Introducción
Este artículo sintetiza los principales hallazgos de la investigación titulada Procesos de apropiación del territorio en la ruralidad, desde la estrategia pedagógica "Descubramos nuestro territorio". Casos de estudio en Colombia: Soacha-Usme y Guamal en el Meta, cuyo objetivo fue reflexionar, desde los actores y la situación en el área rural de los casos de estudio, sobre la experiencia de la ruralidad y la gobernanza, principalmente a partir de una revisión documental, situación dada por la emergencia sanitaria mundial que provocó el covid-19.
Las dinámicas de las migraciones, dadas tanto por el conflicto armado interno como por el internacional, y todo el proceso de posacuerdo, invitan a revisar los aspectos relacionados con la gestión en las zonas rurales. Se parte de dos ideas problema: primero, la incidencia de los desplazamientos en la desapropiación y, por consiguiente, incapacidad de forjar la identidad, para este caso, en territorios rurales, y, segundo, la desarticulación de los diferentes planes gubernamentales con la población rural.
Claramente, las principales causas de las migraciones demográficas están vinculadas con el desplazamiento forzado, y frente a esta situación, uno de los principales problemas del desplazamiento forzado en los Llanos Orientales de Colombia fueron los diferentes traslados durante los siglos XIX y XX, que dejaron un marcado distanciamiento social entre las comunidades, por estar en una zona de frontera permanente. Como propuso Rausch (2010), ello da cuenta de un territorio sin ley, sin gregarios, sin dolientes.
Aunado a esta situación, el manejo de una planificación nacional con un enfoque predominantemente económico, y sin una mirada integral del territorio que considere las diferencias regionales y la gran riqueza cultural y ecológica como señala, trae como consecuencias para el municipio de Soacha que las zonas de valor ambiental, histórico y arqueológico no se manejen de manera armónica; además, se observa que el concepto y la relación con el tema rural es poco tratado, no hay proyectos concretos relacionados con la ruralidad, ni instrumentos de gestión como unidades de planeamiento rural, considerando que aproximadamente el 85 % del municipio es rural (Acuerdo 46 del 27 de diciembre del 2000). Tampoco se han encontrado estudios sobre las características de la ruralidad del municipio, lo cual invita a revisar, analizar y comprender las lógicas del ordenamiento en los dos corregimientos del municipio de Soacha en Cundinamarca (Bosatama y Charquito).
Es importante considerar la actualidad del tema, en términos del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera (2016), ya que pone la mirada en el escenario rural, como se presenta a continuación:
El Punto 1 contiene el acuerdo "Reforma Rural Integral", que contribuirá a la transformación estructural del campo, cerrando las brechas entre el campo y la ciudad y creando condiciones de bienestar y buen vivir para la población rural. La "Reforma Rural Integral" debe integrar las regiones, contribuir a erradicar la pobreza, promover la igualdad y asegurar el pleno disfrute de los derechos de la ciudadanía. (p. 7)
El artículo presenta, primero, una mirada a los conceptos de ruralidad y gobernanza, que finaliza con esquemas de síntesis; segundo, la metodología empleada en la investigación; tercero, los principales resultados, donde lo que se buscaba era analizar a Guamal y Soacha desde los elementos conceptuales dados; cuarto, la discusión desde la pregunta orientadora de la investigación, y, finalmente, unas conclusiones.
Ruralidad y gobernanza, una mirada a los conceptos
Un sesgo muy importante desarrollado en los últimos treinta años, es el que se deriva de las interacciones urbano-rurales, es decir, fenómenos y procesos que tienen lugar cuando la ciudad se expande sobre las áreas rurales inmediatas o las que se encuentran a una distancia considerable para el movimiento cotidiano de personas y mercancías.Ávila Sánchez (2015)
La reflexión sobre la ruralidad se considera desde los vínculos urbano-rurales, los cuales invitan a interiorizar los conceptos de nueva ruralidad y desarrollo territorial (Pérez-Martínez, 2016):
Lo rural pretende dinamizarse bajo su transformación productiva e institucional, en cuyo término se encuentra una ruralidad que procura ser reparada, restaurada o rehabilitada sobre su estado originario, mejorando sus partes o preservando sus formas antiguas en pro de forzar su vinculación a las tendencias económicas globales. (p. 106)
Empezamos así a generar una diferencia entre lo que se considera viejo y nuevo con relación al concepto de ruralidad. Pérez Castro (2013) propone siete tesis sobre la vieja ruralidad y, a su vez, siete sobre la nueva ruralidad, y entre ellas queremos hacer hincapié en las siguientes:
Desde la vieja ruralidad, la mirada de "lo rural como espacio homogéneo" (Pérez Castro, 2013, p. 174) se observa principalmente en términos socioeconómicos, en contraste con "El nuevo espacio rural como asiento de la multiplicidad de actividades" (p. 176). Tal aspecto se evidencia desde los cambios de uso del suelo, las mismas migraciones poblacionales, así como la mirada de lo rural como el lugar de la recreación y el bienestar (Reyes Guarnizo & Díaz Riveros, 2020, p. 148).
