Introducción
La cultura, término que se aplica a todo pueblo y nacionalidad, a la vez que es causa de constantes y variados análisis antropológicos y sociológicos, implica un alto nivel de complejidad, por lo que su estudio, interpretación y ámbito difieren en lugar, temporalidad y punto de vista, de acuerdo al lugar desde donde se realizaron los estudios. Sin embargo, tener datos culturales actualizados resulta una tarea muy ardua por la gran cantidad de variables que intervienen en su concepción general. La cultura o civilización incluye conocimiento, creencias, arte, moral, derecho, costumbres, hábitos y capacidades adquiridas (Goodenaugh et al. 1975).
Una de las razones por las que una cultura puede cambiar es la fusión cultural. Esta se puede producir cuando una cultura domina a otra, o simplemente cuando dos culturas se unen en respuesta a factores tales como guerras, conquistas, colonizaciones, migraciones, cambios climáticos, intereses económicos, intereses políticos, y, en el último siglo, las telecomunicaciones y la globalización. La cultura es dinámica; sufre cambios constantemente por la diversidad de agentes que intervienen, como la heterogeneidad territorial o las diferentes expresiones culturales, y ocasiona que un sistema de información con indicadores para análisis sea complejo y difícil (Carrasco-Arroyo 2006).
Los pueblos y nacionalidades indígenas de América han sufrido una fusión radical con la conquista de la cultura occidental, que condujo al colonialismo. En realidad, se produjo una superposición de culturas que, bajo la intervención e influencia de la política, el poder militar, la religión, la economía por parte de los conquistadores y los grupos dominantes hacia los conquistados, aceleró los cambios culturales y de identidad de los pueblos (Quijano 1992). Según una publicación del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador (CODENPE), el Estado consideraba que debía haber una sola nación, con ciudadanos que tuvieran una sola cultura, un solo idioma -el español-, un solo dios -el judeocristiano-, un solo derecho -el romano- y una sola religión -la católica- (CODENPE 2011).
Probablemente, una de las principales consecuencias de la conquista fue el abandono de la pictografía indígena por la escritura española, lo que significó la renuncia al modo único de registrar sus realidades, e incluso, a la modificación de su registro pasado (Gruzinski 2016). (Fernández y Sepúlveda 2014) definen como “colonialidad del saber” al proceso de relegación del conocimiento producido históricamente por los grupos colonizados y la imposición de otras formas de interpretar. Esto cuestiona el rol de la educación, pues su proceso y sus contenidos curriculares se piensan desde las necesidades de las ciudades, sin tomar en cuenta especificidades de cada región o comunidad. Así, la educación se convierte en un medio de infiltrar una cultura dominante en pueblos indígenas.
En el caso de los indígenas ecuatorianos, su población ha sufrido grandes cambios en su composición étnica (Ayala Mora 1982). La pérdida porcentual de indígenas en los últimos dos siglos, en relación con el número de habitantes, es considerablemente importante, comparada con los dos censos poblacionales realizados en 2001 y 2010. De acuerdo al censo de 2001 (INEC 2001), el porcentaje de población indígena en relación con la población total disminuyó con respecto a los datos de finales del siglo XVIII, pasando de un 65% a un 6,8% (reducción del 89,53%). Sin embargo, en el censo de 2010 (INEC 2010), esta cifra aumentó al 7,0%, es decir, hubo un incremento del 2,94% (ver la tabla 1).
Razas o castas (autoidentificación) | Finales siglo XVIII % | Censo 2001 % | Censo 2010 % |
---|---|---|---|
Blancos | 25,61 | 10,5 | 6,1 |
Indios (Indígenas) | 65,00 | 6,8 | 7,0 |
Mestizos y mulatos | 8,02 | 77,4 | 71,9 |
Negros (Afroecuatoriano, Afrodescendiente) | 1,36 | 5,0 | 7,2 |
Montubio | - | 0 | 7,2 |
Otro | - | 0,3 | 0,4 |
Total población | 343.239 | 12.156.608 | 14.483.499 |
Fuente : La población del Ecuador de Luis Paz y Miño (1935), citado en Ayala Mora (1988); INEC (2001), e INEC (2010).
Precisamente, el censo de 2010 incluía una pregunta de autoidentificación étnica en la que el individuo respondía sobre el grupo étnico del que sentía formar parte (INEC 2010). Aunque los datos demográficos demuestran cuantitativamente los cambios en el número de habitantes de una población indígena, estos no reflejan los cambios cualitativos que han podido tener lugar respecto a su identidad cultural.
En el caso de Ecuador, la discriminación hacia la cultura indígena promovió un país desigual, excluyente y racista, donde casi la totalidad de los indígenas se encuentran en estado de indigencia (CODAE et al. 2013). En el caso de algunas comunidades indígenas amazónicas, su colonización llegó a mediados del siglo XX, por lo que hasta ahora se estaría afectando seriamente su identidad (Racines Izquierdo 2012).
La existencia de varias nacionalidades o identidades étnicas no debe observarse desde prismas hegemónicos que impliquen la supremacía de unas sobre otras. En este sentido, Boaventura de Sousa (2010) menciona que la plurinacionalidad es un reconocimiento a la nación desde otro concepto, que implica el respeto y la consideración de los derechos de la colectividad, en la medida en que los derechos individuales de las personas son ineficaces para garantizar la identidad cultural o terminar con la discriminación social.
En el caso de la Amazonía, en la sociedad occidental se percibe una preocupación generalizada por la desaparición de la identidad cultural indígena, e incluso por la desaparición de sus habitantes. Esta preocupación se une a la de la pérdida de todo el ecosistema amazónico, de vital importancia para las sociedades amazónicas que consideran indispensable el vínculo entre los individuos y la naturaleza -que en la actualidad se encuentra bajo seria amenaza- (Viveiros de Castro 2004). Así, la Constitución de Ecuador resalta su identidad intercultural y pluricultural, es decir, que desde los principios fundamentales constitucionales se reconoce la diversidad de las culturas existentes, de manera tal que sus territorios se organizan políticamente de forma autónoma y se rigen por principios de interculturalidad y plurinacionalidad. Asimismo, se responsabiliza por proteger y conservar la memoria histórica, y los derechos colectivos, valores y manifestaciones de la identidad cultural, incluida también la naturaleza como sujeto de derecho (Asamblea Constituyente 2008).
