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Acta Colombiana de Psicología

Print version ISSN 0123-9155

Act.Colom.Psicol. vol.12 no.2 Bogotá Jan./June 2009

 

ARTÍCULO

HISTORIA DE MALTRATO FÍSICO EN LA INFANCIA Y ESQUEMAS MALADAPTATIVOS TEMPRANOS EN ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

HISTORY OF PHYSICAL MISTREATMENT IN CHILDHOOD AND EARLY MALADAPTIVE SCHEMATA IN UNIVERSITY STUDENTS

HISTÓRIA DE ABUSO FÍSICO NA INFÂNCIA E PATRÕES MAL ADAPTATIVOS TEMPORÃOS EM ESTUDANTES UNIVERSITÁRIOS

CARLOS ANDRÉS GANTIVA DÍAZ*, JOHANNA BELLO ARÉVALO, ELIANA VANEGAS ANGARITA Y YAISA SASTOQUE RUIZ
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA BOGOTÁ, D.C.- COLOMBIA

* Director del Grupo de Investigación Avances en Psicología Clínica y de la Salud. Facultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura Bogotá, D.C. cgantiva@usbbog.edu.co



Recibido, junio 17 /2009
Concepto evaluación, noviembre 13/2009
Aceptado, diciembre 10/2009

Resumen

La presente investigación tuvo como objetivo describir la relación entre la historia de maltrato físico en la infancia y los esquemas maladaptativos tempranos en estudiantes universitarios. Es una investigación descriptiva correlacional en la que se aplicaron el Instrumento Internacional para el Tamizaje del Abuso Infantil para Adultos-Jóvenes 18-24 (IITAI) y el Cuestionario de Esquemas de Young (YSQ-L2, adaptado en población colombiana), a 359 estudiantes de una universidad privada en Bogotá, D.C., escogidos a partir de un muestreo aleatorio estratificado. Los resultados indican diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto al maltrato físico en la infancia y en ocho esquemas maladaptativos tempranos (siendo siempre mayor el puntaje en las mujeres), de igual forma, se identificó una relación significativa entre la historia de maltrato físico y los esquemas de abandono y derecho/grandiosidad.

Palabras clave: Maltrato físico, esquemas cognitivos.


Abstract

The aim of the present study was to describe the relationship between the history of physical mistreatment in childhood and the early maladaptive schemata in university students. It is a correlational descriptive study where the International Instrument for Screening Child Abuse in Young Adult Men aged 18-24 (IITAI) and the Young Schema Questionnaire (YSQ-L2) were administered to 359 university students in Bogota, D.C., chosen from a random stratified sampling. Results indicate significant differences between men and women with regard to the physical mistreatment in childhood and in eight early maladaptive schemes (where the scores found for women were always higher). Similarly, a significant relation between the history of physical mistreatment and the schemes of abandonment and rights /grandiosity was identified.

Key words: Physical mistreatment, cognitive schemata.


Resumo

O objetivo deste estudo foi descrever a relação entre a história do abuso físico na infância e os patrões mal adaptativos temporãos em estudantes universitários. É uma pesquisa descritiva correlacional em que se aplica o Instrumento Internacional para a Seleção do Abuso Infantil par Adultos-Jovens 18-24 (IITAI) e o questionário de esquemas de Young (YSQ-L2, adaptado à população colombiana) a 359 alunos de uma universidade privada em Bogotá, DC, selecionados por uma amostragem aleatória estratificada. Os resultados indicam diferenças significativas entre homens e mulheres, respeito ao abuso físico na infância e em oito patrões mal adaptativos temporãos (o escore sempre foi maior nas mulheres). Assim mesmo, se identificou uma relação significativa entre a história do abuso físico e padrões de abandono e direito/grandiosidade.

Palavras-chave: abuso físico, esquemas cognitivos.


En el 2007 el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses estudió 13.913 casos de maltrato infantil, de los cuales 11.315 fueron dictaminados por médicos forenses y 2.598 por otros profesionales de la medicina. De la misma manera que en años anteriores, la población de niños y niñas pertenecientes al grupo entre 10 y 14 años es el que contiene el porcentaje más representativo del maltrato físico en la infancia con un 32.6% del total de los casos. Sin embargo, la tasa para el presente año establece que los menores más vulnerables a recibir una lesión física producto de la violencia intrafamiliar son los que están en el rango de edad comprendido entre los 15 y 17 años, con una tasa de 102.6 por 100.000 habitantes.

