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Territorios

Print version ISSN 0123-8418On-line version ISSN 2215-7484

Territ.  no.49 Bogotá July/Dec. 2023  Epub Jan 13, 2024

 

Reseñas bibliográficas

Orozco, J., Horizontes invisibles. La construcción del espacio en Samaná norte antioqueño, en Colombia. El Colegio de Michoacán, Zamora, México. 2020, 308 pp.

Blanca Rebeca Ramírez-V.* 

* UAM-Xochimilco México.


En muchas ocasiones, las investigaciones sobre un país realizadas en otro son poco conocidas en el de origen y aún menos difundidas en las revistas o publicaciones que se precian de hacer estudios serios sobre el tema o territorios específicos. De ahí la importancia de presentar al público latinoamericano la contribución realizada en el Colegio de Michoacán en el centro de México: Horizontes invisibles. La construcción del espacio en Samaná norte antioqueño, en Colombia, de Jaiber Orozco. Esta investigación se realizó durante su estadía en la Maestría en Geografía Humana del campus La Piedad y, en un tiempo relativamente corto, fue publicada en el ámbito de la academia en formato de libro en la misma institución.

El paso de tesis a libro fue rápido; al basarse en un trabajo de campo exhaustivo realizado en 2016 tiene un valor relevante que es necesario rescatar. En primer lugar, el trabajo hace una detallada reconstrucción histórica de una de las veredas del oriente antioqueño que se erigen como formas de poblamiento y organización de la construcción del espacio en esa zona en diferentes momentos de su evolución: su origen comunitario, la expansión socioespacial de su organización, el aprovechamiento de los recursos naturales como los hídricos, la manera violenta como se colonizó la zona, el impacto de los grandes proyectos hidroeléctricos de la región y las asimetrías sociales y económicas con las cuales se dio esta forma de desarrollo. Segundo, pero no menos importante, el trabajo presenta como elemento contextual de la desocupación de las veredas el conflicto armado que allí se desarrolló. Este marcó un hito importante al generar un rompimiento con las formas tradicionales de construir y reproducir este espacio, pero también de ser identificado por los lugareños. Desocupación y reocupación son sin duda dos elementos cruciales que organizan la construcción del espacio en esta zona como en muchas otras que presentaron procesos semejantes en Colombia.

El antes y el ahora de la vivencia consecuencia del conflicto armado son importantes para su identificación: el primero como contexto y el segundo como reapropiación son documentados a partir de los cambios generados por el regreso a las actividades productivas de la zona. Igualmente relevante es la manera como se adoptó un instrumento teórico de análisis territorial, poco conocido y utilizado en América Latina para la documentación de procesos: las geometrías del poder, de Doreen Massey, que sirvieron al autor para explicar las transformaciones en esta zona. Me gustaría resaltar algunos puntos importantes que resultan del manejo teórico/empírico del autor que toman relevancia para la explicación de la construcción de las veredas antes y después del desalojo por el conflicto.

El trabajo se deslinda de la forma tradicional de analizar un espacio regional caracterizado generalmente a partir de zonas homogéneas organizadas por la ubicación destacada de los agentes que en la región se ubican. Por el contrario, si bien el análisis es de una vereda que pudo ser considerada como región o lugar en su forma de apropiación de las laderas montañosas, el autor destaca que las veredas aquí son "cañones boscosos y húmedos, donde los campesinos sin tierra proyectaron sus esperanzas de porvenir en la primera mitad del siglo pasado, [y que] con el tiempo ha terminado en considerarse una de las zonas lejanas, monótonas y atrasada de la geografía regional, solo perceptible por la riqueza que representan sus recursos naturales, pero de una porosidad social y productiva" (Orozco, 2020, p. 16). Con este alejamiento de la forma tradicional de ver la vereda como región adopta una visión en donde se ve como parte de una construcción social multiescalar y a la vez relacional, que se erige como parte de relaciones de poder entre los agentes (Orozco, 2020, p. 17).

En el trabajo se toma como contexto importante para el manejo de este espacio la destrucción generada por la guerra desarrollada en esta zona. Sin embargo, una vez se reintegran a la tierra, se destaca la capacidad que tuvieron sus habitantes para reconstruirla y reintegrarla a la producción cuando el cese del conflicto lo permitió. Se concluye con una reapropiación que se desarrolla a través de estructuras de poder que ellos mismos generaron a partir de reivindicar la identidad que tienen con su tierra y su actividad económica. Estas últimas se convirtieron en demandas genuinas y fundamentales para reapropiarse de su tierra y del regreso para reproducir sus condiciones de vida a partir de ella.