La otra tesis que se considera desde esta reflexión es la mirada de "lo rural definido por la existencia de recursos naturales" (Pérez Castro, 2013, p. 174), en contraste con los planteamientos de "la nueva ruralidad bajo la lógica de la producción capitalista" (p. 177), que favorece la explotación del recurso natural, muchas veces en detrimento la sociedad rural y el recurso en sí mismo, como se observa en la figura 1.
En esta misma lógica, Ávila Sánchez (2015) señala que "el tratamiento de nuevas modalidades territoriales en el medio rural" es un elemento fundamental en el momento de generar reflexiones frente a los "fenómenos en el espacio rural". Durante el siglo XX, las actividades que daban identidad a la dinámica del campo comienzan a transformarse y hay un "cambio [en] la imagen que tradicionalmente se tenía de este medio rural" (p. 77), lo que trae como consecuencia la falta de claridad de "los límites entre la ciudad y el campo [...] Inclusive, la composición social de las familias rurales se ha transformado" (p. 77). Por otra parte, desde la óptica de los estudios de geografía urbana, en la figura 2 se explican las causas de la expansión de las ciudades en el periur-bano, a partir del atractivo que representan las áreas rurales, los cuales se pueden precisar a través de hitos históricos.
En América Latina, el desarrollo de las teorías y metodologías en geografía rural han considerado los estudios de sociología rural, ecología agrícola y antropología social, que permiten comprender las tendencias de diversificación de usos en las áreas rurales, "la revalorización que han otorgado al uso del espacio, en términos ambientales, culturales y paisajísticos" (Ávila Sánchez, 2015, p. 79). Así mismo, es importante señalar que la geografía rural aporta conceptos y herramientas que amplían la percepción de las expresiones territoriales de los procesos económicos y sociales.
Ahora bien, frente al concepto desarrollo territorial, se observa que este responde a "modelos espaciales que explican el origen de las estructuras geográficas que surgen de la ciudad con sus entornos. En ello se hace referencia a la constitución de espacios periféricos que explican procesos como: conurbación, contra-urbanización, rururbanización, peri-urbanización, etc.". Aspectos que, desde Pérez Martínez (2016), posibilitan la referencia a las relaciones "urbano-rurales dentro de un enfoque de análisis económico regional" (p. 106).
Así mismo, Pérez Martínez (2016) señala que los ensambles territoriales1 se pueden configurar como una respuesta para el análisis del territorio, a fin organizar los imaginarios y los procesos de apropiación e integración, con dinámicas propias de su desarrollo. Además, siguiendo a Sabatini y Salcedo (2007), Pérez Martínez (2016) identifica tres posibles campos para el análisis de los ensambles, los cuales pueden tener una mirada de articulación con "nuevas configuraciones territoriales y en tanto, la transmutación de tres esferas espacio temporales", según lo muestra la figura 3.
Frente a la reflexión sobre gobernanza, se delimitan dos aspectos: en primer lugar, los procesos de traslado de la conservación de la protección ambiental. Desde estos se ha propuesto el cambio de paradigma, esto es, migrar del concepto de los procesos de conservación, al concepto de protección ambiental, en torno a la reformulación de los modelos de desarrollo, propuesto por el Instituto Internacional de Cooperación para la Agricultura (2000), que quiere transitar de una propuesta sectorial de lo rural, a una que amplíe la visión a lo territorial e integre la multifuncionalidad de la agricultura. Tal situación la han confirmado Echeverry y Ribero (2002, p. 52) y la han ampliado en el marco territorial y multifuncional Pérez et al. (2008). Así mismo los particulariza Cormacarena (2014), a través de la elaboración del plan de ordenación y manejo de cuencas hidrográficas (Pomca) del río Guamal, o Rivas (2012), desde una visión de la planificación con enfoque turístico y del desarrollo sostenible. Por su parte, los aspectos frente a los postulados de conservación y protección ambiental están permeados por el concepto de ruralidad y nuevas ruralidades, como se observa en la figura 4.
En segundo lugar, el traslado de la gobernabilidad a la gobernanza. Al revisar el concepto de gobernabilidad, se hallaron cuatro debilidades: 1) desde la política: la deliberada creación de múltiples normas que apoyan la subdivisión de los predios del suelo rural; 2) desde lo ambiental: la manera fácil en que el suelo rural protegido es cedido, metro a metro; 3) desde lo psíquico: pareciera ser una idea obligada, la de construir cada espacio sin erigir, por ser propensos a la ocupación del vacío, y 4) desde lo prolijo: la rampante corrupción, que día a día crece más.
Por otro lado, la gobernanza ofrece una gran posibilidad de cambio, a partir de la inclusión de más, y nuevas personas, pertenecientes a las comunidades presentes en la sociedad. Estas diversas comunidades, incluso de otras profesiones, podrían visualizar nuevos caminos con los cuales detener la disminución del suelo rural o evitar incrementar el suelo urbano. La figura 5 sintetiza estos aspectos.