La definición de maltrato infantil debe tener en cuenta tres elementos: a) la perspectiva evolutiva; al considerar una acción o una omisión como maltrato, así como su gravedad, hay que tener en cuenta la edad o etapa en la cual se encuentra el niño; b) la presencia de factores de vulnerabilidad del niño, un mismo comportamiento parental puede no ser perjudicial para un niño sano, mientras que en otro niño que presente alguna enfermedad o discapacidad física y/o cognitiva puede ser considerado como maltrato y; c) la existencia de daño real o potencial, el primer término alude a definir el maltrato infantil en relación a sus consecuencias en el niño, mientras que el segundo hace referencia a los daños o lesiones manifiestas no detectables (De Paúl & Arruabarrena, 2005).

Según Milner (1999) "el maltrato físico infantil es la generación, el desarrollo y/o promoción activa de conductas, sucesos y/o situaciones bajo el control de los padres que se traducen en lesiones físicas intencionales causadas a un menor de 18 años" (pp. 42). En la actualidad el maltrato físico infantil se considera como un fenómeno multicausal, ya que su ocurrencia se debe a una serie de factores que confluyen en un momento y contexto determinados. En definitiva, puede ser entendido si es abarcado desde una perspectiva ecológica y multidimensional, es decir, que permita abarcar modelos en donde se haga énfasis en distintos procesos psicológicos, fisiológicos, sociales y culturales.

El Modelo Ecológico del Maltrato Físico propuesto por Belsky (1984; 1992) y Belsky y Stratton (2002), es denominado "ecológico" debido a que se manifiesta la necesidad de integrar los distintos niveles que de manera interactiva aumentan la probabilidad del maltrato físico infantil. Este modelo consta de cuatro niveles distintos que interactúan entre sí conduciendo al maltrato físico en la infancia: a) nivel ontogenético, en el que se incluyen las características de los padres que maltratan a sus hijos. Algunas de ellas implican rasgos de personalidad, mientras que otras pueden ser deficiencias en habilidades conductuales y atribuciones disfuncionales sobre las conductas normativas de los niños; b) nivel del microsistema, involucra aquellos aspectos de la vida familiar que incrementan la probabilidad de que se presente el maltrato físico infantil, dentro de este nivel se encuentran los eventos estresantes familiares y problemas conductuales inherentes del niño; c) nivel del exosistema, que incluye factores sociales y laborales tales como el aislamiento, la falta de apoyo social y el desempleo; y d) nivel del macrosistema, destaca los determinantes culturales como la aceptación cultural del castigo físico.

El Modelo Transicional del Maltrato Físico propuesto por Wolfe (1987; citado por Gracia, 2002), enfatiza en la importancia de las múltiples causas y factores compensatorios presentes en el maltrato físico. Existen tres estados transicionales: 1) baja tolerancia debido al estrés y desinhibición de agresión; 2) poca habilidad para controlar crisis graves y 3) patrones habituales de arousal y agresión a los miembros de la familia. Este modelo considera la conducta de los padres como un continuo, es decir, que en un extremo se encontrarían las prácticas más severas y abusivas hacia el niño, mientras que en el otro extremo estarían los métodos que promocionan el desarrollo social, emocional e intelectual.

Milner (1993; citado por Hecht & Hansen, 2001) formuló un modelo etiológico del maltrato físico basado en la teoría del procesamiento de la información social. Éste se basa en la suposición de que los padres poseen esquemas cognitivos pre existentes, los cuales incluyen creencias sesgadas o negativas acerca de sus características personales y de su capacidad que intervienen en la forma en que ellos perciben, evalúan, integran y actúan sobre la información específica del niño. En conclusión, los padres pueden atender solamente a señales negativas, basadas en sus esquemas existentes, incluso en una situación neutral o positiva. La percepción que poseen los padres sobre aquellas señales negativas y la predisposición para realizar atribuciones hostiles pueden conducir a una interpretación de que el niño actuó de manera hostil, llevando al padre a elegir una respuesta agresiva. Un ejemplo claro de los anterior es que los maltratadores tienden a considerar que sus hijos están menos dotados intelectualmente, son hiperactivos, problemáticos, traviesos, agresivos y desobedientes (Hewitt, 2005).

