas bilingües que en los monolingües. Estos cambios estructurales resultan en una capacidad de aprendizaje externo muy superior y constituyen una morfología cerebral superior a la de la población media (Fandiño-Parra, 2014).
En el mismo orden de ideas, algunos autores coinciden en que la niñez es la edad ideal para aprender y que los conocimientos se adquieren mejor de forma verbal (Guamani, Constante & Sánchez, 2019). En el cerebro el lenguaje se ve representado en los dos hemisferios, mientras que la lingüística verbal y escrita se aprende posteriormente en el hemisferio izquierdo (Manzanares, 2019; Pareja, Nino & Vega, 2021).
Aprender dos o más idiomas antes de los seis años permite que estos idiomas se integren en las mismas regiones cerebrales como si estuvieran combinados y respondiendo al mismo tiempo a la misma velocidad. Entonces, se puede afirmar que mantienen un sistema único para adquirir e implementar estos idiomas, es decir, una mejor conciencia de cada idioma y una mejor integración de esos idiomas en el mundo real (Gonzales, 2013; Romero, & Negret, 2021).
El acceso a varios idiomas estimula el desarrollo intelectual de los niños bilingües, ya que sus cerebros pueden interpretar su entorno de formas diversas, lo que les permite ser más asertivos que los niños monolingües. (Colombia Aprende, 2016). Esto se evidencia en una serie de beneficios compilados en la Figura 4.
Según los avances más representativos hasta la fecha, los beneficios intelectuales y cognitivos del bilingüismo en los niños se pueden evidenciarse en la promoción de las funciones ejecutivas cerebrales. Estas funciones dirigen el proceso de atención, lo cual beneficia la planeación y organización. Además, el bilingüismo mejora la visión espacial, la concentración, la memoria y la creatividad de los niños. También contribuye al aprendizaje de más idiomas y mejora la capacidad de comunicación. En cuanto a la lectoescritura, el bilingüismo contribuye a un mayor acceso de información (Gutiérrez, 2016).
Por otro lado, existen beneficios socioculturales de una formación bilingüe, pues dominar otros idiomas favorece la integración social con personas de otras partes del mundo (Salazar & Baia, 2014). Además, al aumentar la capacidad de socializar, brinda herramientas para superar la timidez. Así pues, la exposición a dos culturas diferentes enriquece la formación integral del niño (Sánchez, 2013).
Desde una perspectiva económica, el bilingüismo genera mayores oportunidades de trabajo, ya que el dominio de un segundo idioma facilita obtener mejores ingresos. Las personas bilingües tienen salarios más altos que aquellas que solo hablan un idioma y el manejo del idioma inglés ha dejado de ser un recurso adicional para convertirse en una habilidad imprescindible y obligatoria. Además, el bilingüismo amplía las ventajas en la movilidad, ya que permite aprovechar las oportunidades de desarrollo fuera del país natal.
En cuanto a los beneficios para la salud, el bilingüismo puede aportar mayor neuromelanina y cierta protección contra la enfermedad de Alzheimer. En un estudio presentado por el Instituto Rotman en 2010, se demostró que, aunque las personas bilingües tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, los síntomas aparecen más tarde en comparación con las monolingües. Los resultados del estudio indicaron que los síntomas de la enfermedad de Alzheimer se retrasaron en un promedio de cinco años en las personas bilingües. Además, se demostró que la capacidad del cerebro para comunicarse y analizar el lenguaje, así como para crear un sistema preparado para cambios y errores y para almacenar cierta información, es diferente a la del cerebro monolingüe.
Por lo anterior, se debe potenciar la educación bilingüe desde edades tempranas para evitar que el proceso de adquisición de segundas lenguas resulte en un hibridismo que impida acceder a los beneficios de dominar otro idioma garantiza una mejor adquisición de la segunda lengua. Asimismo, se deben reconocer las diversas ventajas que representa el aprendizaje de un nuevo sistema lingüístico como disminuir el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con la memoria, la estimulación del cerebro para facilitar el aprendizaje, entre otras.
El Bilingüismo como Promotor de la Competitividad
Para ser competitivos en el mercado internacional es esencial que los países tengan la capacidad de comunicarse eficazmente en el idioma en el que se realizan las transacciones. Debido a esto, cada vez es más común que los países asignen una mayor proporción de sus presupuestos para estrategias que mejoren la alfabetización en otros idiomas, especialmente el inglés, que es considerado como el idioma de los negocios a nivel mundial (Mejía, 2016).