Al observar que la realidad cambia, se permite visualizar la necesidad de pasar de la gobernabilidad a la gobernanza, incluyendo a las comunidades presentes en el entorno del espacio rural. En sintonía con el anterior párrafo, se ubican los siguientes autores: Prats (2001), Aguilar (2014) y Oslack (2013), así:
Joan Prats (2001) sopesó que la gober-nabilidad en América Latina se encuentra en una escala de matices entre el autoritarismo y la democracia. Señala que esta, la gobernabilidad, "se dará solo cuando la toma de decisiones de autoridad y la resolución de conflictos entre los actores estratégicos se produzca conforme a un sistema de reglas y fórmulas que podamos calificar como democracia" (p. 2).
Lo anterior invita a implementar el concepto de gobernanza como recurso, de tal manera que logre "conseguir elevar los niveles de 'desarrollo humano' en América Latina, más allá del mero crecimiento económico, para lo cual un marco de gobernabilidad democrática es indispensable" (Prats, 2001, p. 2). En tal sentido, la necesidad de "estos procesos han llevado a formular la insuficiencia del gobierno o gobernación (governing) y la necesidad de la 'gobernanza'" (p. 3). En otras palabras, el concepto plantea la participación comunitaria en acción con el ente gubernamental. Dicho de otra forma, trabajo colaborativo.
El cuestionamiento que mencionó Aguilar: "¿Gobiernan los gobiernos, son eficaces, producen resultados de valor social?" es una pregunta que necesita de respuestas. Algunas de estas se pueden encontrar a través de mediciones, cuando se efectúa el cotejo de los "factores endógenos y exógenos al Estado [que] han provocado la limitación o la insuficiencia de los gobiernos para estar en aptitud de resolver los problemas públicos y realizar los objetivos sociales preferidos por ellos mismos, con sus planes, ideas, recursos, poderes" (2014, p. 4).
Por su parte, Oslack (2013) señala que los procesos de participación ciudadana no se establecen solamente desde las iniciativas gubernamentales; las comunidades se organizan cuando se sienten amenazadas, cuando la aplicación de las políticas desde normativas van en detrimento de la calidad de vida.
Se finaliza esta parte con una síntesis por cada categoría, es decir, un esquema que vincula o sintetiza los aspectos relacionados con la ruralidad (figura 6) y con la gobernanza (figura 7). En las dos figuras se tiene como centro la ruralidad, la cual se estudia tanto desde el concepto mismo como desde las dinámicas territoriales, vinculando aspectos de dónde y cómo estas se pueden desarrollar. En la figura 7 esta evolución en el tiempo ese acompaña de la relación entre gobierno y gobernabilidad, así como del concepto de gobernanza desde cuatro categorías.
Para finalizar esta reflexión, vale la pena señalar que Pérez et al. (2008) perfilaron la nueva ruralidad en América Latina, a través del avance teórico en la ley, generando el cambio de la gobernabilidad a la gobernanza.
Metodología
El proyecto de investigación se desarrolló desde un enfoque cualitativo. Según Tamayo (1999): "Los enfoques cualitativos a su vez derivan algunas modalidades como: historias de vida, etnociencia, etnometodología, macro y microetnografía, teoría fundada, estudios de casos cualitativos, etc." (p. 54). En ese sentido, la investigación se desarrolló mediante el enfoque de estudios de caso, ya que este tipo de investigación es "apropiado en situaciones en las que se desea estudiar intensivamente características básicas, la situación actual, e interacciones con el medio de una o unas pocas unidades tales como individuos, grupos, instituciones o comunidades" (p. 49).
El siguiente paso estuvo constituido por entrevistas, encuestas y ejercicios básicos de cartografía social (considerando los objetivos y el marco conceptual de la investigación). Tanto para Troncoso-Pantoja y Amaya Placencia (2017, p. 329) como para Maya (2014), la entrevista se enmarca dentro del quehacer cualitativo como una herramienta eficaz para desentrañar significaciones, las cuales fueron elaboradas por los sujetos mediante sus discursos, relatos y experiencias. La encuesta busca establecer información de primera mano de los sentires de las comunidades de las ruralidades y la gobernanza en clave de nuevas ruralidades (Medina Aragonez, 2023, p. 47).
La llegada de la pandemia de covid-19 hizo replantear la forma de hallar datos. Se tuvo que recurrir a técnicas de recolección de información, como revisión documental (estados del arte sobre los temas específicos, elaboración de mapas mentales y reseñas), a cambio de entrevistas, encuestas, ejercicios básicos de cartografía social (considerando los objetivos y el marco conceptual de la investigación). De acuerdo con Beltrán (2005, p. 62), al revisar la estructuración de las preguntas, se percibió la posibilidad de hallar esa misma información con otras técnicas "cuantitativa o metanálisis" y "cualitativa u overview".
Al visualizarse las revisiones sistemáticas (estudios integrativos, observaciona-les, retrospectivos o secundarios), según Beltrán (2005), se combinan estudios que examinan la misma pregunta. Las diferencias estriban en el uso de métodos estadísticos, que permiten la combinación y análisis cuantitativos de los resultados obtenidos, así como un análisis estadístico de una amplia serie de análisis de resultados de estudios individuales con el objeto de integrar sus hallazgos.
