Introducción
La pandemia provocada por el COVID-19 profundizó las desigualdades preexistentes en materia social, económica, laboral, sanitaria y educativa, con marcados impactos en la vida cotidiana. Sus efectos multidimensionales también se hicieron sentir en la propia institucionalidad pública, entre ellas, en las universidades públicas y centros de formación de educación superior.
En este marco, las funciones tradicionales de las instalaciones universitarias fueron trastocadas por la pandemia, asumiendo vías distintas y complementarias de acción. Se tuvo que dar respuesta a la problemática de los/as estudiantes para garantizar la continuidad educativa -con grandes dificultades de conectividad digital, laborales y problemáticas signadas por las tareas de cuidado-, y a la vez, atender a la comunidad, en articulación con los distintos niveles estatales (nación, provincia y municipio), en materia social y sanitaria -a través de vacunatorios, entrega de alimentos y trámites de políticas sociales-. En este sentido, la pandemia generó importantes retos aunque también evidenció la capacidad de agencia de organizaciones, habitantes y diversos actores socio-territoriales.
El presente trabajo trata sobre el papel de una universidad pública localizada en el segundo cordón del Conurbano Bonaerense: la Universidad Nacional de José C. Paz. Concretamente, se propone abordar la experiencia de la UNPAZ, sus acciones e intervenciones como universidad pública frente al contexto de pandemia y sus articulaciones con los distintos niveles de la estatalidad, tomando en cuenta la mirada de la comunidad universitaria.
La UNPAZ se encuentra en el partido de José C. Paz, una localidad del Conurbano Bonaerense -en la Provincia de Buenos Aires, Argentina-,1 ubicada hacia el noroeste a 35 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Es un partido atravesado por niveles de pobreza, precariedad laboral y deficiencias en términos urbanos y habitacionales, con marcadas dificultades de acceso a los servicios urbanos básicos esenciales (agua potable, pavimento y red cloacal). La presencia de la UNPAZ en este territorio, emerge como forma de contrarrestar las desigualdades, en parte históricas, en el acceso diferencial a la educación superior de amplios sectores populares y trabajadores.
A diferencia de las universidades tradicionales del país, surgidas en el siglo XIX y XX cuya localización se sitúa en las grandes ciudades, las Universidades del Bicentenario2 forman parte de las nuevas instalaciones universitarias que emergieron en el siglo XXI con el propósito de garantizar el derecho al conocimiento y a la formación académica-profesional de jóvenes y adultos de familias de sectores trabajadores, obreros, populares, en proximidad a sus lugares de residencia en el Conurbano Bonaerense. En décadas anteriores, sectores medios y altos migraban con ayuda familiar a Buenos Aires y a otras localidades centrales de las provincias para acceder a la formación universitaria, en la actualidad, las nuevas universidades son las que se localizan en cercanía a la población trabajadora, a fin de garantizar el acceso al derecho básico a la educación, en busca de mejores oportunidades y condiciones de vida en dichos territorios.
La UNPAZ es parte de estas nuevas Universidades del Bicentenario. Como pilar, su propuesta educativa se basa en garantizar el derecho a la educación superior y fomentar la producción del conocimiento en articulación a las problemáticas locales de la región, fomentando la vinculación universidad, territorio y comunidad3.
La situación de pandemia provocada por el COVID-19 implicó acciones concretas de parte de esta institución, en un municipio con profundas desigualdades sociales y económicas. En el presente artículo se analizan, por un lado, las estrategias de apoyo y acompañamiento de la universidad a la comunidad estudiantil para propiciar la continuidad de la cursada (mediante seguimiento a los/as estudiantes, entrega de notebooks, conectividad digital), y por el otro, las acciones concretas en materia socio-sanitaria (vacunas, entrega de alimentos y trámites de políticas sociales) dirigidas a toda la comunidad paceña. Para ello, se busca abordar analíticamente a la universidad no como una mera instalación física en un lugar, sino como componente central de la vida en la ciudad; es decir, como equipamiento urbano y agente social con implicancias en el territorio local y en la relación con su comunidad.