Por otra parte, en el siglo XXI se ha observado un aumento significativo en el número de personas que entienden más de un idioma, aunque no necesariamente los hablen, escriban o lean de manera fluida y precisa. Es común encontrar hablantes nativos de español que pueden comprender idiomas similares como portugués, italiano, francés e incluso inglés con mayor facilidad, en comparación con lenguas tan distintas como el chino, el coreano, el árabe o el hebreo (Coyle, Hood & Marsh, 2010).
Una explicación de este fenómeno es que responde de manera natural al desarrollo actual de la sociedad globalizada, en la que se demanda el conocimiento de varias lenguas extranjeras. Por lo tanto, aprender un segundo idioma desde edad temprana se convierte en un factor diferencial que facilita el aprendizaje de otros idiomas en la escuela secundaria (Morales, Cabas & Vargas, 2017).
En la década de 1960, expertos como Pearl y Lambert investigaron la relación entre bilingüismo e inteligencia, lo que provocó un cambio en la forma en que la ciencia investigaba la cognición. En efecto, durante las últimas décadas una serie de estudios han puesto de manifiesto el predominio de la metalingüística en las personas bilingües para resolver acertijos cognitivos no lingüísticos, lo que sugiere que las personas bilingües tienen más probabilidades de resolver ecuaciones matemáticas (Echevarría, Vogt & Short, 2008).
Asimismo, el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, donde los líderes mundiales se reúnen para discutir y encontrar soluciones a los problemas económicos, de salud, de medio ambiente, entre otros, discutió la cuarta revolución industrial, sus efectos y las competencias necesarias que deben desarrollarse para el año 2020 (Congreso Latinoamericano de Bilingüismo, 2016). En este contexto, se observó un cambio en el orden de las habilidades más demandadas, en comparación con las del 2015, priorizando habilidades como la resolución de conflictos, el juicio y habilidades nuevas como la flexibilidad cognitiva y la inteligencia emocional (Jaumont, 2018). De acuerdo con ello, es evidente que existe una relación estrecha entre las habilidades que puede desarrollar un individuo bilingüe y las competencias demandadas para el año 2020 (Congreso Latinoamericano de Bilingüismo, 2016).
Discusiones y Conclusiones
El análisis realizado a partir de los resultados compilados evidencia diversos aspectos relevantes que merecen examinarse y posteriormente someterse a mejoras y revisiones críticas (Aldana, 2018). En primer lugar, el bilingüismo indudablemente representa una herramienta clave para ajustarse al exigente mundo globalizado, el cual demanda una educación tal que permita a los estudiantes vivir en dicha globalidad (García, de la Cruz & Ovando, 2019; Ojeda y Agüero, 2019; Parra et al., 2020).
De acuerdo con Andúgar, Cortina-Pérez & Abellán (2020) , el bilingüismo mejora las habilidades sociales y cognitivas de las personas, lo que les permite explorar y desarrollar nuevas competencias. En Colombia, aún existen importantes necesidades frente al desarrollo de las capacidades de la población para desenvolverse en inglés como segunda lengua. En relación con este, se espera desarrollar iniciativas encaminadas a la formación efectiva del idioma (Pinzón & Vélez, 2021).
Existe una relación directamente proporcional entre la competitividad y el nivel de dominio de un segundo idioma, especialmente del inglés. En este sentido, educar personas bilingües supone un esfuerzo dirigido a mejorar la productividad y la competitividad de los ciudadanos para hacer más competitivo al país. Este objetivo puede alcanzarse con el trabajo conjunto y el apoyo de la familia, el colegio y demás actores que participan en su educación.
Por otra parte, existen tres factores que influyen en el aprendizaje de dos idiomas: la edad a la que se adquiere el idioma, cómo se usa el idioma desde un punto de vista sociolingüístico y la meta establecida en el PNB, cuya realización se convierte en el gran desafío para el país.
La competitividad, en conclusión, es un proceso que depende de estrategias, programas y acciones que se lleven a cabo con un alto compromiso por parte de todos los actores del país. En Colombia, se ha definido programas para fomentar la competitividad durante muchos años, entre ellos el PNB. Este plan no debe descuidarse, ya que puede estimular un crecimiento significativo en la competitividad que el país necesita para ingresar en una esfera respetable en cuanto a educación, economía y desarrollo se refiere.
Como reflexión final, es importante dedicar esfuerzos al fortalecimiento de la competencia comunicativa en una segunda lengua, ya que esto se ha convertido en una exigencia en las dinámicas globales. Aprender inglés como segunda lengua supone una oportunidad para acceder al flujo de información social, económica y política actual, ya que el inglés es una lengua hegemónica y clave para la participación en el proceso de globalización.