Pardal-Refoyo y Pardal-Peláez (2020), según el sistema Cochrane, indican que los pasos para una revisión son: 1) formular la pregunta, 2) planificar los criterios de elegibilidad, 3) planificar la metodología, 4) buscar los estudios, 5) aplicar los criterios de elegibilidad, 6) obtener los datos, 7) evaluar el riesgo de sesgo de los estudios, 8) analizar y presentar los resultados, 9) interpretar los resultados y obtener conclusiones y 10) mejorar y actualizar la revisión. En los puntos 1, 4 y 7 se sugiere una línea de pasos con los cuales efectuar la revisión sistemática, evitar los sesgos y llegar a las respuestas objetivas desde la documentación. Debido a la existencia de una pregunta puntual generalmente relacionada con efectividad, en este caso "la protección del suelo rural", como el cuestionamiento ¿las normas y los procedimientos de gestión, a cuál tipo de suelo confieren mayores beneficios? La pregunta surgió de varios de los acercamientos primarios que nos muestran descubrimientos divergentes; por ende, una fuerte incertidumbre, por lo que se hace ineludible efectuar las revisiones sistemáticas.
Retomando a Beltrán (2005), la revisión sistemática empieza a extender su aplicación a otro tipo de estudios que responden preguntas sobre diagnósticos o de prospectiva, que involucran estudios observacionales.
La revisión sistemática examinó fuentes primarias, como los informes técnicos de las respectivas corporaciones autónoma regionales, la página web EIpota-vanza.aspx, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia y el Sistema de Información para la Planificación Rural Agropecuaria (SIPRA), y fuentes secundarias, como los Pomca, los planes de ordenamiento territorial (POT) y planes de desarrollo municipal. Con estos se dieron los siguientes pasos:
Características generales: geográficas, ubicación y localización, división político-administrativa rural, división política.
Características de la ruralidad: descripción natural, ecosistemas potenciales, conservación y protección ambiental rural, política ambiental y manejo rural con datos del Consejo Municipal 2000, análisis descriptivo con datos del POT 2000, zona de protección arqueológica, cobertura y uso actual, unidades de planificación rural.
Plan de gestión del suelo agrícola: cobertura y uso actual del municipio, unidades de planificación rural y frontera agrícola vs. zonas de expansión urbana, que se verán en los resultados.
También se aplicó la estrategia pedagógica Descubramos nuestro territorio, que contempla tres momentos: conocer, sentir y proponer. El primer momento invita a acercarse al territorio desde los conocimientos previos y fuentes secundarias; el segundo se refiere a la realización de jornadas de reconocimiento territorial para sentir el territorio desde las dimensiones, ambiental, histórica, arqueológica y urbana; para finalmente diseñar una propuesta en aras de fortalecer la identidad y la apropiación. Para el desarrollo de este artículo se considera el primer momento: conocer. El análisis y las conclusiones se consideran categorías desde los conceptos de ruralidad y gobernanza en clave de nuevas ruralidades.
Resultados
Conocer Soacha (Cundinamarca)
Características generales
El municipio Soacha, en el departamento de Cundinamarca (Colombia), se encuentra en la zona sur de la sabana de Bogotá y, al mismo tiempo, es el municipio que cierra la cuenca alta del río Bogotá. Está ubicado a 18 kilómetros al suroriente de Bogotá. Limita por el norte con los municipios de Bojacá y Mosquera; por el este, con Bogotá; por el sur, con Sibaté y Pasca, y por el oeste, con Granada y San Antonio del Tequendama. En su división política cuenta con dos corregimientos(zona rural) y seis comunas (zona urbana) con una proyección de dos comunas más, como se puede observar en la figura 8.
La reflexión se presenta a partir de los elementos que señala el esquema de cada una de las categorías de análisis que propone la investigación: ruralidad desde el concepto mismo, identificando la mirada sobre la nueva y vieja ruralidad y sobre las dinámicas del territorio. Es importante considerar que los elementos vinculados a la gobernanza son transversales en este proceso.
Desde el escenario de las dinámicas territoriales, se comienza por las características de paisaje, desde las cuales se identifica el valor ecosistémico del municipio. Soacha es uno de los pocos municipios de Cundinamarca que cuenta con valiosos ecosistemas, desde el páramo, pasando por una zona de bosque alto andino, hasta ecosistemas de humedal.
Las áreas de reserva municipal deben buscar la conservación de la estructura ecológica principal de la cual hacen parte valiosos ecosistemas los cuales, dado el grado de intervención entrópica, se encuentran seccionados y en peligro de desaparecer si no se garantiza su conectividad. (Reyes Guarnizo, 2018)
Si bien dentro de los planos que se proponen para el POT de 2022 no se encuentra alguno que aluda a los ecosistemas del municipio, el mapa de conservación señala como sitios de protección ambiental la zona de páramo y algunos sectores del enclave subxerofítico, junto con las zonas de bosque altoandino; pero no señala de manera clara las zonas de protección de los humedales.