Se adopta el concepto de vereda no como un camino, sino como una estructura territorial que permite su construcción en particular o como forma de organización social de la producción diferencial que en ella se desarrolla, identificando la diferenciación que adoptan agentes en actividades económicas diversas que coexisten entre ellas. Así, la economía maderera lo hace con la agrícola en una forma que le permite a los aserraderos construir y reproducirse en este espacio a partir de la generación de economías campesinas, que hacen copresencias hasta con los ganaderos, quienes, con una trayectoria diferente, se reproducen a partir de la capitalización y reorganización económica del espacio con fines de lucro. La adopción de la vereda como espacio que integra en simultaneidad trayectorias es sin duda determinante para la adopción de la visión de Massey en la explicación de la construcción del espacio en el Samaná antioqueño.

Una vez definida y diferenciada la vereda por su especificidad y simultaneidad de funciones, agentes e intereses, es importante identificar la multiterritorialidad desarrollada en ella. Aplicar la postura de Massey posibilita la existencia e integración de múltiples trayectorias de desarrollo articuladas en un mismo espacio a pesar de las diferentes visiones para su aprovechamiento, uso y finalidad específica. Esto se explica con detalle a partir de las diversas formas de organización de la producción a escala local y las contradicciones que se presentan entre ellas.

Al adoptar la visión del espacio abierto y dimensional, toma forma la manera como el autor maneja la multiescalaridad de los agentes que se desarrollan en las dos actividades económicas fundamentales: campesina y capitalista. Como otro de los logros importantes en el desarrollo de la investigación documentada en el libro se identifican las tensiones políticas que se generan entre estos grupos o bien los acuerdos a los que llegan para lograr el funcionamiento diferenciado y dinámico que en la vereda se presenta, dado que comparten este territorio a pesar de que lo usan con fines y por situaciones diferentes. Es una manera distinta de hacer una geografía económica a partir de la vivencia de los campesinos que redefinen una condición de ruralidad poco explorada y trabajada.

Adicionalmente, con un rigor teórico importante, el autor logra desarrollar una propuesta conceptual innovadora que integra categorías como las de lugar, trayectorias, región y poder que permite analizar el territorio en su evolución dinámica y cambiante a partir de las diferentes formas que adoptan las relaciones sociales que en él se desarrollan. La trayectoria documentada a partir de la apropiación de la vereda que se abre en el bosque no es una línea o un camino solamente, sino un lugar de identidad económica y cultural del campesino que la ocupa.

A partir de la forma como en el lugar se reproducen las connotaciones locales, se redimensiona la centralidad histórica que este tiene y que, como historiador, el autor maneja en tres etapas. Ahí se encuentran imágenes de lo lejano y lo cercano que redefinen un espacio y su periferia sin que se tenga un límite regional preciso, que se va tejiendo a lo largo del discurso y del desarrollo del tema. Se identifica la desigualdad que se va construyendo en el antes y el después de la guerra y en el desalojo que afectaron de manera singular y auténtica su desarrollo e identidad. Si lo anterior ya es importante, la forma como se analiza la frontera regional o interna a partir del destierro temporal o definitivo de algunos campesinos y su reconstrucción son sin duda un gran logro en el manejo de categorías innovadoras y alejadas del trabajo clásico sobre el tema regional en geografía. Sin duda, y tal como lo acepta el autor en las conclusiones, esto le permitió cuestionar cómo se ha venido trabajando el tema de la frontera, que en este caso adquiere una importancia crucial en el análisis de temas regionales. Con el uso de estas categorías logró identificar claramente un espacio regional abierto, que no tiene límites y le permite abrirse o cerrarse dependiendo de las condiciones específicas de desarrollo que tenga en su dinámica de evolución y desarrollo.

Por último, la manera como se identifican las relaciones asimétricas, de permanencia lineal o las que se entrecortan y fragmentan son una expresión clara de la identificación de identidades y conflictos en el territorio de Samaná que constituyen un eje central para la aplicación de la propuesta de Massey en un territorio como el que se escogió como tema de estudio.

En suma, más allá de la importancia etnográfica que tiene un trabajo que reconstruye las relaciones en una zona de sierra boscosa de difícil acceso y de condiciones para la obtención de la información en ocasiones peligrosas, el trabajo que se presenta me parece un documento bien logrado no solo por la reconstrucción antropológica que se hace de los procesos que se dan en Samaná alto, sino por el rigor con el cual se aplicó un instrumento teórico complejo y original, poco conocido en México y en América Latina, para explicar procesos complejos, dinámicos y contradictorios que dan cuenta de una forma diferente, sugerente y persistente de explicar procesos de transformación en regiones y territorios difíciles de asir y orientar. Sin duda contribuye al desarrollo de lo que puede ser una nueva visión de la geografía regional en América Latina a partir de la aplicación de las geometrías del poder desarrolladas por Doreen Massey.

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