Cada vez hay más conciencia sobre el problema y existen acciones encaminadas a recuperar el terreno y el tiempo perdidos. Hay una mayor sensibilidad y un incremento en las actitudes de las sociedades por valorar la diversidad cultural, y se amplía la dotación de educación, información e instrumentos técnicos sobre culturas indígenas amazónicas que les permitan a las sociedades occidentales afianzar esas actitudes positivas (Espinosa de Rivero 2009).
La necesidad de medir la identidad cultural
La identidad permite que un sujeto sea sólo igual a sí mismo, sin que haya la posibilidad de que dos personas sean iguales, sólo similares, cuando pertenezcan a una misma cultura. Sin embargo, la identidad individual y colectiva pueden ir variando con el tiempo: un individuo no es igual a sí mismo, si lo comparamos con su pasado, más allá de las diferencias físicas. Algunas sociedades minoritarias no-occidentales no se definen en sus propios términos, sino como sociedades no modernas que miran a la Europa de hoy como su futuro, multicultural y multiétnico; de ahí que consideren el acercamiento a la cultura occidental como un avance. El aspecto negativo de este acercamiento puede acarrear consecuencias no deseadas (Beck y Alborés Rey 2002): las amenazas tradicionales, como las malas cosechas o enfermedades, son sustituidas por riesgos modernos como los problemas ecológicos, nuevas afecciones a la salud, los cuales, a la postre, ponen en riesgo la supervivencia de estas sociedades. Frente a esto, la identidad, más que una respuesta a dichas amenazas, debe dar sentido y significado a la vida (Guitart 2008).
La gran mayoría de pueblos indígenas ha resistido ante la presión por adoptar el idioma español y el trabajo asalariado, en lugar del trabajo comunitario, y también por admitir religiones. Pero el proceso de aculturación está rompiendo esa presión, y, como en el caso de los indígenas de la zona Mixe (México), este proceso no ha logrado mejorar su calidad ni su estilo de vida (García 2014).
La elaboración de políticas incluyentes, de respeto ancestral, de diálogo, de igualdad, de dignidad y de derecho con respecto a las culturas indígenas se podría ver favorecida si se dispusiera de una herramienta que pueda medir el impacto que esas mismas políticas tienen sobre la identidad indígena. Así pues, un instrumento que pueda cuantificar en variables e indicadores la identidad cultural de una sociedad indígena amazónica permitiría conocer si determinadas políticas dirigidas a ayudar a estas sociedades causan efectos colaterales no deseados sobre su identidad, y así tipificarlos. En sí mismo, este instrumento no constituiría una solución, ni mucho menos podría conducir a una toma de decisiones, pero sí proporcionaría información válida para tener en cuenta.
El presente trabajo investigativo tiene como objetivo la elaboración de un instrumento para medir la identidad cultural de la nacionalidad indígena Waorani utilizando variables concebidas desde su propia óptica territorial.
Este trabajo se organiza así: en el siguiente apartado se muestran los estudios realizados por la comunidad científica, encaminados a establecer modelos de identidad cultural o de medición de sus características. Luego, se explica el proceso de configuración del instrumento. Finalmente, se presenta una aplicación de este instrumento en distintos tipos de poblaciones. Por último, se exponen las principales conclusiones y los retos futuros.
Estado del arte
Medir la identidad cultural -a pesar de que esta esté sujeta a la escasez y claridad del dato, a la interpretación relativa, y a un complejo origen cultural-, no sólo debe limitarse al análisis y síntesis del dato, sino que también implica la aplicación de resultados a la propia sociedad. El desarrollo de indicadores con estadística social en el ámbito cultural ha sido pobre, ya que este se basa en la expresión formal de las relaciones de variables de corte social, las cuales deben formar parte de un modelo. La complejidad de la información dificulta la integración, a diferencia de las estadísticas económicas, donde el dinero es el elemento que las integra. Sin embargo, en las estadísticas de corte sociocultural, donde existe una valoración subjetiva, o un componente ideológico, hay que proponer alternativas para que las valoraciones sean más objetivas a la hora de medir y analizar una cultura de forma cuantitativa (Carrasco 1999). Si valorar la realidad cultural tiene un fuerte componente cualitativo, el análisis cuantitativo tiene la ventaja de minimizar concepciones intuitivas y subjetivas.
Existen trabajos que efectúan una discusión filosófica sobre la identidad cultural (Russell 1993 y 2013). (Wiggins 1965) y (Kripke 2000 [1971]), por su parte, elaboraron una descripción utilizando leyes de identidad y funciones matemáticas para establecer relaciones entre enunciados contingentes de identidad y situaciones paradójicas de identidad; sin embargo, no realizaron comparaciones sobre medidas de cambios que pudieran existir en la identidad de la misma persona.
La identidad étnica, elemento importante de la identidad cultural, está determinada por cuatro dimensiones, tres de la cuales se basan en las conceptualizaciones cognitiva, evaluativa y afectiva (Tajfel 1981). La dimensión cognitiva relaciona una definición del sí mismo y su pertenencia a un grupo social, que permite a los individuos de una comunidad agruparse por características y, a la vez, diferenciarse de otros grupos o categorías étnicas (Turner et al. 1994). Esta autoidentificación ha sido evaluada mediante la elaboración de cuestionarios en los que se pregunta directamente a los individuos acerca del sentimiento de pertenecer a un grupo. La dimensión evaluativa relaciona la pertenencia que un individuo tiene a un grupo con el orgullo que siente de pertenecer a él. Esta dimensión ha sido utilizada por varios estudios en jóvenes y adultos. Una característica es la utilización de adjetivos positivos y negativos, preguntas como “si usted pudiera escoger, ¿le gustaría ser turco o no?” (Verkuyten 1990), o afirmaciones como “estoy orgulloso de ser chino” (Rosenthal y Feldman 1992). La dimensión afectiva se refiere a lo emocional e indica qué tan cerca se encuentra la identificación del individuo con el grupo usando aseveraciones como: “me siento fuertemente ligado a la gente negra” (Helms 1990). Por último, la dimensión comportamental hace referencia a la participación o a su intención de pertenecer al grupo, con preguntas sobre el uso del lenguaje, la religión, el arte, el conocimiento sobre la historia de su propio grupo, entre otras (Ward y Kennedy 1994).