Este modelo está compuesto por tres fases cognitivas: a) la percepción de la conducta social: aquí deben tenerse en cuenta una serie de posibles dificultades perceptivas de las madres o los padres maltratantes; por ejemplo éstas madres cometen más errores al momento de reconocer las expresiones emocionales (visuales y auditivas) de niños y adultos. Esto puede incrementar la probabilidad de entender mal las necesidades y motivaciones de los menores, lo que contribuye a orientar de manera inadecuada la resolución de sus problemas; b) las interpretaciones, evaluaciones y expectativas que le dan significado a la conducta social: en esta fase se plantea que los padres maltratantes poseen expectativas inexactas e inapropiadas con respecto a la conducta del niño y se evidencian diferencias entre las interpretaciones, las evaluaciones y las expectativas del comportamiento del niño en lo que respecta a los padres no maltratantes. Los padres maltratantes interpretan el comportamiento desobediente de sus hijos como una muestra de agresión e intentos de hostilidad, por lo tanto evalúan dicho comportamiento como erróneo e inadecuado y responsabilizan al niño por su conducta negativa y le atribuyen intenciones negativas. También, realizan distintas predicciones de la desobediencia del niño y a la vez utilizan diferentes técnicas de maltrato y disciplinarias contra el niño y; c) la integración de la información y selección de la respuesta: la dificultad de los padres maltratadores físicos para utilizar los recursos cognitivos que facilitan la interpretación y la resolución de los conflictos causa una menor flexibilidad para entender la conducta del niño y menor habilidad para generar estrategias adecuadas de manejo (Milner, 1999).

En este modelo se incluyen las distorsiones y sesgos asociados con esquemas cognitivos preexistentes. Se asume que tales esquemas o estructuras de información influyen en las percepciones hacia el niño y en las actividades cognitivas en otros momentos del proceso. Se destacan la creencia de los padres maltratadores hacia el valor del maltrato físico, las expectativas no realistas acerca del comportamiento y rendimiento de los hijos, y las creencias especificas relacionadas con las características de los hijos que parecen señalar un sesgo cognitivo por parte de los padres (De Paúl & Arruabarrena, 2005).

Las consecuencias de mayor impacto en la vida de las víctimas del maltrato físico infantil tienen que ver con su desarrollo psicológico (Pino, Herruzo & Morales, 2000); evidenciándose en dificultades en el desarrollo del concepto de sí mismos, su autoimagen y autoeficacia. Igualmente, se presenta gran dificultad para reconocer y expresar sus propios sentimientos, pierden la espontaneidad y atribuyen la causa de todo lo que les sucede a factores externos. A algunos les es difícil establecer la relación existente entre su comportamiento y las consecuencias que éste tiene en el ambiente, permitiendo así confusión, desorganización, pasividad y en algunas circunstancias, aislamiento y depresión (Vargas & Ramírez, 1999).

Estas consecuencias psicológicas influyen directamente sobre los estilos cognitivos, los cuales se definen como la percepción, organización y procesamiento de la información; modalidades que se manifiestan en variaciones en las estrategias o planes específicos seguidos por los sujetos en el momento en que llevan a cabo una tarea cognitiva (Beck, 2005). En consecuencia, los estilos cognitivos influyen en la manera de actuar, de pensar y tomar decisiones sobre eventos que se presentan a lo largo de la vida, igualmente influyen en las actitudes que el individuo asume hacia otras personas y en la forma de relacionarse con las mismas (Hederich & Camargo, 2001).

Young (1990) propone los supuestos teóricos de esquemas maladaptativos tempranos, que se refieren a temas extremadamente estables y duraderos que se desarrollan durante la infancia, se elaboran a lo largo de la vida, son significativamente disfuncionales y sirven como marcos para el procesamiento de experiencias posteriores.

