Introducción
El género Campylobacter es conocido por su asociación con brotes de gastroenteritis aguda en los países desarrollados, debido a la ingestión de agua y alimentos contaminados1-6. Campylobacter fetus es un microorganismo inusual, pero es la especie de este género que clásicamente se reporta en infecciones extraintestinales, generalmente asociadas a bacteremia, y en menor grado a patologías entéricas. La bacteriemia por Campylobacter spp. es un hecho poco común, con una incidencia del 0.4-0.7% que en algunos casos pue- de pasar desapercibida y hasta puede no ser recuperado el agente microbiano con facilidad7. Este tipo de infecciones se han visto relacionadas especialmente a pacientes inmunocomprometidos, pacientes adultos de edad avanzada o pacientes con enfermedades crónicas2 -4, 5-9.
Los agentes antimicrobianos más comúnmente usados para el tratamiento por infecciones por Campylobacter son macrólidos, tales como eritromicina, y fluoroquinolonas, como ciprofloxacina4-5, 10.
Descripción del caso
Paciente de sexo femenino de 83 años de edad, que ingresó al servicio de urgencias, por un cuadro clínico consistente en dolor abdominal de varios días de evolución, afasia, hemiparesia derecha, temblores, con alteración del estado de conciencia, sin respuesta al llamado, movimientos repetitivos de la boca, decaimiento, lenguaje incomprensible, dificultad para el habla y relajación del esfínter anal. No presentó fiebre.
El examen físico de ingreso se observó una tensión arterial 183/91, frecuencia cardiaca 130 x min, frecuencia respiratoria de 20 x min y temperatura de 36.1º C.
Como antecedentes familiares y patológicos se encuentran: EPOC oxigeno dependiente, hipertensión arterial, anticoagulación con warfarina, cateterismo cardiaco hace 5 años e insuficiencia cardíaca diastólica. No presentaba antecedentes alérgicos o neurológicos.
El cuadro hemático evidenció leucocitosis de 14.100/mm3 , con neutrófilos de 98.7% y velocidad de sedimentación globular de 38 mm/h. Los resultados de laboratorio no demostraron anemia. Se solicitó además una serie de hemocultivos. Al indagar al acompañante de la paciente, nos indica que presentaba un cuadro diarreico con aproximadamente 6 deposiciones/día.
Posteriormente, se procede a realizar TAC craneal simple el cual no evidenció sangrado ni ningún tipo de hemorragia interna. Las imágenes por resonancia magnética (IRM) y el electroencefalograma no revelaron lesiones de importancia recientes y se descartó un foco epiléptico. En estas imágenes se encontraron algunas lesiones opacas de degeneración normal por la edad de la paciente.
Al segundo día hubo marcada mejoría y recuperación de la conciencia, resolución de la somnolencia, con adecuada interacción con el medio y respuestas coherentes. Los resultados de Gram de orina y urocultivo fueron negativos.
Los tres hemocultivos periféricos fueron positivos al tercer día de incubación, las coloraciones de Gram de las tres botellas fueron negativas, sin evidencia de algún tipo de morfología bacteriana. De igual forma se continuó con el protocolo de siembra en los respectivos medios sólidos Agar sangre y Agar Mac Conkey (Becton Dickinson ®, USA). Solo a las 72 horas de incubación se observó un leve crecimiento en el medio de agar sangre, por lo cual se decidió reincubarlo hasta las 96 horas. En agar Mac Conkey no se obtuvo crecimiento.
Al cuarto día de incubación se recuperaron colonias pequeñas, planas, no hemolíticas de aspecto mucoide, traslucidas, bordes irregulares, catalasa positiva y oxidasa positiva. Se realizó coloración de Gram de estas colonias observándose bacilo gram negativo curvo espirilar (fig. 1).
Se procedió a realizar un subcultivo de las botellas de he mocultivo en agar sangre en ambiente de CO 2 para comprobar crecimiento microaerofílico. Además, con el fin de ver movilidad se realizó una preparación en fresco de la sangre hemocultivada, evidenciándose bacilos delgados con alta movilidad y con proyección en flecha. Las anteriores características morfológicas y bioquímicas nos hicieron sospechar del género Campylobacter.
La identificación final de estos bacilos gram negativos no fue posible realizarla por los métodos convencionales auto- matizados Vitek (Biomerieux®) o MicroScan (Becton Dickinson®), por lo cual se envió este aislamiento al Instituto Nacional de Salud (INS), Laboratorio de Referencia, con el fin de realizar su clasificación. Finalmente, el reporte definitivo de los 3 hemocultivos reveló la identificación de Campylobacter fetus subespecie fetus.