A través de una estrategia metodológica de tipo cualitativa, se propuso indagar en las estrategias territoriales de apoyo que llevó adelante esta institución, así como las experiencias y miradas de los/as entrevistados/as acerca de estas intervenciones orientadas a acompañar las contingencias y problemáticas de la comunidad universitaria y paceña. Con este propósito se realizaron 15 entrevistas semiestructuradas a docentes, autoridades de la gestión universitaria y estudiantes de la UNPAZ de la carrera de Trabajo So-cial.4 Las entrevistas se efectuaron durante el 2021 y 2022, en su mayoría de manera virtual según la disposición del/ la entrevistado/a debido al contexto de pandemia. El uso de plataformas por medio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), desempeñó un papel clave en el proceso de relevamiento y desarrollo de la investigación de las ciencias sociales en este tiempo (Cuenca & Schetini, 2020). Al uso de herramientas digitales se le suma la propia observación como docente universitaria de dicha casa de estudio, donde la experiencia y registro de lo atravesado (durante el período 2020 y 2021), en tiempos de pandemia, fue articulado con los aportes recuperados de las entrevistas en el marco del trabajo de campo. Como fuente secundaria de información se trabajó con informes institucionales, normativas, artículos periodísticos y académicos referidos a la relación entre universidad, territorio y pandemia, y las acciones concretas de la UNPAZ en contexto de COVID-19 en José C. Paz.
El trabajo se estructura en cuatro partes. En primer lugar, se hace un recorrido teórico conceptual acerca del papel de la universidad como equipamiento urbano y social, y su relación con el territorio. En segundo lugar, se procede a desarrollar el surgimiento de la UNPAZ en el territorio donde se emplaza y las características que tiene su población universitaria (concretamente, los/as estudiantes de la carrera de Trabajo Social), tomando en cuenta los obstáculos que debieron pasar en contexto de pandemia. En tercer y cuarto lugar, se analiza rol de la UNPAZ frente a la pandemia en su relación tanto con respecto a la comunidad universitaria, como con la comunidad paceña, a la vez que se abordan las intervenciones y articulaciones con los distintos niveles de la estatalidad. Por último, algunas reflexiones finales.
La UNPAZ y el territorio en tiempos de pandemia
Varios autores analizan el papel de las universidades en las ciudades y el rol que desempeñan en la sociedad. Castillo de Herrera (2011), Marcano (2011) y Román Núñez (2013), estudian las universidades en su carácter urbano como hecho urbano, al comprender que las instalaciones universitarias generan impactos en la ciudad, tanto en sus entornos aledaños como en la dinámica y vida urbana que en ella se despliega. Las universidades, entendidas como equipamiento urbano (López & Martínez, 2009), generan efectos en el ordenamiento de la ciudad y funcionan como catalizadores del desarrollo urbano (Marcano, 2011), pues su presencia impulsa actividades de tipo comercial, económico e incluso abre paso a obras de infraestructura urbana, incentivadas por la concentración y flujo de personas. En este sentido, y siguiendo a los autores mencionados, los equipamientos universitarios funcionan como un componente importante en la generación del espacio urbano de calidad para la ciudad.
Los equipamientos universitarios, en tanto equipamientos urbanos, no suponen la mera existencia de construcciones edilicias arquitectónicas sobre las que se desarrollan actividades académicas, también desempeñan un papel clave como hito urbano y social. López y Martínez (2009) sostienen que los equipamientos universitarios son componentes esenciales del territorio urbano, y que por su carácter educativo se los puede asociar a otras funciones de tipo cultural, recreativo, deportivo y de bienestar; situación que le brinda la cualidad "de elemento articulador como núcleo de la vida social" (López & Martínez, 2009, p. 76) y de referencia local para la comunidad.
La relación entre territorio, comunidad y universidad está presente en los principios fundacionales de la UNPAZ.5 El Plan de Desarrollo Institucional de la universidad,6 establece el reconocimiento a la educación superior como un derecho social fundamental para el desarrollo local, económico, social y cultural de la región. Esto supone el compromiso de la UNPAZ de garantizar no solo el derecho individual de cada estudiante a cursar una carrera universitaria, sino también a generar acciones concretas de producción de conocimiento, sistematización de saberes y transferencia en diálogos con toda la comunidad. En esa perspectiva, la UNPAZ tiene entre sus objetivos articular esfuerzos con actores diversos: políticos (autoridades de Gobierno), sociales (organizaciones sociales, culturales y educativas) y económicos (sectores productivos de la pequeña y mediana empresa y de la economía social), con la finalidad de fortalecer estrategias de mejoramiento de calidad de vida en respuesta a las problemáticas y demandas de la población en el territorio.
Rinesi (2015) recupera la idea de territorio y las Universidades del Bicentenario, al plantear que una particularidad entre estas y las universidades tradicionales, es que las nuevas se instituyen, en su origen, en la necesidad de gestar una articulación concreta en clave territorial mucho más estrecha y más densa con el entorno y con la comunidad del lugar donde se emplazan. La relación territorio y universidad aparece de este modo como un componente de vital funcionamiento para estas últimas. De acuerdo con el autor, el territorio de una universidad "no es nunca un dato objetivo, predefinido" (Rinesi, 2015, p. 108), más bien es una co-construcción, es algo co-producido por el propio funcionamiento, desarrollo y existencia de la universidad en su relación con otros actores -políticos, educativos, sociales, culturales, económicos, productivos- con anclaje territorial.