La identidad étnica también es afrontada desde la aculturación. John (Berry 1990) propuso un modelo entre la aculturación y la identidad étnica, a partir de la consideración de la importancia de las costumbres: a) conservación de las costumbres del grupo minoritario y b) adopción de costumbres del grupo mayoritario, cuyas variaciones de aculturación son conocidas como integración -conservar y adoptar-; asimilación -adoptar sin conservar-; separación -conservar sin adoptar-, y marginación -ni conservar ni adoptar- (Sam y Berry 2010). En el caso de los indígenas, sus pueblos podrían optar por una asimilación -orientarse a una cultura dominante sin conservar la de origen-. Los indicadores desarrollados por (Espín et al. 1998) bajo esta perspectiva, a través de un cuestionario, incluyen dos variables llamadas externas e internas. Las variables externas incluyen lenguaje, relaciones de amistad, funcionalidad del grupo étnico, medios de comunicación (radio, televisión) y tradiciones étnicas; mientras que las variables internas incluyen aspectos cognitivos, afectivos y morales. De este modo, se obtienen resultados en forma de estadísticos descriptivos e interrelaciones entre dimensiones de identidad étnica.
Otro modelo específico para la identidad étnica propuesto por (Phinney y Rotheram 1986), y completado posteriormente por el mismo Phinney (1991), presenta seis componentes (ver la tabla 2), en los que cada persona se sitúa de acuerdo a dos niveles: un nivel bajo (es decir, de escaso reconocimiento identitario) o un nivel alto (fuerte arraigo identitario). Sin embargo, estos modelos y componentes están enfocados en la identidad étnica observada desde un punto de vista generalista como parte de la identidad cultural. Por tanto, carecen de variables que especifiquen aspectos propios de la identidad de cultura indígena.
Componentes | Nivel bajo | Nivel alto | |
---|---|---|---|
1. Autodefinición | Baja, débil y difusa identidad étnica | Alta, fuerte, seguridad, logro de la identidad étnica | |
2. Actitudes hacia su propio grupo étnico y valoración que se hace de este | Autoidentificación como miembro del grupo | Autoidentificación como miembro de un grupo | |
3. Actitud hacia sí mismo como miembro del grupo | Poco involucrado en conductas étnicas | Involucrado en conductas y prácticas étnicas | |
4. Interés y conocimiento sobre el grupo étnico | Evaluación negativa del grupo Preferencia por el grupo mayoritario, infelicidad por no pertenecer a él | Preferencia por su propio grupo, felicidad por sentirse miembro de él | |
5. Conductas y prácticas étnicas | Poco interés en adquirir conocimientos sobre el grupo étnico | Interés en adquirir conocimientos sobre el grupo étnico | |
6. Compromiso con la identidad étnica | Poco compromiso y poco sentido de pertenencia al grupo | Compromiso, sentido de pertenencia al grupo |
Fuente: (Phinney 1991).
(Vergara y Páez 1993) y (Vega 2007), por su parte, presentan trabajos que miden identidad de género. Vergara y Páez miden los rasgos de identidad y personalidad relacionados con los roles sexuales, mientras que Vega mide la adaptación de identidad a estereotipos por género. Por otro lado, (Muradas y Rodríguez 2005) utilizan instrumentos para medir cultura tangible, con ítems como iglesias, museos, parques, centros culturales, entre otros (Rasch 1960). Estos instrumentos sólo son aplicables a ciudades y pueblos con estructuras occidentales o limitados a la identidad de género.
La identidad étnica también fue medida con un instrumento aplicado en Costa Rica (ver la tabla 3). Este instrumento (Smith-Castro 2002), que constaba de doce ítems, tomó como base el trabajo desarrollado por Phinney, que originalmente constaba de catorce ítems. Aunque este instrumento incluye ítems como la tradición, las raíces étnicas, la música, la comida y la participación, no abarca componentes específicos de la cultura indígena amazónica como la danza, la pesca, la vivienda, la medicina, el conocimiento ancestral, o la caza -considerada no sólo como una actividad fundamental para la alimentación, sino como parte integral de sus culturas (De la Montaña 2013) -.
No. | Ítem |
---|---|
Afirmación étnica | |
1 | Estoy feliz de ser miembro de mi grupo étnico. |
2 | Me siento fuertemente ligado(a) a mi grupo étnico. |
3 | Me siento muy comprometido(a) con mi grupo étnico |
4 | Me siento muy bien con mi tradición étnica o cultural. |
5 | Estoy muy orgulloso(a) de mi grupo étnico. |
Elaboración de la identidad étnica | |
6 | Últimamente me he dedicado a conocer más sobre la historia, tradiciones y costumbres de mi grupo étnico. |
7 | Estoy consciente de mis raíces étnicas y de lo que estas significan para mí. |
8 | Realmente no sé cuál es el papel que juega mi grupo étnico en mi vida. |
9 | La verdad es que no me he preocupado por aprender más sobre la cultura e historia de mi grupo étnico. |
10 | Con el fin de aprender más sobre mi tradición cultural, he conversado con otras personas acerca de mi grupo étnico. |
11 | Entiendo perfectamente lo que significa para mí pertenecer a mi grupo étnico. |
12 | Me pongo a pensar mucho sobre cómo se podría ver afectada mi vida por el hecho de pertenecer a mi grupo étnico. |
Conductas étnicas | |
13 | Asisto a grupos y organizaciones que están compuestos, en su mayoría, por personas de mi grupo étnico. |
14 | Participo activamente de las tradiciones de mi grupo étnico, como por ejemplo, de su música, comida, idioma, etc. |
15 | Asisto a organizaciones y participo en actividades en donde se promueven las tradiciones de mi grupo étnico. |
Nota: el ítem 15 fue tomado para la versión de Costa Rica. Fuente: Phinney (1992, 172-173).
En Costa Rica también se realizó un estudio de identidad étnica con un grupo de noventa indígenas Huetares de Quitirrisí de Mora que luchan por mantener sus tradiciones y costumbres frente a los acelerados procesos de aculturación. Este estudio utilizó una metodología cuantitativa que incluía ítems de tipo sociodemográfico, elementos culturales respecto a su identidad y preguntas abiertas agrupadas en categorías. Los resultados evidenciaron poco valor en lo étnico, como el vestido tradicional, el idioma y las costumbres, por lo que estos aspectos fueron señalados como pérdida de cultura de elementos visibles, aunque seguían estando orgullosos de pertenecer al grupo étnico. Por último, el estudio medía si una persona era indígena o no, tomando en cuenta sólo su autoadscripción étnica (Moreno Salas 2008).