A la paciente se le inició cubrimiento antibiótico con ciprofloxacina, se le dio de alta al tercer día de hospitalización, en aparentes condiciones de mejora, leucocitosis con neutrofília en descenso, sin picos febriles, disminución de las deposiciones y ya sin evidencia de sintomatología neurológica. Se recomendó a la paciente dieta astringente, rehidratación oral mientras termina el episodio diarreico. Al cabo de una sema- na post tratamiento, se aseguro el control total de la bacteremia por este microorganismo.
Discusión
El género Campylobacter, anteriormente clasificado dentro del género Vibrio2, tiene aproximadamente 21 especies identificadas1; se caracteriza por su morfología en la coloración de Gram como un bacilo gram negativo curvo espirilar o en forma de S, móvil, que presenta un flagelo único en uno o ambos extremos; son no esporulados, tienen metabolismo respiratorio microaerófilo y son catalasa y oxidasa positivo1-3, 5- 7. Son muy exigentes en cuanto a requerimientos nutricionales y de crecimiento, requieren una temperatura óptima de 42ºC, aunque se pueden desarrollar a 37ºC, con un pH óptimo de crecimiento entre 6,5 y 6,9 y un tiempo no menor a 48 horas de incubación1-3, 5.
En el humano, Campylobacter fetus subsp. fetus es considera- do un patógeno oportunista, asociado a infecciones sistémicas en pacientes inmunosuprimidos2, 4-9. Tiene predilección por el endotelio vascular y puede predisponer a los pacientes a trom- boflebitis séptica, endocarditis, aneurismas y celulitis. También puede presentarse colecistitis aguda, pancreatitis, cistitis, artritis reactiva y otras complicaciones como síndrome urémico hemolítico, nefritis intersticial, meningitis, peritonitis, hepatitis, abscesos (cerebral, pulmonar, en glúteos, colonicos) y síndrome de Guillain-Barré1-5, 9-10. Se ha aislado de fetos humanos cuyas madres fueron infectadas durante el segundo trimestre. Los principales reservorios son el ganado bovino y ovino2-5.
La patogénesis de la infección en humanos no es clara aún, mientras en algunos casos se presenta por el contacto con animales infectados, la mayoría de los pacientes no tienen identificada la exposición. La ingestión de alimentos crudos contaminados tales como hígado, carne, pollo o leche, son también formas de contagio por este microorganismo1-5. Por otra parte, este microorganismo puede estar presente en la cavidad oral y por uso inadecuado de instrumentación dental donde los pacientes pueden llegar a presentar cuadros de bacteriemia6.
En cuanto al tratamiento antibiótico, según algunos autores sugieren que debe darse solo en casos de infecciones graves o persistentes, o en pacientes pediátricos, mujeres en estado de embarazo, adultos mayores o inmunocomprometidos, en los cuales se enmarca un cuadro de infección más severo. Las opciones terapéuticas pueden ser quinolonas, aminoglucosidos, macrólidos y tetraciclinas, pero es de tener en cuen- ta que el aumento de estas infecciones a nivel mundial han demostrado casos de resistencia a antibióticos como fluoroquinolonas y a eritromicina, esto debido al uso de estas moléculas a nivel agropecuario y producción animal4.
La paciente era un adulto mayor, inmunosuprimida, en quien no se encontró ninguna exposición previa documentada a animales antes de su ingreso a urgencias. La fuente o vía de entrada del Campylobacter fetus subp. fetus en el presente caso no pudo establecerse.
En Colombia no existen reportes de bacteremias por la es- pecie Campylobacter fetus subp. fetus siendo este estudio el primer reporte de caso de bacteriemia por este tipo de microorganismo en el país. Esto es debido tal vez a la poca o nula recuperación en medios sólidos y líquidos de enriquecimiento convencionales y a su exigencia de condiciones ambientales adecuadas de oxigeno (5%), dióxido de carbono (10%) y nitrógeno (85%), las cuales son vitales para su cre- cimiento1-3. Adicionalmente, requieren de medios de cultivo enriquecidos especiales como Skirrow, Butzler, Campy-BAP, Preston 1/10 y el Park-Sanders2. Incluso, los problemas en la recuperación de este germen también son debidos a su lento crecimiento, mayor a 96 horas, teniendo en cuenta que la mayoría de los protocolos de incubación establecidos en los laboratorios clínicos son de 72 horas1-2.
Como se presentó en este caso, el sistema fluorométrico de detección de hemocultivos arrojo el resultado de positivo a las casi 72 horas de incubación, debido a su lento crecimiento, y se confundió inicialmente con un falso positivo ya que a la coloración de Gram no se observó ningún tipo de morfología bacteriana, dejando de lado una real bacteremia por un bacilo gram negativo de esta clase. Esto denota que pensar que, este tipo de microorganismos por su difícil detección y recuperación, podrían no identificarse de manera correcta o simplemente no aislarse, impidiendo llegar a un diagnostico oportuno, con un subregistro de este tipo de infecciones en nuestro país.