En esta articulación con el territorio, la UNPAZ no estuvo exenta de acciones e intervenciones concretas frente a la situación de pandemia por el COVID-19. Luego de la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de marzo del 2020 -en la que se reconocía al nuevo brote de coronavirus como pandemia-, en la Argentina se estableció por Decreto 260/20 la emergencia sanitaria, y el 19 de marzo el Decreto de Necesidad y Urgencia 297 en el que se dispuso el "Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio" (ASPO).
Esta decisión política sanitaria implicó un cambio significativo en el modo de afrontar la vida cotidiana y todos sus ámbitos, incluyendo el educativo universitario. La sinergia política entre el Gobierno Nacional, provincial, y en el caso de José C. Paz, municipal, propició el avance de intervenciones públicas orientadas a contener esta situación. Desde la Universidad Nacional de José C. Paz se desplegaron acciones inicialmente referidas a modificaciones en la modalidad de cursada y cuestiones que ponían en el centro de escena a la comunidad universitaria, sin embargo, se sumarían otro tipo de intervenciones cuyo alcance se extendería a los habitantes de José C. Paz y zonas aledañas.
La población universitaria en contexto de pandemia
Como se señaló, la UNPAZ se encuentra localizada en José C. Paz, un partido del Conurbano Bonaerense atravesado por condiciones de pobreza y vulnerabilidad.7 De acuerdo con el Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas (2010), esta localidad tiene una población de 265 981 habitantes, distribuidos en una superficie de 50 km2, cuya estructura poblacional es predominantemente joven: el 64 % tiene entre 15 y 64 años. Según datos de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, para el 2014 la tasa de analfabetismo era de 1,7 %, por encima de la media del Gran Buenos Aires (1,4 %) y de la Provincia de Buenos Aires (1,4 %).8 A su vez, este partido ha sido una de las localidades más relegadas en cuanto a expansión en la ampliación de derechos a la educación superior, con una importante proporción de familias que nunca habían tenido la experiencia de asistencia al nivel universitario.
Una particularidad de las Universidades del Bicentenario con respecto a las universidades tradicionales es la composición social del estudiantado. Como plantea Rinesi (2015), si en las universidades tradicionales predominan sectores medios-medios y medios-altos -hijos de profesionales o familiares que cursaron alguna carrera universitaria-, en las nuevas universidades la población estudiantil está conformada por sectores medios-bajos, en su mayoría trabajadores del sector popular que por primera vez tienen la posibilidad concreta de realizar sus estudios universitarios. En el caso de la UNPAZ, nos referimos a una población que es primera generación de universitarios en sus familias.
Esta universidad fue creada mediante la Ley 26.577 en el 2009 y puesta en funcionamiento formalmente con los primeros cursos y seminarios en el 2011, presenta un constante crecimiento en su población estudiantil. Los datos revelados por la universidad9 dan cuenta de un aumento exponencial de la matrícula (687 %), durante el período 2013-2021, en los cuales habían ingresado 3 090 para el 2013, cifra que asciende fuertemente en el 2021 con 24 311 ingresantes.
El crecimiento también se observa en la carrera de Trabajo Social, en el 2021 la población incluía a 1 472 estudiantes aumentando a 1 814 en el 2022. Así mismo, la trayectoria histórica de esta carrera da cuenta de una población estudiantil ampliamente feminizada, con un margen etario aproximado de entre 18 a 60 años. De las entrevistas realizadas se desprende que la mayoría de los/as estudiantes son empleados/as de comercio, vendedores, operarios de fábricas y trabajadores de casas particulares.
La pandemia visibilizó ampliamente las desigualdades preexistentes. El contexto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), implicó un paso forzado de actividades áulicas presenciales a la vía remota mediante la virtualidad. Esta situación puso en evidencia la profunda brecha digital existente, caracterizada por la dificultad de acceso a dispositivos electrónicos de parte de los/as estudiantes o la imposibilidad de obtener aparatos más modernos, junto con los serios problemas de conectividad. La situación de pandemia dio cuenta de cómo en la era de las telecomunicaciones y del conocimiento analítico-abstracto, las redes de conectividad digital tienen una gran centralidad en la vida cotidiana, que bien pueden reforzar la exclusión cuando se privan de su acceso.