Este autor plantea un sistema de clasificación de cinco dominios: a) dominio de desconexión y rechazo: hace referencia a personas inestables emocionalmente y poco predecibles, lo cual se puede evidenciar en la aparición de creencias relacionadas con la falta de apoyo emocional por parte de personas significativas. Dichas creencias expresan el temor y la preocupación de ser abandonados por estas personas, lo que involucra la percepción del daño como intencional o que el resultado es una negligencia extrema e injustificada, lo que lleva a la persona a percibir que siempre termina siendo engañada o recibiendo la peor parte; b) dominio de autonomía y desempeño deteriorados: se refiere a la anticipación de catástrofes inminentes e incontrolables y de igual manera a la necesidad de apoyo constante de los demás para sobrevivir o ser feliz; c) domino de limites insuficientes: caracteriza a personas que se perciben como superiores a los demás, tienen derechos y privilegios especiales, no están obligados por las reglas de reciprocidad que guían la interacción social habitual, ejercen control sobre las propias emociones con el fin de limitar la expresión excesiva de las mismas, el control de los impulsos y la poca disciplina empleada para alcanzar las metas; d) dominio de orientación hacia los otros: definido como la concentración excesiva y voluntaria en la satisfacción de las necesidades de los demás en situaciones cotidianas, a expensas de la propia satisfacción; e) dominio de sobrevigilancia e inhibición: definido por acciones y sentimientos que dificultan la comunicación espontánea, generalmente, para evitar la desaprobación de los demás. Estas personas deben alcanzar estándares muy altos de conducta y desempeño dirigidos frecuentemente a evitar la crítica.

De lo anterior, la pregunta de investigación fue ¿Existe relación entre la historia de maltrato físico en la infancia y los esquemas maladaptativos tempranos en estudiantes universitarios?

Objetivo

Identificar la relación entre la historia de maltrato físico en la infancia y los esquemas maladaptativos tempranos en estudiantes universitarios.

Método

Diseño

La presente investigación es de tipo descriptivo correlacional, dentro de un modelo de investigación empírico-analítico. En cuanto a la variable historia de maltrato físico se utilizó un método retrospectivo.

Participantes

La población de estudio estuvo conformada por 359 estudiantes pertenecientes a una universidad privada de la ciudad de Bogotá, D.C. La población fue seleccionada a través de un muestreo aleatorio estratificado por carreras y semestres, representativo de toda la población universitaria de esa institución. Estuvo conformada por 60.4% de mujeres y 39.6% de hombres, con edades entre los 16 y los 38 años, el 21.8% entre 22 y 27 años, el 2.3 % de 28 a 33 años y el 1.2% entre los 34 y 38 años. Con respecto al estado civil, el 95.5% de los estudiantes eran solteros, el 2.2% casados, el 1.4% separados y el 0.8% se encontraban en unión libre. Finalmente, el 81.9% de los participantes pertenecen a un estrato socioeconómico medio, el 10.3% a un estrato alto y el 7.8% a un estrato bajo.

Instrumentos

Instrumento internacional para el tamizaje del abuso infantil para adultos-jóvenes (IITAI): este instrumento consta de 26 ítems, se divide en dos categorías: maltrato físico y abuso sexual. Para efectos de esta investigación se tomaron en cuenta en el momento de la aplicación los ítems comprendidos entre el 7-13, los cuales miden solamente maltrato físico. El instrumento se responde a través de selección múltiple con única respuesta. Fue desarrollado por Dunne, Macfarlane, Runyan, Svevo y Bonner, (2005), y presenta validez transcultural y transnacional (alpha .77 - .88) pues se desarrolló y validó con muestras de siete países distintos, entre los que se encontraba Colombia (Runyan & cols., 2009).

Young Schema Questonnaire (YSQ-L2): originalmente este instrumento fue desarrollado por Young (1990) para evaluar los esquemas maladaptativos tempranos, los cuales hacen referencia a temas extremadamente estables y duraderos que se desarrollan durante la infancia y se elaboran a lo largo de la vida de un individuo y son significativamente disfuncionales. Se utilizó la versión adaptada y validada por Castrillón y cols. (2005), en población colombiana que consta de 45 ítems y evalúa once esquemas, y se puntúan según una escala tipo Likert de 6 valores. La validez tipo alfa del cuestionario fue de 0.91. El alfa de los factores osciló entre el 0.71 y el 0.85. Los once esquemas maladaptativos tempranos son: a) abandono/inestabilidad, b) desconfianza/abuso: c) privación emocional, d) vulnerabilidad al daño, e) entrampamiento emocional, f) derecho/grandiosidad, g) autocontrol insuficiente, h) autosacrificio, i) inhibición emocional, j) estándares inflexibles 1, y k) estándares inflexibles 2.