Un estudio similar sobre identidad se realizó en México, en la comunidad de Chiapas. (Esteban y Vila 2010) trabajaron sobre retratos de identidad y utilizaron la multi-metodología autobiográfica (Bagnoli 2004). En la experimentación participaron dieciocho personas, separadas en tres grupos de seis: por un lado indígenas Chiapas, por otro, estudiantes de una ciudad española, y finalmente estudiantes de una zona rural. Se elaboró un análisis cualitativo de gráficos identitarios con apoyo de un software; además, los participantes respondieron a preguntas de identidad como “¿quién eres?, ¿cómo eres?, ¿qué le dirías a alguien como tú?, ¿cómo te definirías a ti mismo/misma?”. Los resultados obtenidos son netamente cualitativos; el modelo no está desarrollado para medir cuantitativamente identidad de pueblos y comunidades indígenas. Sin embargo, si se tiene en cuenta que algunos datos fueron obtenidos desde el propio individuo mediante una autobiografía, y que el modelo fue aplicado a personas de diferentes regiones, este estudio se ha tomado como referencia metodológica en el desarrollo del instrumento que se presenta en este trabajo de investigación, cuyo objetivo es obtener variables desde la propia óptica de los indígenas amazónicos, y así poder compararlos con diferentes grupos culturales.
En resumen, la mayoría de los trabajos analizados se abordan desde la perspectiva de pertenencia, ligada al análisis cualitativo, por lo que no se ajustan a las necesidades que se plantean en esta investigación. En efecto, para la obtención de variables que tengan en cuenta la propia óptica del individuo y, por ende, de su comunidad, es necesario tener en cuenta su territorio, sus costumbres y su forma de pensar.
Desarrollo del instrumento
Contexto
La población indígena representa en Ecuador el 7,0% de la población total. El 78,5% de esta población se halla en zonas rurales, mientras que un 21,5% se concentra en zonas urbanas. Se trata de una población rica y diversa que reúne catorce nacionalidades, las cuales dan lugar a diecisiete pueblos. Las nacionalidades agrupan a varios pueblos que tienen en común algunas características culturales como el lenguaje y el territorio, pero que se diferencian en vestimenta, alimentación, y en tipos de manifestación cultural. También existen indígenas que, perteneciendo a una nacionalidad, no se identifican con ningún pueblo (Santos 2012).
La presente investigación se centró en los habitantes indígenas de la nacionalidad Waorani. Su territorio está ubicado en el Amazonía, región compartida por Ecuador y Perú, y se encuentra localizado en las provincias de Pastaza, Napo y Orellana (ver el mapa 1). Se trata de una extensa zona de 790.000 hectáreas, cuyos límites se extienden desde el río Napo, al norte, hasta el Villano y Curaray, al sur. Gran parte de este territorio está rodeado por el Parque Nacional Yasuní -área protegida que posee una gran biodiversidad- y por una zona llamada intangible, en la que habitan dos pueblos en aislamiento: los Tagaeri y los Taromenane, pueblos no contactados que en la actualidad viven con su cultura originaria. Los Waorani se distribuyen en veintidós comunidades y cuentan con aproximadamente 13.000 habitantes, de los cuales, según el censo de 2010 (INEC 2010), 2.416 se encuentran en Ecuador, aunque se estima que para 2018 ya eran 3.082 habitantes.
Procedimiento
El trabajo se realizó específicamente en las comunidades de Koñipare, Gareno y Meñipare, las cuales pertenecen a la nacionalidad Waorani y tienen de alguna manera contacto con la cultura occidental. El contacto con dichas comunidades se estableció mediante pasantías, a través de un convenio de Trabajo Social entre la Universidad Central del Ecuador y la nacionalidad Waorani, donde docentes y estudiantes realizaron investigación y práctica social en estancias de tiempo de seis meses a un año. Estas estancias permitieron tener un acercamiento a las comunidades tras lograr la autorización de los líderes o jefes comunitarios. Los estudiantes acudieron al campo en periodos de tiempo relativamente largos, por lo que se tuvo que planear cómo acceder al campo y generar interés para que los indígenas participaran en el estudio (Flick 2012).
Con la autorización obtenida de las autoridades y el consentimiento informado individual -oral para aquellas personas que no leen ni escriben-, se realizó la toma de datos cualitativos en dos etapas diferenciadas: la fase de entrevistas no estructuradas y la fase de entrevistas semiestructuradas. En la primera fase, se pretendía que, a través de un diálogo o conversación abierto, el indígena Waorani expresara de manera libre y espontánea relatos sobre temas que consideraba de interés. En esta fase se obtuvieron once entrevistas no estructuradas. Por otro lado, en la fase de entrevistas semiestructuradas se realizaron una serie de preguntas concretas encaminadas a indagar sobre la identidad cultural. Estas preguntas fueron cuidadosamente elaboradas tras el análisis de los relatos libres obtenidos en la primera fase, y se totalizaron catorce entrevistas semiestructuradas. La distribución de las entrevistas, agrupada por sexos, puede observarse en la tabla 4.
Fases | Entrevistas | Hombres | Mujeres | Total |
---|---|---|---|---|
Fase 1 | No estructuradas | 4 | 7 | 11 |
Fase 2 | Semiestructuradas | 6 | 8 | 14 |
Total | 10 | 15 | 25 |
Para el análisis de las entrevistas orales, no fue posible emplear el software de conversión de audio a texto o documento digital, ya que el dialecto español usado por esta comunidad tiene unas connotaciones específicas que impiden que la transcripción automática funcione. Por tanto, las entrevistas grabadas se transcribieron de forma manual, e incluso fue necesario, en algunos casos, que los mismos indígenas de la comunidad ayudaran a realizar dicha transcripción.
Una vez obtenida la transcripción textual, los veinticinco documentos digitales de las entrevistas fueron analizados de forma cualitativa utilizando el software Atlas.ti (Muñoz Justicia y Sahagún Padilla 2017). Estos documentos, que en el software son llamados “documentos primarios” (en adelante, DPs), se clasificaron en familias siguiendo criterios que a posteriori permitieran una organización. En el caso de esta investigación, y por la diferencia del origen de los datos en cada fase, los DPs se clasificaron en dos familias: DPs no estructurados y DPs semiestructurados. Tras el análisis, se identificaron 441 citas o referencias a cuestiones clave (ver la tabla 5), las cuales se correspondían con los contenidos que se consideraron claves y relevantes de las entrevistas. Todas estas citas en el estudio tienen relación con la identidad cultural. A las citas de cada uno de los DPs se les asignaron uno o varios códigos, en función de la temática a la que hacían referencia. Estos códigos servirían de base para establecer las categorías bajo las cuales se realizarían las agrupaciones de las citas con características comunes.