A esto se le suman las características estructurales urbanas y de provisión de servicios en José C. Paz, sucede que los/as estudiantes que viven en barrios populares, aunque paguen datos móviles, tienen grandes dificultades para obtener señal en sus lugares de residencia. En varios casos, la estrategia fue salir de la zona para obtener conexión. Los/as estudiantes optaban por plazas que tuvieran wifi para descargar el material de la clase y aprovechar realizar los trabajos prácticos en espacios públicos -frente a todos los pronósticos climáticos-.10 De este modo se evidencian las complejidades y dificultades que la comunidad estudiantil debió enfrentar y, también las estrategias y acciones que desplegaron para sobreponerse en pro de sostener la cursada.
Debido a que no todos/as contaban con una PC o notebook para cursar, se observó una tendencia generalizada en el uso del celular como único dispositivo de comunicación y medio de estudio. A esto, se sumaba una dificultad común: la falta de conocimiento previo del manejo de herramientas digitales y los esfuerzos que tuvieron que realizar para incorporar ciertas destrezas y habilidades, que les permitiera garantizar la entrega de trabajos prácticos y la confección de los parciales domiciliarios. Dichas complejidades iban desde cómo subir y adjuntar archivos a la plataforma digital de cada materia, hasta el uso del Word, Power Point, convertir el documento en PDF o formato imagen, entre otras cuestiones. Estudiantes de la universidad expresaron:
[Sobre el uso de las tecnologías] Eso me complicó un poco [...] En mi casa fue el tema del Zoom y la entrega de trabajos porque no sé usar mucho la computadora. Más que mandar un mail o redactar un Word. Eso me complicó, pero en primer año [de pandemia] estuve encerrada y di varias materias que debía [...]. (Jacinta, estudiante de UNPAZ, comunicación personal, marzo del 2022)
Por su parte, Mariana cuenta: "La pandemia fue un desastre, por un lado, la dificultad de acceder a Internet con datos móviles, pero además porque mi casa es re ruidosa [...] no se podía cursar desde el teléfono" (Mariana, estudiante de UNPAZ, comunicación personal, febrero del 2022).
Asimismo, la pandemia trastocó rutinas, horarios de actividades y labores cotidianas. La cursada a través de pantallas borró además los límites de lo público y lo privado, una combinación cargada de tensiones frente al intento de responder a las obligaciones académicas, y a su vez, atender las demandas del hogar -cuidado de hijos/as, familiares y tareas domésticas- que se sucedían al mismo tiempo. Esta cuestión estuvo muy presente en las experiencias de los/as estudiantes de Trabajo Social, una carrera que por su trayectoria histórica está conformada por una población altamente feminizada, cuyas estudiantes en muchos casos están plenamente a cargo de sus familias. La ausencia de lugares "calmados" y "en silencio" para estudiar, aparece en los relatos de la población estudiantil aunque también en los/as profesores que debían estar a cargo de la clase:
La mayor problemática fue el tema tecnológico: algunos no tenían buenos dispositivos, otros se vieron en la casa con los niños, bueno, yo de hecho tengo dos niños [...] era dar una clase como una suerte de guardería a veces porque estaba con ellos [...] [a los estudiantes] yo los entendí, ellos me entendieron también los gritos de los nenes [...]. (Juan, docente de UNPAZ, comunicación personal, diciembre del 2021)
Otro docente agrega que "[...] hubo mucho lío con la pandemia, la casa, el ruido, la distracción, la sensación de estar naufragando a veces, el campus virtual que nos costó a todos, a los docentes también" (César, docente de UNPAZ, comunicación personal, diciembre del 2021).
La situación de pandemia exigió otras formas de sostener el proceso de cursada, así como otros modos de vinculación entre docentes y estudiantes. El contexto de excepcionalidad vivenciada obligó a todos/as hacer frente a cuestiones esenciales, independientemente del rol institucional ejercido por cada quien.
La pandemia y el rol de la universidad con la comunidad universitaria
Frente a los anuncios del Decreto de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), la Universidad Nacional de José C. Paz procedió a avanzar en una modalidad que pudiera garantizar el desarrollo de la cursada mediante la virtualidad. El primer encuentro con los/as estudiantes fue presencial sin saber que, a los pocos días a mediados de marzo, comunicaríamos a través de correos electrónicos que las clases presenciales se suspenderían hasta nuevo aviso, conforme la situación del estado epidemiológico.
Entonces, la UNPAZ avanzó en un plan de digitalización de las materias a través de la confección de un campus virtual. A medida que se diagramaba el pase de las materias a formato digital, los/as docentes buscaron formas diversas para contener y acompañar a la población estudiantil. Como docente universitaria procedí a mantener activa la comunicación de manera semanal mediante correos electrónicos y el envío de las clases en formato de audio -que tienen descarga más rápida y sencilla-, compartiendo además aspectos de lo cotidiano sobre una situación excepcional que nos atravesaba.