Procedimiento

Fase I: Selección de la muestra: a través de la base de datos de todos los estudiantes de la universidad se realizó un muestro aleatorio estratificado por carrera y semestre, representativo de toda la población universitaria de la institución.

Fase II: Aplicación de los instrumentos, la cual se llevó a cabo por estudiantes de último semestre de la Facultad de Psicología entrenados en la aplicación y manejo de los instrumentos. La aplicación de ambos instrumentos se hizo en un mismo momento con una duración aproximada de 20 minutos. Se manejó para los dos instrumentos completo anonimato y confidencialidad de la información.

Fase III: Análisis de resultados a través del programa estadístico SPSS 15 para Windows.

Resultados

En primera instancia se muestran los resultados provenientes de los estadísticos descriptivos de las puntuaciones obtenidas por los participantes en los dos cuestionarios (ITAII y YSQ-L2). Como se observa en la Tabla 1, la media para maltrato físico en la infancia es de 15,37 lo que indica un promedio elevado de maltrato físico en la población, de acuerdo con la calificación específica de este instrumento se identificó que el 52,6% de los estudiantes fueron víctimas de maltrato físico en la infancia, mientras que el 47.4%, no. Con relación a los esquemas maladaptativos tempranos se destacan las elevadas puntuaciones de los esquemas: a) autosacrificio (3,44); y b) estándares inflexibles 2 (3,22).

Al comparar las medias a través de una prueba t, de las puntuaciones entre hombres y mujeres en cada uno de los instrumentos se observan diferencias estadísticamente significativas en los resultados del ITAII (siendo mayor la media de la mujer) y en los esquemas de autocontrol insuficiente, desconfianza, vulnerabilidad, estándares inflexibles 1 y 2, inhibición emocional, derecho/grandiosidad y entrampamiento (todas las medias fueron superiores en las mujeres) (véase Tabla 2).

Como se observa en la tabla 3, a través de correlaciones bivariadas entre las puntuaciones del ITAII y el YSQ-L2, se identificó una correlación significativa (p<0,05) entre el maltrato físico en la infancia y los esquemas maladaptativos tempranos de abandono (0,123) y derecho/grandiosidad (0,130).

Finalmente, se realizó una comparación de medias a través de una prueba t para identificar diferencias en los puntajes del YSQ-L2 entre las personas que fueron víctimas de maltrato físico en la infancia y aquellas que no (véase tabla 4); los resultados indican diferencias significativas en el esquema de abandono (.015), siendo mayor el puntaje en las personas que sufrieron el maltrato físico en la infancia.

Discusión

De acuerdo con los datos presentados por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (2009), la tasa de maltrato infantil en Colombia se calcula en 69 niños por cada 100.000 habitantes. En la presente investigación se encontró que más de la mitad de la muestra presentó en la infancia historia de maltrato físico (52.6%), lo cual pone de manifiesto la alta tasa de ocurrencia de prácticas de crianza basadas en el castigo físico en la población colombiana y las consecuencias físicas y psicológicas derivadas de éstas.

Recibir un trato adecuado por parte de los cuidadores se relaciona con un apropiado desarrollo psicológico en lo referente al concepto de sí mismo, su autoimagen y autoeficacia, lo cual facilita el reconocimiento y expresión de sus propios sentimientos. Esto permite que las personas establezcan la relación entre su comportamiento y las consecuencias que éste tiene en el ambiente, lo que permite una mayor organización y una actitud propositiva. A nivel comportamental las personas son menos vulnerables a involucrarse en actividades delictivas, hacer parte de pandillas o a desarrollar comportamientos disfuncionales (Hansen, Sedlar & Warner – Rogers, 1999). Por lo tanto, estas personas cuentan con un repertorio conductual adecuado que les permite afrontar las diferentes situaciones a las que se encuentran expuestos, logrando establecer relaciones interpersonales que se ajustan a los diferentes contextos.