Códigos | Entrevistas no estructuradas | Entrevistas semi- estructuradas | Total | ||
---|---|---|---|---|---|
E1 ARTESANÍAS | 7 | 6 | 13 | ||
E2 INTERCAMBIO DE PRODUCTOS | 4 | 8 | 12 | ||
E3 CULTIVO | 5 | 9 | 14 | ||
E4 TURISMO | 0 | 4 | 4 | ||
E5 TRABAJO | 6 | 12 | 18 | ||
E6 MINGAS | 2 | 8 | 10 | ||
E7 COMERCIO | 1 | 23 | 24 | ||
E8 CACERÍA Y PESCA | 6 | 4 | 10 | ||
E9 CRIANZA DE ANIMALES | 1 | 3 | 4 | ||
F1 EDUCACIÓN | 11 | 4 | 15 | ||
F2 CUIDADO Y CRIANZA DE LOS HIJOS | 6 | 9 | 15 | ||
F3 MEDICINA | 14 | 10 | 24 | ||
F4 MATRIMONIO | 12 | 3 | 15 | ||
F5 CONVIVENCIA | 7 | 0 | 7 | ||
F6 REPRODUCCIÓN | 3 | 1 | 4 | ||
I1 RELIGIÓN | 3 | 1 | 4 | ||
I2 CREENCIAS | 7 | 18 | 25 | ||
I3 ESPIRITUALIDAD | 4 | 1 | 5 | ||
I4 RITOS | 8 | 6 | 14 | ||
O1 COMUNIDAD | 3 | 6 | 9 | ||
O2 JUSTICIA | 5 | 16 | 21 | ||
O3 GOBIERNO | 3 | 13 | 16 | ||
S1 MÚSICA BAILE DANZA CANTOS | 14 | 15 | 29 | ||
S2 ARTE | 1 | 0 | 1 | ||
S3 ALIMENTACIÓN | 17 | 20 | 37 | ||
S4 VESTIDO | 9 | 12 | 21 | ||
S5 VIVIENDA | 13 | 11 | 24 | ||
S6 CULTURA, ETNIA IDENTIDAD | 22 | 11 | 33 | ||
S7 LENGUA | 5 | 1 | 6 | ||
S8 DEPORTE RECREACIÓN | 6 | 1 | 7 | ||
TOTAL | 205 | 236 | 441 | ||
Fuente: datos obtenidos del software Atlas.ti.
Una vez identificadas las citas y asignados los códigos, se realizó un análisis cualitativo para obtener la relación entre citas y códigos, a partir de las familias ya creadas (ver el gráfico 1). De estas relaciones surgieron cinco escalas de agrupación, que, según la relación de dependencia, se desglosaron en treinta subescalas: la escala Económica, con las subescalas producción, propiedad, cultivo de la tierra, intercambio de productos y elaboración de artesanías; la escala Familia y Reproducción, con las subescalas educación y cuidado de los hijos y medicina; la escala Ideológica, con las subescalas religión, creencias, espiritualidad y ritos; la escala Organización, con las subescalas política, comunidad y justicia; y, finalmente, la escala Social, con las subescalas música, arte, alimentación, vestido y vivienda.
Con cada una de las cinco dimensiones generales se elaboró una vista de red que permitía representar gráficamente las relaciones entre códigos y sus citas, similar a una red temática (Attride-Stirling 2001). Estas redes pueden incluir tanto documentos gráficos como citas. En el gráfico 2 se muestra el caso particular de la red de la escala Social dentro de la familia de entrevistas semiestructuradas, mientras que la tabla 6 muestra la relación y la jerarquía de citas para la subescala comunidad, perteneciente a la escala Organización.
Una vez fijadas las cinco escalas generales y las treinta subescalas del estudio, se pasó a realizar un instrumento a través del cual se pudieran obtener valores asociados a dichas categorías. Usando las citas que estaban asociadas a cada código/subescala, se elaboraron preguntas con un rango de respuesta de 1 a 5 (tipo Likert). En total se construyeron 101 ítems asociados a las treinta subescalas de las cinco escalas.
Evidencias de validez de contenido
La prueba de validación del instrumento se efectuó mediante el índice de validez de contenido (IVC o CVR, por su sigla en inglés), que evalúa si un instrumento mide lo que pretende medir. (Lawshe 1975) propone un índice de validez en el cual las variables o los ítems de un instrumento son sometidos a la revisión de expertos (Pedrosa, Suárez-Álvarez y García-Cueto 2013); y se cuantifica de la siguiente manera:
ne: número de expertos que valoran el ítem favorablemente
N: número total de expertos que valoran el ítem
El índice varía entre 0 y 1, y con un número de expertos menor o igual a siete, necesitaría una puntuación IVC de 0,99 para validar el instrumento. En el caso de catorce expertos, se necesitaría un IVC de 0,51, y para cuarenta expertos, un IVC de 0,29 (Chiner, 2011). Por tanto, se requiere un gran número de expertos para que el instrumento sea validado con un IVC inferior a 0,51. Para mitigar el efecto del elevado número de expertos, (Tristán-López 2008) propone un modelo modificado alternativo al IVC de Lawshe, en el cual se necesitarían 0,5823*N expertos que valoren favorablemente cada ítem para superar la validación.
En esta investigación, nueve expertos validaron el instrumento: seis ecuatorianos (dos trabajadoras sociales, un economista, un comunicador social, un psicólogo y una socióloga), dos antropólogos bolivianos y un politólogo colombiano. Aplicando los dos métodos de validación y obteniendo los ítems favorables por cada uno, se optó por escoger el modelo CVR’ (ver la tabla 7), ya que se obtiene mayor cantidad de ítems. La versión final del instrumento tiene 99 ítems de los 101 ítems que se consideraron originalmente. La estructura del instrumento puede verse en la tabla 8, mientras que el instrumento completo puede observarse en el anexo A.