Algunos/as estudiantes manifestaban la practicidad que les generaban los audios, en especial porque podían escucharlos en distintos momentos del día, ya fuera en los trayectos a sus trabajos -para quienes aún en aislamiento debían salir por sus labores- o mientras cocinaban y realizaban tareas de cuidado. Comentarios como: "Profe, toda mi familia la conoce, conocen su voz porque pongo los parlantes altos para escucharla mientras realizo tareas en casa"11 (Amelia, estudiante de la UNPAZ, comunicación personal, junio del 2020), aparecían en los tiempos iniciales de pandemia. Incluso señalaban escucharlos más de una vez porque les era una compañía, una forma de mantener la "cabeza ocupada"12 (Marcela, estudiante de la UNPAZ, comunicación personal, junio del 2020) y evitar que sus pensamientos fueran hacia lugares tristes y angustiosos. Bajo estas formas, la universidad entró a cada una de las casas, a cada uno de los hogares de la población estudiantil, hasta llegar a los demás integrantes de la familia, quienes escuchaban los contenidos de las clases. La universidad entró en las casas, un proceso inverso a lo sucedido en tiempos de "normalidad".
Los intentos por sostener la presencialidad y la regularidad de la cursada requirieron de esfuerzos conjuntos entre los/as docentes y estudiantes. Las limitaciones mencionadas sobre la dificultad de la comunidad estudiantil para acceder a los dispositivos tecnológicos y conectividad a Internet, fue un tema relevante a tratar en la institucionalidad universitaria en articulación con las áreas estatales nacionales.
Sobre esta cuestión, la UNPAZ estableció articulación con el Ente Nacional de Comunicación (Enacom)13 para vehicu-lizar esta creciente demanda ligada a la conectividad. En el marco del "Programa de Apoyo a la Conectividad Estudiantil" -a cargo de la Dirección de Bienestar Universitario, dependiente de la Secretaría de Integración con la Comunidad y Extensión Universitaria de la UNPAZ-, el Enacom hizo entrega, por única vez, de 50 tablets y 50 tarjetas de telefonía móvil prepagas a estudiantes en situación de vulnerabilidad digital.14 Los alcances de esta intervención pública han dado cuenta, no obstante, de sus limitantes, pues la cantidad de tablets otorgada ha sido ínfima frente a una población que involucra a miles de estudiantes con esta necesidad. A esto se le suma que varios de los dispositivos entregados dejaron de funcionar al poco tiempo de uso, debido a que se requería de una actualización del sistema operativo que impedía su encendido. Por su parte, las frecuentes conexiones de los/as estudiantes a las plataformas Zoom y Google Meet para cursar las materias, hizo que el saldo de las tarjetas telefónicas otorgado por el Enacom funcionara poco tiempo.
La Universidad Nacional de José C. Paz procedió, bajo distintos mecanismos, a efectuar acciones concretas a sabiendas que, a estas intervenciones orientadas a atender la emergencia se le sumaban las limitantes de una desigualdad estructural. Además de las tarjetas telefónicas y tablets entregadas por el Enacom, a través del Ministerio de Educación de Nación, la población estudiantil de la UNPAZ contó con la liberación del uso de paquete de datos en plataformas educativas con terminación ".edu" y "edu.ar", para acceder a las plataformas y campus virtuales de la universidad sin consumo de créditos.
Ahora bien, en el marco de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO),15 la universidad permitió la reapertura del Centro de Copiado bajo un sistema de turnos, el cual permitía encargar las fotocopias de los apuntes con postas de entrega y retiro del material a precios accesibles. A su vez, en el 2021 se crearon laboratorios informáticos con la inauguración del nuevo edificio de la Biblioteca,16 construida en terrenos aledaños al edificio central de la universidad, donde a través de franja de turnos la población estudiantil podía acceder a las máquinas del establecimiento y hacer uso de la sala de lectura para consultas de libros y materiales impresos.