Conservación y protección ambiental rural
Por una parte, los ecosistemas de montaña se ven afectados por declaratorias de polígonos mineros que llegan hasta zonas de subpáramos y el enclave subserofítico; así mismo, los humedales se ven afectados por la expansión urbana, dinámica que se puede evidenciar en el concepto de nueva ruralidad, desde la mirada de la explotación de los recursos naturales y la pluralidad de las actividades en las zonas rurales como se puede observar en la figura 9, de Ciudad Verde en la vereda Bosatama.
Política ambiental y manejo rural con datos del Consejo Municipal 2000
Ahora bien, desde la mirada de la gobernanza, si bien los pot tienen una vigencia de doce años (según la Ley 388 de 1997), el pot vigente en el municipio fue aprobado con el Acuerdo 46 del 27 de diciembre de 2000. La administración municipal 2020-2023 tuvo en la página de la Alcaldía una propuesta para su actualización, y por ello se hace la precisión respecto a que la reflexión gravita entre el pot vigente y el documento borrador de la propuesta.
El artículo 8 del Acuerdo 46 presenta las políticas a largo y mediano plazo, pero en este artículo se señalan de manera particular la política ambiental y la política de manejo rural, las cuales se presentan en la tabla 1.
Largo plazo | Mediano plazo |
---|---|
Política ambiental Promoción del desarrollo equilibrado de los bienes y servicios ambientales que satisfagan las necesidades de la población soachuna | Política ambiental Recuperación y rehabilitación de las zonas degradadas por las actividades desarrolladas en el municipio sin el cumplimiento de las disposiciones vigentes que constituyan deterioro actual del territorio |
Política de manejo rural Participación y gestión del municipio para otorgar a su área rural las herramientas para el desarrollo de sus actividades económicas, sociales y culturales, en el marco de la política ambiental | Política de manejo rural Atención de las zonas generadoras de agua e impulso, dentro de las políticas nacionales dapoyo a la reactivación del campo |
Fuente: elaboración propia con datos del Consejo Municipal de Soacha (2000).
Análisis descriptivo con datos del Plan de Ordenamiento Territorial 2000
La delimitación del perímetro de expansión urbana del municipio "está comprendido en el polígono que define los límites de la zona rural con respecto a la ciudad o su asentamiento principal sobre el costado occidental, y que limita con la proyección del trazado de la avenida Ciudad de Cali" (Consejo Municipal de Soacha, 2000, art. 16). Esto previa revisión de las características de los suelos para un uso agrícola.
Dentro del POT vigente se identificaron aspectos con relación a las definiciones de suelo rural para el municipio, donde claramente la vereda Bosatama (hoy Ciudad Verde) tiene un carácter agrícola, el cual ha perdido en los últimos años. El artículo 19 señala que:
Determínese como zona rural una superficie aproximada de 15.655,16 hectáreas, correspondiente al 85 % del área total municipal. La zona rural de acuerdo a su implantación, cuenta con cuatro subzonas, que se pueden denominar la planicie de Mondoñedo (Canoas Gómez), planicie agropecuaria (Bosatama), la zona montañosa (Tinzuque y Hungría) y las depresiones del Salto de Tequendama (El Charquito), constituyéndose en tres sistemas particulares entre sí, en donde se encuentran los grandes sistemas naturales que desempeñan funciones ecológicas y los suelos con aptitud agrológica y minera. (Consejo Municipal de Soacha, 2000)
En el título 3, capítulo 1, presenta el componente rural, cuya mirada se plantea desde la definición misma del área rural, normas generales identificación, definición de zonas (de agricultura sostenible, de protección ambiental, de distrito de manejo integrado, de parque de actividad económica). En ellas, la zona de distrito minero no tiene una especificación clara de restricción frente a la altura y los ecosistemas que pueda estar afectando. A continuación, señala los usos especiales en la zona rural y, finalmente, da una corta precisión con relación a la zona de protección arqueológica.
Ahora bien, la propuesta para el nuevo POT es un avance importante con relación al tema rural en el desarrollo de cartografías más precisas con relación a los humedales y ecosistemas, junto con las actividades que pueden afectar las dinámicas mismas de estos elementos naturales. En el documento general no es claro el plan de gestión del suelo agrícola, y tampoco queda clara la caracterización de las unidades de planeación rural, junto con lo que se observa tanto en los planos de protección de suelos junto como con el de expansión urbana y se puede ver en la figura 10.
Finalmente, es importante señalar que el SIPRA identificó en el municipio de Soacha una frontera agrícola del 52.5 %, que al compararla con las zonas de expansión urbana que señala el POT con su actualización de 2022, pone en detrimento la zona agrícola rural del municipio y la zona de exclusión corresponde a la zona de páramo (figura 11).