No. Ítems | IVC Lawshe min. acuerdos favorables 8 >=0,75 | CVR' Tristán-López min. acuerdos favorables 6 >0,5823 |
101 | 84 (83,16%) | 99 (98,02%) |
Evidencias de fiabilidad
La toma de datos en el instrumento para medir su consistencia se obtuvo de tres poblaciones: 1. Indígenas amazónicos Waoranis en las comunidades de Konipare, Gareno y Meñipare; 2. Habitantes de la ciudad de El Tena, una de las ciudades amazónicas más cercanas al territorio Waoranis y que los indígenas suelen visitar, y 3. Habitantes de la ciudad de Quito, capital de la República del Ecuador.
La consistencia del instrumento se puede estimar mediante la medida de fiabilidad de Alfa de Cronbach a través de los ítems elaborados con una escala tipo Likert. Este estadístico se sitúa en el rango de 0 a 1; cuanto más cerca de la unidad se encuentre, el constructo está más correlacionado y mayor es la consistencia interna de los ítems que se van a medir (Welch y Comer 1988).
Según las recomendaciones de (George y Mallery 2003), los coeficientes de Alfa de Cronbach pueden evaluarse de la siguiente manera: alfa > 0,9 excelente; alfa > 0,8 bueno; alfa > 0,7 aceptable; alfa > 0,6 cuestionable; alfa > 0,5 pobre, y alfa < 0,5 inaceptable. Por otro lado, (Nunnally 1978) menciona que en un análisis exploratorio estándar, un coeficiente alfa aproximado a 0,7 se considera adecuado, mientras que (Gliem y Gliem 2003) proponen un valor de alfa de 0,8 como razonable.
El resultado de fiabilidad -tras aplicar el estadístico Alfa de Cronbach con los 99 ítems- se muestra en la tabla 9. Los análisis se realizaron, en primer lugar, sólo a la comunidad Waorani, y después a los tres grupos poblacionales señalados antes. En ambos casos, los valores del estadístico (0,882 teniendo en cuenta exclusivamente la comunidad Waorani y 0,974 incluyendo las tres poblaciones) denotaron una excelente fiabilidad en el instrumento. Por escalas, cuatro de las cinco analizadas denotaron un alto valor, excepto la escala Organización, con 0,599. El valor bajo de esta escala podría obedecer a que es una escala que se obtiene con sólo seis de los 99 ítems del instrumento.
Evidencias de validez del constructo
Para comprobar la validez del instrumento, este fue administrado a personas mayores de 16 años, teniendo siempre en cuenta equidad de género. La aplicación se realizó sobre muestras de los tres tipos de población comentados en el apartado anterior, y su distribución puede observarse en la tabla 10.
En el caso de las comunidades Waoranis, se prepararon dinámicas de trabajo grupal que contaban con el apoyo de habitantes de la propia comunidad y estudiantes de Trabajo Social, quienes como pasantes en la comunidad disponían de un mayor tiempo de acercamiento y conocimiento de sus gentes. Estas dinámicas que establecen contacto entre la población indígena y los encuestadores tienen como finalidad evitar ser ignorados (Geertz 1973), además de agruparlos en lugares comunes y evitar largas caminatas hacia sus viviendas. Sin embargo, mediante esta metodología sólo se pudieron realizar 62 encuestas, mientras que el resto -26 encuestas- se realizó mediante visitas domiciliarias.
Muestra (n) | |||||
---|---|---|---|---|---|
Población (N) | Mujeres | Hombres | Total | ||
Comunidades Waoranis | 3.082 | 59 | 29 | 88 | |
Ciudad de El Tena | 60.880 | 58 | 53 | 111 | |
Ciudad de Quito | 2.239.191 | 57 | 43 | 100 | |
TOTALES: | 2.303.153 | 174 (58,19%) | 125 (41,81%) | 299 |
En las ciudades de El Tena y Quito, la encuesta se realizó de forma probabilística -realización de un muestreo aleatorio simple-, con procedimiento sistémico. Se utilizaron rutas aleatorias, en las que se incluían calles, manzanas y barrios (Alaminos 2006). Para el caso de la ciudad de El Tena, sólo se escogieron personas residentes -no turistas-, y también se incluyeron indígenas que, habiendo nacido en sus comunidades, habían migrado en forma definitiva o temporal a la ciudad.
La puntación del instrumento está diseñada para que cada escala y subescala obtenga un valor normalizado entre 0 y 100 puntos. Un valor alto tiene como interpretación un valor cercano o muy cercano a la identidad cultural Waorani, mientras que un valor bajo se interpreta como una escala o subescala alejada de la identidad étnica Waorani.
Con los 299 casos se realizó un análisis de medias poblacionales tomando como variables las cinco escalas generales. Los resultados (ver la tabla 11 y el gráfico 3) muestran que las poblaciones tienen diferencias en sus medias en todas las escalas, y con una separación acorde a la naturaleza de las poblaciones estudiadas. Así, las puntuaciones más altas corresponden a la población Waorani, y las más bajas a la ciudad de Quito. Por otra parte, la población de El Tena -que aún conserva vestigios de indígenas amazónicos y tiene relación directa con parte de la comunidad Waorani- obtiene una puntación que se sitúa entre las dos anteriores.
Escala | Media | Desviación típica | ||||
Waorani | Tena | Quito | Waorani | Tena | Quito | |
Económica (E) | 74,16 | 45,75 | 25,28 | 9,64 | 11,10 | 12,37 |
Familia y reproducción (F) | 76,96 | 56,26 | 26,38 | 11,75 | 21,81 | 13,43 |
Ideológico (I) | 76,57 | 50,20 | 21,51 | 15,25 | 22,69 | 15,36 |
Organización (O) | 71,40 | 57,31 | 35,41 | 14,62 | 19,04 | 19,05 |
Social (S) | 73,28 | 48,29 | 29,36 | 9,16 | 14,99 | 9,584 |
Por otro lado, se realizó el mismo tipo de análisis con las treinta subescalas, para comprobar si la separación observada entre poblaciones se mantenía. Los resultados muestran que se conserva esta tendencia de separación en 29 de las 30 subescalas analizadas (un 96,66%). La subescala 7, que pertenece a comercio dentro de la escala Economía, tiene una superposición de los valores (ver el gráfico 4).