Otro aspecto no menor, ha sido la importancia de reforzar la vincularidad. En tiempos iniciales de pandemia, la universidad -junto con docentes y autoridades de la gestión- desplegaron un sistema permanente de comunicación telefónica con estudiantes que se encontraban en aislamiento, e incluso, con quienes estaban internados por contagio del virus con la finalidad de brindar acompañamiento, apoyo y contención en un contexto donde primaba la incertidumbre, el miedo y la angustia. Un docente entrevistado que integró el equipo de acompañamiento telefónico, cuenta:
El año pasado, en las funciones que tenía como asesor, que era llamar a las personas que tenían síntomas o que estaban con COVID, me pasó con un alumno, internado en un hospital en capital. Tenía síntomas, fue al hospital y quedó ahí guardado 4 o 5 días, el pibe lloraba cuando me lo cuenta y me dice: "de casualidad me traje un cuadernillo, porque venía en el tren leyéndolo", yo le decía: "pero no te hagas problema, te mando todos los cuadernillos digitales" y era llamarlo y estar una hora hablando con él, en UNPAZ por teléfono; él en su habitación del hospital solo. Y me decía: "estoy esperando que llegue mañana a las 5 de la tarde, para poder hablar con vos", porque no podía hablar con nadie [...] la universidad tiene algo con el alumno que me parece que es distinto de otras universidades: nosotros hacemos, como gran comunidad educativa, muchos lazos. (César, docente de UNPAZ, comunicación personal, diciembre del 2021)
El anterior relato es acompañado de la mirada de otra docente, quien enfatiza la importancia de apoyar e incentivar la sostenibilidad de las trayectorias de la población estudiantil dentro del ciclo académico:
[...] ahí hubo como un trípode en juego, estudiantes, docentes, y coordinación de la universidad, donde se trabajó, pero contra reloj, para poder generar la continuidad de sostener los estudios [...], nosotros seguíamos dando clases cuando aún no estaba habilitado el campus virtual [...] yo trabajé mucho con grupo sincrónico, o sea, con vernos las caras, aunque sea por Zoom, y muchas veces las clases, al principio fundamentalmente, fueron charlas sobre las situaciones cotidianas de cada uno [...] no sé, cosas básicas. Pero el hecho de compartirlas, el hecho de ir construyendo y como además nos podemos ayudar para que uno, para que otro, pasarle cosas. Esa red, esa forma de construir sino hubiera habido una universidad, muchas personas hubieran estado mucho más solas y tal vez no hubieran podido retomar o seguir construyendo sus materias y mucho menos, seguir con su plan de estudio. (Cora, docente UNPAZ, comunicación personal, abril del 2022)
Aunque los relatos dan cuenta de una presencia activa de la institución universitaria por facilitar estos procesos, también se observa que los lazos de cercanía, empatía y proximidad dependieron en gran medida de la mirada con que los/as docentes y profesionales abordaron la situación durante el desarrollo de las materias. Sobre esto, una estudiante, quien fuera Consejera Departamental, hizo referencia al trato diferencial que recibieron los/as estudiantes según las disciplinas y carreras:
[...] Había estudiantes que me contaban, por ejemplo, que en la carrera de Trabajo Social eran docentes muy accesibles, que iban a armar el grupo de WhatsApp si no te podías conectar a Zoom o Meet no había problema, te mandaban un video o te lo cargaban por YouTube o alguna otra plataforma porque no tenías datos en el teléfono, entonces trataban de cargártelo de alguna manera. (Lourdes, estudiante de UNPAZ, comunicación personal, enero del 2022)
Esta situación sería distinta en carreras más tradicionales:
[...] fue un sufrimiento, por el modo en que los docentes trataron a estudiantes porque no se podían conectar, porque le ponían falta porque no podían entrar a Zoom o Meet o porque no podían encender la cámara porque no le andaba la cámara de la computadora [...] He hablado como Consejera con los docentes a tal punto de decirles: "por favor traten de ser más empáticos", o sea, era algo nuevo que estábamos viviendo todos [...]. (Lourdes, estudiante de UNPAZ, comunicación personal, enero del 2022)
Los espacios de escucha y canales de acuerdos en la resolución de estas cuestiones, también variaron según las autoridades de las carreras, que en el caso de las humanidades y ciencias sociales tendieron a ser más permeables a las demandas, preocupaciones y necesidades de la población estudiantil que las carreras tradicionales.
La pandemia y el rol de la universidad con la comunidad paceña
Como señalamos en las primeras páginas, la universidad no solo es un edificio en el que se desarrollan actividades académicas, además desempeña un papel clave como hito urbano y social en vinculación con las problemáticas sociales y territoriales de la comunidad. Una función social en la que la universidad desempeña acciones hacia adentro como hacia afuera.
La universidad llevó adelante un trabajo muy activo con la comunidad paceña, un aspecto que invita a reflexionar sobre la relación con el territorio, pues el papel de la universidad excede la vinculación con el estudiantado para pensar en la vinculación con la población y el entorno local. En tiempos de pandemia, la Universidad Nacional de José C. Paz mantuvo el funcionamiento del ORVIG (Orientación de Violencia de Género), con el fin de brindar asesoramiento y apoyo a personas que se encontraban en situación de violencia de género. Esto implicó desde asesoramiento telefónico, contención a las víctimas, hasta la articulación con áreas públicas a nivel provincial, como los Ministerio de las Mujeres, Salud, Desarrollo Social y organismos de justicia.