Los resultados de esta investigación indican puntajes superiores en las mujeres y diferencias significativas con relación a los hombres en los esquemas autocontrol insuficiente, desconfianza, vulnerabilidad, estándares inflexibles 1 y 2, inhibición emocional, derecho/grandiosidad y entrampamiento (ver Tabla 2). Estos resultados son coherentes con la vulnerabilidad cognitiva identificada en mujeres hacia trastornos como la depresión (Calvete, 2005); en la que se observó que las mujeres tienen más autodiálogos negativos y puntúan más alto en esquemas cognitivos relacionados con el autosacrificio, el fracaso, el abandono y la culpa. Sin embargo, esta forma característica de procesar la información no puede ser atribuida al hecho de ser mujer, pues en investigaciones recientes desarrolladas en Colombia (Agudelo, Casadiegos & Sánchez, 2009), pero en otra región del país no se encontraron estas altas puntuaciones ni diferencias significativas entre hombres y mujeres, lo cual indicaría el papel determinante de la sociedad en el desarrollo y aprendizaje de esquemas cognitivos.

Con respecto a la relación entre la historia de maltrato físico y los estilos cognitivos de abandono y derecho/grandiosidad, Hederich y Camargo (2001), afirman que las personas que recibieron malos tratos en la infancia no tienen una adecuada percepción, organización y procesamiento de la información, lo cual se manifiesta en las distintas estrategias realizadas por estos individuos en el momento en el que llevan a cabo una tarea cognitiva; influyendo tanto en la manera de actuar, pensar y tomar decisiones a lo largo de la vida, como en las actitudes que asumen hacia otras personas y en la forma de relacionarse con las mismas (Shoda & Smith, 2004).

La relación entre la historia de maltrato físico y el estilo cognitivo de abandono denota una percepción de pérdida o amenaza de pérdida de personas significativas, producto de los tratos inadecuados en la infancia y la ambivalencia en las pautas de crianza. Esto se asocia con personas inestables emocionalmente e impredecibles que tienen creencias relacionadas con la falta de apoyo emocional por parte de figuras significativas. Dichas creencias expresan el temor y la preocupación de ser abandonados, lo que involucra la percepción del daño como intencional o que es resultado de una negligencia extrema e injustificada. Estos elementos son similares a los que caracterizan a las personas con trastorno límite de la personalidad y, adicionalmente, éste fue el único esquema que obtuvo una diferencia significativa entre las personas maltratadas físicamente y las que no, lo cual indica su alta relación y presencia en personas con historia de maltrato. De lo anterior, es posible proponer como un factor de vulnerabilidad para el desarrollo del trastorno límite de la personalidad, haber sido víctima de maltrato físico en la infancia y desarrollar un esquema cognitivo de abandono.

La persona con este esquema percibe que siempre termina siendo engañada o recibiendo la peor parte, lo que evidencia una maximización (distorsión cognitiva), al momento de evaluar la significación o magnitud de un evento, así como a dramatizar o exagerar las cosas (Beck, 2000; Beck, Rush, Shaw & Emery, 2002).

Las personas con el esquema de derecho/grandiosidad, el cual tiene relación significativa con el maltrato físico en la infancia, se caracterizan por creencias de superioridad, con derechos y privilegios especiales y no obligados por las reglas de reciprocidad que guían la interacción social habitual (Beck, Freeman & Davis, 2004). Esto se explica a partir del aprendizaje vicario en donde se observa modelos en la infancia que no siguen reglas sociales y que denotan autoritarismo, como los padres maltratadores, adicionalmente, las personas maltratadas pueden construir este esquema de pensamiento como estrategia de afrontamiento evitativo y como un intento de subsanar la alta carga aversiva de la cual fueron víctimas durante su infancia.

Los resultados expuestos muestran el impacto que tiene la historia de maltrato físico en la infancia sobre la estructura cognitiva, pues cada una de las relaciones indican una alta vulnerabilidad de sufrir un desajuste psicológico, relacionado con la forma disfuncional de procesar la información, experimentar las emociones y/o interactuar con las demás personas.

Aunque estos resultados deben ser analizados con prudencia, pues no se pueden inferir relaciones causales por el diseño de la investigación y por el análisis retrospectivo del maltrato físico, sí pueden orientar sobre las áreas cognitivas en las cuales es más importante realizar la intervención psicológica y sobre las cuales deben orientarse los programas de atención a niños(as) víctimas de maltrato físico, con el objetivo de disminuir el impacto del mismo.


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