A la luz de estos datos se puede observar cómo la escala en la que más se distancian las poblaciones culturalmente más separadas (Waorani y Quito) es la Ideológica, con una diferencia de más de 55 puntos sobre 100. Por otro lado, la escala en la que estas poblaciones se encuentran más cercanas es la Organización, con una distancia de más de 35 puntos. En cuanto a la población de El Tena, se puede decir que las escalas que más la separan de las otras poblaciones son la Económica, respecto a la Waorani (26 puntos menos), y la Familia y reproducción, respecto a Quito (29 puntos más). Por otro lado, las escalas que más cerca están de las otras poblaciones son la Organización, respecto a la Waorani (14 puntos menos), y la Social, respecto a Quito (18 puntos más).
A fin de comprobar si las diferencias advertidas obedecían o no al azar, se aplicó una prueba T (ver la tabla 12) para muestras independientes para cada una de las cinco escalas de las tres poblaciones. El análisis arrojó diferencias estadísticamente significativas para todas ellas. Sin embargo, al aplicar la misma prueba para las treinta subescalas, en seis de ellas las diferencias resultaron no ser estadísticamente significativas. Estas subescalas se comentan a continuación.
Waorani-Quito | Waorani-Tena | Tena-Quito | |||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Escalas | Dif. | t | Sig. | Dif. | t | Sig. | Dif. | t | Sig. |
Económica (E) | 48.9 | 29,909 | ,000 | 28.4 | 19,288 | ,000 | 20.5 | 12,592 | ,000 |
Familia y reproducción (F) | 50.6 | 27,526 | ,000 | 20.7 | 8,021 | ,000 | 29.9 | 11,823 | ,000 |
Ideológico (I) | 55.1 | 24,605 | ,000 | 26.4 | 9,349 | ,000 | 28.7 | 10,635 | ,000 |
Organización (O) | 36.0 | 14,373 | ,000 | 14.1 | 5,724 | ,000 | 21.9 | 8,338 | ,000 |
Social (S) | 43.9 | 32,092 | ,000 | 25.0 | 13,727 | ,000 | 18.9 | 10,793 | ,000 |
Subescalas | Dif. | t | Sig. | Dif. | t | Sig. | Dif. | t | Sig. |
E1 ARTESANÍAS | 53.6 | 17,424 | ,000 | 69.3 | 36,949 | ,000 | -15.8 | -7,418 | ,000 |
E2 INTERCAM. DE PRODUCTOS | 55.3 | 18,954 | ,000 | 64.1 | 25,937 | ,000 | -8.8 | -7,569 | ,000 |
E3 CULTIVO | 65.0 | 20,767 | ,000 | 19.6 | 9,880 | ,000 | 45.4 | 21,784 | ,000 |
E4 TURISMO | 29.2 | 6,004 | ,000 | 14.2 | 9,941 | ,000 | 15.0 | 3,644 | ,000 |
E5 TRABAJO | 65.5 | 28,001 | ,000 | 23.7 | 7,714 | ,000 | 41.8 | 13,158 | ,000 |
E6 MINGAS | 36.2 | 10,779 | ,000 | 19.9 | 6,155 | ,000 | 16.3 | 5,310 | ,000 |
E7 COMERCIO | -3.1 | -1,007 | ,315 | -6.1 | -2,226 | ,027 | 3.0 | 1,000 | ,319 |
E8 CACERÍA Y PESCA | 67.6 | 26,843 | ,000 | 30.8 | 8,297 | ,000 | 36.8 | 11,384 | ,000 |
E9 CRIANZA DE ANIMALES | 49.9 | 10,815 | ,000 | 8.6 | 1,510 | ,133 | 41.4 | 8,426 | ,000 |
F1 EDUCACIÓN | 51.1 | 22,835 | ,000 | 21.9 | 7,604 | ,000 | 29.2 | 9,645 | ,000 |
F2 CUIDADO Y CRIANZA HIJOS | 57.3 | 19,237 | ,000 | 21.5 | 6,254 | ,000 | 35.8 | 10,054 | ,000 |
F3 MEDICINA | 52.7 | 21,527 | ,000 | 19.4 | 6,309 | ,000 | 33.3 | 11,074 | ,000 |
F4 MATRIMONIO | 48.2 | 13,780 | ,000 | 18.2 | 4,736 | ,000 | 30.0 | 7,728 | ,000 |
F5 CONVIVENCIA | 49.0 | 11,119 | ,000 | 29.9 | 5,772 | ,000 | 19.1 | 4,380 | ,000 |
F6 REPRODUCCION | 20.5 | 4,197 | ,000 | 6.3 | 1,380 | ,169 | 14.3 | 3,423 | ,001 |
I1 RELIGIÓN | 28.6 | 5,914 | ,000 | 9.1 | 1,922 | ,056 | 19.5 | 3,960 | ,000 |
I2 CREENCIAS | 67.5 | 23,986 | ,000 | 32.2 | 8,506 | ,000 | 35.3 | 9,451 | ,000 |
I3 ESPIRITUALIDAD | 57.8 | 14,705 | ,000 | 23.8 | 5,048 | ,000 | 34.0 | 7,827 | ,000 |
I4 RITOS | 46.8 | 17,794 | ,000 | 25.0 | 8,414 | ,000 | 21.8 | 8,047 | ,000 |
O1 COMUNIDAD | 61.9 | 13,231 | ,000 | 30.0 | 5,445 | ,000 | 31.9 | 6,543 | ,000 |
O2 JUSTICIA | 36.0 | 10,426 | ,000 | 15.5 | 5,458 | ,000 | 20.5 | 6,023 | ,000 |
O3 GOBIERNO | 23.0 | 5,792 | ,000 | 3.9 | 1,135 | ,258 | 19.1 | 4,839 | ,000 |
S1 MÚSICA BAILE DANZA CANTOS | 35.3 | 13,319 | ,000 | 18.2 | 6,590 | ,000 | 17.1 | 6,316 | ,000 |
S2 ARTE | 52.8 | 11,932 | ,000 | 6.3 | 1,957 | ,052 | 46.5 | 10,467 | ,000 |
S3 ALIMENTACIÓN | 39.5 | 19,597 | ,000 | 19.2 | 8,548 | ,000 | 20.3 | 9,110 | ,000 |
S4 VESTIDO | 39.7 | 15,146 | ,000 | 25.4 | 9,901 | ,000 | 14.3 | 5,338 | ,000 |
S5 VIVIENDA | 50.5 | 21,308 | ,000 | 31.9 | 11,709 | ,000 | 18.6 | 7,866 | ,000 |
S6 CULTURA, ETNIA IDENTIDAD | 53.1 | 31,335 | ,000 | 32.7 | 14,173 | ,000 | 20.4 | 9,018 | ,000 |
S7 LENGUA | 19.5 | 7,054 | ,000 | 13.9 | 5,469 | ,000 | 5.6 | 1,915 | ,057 |
S8 DEPORTE RECREACIÓN | 57.9 | 16,606 | ,000 | 28.0 | 6,262 | ,000 | 29.9 | 7,052 | ,000 |
Por un lado, la subescala Comercio es similar en las tres poblaciones. El comercio tiene ítems referentes a productos agrícolas -motivo de la venta, importancia y preferencia-, incorporación de productos ajenos a sus comunidades, como es el caso de cacao y flores e incorporación de necesidades occidentales, tales como ropa, útiles escolares, medicamentos y gas de consumo doméstico. Puedes que estas características hayan causado que la importancia y los motivos del comercio de esos productos sean similares a los de la ciudad de Quito.