Una de las autoridades de la gestión universitaria plantea "que hubo muchas situaciones de violencia hacia adentro de la casa de cada estudiante" (Juliana, gestión académica, comunicación personal, diciembre del 2021), y que los llamados al ORVIG por consultas frente a esta situación aumentaron notoriamente en contexto de aislamiento, cuya población afectada era mayoritariamente estudiantes de la universidad y también mujeres residentes de José C. Paz. Una estudiante de la UNPAZ, graduada recientemente que trabaja temas de género comenta: "el ORVIG si bien estaba situado en las instalaciones de la universidad, estaba destinado a toda la comunidad del municipio, por dentro y por fuera de la universidad, podía acercarse cualquier vecino/a e iba a recibir asesoramiento [...]" (Gabriela, estudiante UNPAZ, comunicación personal, marzo del 2022).
Del mismo modo, se realizó un acompañamiento activo en clave económica y social, mediante el aumento de becas a estudiantes universitarios, que implicó la asignación de 450 becas internas (por mérito académico, discapacidad y ayuda económica), facilitando la UNPAZ los mecanismos de pago.17 Asimismo, por iniciativa del claustro estudiantil, personal no docente y el acompañamiento del gremio de la universidad, el Consejo Superior aprobó mediante la Resolución N° 71/2020, la creación de un fondo solidario que constó de donaciones económicas realizadas por los miembros de la comunidad universitaria -personal no docente, docentes, graduados y estudiantes de la UNPAZ-, junto con el aporte de organizaciones sociales, empresas, personas físicas y jurídicas.18 El fondo logró recaudar 9.638 dólares,19 destinados a la compra de alimentos y productos de primera necesidad para colaborar con las organizaciones sociales y merenderos que asistieron a las familias del distrito en condiciones tan críticas.
Bajo la idea de que la universidad tiene una función social para con la comunidad, se avanzó en estas acciones generando puentes con diversos actores sociales y organizaciones con incidencia territorial. En este marco se realizaron actividades virtuales por el Día del Niño, y con adultos mayores a través de PAMI,20 sumado a cursos y talleres de idiomas abiertos a la comunidad.
La articulación de la universidad con el Gobierno local, provincial y nacional fue clave para el desarrollo de estas intervenciones en contextos de pandemia, según los/as entrevistados. La UNPAZ funcionó, además, como sede de los trámites de la "tarjeta alimentar" y trámites del Registro Nacional de Personas (Renaper), junto a la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES)21 con la participación y colaboración de estudiantes. Una graduada de la universidad expresa: "Yo estuve ahí trabajando con ANSES, con asesoramiento, además estuvo Renaper unos días. Fueron siete días de entrega. Se hicieron las primeras entregas de la tarjeta" (Soledad, graduada de la universidad, comunicación personal, marzo del 2022).
De ese modo, muchas familias y habitantes de la zona se dirigían a la universidad como agente de referencia social, lo que significaba acercarse y hacer uso de los espacios del establecimiento universitario. En clave socio-sanitaria, la UNPAZ también desempeñó un papel relevante. Durante la pandemia se inauguró la Facultad de Medicina,22 lugar que, junto a la sede principal, funcionó como puesto de vacunación orientado a la aplicación de las vacunas frente al COVID-19, y también otras del calendario como la triple viral, HPV y hepatitis B. Estas acciones se efectuaron en conjunto con el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y la municipalidad de José C. Paz.
De igual manera, en la UNPAZ funcionó el Centro de Telemedicina (CETEC) donde se brindó acompañamiento de salud mental a la población paceña y habitantes de zonas aledañas que se encontraban en aislamiento por contacto estrecho o por síntomas de COVID. En todas estas intervenciones trabajaron y colaboraron estudiantes y graduados/as de la carrera de Trabajo Social, en el marco de la Dirección de Bienestar de la Secretaría de Extensión Universitaria, así como graduados/as de la carrera de Enfermería que se desempeñaron como vacunadores y vacunadoras, estableciendo vínculos entre los saberes que han ido adquiriendo, y las necesidades y problemáticas de la población en el territorio.
La experiencia de la UNPAZ en tiempos de pandemia invita a pensar sobre los vínculos con las tramas de la estatalidad, esa relación entre una casa de estudios y los Gobiernos del Estado (nacional, provincial, local). En este punto, los aportes de Rinesi (2015) son interesantes para abordar dicha cuestión, pues como expresa el autor, las universidades públicas no son instituciones ajenas al Estado, sino que son parte de éste. Cada vez más los Gobiernos del Estado invitan a las universidades a involucrarse en el diseño o evaluación de sus políticas, en su capacitación o asesoramiento, en acciones concretas de acuerdo con las necesidades surgidas en el interior de ese mismo Estado. El desafío aquí no es desatender la convocatoria del Estado hacia las universidades, al contrario, si entendemos que la función social de las universidades es para con la sociedad, entonces existe un compromiso y una obligación de contribuir como universidades al desarrollo e implementación de mejores políticas e intervenciones públicas en colaboración con el Estado, siempre que la universidad no sirva solo a estas políticas como meros apoyos institucionales, administrativos o edilicios, sino desde un rol que implique un acompañamiento activo, reflexivo y crítico para pensar y llevar a cabo de mejor manera tales intervenciones (Rinesi, 2015).