Conocer Guamal C. A. en Meta
Características generales
Guamal es un municipio de Colombia, situado en el departamento del Meta, al centrooriente del país, de clima húmedo, con una temperatura aproximada de 26 °C. Limita al norte con el municipio de Acacías; al oriente, con el municipio de Castilla La Nueva; al sur, con los municipios de San Martín, y Cubarral, al occidente con el páramo de Sumapaz. Antes de la década de 1940, fue territorio de San Martín y luego perteneció al municipio de Acacías. En el momento de ser elegido como municipio, fue segregado de este último, del cual era corregimiento. Los primeros pobladores de estas tierras inhóspitas fueron los achaguas de la familia de los arawak, de los cuales no existen vestigios, como de muchas otras culturas (figura 12).
Características de la ruralidad en Guamal
En el contexto ambiental, la ruralidad de Guamal está ubicada en el sector del cruce de la vía nacional y el río Guamal, en la vereda Humadea, aun cuando el esquema de ordenamiento territorial Guamal de 2009, todavía no planteaba la estructura ecológica principal. Por ello, se hace necesario incorporarlo dentro los aspectos ambientales, aunados a la estructura ecológica principal véase (figura 13), que induce y estimula un cambio de fondo y en la forma de ver y proteger el ambiente. También propone incorporar en la planificación la visión de (McHarg, 2000) "que consiste en investigar los procesos que configuran los paisajes y transformarlos en fundamentos del proyecto" (citado en Rotger, 2019, p. 4).
Conservación y protección ambiental rural
Los parámetros de conservación están dados por la aplicación de los conceptos ecosistémicos de las normas nacionales, a través de los entes territoriales (Corporinoquia) y los municipales (Secretaría de Medio Ambiente municipal) (figura 14).
Política ambiental y manejo rural con datos del Consejo Municipal 2000
Al igual que en el municipio de Soacha, el municipio de Guamal carece de un esquema de ordenamiento territorial debidamente actualizado. El Acuerdo 007 del 30 de junio de 2000, en su artículo 19, presenta tres parágrafos que orientan las dinámicas de los suelos de protección de interés ambiental en el área rural, vinculados con la definición del área de conservación, el área de amortiguación y las zonas de protección de las riveras de caños y ríos. En la tabla 2 se sintetizan estos elementos que corresponden a municipio.
Área de conservación, preservación y protección | Parque Nacional Natural Sumapaz |
Zona de expansión o amortiguadora | Zonas protegidas del parque Sumapaz desde la cota 1200 m s. n. m. hasta el límite actual del Parque Nacional Natural Sumapaz (cuchilla de Montenegro) |
Riveras de los caños y ríos principales | Río Guamal, caño Camelias: caño Tres Ranchos, Bejuco, El Encanto y Caño Cacayal |
Ecosistema estratégico y de protección ambiental | Río Orotoy (quebrada La Colorada), río Humadea (caño Cristales) |
Ecosistema estratégico de alto riesgo | El área de cien metros a lado y lado del río Guamal a partir de la cota de inundación |
Fuente: elaboración propia, según información del Acuerdo 007 del 30 de junio de 2000.
Análisis descriptivo con datos del Esquema de Ordenamiento Territorial 2000
En el Acuerdo 007 del 30 de junio de 2000, donde se adopta el Esquema de Ordenamiento Territorial para el municipio de Guamal, se hace importante señalar los aspectos siguientes vinculados al componente rural: a) definición del componente rural y b) presentación de objetivos y estrategias en aras de proyectar un desarrollo urbano y rural "ordenado y progresivo, permitiendo optimizar la inversión social, orientándolo a la atención de las Necesidades Básicas Insatisfechas de la población". En el título 2, capítulo 3, se define el suelo rural, y en el título 3, capítulo 2, se presenta la clasificación del uso del suelo rural. Otro aspecto importante es la normativa para la parcelación en áreas rurales.
Así mismo, el Concejo Municipal de Guamal (2009) delimitó zonas de amenaza alta, por inundación, en el ítem 3.4.3.3, de "Zonificación de amenazas naturales" (figura 15), "en una franja menor de 50 metros, sobre la margen izquierda aguas abajo del brazo del río Guamal, sobre la vereda La Isla, El Carmen, La Paz y Humadea". En la caracterización geológica, en la vereda Humadea se detectaron "Depósitos de conos de deyección entreverados del piedemonte". Por último, aún más delicado, se hace necesario evitar el vertimiento de agua negras a la altura del centro turístico de Humadea.
Cabe resaltar, según el Concejo Municipal de Guamal (2009), se planteó la restricción: "Declárense como zona prohibida para el explote de material de río el área comprendida en los siguientes trescientos (300) metros aguas arriba como aguas abajo de los puentes sobre el río Guamal, Humadea, Orotoy y brazo del río Guamal", siendo el único beneficio propiciado hasta ahora, en materia de normatividad.
La caracterización en la Memoria Justificativa del POT (2018) plantea en las tierras con intervención antrópica indicios de conflictos. Estos corresponden a zonas de protección y conservación ambiental, y de recuperación en sectores puntuales, pero que presentan procesos progresivos de erosión.