En el caso de subescalas como crianza de animales, reproducción, religión y gobierno y arte en la población El Tena, estas son afines con las del pueblo Waorani. Esto se debe a que en El Tena la gran mayoría de pobladores son descendientes de indígenas; además, habitan migrantes indígenas, y constantemente recibe visitas de varias comunidades amazónicas.
Por último, en el caso de la lengua en las ciudades de El Tena y Quito, se obtuvo significación de 0,057, por lo que no se puede considerar equiparable. El principal motivo puede ser que en las dos ciudades se habla el idioma español, con la diferencia de que en la ciudad de Quito todos sus habitantes hablan español, mientras que en la ciudad de El Tena también se hablan lenguas indígenas.
Conclusiones
En la actualidad, las comunidades o nacionalidades indígenas de la Amazonía, al igual que otras nacionalidades minoritarias, corren el riesgo de desaparición, fagocitadas por las culturas dominantes. Existe una esperanzadora corriente que involucra a instituciones gubernamentales, educativas y culturales, que fomenta la concienciación con respeto a la identidad de estas culturas, y a la vez pretende conservarlas y protegerlas. La ayuda a este tipo de comunidades no está exenta de contaminación cultural, y, en sí misma, podría constituir un obstáculo para la preservación de dicha identidad.
Aunque la identidad cultural es un concepto complejo y de difícil cuantificación, sería deseable disponer de un instrumento que pueda plasmar en variables e indicadores la identidad cultural de una sociedad indígena amazónica, para conocer así si determinadas acciones dirigidas a ayudar a estas sociedades pueden poner en mayor o menor riesgo su propia identidad.
Del estudio de modelos y otros trabajos encaminados a determinar la identidad étnica se concluye, tal y como comenta (Pfenniger 2004), que mientras la complejidad metodológica en la definición de indicadores esté ligada a la complejidad del concepto cultura, se admite que no hay instrumentos ni indicadores estadísticos que puedan abarcarla en su totalidad. Las culturas tienen sus propias formas de comportamiento que son extrañas para aquellos que tienen otro entorno cultural (Giddens 2014), y por ello, en esta investigación se ha desarrollado un instrumento que parte de la propia óptica indígena.
Cabe mencionar que de la revisión de la literatura científica no se hallaron trabajos de investigación que elaboren un instrumento para cuantificar la identidad cultural de las comunidades indígenas amazónicas, y esta fue la principal motivación para desarrollar este estudio. Por otro lado, la ausencia de estos estudios no permite realizar comparaciones con los resultados aquí obtenidos.
El instrumento desarrollado -enfocado en obtener un perfil cuantitativo sobre distintas dimensiones de la nacionalidad Waorani- se diseñó desde una perspectiva cualitativa haciendo uso del software de análisis, a través del cual se obtuvieron 99 ítems que describían cinco escalas que se desglosaban a su vez en otras treinta subescalas. El instrumento fue validado por expertos y mostró ser fiable a través del estadístico Alfa de Cronbach.
La aplicación del instrumento sobre tres tipos de poblaciones de Ecuador permitió distinguir y cuantificar los distintos perfiles de esas poblaciones respecto a la perspectiva indígena. Los resultados preliminares mostraron una buena sensibilidad del instrumento al determinar la existencia de diferencias entre la identidad cultural de los indígenas de la nacionalidad Waorani y la de las otras poblaciones.
Respecto a las limitaciones de este estudio, cabe destacar la dificultad de acceso al territorio Waorani y de obtención de datos en esa comunidad. Con respecto al territorio, la toma de datos se realizó en comunidades que tuvieron contacto con Occidente recientemente (a partir de 1950), por lo que su acceso al territorio es complejo. Además, son comunidades con un bajo número de habitantes, en áreas relativamente extensas. Con respecto a la obtención de datos, existieron limitaciones para generar convenios y acuerdos con líderes o jefes comunitarios que permitieran la realización de la investigación -no siempre existe la predisposición, o bien se condicionan las entrevistas a cambio de productos occidentales-. Los convenios establecidos permitieron permanecer el tiempo suficiente en el territorio indígena como para generar confianza en la comunidad (en este caso, de seis a doce meses). En cuanto al idioma, es necesario mencionar que muy pocos hablan español, el cual, a su vez, es una mezcla con dialectos y expresiones propias de su idioma nativo. Esta circunstancia dificultó el empleo del software automatizado para la traducción a texto de los audios grabados en las entrevistas, lo que a su vez dificultó que este pudiera ser interpretado por el software de análisis cualitativo. Por esta razón, todas las entrevistas tuvieron que ser transcritas, y para ello se contó con ayuda de la propia comunidad.
La aplicación en sí misma del instrumento sólo constituye el primer paso de esta investigación. El verdadero valor del instrumento podrá determinarse cuando se realice un estudio longitudinal sobre la población Waorani, tras la aplicación de distintos programas de intervención, y cuando el instrumento pueda revelar si ha habido un cambio sustancial en la identidad de este pueblo y sobre qué escalas. Otra línea interesante de investigación se basaría en establecer un peso sobre cada una de las treinta subescalas, en relación con su aportación a la identidad Waorani. Este peso podría aportar información valiosa acerca de qué aspectos de su identidad son más sensibles a cambios. Por último, se pretende llevar a cabo un análisis basado en inteligencia artificial que pueda, tras la aplicación del instrumento a un individuo o a un colectivo, determinar cuál es su nivel de identidad, y si se puede o no considerar que se ha perdido la identidad original de la nacionalidad indígena.