La Universidad Nacional de José C. Paz, en articulación con las políticas y programas estatales, hizo visible la capacidad de hacer frente a una situación de contingencia desempeñando un papel de referencia como agente social frente a la pandemia. Queda como tarea avanzar en la profundización de la sistematización de esta experiencia, qué es necesario fortalecer de esa articulación con los ámbitos estatales y públicos, y qué aspectos rescatar de la universidad que incluyan en esas orientaciones a la comunidad universitaria y la participación activa de la comunidad paceña.
Universidad, pandemia y territorio. Algunas reflexiones
La pandemia provocada por el COVID-19 evidenció importantes retos, aunque también mostró la capacidad de agencia de ciertos actores e instituciones, como fue el caso de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ). Esta universidad localizada en el partido homónimo del Conurbano Bonaerense debió hacer frente a esta situación excepcional en un contexto territorial atravesado por profundas desigualdades estructurales. De este modo, la UNPAZ tuvo que modificar sus funciones tradicionales y asumir vías distintas y complementarias de acción.
A lo largo del documento se pueden observar dos niveles de acción llevados a cabo por la universidad. El primero, un nivel educativo -hacia adentro- centrado en garantizar la regularidad y permanencia de la población estudiantil en el ciclo académico, con acciones concretas; por un lado, orientadas a responder las necesidades que exigía la virtualidad - dispositivos y equipamientos electrónicos, conectividad-, y por el otro, a promover, desde la labor y compromiso de la gestión universitaria y los/as docentes, formas de acompañamiento y lazos de proximidad que apoyaran a la comunidad de estudiantes a transitar el proceso de cursada. El segundo nivel, un plano socio-sanitario -hacia afuera-, de articulación con la comunidad universitaria y con la población paceña y de alrededores, dirigido a hacer frente a las necesidades y urgencias en clave económica y epidemiológica. Estas acciones incluyeron desde otorgamiento de becas a estudiantes, entrega de bolsones de mercaderías a comedores, trámites de políticas sociales (tarjeta alimentar, Renaper, ANSES), orientaciones ante situaciones de violencia de género con el funcionamiento de ORVIG, postas de vacunación y Centro de Telemedicina (CETEC) en la UNPAZ.
Cada una de estas intervenciones se desarrolló en articulación con los distintos niveles estatales de tipo nacional, provincial y municipal -Ministerio de Educación, Enacom, Ministerio de Desarrollo Social, Ministerio de Género, Ministerio de Salud, órganos de justicia, áreas municipales-, lo que da cuenta del papel clave que la universidad desempeña en el territorio. Tal como lo expresaban los autores (Castillo de Herrera, 2011; Marcano, 2011; Martínez & López, 2009; Román Núñez, 2013), las infraestructuras universitarias son componentes educativos, sociales y urbanos con funciones amplias en la vinculación con su entorno. En esta articulación con los distintos actores -sociales, políticos, económicos y culturales- que constituyen el territorio de una universidad (Rinesi, 2015), la UNPAZ desempeña un rol activo como articulador de redes que potencia la vida social y un papel clave de referencia para la comunidad.
Este accionar de la UNPAZ en tiempos de pandemia, no la separa de su pilar fundacional orientado a garantizar el derecho a la educación superior de sectores populares y trabajadores de la zona, impulsar la producción de conocimiento vinculado a atender las problemáticas regionales y promover acciones conjuntas que orienten el espíritu de la tríada entre universidad, territorio y comunidad. Una tríada que invita a seguir pensando la relación entre universidad y Estado (Rinesi, 2015), o la universidad y la relación con los distintos niveles de los gobiernos. Pues, en línea con el autor, la función social de la universidad implica asumir compromisos en el aporte de saberes y conocimientos de parte de la comunidad universitaria, a las problemáticas actuales en colaboración con el Estado, pero con la autonomía de pensar crítica y reflexivamente las prácticas estatales y las propias -capitalizar lo aprendido de esta experiencia en pandemia-, en pro de mejorar tales intervenciones y herramientas en concordancia con las necesidades contextuales presentes y situadas de la sociedad.