Apoyados en el Decreto 3660 de 2007, se brindará el soporte ambiental, se estudiarán los aspectos bióticos y abióticos, y se recomendará incluir en el ordenamiento territorial el Esquema de Ordenamiento Territorial, el Pomca de la subcuenca del río Guamal, en el 2014. Allí se unificaran los criterios de manejo ambiental, determinando la aptitud, vocación y amenazas; aunado a las leyes 2 de 1959, 23 de 1973, 99 de 1993, 388 de 1997, y los decretos 097 de 2006 y 3660 de 2007 (figuras 16 y 17). Ello permitirá llevar a la praxis lo argumentado por McHarg (2000).
El plan de gestión del suelo agrícola
Por otra parte, es importante señalar que el SIPRA identifica, para el municipio de Guamal, una frontera agrícola de 12.429 %, que al compararla con las zonas de expansión urbana que señala el POT con su actualización de 2018, pone en detrimento la zona turística rural del municipio: la zona agrícola. La cobertura y uso actual del municipio de las unidades de planificación rural se observa en la figura 18.
El pensar en la necesidad latente de cambio de los modelos de desarrollo que se proponen desde una definición sectorial de lo rural busca un tránsito hacia una proposición que amplíe la visión a lo territorial y a la suma de funcionalidades en la agricultura. Por otro lado, el Instituto Internacional de Cooperación para la Agricultura (2000) orienta desde el enfoque del desarrollo rural sostenible, bajo el marco de una nueva lectura de la ruralidad, apuntalado en la ecología y los criterios de sustentabilidad.
Discusión
Se propone la discusión desde la relación del conocimiento teórico o conceptual y cómo este permea la realidad, aunado a la interacción de los actores en la ruralidad, en las dinámicas de gobernanza y desde los procesos de los procesos de desarrollo y apropiación del territorio. Para analizar la gobernabilidad, Prats (2001) propone los siguientes pasos:
Identificar a los actores estratégicos.
Establecer los retos a la gobernabilidad que el Estado debe intentar resolver.
Analizar la gobernabilidad intraestatal del sistema de partidos.
Señalar cómo los recursos y la solidez de cada actor estatal y del sistema de partidos afectan a sus relaciones con otros actores estatales.
Revisar si las relaciones entre los actores estatales son compatibles con las normas especiales de la gobernabilidad democrática y la responsabilidad del gobierno con los partidos en el Congreso.
Realizar una valoración más sofisticada de los recursos y de la solidez del Estado a partir de los recursos y las relaciones (pasos 4 y 5).
Presentar conclusiones sobre la capacidad del estado para resolver los retos procedentes de la sociedad.
Ahora bien, si se revisa la ruralidad desde la gobernanza, es necesario considerar los procesos que se proponen desde el ente gubernamental, así como el de las instituciones, gubernamentales o no gubernamentales, los procedimientos y las prácticas que corresponde al conjunto de la sociedad.
Aguilar (2014) comenta, sobre las críticas al enfoque de la gobernabilidad, que se establece desde las capacidades del gobierno y no desde las acciones de relación del gobierno con la sociedad. Así mismo, el autor explica que el enfoque de la gobernanza implica nuevos procesos de gobernar, debido a los cambios en las condiciones económicas, políticas, sociales de la sociedad contemporánea: liberalización, globalización, competitividad de los mercados, entre otros aspectos, como la pluralidad e independencia política, pluralidad intelectual y moral, así como el cambio de las relaciones sociales por las tecnologías de la información y la comunicación.
Perniola (2016) define las dimensiones del ser humano como un horizonte estético, es decir, "la inherencia de lo bello, el arte, la filosofía (cosmovisión) y el estilo de vida ejemplar entendido como natura, la relación del hombre y la naturaleza" (citado en Garnica, 2018). "Es de lamentar, que estas dimensiones se vengan abajo [...], permitiendo un nuevo paradigma rural, que rápidamente incorpora las corrupciones del consumismo, la globalización, y los modos urbanos de actualidad desde la enajenación y la trivialidad" (Gaudin, 2019, p. 31).
Ahora bien, frente a los aportes de Ávila Sánchez (2015), tanto en Soacha como en Guamal, esos nuevos modelos se están construyendo con celeridad y de forma no planificada, es decir, espontánea, debido a que las dinámicas de las comunidades evolucionan a un ritmo más rápido que el de las administraciones locales, y no pueden cubrir dichas dinámicas de crecimiento. La planificación no se hace previa a las conformaciones urbanas; es lo contrario: esta circunstancia se da por varios motivos, entre ellos, por la falta de recurso humano.
En cuanto a Pérez-Martínez (2016), si es verdad la conformación de una nueva conceptualización de ruralidad que identifica dinámicas territoriales, es necesario revisarla, ya que no toda es aplicable a los municipios objeto de estudio: por ejemplo, la conurbación (esto es, la ciudad se extendió al asentamiento), y la periurbanización (esto es no existen vacíos entre ciudad y asentamiento). Esto hizo una pérdida de suelo rural, fortaleciendo las continuidades urbanas.
Las dinámicas de la ruralidad tanto en Soacha como en Guamal, observando la conservación ambiental, es desbordada, por el gran número de normas de protección. De ahí que las entidades responsables no puedan realizarle seguimiento a su cumplimiento, sin olvidar que estas normas son de niveles diferentes gubernamentales (territorial y municipal), lo que agudiza el problema, y ha conducido a un detrimento en calidad y cantidad del suelo rural. La gobernanza se ha esbozado como la conservación ambiental, pero tiene un camino intricado, debido a la estructura operativa de las entidades responsables de normar, legislar, evaluar y efectuar seguimiento. El resultado es el detrimento del suelo rural, debido al aumento de los loteos que termina en la titulación de más suelo urbano.
Ávila Cortés (2017) realizó un estudio "comparado de las dinámicas espaciales que han configurado el territorio en los municipios de Chía, Tocancipá, Soacha y Sibaté, teniendo como referencia específica las características socioeconómicas de la población" (p. 12), las cuales muestran, dentro de sus conclusiones, la reflexión de las configuraciones territoriales, desde la característica de poder del territorio, poder ejercido por el Estado. El autor manifiesta que las dinámicas en la configuración del territorio están permeadas desde los procesos de ordenamiento territorial, por medio de "la implementación de las políticas neoliberales, las cuales se presenta con la apertura económica y la adopción de los principios de no regulación del mercado de tierras y de la no intervención del Estado en el mercado" (p. 100). Tal dinámica muestra la falta de equidad en el desarrollo industrial de los municipios, "el Estado por omisión ha creado lugares locales donde el Estado social de Derecho aún no se ha implementado" (p. 101).
Conclusiones
La gobernabilidad de Colombia no permite el fortalecimiento o conservación del suelo rural, aun cuando presenta la gobernanza como una herramienta propositiva frente a la modificación que requieren las normas de ordenamiento territorial actuales en pro de proteger el suelo rural. Para tal fin, se recomienda tener en cuenta los postulados de Joan Prats (2001), en el uso actual del concepto de gobernabilidad, que si bien establece la "gobernanza" como salida, permitirá corregir lo que hasta ahora no ha logrado, en vez de más detrimentos en gran medida sobre el ambiente y en el suelo rural (Varela, 2011).
Luis Fernando Aguilar (2014) propone medir la eficacia y sus resultados con valor social, siendo este el que se busca en la vida real, en consideración, además, del lamentable estado actual en el que se encuentran los suelos rurales objeto de estudio.
Ahora bien, los principales resultados frente al análisis de algunos aspectos de las dinámicas rurales en los municipios en estudio, desde los autores propuestos, dan cuenta de las claras diferencias y acciones se deben considerar en el momento de planificar, organizar y gobernar un territorio, dado que muchas decisiones se toman sin un claro conocimiento de las dinámicas de gobernabilidad, más aún en las zonas rurales.
Para el conocimiento o reconocimiento de los elementos de identidad del territorio rural para cada uno de los casos de estudio, se hace necesario considerar las siguiente premisas: las maneras de concebir nuestras relaciones con la naturaleza y el entorno de hoy deben cambiar, a partir del reconocimiento de la interacción humana-natural.
Las dinámicas de participación ciudadana para la toma de decisiones sobre el territorio debe estar permeada de un escenario pedagógico de dobles relaciones, donde los aprendizajes se logran tanto de parte de quienes viven en estos contextos rurales como de quienes buscan establecer pautas para su organización. Es decir, se debe realizar el tránsito de organizar el territorio a articularlo con la protección ambiental y la gobernanza.
Con lo anterior se plantearán nuevas normas que articulen el ordenamiento territorial bajo la visión de la protección ambiental y la gobernanza, transformando las actuales estructuras de poder y otorgar más autonomía a los ciudadanos, un mejor empoderamiento y una mejor dinámica de inclusión social. Así, se apropiarán del recurso natural, a través de su protección, sumado al proceso de construcción colectiva de capacidad de gobierno, como señala Subirats (2017).
El desarrollo, como concepto, está lejos de tener eficacia en su cuidado; tampoco cuenta con valores de reconocimiento social, aunque sí el cultural. Algunas de estas situaciones son consecuencia de la imposibilidad de ejercer la gobernanza. En los aspectos que confluyen la gobernanza y lo ambiental, está la debilidad en la protección del suelo rural y del ambiente, debido al vacío de la norma, que permite subdividir los predios, como proceso que puede desarrollarse en el tiempo y permitir que en el suelo rural se produzcan predios de manera indefinida y progresiva.
Las dinámicas de cambio y continuidad del territorio, Soacha y Guamal, para este caso, sugieren que una rápida y súbita ruptura de las estructuras de ordenamiento territorial previamente establecidas dificulta la cimentación del nuevo orden (Herrera Ángel, 2006), por lo que se sugiere realizar una investigación que indague sobre las transformaciones territoriales, a fin de generar un modelo de desarrollo que favorezca una apuesta integral entre los aspectos económicos, socioculturales y físico-espaciales en los que se dinamice el potencial cultural, histórico, arqueológico y ambiental de los municipios.